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Tu la guerra, yo la muerte. por MichaelJ2099

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Sus piernas quemaban, sentía el ardor que le ocasionaba el correr tan deprisa. Sin embargo, la ansiedad lo albergaba si se detenía. No quiso mirar atrás, continuó corriendo, hacia aquél prado tan verde, tan luminoso, tan lleno de vida.

Sonrió, esta vez, podía verlo más de cerca, seguramente pronto llegaría, gozaría de un sitio donde no tendría que esconderse, donde no habría quien pudiese detenerlo, donde siempre podría hacer lo que quería y sentir lo que quería...

-Loki...

Escuchó.

Pero no hizo caso, apenas un poco detuvo su paso.

-Lygar...

Esta vez no pudo evitarlo y giró la mirada tras él buscando quién era aquél que lo llamaba.

-¿Quién eres? - Decía la voz femenina. -¿Lygar o Loki?- Añadió.

Los pies azules comenzaron a dudar, aun en su carrera hacía aquél prado, desistió un poco y giraba su vista hacia todos lugares buscando el autor de esas preguntas, pero nadie era divisado en ese lugar tan extraño. Donde sus pies golpeaban era el hielo y la nieve fría, su destino, ese sitio vivo en colores verdes, en calores solares. 

De pronto, escuchó lo que siempre era indicativo de peligro. El sonido del mar.

-No, no de nuevo.-Se decía Loki sin girar tras de sí esta vez y corrió más rápido. 

El agua a sus espaldas arremetió y en unos segundos lo alcanzó y engullió.

Ese sueño, que se tornaba pesadilla, ¿por qué siempre terminaba hundiéndose en la profundidad de un mar inhóspito? ¿por qué por más que luchaba, no podía salir de allí?

Sentía su cuerpo sumergirse más y más, hasta perderse en la oscuridad de las aguas azules.

Sin poder gritar o nadar, sintió que el aire no le era necesario, moriría pronto. Así que cerró sus ojos rogando a todos los dioses que ese sueño, acabase.

Casi acabo, de no ser, porque se incorporó violentamente sobre la cama jadeando y  con el cuerpo cubierto de sudor. Se repasó los cabellos con las manos sintiendo la humedad en ellos. Fue como si hubiese salido de aquél horrible mar que lo tragaba. 

La manera en la que se levantó le ocasionó un ligero mareo que duró algunos minutos antes de finalmente poder ponerse en pie. Se restregó los ojos. 

-¿Dónde estoy? - Tardó en recordar que por mandato del príncipe ahora ocupaba una habitación diferente a la que compartía con su hermano menor. 

Miró por la ventana el paisaje distinto al que estaba acostumbrado. En silencio y con calma se sacó la parte superior de su pijama. Quedando con el torso descubierto se pasó las manos por el vientre, extrañó por unos momentos sus antiguos tatuajes negros que llevaba desde nacimiento.

Aún de pie, se sobresaltó cuando escuchó que alguien tocaba la puerta y acto seguido entraba.

-Buenos días.- Apareció la voz de Thor.

Casi como inercia, Loki se llevó la ropa al pecho como intentando cubrirse pero el sonrojo de sus orejas lo delató. Thor sonrió de medio lado como adivinando.

-Escuché que te despertaste y quise ser el primero en saludarte.

Lo miró de pies a cabeza.

-Por lo visto, también soy el primero en verte recién levantado.- Agregó divertido mientras entraba de lleno a la habitación y se acomodaba en un sillón cercano.

-¿Cómo es que llegas justo cuando despierto?-Preguntó Loki ignorando las miradas que Thor recorría sobre él.

-Oh, bueno, no sé si te percataste, pero esta es una habitación secundaria de mi habitación.

Loki abrió los ojos más de lo normal por unos segundos. Hizo memoria de su recorrido a la alcoba que ocupaba, era cierto que había atravesado una gran puerta antes de llegar a ella. 

-Entonces ¿esto es parte de tu habitación?

Thor asintió.

-Me gusta que las visitas personales estén cómodas.

El moreno encaró una ceja.

- Todas esas visitas, debieron 'disfrutar' con creces las habitaciones ¿o me equivoco?- Con la filosa lengua dejó entrever en el comentario, la suposición que nació en su cabeza. Thor borró la sonrisa de sus labios.

-Quiero decir, me gusta que se queden aquí a veces mis amigos o Liv (cuando viene de visita) y...

Balbuceó un poco dándose cuenta del error que había dejado escapar de sus labios. No era nada difícil de descifrar. Era obvio que durante muchas noches, muchos amantes pasaron por esas alcobas, de una cierta forma incluso el trato de los lacayos era notable, eran moderados, reservados en sus conversaciones y a pesar de ser el príncipe casi no había personal si acaso un guardia o dos, la discreción reinaba el lugar pero no el rostro del príncipe.

Intentando cambiar de tema se levantó. Carraspeó un poco.

-Bien, te dejo para que te asees y te pongas ropa, mandé traer algo que te quede perfecto para la ocasión.

Nuevamente inquirió.

-¿Qué ocasión?

Nuevamente sonrió.

-Quiero presentarte de manera más formal a Liv, con la que ayer te encelaste.-Esto último fue un señuelo que Loki atrapó descaradamente.

-¡Yo no tuve esa reacción de celos que dices!- Exclamó con el ceño fruncido.

Thor se encogió de hombros.

-Vamos, quiero que tomemos el desayuno juntos.

-No quiero a ningún lado sin antes ver a Aren.-Añadió antes de que el rubio cerrase la puerta. Era cierto, el hermano menor había experimentado un deceso en su salud.

-Dame oportunidad de que Fikir me diga de su estado, si se encuentra mejor, podrás ir a verlo. Si es así, es totalmente bienvenido, sería genial que la mesa se ocupara.

Con gracia cerró la puerta tras de sí y Loki se quedó mirando fijamente la misma. Rodó los ojos, se sentía extrañado de la manera tan cómoda con la que Thor se comportaba con él, aún después de que dejaron de hablarse. Ahora solo quedaba pensar cuándo se volvería a aparecer la reina Frigga para hacer de nuevo el interrogatorio sobre sus intenciones con su hijo.

Los lujos de la alcoba no acaban, el baño era nuevamente de un pulcro blanco con los techos y molduras bañadas en oro, el eco del agua recorriendo su piel fue lo que acaparó sus paredes. Una vez terminado salió y se percató de que los atavíos habían llegado y se encontraban sobre las sábanas. 

La aterciopelada tela que cubría su pecho junto con la oscura tela que rodeaba sus piernas daba en él una imagen digna de un hijo de la realeza. Se miró en el espejo por última vez acomodándose los cabellos detrás.

-Pensarían que somos hermanos... ¡bah, hermanos él y yo!

Bufó y giró el picaporte. Casi había olvidado la costumbre de chocar de narices contra Fikir, él singularmente permaneció sin expresión.

-El joven Aren está en mejores condiciones, ¿gusta que lo conduzca hasta él?

Asintió y en silencio dejaron los grandes espacios de la habitación del príncipe. Echó una mirada indiscreta y se imaginó cuanta carne no habría pasado ya por ahí, por los labios y las manos del monarca. No pudo evitar fruncir el ceño, mientras se imaginaba sonidos y olores sugestivos que solo nacían de su mente.

-¡Liv!

La nombrada regresó la vista, vio venir al rubio con la sonrisa plagada en su rostro. 

-Siempre tan puntual.- Decía Thor mientras le besaba la mejilla con mucho cariño. Aunque como eran de alturas muy distintas, Thor tenía que inclinarse bastante antes de poder darle un beso. 

-Recuerdo que de niño, te daba asco hacer eso.-Comentó en medio de una risita infantil.

-Bueno, es que tu siempre me obligabas a saludarte de beso, decías que las damas debían recibir ese trato tan delicado de nosotros los hombres.- Pasó el brazo de ella y entrelazado al suyo caminaron hacía el gran árbol que decoraba la casi olvidada ala este del palacio.

Digo olvidada porque era el lugar donde se encontraban algunos viveros, jardines más alejados de la mano de los jardineros. Aunque eso hiciera pensar que eran lugares descuidados, no lo eran, la naturaleza se explayaba de manera más libre y los retoños que ofrecía eran en su mayoría mejores que los jardines que eran cuidadosamente cuidados. 

Llegaron a un gigantesco árbol de Wisteria, bajo este y pasando por debajo de alguna de sus campanas púrpuras, estaba ya dispuesta una mesa con ocho sillas. 

-¿Tantos seremos? 

-Claro, no creíste que al irte tres siglos nadie iba a querer verte a tu regreso.- Solícito llegó hasta la silla en la cabecera y la sacó caballerosamente.

-Mademoiselle.

-¿Francés, eh? 

-Ya sabes, mi padre insiste en que debo conocer las lenguas extranjeras, aún si se trata del ignorante Midgard.

Alzó una ceja a punto de regañarlo.

-Sí, sí, ya sé que me dirás, que no hable así del primer lugar donde llegaste a aprender de la tierra media.

Tomó asiento y él seguía con su rutina de caballero de blanca armadura. Deseaba serlo, ahora más que ella estaba allí.

Se sentó a su lado.

-Liv, te extrañé tanto.-Dijo en un momento. Los ojos de ella se volvieron pequeños cuando sus labios se abrieron en una sonrisa.

-Yo también lo hice, creí que tardaría más en regresar, pero fui llamada de regreso inmediatamente.- Ante lo último le acarició la creciente barba rubia del príncipe.

Permanecieron así unos segundos, pero pronto él se recargó en el respaldo de la silla.

-Antes de que lleguen los demás, cuéntame... ¿qué pensaron tus padres sobre la decisión de mi padre? Créeme que nunca lo había visto más sorprendido en muchos milenios.

Relajó los hombros pero ella se tensó y se apagó la sonrisa. Guardó silencio.

-Bueno, mi madre y el rey Freyr me contaron lo que había sucedido y que era importante que viniera a recalcar la posición y la decisión de mantener estrechos lazos con el padre de todo.

Algo en el siseo de su lengua incomodó al príncipe. Parecía un discurso ensayado. Antes de poder agregar más, llegó otra voz.

-Veo que las mujeres somos buenas en la puntualidad.

Liv se olvidó por un momento de Thor y se alzó en brazos de la mujer de tonificados músculos.

-¡Sif! ¡Que alegría verte!

La morena le correspondió el gesto, de igual manera tuvo que encogerse un poco para poder estrecharla en sus brazos.

-Parece que el tiempo no pasa en ti, mi querida Liv.-Sonreía. 

Intercambiaron unos cuantos comentarios hasta que algunas presencias se acercaban. Eran los mozos con bandejas repletas de deliciosa comida y otros más de postres. Liv fue la primera en mostrar el gran entusiasmo por los entremeses y apetitosos platillos. Thor sonrió, la recordaba tan jovial y se mantenía de ese modo. 

Agradeció que así siguiera. Liv, era hermosa en personalidad y alma, realmente tierna de esencia física, pero para muchos no parecía ser suficiente. Ella había salido un poco más baja de estatura y con el tiempo había desarrollado una complexión ligeramente robusta que le hacía regalar a la vista, unas grandes mejillas cubiertas de motas, voluptuosos atributos y anchas caderas. 

Era una deidad de la fertilidad y merecía todo el honor de ser la viva imagen de la abundancia.

Tuvo que cortar su pensamiento cuando Sif lo tomó del brazo.

-Thor... Necesito hablar contigo.

Este asintió, comprendiéndola.

-Supongo que ya te han informado de la importantísima decisión que hemos tomado ¿no es así?

Ella rodó los ojos ante el comentario cargado de sarcasmo.

-Estas tan molesta como yo, ¿no es así?- Preguntó. Acto seguido cruzó ella sus brazos y miró las puntas de sus pies.

-Thor, tu sabes que tu y yo nos desarrollamos en ambientes similares y que incluso he mostrado tantas proezas que ninguna doncella, si acaso una valkiria se ha atrevido a llevar a cabo. Somos compañeros de armas y de aventuras, pero...

Las palabras se comenzarían a atropellar en su cabeza, le quitó la mirada de encima. 

-Conozco bien mi posición en tu corazón, Sif.- Aclaró Thor.

Sus ojos casi destellaban.

-Tampoco estoy de acuerdo con el matrimonio arreglado. No somos simples cabezas que se puedan usar de intercambio.- Agregó esta vez con desdeño.

El príncipe la tomó de ambos brazos.

-¿Amigos?

La comisura de los labios de Sif casi llegaban a las orejas.

-Por supuesto.

Sonrieron por largo rato.

-Contra viento y marea, contra la voluntad de mi padre y la de tu madre, no permitiremos que jueguen con nosotros.

En silencio se miraron a los ojos, comprendiendo que estaban en la misma sintonía. 

Pronto carraspearon la garganta y Sif se permitió acompañar a Liv en los primeros aperitivos. El tronador las miró desde lejos, las sonrisas y las risitas que compartían. Esos momentos era cuando podía ver a Sif siendo una doncella, eso mismo que ella negaba para recubrirse de armadura y acero. 

Podía ver a la mujer y no a la guerrera.

¿Amistad?

Pensó. Efectivamente, contemplándola, sabía que no podía anhelar  su presencia más que a su lado en incontables aventuras y hazañas. Podía ver a través de ella, a través de él mismo y preguntarse, ¿cuál era el lugar que ocupaba Sif?

Cerca del corazón, y dentro de éste, cerca del brazo.

Para eso era el cariño que le tenía, para tenerla bajo el brazo, para protegerla no solo como compañera de guerra, sino como aliada, como tesoro invaluable de su cimiento de rey. Con todo y eso, conocía a la perfección el lugar que Sif tenía dentro suyo.

Revolvió algunos cabellos y miró la wisteria que movía solemne sus campanas púrpuras. Algunas de ellas, azules aún. Sus hojitas verdes adornando humildemente el gran árbol. 

El verde.

Los ojos furtivos de Loki se colaron en sus pensamientos. Regresó la vista a donde estaban Liv y Sif.

¿Él pertenecía a ese grupo también?

Al extremo derecho del corazón que queda bajo el brazo. En silencio miró y remiró lo que delante de él estuviese sin prestarle la verdadera atención.

¿Loki, estaba dentro de su concepto de amigos?

"-Si es así, no puedes obligar a nadie a ser tu amigo... y yo no quiero serlo."

Recordando esas frívolas palabras, dolían más que el puño de Volstagg en campaña. Pero, siendo ese el caso ¿por qué dolía? ¿por qué pensar en la amistad en una misma ecuación con él, lo dejaba tan insatisfecho? 

Tal vez, ¿lo miraba con los ojos de un amante? 

No, tampoco creía que esa fuese la razón. Un amante lo deseas en la carne, en la salinidad del sudor en el sabor de los fluidos y de los gemidos. En la naturaleza desbordante de quebrar la piel de quien se retuerce de placer en medio de tus piernas.

Con tantas manos que han rosado su piel, es la primera vez que no deseaba primeramente ver el cuerpo desnudo de su presa ladina.

Poseer a Loki.

No era una prioridad física.

Cerró los ojos, estremeciéndose en la base de la espalda. 

Imaginarlo siquiera no lo deseaba, tenía miedo de romper algo sagrado, de profanar algo que el admiraba desde lejos y con todo eso, quería tomarlo como suyo también.

¿Qué es aquello que buscas repeler de ti para no mancillarlo y al mismo tiempo, lo deseas con todas tus fuerzas?

Loki era eso. Una atracción y repulsión. Un imán que no sabe a que polo moverse.

Siguió intentando descifrar el embrollo de su corazón en el silencio del escenario.

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La puerta se cerró tras él. Espero unos momentos y agudizó el oído para asegurarse que Fikir se había alejado de la puerta.

-¿Cómo te sientes?

Sonrió ampliamente.

-¡De maravilla!- Exclamó y se paseaba en brinquitos por la habitación buscando la ropa que le quedase mejor.

Loki no podía evitar sentir alivio por él, pero se revolvía en cavilaciones por la extraña afección que contrajo. Ninguna enfermedad o herida escapaba de sus manos hechiceras y eso fue lo que ocurrió un día antes.

-No puedo creer que hayamos sido invitados. 

Golpeó con ligereza el hombro de su hermano mayor.

-Parece que le caes bien al príncipe.-Decía guiñando el ojo. Sin ninguna emoción en su rostro Loki negó con la cabeza.

-¿Crees que haya de esos bocadillos que nos dio la reina?-Dijo abotonándose la prenda de azul marino, casi a juego con el hermano mayor.

Loki rodó los ojos.

-¿Es que tu solo piensas con el estómago?

Aren le miró perspicaz.

-Vamos hermano, estuve en cama todo un día a base de tés extraños y comidas que me dejaban con el estómago incompleto.

Se giró una vez hubo terminado su atavío.

-¿Me veo bien para ir a ver al príncipe?- Decía burlón. Loki no contestó enseguida pero se acercó a su hermano y le acomodó el cuello que tenía mal acomodado. Con cuidado y esmero lo arregló.

Guardaron silencio, por un momento. Aren se sintió más que observado pero prefería plantar sus ojos en todo menos en Loki.

-Te quedarás callado ¿cierto?

Aren giró la vista mientras se encaminaba a la puerta.

-¿De qué hablas?- Preguntó despreocupado.

Tenía la intención de sonar lo suficientemente seguro.

Con sigilo, hizo un respingo cuando sintió la gélida mano de su hermano mayor sobre la de él. Le obligó así a mirarlo de frente. La diferencia de estatura se marcaba aun más. 

-Casi mueres, por un simple resfriado. Uno que no pude curar ni con mi magia.

-Escucha, los días anteriores te habías estado desvelando y mal comiendo, probablemente esa fue la razón por la cual no pudiste hacerlo esta vez.- Explicó con un poco de fastidio.

El hermano menor, agachó la mirada y algunos cabellos salvajes cubrieron sus ojos. Loki notó que algunos vellos faciales brotaban de su barbilla. Con la imagen en el espejo, fácilmente podrían decir que en realidad Aren era el mayor.

Con este pensamiento, Loki desistió. Él sabía como hacerlo hablar, pero no debía presionarlo, simplemente esperaría el momento adecuado para arrebatarle la respuesta de los labios.

De pie examinó al corpulento Aren, los cabellos negros iguales a los suyos, los ojos verdes que le prestó, la piel canela que no pertenecía a ninguno de los dos. Un disfraz perfecto, pero el actor no parecía lo mejor bien preparado. 

Loki sonrió de lado.

-¿Vamos?

Sabía que el interrogatorio no terminaba ahí, aun así, le siguió el juego y en silencio los dos salieron con aparente calma. 

"El vínculo está creado"

Pronunciaba Aren a modo de recordar las palabras de su hermano gemelo. Un secreto que solo se guardaba en su cabeza. El mismo que jamás podría revelar a quien llevaba a su lado. Aren negó con la cabeza tratando de quitarse esos pensamientos.

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A la mesa se habían unido ya Fandrial, Volstagg y Hogun que conversaban alegremente mientras llenaban sus copas de vino, pasaban de largo de los aperitivos (excepto Volstagg) preferían acompañarse pronto del rojizo licor y de la pronta comida fuerte. 

Liv permanecía de pie cerca de un pequeño estanque se había formado naturalmente dentro del palacio. Miraba su silueta deformada, sus cabellos verdes caer en cascada por su lado. Lejana a la fiesta a sus espaldas, permaneció en silencio, meditando.

¿Y si se lo digo a Thor? Pensó.

Cavilando permaneció. 

-Todos están muy contentos de volver a tenerte por aquí, ¿qué tanto haces muda a lo lejos?

Thor la había alcanzado. Liv no respondió solo sonrió.

-Estaba pensando en si era correcto que estuviera aquí. Seguramente el padre de todo esté interesado en aclarar las condiciones de Asgard con mi natal Alfheim.

El ojiazul giró la vista a una de las torres que se veía lejana del ala norte. Probablemente el rey Vanir y su hija estarían discutiendo eso mismo.

-Tu sabes que mi padre no es tonto, probablemente tendrá un discurso para el rey Vanir y Syn y otro distinto para ti.

Enseguida sintió el manotazo de la peliverde en su brazo.

-Vaya descaro, llamar a la hija del rey por su nombre.

Thor se exaltó.

-¿Y cómo diablos debería llamarla? ¿La fulana esa?

Liv le volvió a soltar otro manazo.

-Cielos, sigues siendo tan bruto. Dentro de los nueve reinos (si, incluyendo Midgard) se le llama por su seudónimo como muestra de respeto.-Aclaró bajando la voz. El príncipe rodó los ojos.

-Bien, pues, ¿cuál es su famoso mote?

-Ningyo.

-¿Niño?

-¡NINGYO!

Dejando de lado la absurda broma, Thor abrió los ojos sorprendidos.

-¿Ella es el fantasma ningyo? Creí que solo era una leyenda.

-Lo es, sus proezas no caben en los libros de historia.-Recalcó la muchacha. -Mas vale que le tengas más respeto. Es bien sabido que hace milenios no comete ninguna peripecia, eso no demerita su gran legado.

El rubio sorprendido se sintió como un bobo, había estado sentado tomando la cena con una divinidad y él disculpándose por las tonterías que había echo de niño. Resolvió en no seguir pensando en ello.

-De cualquier manera, no te preocupes, estoy seguro de que mi padre será justo sobre los nuevos tratos que se manejen con Vanaheim y Alfheim, no tienes de que preocuparte.

Pero era lo que más preocupaba a Liv. No había más evidencias de que ella escondía.

-¿Estás bien? Pareciera que el tema de la negociación te tiene muy consternada.- Inquirió Thor ahora con los brazos cruzados.

-¿Qué? ¡No, para nada! -Habló atropelladamente. 

-Liv, pasa algo, dime. 

Ella sacudió las manos en el aire.

-Nada de eso, no.

-Mentir no está en tu naturaleza

-Será mejor que hablemos después-

Decía mientras caminaba de vuelta a la mesa sin voltear al frente y hablando nerviosamente al as.

-Liv, no puedes guardarle un secreto a tu--

En eso una idea surgió en su mente.

-Espera, ya sé, me contarás lo que te pasa si yo te enseño algo que he aprendido. Sé que te gustará.

Con el cambio de tema, ella parecía relajarse y lo agradeció.

-¿De qué se trata? ¿finalmente aprendiste una oratoria?-Preguntaba burlona.

-No, es mejor. He estado practicando con un maestro.- Con un movimiento casi elegante se quitó la capa roja tras de él y la mandó volar. Cuando cayó en el respaldo de una silla los demás guerreros voltearon inquiriendo que algo cómico estaba a punto de ocurrir.

Acallaron unos momentos mientras lo veían prepararse, después comentaban en cuchicheos sobre alguna peripecia que sucedería. Se reían por lo bajo.

Thor se alejó unos metros. Respiró hondo un par de veces y en un momento se puso a estirar sus manos. Cerró los ojos. 

Siente el viento. Siente el viento

Se repetía. Desde la punta de sus dedos hasta los hombros inició un movimiento ligero de curvas. No tardó mucho en sentir un cosquilleo en las palmas de sus manos, indicio que estaba ejecutando correctamente el ejercicio. 

Lo que al inicio parecía una broma, fue descartada cuando notaron como el viento parecía mecerse del mismo modo en que Thor movía sus extremidades.

Fue ahí que la sonrisa burlona de Liv desapareció. 

Mientras el príncipe aceleraba el movimiento ejerciendo aún más fuerza. Esta vez las simples brisas se transformaron en golpeteos del mismo aire que controlaba. Las caballeras alborotadas y el mantel que se movía violentamente ponía de nervios a los espectadores.

-¡Thor, ten cuidado!-Exclamó la muchacha de cabellos verdes que ya no sabía como mantenerlos sujetos.

-Nada de cuidado, esto es pan comida. 

Y como siempre se le dio, por bobalicón y apresurado se le ocurrió la maravillosa idea de soltar la fuerza del viento acumulado en la dirección de arriba. Como no había nadie lo suficientemente cerca, no tuvo temor de mandar a volar a alguno de los ahí presentes como a Loki en el pasado.

-¡JA!

La fuerza sobrenatural terminó saliendo disparada en gran potencia hacía el cielo. Sin embargo, lo que era una sonrisa genuina pronto se disipó.

Del mismo modo que se disiparon todas las campanas violetas de la wisteria. La fuerza del viento de Thor hizo que solo las ramas pelonas del árbol salieran ilesas. Unos segundos de sorpresa muda fueron el preámbulo de una sonora risotada.

Con el rostro rojo, Thor vio como Volstagg y Fandral terminaban en el suelo casi llorando de la risa con los brazos sumidos en los estómagos. Hogun simplemente se dio media vuelta pero era notable su risa prolongada y Sif solo reía abiertamente con los blancos dientes de su boca. 

-Ay...-Fue lo único que pudo decir el as.

Los ojos verdes de la joven titilaban en una emoción mezclada en sorpresa y coraje.

-Me impresionas.- Finalmente habló con sarcasmo.

-S-solo fue un error de cálculo. Esto no suele pasar.- Observó sus manos como si estuviesen manchadas de la sangre de sus enemigos. 

Quería demostrarle a Liv que era fuerte y solo había logrado hacer el ridículo.

-Parece que tendremos que buscar un nuevo sitio, si nos quedamos aquí, el sol acabará con la buena comida y los postres.- Dijo Sif poniéndose de pie. 

Los demás esta vez rezongaron. 

-No es necesario, puedo solucionarlo.- La dulce voz de Liv acalló los movimientos y ruidos de sillas y cubiertos.

Con paso decidido, (el mismo que Thor tenía cuando sugirió hacer la demostración de su poder) se colocó a unos centímetros del tronco de la pobre Wisteria que ya no tenía flores. 

-A este paso, terminaremos sin comer nada.-Susurró Volstagg y Sif le golpeó la costilla levemente.

Extendió su mano sobre el grueso tronco y cerró los ojos. 

A los pocos momentos de silencio, sus labios se abrieron para entonar una canción:

No me abraces tan fuerte,

sé que escondes secretos también, 

y yo jamás los voy a contar, 

estoy bien si tu lo estás.

La gente en góndolas va a pasear,

conociéndose cada vez más.

Un amor de verano tal vez,

que siempre recordarán,

tristeza y felicidad, 

repitiéndose una vez más.

Este amor de verano,

eventualmente terminará.

Pero yo sé que se quedará,

en mi mente por la eternidad.

Conforme su voz tomaba forma, sus palabras tomaban una emoción, su emoción tomaba un fruto. Pronto el mágico interior de la muchacha se veía al descubierto. Con cada nota que escapaba de sus labios, el precioso árbol parecía estremecerse con la muestra de afecto. De las ramas solitarias brotaron pequeños retoños verdes, prontamente se llenó de hojitas verdes las mismas y pronto estas dieron frutos que se abrieron como si la misma primavera que recorrió con esmero los últimos meses ahora lo hiciese en unos segundos.

Al terminar de cantar, las campanas lilas nuevamente poblaron (incluso aún más) las preciosas lenguas de la wisteria, nuevamente el ambiente se inundo del pacífico color y de su aroma tan peculiar. 

Hinchados de emoción y con una gran sonrisa en el rostro admiraron de sobremanera el milagro que llevaba acabo la deidad.

-¡Es hermoso!- Exclamó Sif al final y los demás miraban sonrientes nuevamente el milenario árbol cubierto de vida. 

La chica del cabello verde se giró inocentemente apartándose del cabello algunas ramas que habían bajado por misma voluntad del árbol agradeciéndole.

-No es por nada. Un hechizo que me enseñó alguien hace poco.-Respondió sonriente.

Mientras destilaba su encanto y su gran renombre como deidad de la fertilidad y naturaleza pronto notó una atención encima de su ser.

Se sonrojó de manera casi violenta cuando se vio envuelta en el escrutinio de un par de ojos verdes. Su sonrisa no se apagó del todo pero con sincera inocencia curvó su mirar como azorada por la atención que aquél joven extraño le prodigaba. 

-¿Aren? -Preguntó Loki.

¿Alguna vez, has escuchado ese sonidito que ocurre cuando dos personas destinadas a encontrarse, se encuentran? Por primera vez, Aren, el parlanchín, no tenía palabras que soltar. Una parte de su ser pareció plantarse en ese mismo sitio donde estaba y peleaba por no moverse de ahí nunca. La imagen ante él, era tan inefable como efímera.

-Liv, ¡eso fue increíble!

Intervino Thor. Cuando notó la nula atención de su prima regresó la vista a donde ésta estaba observando y vio a los hermanos a unos cuantos metros de donde la reunión se llevaba acabo. Se percató del semblante rosado del menor de los hermanos y del mutismo de la chica a su lado. El príncipe los saludó con entusiasmo y tomó la mano de Liv.

-Vamos.

Ella por un momento tensó los pies pero ante la fuerza sobremayor de Thor no pudo sino seguirle el paso. Loki hizo lo mismo y en efecto retardado Aren lo alcanzó. Una vez estuvieron frente a frente hablaron:

-Me alegro mucho de que hayas recuperado el semblante sano.- Felicitó el as al hermano menor y este agachó la cabeza.

-Antes que nada, quisiera que conocieran a Liv de Alfheim, hija de la diosa Freyra. Protegida de Frigga y además, MI PRIMA.-Esto último lo hizo con ahínco fulminando con la mirada al mayor de los hermanos, Loki alzó una ceja disimulando.

-Es un honor.- Loki fue el primero en inclinarse. Retardado nuevamente por unos momentos, Aren sumido en el mutismo hizo lo mismo.

Liv no dejaba de mirar al más alto.

-Liv, ellos son Loki y Aren de Alfheim. Sé que ya conoces sus antecedentes, pero quería presentártelos de frente.

-Lamento mucho su pérdida.- Agregó la muchacha refiriéndose al homicidio que envolvía su llegada a Asgard. Se sintieron ligeramente incómodos, pero aceptaron las condolencias.

Las introducciones se llevaron con calma. Justo cuando acabaron, se acercaban los mozos con bandejas repletas de platillos jugosos y bocadillos de colores pastel.

-Justo a tiempo.-Dijo Thor.

Caminaron con calma los cuatro, de pronto, justo cuando Loki se disponía a tocar el respaldo de su silla. Sintió el tirón tras su espalda.

-Ven.- Le susurraron al oído.

Mecánicamente Aren y Liv se sentaron y 'casualmente' quedaron juntos. Como estaban seguros de que su acompañante venía a su lado, se giraron.

-Th--

-Lo--

Y se toparon de frente, nuevamente el mutismo acudió a ellos y esta vez el tonó carmin recubrió los pómulos del joven. Violentamente los dos buscaron a sus contrapartes con la mirada.

-Ahí estás bien Liv, descubrirás en Aren un excelente compañero de manjares dulces. Ya después hablaremos- Decía Thor que se había sentado al extremo opuesto de la mesa teniendo a Loki a su lado. Éste tenía una mirada de sorpresa y se removía en su asiento ante el agarre que Thor tenía en su mano.

Thor el celestino.

-Se puede saber ¿qué estas haciendo?- Dijo en voz baja Loki quien mientras se ponía la servilleta blanca en sus piernas. Miró de reojo al príncipe y este le guiñó un ojo en complicidad. No dijo nada más.

-Espero te guste, puse a prueba tu paladar el día anterior. Así que pedí que trajeran entre muchas cosas, el asado de venado. Ese día lo tomaste con mucho más entusiasmo que los demás platillos.-Habló Thor con esa sonrisa tonta en su rostro mientras se ponía la servilleta erróneamente en el cuello, intentaba dar en el clavo de la etiqueta pero no parecía ser algo propio del muchacho.

Con esa expresión en su rostro, con la brisa meciendo las ramas de la wisteria, con la risa y la camaradería en la mesa. Con todo ello, los hombros del jötun disfrazado se relajaron. Bufó un poco guardándose una risita.

Esto lo notó el as y una cálida emoción le recorrió el pecho.

Definitivamente, Loki no pertenecía al mismo grupo que sus amigos y se sentía excitado de reconocerlo finalmente.

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-Entonces, aún no han tenido éxito en la captura del responsable.- Decía Odín solemne. A su lado la diosa Frigga y frente a ellos el rey Vanir y su hija la poderosa "Ningyo". 

-No. Me temo que esto no parece prosperar del modo que deseábamos. Aún así, hemos continuado como acordamos, las caravanas de recursos se han detenido entre Alfheim y Vanaheim. Sabemos que ellos prosperan más fácilmente que los demás en cuanto a recursos, aunque nosotros no tenemos nada que envidiarles.- Hablaba Vanir.

-Es por ello que he venido aquí con la ofrenda de los recursos dispuestos de tu agrado, dios Odín a cambio de seguir manteniendo nuestra relación estrecha de amistad. 

Odín inclinó la cabeza en agradecimiento.

-Nuestra unión y nuestra gratitud siguen contigo, rey. - Aclaró Odín.

-Aunque, me sorprende que hayan quedado en acuerdo de venir ambos reinos a contemplar mi favor y ayudarme.- Añadió.

Fue entonces que Vanir repeló la mirada unos segundos.

-Padre de todo. La sorpresa de la que hablas, también fue visible en nosotros cuando fuimos interceptados en el Byfrost por la diosa menor Liv.

Se hizo un silencio incómodo.

-¿Casualidad? - Inquirió Odín incrédulo. 

-Ni Vanaheim, ni Alfheim hemos mantenido comunicación desde lo sucedido y aun así, no puedo entregar a la casualidad esta visita que parece arreglada.- Serio y con la voz calmada explicaba el rey de blancas vestiduras.

-Explícanos mejor.- Habló dulcemente la reina.

Vanir acertó la mirada en ella.

-Tengo la inquietud de que algo está pasando en Alfheim. Desde que se cerraron las murallas, fue común el sonido y la actividad de los elfos que aún así mantenían su economía del recolectado de alimentos por las próximas épocas invernales. Sin embargo, a los pocos días del acuerdo, estos eventos dejaron de suceder. No se escucha sonido alguno del lado de los elfos y los animales que comúnmente paseaban por los bosques han buscado refugio en nuestro lado de la muralla. Tenemos reportes de algunos alces alados cruzando, osos topo entrando por las madrigueras y las aves parecen más felices en nuestros árboles que en los suyos.

Parecía un cuento bastante tonto.

-Odín, padre de todo. Aunque la ofensa que Freyr cometió contra mí y mi gente fue grave, temo por que haya acontecido el mal que se precipitó sobre el viejo Egil.

El anciano rey alzó su mano, pidiendo un receso en el discurso.

-Entiendo bien lo que me dices. Agradezco tu sinceridad y admiro la preocupación que muestras. -Habló claro y fuerte.

-Sin embargo, el trato que hemos propuesto debe respetarse. Si por alguna causa, la sospecha que dices, fuese errónea, no sería sino una violación al acuerdo y podría desencadenar en algo peor.

Vanir hizo un ademán de comprensión.

-Si así lo dices, que así sea.

Se puso de pie y con él, su hija.

-Entonces, procederemos a hacerles llegar los atributos destinados y esperamos que estos sean de mucho apoyo.

Odín volvió a hablar. Desviándose de su proceder diplomático hasta dejó libre un par de suspiros.

-No seas tan burocrático, Vanir. Antes de eso, quédate aunque sea por unos días, la relación cuajada que hemos mantenido no debería delimitarse a solo tratos bélicos.

Frigga sonrió.

Vanir asintió en respuesta positiva. Pronto se marcharon. Una vez cerrada las puertas de roble. El honorable rey se dejó caer en su asiento. Una nube oscura nubló su rostro.

-No flaquees, mi rey. Pediremos a Heimdall su visión para asegurarnos de que todo está bien sin temor de romper el contrato.

-No podemos, Freyr se daría cuenta. Conoce bien el halo de poder de Heimdall y sabe cuándo éste usa su fuerza.- Replicó Odín.

Guardaron silencio y rogaron a la ramas del Yggdrasil que el presentimiento que ahondó en las palabras de Vanir, solo fuese producto de la imaginación.

-Hablaré con Liv. Claramente si ella está aquí, es por mandato de su madre y del rey.-Terminó de decir Frigga y acabaron la sesión.

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Los platos vacíos, los cubiertos manchados y relamidos de los deliciosos alimentos. Ahora en la mesa solo reinaba la bulla y alguno que otro bostezo por el comer.

-Que gran idea la tuya de venir a desayunar en este lugar. Lejos de la arena, casi uno puede liberarse de la tensión de entrenar. -Decía Volstagg hacía Thor. Se disponía a seguir comiendo todo aquello que a los demás no encontró cupo. 

-Espero ya estés mejor para acompañarnos, los muchachos aún te tienen rencor por desaparecer.-Añadió con las barbas algo sucias de comida. 

Aren sonrió un poco más relajado.

-Admítelo, extrañas que alguien sacuda a tus muchachos del mismo modo en que lo hago.- Decía petulante ante las miradas.

Se rieron en su rostro.

-¿Formas parte de las líneas bélicas?- Sonó una vocecita tímida.

Aren solo llevó sus ojos a su lado. Notó el sonrojado rostro de la muchacha a la que llevaba tiempo intentando apartar su atención.

-Ah... bueno, no exactamente.

Los ojos de Fandral brillaron ante el campo fértil tan extenso que se presentaba delante.

-¡Si supieras mi preciosa Liv. Es el forastero más experimentado que jamás haya visto!- Exclamó. Aren acalló.

Fandral pisó el pie de Volstagg a su lado, este hizo un ademán de molestia pero a los segundos captó la indirecta.

-¡Y que lo digas, es un verdadero gladiador!-Agregó.

El joven forastero no podía creer que esas palabras estuvieran saliendo de las bocas de los guerreros con los que siempre practicaba y molestaba a la vez.

-Es un poderoso cargador de armas.

-Un astuto limpiador de arenas y mozo de los paños para el sudor.

-¡Y no se diga de la gran rapidez para limpiar el estiércol de las caballerías!-Dijo Hogun que intentaba encajar en la broma, pero esa oración estaba fuera de lugar. Los únicos que trabajan con los caballos eran los grupos bajo el cuidado de Sif.

 Prontamente la expresión de Aren cambió de una brillante a una muy oscura. 

-¡Si serán...!

El brillo de una nueva bandeja se acercó.

-¡Los postres!-Exclamaron al unísono Aren y Liv olvidándose por completo de las crueles bromas.

Se sorprendieron de la sincronía. Pronto llegaron a la mesa, bocadillos de colores violeta y rosa pastel. Primero uno, después otro, y otro más. Olvidándose de las vergüenzas y de las miradas de los demás, Liv y el jötun disfrazado se zumbaron todas las bandejas.

-¿Verdad que el taro es lo mejor?-Decía Liv

-¡Oh si! pero tampoco hay que dejar atrás el poder de la castaña en estos manjares no tiene nada que envidiarle.- Respondía el otro.

Compartían puntos de vista de cuál era el más suave, el más dulce, el más consistente. Liv hablaba de la dificultad de cocinarlos, Aren del éxtasis cuando estos tocaban las papilas de la lengua.

Sintiéndose excluidos, los guerreros no podían sino simplemente mirar el combate entre los dos glotones de la fiesta.

Loki permanecía un poco inquieto. 

-Espero no se enferme esta vez del estómago.- Dijo Thor acercándose al oído del pelinegro. 

Un escalofrío le recorrió la nuca. La taza de té en su mano, tembló por unos momentos.

-Lo dudo, Aren es un verdadero barril sin fondo.-Calmadamente respondió.

Dejó la taza en su sitio.

-¿Te ha gustado el desayuno?-Preguntó inocente.

No quería sonar grosero después de que se mostró tan condescendiente.

-Muchas gracias, ha estado todo delicioso.-Agradeció con un ademán de cabeza.

-¿Eso es todo?

-¿Cómo dices?

-Vamos, te vi repetir, admite que te gustó en desmedida.-Thor gustaba de exigirle a Loki una expresividad que no era propia de él. Quería sacarlo de esa campana de cristal que él mismo había puesto a su alrededor.

-Esta bien, si tu lo dices.- Agregó con una sonrisa ladina.

De repente los guerreros se levantaron.

-Anfitrión, felicidades por tan buena oportunidad de comida y diversión. Ahora mismo nos retiramos a continuar con el entrenamiento.-Decía Volstagg.

-Ah, si van a las arenas, déjenme acompañarlos. Me siento bien.-Decía poniéndose de pie.

-¿Cómo puedes querer ejercitarte, después de semejante festín que has tomado?

Se encogió de hombros como no entendiendo la pregunta. En eso sintió una mirada sobre él. Carraspeó un poco.

-Que tenga un buen día, princesa Liv.-Se inclinó.

Princesa... Nadie la había llamado así antes provocándole un estremecimiento. Apretó las manos que guardaba bajo el mantel.

-Amm...

Aren supo que quería decir algo, y aguardó.

-Hace mucho que no veo un entrenamiento de asgardianos. Sería fabuloso que pudiera verlos después de tanto tiempo.- Inquirió.

-Ah, pero, ¿no es imperante su presencia con el rey Odín?- Cuestionó Volstagg.

Era cierto, en cualquier momento sería citada a hablar con él. El simple hecho de pensarlo la dejaba exhausta.

-Anda, ve Liv, yo me ocupo de papá.- Exclamó Thor desde el otro lado de la mesa. Nuevamente la imagen de él con Loki le hizo un poco de gracia.

Sonrió agradecida y se puso de pie. Ella y Aren se miraron unos momentos llenos de interés. Sin decir palabra alguna se encaminaron por el mismo camino por donde se habían adelantado los guerreros.

-No eres nada disimulado.

-Tal vez para los que estamos fuera de esa atmósfera sea así, pero mira a ese par de bobos...

Los miraron alejarse mientras casi tropezaban hasta con las hormigas que había en el camino.

-Ni ellos se han dado cuenta aún del tropel de descaro que lleva sus acciones.-Explicó. 

Por primera vez Loki se impresionó de la capacidad analítica de Thor. Preocupado se percató de que las figuras habían desaparecido por los corredores.

Ten cuidado, Aren. Pensó. 

-¿Verdad que es genial?

Miró a Thor por el rabillo del ojo sin entender. 

-¿La viste no es así? Liv es una profesional en el manejo de sus bendiciones como deidad.- Prosiguió con esa forma ridícula de poner la servilleta bajo la barbilla. Loki tenía ganas de arrancársela y ponerla donde debe ser.

-Por lo que vi, también estuviste de haragán con lo del manejo del viento.- Una sonrisa divertida se asomó por el rabillo de los labios del moreno.

Esto le cayó como balde de agua fría.

-L-lo que pasa que no estaba concentrado. 

-Al menos esta vez no mandaste a nadie a volar.- Rió por lo bajo y Thor se sintió aliviado de que no estuviera molesto o contrariado.

-Está bien, admito que se me salió de las manos por unos momentos.- Admitió con un ademán de manos.

Con una nueva atmósfera de tranquilidad estuvieron callados por un momento. Luego, cuando Loki creía que ya no habría nuevo tema de conversación escuchó de nuevo al príncipe.

-Sabes...

Parecía medir las siguientes palabras que iba a soltar.

-La razón, por la que en realidad quería que me enseñaras...

Ahí iba de nuevo, con ese tema tan redundante de la necesidad de ser un Dios y demostrárselo a él y al mundo entero.

-Sé que debes estar pensando que ya tengo mareado con el tema pero quería que conocieras la otra cara de la verdad.- Agregó casi leyendo el pensamiento del pelinegro. Su voz cambió de una nerviosidad a una total calma, parecía ir asentando las ideas en su mente.

-Liv, no es mi prima.

El balde agua fría esta vez cayó en Loki. ¿Sería acaso... su futura esposa? ¿algún matrimonio arreglado? Tendría sentido, ella es princesa de Alfheim y él de Asgard.

Los ojos verdes se ensombrecieron, estaba esperando que algo así ocurriese. Se castigó por haber asistido a ese desayuno, sabía que Thor tenía muchas ansias de presentarle a la nueva visitante, probablemente era para ello, para dejar en claro las relaciones que el príncipe tenía y donde él no tenía cabida.

Apretó entre sus manos la servilleta de tenía en sus piernas.

-Yo y Liv estamos más conectados que nada en este mundo.- Prosiguió sin ser realmente consciente de la herida que se abría en el pecho de quien lo estaba escuchando.  Loki no apartó la mirada de sus pies escondidos tras el mantel.

-Hace milenios, la reina Freyja y el rey Freyr buscaban dar a luz a un heredero. No creo que ignores el poder que tienen las uniones matrimoniales tanto fuera como dentro de los nueve reinos.

Los ojos verdes se clavaron en el joven de cabellos rubios.

-Sin embargo, ellos nunca lograron concebir fruto alguno. Los dioses ancestrales, habían decidido que ellos no tendrían descendencia. O al menos eso pensaron todos... Hasta que mi madre dio el anuncio de que estaba en espera de un hijo, en este caso, yo.

Sonriente miraba a Loki, le hacía ilusión contarle sobre un pasado donde él aún no existía.

-Mi madre, se apiadó de la reina y de la tristeza que se cernía sobre ella.

Esta vez su rostro parecía entristecerse pero pronto se iluminaba de nuevo.

-Así que decidió hacer hasta lo imposible por ayudar a Freyja a concebir. Cuando yo estaba pronto a nacer, me han dicho que durante todo un día mi madre invocó la hidromiel que brota de la raíz sagrada que es el Yggdrasill.

Esta vez el relato se movía en terrenos que ya eran desconocidos.

-Este le concedió el milagro de dividir el gran poder que en su vientre se formaba. Solo por una vez.

Loki abrió los ojos impresionando no atreviéndose a adivinar del todo lo que iba a decir a continuación:

-Se dice que esa noche volvió a salir el sol. Una parte del cuerpo que se formaba dentro de ella se partió en dos, tomaron un poco de vida de mi y lo depositaron en el vientre de la diosa Freyja.

Aguardó en silencio, impresión y calma a la vez. Mientras Thor hablaba miraba hacía el horizonte, pero en este momento y en ese largo silencio, él se giró para ver al chico de cabellos negros.

-Liv, es mi otra mitad.

Boquiabierto le miró.

-Es por ello que yo no tengo 'completos' mis poderes.-Explicó.

-Por eso haces un gran esfuerzo en algo que debería ser normal en tí.-Añadió el invitado. Thor asintió.

-Quería que me enseñaras, porque cuando yo me enteré de esto, igualmente lo hizo Liv y ambos éramos unos niños que no lo entendían del todo. Después de eso, Liv no se podía separar de mí, solo me pedía perdón. 

Sonrió como recordando viejos tiempos. Una niña mucho más pequeña que él en tamaño se le abrazaba de la pierna con los mocos saliendo y las lágrimas rodando por sus gordetas mejillas.

-Decía que lo sentía porque era culpa de ella que yo nunca fuera a ser capaz de usar todo mi poder en el futuro. Es una tonta...

Loki pensaba que había sido una injusticia mermar la capacidad divina de un ser vivo como lo era Thor y que debía ser un castigo por algún acto cometido por error de sus padres en el pasado.

-Jamás he creído que fue un error de mis padres.- Creyó que le había leído el pensamiento.

-Sin Liv... Mi vida no hubiera sido igual. Cuando era muy niño, solía crear planes para escapar con mi padre e ir al campo de batalla. Si ella no hubiera estado ahí para detenerme muchas veces, no sé que habría sido de mí.

Bufó volviendo a rememorar escenas de un joven y testarudo niño rubio.

-Tal vez hubiese sido un joven totalmente poderoso y con sed de guerra. Sin embargo, aunque eso fuese posible yo no podría desear que las cosas fueran distintas. Quise que me enseñaras... Para que ella se quitase la idea de que soy un ser incompleto por la energía que se requirió para que ella existiera.

Sonrío.

-Sé que debes pensar que soy un haragán, pero solo quería hacerle ver que me había vuelto más fuerte y que quería que ella dejase de remorderse la consciencia por algo en lo que ella ni yo tenemos poder para cambiarlo.

Con un último gesto de felicidad, Thor regresó la mirada al cielo, donde las copas de la wisteria se movían a merced de un viento más amable.

Permanecieron por un tiempo callados, Thor, pensando en el descanso que le había generado contarle eso y Loki con la inquietud de saber algo nuevo de ese joven tan caprichoso, engreído y torpe.

-Además de la razón para que yo te enseñara, ¿por qué me has contado esto?

En el preciso instante en que lo dijo, Thor carraspeó la garganta e intentó sentarse derecho. Un ligero calor brotó de su cuello y un cosquilleo de su espalda se prolongó hasta sus piernas.

-Me gusta la sensación de vómito que tengo contigo.

-¿QUÉ?

-Digo, quiero decir... No vómito en un sentido real, sino figurativo. ¿Nunca has sentido la necesidad imperiosa de contarle todo a una persona?

En sincera sorpresa los jade de Loki se quedaron quietos.

-Yo... Cuando me siento a gusto contigo, me dan muchas ganas de contarte tantas cosas de mí. 

Guardó silencio, intentó ignorar el rubor que subía por sus pálidas mejillas. Tomó la taza de té vacío delante de él.

-¿Por qué?

-¡Que importa el motivo!-Exclamó el príncipe alzando los brazos. Tomando por sorpresa al joven que lo escuchaba este casi tiraba la taza de porcelana blanca.

-Me gustaría, que pudieras escucharme... Y a la vez,

Alzó la mirada.

-Me encantaría escuchar sobre ti.

Las campanas moradas de la wisteria se movieron con un poco más de fuerza, el sonido entre las hojas fue un glorioso canto que se tragó el eco de esas palabras. La misma zona de paz, absorbió toda ansiedad. Los luceros del jötun disfrazado se anclaron en par de mares del as.

Casi sin poder percibir movimiento alguno, tuvo una sensación cálida sobre su mano. Tardó en reaccionar y cuando lo hizo vio con total parsimonia la mano del príncipe sobre la de él. 

A diferencia de la primera vez, en está ocasión ninguno deshizo el gesto. 

Se miraron largo rato. 

¿Qué debería hacer? Levantarme e irme, seguramente. Yo no soy nada de lo que él cree y por primera vez, me siento confuso sobre ello. Yo no debería estar en esta situación. Mi mano no tendría que estrechar la suya como lo hace en este momento, mis ojos no deberían mirarlo con ternura justo como lo hago ahora, mis labios no deberían callarse ahora que él me pide que le conteste. Yo sé lo que soy... Y por un momento más largo de lo común, me estoy lamentando de ser alguien distinto a él.Quisiera poder gozar de esto. Tener la capacidad total de ser en verdad este hombre al que llaman Loki. Desearía poder disfrutar de este momento, aunque sea una mentira. ¿Qué hago? ¿huyo?  Sería lo mejor... sería lo mejor.

Soltó su mano de modo un tanto brusco. Thor hizo un respingo y alejó su mano en silencio. Temió haber cometido una imprudencia. Quitó la mirada.

-Disculpa, creo que te he ofendido.- Dijo en voz baja. 

En eso Loki se irguió de modo elegante. Thor no quiso observarlo irse.

-Tu servilleta está demasiado limpia.- Habló con sarcasmo. 

Aunque su semblante denotaba la más grande seriedad, aunque su cuerpo se viese tan ligero como siempre. Aunque todo estuviese en su contra. 

Se acercó al paño que estaba ajustado al cuello del príncipe. Tomó la esquina de este y lo pegó a sus labios en un gesto limpio. Al segundo siguiente y sin presentar otra emoción en su rostro más que la total calma, puso el mismo espacio que besó en los labios ahora del príncipe. 

Este casi pierde la órbita de los ojos ante tal gesto coqueto. Loki se encaminó a los pasillos. Cuando estuvo a punto de perderse regresó la vista a Thor.

-Ahora mismo tengo sueño y no soy buen conversador. Pero... Será un gusto relatarte todo sobre mí.

Con esa misma paz, siguió su camino y se perdió al doblar la esquina. Mientras tanto, un príncipe asgardiano seguía tenso sobre su silla con el rostro al más vivo color carmín.

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Notas finales:

Muchas gracias a todos por su paciencia. Una disculpa por la tardanza (casi se vuelve costumbre) pero en el anterior capítulo había expuesto que estaba desanimada por no tener trabajo. Parece que todo mejoró con sus buenos comentarios porque ya conseguí un sitio donde el trabajo es bueno y bien pagado.

Gracias en verdad. 

Espero les vaya gustando, cualquier duda sobre algo que no haya quedado muy claro (acabo de terminar ahorita a las 2:22 am hora de México) por favor, háganmelo llegar. 

Sobre la introducción de letras de canciones es un recurso que siempre he llevado a cabo en todas mis historias. Aunque mi intención no es que sea un SongFic la verdad es que me baso mucho en música para escribir. 

"Aoi Hitomi" (cover por Lucy Sánchez) es la canción que usé para Liv.


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