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Tu la guerra, yo la muerte. por MichaelJ2099

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El calor, el horrible calor que se colaba hasta en el más mínimo recodo de todo Asgard. Era verano, no era para menos. La ciudad seguía con sus rutinas, claro que las mullidas cabelleras ahora se acicalaban en tocados para que el aire fresco ayudase a quienes lo ostentaban. Las doncellas gustaban de retozar en los ríos y lagos cuando acaban sus deberes. Los hombres no perdían oportunidad de ir a regocijarse con ellas, claro, hasta que los padres enfurecidos recogían a sus retoños antes de que fuesen mancillados (según ellos).

Así pues, la vida continua en Asgard. Uno pensaría que dentro del palacio, nadie sufre las desaventuras del verano, esto no era más que una sarta de errores.

Aunque protegidos del rayo directo del sol, los centinelas debían cumplir su deber aún dentro de las luminosas armaduras de oro. No se escuchaba queja alguna más allá de la que produce el sudor que logra su camino hasta el ojo.

-¡Odio esta ropa!-Replicó por enésima vez.

Con total calma, Loki dejó sobre la mesa el delicioso flan que degustó tranquilamente después de comer, ignorando a su hermano.

Aren solo se movía de un lado hacia otro con frustración. Llevándose las manos al pecho jalando levemente del ropaje.

-Deja de maltratar la tela. Te creerán un vagabundo.-Dijo con calma.

-¡No puedo! ¡Es estresante!- Y seguía murmurando lo odiosa que era aquella situación. Era normal, el jötun había vivido todo este tiempo dentro de las tierras gélidas. La sobreexposición al calor mundano hacía demasiada mella en él.

-Iré fuera, probablemente al viento sea fresco, deberías salir también.

-Gracias por preocuparte por mí, hermano.-Dijo Aren con toda insinuación.

Loki apartó la vista, sintiéndose un poco descubierto pero supo mentir.

-¿De que hablas? Con tus chillidos, harás que me de una indigestión justo después de comer.-Añadió y giró el pomo para salir.

No tardó mucho en escuchar las risitas de su hermano menor y pronto acudió a su altura. Fikir, el paje que les servía en cualquier necesidad los siguió de cerca. Cuando Aren notó su presencia, lo saludó.

-¡Buenas tardes Fikir! Hoy no viniste a escoltarme a las arenas de combate.

El muchacho de cabellos negros no mostraba emoción alguna, muchas veces había sacado un leve respingo a los hermanos quienes lo veían de pie, con los ojos abiertos de par en par en medio del pasillo, a veces en la noche, y a veces por la mañana. Se preguntaban si dormía en realidad.

-Una disculpa, me fue informado que no debía hoy llevar acabo tal cometido. La milicia ha salido en expedición de campo, como usted sabe.

-No tenemos permitido salir del palacio.-Terminó la frase Aren un poco abrumado.

Loki mientras tanto llevaba la mirada atónita mientras les daba la espalda a los dos que charlaban tras de él. ¿De cuando acá Aren era tan sociable? Habían cumplido el medio mes y ahora se sentía con la familiaridad de hablar con todo sirviente. Por una parte no le sorprendía, Aren era demasiado parlachin por no decir imprudente. Muchas fueron las veces que tenía que sacarlo casi a rastras de su habitación (calabozo) para que lo dejase en paz.

Aún así, que casi de la noche a la mañana se haya vuelto un asiduo amigo de los asgardianos, era un tema de gran sorpresa. ¿Qué pasaba por su cabeza? Era claro, que simplemente era un lobo vestido de oveja. Nadie lo sabía aún, pero él era un despiadado guerrero jötun, no por nada bajo su mano estuvo gran parte de la fuerza de Jötunheim. Ahora fingía carisma y sonrisas por los pasillos.

Le pareció frustrante la sobre actuación de su hermano, y a su vez le dio mucho coraje sentirse desplazado. Loki no podía regocijarse del ser extrovertido, en realidad no lo era. Más bien, tenía un carácter frívolo y huraño, mermado por los años, creía que era todo un reto cambiar quien era.

Sin embargo, intentaba esforzarse, aunque con la milicia había tenido primeros roces, cuando salía de su habitación inclinaba la cabeza ante alguno que otro de la servidumbre, a los sabiondos de la biblioteca e incluso a los espíritus que vagaban por ahí.

Probablemente era poco, pero lo menos era educado, aunque eso, no le valía de ser alguien de muchos amigos o siquiera conocidos.

Agachó la cabeza.

-¿Qué dices?

Regresó en sí cuando tuvo el rostro de su hermano cerca.

-¿Decías?

Aren arqueó una ceja.

-Fikir dice que podemos pedirle a los cocineros que nos preparen un festín de comida fresca y sobretodo dulces helados.-Esto último lo decía sobándose las manos como si de un niño se tratase.

-Acabamos de comer, ¿qué eres? ¿un barril sin fondo?

-Solo tenías que decir que no.-Masculló Aren.

La caminata los había llevado al filo de los muros y al inicio de los jardines. Loki se detuvo a pocos pasos de donde comienza el verde césped. Si la milicia había partido, seguramente con ellos estaba el príncipe, tal vez no regresaría hasta noche y por tanto, no habría lección el día de hoy.

Se removió en su lugar, sin darse cuenta su vista se perdió en algún punto en el infinito, pero no duró mucho, escucharon voces femeninas y pasos aproximarse. En sentido contrario a donde ellos estaban venía acercándose un grupo de tres doncellas y en medio de ellas, con un hermoso vestido de colores rojizos y una armadura de pecho dorada, caminaba la reina.

Fikir hizo una reverencia hasta el suelo, y casi enseguida, hicieron lo mismo los hermanos. Esperaron con la cabeza gacha a que la escolta pasara, sin embargo, los pasos se detuvieron cerca a ellos.

-¿El calor también los ha arrojado a los frescos jardines?-Habló. Loki no reconocía su voz, nulas veces había podido estar en la misma sala que ella, así que el resonar de su voz tan melodioso fue un poco desconcertante.

No hubo respuesta.

-Supongo que no les parece agradable la idea de acompañar a la reina a una corta recreación con delicias frescas y helados.

-¿Helados?-Alzó la cabeza Aren, casi enseguida Loki lo jaló del cuello del ropaje para que siguiera inclinado.

-Disculpe mi atrevimiento.

Frigga sonrió despreocupadamente.

-Esta bien, no muerdo y han sabido ser unos huéspedes tranquilos, vengan conmigo.

La escolta se adelantó y justo detrás de ellas, se levantó Fikir.

-Si me permiten, por aquí.-Habló serenamente. Aren se incorporó y le siguió los talones. Loki lo alcanzó enseguida.

-Compórtate.-Le susurró.

Se internaron entre los jardines, donde cada vez los árboles se entretejían más. Atravesando los escondidos pasajes dibujados por el mármol, entraron a un pequeño claro. Rodeado de varios árboles y hermosas flores que crecían en total tranquilidad. Dispuesta estaba ya, una mesa de cristal cubierta por multicolores postres.

Una vez que la reina se sentó, alzó su mano.

-Por favor.-Dijo en modo de petición para que se sentaran y así lo hicieron. En silencio formaron parte del cuadro, sin hacer ruido alguno.

-¿Se han podido acomodar a su nuevo entorno?

La pregunta fue casi una sorpresa, Aren no paraba de intercambiar miradas entre su helado de fresa y la mirada de su hermano.

-Satisfactoriamente, mi reina. Disculpe el atrevimiento, mucha gracias por su invitación a hacerle compañía.- Con gran porte se dirigió el mayor. Frigga parecía complacida de la manera en que el joven se expresaba, llevaba minutos contemplándolo comer, con delicadeza y silencio. En su cabeza se habían hecho conjeturas un tanto absurdas pero deseaba saciar su curiosidad.

-¿Has terminado?- Preguntó. Loki había dejado el recipiente vacío donde antes había un mousse de chocolate.

Asintió.

Aren se lamentó que la visita fuese tan corta, que se quedo viendo fijamente todavía los postres que quedaban sobre la mesa.

-Entonces, dejemos a tu hermano degustar un poco más. ¿Me complacerías con una caminata?

Loki se quedó mudo por unos segundos antes de hacer nuevamente una reverencia. No comprendió la inusual atención de la matriarca de los ases. Supo hilar que esa habilidad de enajenarse con los extraños que tenía Thor, la había heredado de su madre.

Se levantó enseguida y esperó a que las doncellas se acercaran a la reina, pero no lo hicieron puesto que ella hizo un ademán con la mano.

-¿Vamos?-Sugirió con su palma señalando el camino escondido entre los arbustos. Loki no dijo nada y le siguió los pasos.

De reojo miró a su hermano quien comía (casi engullendo) todo lo que había sobre la mesa ante la mirada sorprendida de los sirvientes. Tuvo el nerviosismo de pensar en que era un peligro dejarlo ahí siendo tan informal. Pronto tuvo que acallar esos pensamientos sino se verían reflejados en su rostro.

En silencio, se internaron un poco más en el pequeño bosque. Loki no recordaba que el palacio tuviese tanta vegetación, así que giró su cabeza para saber dónde se encontraba el sitio de donde habían salido, pero pronto se dio cuenta de que ya no había más que le verdor de los árboles.

Sintió un leve tambaleo y tuvo que detener su paso.

¿Un hechizo? - Pensó.

Alzó su mirada para ver la espalda de la reina quien había detenido su paso.

-Una ilusión, si quieres saberlo.-Habló con malicia.

Loki se quedó quieto, la situación no le daba ni una pizca de calma y aun así su rostro no se descompuso. Era un excelente actor.

-Si me permite, es una habilidad grandiosa.-Dijo con voz melodiosa.

Frigga le sonrió de medio lado.

-Pero no te sorprende ¿no es así?- Inquirió relajando la postura.

Apartó la mirada, en verdad que era una gran muestra de fuerza mágica, era la representación de un bosque a la perfección.

-Es un hechizo sencillo, pero siempre ha sido útil. Cuando Thor era pequeño y su padre no lo dejaba salir del castillo, me pedía a casi gritos que creara para él un gran bosque donde pudiese perderse y probarse así mismo que podía sobrevivir lejos de nosotros. Claro, nunca estuvo en verdadero peligro, pero era divertido verlo asustarse con los más pequeños ruidos.- Su mirada se perdió en algún recuerdo del pasado.

Loki permaneció en silencio.

-Permite que no entre nadie, que escuche o que salga sin mi autorización, ni Heimdall puede ver lo que sucede dentro de este campo que he creado.-Con orgullo decía.

-También es un gran aliado contra los enemigos.-Esto último lo dijo rodeando el cuerpo de Loki y este fingió no inmutarse por la sugerencia.

-Jamás pondría en duda la gran fuerza de la reina, quien se glorifica de hermosura pero también de derrochadora fuerza.

Frigga rió por lo bajo.

-Tienes una lengua aterciopelada.

Aguardó un segundo antes de volver a ponerse delante de él.

-Seguramente es eso lo que le ha gustado a mi hijo.

La afirmación que soltó hizo que inevitablemente Loki abriese los ojos en sorpresa.

-¿El príncipe?- Fingió desconcierto.

Más sabe el diablo por viejo que por diablo, y la reina sonrió de medio lado ante el intento inútil de querer desviar la atención.

-Has de saber que Hugin y Munin no solo hablan con mi esposo.-Decía.

Un choque eléctrico recorrió su espina dorsal.

-Dime, ¿qué es lo que encuentra Thor tan interesante en ti? No puedes negar que él ha visto en ti un maestro de magia aunque él nunca demostró gran interés en el tema, lo sé bien porque yo intenté instruírselo en el paso sin éxito. Supongo que la predisposición es otra.

Agachó los ojos verdes.

-Disculpe mi atrevimiento reina, pero creo que añade cualidades a una situación meramente unilateral, Thor no es alguien que me mire con distintos ojos al de sus soldados. Me atrevo a decir que su comportamiento solo se puede atribuir a una ferviente curiosidad.

-¿Ah sí? No sabía que en una relación unilateral, y más con la realeza se atreviesen a llamarse por los nombres.

El joven se dio cuenta de que había cometido el error de referirse al tronador con su nombre en vez de su título nobiliario.

-¿O es que tu verías con ojos comunes el hecho de que él te tomará entre brazos como lo hizo el otro día?- Las memorias se desbocaron en ese momento en su mente.

.:FLASHBACK:.

-Debes estar tranquilo.-Decía con una voz dulce y apagada mientras movía sus piernas y manos con sigilo. Llevaban poco más de una hora haciendo posiciones extrañas que Thor no podía realizar ni una sola vez sin caerse.

-No puedo creer que el acondicionamiento militar no ayude a estas cosas.-Maldijo por lo bajo.

-El principal elemento para el dominio del aire, es el equilibrio. Ahora mismo no posees una espada, ni un escudo, tu equilibrio de combate es distinto al equilibrio de quietud.

Thor tomó el aire necesario y puso de nuevo toda su furia en repetir los movimientos del joven a su lado.

Se habían internado un poco en los jardines buscando el ambiente más callado posible.

-¿Crees que ya estoy listo?-Preguntó Thor. Loki se giró para mirarlo, casi soltó una carcajada con las posiciones extrañas que estaba haciendo.

-No creo, pero por lo menos has entendido más de dónde debes comenzar para dominar lo que hay en ti.

Finalmente el príncipe se dejó caer y tomó el cuello de su delgada camisa de lana para abanicarse y secarse las gotas de sudor.

-El control del cuerpo, es necesario si deseas mostrar control en los elementos que han tomado forma física. Imagina que tu eres un pequeño mundo y dentro de ti solo hay tormentas y rayos. Imagina que tus piernas, te dan la fuerza para generar los truenos, tus brazos, te ayudan a generar el sotavento y el barlovento.

(SOTAVENTO: Hacia donde el viento se dirige BARLOVENTO: De dónde el viento sopla)

-Tu cabeza tendrá que ser entonces un gran pararrayos y tu torso es la fuerza que acompaña la lluvia.- Loki se puso delante de el.

-Piensa que tu mano izquierda toma el viento, y con tu mano derecha lo expulsas.-Decía haciendo un movimiento sencillo de estiramientos horizontales.

Thor le imitó. Su mano izquierda se cerró en puño imaginando que tomaba el viento, lo arrastraba y al abrirlo este pasaba a ser expulsado por la mano derecha.

-Eso es, muy bien. Ahora agrega, inhalas cuando lo tomas, exhalas cuanto lo sacas. Concéntrate en tu emoción raíz, lo que quieres tomar de batería para sacar tu poder.

En este punto el príncipe cerró los ojos y se imaginaba un campo de batalla. Poco a poco la voz de Loki se perdía. Una luminosa batalla vigilada en silencio por el mismo sol. Las espadas que chocan y los gritos que hacen retemblar la tierra.

Los podía ver, los podía sentir, el ardor que recorre los músculos que no se cansan, las gargantas secas y la sangre que corre por los cuellos de quienes dan su último aliento. La energía de los militares, incluida la gran voracidad y destreza de las valquirias que bajan para ayudar a la batalla.

Era una imagen que extasiaba sus sentidos. Así era, casi podía sentir la victoria y el sudor que finalmente acababa. Hasta que de repente, un manto oscuro acalló los gritos bélicos y apagó el sol de casi un soplido.

Esta vez, los gritos desgarradores de dolor y de muerte, los cuerpos acumulándose y la tierra perdiendo toda gota de vida.

-No, este sueño de nuevo no.-Se decía por lo bajo.

Nuevamente ante él, dos lunas rojas se mostraban, y estás se desdibujaban hasta formar la mueca de dos ojos. El carmín inyectados en ellos, que se burlaban de él.

Apretó la mandíbula.

-¡Thor, Thor! Escuchó llamar su nombre varias veces.

Su respiración se aceleró y juró que blandía su espada una y otra vez contra un enemigo invisible, que lo miraba desde el firmamento con una terrible muestra de odio y de frivolidad.

-¡THOR!- Los brazos de Loki casi se clavaron en los hombros del rubio que finalmente pudo recobrar el norte.

Sus brazos se detuvieron en seco tras unos segundos.

-Yo... ¿Qué estaba haciendo?-Preguntó.

-¿Qué estabas haciendo? La pregunta sería ¿qué NO estabas haciendo? ¡Mira a tu alrededor!

Lo hizo y notó el desaliñado estado del jardín, las flores aparecían como aplastadas sobre el césped, los árboles habían perdido gran parte de su follaje e incluso los cabellos de Loki estaban alborotados.

-Yo, ¿YO HICE ESO?-Preguntó de un salto.

-¿Y quien si no?-Dijo el moreno.

Recordó las imágenes en su cabeza. Consiguió pensar que probablemente la emoción raíz de sus poderes debía deberse a esas imágenes, rogaba porque nunca se hiciesen realidad. Aunque le dejaban un amargo sabor, pudo ver por su entorno, que era el excedente para sacar su energía.

-¡Vamos a intentarlo de nuevo!

-¿Qué?

Se colocó en la posición que Loki le había enseñado y con energía se movía de un lado a otro, tomando las posiciones que tanto le costaban hace unos momentos. Seguía tambaléandose pero al menos su energía sintió que había cambiado.

Pasaba los brazos por encima de su cabeza, y bajaba ambas palmas hacia el suelo. Loki intentaba imitarlo pero lo hacía de manera tan veloz y algo errática que era difícil seguir el ritmo. El tronador repetía el circuito y terminaba siempre bajando las palmas hacia el suelo. Increíblemente cada vez lo hacía más rápido.

-Espera, es un poco más lento, si lo haces demasiado rápido no podrás---

El suelo resonó en un temblar tan precipitoso. Thor tuvo que cerrar los ojos cuando sintió la energía del viento que se movía en sus extremidades, pudo sentir como movía el viento a voluntad hasta que llevó sus manos al suelo y tal cual sucede con una pelota el viento chocó y regresó hacía el suelo.

Los cabellos se le alborotaron. Abrió los ojos sorprendido.

-¡Lo logré!-Gritó y giró emocionando lanzando aullidos y gritos de júbilo.

-¡Loki! ¿Viste eso?-Preguntó, pero el mencionado no respondió.

-¿Loki?- Thor se giró sobre si mismo y se percató de que estaba solo. Giró su cuerpo a todos lados buscándolo. ¿Y si lo hizo volar y estrellarse contra algún árbol?

Lo llamó varias veces pero no hubo respuesta.

-Ese tonto.-Dijo Loki con los ojos cerrados debido a la potencia con la que fue lanzado. Ahora mismo, se encontraba a quien sabe qué distancia del suelo. Subía y subía cada vez más, la potencia que el tronador tenía eran digna de un Dios pero también de un imprudente.

No se inmutó, a pesar de haber salido proyectado al cielo conservaba una calma asombrosa.

-Tendré que regresar por mis medios.-Se dijo e intentando abrir un ojo, batió su mano en el aire asemejando un ala.

Un halo de luz verde recorrió sus brazos. Murmuró algo por lo bajo, conjurando magia que lo convirtiese en mínimo un animal alado. Justo a punto de lograrlo, escuchó:

-¡LOKIIIIII!

Abrió los ojos como pudo y notó una imagen imposible de describir. Unos ojos azules subían con suma rapidez mientras los cabellos se le repegaban a la cabeza.

-¿Thor?-Se dijo casi sin creerlo. El príncipe había logrado alcanzarlo con una rapidez insuperable. El aire golpeando su rostro no parecía afectarle en lo más mínimo y él solo pudo volver a cerrar los ojos cuando estos protestaron por la fuerza con la que el viento arreciaba.

Mientras subían, el tronador pudo tomarlo de las manos.

-¡Te tengo!

Se detuvieron casi de golpe y en el momento en el que la gravedad aún no los reclamaba, los brazos de Thor acunaron el cuerpo de Loki en su pecho. Este se quedó casi petrificado.

-¿Q-qué haces?-Susurraba mientras ahora caían.

Tal vez el sonido del aire hizo que no lo escuchara pues no lo respondió. Thor cerró los ojos y conforme iban cayendo respiro hondamente.

Sobresaltado Loki notó como la velocidad con la que caían iba disminuyendo cada vez más y más, hasta que pasaron a ser un par de alas que flotaban ligeramente sobre el aire, lentamente fueron bajando hasta por fin tocar la tierra.

-¿A que soy un estudiante brillante? ¿Eh?-Preguntó con altanerismo sin abrir los ojos, pero cuando los hizo su voz calló de golpe.

Las mejillas coloradas y los ojos fijamente puestos en su mirada, eso fue con lo que chocó de lleno. Aún lo sostenía en brazos, pudo percibir el latir desbocado de su propio corazón. Casi retumbando en sus oídos, mientras seguía contemplando a la criatura que no se movía ni un ápice. Lo tenía a centímetros del rostro y la cercanía de sus cuerpos lo ponía cada vez más tenso.

Thor entreabrió los labios, como queriendo decir palabra, casi como un imán los verdes de Loki se dirigieron a su boca que se movía pero no emitía sonido alguno.

El rubio lo percibía tan helado en sus brazos, probablemente a causa de la altura donde estaba y el moreno lo sentía tan ardiente como las mismas tierras de Muspelheim. Notaron el viento que ahora era tenue y tranquilo y levantaba con gentileza uno que otro cabello.

-¡GRAAR!

El graznido de dos aves los sacaron de trance. Giraron la mirada para ver a Munin y Hugin delante de ellos posados en una rama cercana.

-Ehmmm... Deben tener hambre, casi anochece y es su hora de comida.-Dijo Thor nervioso mientras Loki le daba la razón con unos nerviosos "Sí, sí, sí..."

Regresaron al silencio incómodo. Esta vez Thor apartó la mirada temiendo que su rostro comenzara a colorearse.

-¿Thor?

-Si, dime.-Dijo sin mirarlo.

-¿Podrías bajarme, por favor?-Habló con una voz un poco apagada pero aún se notaba su vergüenza.

Tragó saliva, dándose cuenta de lo que hacía todavía.

-¡Claro, discúlpame!-Decía rápidamente mientras lo dejaba de pie en el suelo.

Enseguida se separó unos pasos de él, y nuevamente desviaron la mirada. Aunque solo por unos segundos, hasta que finalmente soltaron una risa nerviosa.

-Bueno, ha estado muy bien. Creo que con que sigas practicando los movimientos podrás controlarlo.-Dijo el mentor tras carraspear la garganta.

-¿Quieres...?

-¿Si?

-¿Quieres acompañarme a darles de comer? -Dijo con un brazo tras la nuca.

Estuvo a punto de decirle que no, pero lo que había acontecido antes solo avivó una fuerza sobrenatural que casi lo arrastraba. Sonrió sutilmente y aceptó la oferta del príncipe, ambos se encaminaron en silencio a las caballerizas.

.:FIN DEL FLASHBACK:. (ya se les había olvidado que era un flashback ¿verdad? porque yo sí :c)

-Discúlpeme, entiendo que he cometido una falta grave.-Se apresuró a decir y se inclinó ante la mirada sorprendida de la reina.

-Aunque fuese un ofrecimiento del príncipe, he ostentado un trato que no es correcto con él.

Frigga le miró inquisitiva. El escrutinio que le siguió con el silencio solo hizo incomodar más al jötun disfrazado.

-Si tu sentir para con mi hijo es tan fácil de menguar con mis palabras, entonces me he preocupado para nada.- Admitió.

-¿Cómo dice?

La reina movió sus manos y el bosque giró sobre ellos hasta regresar a la normalidad, a lo lejos Loki pudo escuchar nuevamente el cuchicheo de voces, las doncellas, su hermano y los refrigerios que la reina había invitado.

-Creí que mi hijo estaría velando por un afecto fructuoso pero veo que no, eres libre de alejarte de él en tanto eso no lo lastime de más.-Sentenció y ofreció su mano nuevamente para que la acompañase de regreso a la merienda.

Loki quedó de pie sin entender bien, pero sin querer importunarla más, siguió el camino de regreso. Al lugar llegó justo cuando las doncellas soltaban una risotada ante algún comentario de Aren. Sin embargo, estás volvieron a guardar compostura cuando vieron a la monarca acercarse.

-Muchas gracias por haberme acompañado, ha sido un placer.- Decía nuevamente con esa voz melodiosa, era dificil creer que era la misma mujer que momentos atrás le había hablado de manera tan tajante. Loki no dijo nada más, hizo una propia reverencia y volvió al palacio junto con su hermano y el paje.

-¿Hablaste de algo con ella?

-Reina.- Corrigió Fikir.

-No, solo caminamos en silencio e hicimos comentarios del clima.- Mintió con propiedad, pero la seriedad que desbordaba dejó con una mala espina a su hermano menor. Notó que su cuerpo estaba de cuerpo presente pero de mente ausente, así era Lygar.

Aren decidió no insistir y en silencio continuaron la caminata. Entre las charlas sin demasiada emoción, el menor tuvo que insistir en sacar temas. Así fue hasta que estuvo satisfecho del recorrido, finalmente el día fue avanzando y el calor disminuyó considerablemente cuando la tarde avanzó.

Aren bostezó ruidosamente.

-Creo que tomaré una siesta.

-¿Después de todo lo que comiste?

-Que criticón eres. Vamos, tu podrás leerme alguno de tus aburridos libros para descansar con más facilidad.

Loki se molestó un poco pero apaciguó su molestia.

-No puedo, tengo deberes con el prí--

Cortó la frase.

Creí que mi hijo estaría velando por un afecto fructuoso pero veo que no, eres libre de alejarte de él en tanto eso no lo lastime de más.

Recordó las palabras de la madre del príncipe. ¿Afecto? ¿cuál afecto? Cortó sus pensamientos.

-Tengo unos deberes en la biblioteca, iré a acomodar los libros que terminé de leer y recogeré algunos nuevos.

Nuevamente la mirada vacía de su hermano, ambos se dirigieron nuevamente a los aposentos. Loki le dio el aviso a Fikir de que no era necesaria su presencia y se dispuso a salir con libros bajo el brazo.

Esta vez solo y divagando mentalmente por entre los pasillos, suspiró.

¿Afectos? ¿Hacia Thor o viceversa?

No era posible que semejante cosa pasara, más que nada, Loki deseaba deshacerse del interés que el príncipe había demostrado por él. Si permanecían cerca todas las tardes, era porque él insistía. Aun así, la terquedad de Thor, solo era para saciar el encaprichamiento de un príncipe mimado.

-Él no tendría ningún motivo razonable.- Se dijo.

No lo había, nada en ese utópico mundo de Asgard era lo suficientemente viable para creer en que el hijo de Odín sintiese algo más que simple curiosidad hacia un forastero que era en realidad un jötun disfrazado.

Todo esto de las enseñanzas, no son más que patrañas para entretenerlo. No le estoy enseñando absolutamente nada.

Pensaba.

Solo estaba haciendo tiempo, hasta el momento en el que la orden se diera y entonces la desgracia hundiría en el sopor a todos los asgardianos.

Se detuvo en ese momento.

Por un momento, tuvo que recordarse que en realidad, su estadía solo era una fachada, solo era una bomba de tiempo. Ni él, ni Thor ni nadie importaban. Por sobre todas las cosas estaba el deseo asesino de su padre, y él solo estaría ahí para ver como caía todo, para que al final pudiera largarse, una vez llevado acabo el cometido dejaría de serle útil a Laufey y este ya no lo perseguiría más, sería libre.

Libre, eso era lo único que lo mantenía ahí todavía, vivo.

No pudo reanudar su caminar. ¿Libertad?

¿Era la libertad aquello que más anhelaba? La respuesta no pudo llegar, estaba cortada por pensamientos aún sin forma, por imaginaciones. Por caudales de palabras, de emociones y recuerdos que corrían por su mente. Al inicio de estas ilusiones podía ver un campo verde, un cielo azul pero era engullido por un mar oscuro y bravo. El azulino lo engullía. Lo ahogaba.

Lo abrazaba tan fuerte que la respiración se cortaba. Ese índigo, tan letal. Ahora ese recordatorio estaba en los ojos del rubio, en su sonrisa tonta.

-¡NO!

Los libros hicieron ruido cuando cayeron pesadamente en el suelo.

-Demonios.- Masculló agachándose para recogerlos. Se castigó por dejar que sus pensamientos se desviaran de esa manera.

No iba a obtener nada de ellos. Estaba solo, siempre lo había estado. Era imposible que algo tan banal hiciera mella en él. Un hombre, una emoción y una charla no serían material para que el cambiara de opinión.

Además de que para Thor, seguramente él solo era un juguete más. Se amargó el recorrido pero con el ceño fruncido siguió caminando.

La noche comenzó a hacerse presente. Se apresuró a tomar el camino rápido para la biblioteca. Una vez allí acomodó los libros que había tomado.

-Buenas noches.-Susurraban los espíritus que ahí vagaban.

Esta vez, el joven no respondió cortesmente como solía hacerlo. Se había revestido de una falsa educación, ahora que había recordado su verdadero papel, entendió que no les debía nada a esos infames seres que solo vivían ahí por el tiempo y por el olvido. Los repudió lo mejor que pudo y trató de demostrarlo.

No pudo conciliar los títulos de los nuevos libros que quería, ahora solo deseaba enredarse en las sábanas de la cama. Molesto, dando pasos sonoros salió ante la mirada (o presencia) atónita de todos los espíritus.

Apretaba los puños con tal fuerza que si seguía así, pronto sangraría.

-¡LOKI!

Escuchó a lo lejos y casi por inercia relajó la postura. Ahí venía el heraldo de sus desgraciadas.

-Sabía que estarías aquí. Lamento no haber podido llegar antes, como te has de haber enterado, tuvimos entrenamiento en las llanuras.- Decía extasiado mientras hacía ademanes con las manos. Loki frunció el ceño.

-¿Qué pasa? ¿Estas molesto porque no tuvimos lección hoy?

Sonrió de medio lado.

-Si es así, creo que sé como remediarlo. ¡Mira esto!

Thor movió sus brazos, los alzó y luego giró sobre si mismo y soltó un grito al bajar los brazos.

Pero no paso nada.

Loki arqueó una ceja.

-Oh bueno, problemas técnicos.-Susurró nervioso.

-Diablos, ¿cómo fue que lo hice?-Murmuraba de nuevo tratando de mover los brazos.

-Buenas noches.-Habló el moreno antes de seguir caminando.

-No, no, espera. Mira, uní la posición de sotavento pero utilizando la fuerza de mi estómago en vez de solo mis brazos. Han sido excelentes esos ejercicios.

Volvió a girar sobre sí mismo, esta vez con los brazos hacía abajo y tras una vuelta, los alzó de golpe con una posición que Loki le había enseñado.

-¡Y... AHORA!

Los puños se cerraron y de improvisto empezó a llover. Primero fue tenue, aunque poco a poco se fue haciendo cada vez más fuerte

No pudo evitarlo, sorprendido vio la proeza que el alumno había hecho. Thor ahora era capaz de controlar el viento y la lluvia.

-¿Genial, no?

-Si, bueno, si tan solo lo hubieras puesto en práctica cerca de algún sitio donde refugiarse.-Dijo mientras ponía sus manos inútilmente sobre su cabeza.

-Oh, espera.

Corrió hasta él y tomando su capa, hizo que esta se colocara por encima de ambos.

-Así está mejor.-Susurró.

Ambos comenzaron a caminar con cautela para no resbalarse por el mojado suelo.

-¿No puedes hacer que pare?-Preguntó Loki.

-No, aún no sé como hacerlo. Realmente lo aprendí sin querer mientras estaba atrapado en las llanuras junto a mi escuadra. Aunque no lo creas, esta técnica me aseguró la victoria. Pudimos atacarlos una vez que quedaron atrapados en el lodo. -Contaba y le sonreía de medio lado al hechicero.

Sin embargo, Loki comenzó a sentirse incómodo. Permaneció callado, pero no pudo seguir divagando en pensamientos cuando Thor se detuvo de golpe.

-¿Qué pasa? Algo te ocurre, lo sé.

Loki lo encaró.

-¿Cómo puedes saber algo tu sobre mí?

Había sido demasiado tajante. Thor lo miró sorprendido.

-Bueno, comúnmente eres callado, pero ahora mismo estás ausente. Lo siento, pero ¿hice algo que te hiciera molestar?

Loki no soportó más el interrogatorio, salió de la capa que lo protegía de la lluvia.

-Será mejor que lo dejemos hasta aquí, de todas formas, ya pareces saber la naturaleza de tus poderes. No hay algo que yo pueda enseñarte.

El cabello ennegrecido se comenzó a mojar más con la lluvia.

-¿Otra vez con eso? ¿Por qué tanta evasi--

-No me gusta que me usen Thor.

Sintió una punzada en el pecho, que irónico que el hijo-mascota de Laufey admitiera que no le gustara sentirse usado, aunque ahora mismo acataba las reglas de un plan mayor. ¿Por qué este comportamiento tan errático? Ni él mismo parecía reconocerse.

-¿Usarte? ¿De que hablas?

Sin importarle más la lluvia, soltó la capa y ambos comenzaron a mojarse.

-Bien sabes que lo que has aprendido, solo ha sido a reconocer tu propio instinto, no he hecho nada que cambie tus poderes o que los revele. Todo este tiempo has sido tu mismo, será mejor que lo admitas y dejes de usar la excusa de que solo porque tengo habilidades tengo el privilegio de enseñarte algo.

Thor negó con la cabeza mientras se llevaba la mano a las sienes.

-¿Qué clase de razonamiento es ese?

Loki guardó silencio pensando en si alejarse en ese momento o seguir con la discusión.

-Admite que no te he enseñado nada y que tu tiempo que has usado conmigo, han sido mero ocio.

Thor quedó sorprendido con esas palabras. No respondió enseguida.

-Vaya, el que calla otorga.- Con esto último se dio media vuelta listo para retirarse de una vez por todas, probablemente se encerraría en la habitación para siempre.

-¡Espera!

Se había repetido en la mente que aunque le pidiese que se detuviese, no lo haría y sin embargo, se había girado sobre sus talones para oírlo.

-Puede ser que lo que ha acontecido con mis poderes, sea más un autodescubrimiento que una enseñanza pero...

Los cabellos negros ya se le pegaban al rostro, Thor buscó las palabras que ayudasen.

- ¿No puedes solo pensar en que me gusta pasar el tiempo contigo?

Esto lo desconcertó, Thor notó que relajaba el semblante oscuro por unos segundos para después volver a oscurecerse.

-¿Qué razón hay en eso? No soy más que un forastero, si tu padre te pidió que me vigilaras, admítelo y ten la confianza de que no me volverás a ver por entre los pasillos de tu hogar.

Sintió casi una puñalada, había acertado. Sin embargo, incluso el tronador supo ver que no era la única razón, pero las palabras que buscaba, las que resultarían victoriosas en este encuentro, no estaban listas aún, no existía ni pies ni cabeza del argumento que quería usar. Solo había confusión y una creciente inestabilidad dentro del príncipe.

-Yo...-No pudo decir algo más. Loki giró sobre sí mismo listo para internarse y desaparecer.

-¡Un amigo!

Escuchó tras de sí y la sola palabra le acuchilló como el hielo seco. No tuvo la fuerza de girarse.

-¿Qué?-Preguntó sin voltear a ver al príncipe.

-Eres mi amigo, y yo, bueno... Los amigos están para pasar los ratos buenos y malos ¿no?

Los ojos verdes relampaguearon, no frunció el ceño pero se nublaron de incomprensión. Tuvo el júbilo y la desdicha de entender que la reina se había equivocado. Su hijo no estaba alimentando ningún afecto, solo era cortesía y una percepción errónea.

Un amigo... Que mentira y aunque fuese verdad, dolía más que la indiferencia.

Por una milésima de segundo, prefirió escuchar de sus labios que solo cumplía con las órdenes de Odín. Guardó silencio, no pudo ver la mirada confundida del tronador, quien no sabía que había dicho exactamente.

-Si es así, no puedes obligar a nadie a ser tu amigo... y yo no quiero serlo.

Dicho esto, siguió caminando y chorreante de agua, se internó para perderse de la vista de un Dios sumamente azorado.

A lo lejos, unos cabellos dorados se asomaban serenos por una de las ventanas. Había visto la escena completa.

-¿Querida?

-Ya voy, mi rey.-Dijo Frigga antes de regresar a su lecho.


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