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Teenlock: Sherlock in high School por sherlocked221B

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Al día siguiente John Watson esperaba afuera de la escuela a Sherlock, esperanzado de verlo pero el muchacho no apareció, su móvil estaba todo el tiempo apagado o fuera de línea, cómo si estuviese interferido, ya no tenía ánimos de ir a preguntar por él a Baker Street,  sabía que estaba siendo vigilado, los hombres de Mycroft debían estar siguiendo cada uno de sus pasos. Los días pasaron y Sherlock no aparecía, no daba señales de vida, en la escuela los profesores comenzaron a preguntar por él, puesto que no había justificación para su prolongada inasistencia  

A pesar de todo seguía poniendo su bolso sobre la silla de Sherlock para impedir que nadie osara sentarse a su lado, permanecía todas las clases cabizbajo, distraído, mirando por la ventana o viendo su móvil, absorto a todo lo que ocurría a su alrededor, el bullicheo de la gente ya solo era un ruido blanco, vacío, carente de sentido, comía porque necesitaba ingerir alimentos para seguir moviéndose, pero no sentía el sabor de la comida en su boca, se sentaba solo todos los días al almuerzo, una vez escuchó como Stacy le gritaba desde el pasillo—¡cada día te pareces más a él Friki! —pero ni siquiera volteó a verla, los comentarios de la gente ya no le molestaban, cada vez era más fácil ignorarlos, su madre preocupada por su abrupto cambio de ánimo señaló que John podía estar pasando por un episodio depresivo y llamó a la escuela para que lo tratara el psicólogo de la institución. Sin embargo, John permanecía todas las sesiones con el psicólogo en completo silencio, pese a las continuas preguntas del hombre y el aire de confianza que inspiraba. Sentía que intentaba caminar contra la corriente y cada día era más difícil avanzar.

Finalmente el último día de clases de la semana John ya había perdido toda esperanza por volver a ver a su intrépido compañero. Al iniciar la segunda clase del día alguien sacó con delicadeza su bolso del asiento de Holmes, provocando que John se molestara, no deseaba tener a nadie a su lado, la mera presencia de la gente le molestaba. Volteó el rostro con la intención de discutir con quien quiera que se atreviese a interrumpir su deprimido estado. Pero solo recibió una mirada presumida en respuesta, parpadeó varias veces por la sorpresa, era Sherlock, él y su eterna mirada indescifrable, sus rizos desordenados, su eterno abrigo y expresión arrogante…Realmente Holmes estaba sentado a su lado

—tu…regresaste—dijo John finalmente en un susurro.

—mmm…—fue la escueta respuesta de Holmes, la clase dio inicio y no pudo volver a dirigirle la palabra, solo lograba mirarlo de reojo, pero Sherlock jamás volteó a devolverle las miradas, se mantenía completamente estoico en su posición con las manos juntas bajo su mentón en posición concentrada. Al finalizar la lección Sherlock se levantó de la mesa e inicio su camino a la salida perdiéndose rápidamente entre los demás muchachos.

—¡Sherlock espera! —dijo con cierta desesperación, pero el rizado no se dio por aludido,  el tumulto de gente se interpuso entre él y Holmes, era la hora del almuerzo, sabía que no encontraría a Sherlock en el casino, buscó en los jardines cercanos y finalmente lo encontró corrigiendo su libro, sentado en un banco solitario—Sherlock al fin te encuentro, necesitamos hablar—dijo John con la respiración acelerada por el esfuerzo de haber corrido prácticamente toda la escuela para finalmente encontrarlo.

El muchacho no levantó la vista, pero ante la insistencia mirada de Watson finalmente alzó el rostro con evidente fastidio, se incorporó observándolo desde su envidiable altura—no hay nada que hablar, no hay nada que quiera decirte o escuchar de ti. Así que ahora hazme el favor de salir de mi vista de una vez por todas y dejarme en paz Watson—dijo escupiendo las palabras con desprecio.

—¿cómo qué no? —dijo John ofendido alzando la voz sin ser consciente— …quizás tu pienses eso pero yo…tengo muchas preguntas y aun más cosas que decirte

—siempre tienes muchas preguntas Watson, es irritante, pasas el día haciendo preguntas estúpidas…pues hoy no tengo animo de responderlas, deja de hacerme perder el tiempo.

—lo siento pero he esperado todos estos días para verte y tener esta conversación, te he ido a buscar a tu apartamento, te he dejado decenas de llamadas y mensajes de voz en tu móvil que estoy seguro no has escuchado, e incluso fui amenazado por tu hermano—Sherlock lo observó con extrañeza ante ese último comentario, frunciendo el entrecejo— así que creo que merezco una explicación ¿Dónde estuviste todos estos días? ¿Por qué no venías a clases?

—estaba enfermo—dijo Holmes por lo bajo con indiferencia, dándole la espalda a John con la intención de alejarse de allí cuanto antes.  

—no lucías enfermo la noche del baile—Sherlock volteó, John estuvo seguro que en ese momento Holmes había querido propinarle un buen golpe por hablar de más, por recordarle esa noche. Reunió todo el valor necesario para seguir a Sherlock, no iba a dejar esa discusión hasta ahí…no tan fácil, había esperado demasiado para obtener las explicaciones a sus preguntas.

—¡necesito respuestas! —dijo finalmente con tono demandante, corriendo tras los pasos de Holmes, lo vio evadir la reja de seguridad y dirigirse rumbo al callejón,  imitó sus movimientos con algo de dificultad, saltando la reja  tras unos minutos estaba afuera de las dependencias de la escuela.

—Sherlock detente de una vez

—¿qué quieres John? por qué no vuelves adentro…¿qué esperas de mí? —gritó Sherlock irritado, Watson había colmado su paciencia con su exasperante insistencia.

—quiero que me digas por qué ese beso te afectó tanto, quiero sabe por qué estás tan enfadado—dijo John observándolo con gravedad.

—nada de eso sucedió, olvídalo de una vez—le espetó Holmes con brusquedad.

—¿acaso eso fue lo que te dijo tu hermano? ¿te ordenó que olvidaras lo ocurrido? ¿te dijo que te alejaras de mí? —preguntó John manteniendo su actitud desafiante

—John tu no entiendes…jamás lo harás

—tal vez no, pero lo intento Sherlock—dijo tomándolo del hombro—siempre intento comprenderte y aceptarte, esa noche del baile no buscaba burlarme de ti ni hacerte daño…

—ah no, ¿entonces que buscabas Watson?, sorpréndeme con tu brillante intelecto, ¿Qué esperabas conseguir con tus imprudentes decisiones?

—suenas como tu hermano—le reprochó John arrugando la nariz al recordar  el maldito complejo de superioridad de Mycroft.

—¿y que esperabas Watson? …después de todo somos familia

—te gustó al menos…¿te gustó tanto como a mi? —Sherlock lo observó con la ira flameando en sus ojos.

—déjame en paz

—bien, ¿pero sabes lo que creo? Creo que el brillante Sherlock Holmes tiene miedo de admitir lo que siente, escapando de tus sentimientos, huyendo de las situaciones que puedan mostrar lo vulnerable que eres en el fondo, no eres capaz de salir de tu espacio de confort, alejas a todos de ti porque eres un maldito cobarde—Sherlock se detuvo, cerró los puños, John se preparó para recibir un buen golpe en la cara, pero eso jamás pasó, Sherlock se aproximó a él a una velocidad impresionante, acorralándolo contra uno de los muros del callejón. Lo besó con furia, necesitaba desahogar ese cúmulo de sentimientos concentrados en su interior que no lograba decodificar, John tardó unos segundos en reaccionar, Sherlock movía sus labios contra los suyos con auténtica pasión, el conjunto de sensaciones inundó sus cuerpos al instante, acelerando sus latidos. Sherlock se separó con la misma rapidez con que se había aproximado, dejando a John jadeante, desconcertado y deseoso de más.

—ahí tienes tu respuesta…—susurró con frialdad, dispuesto a retirarse. John lo tomó desde el cuello del abrigo, y volvió a juntar sus labios, sorprendiendo al rizado, acorralándolo de la misma forma en la que lo había hecho él momentos antes, subió sus dedos para tocar la cabellera de Holmes, enredando sus dedos en sus indomables rizos negros, mientras disfrutaba de esos deliciosos labios, rozo con la punta de su lengua los labios de Holmes, que se entreabrieron al instante profundizando el beso, Sherlock lo tomó de la cintura, acercándolo a él, a la calidez de su cuerpo, expresando todas las emociones que John le provocaba y que era incapaz de demostrar con palabras, sucumbiendo por primera vez en su vida a los impulsos que le demandaba su ser en el anonimato de aquel callejón.

Notas finales:

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