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Tu la guerra, yo la muerte. por MichaelJ2099

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El silencio sepulcral rondaba por entre los extensos pasillos y las habitaciones del gran palacio. Los pajes se habían retirado a dormir pronto. La noche había avanzando rápidamente, eternizado en la ventana permanecía quieto el joven Loki. Había decidido que no quería conciliar el sueño. No era la primera vez que se recetaba noches de insomnio. 

Los días habían transcurrido entre una velocidad y una quietud realmente agotadoras. No volvió a salir de la habitación, ni siquiera para ir a la biblioteca real, se limitó a pedirle a Fikir los libros más sencillos con tal de satisfacer ingenuamente su aburrimiento. Solo pasaba su mirada del desayuno a los libros, de los libros a la comida y así hasta que se plantaba en el balcón de la gran habitación. 

Aunque parecía totalmente decidido a permanecer así, las bolsas negras bajo sus ojos eran cada vez más pronunciadas. Sin embargo, todos estos factores eran tan poco efectivos en él, nada era distinto a cuando estaba en su 'espacio' en el reino de los gigantes de hielo. Tenía una ventana que ya era un lujo altamente atractivo, eso y las altivas pláticas de su hermano. Casi siempre eran un monólogo y Loki solo respondía con monosílabas pero Aren no buscaba más, estaba demasiado ensimismado en seguir divirtiéndose el tiempo que durase la estadía de ambos ahí. 

En eso si que eran parecidos, la frialdad que vivía dentro de ellos los volvía hermanos. Loki podía ser frívolo y externarlo, pero Aren era un excelente actor que no le costaba mostrar interés y gusto cuando en realidad solo veía a los ases como 'amigos' temporales, seguramente se preguntaba a cual de esos colegas con quienes practicaba cada día sería el primero en morir en sus manos. No era necesario leerle la mente, el príncipe primogénito conocía bien al menor. 

Por esta misma situación Aren no intervenía de sobremanera con que su hermano saliera, bien sabía que no era tan parte de su personalidad, o mejor dicho, no era el campo de juegos que él comúnmente usaba. Aún así soltaba comentarios como

-Deberías salir a divertirte de vez en cuando.- Hacía una pausa.

-Uno nunca sabe cuando se puede acabar el mundo.-Añadía con una sonrisa ladina antes de cerrar la puerta tras la mirada fulminante del mayor, esos comentarios cargados de doble sentido no eran bien recibidos por alguien que preferiría la discreción.

Pues así, revestido en total indiferencia, Loki pasaba sus días en el encierro voluntario. A pesar de eso, la quietud que lo envolvía no era lo que había en el interior de su envoltorio. 

Sus ojos viajaban a una velocidad impresionante por las letras de los libros con ansiedad, su respiración era tan lenta que a momentos sentía que el aire tardaba demasiado en llenar sus pulmones, su silencio existía gracias a la tensión que en sus mandíbulas estaba. 

Para nada estaba tranquilo, podía fingirlo, pero no estarlo. Por esto y mucho más, evitaba dormir, el sueño que no tenía límites lo llevaba rememorar palabras, facciones y sensaciones en las que no quería incursionar.

Muchas eran de dolor. El mismo que no se quitaba con vendas o ungüentos, prefería evitarlos que atenderlos, imaginando que el charco de sangre a sus pies no existía. 

Suspiró.

Se levantó finalmente, tal vez el dolor casi invisible de su espalda le hizo estirar los brazos hacía arriba, cerró la ventana y cual felino se deslizó por la habitación hasta llegar a la puerta de su alcoba. Antes de girar el picaporte escuchó un golpe sordo. 

Nuevamente se quedó petrificado, alzando una oreja, espero unos segundos y tras estos le siguió un segundo golpe esta vez con algunos cuchicheos.

Rodó los ojos hacia el origen.

La alcoba de Aren. Dubitativo siguió de pie relajando los hombros. Escuchando de nuevo los ruidos y los susurros abrió la puerta, en silencio asomó la cabeza. La pieza estaba en penumbras, al fondo de esta en una cama podía ver las sábanas que se deslizaban por el cuerpo de su hermano, casi desnudo, mientras algunos movimientos que soltaba hacían que la cabecera de la cama golpease la pared.

Algún mal sueño, seguramente. Con intenciones de ignorarlo y regresar a su alcoba casi sale cuando escuchó:

-Helblindi.

Abrió los ojos desmesuradamente. De golpe entró y le llamó:

-Aren, despierta.

Pero no respondía, seguía sumergido en algún mal sueño.

-Helblindi.-Volvía a decir.

Loki masculló por lo bajo, no podía dejar que su hermano tuviese sueños donde pronunciaba el nombre del otro gemelo. Se arremangó la ropa y puso su mano sobre su frente.

Como si lo hubiesen jalado, perdió el piso cuando caía en un vórtice de imágenes, estaba en los sueños de su hermano.

Y en todos estaba el rostro del otro gemelo, Helblindi. De facciones iguales solo que más oscuro y casi sin emociones en su rostro. Loki hizo una mueca, y entre los jaloneos que sentía, habló:

-Býlestir, estás soñando. 

El torbellino donde estaba se volvió más violento.

Sentía que sus oídos estallarían ante los sonidos punzantes. Habló más fuerte mientras veía como las imágenes iban entre el rostro del otro gemelo y su padre. De pronto una imagen apareció de pronto, una inmensa espada de hielo duro se abría paso por entre el torbellino y buscaba asestar en él. Era tan real que por un momento Loki apretó los brazos esperando el golpe. Momentos después y dándose cuenta de que no había lesión alguna escuchó el llanto de un bebé.

-¿Qué? - Se preguntó girando su vista. Intentando localizar al autor de semejante llanto. No podía continuar.

-¡BÝLESTIR! ¡DESPIERTA, AHORA!

Con la misma fuerza con la que fue introducido, casi salió de golpe. En la alcoba, el suelo apenas retumbó cuando cayó de lleno el cuerpo del mayor. Býlestir, ahora Aren estaba sentado con las sábanas pegadas por el sudor. Su respiración jadeante y sus ojos que parpadeaban buscando la silueta de su alrededor.

-¿Loki?

Se paro a tientas y lo alzó del suelo, su hermano mayor parecía confundido.

-¿Estás bien? ¿Qué ha pasado?

Su hermano mayor no respondió, pero tuvo que rápidamente estirar los brazos cuando Aren se desvaneció delante de él.

Cuando sus manos lo tocaron dieron con la sorpresa de que la temperatura elevada en Aren. Puso el dorsal de su mano en la frente.

-Por las barbas de Odín, estás hirviendo.

No respondió, estaba sumido en el malestar. Como pudo lo recostó de nuevo en su cama. Encendió las luces.

Temblaba, palidecía y gemía de dolor.

-Supongo que no me sorprende.- Se dijo Loki. Era cuestión de tiempo para que enfermase, el jötun disfrazado nunca había convivido con los asgardianos, así que las enfermedades e inmunidades que había, eran nulas en el cuerpo de su hermano menor.  Movió su manos con gracia y de esas salió una luz verdosa que recorría sus dedos como si de una serpiente se tratase.

Susurrando conjuros, y con los ojos titilando chispas acercó su palma al cuerpo de su hermano. Sin embargo, no ocurrió nada, el hechizo parecía no funcionar.

-¿Qué?- Dijo albergado por una gran confusión, incluso miró varias veces sus manos buscando algún desperfecto en ellas, pero nada había. 

Fue interrumpido por un quejido más. Un escalofrío recorrió su espalda. Si Aren no podía curarse con la magia de él, sería puesto bajo revisión de los doctores de Asgard y si eso pasaba, su identidad podía ser revelada.

Se giró de golpe cuando llamaron a la puerta. Tardó en responder.

-¿Fikir? 

-Si, mi señor. Escuché golpes, ¿se encuentran ustedes bien?

De dos zancadas llegó a la puerta y la abrió. 

-Tráeme agua tibia, no tardará mucho en salir el sol, necesitaré flores de sólblómaolía.

El chico apenas entendía pero la insistencia del mayor lo hizo correr.

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Vaya inicio...

A las afueras, con el sol alto y poderoso se blandían las espadas y chocaban los escudos. Las perlas de sudor inundaban el lugar con total naturalidad.

Las prácticas continuaban con naturalidad pero los grandes guerreros permanecían entre cuchicheos.

-Vaya, es la primera vez que se nota tanto la ausencia de uno de los hombres.-Decía Volstagg.

Sif esta vez estaba escuchándole, Hogun y Fandral habían salido por una orden y ahora ella había sugerido unir a los hurscarle (lanzas hachas) y los jarls (caballería). La mujer miraba con dureza a los hombres que habían estado bajo su cuidado. 

-¿Si quiera me estás escuchando?

-No, en vez de preocuparte por un solo hombre, (que ni siquiera es propiamente parte del ejército) deberías estar pendiente de los que sí.

Volstagg se acomodó la barba ante la réplica molesta de la fémina, Sif no era del tipo de mujer que aunque es guerrera, es brusca o grosera. Carraspeó un poco.

-¿Todo bien? 

Sif le miró de reojo, tras unos momentos relajó los brazos que llevaba cruzados sobre el pecho, resuelta habló en voz baja:

-Lo siento Vol.

Este sonrió de medio lado comprendiéndola.

-No te digo que ahora, pero algo de lo que tu boca no dice ¿tendrá que ver con tu madre? 

Ella casi lo fulmina.

-Esta bien, si no deseas hablar, no te obligaré.

-Te lo contaré después.

El león de Asgard se sorprendió con la facilidad de sus palabras pero notó que la mirada de Sif se había fijado en algo o en alguien, cuando se giró vio a Thor bajando con su uniforme de batalla.

-Que elegancia la de Francia.

Pero el rostro  del príncipe denotaba molestia. Así que el corpulento as se lamentó por tener que estar entre dos jóvenes gruñones en ese día tan agradable.

Ninguno dijo nada, parecían haber despertado con el pie izquierdo. Volstagg no tardó mucho en querer desaparecer.

-Iré a ver el estado de los escudos.- Cuando apenas dio un paso escuchó.

-¿Dónde está Aren? Es raro no verlo aquí ahora que tenemos a los hurscarle y a los jarls.- Preguntó más con molestia que con curiosidad.

Regresando sobre sus pasos habló:

-Oh, su paje estuvo aquí hace un rato, nos dijo que  había caído en cama y no iba a poder venir.

Alzó la ceja.

-Esa es una excusa barata aquí en Asgard.

Sif asintió con la observación del príncipe. Thor regresó la vista a las prácticas, como se engullían los gritos de combate entre los golpes. Fijó sus ojos en un punto en el espacio e intentaba prestar atención, pero en su cabeza había tal revuelo que el simple hecho de estar callado era síntoma de que no estaba muy concentrado.

-Me lleva la...-Masculló Thor antes de irse sin decir palabra, del mismo modo, ni Volstagg ni Sif dijeron pío, solo se miraron entre ellos y se encogieron de hombros. 

Sus pasos retumbaban en el pulido piso y ni los sirvientes osaban estorbarle en el camino. Ondeaba su capa roja. 

Mascullaba por lo bajo algunas palabras sin sentido. Una discusión acalorada estaba en su mente mientras se acercaba al origen de sus desventuras. Finalmente llegó al largo pasillo que conducía a ese sitio que hace unos momentos había jurado no visitar.

La frente de Fikir casi tocó el suelo por la reverencia. No pudo prever que el príncipe ni siquiera tocó y abrió la puerta. Enardecido y con la consciencia nublada se topó de frente con aquello que no sabía cómo lidiar o si quiera ponerle un nombre.

Ninguna discusión, ni nadie podía prepararlo para la imagen que iba a enfrentar. Con la mirada sorprendida, el joven giró medio cuerpo para ver al intruso, cuando lo vio, por un segundo abrió sus ojos con asombro para después relajarse y fingir tranquilidad.

Hizo una pequeña reverencia. En su interior, por un instante se curvaron sus labios, sentía que llevaba meses sin verlo, pero aún seguía siendo tan elegante y taciturno como siempre, podías verlo en el movimiento de sus manos y en cada mechón de cabello perfectamente acomodado. Tal vez hubiese podido disfrutar más de la imagen, de no ser porque alguien ya había mancillado aquél objeto de sus deseos. Regresó a una figura fría y sin mostrar sentimientos.

-¿Qué es esto?

Loki encaró una ceja.

-Una visita bastante inesperada, si me permite decir.

El rostro del rubio se coloreo con enojo, ¿cómo era posible que lo tratase de ese modo? Con la pedante manera ligera de su voz, con esa cargada manera de mostrarse cortés. Nuevamente empujó lejos esos pensamientos.

-¿Por qué Aren no está presente en los campos?

Una herida casi invisible: "Viene por Aren... Nada más"

-Perdón, majestad. Cuando fui a dejar mi mensaje no se encontraba su presencia, pero di que-

Fikir fue interrumpido.

-Sí, está indispuesto de salud. ¿Qué con eso?

Loki frunció el ceño.

-Lo siento, pero creo que esta tomando con demasiada ligereza la salud de mi hermano.

Thor repensó las palabras que salían de su boca, tal vez se estaba comportando de manera muy pesada.

-¿Esta él muy delicado?

-No, ahora descansa con una fiebre que cede poco a poco.

Esta vez pudo despegar su mirada de Loki, era la primera vez que se veían desde su encuentro a las afueras de la biblioteca.

-Fikir, ¿por qué no lo has llevado a las cámaras de recuperación?

El chico miró de reojo al joven de cabellos negros. Loki supo que no tenía el gusto de dirigirse a él.

-Yo le pedí que no lo hiciera.- Habló no sintiéndose ofendido por ello.

Thor lo escrudiño.

-Entonces temo decirte que el que no se preocupa por su hermano eres tú, mi gente sería capaz de quitarle cualquier enfermedad en cuestión de minutos.- Caminó dentro, aunque firme pero con una ligera confusión, se dirigía a la habitación del doliente muchacho.

-Mi hermano y yo, agradecemos su preocupación, pero ni él ni su cuerpo están acostumbrados a los entornos de Asgard y es por ello que ha caído enfermo, déjelo estar, generará los anticuerpos necesarios para que esto no vuelva a suceder.- Explicó vehemente.

Cayeron en un silencio profundo. Thor pensó que tal vez era momento de irse, pero se negó enseguida. Con escrutinio recorrió la imagen del joven callado. Se veía más pálido que de costumbre y tenía unas ojeras marcadas.

-Veo que este tema de tu hermano te tiene muy mal.-Soltó para intentar relajar el ambiente. No lo comprendió enseguida pero sintiéndose un poco pegajoso debajo de las ropas, supuso que se refería a su aspecto.

-No es para menos, es la única familia que me queda.

Sonrió de soslayo.

-Bien, Fikir, prepara un baño para el caballero y tráele ropas nuevas. Después comeremos.

Esta vez no pudo contener demasiado la compostura.

-¿Cómo? No es necesario, aquí tengo todo para asearme.-Decía apresurado.

-Tu tampoco estás acostumbrado a este ambiente, no será bueno que te enfermes también entonces, si quieres que así sean las cosas. Deja que Fikir cuide de tu hermano, debería mejorar con el paso del tiempo y tu podrás estar bien para cuando él se recupere. Ropas nuevas y un aseo apartado del foco de infección te ayudará.

No pudo contestar nada para evitar semejante orden, antes de poder decir algo más salió de la habitación.

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Las confusas ilusiones casi reales de los sueños de Aren lo sacó de si. Abrió los ojos, dejó que el vapor inundase sus sentidos nuevamente. En el ambiente cálido y húmedo solo podía escuchar las gotas que caían sobre la tina. 

Divagando por el espacioso baño pudo ver los pilares de color ébano, de los techos tallados en mármol con flores y demás seres mágicos. La misma tina donde se encontraba sentado, era tan grande que bien podían entrar otros cinco más y aún quedaría espacio. 

Abrazó sus rodillas y suspiró. Ciertamente, había descuidado el aseo personal, y sentirse limpio y hasta perfumado lo agradeció infinitamente. 

Dormitó un poco entre las aguas que poco a poco perdieron calor, señal de que era momento de salir. El calor le había dejado realmente relajado y aunado a su falta de sueño no dejaba ver sino a un joven totalmente fatigado. Necesitaba dormir pronto, aunque fuese contra su voluntad.

Tomó los paños dispuestos para él y apartó la humedad excesiva de su cuerpo. A momentos miraba su lánguida figura moverse como un fantasma por los espejos. La imagen de alguien que no era, ni sería nunca le había molestado. Fingir para él, no era un problema. 

Podría jurar que ese reflejo que veía, no era más que un completo extraño, alguien que pasaba por este mundo y pronto moriría. Se miró de reojo una última vez y salió.

Se detuvo de golpe cuando vio la presencia del príncipe, le estaba dando la espalda mientras hablaba en voz baja sobre algunas cosas dispuestas en una cama.

Intentó regresar al baño pero fue en vano, Thor se giró. Le sonrió.

-He pedido que te trajeran ropa nueva, espero sea de tu agrado.

Se ajustó aún más el lienzo sobre su cuerpo, Thor no parecía nada apenado con la situación, se movía de manera común mientras estiraba las prendas sobre la cama. Loki le miró de reojo.

-¿Tan acostumbrado estas a mirar a los demás saliendo de sus aseos?

Casi pudo saltar del susto, el ojiazul le miró y vio la mirada inquisitiva. El tronador aún tuvo el descaro de mirarlo de arriba a abajo como buscando algún defecto. 

-No es como que estés desnudo o que sea la primera vez que veo el cuerpo de un hombre.

Loki bufó.

-Descarado.- Susurró. Thor fingió no escucharlo pero esbozó una sonrisa.

-Vamos, apresúrate, he dispuesto la comida.

Un baño y un comportamiento descarado eran simples factores para que volviesen a llevarse bien, tan es así que ninguno de los dos se ha dado cuenta que sus hombros se han relajado, que sus miradas ya no son tan intensas sino que comienzan a entremezclarse. Razón de esto se debe a qué en una tierra previamente fértil las flores pueden nacer.

Los alimentos estuvieron perfectamente dispuestos en una sala contigua a la zona del dormitorio. Era más grande que la que compartía con su hermano menor. Se olvidó de mirar a su alrededor cuando su nariz lo condujo a los deliciosos manjares que aún suspiraban la calidez. No tardó mucho en ser invitado y tras comer relajó su cuerpo de tal manera que se derretía por la silla. Thor no había dicho nada pero permanecido mirándole durante toda la merienda.

-Es bueno que todo te ha gustado, aunque sé que poco se han familiarizado con la comida de aquí no dudo en que su sabor te ha cautivado.

Viéndose expuesto, dejó la taza de té en su sitio y se acomodó en el asiento. Su mutismo no sorprendía al príncipe. 

-Quédate aquí, hasta que Aren se haya repuesto. En cuanto esto suceda puedes regresar a tu habitación.

Loki le interrogó:

-Eres muy amable. Sin embargo, me inunda la curiosidad, ¿estas atenciones se deben a una familiaridad con mi hermano durante sus prácticas o simple cortesía?

Le atrapó en una pregunta sensible. Thor no respondió enseguida. 

-Ustedes, si bien no son los únicos a parte de mi familia viviendo aquí, si son nuestros únicos invitados sin responsabilidades con la corte. Es normal que tengamos estás atenciones a quienes no están acostumbrados a.

-¿A tanto esplendor?

"¿Nos tiene lástima?" se decía.

-Las razones por las que vinieron a Asgard no parecen ser del todo agradables, no quería que tuviesen que cargar con eso durante su estadía aquí.

El ojiverde asintió.

-Bien, pues, no es necesario. 

Nuevamente la actitud defensiva. Thor rodó los ojos, Loki hinchó una mejilla ante este ademán de fastidio.

-¿A qué ha venido eso?

-¿De qué hablas?

Al instante entró Fikir, con una pila de unos diez o veinte libros.

-Mi señor, le he traído lo que me pidió.

Dejó en una mesa próxima los tomos. Loki agradeció. Thor entornó los ojos en uno de los libros.

-¿Nuevamente vas a leer sobre las llanuras del Neftleheim?

Regresó la mirada y notó el asombro en el comensal que terminaba su té.

-¿Cómo sabes que ya leí ese libro? 

Esta vez la voz ronca del príncipe se entorpeció. Fikir abrió los ojos con nerviosismo, esto lo notó Loki pero el paje salió rápidamente. No fue difícil entender la situación.

-Con razón me parecía curioso que Fikir estuviese tan bien cultivado en ciertos temas literarios.- Dijo Loki sonriente. 

Durante las semanas siguientes al encierro del chico, tal vez, un par de veces (por no decir siempre) Thor interceptaba al paje de los hermanos y casualmente pasando por la biblioteca le comentaba de unos títulos exactos que podía llevarse al mayor.

-¿Te han gustado?

Sonrió por lo bajo. No respondió pero la ausencia de respuesta no incomodó al príncipe, de hecho casi pudo jurar que se trataba de una respuesta positiva. Permanecieron un rato más callados mientras intercambiaban miradas. Finalmente los pensamientos anteriormente acallados volvieron, el rubio contempló por largo rato el blanco mantel dispuesto, lo miraba como si fuese lo único importante en la sala. 

.:FLASH BACK:.

-¿Ahora?

-Así es, mi señor.- Decía el paje que no elevaba su cabeza.

-No es común que tan urgentemente deseen verme.- Decía en voz baja. Sus padres le habían hecho llamar muy temprano en el día. Ningún pendiente urgente venía a su mente (mismo motivo por el que temía ser reprendido).

-Además, han ordenado que porte estas ropas.- Hizo una seña y dos doncellas entraron con las manos ocupadas de prendas coloridas. Un peto de plata con relieves florales, cubrehombros anchos y una capa roja más larga que la que comúnmente usaba. 

-¿Qué es esto? ¿Por qué la formalidad?

Pero no recibió respuesta. Cogió la armadura y la contempló un momento. No tenía sentido discutir con sus padres, pero esta situación siempre se repetía. Los secretos, las acciones de las cuales él no formaba parte. 

Muchas veces escuchaba la letanía de su padre para cuando fuese rey, pero como debía reinar y siempre parecía estar excluido de las decisiones primordiales.

Negó con la cabeza fastidiado. Procedió a ataviarse. Una vez hecho, atravesó las salas con la incomodidad de lo que podía venir de sus padres y reyes en ese momento. Cuando hubo llegado, se escuchó un estruendo al abrirse las puertas. Sus pasos retumbaron por todo el Hlidskjalt (la sala donde Odín ve desde su trono los 9 reinos), su padre estoico en su trono y a su derecha la diosa Frigga esperaron hasta que su hijo hubo acercado.

Con una reverencia y una rodilla en el suelo esperó:

-Buenos días, príncipe.-Habló dulcemente su madre.

En el acto Odín se puso de pie con su cetro sujeto en la mano izquierda.

-Sé que debes preguntarte porqué hice que vinieras así. También sé que debes estar molesto precisamente por no conocer la razón.

-Parece que Hugin hacen bien su trabajo.- Dijo Thor refiriéndose al ave oscura que se posaba a la izquierda, del lado opuesto estaba Munin. 

Con un poco de desdén y resoplando su padre habló tratando de no prestar atención a los berrinches de su hijo.

-El otoño está más cerca de lo que pensamos y con ello, el invierno. Como tu sabes Thor, Asgard es una utopía para cualquiera, pero todo esto se ha logrado a través de alianzas y acuerdos con los demás reinos.

Movió su cetro y delante de él, un mar de imágenes comenzó a moverse, la materia acuosa que estaba delante de todos permitió la visualización de las calles de Asgard, de los campos de Alfheim, de las ciudadelas de Vanaheim e incluso las desoladas montañas de Jotunheim. En este punto Odín se detuvo a contemplar el solitario paisaje.

-La desaparición de uno de esos reinos, ha sido contraproducente. Aunque nuestras relaciones no estaban en buenos términos y siempre hubo registro de problemas, son necesarios, nos ayuda a guardar el orden de las cosas. 

Las imágenes insonorizadas eran las de una terrible tormenta de nieve que no dejaba ver más allá de la propia nariz. En verdad que las tierras Jötun eran un lugar difícil de contemplar como cuna de muchas de las civilizaciones.

-Esta situación, nos hizo estar alerta y siempre a la defensiva incluso entre los que teníamos acuerdos, he ahí la situación que se dio en Alfheim. Ahora mismo, guardamos distancia, y la unión que teníamos con ellos y los vanir se ha vuelto neutral.

La superficie acuosa volvió a su sitio, dando por finalizada la proyección.

-En su momento no te lo dije, pero supongo que ha sido mi error no dejarte tener conocimiento de las decisiones importantes. 

Thor casi se va de espaldas al escuchar a su padre admitir un error. Sonrió de medio lado pero guardo la compostura para que no resultara imprudente.

-Esos forasteros que hemos guardado tras nuestras murallas, tienen un papel importante en todo esto. 

Los ojos azules de Thor se entornaron con recelo.

-Si los dejábamos en Alfheim, Freyr, su rey, se hubiera regodeado de la tragedia de Egil y los tendría como trofeos y supervivientes de una terrible treta de los vanir, lo cual los hubiera llevado a la guerra y nos hubiesen puesto en la encrucijada sobre qué bando tomar. El rey elfo es sumamente caprichoso y presumido. Los elfos no se caracterizan por ser muy humildes, aunque son muy sabios y correctos.

Odín rodó los ojos, rememorando las incontables escenas de protagonismo que el rey pálido de los elfos era capaz de hacer.

-En cambio, si los dejábamos con los de Vanaheim, los hubieran mantenido casi en cautiverio para demostrar a los elfos que eran capaces de cumplir palabra de defensores de la ley y lo correcto. Esos chicos no hubieran visto de nuevo la luz del sol, solo por el hecho de que Freyr había insultado el honor del rey Vanir. El viejo Vanir tiene tanta vida como espacio en su corazón para guardar rencores tan añejos, es un mal de familia tal vez, pero una vez que has faltado al honor de uno de ellos, te perseguirá su desdeño por la eternidad. Esto hubiese tensado las relaciones y con el tiempo llevaría a una guerra.

-Entonces, los hermanos... Son cebos ¿no es así?

Odín guardó silencio de golpe y fijo su ojo en el muchacho que lo veía duramente.

No añadió nada más. Thor tomó la palabra.

-Tu no eres de hacer una buena acción del día solo por el hecho de hacerla. Algo vas a obtener de todo esto.

Se puso de pie. 

-Thor, deja hablar a tu padre, aún no ha llegado a decirte lo más importante.

-Disculpa madre, pero no es necesario, ya sé a donde lleva todo esto. 

Frigga abrió los ojos como expectantes a una pelea entre padre e hijo como hacía mucho que no sucedía. Sin embargo, antes Thor era un niño...

-Si todo esto que dices es cierto, entonces Freyr y Vanir están esperando el momento oportuno para salir de su estado neutral y formar una alianza contigo por ser quien tiene los 'trofeos'.  

Odín cerró de golpe su boca, no esperaba un enfrentamiento.

-Si Vanir gana, no necesariamente tendrás una guerra con los Alfheim, pero si los dejarás fuera de tu velo. Si gana Freyr, los vanir serán tildados de insensatos y críticos en su proceder. En ambos casos, pierdes una alianza y ganas otra evitando la guerra ¿no es así? 

Para este momento Odín se había dejado caer en su asiento como cansado, tras escucharlo solo llevó la mirada a un punto en el infinito. Unos momentos después se puso de pie.

-Creo te he subestimado entonces, hijo mío.

Sintió satisfacción y repudio a la vez. Por una parte porque pudo descifrar los planes de su padre y otra porque sentía ahora que su rey era más bien un mercante de personas. 

-Te he pedido que te vistas de alcurnia porque lo has dicho es cierto, y ya tenemos un 'ganador'.

Volvió a ver a su padre.

-El rey Vanir y su hija, vienen en camino. Llegarán en cualquier momento y necesito que estés listo para recibirlos. No solo vienen para reclamar el honor que Freyr hirió, sino que su pago para poder llevarse a los hermanos es su apoyo para las próximas fecha gélidas. Asgard es autosustentable pero con la posición neutral entre los reinos, necesitaremos ayuda para poder alimentar a nuestra gente durante el invierno.

Esta vez no sintió placer por prever los planes de su padre, el tema de las decisiones pasó a segundo plano en un segundo.

-¿Llevárselos?

Esta vez fue Frigga la que le miró con preocupación.

-Si, claro está. Creí que ya lo habías entendido.-Aseguró Odín.

-Padre, pero tu dijiste que si se los llevan los tendrán encerrados por siempre.

Nadie pudo prepararlo para lo siguiente:

-Son los precios por mantener la paz...

En verdad que su rey era un tratante de blancas.

Odín se puso de pie y le tendió el brazo a su esposa.

-Hemos terminado.

-¡No!

La voz ronca del príncipe detuvo el paso de los monarcas.

-¿¡Cómo que hemos terminado!? ¿¡En qué parte de tu cabeza esto está bien!?

-Thor-Interrumpió Frigga.

-¡No, esto definitivamente no es lo correcto! ¿¡Buscar la paz a coste del bienestar de dos personas!? ¿Esto es lo correcto?

-Yo sé que no es lo mejor, Thor. Pero sí es lo correcto. Sino lo hacemos, condenarás a más de dos personas al sufrimiento. Aceptamos el bienestar de NUESTRA gente por dos vidas, no es lo mejor, pero si lo correcto.

Thor guardó compostura un momento, giraba su mirada a cualquier lado en busca de alguna manera de cambiar el veredicto.

-Tiene que existir otra manera padre. No podemos darles la espalda a estos chicos. Quiero decir, míralos ¡Aren! Es un excelente combatiente y no dudo que estratega, incluso Volstagg y Hogun lo han dicho. Es hábil, energético... es.. es...

-Es un guerrero, sí, pero no suprime a nuestro ejército.-Respondió Odín.

Thor negó con la cabeza.

-No, es solo eso. ¡Y... Loki!

Su madre alzó una ceja.

-Él le ha dado más uso a la biblioteca que tu en toda tu vida, sería un excelente maestro. ¡Y mago! Pocos en Asgard se jactan de tener dones, pero él es capaz de hacer que lo puedan experimentar. Es un mago de primera y sus técnicas no son nada de este mundo. Es un poco huraño pero es sumamente agradable y una vez que le ganas confianza te das cuenta de que le encanta gastarte bromas, soltar comentarios sarcásticos. Tiene una inteligencia chispeante.

- Él es... mágico. Y ... Perfecto. Y... 

Su voz fue bajando el volumen, no sabía que más decir, su cabeza se había inundado de la imagen del mayor de los hermanos. Sintió un poco de calor en su rostro. ¿Qué era eso que le detenía a lengua? Loki era capaz de dejar sin palabras al príncipe.

Acudieron a sus recuerdos, las lagunas que tenía por ojos, cómo lo miraban de manera perspicaz durante los primeros encuentros. Los labios delgados de rosa pálido, su cuello tan delgado y blanco como el de un cisne y del mismo modo, tan elegante. Sus pasos no hacían ruido, sus movimientos eran como si fuesen perfectamente calculados, Loki era una obra de arte en movimiento. Y aún así, tan lastimado, tan duro por fuera, pero seguramente blando por dentro. 

Los reyes se quedaron esperando. Odín resopló con gracia.

-Vaya, si te diese la tarea de hacerme una reseña de esos dos, seguramente sacarías una excelente nota. 

Lo sacó de sus pensamientos.

-Padre, solo te pido, dales una oportunidad. 

-¿Por qué?- Esta vez la voz que repicó fue la de su madre.

Odín palideció, nunca hay que hacer enojar a una mujer y él lo sabía de antemano. Le hizo un ademán a Thor de cortar la conversación pero eligió ignorarlo.

-Por el simple hecho de que nuestra gente y toda nuestra cultura son de guerreros no de mercantes ni de verdugos. Si nuestro estatus depende de dos vidas, ¿tan fácil es mandarlas a una vida de reclusorio? Les recuerdo que ellos vivieron todo este tiempo escondidos.

-Entonces ya están acostumbrados.-Cortó la mujer. Su hijo no podía entender de donde venía este desdeño.

-Permitimos que hicieras el tonto con ese chico, por el simple hecho de que no era nada más que eso, un juego. A tu edad, es común encontrar joviales emociones a través de otros jóvenes, del tacto de los cuerpos y de sonrojos acompañados del remover de tripas. Sin embargo, esto está yendo demasiado lejos si te has puesto a cuestionar más allá de lo permisible las decisiones de tu padre y también mías.

-¿Qué? ¿Cómo que me han dejado hacer el tonto?

-Cariño, la discreción no es tu fuerte.

El enojo subía desde sus pies hasta sus hombros tensos. Bufó.

-¿Ahora soy solo un chico que es fácilmente controlado por hormonas? ¿Es lo que me estás diciendo?

Frigga sonrió.

-No, pero aún no sabes el alcance que puede tener la gente que pones a tu lado.

-¿Qué tendría de malo que yo tuviera predilección por uno de ellos?

Soltó Thor la pregunta y cayó como balde agua fría a su madre que borró la sonrisa. Pero pronto se recompuso y soltó el aire como si le hubieran contado una broma de mal gusto.

-No es lo que crees, aunque ahora exhibas la inquietud que ese chico te hace no ha madurado lo suficiente para que sepa qué es. Se irá antes de que puedas sentir algo peligroso.

-¿Peligroso? Es decir... Antes de que... ¿me enamore?

Algunas perlas de sudor nacían en sus manos, se estaba enfrentando a su madre y buscaba el coraje para mantenerse lo más serio posible. Pero el pronunciar esas palabras recorrieron cada rincón...

Enamorarse. ¿Alguna vez lo había estado? Le gustaba el canto de las féminas, del sudor que transpiraban cuando bailaban ante él, de la delicadeza de sus manos y mordidas traviesas en su cuerpo. El fuego en los ojos de los varones, la fuerza de sus brazos blandiendo las armas o tal vez del silencio de un as que trabajaba la tierra. Del chico que carga tras de sí un cesto de manzanas. Todos esos amoríos, jóvenes y doncellas que venían a su memoria y que habían probado miel de sus labios, sangre de su cuerpo, estado despiertos durante la noche mientras entrelazaban sus cuerpos. Torrenciales aromas y sabores que lo dejaban perplejo y lleno de vigor. En todo ese torbellino ¿en qué sitio habría de poner al joven de ojos verdes?

-No lo estás y no lo estarás.-Prosiguió Frigga.

-¿Tienes más conocimiento de mis sentimientos que yo mismo?- Le retó. 

-Basta, no le vas a hablar así a tu madre delante mío.-Dijo Odín y Thor le respondió:

-Entonces vete.

Odín alzó el cetro y la tierra tembló. Hugin y Munin graznaron y finalmente se posaron en lso hombros del rey.

-Se acaba esta funesta reunión. Te irás ahora mismo al Byfröst, no saldrás de ahí hasta que llegue el rey Vanir.-Le espetó Odín.

-¿Me vas a condenar a la censura entonces? 

-Basta, esto no tiene ni pies ni cabeza, se acaba. No tienes voz en este evento y de todas maneras, tu pronto tendrás que tomar las arras con Sif.

Los ojos azules relampaguearon.

-¿Qué?

Frigga hablo:

-Odín, no debiste decirle--

-¡Se iba a enterar de todos modos!

-¿CUANDO? ¿CUANDO YA ESTUVIERAS PONIÉNDOME EL ANILLO? ¿Ves? ¡Esto es lo que más me frustra! ¿Cómo te atreves a tratarme como una de tus reliquias más? De esas que guardas para el momento en el que sean útiles. 

Odín negó con la cabeza y sobándose las sienes. Thor masculló:

-Soy el próximo rey... No su títere. Que les quede claro.

Y salió a pisotadas del recinto.

.:FIN DEL FLASHBACK:.

Una jaqueca comenzaba a formarse en su cabeza. Tocó sus sienes. Había sido una mañana demasiado agitada, había peleado con sus padres y ahora se sentía también como un tonto.

Se había sentido traicionado, usado. Aunado a que sentía una gran confusión por el tema de los hermanos, que ahora parecían en una posición aún más vulnerable. 

En cualquier momento llegaría aquél que los apartaría de la luz del sol. Aren se deprimiría por no poder divertirse con entrenamientos y los espíritus de la biblioteca volverían a verse triste con la capa de polvo que los libros tendrán cuando...

Cuando él ya no esté.

Su padre le había ordenado que se dirigiese al Byfröst, y aquí estaba, desobedeciéndolo como era costumbre. Se había dicho que iría a entrenar que no importaba si se ensuciaba, pero lo de mayor importancia seguía resonando.

Tenía que verlo, saber que aún estaba respirando el mismo aire que él, que vagaba por los pasillos con una mirada taciturna. Quería verlo para saber qué iba a sentir cuando sus miradas se cruzaran, saber si su rostro se pondría caliente al tenerlo en la misma habitación. 

Quería saber que era aquél meollo interno.

-Loki, quería saber sí...

Alzó la vista de pronto, pero se topo con la silueta relajada del joven. Su pecho subía y bajaba con lentitud, sus labios ligeramente entreabiertos y un mechón travieso que se había salido de lugar. 

Se había quedado dormido.

La noche en vela por su hermano seguramente lo había agotado. Thor lo contempló por largo rato, no en muchas ocasiones podía ver a Loki con la guardia abajo. Su rostro sereno y ver las largas pestañas que tenía. Permanecía tan inadvertido de toda la falacia de plan tras de él. ¿Cómo haría para decírselo?

No, se detuvo en seco ahí.

¿Lo iba a permitir?

Miró al suelo.

¿Iba a permitir que se llevasen a ambos? Pensar en llevar la contraría a su padre era muy distinto a pelear verbalmente con él. 

Suspiró por lo bajo.

-¿Qué voy a hacer?-Se decía.

Regresó la vista al muchacho dormido en la silla. Mirándolo sentía un ardor de la palma de sus manos, el vapor parecía subir y nublar sus ojos. 

¿Cuánto tiempo les quedaba? 

Tragó saliva. Se levantó del asiento y se acercó al joven. No supo si despertarlo o dejarlo estar en paz. Miró de soslayo la cama, todavía estaba ocupada por las prendas que había hecho traer. Las tomó y las apartó en un sofá cercano. 

-Espero no se despierte.-Susurró antes de pasar su brazo por debajo de las piernas de Loki y alzarlo con calma.

Debía estar realmente cansado pues no se despertó. En silencio lo depositó en la cama y lo hizo cubrir con el manto. 

¿Cuánto tiempo les quedaba?

Permaneció al filo de la cama, prendado de una imagen que nadie había visto antes. Su respiración acompasada lo calmó muy por dentro de su ser. Se atrevió a acomodar algunos cabellos.

 

Se veía tentado, algo le empujaba a desear colarse por las sábanas. Ha hacerle compañía a ese que dormitaba sin conocimiento del tormento que había puesto sobre el príncipe. Oler sus cabellos, acariciar su piel. Poder descubrir si era real el sentimiento que iba creciendo en su pecho. Que no eran imaginaciones, que no era su cuerpo que solo pedía compañía carnal. Sabía que si lo tenía entre brazos, podría conocer lo que le hacía permanecer como un bobo en ese momento.

El momento fue roto cuando una luz entró por la ventana. Thor se giró bruscamente. El Byfröst se había abierto, habían llegado...

Tomó impulso y salió corriendo de la habitación. 

Tenía que estar ahí antes que sus padres decidieran contrarrestar todo lo que se había discutido durante la mañana.

Una vez que estuvo en espacio abierto, hizo girar a Mjölnir y voló hacía la puerta interdimensional. Cruzó el gran pueblo de los ases y llegando al puente arco irís volvió a agitar su martillo hasta finalmente llegar a donde se encontraba el portero Heimdall.

Para su mala suerte, sus padres ya estaban ahí. Los miró aún con dureza. 

-Hablaremos más tarde.-Sentenció Odín.

Los tres giraron hacía la cascada de luz. Heimdall el portador, altivo y serio habló claro y fuerte:

-¡Bienvenidos sean a Asgard!

Dos siluetas se dibujaron. Aparecieron un hombre cubierto de una larga túnica blanca y una figura más baja de estatura con la misma vestimenta.

Odín se acercó con su mujer y su hijo.

-Que el cielo los glorifique bienvenidos sean.-Dijo con una reverencia.

El rey Vanir se quitó la prenda que cubría su cabeza.

-Es un honor que me recibas personalmente, a mí y a mi hija.

La mujer quitó su capa y dejó salir los largos cabellos negros. Sus ojos verdes fulminaron al príncipe y sonrió saludando.

-Majestades.-Dijo y Odín nuevamente inclinó su cabeza.

Thor se quedó pasmado. No alcanzó a decir nada cuando su nombre fue pronunciado por el monarca de visita.

-Es un alivio verlo de nuevo, príncipe.- Dijo el rey y Thor rápidamente lo reverenció.

-Todas las comodidades para mis más especiales invitados.-Decía Odín que invitaba a que procedieran a ocupar los carruajes dispuestos a las afueras.

-¡Oh, pero falta alguien!-Dijo Vanir casi con una sonrisa.

Los ases se miraron los unos a los otros. ¿Cómo?

La cascada de luz no se cerraba y tras unos segundos más se asomó otra silueta. Los monarcas de Asgard hicieron un ademán de sorpresa aguardando el aliento, sin embargo a Thor le brillaron los ojos.

-¡Liv!-Exclamó casi gritando cuando a zancadas llegó hasta la figura que salía.

Una chica salió, bajita, un poco rellenita de cabellos verde oscuro.

-¡Thor!-Contestó ella antes de ser alzada por el hombre. La abrazó en el aire.

-¡Cuanto tiempo sin verte!-Decía y la muchacha soltó una risita. Pronto acalló.

-Oh, espera ya tendremos tiempo de platicar.-Le susurró al oído y Thor la puso en el suelo.

Los reyes de Asgard palidecieron, siempre era glorioso recibir a la familia, pero no esperaban recibirla a ella precisamente, mucho menos en estas circunstancias.

La chica se acercó y se reverenció.

-Mi Dios Odín y mi Diosa Frigga, me da gusto volverlos a ver tan sanos y felices. He venido en nombre de mi madre Freyja y mi rey Freyr.

Se reverenció con los vanir y sonriente no fue consciente de que su llegada ponía en un encrucijada inmensa a todos.

Frigga y Odín pretendieron fingir su sorpresa y tras los saludos cordiales invitaron a todos a subir. Thor iba sonriente, entendiendo a la perfección el gran barullo que se estaba formando. Lo bueno de conocer ahora los movimientos de sus padres, le daba ventaja. 

Llegaron hasta el castillo y fueron primero bien recibidos por un banquete. Thor buscó sentarse cerca de Liv sin embargo está fue casi secuestrada por su madre Frigga. Así que sin más tuvo que tomar el asiento junto a la misteriosa hija del rey Vanir. No decía palabra, comía con calma y paciencia. 

Intentó buscar algo que decir, pero tras varios pensamientos desechados no supo como formar una conversación con ella, aún seguía sorprendido de saber que ella era hija de Vanir.

-Es un placer saber que sigue tan enérgico como siempre, príncipe.-Habló ella de un momento a otro. Thor casi se atraganta al no esperar una palabra tan de repente.

Sonrió intentando parecer calmado. 

-Veo que me recuerdas muy bien.- Dijo con nerviosismo.

-Pareciera que fue ayer cuando tenía 70 años y nos conocimos en Muspelheim.- Su voz era melodiosa, la recordaba más frívola pero tal vez la situación en la que se encontraba la hacía más accesible. Sin embargo, recordar los hechos de su juventud en Muspelheim hizo que soltase los cubiertos y agachara la cabeza.

-En aquél momento no tenía conocimiento de tu conexión al rey, discúlpame por no haberme presentado de la mejor manera, era un chico muy atrabancado.- Habló con la cabeza gacha.

Ella sonrió.

-No te preocupes ya por cosas del pasado. Yo estaba ahí con la guardia como protectora, no como su hija y debía protegerte a toda costa. Aunque estamos de acuerdo en que si eras (¿O eres?) atrabancado.

El príncipe soltó una risita. Recordó esos hechos, cuando su padre y él se habían transportado a Muspelheim ante los robos a las minas, se había topado con la escolta de Vanir y de entre todos ellos, una mujer había llamado su atención por estar cubierta de una extraña aura. Ahora se enteraba que no era cualquier mujer sino heredera de Vanaheim. Se sintió como un tonto de repente.

-Muchas gracias por esa ocasión.-Mencionó.

-Disculpa mi brusquedad, pero ¿puedo saber tu nombre?

-Si puedes, me llamo Syn. Un gusto finalmente poder presentarme.

Era envidiable la manera en la que su forma de hablar y de proceder lograba mantener relajado el ambiente. Thor se sintió turbado ante la parsimonia que brindaba. Seguía teniendo un aura mística, propia de la princesa de Vanaheim, de los magos blancos.

Los invitados fueron escoltados a habitaciones que ocuparían hasta que los acuerdos se llevasen a cabo y como bien planeó Odín, Vanir apoyaría a los Asgardianos a pasar el invierno sin el apoyo de los demás reinos. 

Empero, dentro de todo esto, Liv la pequeña mujer que había aparecido de imprevisto era un detalle sumamente importante a tratar. 

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

-¿Qué harás, padre?

Odín permanecía sentando con una copa de vino en la mano y la otra ocultando su rostro, probablemente un dolor de cabeza lo estaba molestando ahora mismo. Levantó la mirada y recorrió a Thor con ella.

-Primero que nada ¿no tienes algo que decirnos?- Dijo mirando también a su mujer.

Sabía que el momento había llegado. Así que hincándose habló:

-Padre. Madre. Perdónenme por mi comportamiento grosero, sé que actué de manera impulsiva y les falté al respeto. A ti, Odín, por no saber ver con sabiduría tus planes. A ti, Frigga, mi madre, por haberte fallado en el respeto eterno que deseo guardarte.

Sus padres sonrieron levemente. Justo cuando Odín iba a tomar la palabra:

-Pero reitero mis intenciones de negarme a contraer nupcias con Sif. Del mismo modo, que les pido que me tomen en cuenta para las decisiones que evocan mi vida y mi felicidad misma, no tomen a la ligera mi existencia ni mis deseos. 

Alzó la vista y chocó con las miradas sorprendidas de sus progenitores.

-Por favor.

Odín dejó caer el cuerpo sobre su trono que se encontraba en medio del gran banquete que se había llevado acabo. Nuevamente frotó sus sienes. Frigga suspiró por lo bajo, incluso ella rehuyó la mirada de su hijo.

-Te daremos un lapso para que pienses en estos deseos que tienes, hijo mío. Tu padre y yo hemos hablado y estamos de acuerdo en que nos excedimos. Pero antes que pedirte disculpas, queremos que entiendas el porqué de nuestras acciones.

-Yo las entiendo, madre.-Resongó.

-Sin embargo, no estoy pidiendo que no velen por el bienestar de mi pueblo ni el mío, pero no quieran controlar todo a mi alrededor, porque eso no será posible. Nunca podremos prever del todo las acciones de nuestro universo, el claro ejemplo está en la llegada de Liv.

Dirigió su mirada a su padre.

-Padre, habías dicho que esperabas respuesta de solo uno de los reyes ya sea Vanir o Freyr, sin embargo. Aunque ya sabías que iba a llegar el rey Vanir, la presencia de Liv como portadora de Freyr deja en claro que las previsualizaciones que teníamos no fueron las acertadas. ¿Qué harás?

Frotaba su barba blanca en ademán pensativo. Realmente estaba en aprietos aparentes.

-Primero, hay que ver cuáles son las intenciones de cada uno. En base a eso podremos pronosticar el mejor de los escenarios para nuestro pueblo.

Thor sonrió por lo bajo.

-Entonces, las acciones por ahora ¿son neutrales?

Su pregunta se complementó cuando en su mente llegó la imagen de un hombre dormido de cabellos negros.

"Iré a verlo enseguida que acabe", se juró.

-Si, Thor. Por ahora, no podemos tomar ninguna estrategia. Por favor, te voy a pedir que mantengas a Liv lo más cómoda posible, primeramente hablaré con Vanir.

Tras algunos detalles más, terminaron de hablar y fueron escoltados los reyes hasta sus aposentos. Thor los despidió con una reverencia.

Una vez se quedó solo, apretó los puños en alegría. Se giró y salió deprisa. Ya había anochecido, esperaba poder encontrar aún disponible a Loki. 

Tomó camino, pero de repente fue sorprendido por una voz casi chillona.

-¿A donde vas, conejo Blas?

Thor sonrió a Liv.

-De verdad que eres un manojo de sorpresas.- Decía con una ceja arqueada.

Ella encogió los hombros con fingida inocencia.

-¿No prefieres descansar después del viaje?-Preguntó el rubio.

-Bueno, salí a caminar un poco.-Respondió nerviosamente.

-La verdad es que si me encuentro agotada, apenas llegué del Midgard cuando me llamaron para venir hasta acá.-Hablaba un poco deprisa. Se quedó callada como no sabiendo que más decir. Intentó cambiar de tema.

-¿Y tú qué haces aquí? ¿Ya a la cama?

El príncipe se animó.

-Iba a visitar a alguien, no sé si estés enterada de lo sucedido hace dos meses en Alfheim.- Su voz denotó seriedad. 

Liv asintió.

-Sí, terrible. Oremos.

-¿Qué?

-Digo, fue horrible. ¿Vas a ver a alguno de los huérfanos?-Preguntó.

-Sí.-Esta vez el nervioso fue el príncipe. Liv lo notó y se hizo de algunas ideas pero no las mencionó.

-Está bien, te acompañaré si vas a pasar cerca de la biblioteca.

Él asintió y le hizo el ademán para que caminasen juntos del brazo.

-Que caballero.

Caminaron durante unos minutos, ensimismados en pláticas sin importancia. Sin embargo, Thor estaba buscando las palabras correctas para preguntarle a Liv lo más importante:

-Tu sabes que siempre serás bienvenida aquí, aunque creo que tengo que admitir que soy el más feliz de que estés aquí.

-Lo sé, no tienes que enfatizar. Casi podía jurar que Frigga y Odín eran estatuas de marmol de lo pálidos que estaban cuando me vieron.-Decía.

Thor aflojó los hombros sintiéndose en confianza.

-Liv... ¿Puedo saber a qué has venido? Sé que también debes estar al tanto de la posición entre Vanaheim, Alfheim y Asgard.

Guardó silencio, temía y esperaba ser interrogada. Detuvo sus pasos. Guardaron silencio por unos momentos.

-Yo... Bueno, creerás que estoy loca pero, tuve unas visiones...

-¿Visiones?

En ese momento los ojos miel de la mujer relampaguearon en sorpresa. Thor se giró para saber el motivo. Con un caminar tranquilo pero con una mirada curiosa salía Loki de la biblioteca.

-Loki. ¿Cómo te sientes? 

El mencionado miró por un momento a la chica a lado del tronador, estaba bien sujeta del brazo de él.

-Estoy bien.- Respondió secamente.

Liv miró al príncipe y al extraño muchacho varias veces, viéndolos ensimismados sin hablar.

-¿Dormiste bien? La verdad es que no sé si eres de cobijarte mucho y te acobijé pensando que--

Los ojos de Loki se abrieron de par en par y se sonrojó. Esta vez miró a Liv con un toque de vergüenza. Thor era demasiado lengua floja, pero se dio cuenta. Dejó caer la mandíbula con nerviosismo.

-¡No, no, no es lo que parece!- Decía agitado.

-Lo que pasa que él estaba muy cansado y yo solo quise que reposara en su cama y... y.. y...-Atropellaba las palabras mientras su rostro casi brillaba de lo rojo que estaba.

La mujer de cabellos verdes sonrió ladinamente. Soltándolo con suavidad.

-Gracias por acompañarme a la biblioteca, no los interrumpo más.- Caminó ligeramente hacía el recinto y se perdió tras girar la puerta.

Thor se castigó mentalmente por las babosadas que había dicho. Cerró los ojos con molestia.

-Oh cielos, qué idiota.-Se decía.

Cuando regresó en si, se percató de que estaba solo. Giró sobre sus talones y miró a Loki que se alejaba con calma.

-¡Espera!- Lo alcanzó corriendo.

Loki intentaba ignorarlo.

-¿De verdad te sientes bien?- Preguntó Thor.

-Sí, estoy bien. No es necesario que dejes a tu amiga sola.

Esa palabra "amiga" sonó muy rara en la boca del chico.

-Ella estará bien, en realidad me la encontré camino a tu habitación.

Nuevamente Loki se sonrojó.

-Thor, ten cuidado con lo que dices, se puede mal interpretar.- Decía.

Pensando en que solo cometía fallos al hablar, aguardó un momento pensando mejor sus siguientes palabras:

-Veo que saliste a por un libro.- Mencionó. Loki llevaba un libro bajo el brazo.

-Fikir ha estado cuidado a Aren todo el día, no podía excederme con él.- Relajó la postura.

-¿Cómo se encuentra Aren?

-Está bien, lo peor ya pasó, solo queda que se recupere de la enfermedad. Ha dormido todo este tiempo así que no pude hablar con él.

No supo que más decir, pero se relajó con el silencio y el ruido de sus pasos. Finalmente llegaron a la habitación temporal. Loki habló al tomar el picaporte.

-Gracias.-Pronunció fugaz.

Thor se sorprendió de lo dulce que sonó su voz. Estaba siendo sincero y notó lo difícil que le resultaba.

-No tienes porqué disculparte, lo importante es que ambos estén bien.- Sonrió tontamente.

Loki intentó sonreír, muy levemente pero pronto giró su vista a la puerta y la abrió esperando introducirse en ella.

-Buenas noches. Lamento haber arruinado tu cita.

No pudo cerrar la puerta porque Thor se interpuso metiendo más de miedo cuerpo.

-Agh ¿qué haces?

-¡No era una cita!

Loki se sobresaltó.

-Lo que tu digas, ahora vete.-Decía apretando la puerta para hacerla cerrar.

-No, espera. Si lo dejó así, creerás que tengo algo con ella.

Apretó los dientes e intentó sacar al príncipe.

-¡Ya! Uscale, fuera de aquí.

Pero Thor era más fuerte, empujando un poco logró introducirse en la habitación. Cerró la puerta tras de sí, quedaron a oscuras. Loki ya estaba por reprochar su comportamiento cuando sintió unas manos en su hombros que lo empujaban hacía atrás. 

-¿Pero qué--

Sus piernas no encontraron sitio hasta que cayó de espaldas en una suave superficie. Estaba en la cama. Con Thor encima.

-Es mi prima.

Loki guardó silencio sin prestar atención a sus palabras, se encontraba perplejo de las acciones (otra vez impulsivas) de Thor.

-¿Q-qué?-Preguntó.

-Es mi prima, Liv, es mi prima. No es una mujer a la que yo desee de ese modo.

Prestó atención a sus palabras, había podido disimular muy bien el escozor que aquella escena le provocó. Ver a una mujer colgada del brazo del príncipe no le había dejado un buen sabor de boca.

Apartó esos pensamientos antes de que se escaparan y dejará en evidencia sus extraños recelos.

-Está bien, te creo. Ahora vete.

Aunque no podía verlo del todo bien por la oscuridad, percibió como sonreía el rubio.

-Bien, ¿qué tal si dormimos juntos?

Otra pregunta inapropiada. Acto seguido Thor estaba siendo sacado a rastras de la habitación. Tras de sí se cerró la puerta de un golpe. El príncipe se rascó la cabeza con ingenua sonrisa.

-Cielos, creo que no se tomó muy bien mi broma.-Susurraba. 

Devolvió la vista a la puerta blanca que ahora estaba cerrada. Sonrió por saber que del otro lado estaba sano y salvo el chico, aún pensaba, cuánto tiempo le quedaba. Se sintió feliz de la llegada de Liv, las acciones neutrales que su padre había tomado, alargarían la estadía de los hermanos.

Dentro de esa lluvia de lindas conjeturas e imágenes. Resaltó la voz de la reina.

-No es lo que crees, aunque ahora exhibas la inquietud que ese chico te hace no ha madurado lo suficiente para que sepa qué es. Se irá antes de que puedas sentir algo peligroso.

-¿Peligroso? Es decir... Antes de que... ¿me enamore?

Enamorarse. Se quedó de pie frente a la puerta durante algunos momentos. Justo cuando creía que estaba llegando a la respuesta, se nublaba enseguida por palabras como esas.

¿Tanto mal haría en escogerlo? ¿Lo que sentía... estaba condenado a la tragedia?

Con cuidado de no golpear, colocó su mano en la puerta, pensando en que era el único objeto que detenía sus ganas de deshacer todas esas conjeturas. 

Nunca se imaginó que del otro lado. Una mano también se posaba sobre la puerta con cuidado. Loki no deseaba apartarse todavía. 

Recordó el aroma que se había colado en sus sueños, era un aroma profundo, fuerte, como el de las rocas húmedas. Ahora sabía que se trataba de la cercanía de Thor en el momento en el que lo alzó para depositarlo en la cama. Ojalá hubiera estado despierto en ese momento.

Se castigó por pensar así, pero deseaba a su vez, que la ocasión se volviese a repetir. ¿Qué clase de remedio era ese? Justo cuando él aparecía, sus problemas se disolvían de manera tan sencilla que lo asustaba. Temía pensar, en que Thor fuese pilar de sus confusiones. Temía admitir, el crecimiento de un sentimiento en su interior.

Ambos tenían miedo. 

¿Podrán enfrentarlo?

 

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Perdía su vista en el techo, lo miraba con inmensa quietud. Se removió bajo las cobijas.

Ya no sentía más dolor, ni fiebre, había terminado. Empero, permaneció sumamente serio e inquieto a la vez.

Es una lástima que haya tenido que lastimarte para lograrlo pero no temas. El vínculo está formado. 

Resonó la voz de Helblindi en su cabeza. Aren cerró los ojos como intentando ignorarlo.

 

Notas finales:

Lamento mucho la demora. He estado ocupada tratando de resolver mi vida jaja, por ahora busco trabajo y he estado yendo a muchas entrevistas, sin embargo, no he quedado en ninguna y eso me ha frustrado mucho. Espero les haya gustado el capítulo, logré resolver puentes entre acontecimientos dentro de la historia así que pude sentirme más relajada al escribir. Ojalá pueda leerlos en los comentarios. Saludos.


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