John despertó con una sonrisa en el rostro, se sentía algo incómodo ya que había dormido con el pantalón de vestir durante toda la noche, había extrañado sus amplios pijamas, pero los increíbles eventos transcurridos la noche anterior había valido la pena. Sherlock dormía plácidamente entre las blancas sábanas, era la primera vez que tenía una expresión tan pacífica desde que lo conocía, se veía mucho más pueril, normalmente su eterna seriedad y su forma de hablar lo hacían lucir como un adulto en el cuerpo de un adolescente, sin embargo, era solo un muchacho solitario después de todo.
John apartó con delicadeza uno de sus desordenados rizos que caía sobre su rostro, Sherlock abrió los ojos al instante, su mirada se posó automáticamente en el rubio, quien se sintió algo culpable por perturbar su sueño, pero luego comprendió que probablemente Holmes había despertado hacía ya varios minutos atrás, solo que estaba disfrutando de esa extraña paz que los rodeaba.
—buenos días—saludó John con una sonrisa traviesa, Sherlock no sonrió, arrugó el entrecejo extrañado por la facilidad que tenía el rubio para sonreír con esa espontaneidad que él jamás llegaría a tener, se removió perezosamente, estirándose sobre la cama.
—debemos irnos—informó con voz ronca
—Nooo— John enseguida abrazó posesivamente su pecho, impidiéndole levantarse, Holmes rodó los ojos en respuesta, pero luego esbozó una imperceptible sonrisa, esa actitud infantil de Watson le había hecho gracia
—no querrás que nos suspendan…sumado a que nos hemos escapado varias veces, tendrían buenos motivos para expulsarnos
—quizás a mi…pero a ti, con tus calificaciones perfectas jamás…la escuela te necesita, Londres te necesita…puedes hacer lo que te plazca sin recibir ninguna reprimenda
—estás equivocado Watson, si eso fuera posible, no iría a la escuela…es una institución increíblemente rígida formada por idiotas para formar…más idiotas…ovejas mediocres que seguirán con sus vidas normales en su trabajo promedio…seres de mente lineal vivirán y morirán sin aprender a pensar, ignorando los detalles esenciales.
—no todos podemos ser genios
—no, pero al menos algunos intentan salir de ese circulo vicioso…como tu
—¿tengo crédito por eso? —preguntó John mordiéndose el labio inferior—no me dirás nada respecto a lo ocurrido ayer…—dijo cambiando impulsivamente de tema
—creo que lo dije todo…incluso las cosas que no tenía planeado decir o…demostrar—replicó Sherlock sonrojándose al recordar los sonidos de placer que escapaban de sus labios pese a sus fallidos esfuerzos por retenerlos.
—¿te gustó? —preguntó John abriendo los ojos con expectación
—creo que puede catalogarse como un experimento exitoso
—y excitante…—completó John por lo bajo, recibiendo de inmediato una mirada acusatoria por parte de Sherlock—entonces…¿se podría repetir dentro de un futuro próximo?
—alto ahí Watson—advirtió Sherlock enarcando una ceja, John bajó la mirada cabizbajo—tal vez…—susurró el joven detective finalmente mientras se alejaba hacia el baño, John sonrió triunfante, era todo lo que necesitaba, sabía que Sherlock jamás admitiría sus deseos directamente, a menos que…él lo presionara hasta el límite y definitivamente no había tiempo para eso.
El día en la escuela transcurrió de forma bastante rutinaria, sin embargo pese a la monotonía del lugar John sonreía internamente al pasar todas sus horas junto a él, ninguno de los dos acordaba verbalmente sentarse juntos en clases pero ya se había vuelto costumbre, y existía una especie de lenguaje mudo, aunque Sherlock se negase rotundamente a almorzar con la excusa de que no comería la porquería que servían en el casino de la escuela ya que dudaba que realmente fuese comida, John aun así diariamente le regalaba su fruta del postre y a veces después de mucho insistir lograba que Holmes comiera un par de cucharadas de su propia porción con actitud malhumorada.
John había aprendido a descifrar los sutiles gestos de Sherlock, sus bruscos cambios de humor, la forma en la que apretaba los labios cuando una situación lo incomodaba o su expresión ida cuando el detective husmeaba en las profundidades de su propia mente, a veces pasaban horas sin hablar, ya que el rizado caía en un estado de mudez absoluta que se podía prolongar la mayor parte del día, John aguardaba pacientemente a que el complejo cerebro de Holmes retornara a la realidad…al menos a la que ambos podían compartir.
Fue precisamente en uno de esos lapsus en los que Sherlock se había perdido en las profundidades de si mismo, durante el horario de colación que sucedió el evento que perturbó la paz que habían logrado mantener durante eso días. John hizo la fila para recibir su colación, atrás de él se posicionó Stacy quien tocó su hombro tímidamente, John volteó sorprendido, la muchacha le sonrió con cierta incomodidad mal disimulada, jugando con su cabello, por un instante a John Watson le pareció tener en frente a la antigua Stacy, la muchacha sencilla y alegre que tanto le agradaba, muy distinta a la joven petulante y venenosa en la que se había convertido durante esos meses.
—hola John…hum…se que me he tardado en esto, pero nunca te separas de él y…bueno no quería perturbarlos
—Stacy por favor lo que tengas que decir…dilo de una vez—advirtió John cansado de que la chica no fuese capaz de decir un par de frases sin atacar a Sherlock.
—si, lo siento…no quise ser grosera—la muchacha miró a ambos lados, algunas miradas curiosas se habían posicionado en ellos, por lo que se puso en puntas de pie y susurró al oído de John—lamento lo que te dije la noche del baile , sé que tú y él no son novios, me consta que te gustan las chicas John, lo he sentido en carne propia—dijo con una sonrisa provocativa— no quise insultarte, esa noche estaba ebria sé que intentaste ayudarme pero…
John se separó tomando cierta distancia de la muchacha, afortunadamente fue su turno en la fila
—No necesitas decir nada más, también lamento lo de la otra noche Stacy…pero está bien
—solo quiero decirte que…te has alejado de todos, se que muchos te lo han dicho pero ese muchacho te ha cambiado John, tú no eres así míranos—dijo indicando a la mesa en la que estaban sus antiguos amigos—somos nosotros, quienes te conocemos de toda la vida, deja de apartarnos y por favor…deja de joder tu reputación John Watson.
—¿de qué hablas?
—eres un chico lindo y atento, cualquier chica querría estar contigo, pero arruinas todo paseándote con el tipo nuevo por toda la escuela, los he visto venir e irse juntos, parecen un viejo matrimonio.
—Stacy…no quería hacer esto aquí, pero te pediré que no te metas en mi vida, ya no soy ese John, han pasado demasiadas cosas en mi vida que ignoras, así que por favor…
—¡las ignoro porque tú me alejas John! —interrumpió ella levantando la voz— ¿recuerdas cómo nos divertíamos antes?, lo bien que lo pasábamos cuando salíamos de juerga todos juntos, lo mucho que nos reíamos…sé que te acuerdas
—¿a que pretendes llegar con todo esto? —inquirió el rubio impacientándose.
—escucha se que no soy tu pareja ni nada, pero eres mi amigo…y me preocupa lo que hablen de ti, la gente te está desconociendo John, esa relación que tienes con Sherlock es tóxica, están juntos todo el día, los he observado, la mayor parte del día él está como ido…parece un zombi caminando por la escuela y tu lo sigues como su perro faldero…
—¡Stacy basta! —interrumpió el joven molesto.
—no quiero ofenderte, pero debes darte cuenta de que esto no te está haciendo bien, promete que lo pensarás ¿sí? —John apretó los puños con fuerza hasta que sus nudillos se pusieron blancos, quiso gritarle varias cosas en la cara a Stacy y a todo el colegio, no entendía como podían ser tan entrometidos, por qué no podían solo meterse en sus propios asuntos, Stacy no aguardó una respuesta se inclinó para abrazarlo y besó su mejilla, John torció el gesto molesto pero la muchacha aparentó no notarlo le guiñó un ojo antes de irse, el rubio se quedó con un nudo de crudas verdades atoradas en la garganta.
Se volteó y vio a Sherlock con sus claros ojos clavados en él, se acercó a la mesa intentando no demostrar su molestia, pero el rizado se incorporó ágilmente y abandonó el casino sin decir una palabra
—¿Hey Sherlock que ocurrió? —no obtuvo respuesta alguna, decidió seguirlo, pero lo perdió de vista entre la multitud, Holmes sabía escabullirse cuando deseaba estar solo. John debió aguantar el resto de la jornada enfadado y confundido, intentando ignorar a Stacy que no le quitaba ojo de encima y denotaba cierta satisfacción en su rostro.