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Tu la guerra, yo la muerte. por MichaelJ2099

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Era como si el bramar del mar acabase por un largo momento. Las risas solo se volvieron sonrisas amplias y apenas el sonido de los pasos era audible. Abrían paso, justo en la entrada que estaba frente al trono se expandió la lengua rojiza del sol y con este destellos de armaduras. El silencio se propagó mientras el padre de todo se alzaba de su sitio. 

Frigga hinchó el pecho y sonriente esperó a que entrase la gran escolta. Odín en un momento alzó su mítica lanza y golpeó con ésta el suelo. Un estruendo parecido al de un trueno sacudió los cabellos de la nuca de todo mundo.

En silencio seguían contemplando los cristalinos destellos. Un golpeteo metálico y unos ojos orgullosos escondidos en los cascos de los aesir.

Finalmente habló:

-¡Bienvenidos sean, los hijos de Asgard! ¡Bienvenidos sean los que portan el estandarte de la paz! 

Las lagunas de sus ojos no pudieron prestar atención a los movimientos del rey, ahora solo permanecían clavados en detectar de entre todos esos dorados caballeros al sol mismo que venía con ellos. ¿Dónde estaba? ¿qué aventura traía en bruces el hijo de Odín? ¿por qué no lo alcanzaba a ver?

Fue así, que entre la escolta que avanzaba. Pudo sentir el recorrer frío de un choque eléctrico. Una corriente de luz y mar saliendo de entre todos ellos. Entreabrió los labios como queriendo exclamar. 

Ahí estaba. Dos alas plateadas adornaban su cabeza y bajo éstas sus rizos caían desperdigados por los hombros. Solo el repique de sus pasos, de su martillo al romper el aire y su capa vertiginosa.

Odín se apresuró y llegó hasta los primeros escalones que daban a su trono junto a su esposa. Seguidos de cerca por el rey Vanir y su hija.  El rey anciano alzó los brazos.

-¡La gloria acompaña a mi hijo!

Y se reanudaron los gritos de emoción y júbilo. Sus pulcros uniformes daban la clara afirmación: los jötuns permanecerían otro año alejados de ellos, refundidos en ese rincón y esperanzados en que no volviesen a ver la luz del sol.

El júbilo subió de volumen. Thor se inclinó a su rey y padre junto a los guardianes. Odín alzó su palma, pidiendo con esto un poco de silencio. Una vez que lo hubo esperó:

-Padre... A ti vengo en este glorioso día, a servirte a ti y a mi pueblo. Para ser el portador de la paz merecedora, ahora vengo ante ti y ante ellos, la sincera confirmación de que...

Su voz titubeó. Guardó silencio por unos segundos. Los ojos del joven, que permanecían escondidos y refugiados en el pulcro suelo del palacio se cerraron de golpe. Ese mismo choque le hizo volver los recuerdos.

"Por ahora, todavía no está escrito que usted enfrente al ejército de lo Jötnar. Ésta guerra relámpago sigue su curso, pero deberá permanecer inconmovible para lograr la paz que desea"

La voz de la hamingja en su cabeza resonó. ¿Guardar un secreto de tal magnitud? ¿ocultar la existencia del peligro? ¿a su gente? ¿a su familia? ¿a su futuro reino? 

El padre de todo por un momento no supo qué hacer, justo cuando iba a indagar qué ocurría:

-La sincera confirmación de que tendremos otro año pacífico... Lejos de... cualquier amenaza.

No sabiendo cómo tomar ese inquietante pausa Odín continuó con el protocolo y alzó los brazos en glorificación.

-¡Que así sea, por Asgard!

Y todo el pueblo gritó:

-¡POR ASGARD!

Mientras Thor sentía un escozor que le preguntaba si lo que había hecho era lo correcto. Se levantó y encaró una mirada inquisitiva de su padre, sin palabras preguntaba si todo estaba bien. El rubio sonrió.

-Estoy en casa, padre.

Le siguió un fuerte abrazo que borró todas dudas. La gente tras de ellos continuó con un festejo esperando que continuase por siempre.

Loki mientras veía la bulla que se alzaba. Regresó su vista al joven aesir. Se preguntaba si estaba bien, no parecía tener ningún rasguño ni nada que fuese preocupante. Sonreía con fluidez a sus padres. Después de eso hizo una reverencia al rey de Vanaheim y éste le recibió con unas palmadas en la espalda.

Seguido de esto Syn se acercó a él y le abrazó como si de un viejo amigo se tratase. Enredados en el abrazo, pudo ver los labios de Thor curvarse, tal vez le había dicho algún comentario gracioso.

Cómo deseó estar ahí. Recibirlo con un gran clamor. Agachó la mirada sintiéndose un poco miserable, de nuevo esa sensación de no encajar en aquél cuadro perfecto que varios metros abajo suscitaba.

Tal vez era momento de bajar. Dio un último vistazo y de pronto notó como el rabillo del ojo de una chica lo miró, fue un momento suficiente para captar su atención. Se trataba de Syn que ahora que estaba felicitando a Thor le susurró al oído algo mientras miraba fijamente a Loki. Éste sintió una gran ansiedad y tuvo deseos de huir, pero sus pies permanecieron completamente enraizados la suelo, fue en ese instante que las alas plateadas del rubio se giraron y tras unos milisegundos lo enfocaron totalmente. 

Fue entonces cuando notó algo que no había podido esperar, se llevó un puño al pecho y finalmente retrocedió un paso. No pudo contener el rojo de su rostro al ver la ancha sonrisa que le recibió de frente y las dos pupilas que se dilataron en cuanto enfocaron su silueta. Toda una inmensidad de mar se abrió como dos brazos rogándole que se arrojase al embravecido oleaje. Palpó la humedad entre sus manos, el frío de su nuca. Aunque él se encontraba lejos de él, bajo ese bullicio, casi pudo escucharlo pronunciar su nombre.

¡Loki!

Thor se precipitó a verlo al decir su nombre y . Odín apenas se percató cuando ya se estaba alejando, no pudo decir nada pero notó la mirada de su esposa que no había apartado sus ojos azules de su hijo. Nada pudieron decir, pero hubo un dejo de soltura y tal vez... aprobación.

Syn sonrió y volvió a la fiesta en silencio.

Los pasos apresurados de ambos, uno abriéndose paso entre la gente que le saludaba, fugazmente les contestaba y tan pronto se despedía devolvía la mirada al balcón ahora vacío pues ahora él otro bajaba velozmente tratando de no caer por las escaleras. Su capa cristalina se movía como una hermosa cortina de hielo. Los metiches aesir ahora se habían retirado.  

La escalera de caracol se le hizo eterna, cuando creía que se marearía y terminaría en el suelo, sus manos encontraron un perfecto balance cuando entraron en la morena arena del mar que lo recibía al final de los escalones.

Casi se ahoga en el azul tan eléctrico que le miraba.

No hubo palabras. Pero una fuerza mayor que la que creía tener le hizo arrojarse a los entreabiertos labios sonrientes. No pudo advertir pero había temido por la vida del rubio, más que encontrarse descubierto, quería asegurarse de que él estaba en óptimo estado, que en su cuerpo no había rasguño alguno. No importaba ya más su posición.

Su mente en blanco finalmente, tras un milenio y medio de años su mente no había nada que lo pudiese sacar de lo que su corazón reclamaba. Se besaron entre emoción y ansiedad, sus labios nerviosos que no estaban seguros del terreno que palpaban, pero que el sabor que tenía era tan delicioso que no podían quedarse separados mucho tiempo.

La mano pálida de Loki se enredó en la cabellera rubia de él y Thor le regaló un ronco ronroneo. Como felino alzó las orejas y supo que algo más podía pasar si seguían en ese estado. 

Con disimulo finalmente se separaron. Tras mirarse un poco más, Thor le jaló del brazo y y lo atrajo hacia su pecho donde el íntimo rencuentro se prolongó en un silencio que no resultó incómodo.

-¿Lo ves? Te dije que te buscaría, así fuera entre todo el pueblo de Asgard.- Susurraba a su oído y sus labios rozando su oreja. Un deleite para el moreno que cerraba sus ojos de vez en vez.

Lentamente se separaron. Loki primeramente le miró de arriba a abajo.

-¿Estás bien? - Preguntó.

Thor supo adivinar la preocupación de su pregunta y levantó los brazos a su lado y giró sobre sí mismo.

-Compruébalo tu mismo, ni un solo rasguño. Ya decía yo que esos inútiles de los jötnar no podían ser nada de qué preocuparse si solo saben esconderse tras ese gran sitio.

El moreno sintió un ligero choque eléctrico recorrer su espalda.

-Je... si, tienes razón. 

Guardaron silencio, los dos habían hecho ambos comentarios con mentiras entre sus palabras. Loki que había apartado la mirada fue sorprendido cuando Thor tomó su mano y alzándola le hizo dar una vuelta sobre sí mismo, como si estuviesen bailando.

-¡Te ves increíble! Ya sabía yo que todas esas clases de etiqueta de mi madre me servirían para algo.

Todavía manteniendo las manos unidas en un giro de vals Thor se acercó a su rostro rozando su nariz.

-También tiene una gran ventaja... Se quita fácil.- Ronroneaba como buen cazador. Loki sintió el calor correr por sus mejillas y el rojo de su rostro lo delató. Cuando más tierno parecía la escena, el moreno frunció el ceño y le apartó con un ligero golpe.

Sin inmutarse el príncipe se echó a reír y se apresuró a aprisionarlo de nuevo entre brazos.

-¡Es solo una broma!

-¡ERES MUY VULGAR PARA SER UN PRÍNCIPE!

Le abrazó por detrás riéndose con la fingida molestia del chico.

Continuaron tonteando un rato más tras la gran cortina de seda. De eso, hasta que tras risas y algunos tropiezos, el silencio le hizo prestar más atención a la fiesta que tras ellos se llevaba a cabo. El rubio adelantándose abrió un poco la seda que los separaba del ruido.

-Oh por las nornas, ¡ya han comenzado los bailes!

Loki apenas pudo asomarse un poco antes de sentir cómo era casi arrastrado fuera del escondite donde estaban. Thor lo tomó del brazo y lo conducía directamente hacía el bullicio de las cabezas que sobresalían girando y dando pequeños brincos.

-Espera... Espera, un momento Thor.- Clamaba tratando de apartar el agarre pero era imposible. 

El pueblo abrió su paso y dejó que el príncipe estuviese delante para ver más de cerca con su acompañante. Loki no había podido advertir que sobre una plataforma cerca del hall real estaba tocando una banda de asgardianos rechonchos. Con alientos, cuerdas y percusión animaban a todo aquél que tuviese fuerzas de ponerse a brincotear tal cual lo hacían delante de sus ojos.

-Éste baile se llama Mjödur, significa hidromiel. Suelen hacerlo para abrir la pista.- Explicaba el rubio al oído de su acompañante que intercalaba entre mirarlo a él o a los danzantes.

Eran tres círculos formados por cuatro pares de parejas (recordemos que la sala era muy amplia) los hombres y mujeres intercalados se rolaban los turnos, primero las señoritas entraban en la ronda y giraban graciosamente entre risas. Volvían a sus lugares y ahora eran los hombres quienes giraban más ampliamente. Regresaban a formar el círculo y todos se tomaban de la mano haciendo el movimiento circular que la música llevaba.

De pronto cada pareja tomaba a su acompañante y el varón giraba entre brincos alrededor de su compañera, al terminar una vuelta era turno de las damas. Sin soltarse de las manos cuatro parejas entraban a la ronda y saltaban, salían y era turno de las demás cuatro parejas. 

Las risas subían en volumen y la orquesta intentaba sobrepasarlas. Nadie perdía el rumbo, las doncellas más joviales llenaban sus rizos morenos y rubios el ambiente y los varones galantes se movían con pícaras sonrisas.

Los más grandes se volvían más dadivosos de carcajadas y caricias a sus parejas. Era todo un festín a la pupila que desorientó a nuestro jötun disfrazado. 

Sintió un repentino agarre.

-¿Quieres bailar? - Preguntó Thor con su rostro a centímetros del de él.

Loki negó rotundamente con las manos al frente.

-No, no, no. 

El rubio se decepcionó hondamente. Intentó enmendar la situación el moreno.

-Es que no conozco los pasos, no me obligues a cometer algún ridículo frente a tu pueblo.- Explicó. Aunque mentía, entre todos los libros que había devorado había terminado hace poco una colección completa de todos los bailes típicos del reino asgardiano, con especifícaciones de los pasos y tiempos. Loki era un brillante autómata orgánico que podía repetir con exactitud las danzas, pero no era igual con fingir todo ese entusiasmo que tenía el pueblo.

Pronto recobró el entusiasmo y Thor no paraba de explicarle los pasos que hacían delante de ellos.

-Este movimiento significa luz... Ese otro significa árbol, en representación del Yggdrasil. 

El moreno sonreía por el entusiasmo depositado del primogénito aesir. Le escuchaba con atención y procuraba no mirar a su alrededor, pues sabía perfectamente que ojos indiscretos estaban puestos en ambos. ¿Qué tan 'bueno' era eso? 

Los bailes pasaban delante de él, las parejas a momentos lo miraban por el rabillo del ojo con sonrisas brillantes intentando contagiarlo, pero él respondía únicamente con miradas penetrantes. Levitaban las señoritas y los varones conducían con maestría. Poco a poco las parejas más grandes se retiraban y volvían a los refrigerios ahora renovados por más comida y vino fresco.

Thor había incluso bailado un par de piezas con doncellas que le miraban embelesadas. Coquetas mostraban sus hombros como muestra de galantería y el príncipe lo notaba. 

Era en esos momentos que una punzada se comprimía contra el pecho del chico de ojos verdes. Las orejas parecían erizarse cual felino y los ojos escrudiñaban a las féminas que osaban rozar 'por accidente' el rostro o el cuello del príncipe. Sin embargo, tan pronto terminaba la música y se daban las reverencias acostumbradas, Thor abandonaba la pista y a la chica (que quedaba contrariada) y regresaba a lado de su querido moreno que le esperaba con una fría mirada.

-Veo que te diviertes.- Dijo sarcásticamente.

-Lo haría si accedieras a bailar conmigo.- Respondía el aesir.

Tras varias pausas donde la orquesta aprovechó a beber una gran copa de vino se reanudaban las caminatas por todo el salón y se reencontraban las parejas que bailaban para estrechar conversaciones.

Entre miradas juguetonas y sonrisas tímidas continuaron compartiendo la fiesta que poco a poco fue siendo de calidad tibia para el jötun disfrazado. 

El sonido de una flauta anunció la nueva melodía a escuchar y se sintió la emoción de quienes la reconocían. Entraron a la pista varias parejas conformadas por hombres, se tomaban de las manos, algunos besaban los dedos del otro y entre jóvenes y maduros se recibían en sus posiciones.

-El baile de Sveitabörn.- Susurró Thor.

-Hace mucho que no lo bailo.- Añadió.

-Más bien, desde la última vez que cortejabas a algún chico.- Apuntó Loki a la yugular con ese comentario.

Era cierto, el baile típico de Sveitabörn (significa "Niños de campo" en islandés) era únicamente para parejas de varones, de carácter sobrio y taciturno se volvía un baile romántico. 

Thor sintió el pinchazo de la culpa. Varios rostros de hermosos jóvenes llegó a su mente, era cierto los amantes del príncipe eran tantos que bien podían tener un espacio en la sala de los trofeos. Doncellas y bellos mozos de refinadas facciones ocuparon sus manos y las sábanas de su cama. 

Ante ellos el baile seguía su curso. Las miradas entre los mozos brillaban y destilaban el placer de compartir, la comida, el baile, la música con esa persona a quien sus ojos no podía apartarse. Podía respirarse en todo momento, en cada pieza musical, el gran poder que tenía esos hilos invisibles que ellos habían atado.

Eran casi invisibles, pero Loki podía o creía verlos. Como si despidieran un aroma único, compartido.La gran mayoría que danzaba delante de todos, compartían miradas y caricias, pero muy debajo de eso, también perfumes. Los más grandes tenían un perpetuo aroma y los más jóvenes parecían apenas compartirlo.

La unión física no era el único modo en el que pudieras obtener el aroma de tu pareja. Algo más que solamente intimidad estaba en sus pasos.

Embelesado, Loki los miraba y sintió envidia. Tener un aroma compartido, parecía ser algo muy hermoso.

La música termino y los danzantes agradecieron a la banda para retirarse. Solo entonces Loki notó que por el rabillo del ojo el príncipe no le despegaba la mirada.

-¿Qué?

Antes de responder, la mirada feliz se volvió seria. Thor regresó la vista a la banda que tocaba. Unos cuantos acordes y supo identificar una melodía que desde siglos pasados, le erizaba la piel.

-Vamos.- Dijo y sin preguntar y con el asombro de todos en la sala. Los dos entraron a la pista. 

Frigga encaró una ceja y apartó su mano que reposaba bajo la de su esposo. Éste lo notó y cortó la conversación que tenía con el rey Vanir.

-¿Qué pasa? - Se dijo y con su único ojo, alzó una ceja. 

En medio de todo el pueblo, dos hileras dividían la sala. En una, estaba el príncipe Thor y en la otra, el joven Loki. Era imposible no reconocerlos, los demás bailarines se aseguraron de dejarles todo el espacio disponible, como previendo la gran carga mística que se podía respirar.

Odín no dijo nada, pero serio contempló la escena. Syn sonreía ligeramente y se acomodaba un par de mechones tras la oreja.

-Por las barbas de Odín.- Susurró Liv.

-Van a bailar esa mi rey Odín no tomará esto a la ligera.- Añadió con un poco de preocupación, aunque sentía emoción de ver entrar al par de jóvenes, uno desconcertado y el otro muy serio.

-¿Qué tiene de especial? -Preguntó Aren, que no era Aren. Desde el altercado momentos atrás se había mantenido en calma y respondiendo con monosílabos a la princesa que parecía extrañada de su comportamiento oscilatorio. 

Emocionada de recibir algo más que un "si" y "no" Liv le respondió a su pareja.

-El nombre de la danza es Silfurprádur. Significa "Hilo de plata" es una danza muy vieja, y fue compuesta hace milenios para aquellos que gozaban de proclamar con sus pasos, que habían encontrado al amor de su vida.- Explicó con un suspiro al final.

-Si prestas atención, te darás cuenta de que solo las parejas más viejas la suelen bailar.- Señaló.

Era cierto, la mayoría de los danzantes eran aesir que sus rostros ya estaban adornados de arrugas y canas, pero recibieron con mucho afecto al par de jóvenes, en esas miradas milenarias no había reproche o juicio sobre la precipitada acción del príncipe asgardiano.

Unos recibieron a Loki con susurros.

-Ponte aquí.- Decía una y lo colocaba a su lado.

-Ahora reverenciamos como saludo.- Añadió un viejo del lado opuesto. Había parejas conformadas por varones y doncellas, el aroma que Loki había podido percibir al inicio, ahora se convertía en una perpetua aura de emociones, de un campo de flores a su alrededor. Al compartir tantos años y tantas experiencias, lo que inundaba sus sentidos era toda la alegría, tristeza y enojo que la vida de esos amantes guardaba.

-El amor que busca representar ese baile no es tomado a la ligera y todos le guardamos un gran respeto. Son costumbres, nos definen como un pueblo serio y de grandes leyendas.- Añadía Liv con un sonrojo ante la ilusión que le provocaba el imaginarse moviéndose al compás de aquella melodía junto a Aren.

Volvió su mirada, pero se encontró sola.

-¿Aren?

El chico que había sido suplantado había desaparecido. Ahora vagaba por entre los aesir, muy cerca de la pista de baile, siguiendo con la mirada a aquél que quería ver de cerca.

"Miserable gusano. Mientras padre labora nuestra victoria, tu pareces estar tramando tu traición."

Pensaba Helblindi en el cuerpo de su hermano gemelo. Se movió con precaución entre la multitud sin quitarle la vista al hermano mayor que odiaba de corazón.

La música lenta y melancólica llenaba los rincones de la sala, se movía como el oleaje al atardecer. Loki seguía con fluidez y rápido aprendizaje los pasos de los demás. Giraba sobre sus talones, miraba rostros difuminados y se reencontraba de pronto con los ojos azules de su amado.

-Aquí estoy.- Le susurraba y podía ver los rayos solares que eran sus cabellos moverse al viento.

Era entonces que parecía desaparecer el resto del mundo y ante todos, compartían un lazo con sus manos alzadas. Con una mano tras la espalda y la otra unida a su pareja se movieron a un compás relajado.

A momentos Loki podía jurar que escuchaba a las demás parejas susurrarse palabras.

"Que hermosa te ves hoy"

"¿Recuerdas la primera vez que lo bailamos?"

"¿Qué dirían nuestros padres si todavía viviesen?"

"Te he amado por tanto tiempo, que no quiero dejar de hacerlo"

Y algunos otros compartían fugaces miradas con él, como dándole aliento a que se animara. 

Fue entonces que volvió a toparse de frente ante el aesir, que le esperaba sonriendo, cálido y bramante. Silencioso rozaban sus manos siguiendo los pasos y sin palabras continuaban su rutina. 

Aún eran muy jóvenes y les faltaba descubrir tanto dentro de ellos que no podían decir nada en esos momentos, sus voces todavía no podían acoplarse a los sentimientos de los mayores y ancianos que bailaban. Aunque así fuera, el tierno tallo de afecto que iban abriendo sabría dar sus hojas a tiempo.

Las palabras maduran con el tiempo, pero también pierden su color y esperemos que este par, pueda decir lo que siente, antes de que todo pueda acabar.

Por ahora, Loki era recibido por ese ser que abría las puertas de su alma y de su néctar de vida.

Una última nota al aire y todos quedaron quietos.

Sonrieron otra vez y los aplausos inundaron la sala. Esta vez más prolongados y con más entusiasmo. Ninguno de los dos más jóvenes se dio cuenta pero la mayoría de los ojos estaban puestos en ellos. 

El padre de todo y su esposa no pudieron unirse, pero sonreían.

En el puente creado de sus ojos quedaron atrapados por unos momentos más, la música seguía sonando en sus cabezas y sus pies que palpitaban por el nervio ahora parecían que pesaban más de una tonelada. No podían prestar más atención. 

Todo cambió en el momento siguiente, cuando los rostro de los reyes y dioses palidecieron, el de Frigga se encolerizó y el de Odín fue palpable su desconcierto. 

Liv se unió al coro de la gran sorpresa que llevó varias manos a la boca de todos. 

Syn abrió los ojos en gran sorpresa, mientras el eco de las palabras de Thor recorría los rincones de tal vez los nueve reinos.

"Quiero llevar acabo el Samband"

Lo que había dicho provocó en todos el primer silencio prolongado que se suscitó en toda la fiesta.

Thor se apresuró a tomar entre sus manos la de Loki. Éste no pudo responder.

-Te elijo a ti. Deseo que puedas elegirme a mí a través de los ojos de mi pueblo y del cosmos.- Susurró.

El chico de ojos verdes no podía salir de su exaltación, incluso creyó que perdía el norte y que en cualquier momento se estamparía contra el suelo, pero no. Sus oídos captaron bien el mensaje, al igual que todos en el palacio.

El príncipe. 

Primogénito de Odín.

Legítimo heredero al trono de Asgard.

Solicitó frente a sus reyes y a su pueblo, que se llevara a cabo la ceremonia del Samband. 

-¿Qué es eso? - Dijo sin recato el Aren de mentiras. Un joven que estaba cerca le hizo el ademán de bajar la voz pero le respondió.

-Cada que un heredero de los nueve reinos desea unirse a una persona o ser, lleva a cabo el ritual sagrado del Samband. El príncipe ha pedido que el joven con quién estaba bailando y que es un hijo ilegítimo de Alfheim sea puesto a las nueve pruebas antiquísimas de los nueve reinos.

-¿Y eso significa que...?

-¡SE VAN A CASAR!- Exclamó y cuando todos finalmente le escucharon los murmullos nacieron como torrenciales lluvias.

Los ojos del mentiroso Aren se abrieron de par en par.

-¿Unión? ¿casarse? ¿con el príncipe? Eso no es posible, ¿o si? Quiero decir, él es un príncipe.  No puedo desposar a cualquiera.

-Mientras aquél que ha elegido pase las nueve pruebas, no hay poder alguno que los logre separar.- Añadió Liv, extrañada por el comentario que alcanzó a escuchar de su pareja. Había logrado encontrarlo después de que éste la abandonase.

-¿Por qué me has dejado sola? ¿qué rayos pasa contigo?- Le encaró y cuando vio que no saldría respuesta alguna de los labios del moreno se apartó. Se internó en el palacio y no regresó a la fiesta. Mientras tanto Helblindi no se movió de su sitio.

No le dio importancia, y regresó su vista a los dos jóvenes que seguían mirándose fijamente. El rubio con un gran velo de ilusión y bañado en rayos de atardecer y el moreno con los ojos puestos en él y con la boca echa una línea recta sin nada que decir.

Sin poder soportar lo que sus ojos presenciaban, en su pecho un ronco deseo se fue volviendo idea, y pasó a ser plan.

"No llegaste a heredero de Jötunheim y me aseguraré de que no lo seas de ninguno"

Todo mundo tuvo que sellar los labios y erizar los ojos. Gungnir, la lanza sagrada de Odín golpeó el suelo de tal modo que todos temblaron por décimas de segundo y sus miradas viajaron de la pareja antes felicitada a los reyes que se abrían paso y las cabezas se inclinaban en respeto. La capa dorada del Dios se plegó cuando éste detuvo su paso a escasos metros de su hijo y su ahora expuesto prometido.

Se miraron, Odín parecía molesto pero su hijo mantenía la barbilla arriba y con la mirada retadora. Mientras tanto Frigga, del brazo de su marido, miraba a Loki quien no podía hacer otra cosa que inclinarse al igual que todos. Finalmente el dios tuerto habló.

-Los oídos de tu pueblo, han escuchado tus palabras, sus labios han exclamado y han protestado en felicitaciones y asombro. 

Hacía un ademán refiriéndose al pueblo que en agradecimiento doblaban sus rodillas.

-Tu corazón, que ha sido engendrado en el seno de Asgard ha dictaminado proponer...

Se acercó a zancadas al jötun disfrazado. Alzó la mirada, pero a momentos la regresaba al suelo.

Debía mantener la fachada que tantos meses le ha costado.

-A un joven proveniente de tierras élficas. 

Regresó la vista a su hijo.

-Pero antes que entregar tu corazón, habrás de entregar tu espada, tu valor y tu mente a la protección y la paz de los nueve reinos. La cuna de la que vienes te ha proveído de todo lo que podías necesitar para ese camino. Es por ello, que del mismo modo, tendremos que probar que tu prometido, será igual de merecedor de servir a nuestra gente y a todo aquél ser vivo que se lo pida dentro del cosmos. 

Hubo un silencio, el ambiente parecía irse suavizando, Odín miró de reojo a su mujer. Frigga cambió su rostro y se acercó de nuevo al joven de cabellos negros. Le miró de frente y éste supo ver en los ojos de la reina, que no estaba satisfecha, pero no parecía haber intenciones escondidas.

-Mi hijo de ha escogido, ahora nuestro pueblo y los demás, deberán escogerte. Prometido.

De nuevo esa palabra, ya la había estado escuchando en los últimos instantes y no sabía cómo sentirse referente a ella, le llegaba un sinsabor a la lengua que no podía explicar. Al ver la mirada de los reyes y dioses. Del pueblo entero y de su príncipe, quiso buscar con la mirada a Syn o a Aren pero ninguno aparecía. 

De pronto sintió de nuevo el sabor del vino y el movimiento de la danza se reanudó. Su cabeza dio vueltas. Tenía que hablar con Thor, tenía que decirle que esto... Esto...

"¿En qué me he metido? Thor, ¿qué has hecho? ¿qué haré?" pensó.

-¿Lok..? ¡LOKI!

Se desmayó. Casi al mismo tiempo, otro joven de la multitud colapsó de igual modo y terminó en el suelo cuando escuchó en su mente:

"¡FUERA!"

-El hermano tenía que ser.- Exclamó el Dios Odín entre una sonora carcajada cuando el guerrero Volstagg lo alzó entre brazos y lo sacó de allí junto con Hogun. Fandral hizo un ademán de inclinación y salió presuroso tras los demás.

Thor mientras tanto mantenía en brazos al joven de cabellos negros. Un par de ancianos que habían estado en el baile anterior se acercaron de inmediato y lo acomodaron entre los brazos del primogénito mientras se cercioraban de que solo fuese una pérdida de conocimiento. El rubio agradeció las atenciones y antes de alejarse miró a sus padres por escasos segundos, los suficientes para ver la forma impávida de ambos. Casi pudo escuchar en su mente.

"¿Así quieres que sean las cosas? Así serán, próximo rey." Pensó Odín cuando su hijo pidió el paso entre el pueblo. Unos momentos más tardes la fiesta se reanudó en totalidad.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

El calor de sus pies había invadido el resto de su cuerpo y le había mantenido al borde  un colapso que terminó sucediendo en menos de lo que pudo darse cuenta. En sus recuerdos solo podía ver cientos y cientos de rostros que se movían, música que se distorsionaba en armonías desconocidas, pasos de baile que se mezclaban y risas entre llantos y murmuros.

Estaba tranquilamente tomando sorbos de un vino delicioso, había tenido una breve charla con Syn, incluso con Liv y un encuentro bastante extraño con el grupo de los amigos del príncipe. Éste último había entrado victorioso al gran salón y él había perdido conocimiento de los siguientes hechos, como si hubiese estado todo ese tiempo en piloto automático.

¿Qué había sucedido en ese intermedio? 

¿Qué fue aquello que desconectó su mente y que le hizo perder el norte? 

Nada de eso era común en él. Nada en ese sitio era normal para él. 

¡Quiero llevar a cabo el Samband!

Fue un balde de agua fría vertiéndose sobre su cuerpo desnudo. 

Deseo poder gritar, pero sus labios estaban sellados o pedir ayuda a Aren pero sus ojos se clavaron en el príncipe sin poder apartarlos. Sus oídos agudos habían escuchado perfectamente aquella oración. Una petición que le condenaba a una pena tal vez mayor a la muerte.

El ritual milenario. 

Las nueve pruebas que tiene que pasar el elegido por el heredero. No solo se trataban de pruebas de fuerza o inteligencia, también se podía en juego la destreza, el valor, la sensatez.

Cosas que Loki no poseía, que no quería poseer y que ahora estaba con una espada sobre su cuello y contra la pared. ¿Qué escapatoria abría de ese juramento que el idiota del príncipe había hecho frente a todo Asgard y sus monarcas?

No, él no era idiota, pero era un ignorante de todo lo que sucedía en realidad bajo las puertas de su mismo hogar. Verdaderamente se lamentó lo que hizo, porque condenaría a Thor a la censura por su decisión apresurada. Cuando la verdad fuese develada, todo se derrumbaría. 

"Tienes que decirle la verdad"

-¿Qué? ¿Cómo? Eso nunca.

"Invéntrate otra mentira, que eres un jötun desterrado y encontraste asilo en Alfheim bajo un disfraz, que desconoces lo que sucede en tu pueblo natal"

-Eso es una locura. Nadie me creerá.

"Ah, pero, lo estás considerando ¿no es así? De no ser así, no estarías cuestionándote ésta opción de fingir otra identidad".

-Basta. Ya no quiero hablar contigo.

"¿Contigo? Aquí no hay alguien más que 'tú'. Es la voz de tu interior la que te habla y contesta y la misma que te dice que éstas intentando mentirte de nuevo. Prefieres tirarte al vacío del desasosiego pero a la vez buscas la oportunidad de que te unas a este joven, sin importar las consecuencias." 

No le respondió.

"¡Díselo!"

Nadie lo había golpeado pero fue como si alguien le hubiese propinado un puñetazo en el pecho, el aire llegó de golpe como si le hubiese estado faltando. Tosió un poco. Pronto sintió unas manos cerca de él.

-¿Te encuentras bien? Finalmente despiertas.

Entornó los ojos. Ahí estaba el susodicho príncipe ignorante. Le miró con pronta esperanza, estaban en la cama de él.

Loki se apartó un poco.

-¿Qué sucedió?

Thor rió por lo bajo.

-Creo que el vino o el baile fue demasiado, te desmayaste en medio de todos.- Explicó.

Notando sus palabras inquirió:

-¿Solo fue eso? Creí que algo más había pasado.- Se sobó con rudeza la sien de su cabeza y cerró los ojos como intentando aliviar algún malestar. Thor parecía un poco serio al escuchar eso pero recobró la sonrisa.

-Ah si... Ahora que lo dices, te he presentado como mi prometido y serás puesto a las nueve pruebas del Samband.- Explicó con total calma mientras se cruzaba de brazos. 

Fue un poema ver el rostro del pelinegro. Pasó de la seriedad, a la sorpresa, después al terror mientras su piel de porcelana se iba volviendo más y más pálida.

Un grito digno de una Valquiria en batalla sacudió toda aquella zona del palacio, los guardias se preguntaron si todo estaba bien pero no se atrevieron a interrumpir al príncipe.

Tal vez estaba 'ocupado'.

-¿QUÉ HICISTE QUÉ?

Thor parecía más asustado que Loki.

-Cielos, que pulmones tan fuertes.- Decía mientras se sobaba el lado de su cabeza en la oreja.

-Thor. Tu no puedes estar hablando en serio.

El mencionado no parecía darse cuenta de la gran anomalía que presentaba su pareja.

-¿Qué es lo que no te ha quedado claro? Digo, es obvio que da un poco de miedo esas pruebas, pero confío en ti, eres mucho más inteligente que cualquiera que he conocido que no sea mi madre, tan hábil como los soldados de mi ejército y tan valiente como para haber sobrevivido tanto tiempo en el enigma con un hermano menor al qué cuidar.- Enumeraba dotes que no contenían mentiras pero tampoco eran completas verdades. 

Loki se puso de pie y recorría la habitación con un paso desesperado. Esto le causó gracia al joven que al contrario se recostó en la cama.

-¿No has podido pensar un poco antes de decir semejantes palabras?

-Solo estás nervioso.

-¡No, Thor! Esto no es cualquier cosa, me has propuesto como algo a lo que jamás esperé ser señalado.

Se acercó al príncipe y lo miró de frente.

-¡FRENTE A TODOS! ¡FRENTE A LOS REYES! 

El rubio se apresuró a tomarle las manos.

-¿Qué es lo que te molesta de todo esto? 

Su rostro parecía oscurecerse.

-¿Crees que me he precipitado? Es acaso...

Guardó silencio.

-¿Tu me correspondes?- Habló con una incógnita. Al igual que las palabras anteriores dichas, ésta pregunta dejó con una línea recta los labios de Loki.

-E-ese no es el punto a discutir.

-¡Por supuesto que lo es! Tal vez tengas razón y me pude haber excedido, pero es que yo necesito preguntártelo, para saber que no he errado. 

Se acercó de nuevo a él y le tomó por el rostro.

-¿Tu me amas?

El aroma a vino todavía parecía estar presente, pero en ningún momento fue desagradable. Se mezcló con el aroma particular de él. Entornando sus ojos vio el nervio en sus pupilas, la comisura de sus labios que temblaba ligeramente y la respiración acompasada.

A escasos centímetros de su rostro. Tenía una imagen vívida de un loco que había depositado su corazón, en el sitio equivocado. Cerró los ojos. Nuevamente ese lazo invisible que había visto volar mientras bailaban parecía unirlos en silencio. 

Loki lo atrajo hacía sí con calma y le acarició la espalda.

-Por supuesto, tonto. Sin embargo, me has metido en un buen lío.

Fue como si se derritiera entre sus brazos, el rubio le aprisionó y descansó su cabeza en el hombre de él.

-¿A qué le temes? ¿A lo que tendrás que hacer para pasar la ceremonia?

Claro que no, era lo de menos. Conocimiento, destreza y fuerza eran grandes aliados de Loki, pero toda la mentira que habían montado su hermano y él parecía estar cobrando demasiada fuerza, se les estaba yendo de las manos. 

Si su piel fuese azul, si su cuna fuese descubierta. ¿Thor lo seguiría queriendo? ¿tanto como él dice?

-Solo pienso, en si el amor que depositas en mí, será el suficiente.- Le murmuró al oído.

Con visible sorpresa se separó de él lentamente.

-¿Cómo? ¿piensas que lo que siento por ti tiene límites?

No hubo respuesta. 

-¿Qué podría ser aquello que me haría dejar de quererte o desearte?

Esta última palabra la pronunció con ahínco y sorpresivamente acechándolo olisqueó su cuello. Loki se estremeció y algo en su bajo vientre hizo un movimiento peculiar.  Tuvo que apartarlo un poco. En su cabeza solo giraba la palabra y los gélidos paisajes de Jötunheim. No podía, todavía no podía decírselo.

-Mi cuna. No soy digno de ti, Thor. 

Encaró una ceja. Estudiando sus palabras pronto sonrió. 

-No seas bobo.- Tomó su brazo y lo acercó a la orilla de la cama donde se sentaron.

-Ninguna de las uniones que ves hoy en día regir los nueve mundos son únicamente entre 'sangre de reyes'. Ese término, no se lleva en lo que hay en las venas...

Señaló su corazón.

-Sino aquí y en lo que haces por el pueblo a donde ahora pertenecerás.

Loki no alcanzaba a comprender.

-Soy un hijo ilegítimo y... de otras tierras.- Intentaba, su lengua intentaba sacar todo el gran pergamino de verdades, pero no podía, por más que lo intentaba, tenía un temor tan grande que no se le tenía permitido.

-Si pasas la ceremonia, tu pasado seguirá siendo tu pasado pero... En tu futuro ya no serás más un elfo de Alfheim. 

-¿Cómo?

-Sé que acertarás las pruebas. Cada una de ellas, será una representación de las destrezas que deberás tener para la convivencia sana en los nueve reinos. La última, será la representativa de la nación en donde se realiza la unión, es decir, Asgard. Al pasar ésta última etapa; dejarás de ser un elfo y pasarás a ser un aesir.

Los ojos verdes se abrieron en sorpresa. ¿Dejar el pasado atrás? ¿En verdad podía suceder algo así?

-No importa lo que pase, una vez que lo cumplas, serás un aesir y yo te aceptaré como mi amigo, compañero, amante, rey y reina.

Su mano pasó por entre los cabellos negros y finalmente sus labios encontraron un camino en el lóbulo de su oreja.

La impresión causada y el golpe de emociones físicas logró hacer que los ojos verdes se cerraran complacidos de las caricias.

-¿Formaré parte de... aquí?

-Así será, y lo que fuiste quedará en el pasado.

Lavar sus memorias y su cuna. A cambio de la aceptación de toda una nación próspera y del amor de un príncipe. ¿Qué cosa podría romper trato tan perfecto? ¿cómo corromper un deseo que parecía tener una posibilidad de cumplirse?

-Quiero que te quedes, Loki. Aquí... Conmigo.- El volumen de su voz se iba apagando y el suave ronroneo de su respiración perpetraba los sentidos de su compañero.

-¿Contigo? - Susurraba mientras su espalda se dejaba llevar hacía la inmensidad del lecho y el príncipe seguía sepultando caricias en el cuello ajeno que cobraba calor.

-Siempre.- Le habló al oído una última vez y cerró la conversación con un beso en los labios. Los brazos níveos de él se enroscaron en su espalda y un suspiro prolongado fue la señal. Las antorchas ahogaron sus fuegos por arte de magia y el sonido del ropaje que se abría y caía fue consumiendo el lugar.

¿Dejar atrás Jötunheim?

Tal y como siempre lo había deseado, incluso soñado. Todas esas largas pesadillas mientras veía un prado verde, y él, buscaba estar ahí a toda costa, lejos de ese horrible lugar.

Un pecho níveo que subía y bajaba y en el se depositaban decenas de besos, mordiscos y manos que como buen guerrero se iban haciendo más bruscas pero no menos deseadas. Los dorados cabellos le hicieron cosquillas y respingó con un arqueo de espalda. Mientras bañaba su ombligo en húmedos besos, sus manos toscas hacían el labor correspondiente de desaparecer las prendas.

Ser uno con la nación de Asgard, y sobre todo, ser uno con aquél que sintió una atracción más que sobrenatural. Olvidar quienes fueron sus padres y acunarse en el pecho de un pueblo agradecido y un joven amoroso.

Recordemos que Thor tiene habilidad para vestir con clase a quién se proponga, pero también tiene estupendas habilidades para desvestirlas. 

Hundiendo en un ronco gruñido su cabeza entre los cabellos negros de él, se dejó abrazar y se maravilló de saber qué el joven aún impoluto de contacto sexual pedía con su piel las caricias y los demás niveles de placer.

Pero no podía todavía perpetrar su casta presencia, quería enseñarle, lo que era un deseo ardiente. 

Thor se alzó y lo tomó de los brazos, cuando hubo localizada las muñecas de Loki, sacó de su armadura que estaba todavía dispuesta en el lecho, un lazo de cuero. 

-¿Qué haces?

Sin respuesta anudó sus muñecas y lo dejó atado.

¿Es esto lo que le espera? Amor eterno, ilimitado y siempre encendido. Un varón dispuesto a complacerlo en todo ámbito y un lecho tibio a donde siempre llegar. Convertirse en aquello a lo que fue enviado destruir.

-No, espera.- Gimoteó.

El rubio no escuchó premura alguna y lo hizo girar sobre sí, encontró cabida perfecta en la espalda de su compañero y le atisbó cuantos besos, mordidas y caricias pudo en su espalda. 

Que mi mayor preocupación, sea saber mantener mi voz lo suficientemente callada para no despertar al palacio entero, pues en el lecho estaré gozando de algo nuevo.

Cada centímetro fue recubierto por un nuevo aroma, un nuevo sabor e incluso color puesto que los dedos marcados en su piel eran como un tatuaje y testigo. Thor se acercó, descansando su cuerpo sobre él y tomando los azabaches cabellos.

-¿Qué deseas de mí? - Susurraba complacido y sensual. Bajo de sí, un cuerpo nuevo presuroso de culminar un acto desconocido. Mientras que el maestro, contenía su ser para llevar no solo una primera experiencia, sino una experiencia de primera.

-¿Qué deseas de mí? - Preguntó sensual y su pelvis chocaba contra la espalda baja de su compañero, anunciándole que no haría nada que él, no quisiera, que no dijera, que no aceptara.

Sus piernas temblaron. Cuando estuvo a punto de responder, Thor se apartó y tomando sus piernas, recorrió desde los tobillos hasta los muslos todo la faz de su ser.

Definitivamente, aquello... era una tortura.

Jamás antes experimentada y probablemente no encontraría problema en acostumbrarse a ella.

-Todo.- Susurró.

Fue la señal que los ojos relampagueantes buscaban. Le acarició los costados, tomó sus piernas y volviéndose acercar a él le besó las mejillas tiernamente.

-Por favor.- Suplicó por última vez con lo que quedaba de raciocinio.

-Como ordenes.

Duele

Fue lo único que pensó en el primer instante en que su recóndito e inexplorado cuerpo fue descubierto, fue bañado en sensaciones todas nuevas que recorrían a mil por hora su piel y su órganos internos. 

Ahogó un quejido de dolor en la suave almohada y por encima de ésta podía escuchar su propia respiración agitada. Solo cuando comenzó a sentirse más acostumbrado, fue que prosiguió la danza.

No era un baile como el que habían llevado horas atrás. La fiesta seguía en pompas de gloria, los bailes se reanudaban a cada momento, pero el que ellos efectuaban había sido construido bajo ningún compás que fuese posible de escribir o de interpretar, los movimientos no eran nunca los mismos ni lo era el tiempo o el lugar.

Pero continuaron, sin saber por cuanto. Ignorantes de prever todo lo que su unión traería. La habitación continuó llenándose de palabras, de sonidos y aromas, hasta que tal vez uno u otro se cansó, pero nunca se agotaron del contacto que por fin habían culminado.

Se asegurarían de tener siempre, un momento en el que esa danza milenaria se volviese a realizar. 

Con una mano sobre la otra, se unieron más allá de un plano físico. No importaba si uno era un ser de características distintas. Lo que sentían dentro de ellos, no tenía cuerpo físico, no había una norma comparativa, simplemente existía y ellos estaban felices de que fuese correspondida y posible de extenderse a todos los planos.

Deseo que puedan encontrar siempre el camino iluminado de su unión.

 


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