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Tu la guerra, yo la muerte. por MichaelJ2099

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La imagen del rey Vanir se traslucía, su reflejo en el espejo de agua flotaba en medio del lugar. Increíblemente, su rostro no paraba de pasar de la sorpresa a la furia, seguramente sus mejillas también estarían coloreadas por la situación. 

Guardó silencio durante todo el lapso que el rey de Asgard habló y explicó la situación.

-Me gustaría poder compartirle más detalles, pero temo que dadas las circunstancias nuestras comunicaciones puedan estar intervenidas, sería mejor si fuese en persona.

Vanir habló:

-No se preocupe rey, tan pronto termine los preparativos para mi pronta ausencia, estaré con ustedes, llevo varias huestes conmigo. Reforzaremos las guardias con los magos sin embargo, es difícil tener algo con qué combatir una gema del infinito.

El aesir no contestó enseguida, su mente voló en un segundo hacía otro momento pasado y parecía enfrascado en recobrar cualquier detalle importante del mismo. 

-¿Se encuentra bien?

Vanir le sacó de sus cavilaciones. 

-Perfectamente, discúlpeme hay mucho que definir todavía.

-Ya lo creo, por favor procure también descansar. Todos necesitamos estar al máximo para poder enfrentar esta guerra.

La voz se cortaba a momentos, pero comprendiendo el mensaje el rey asintió con respeto y se alejó del espejo, Vanir desapareció con una estela de humo. Su capa se ondeó con la inercia de sus agitados movimientos. En eso, detuvo su paso cuando el graznar de dos aves llegaron a sus oídos. Sin girar su vista, alzó su brazo y las garras de los cuervos no lastimaron su piel. Moviendo sus alas se acomodaron, se acicalaron. Los picos de las oscuras bestias se acercaron a su oído.

Pudo escuchar su información, la manera mística en la que recorrían millones de kilómetros y en sus plumas se guardaba cada imagen que sus ojos guardaban. 

-Entiendo, nada todavía de ellos, es preocupante. Deben estarse preparando para algo más.

Thor bajó el brazo y las aves emprendieron el vuelo.

-Las está esperando una gran cena, vuelen pronto.- Susurró y sin mirarlas por más tiempo salió de su propia habitación. No había guardias, solicitó que estos estuviesen preparándose en las campos junto con Volstagg a lucha de cuerpo, Sif para los arqueros y Hogun para los ulskarles. Se intentó distraer a momentos pensando en las formaciones, giros con hacha en mano, Mjölnir resbalando de su mano para destruir a quien se atreviese a desafiarlo, la espada de Fandral, los conocimientos de Aren para leer al enemigo, la magia de...

Se llevó la mano a los ojos y frotó en ellos el desgaste y el cansancio. La sombra negra bajo de sus mares azules estaba comenzando a marcarse. Sentía como si por su cuerpo hubiesen transcurrido cientos de noches en vela. Tan solo cinco horas distaban de aquél hecho que tuvo que presenciar.

Todavía creía sentir la sangre pegada a su ropa, el eco de los gritos. Giró la cabeza, podía ver las puertas principales abiertas y por ellas se veía morir el sol de la tarde, pronto oscurecería. Contempló un poco más aquél paraje, la calma que se podía ver enmarcada en los portales. Un pueblo que desconocía el peligro que se cernía. Los protegería contra cualquier o cualquiera, lo haría por el futuro próspero que deseaba.

Sin embargo cerró los ojos al recordar las amargas palabras de la reina de la muerte.

Tal cual querías de niño, la guerra te seguirá acompañando.

¿Era en verdad así? Deseaba poder volver a ser otra cosa. Quería ser el rey y llevar a la gloria a su pueblo, pero no deseaba la muerte. Aunque era imposible que ese par de palabras estuviesen separadas. Con la guerra siempre vendría la muerte. Se sentía tan culpable como si el mismo le hubiera dado la gema de la mente a Laufey. 

-No, no, lidia con los problemas de tu gente. Tu puedes. Tu padre lo sabe.- susurraba hacía si mismo, procurando darse ánimos.

Había contactado tan pronto como pudo a Vanir, pidió su presencia y contó los pormenores. El rey de Vanaheim prometió estar antes del medio día del día siguiente. Debía unir fuerzas, las que requeriría para acabar con sus propias ambiciones. 

Entrando como el rayo de sol, también sintió la culpa por las imágenes de Alfheim, la ciudad y su gente había perecido ante los ataques de Laufey, nadie pudo preverlo pero ahora parecía bastante obvio; el ataque a Alfheim era porque de su reino podían haber evitado al ataque de las arpías, de los felinos, eran los mejores para el control de animales. Las bondades de la naturaleza que fueron arrebatadas con el cofre de los antiguos hubiera sido también controlable por ellos, así que ahora no parecía descabellada la idea de que haberlos desaparecido del mapa.

-Si tan solo nos hubiéramos enterado antes.

El hubiera no existe. Nada era previsible y nada es ahora posible de cambiar. Las cartas estaban echadas y pudo ver la baraja de la mano del rey, era momento de que Thor ideara su plan.

Se detuvo en medio de su caminata automáticamente retomada y giró los talones. Sería responsable de todo acto cometido en su ignorancia y se prometió en ese pequeño lapso no volver a descuidar nada... ni a nadie.

Las cámaras de recuperación se encontraban después de varias cortinas de blanca existencia. Podía oler el incienso, el agua correr por los ríos, el calor de los aceites que se preparaban. Apretó el paso cuando escuchó voces.

-No le hacía efecto ningún analgésico. Gracias a las nordas que él estaba aquí.- Decía Frigga.  

Thor entró sin avisar, estaba todavía Syn y la reina. Los había dejado horas atrás llevarse al joven en terribles condiciones y ahora la imagen parecía tan exhausta como la que él tenía. Estaban cansadas, con las ropas manchadas en el carmín, Thor apenas tuvo tiempo de cambiarse  para no alertar al rey Vanir con su aspecto.

-¿Cómo está? - fue lo primero que dijo.

-Estable, detuvimos la hemorragia. Pero...

El rey vio detrás de ellas el cuerpo de Aren sobre una manta en el suelo.

-¿Qué pasa con Aren? - las rodeó rápidamente para acercarse al otro futuro rey. El mencionado reposaba con una respiración intranquila y el rostro cansado.

-Aren  le dio toda la energía que podía sin desfallecer, aún así, fue demasiada. Gracias a él pudimos detener... las heridas viejas.- Explicó Frigga tomándole del hombro calmándolo en el acto. Las últimas palabras las había pronunciado casi en susurro.

La posible elevación de voz hizo que el joven abriera los ojos.

-¿Rey Thor?

El mencionado que había intentado sonreír solo atinó a girarse a ver a su madre, alternando su mirada, quiso descubrir la respuesta al significado de lo que había mencionado. 

-Con heridas viejas ¿a qué te refieres?

Frigga no sabía si comentar información delicada en aquél momento fuese oportuno, casi se regañó por el comentario arrojado antes. 

La mano de Aren tomó desprevenida la muñeca del rey. Thor ayudó a Aren a incorporarse.

-¿Cómo va tu cabeza? - preguntó esta vez Syn, el joven solo alzó la pano de la mano en respuesta, pidió un poco de tiempo para recobrar el aliento. 

-¿Se está recuperando? - el hermano menor preguntaba por el mayor y demostraba una vez más que su interés por el otro jötun era genuina.

-En estos momentos está descansando, Fandral tomó tu puesto en cuanto te desvaneciste.- Explicó Syn y le acercó una copa de agua fresca. Aren la tomó sin tomar un respiro previo.

No era el mejor momento pero de nuevo la astilla de algo que parecía ocurrir frente a sus ojos y el hecho de no saber qué era le asaltaba otra vez. Alzó la vista y vio la cortina azul ondeante, tras ella, debía estar Loki... con Fandral.

¿Por qué el mencionarlos juntos parecía no dejarle tranquilo? Hasta hace poco no era un problema alguno, incluso había sido su orden el que el espadachín lo vigilase. Sin embargo, desde que se habían destapado las verdades acciones de los jötuns ya no era necesaria su permanencia con 'el' pero... el rubio continuaba vigilándolo.

¿Por qué algo no parecía cuadrar?

-Quiero verlo.

Se levantó con poca delicadeza, la reina notó el cambio de humor de su hijo, intentó llamarlo pero no pudo evitar que asomara su cabeza por encima de la cortina. Tan valiente para decir que lo haría, pero tan cobarde que no quiso entrar de lleno para cerciorarse de la escena. No, prefirió verlos desde lejos.

Su ojo azul se inmiscuyó en lo que sucedía, vio ambas siluetas iluminadas por luces de vapor azul y verde. Moviéndose como los brazos del viento, sereno y tranquilo dormía, tan plácidamente tan ajeno y distante a la última vez que lo había podido observar. Su piel había vuelto a ser blanca, sus cabellos negros y su ropa verde sin mancha alguna, cubierto con un paño del mismo color.

Pero, lo que parecía encajar y a su vez sacar de su balance al rey era aquél que posaba su brazo por su cuello, que lo estrechaba contra con su pecho y que parecía susurrarle alguna nana en un murmuro. Enredaba sus dedos en los mismos cabellos con los que Thor llegó a juguetear, vio la respiración acompasada, los labios carmín entreabiertos.

Un hilo luminoso unía sus manos, señal de que seguía recibiendo energía. La necesaria para mantenerlo dormido sin que su vida corriese peligro. Tan tranquilo, apacible...

¿Cómo era posible verle de esa manera con alguien más? Había podido entonces ver algo que no era una mentira, ni una ilusión. Había una conexión en el hilo luminoso, pero... también existía otro que no era visible, escondido como una serpiente y que esperó al momento justo para atacar a la yugular del rey.

Pudo observarlo y saber qué no era una simple imaginación.

Quería entrar y deshacer aquella conexión, pero no tenía los suficientes...

Desvió por unos segundos la mirada, había logrado despegar su atención de la escena cuando nuevamente miró y esta vez se topó con los ojos azules del otro rubio. Su desconcierto y molestia querían traducirse y decirle: "Solo te dejo allí porque lo estás ayudando". Pero la sonrisa que el espadachín le dio no era para nada una amigable, fue como una respuesta.

"No eres capaz de entrar y tomarlo. Lo que es basura para uno, es oro para otro."

Apretó los dientes.

-Thor.- Escuchó la voz de Frigga tras él y con otro movimiento brusco dirigió sus ojos a ella. Después a Syn.

-¿No puedes tomar su lugar?

-¿Perdón? - Syn sonó confundida y miró a la reina de reojo.

-Tu tienes una gran amistad con él, lo sé, seguramente saldrá más beneficiado contigo si él recibe de ti la energía que le haga falta.

-Fandral se ofreció a hacerlo.

-No me importa. Quiero que lo hagas tu.

Aren impuso su voz de futuro rey.

-Thor, no hay necesidad de hacerlo, Syn está cansada de curarle y Fandral llamará cuando crea conveniente detener la unión.

Unión, era increíble ver cuan horrible podía ser una palabra dependiendo la situación. Estuvo a nada de volver a replicar cuando Aren volvió a hablar.

-Por favor Syn, ayúdame a regresar a mi habitación.- Estiró el brazo y la mujer corrió a socorrerle.

-Buena idea, yo me quedaré con ellos.- Comentó la reina. 

Casi quiso darse un golpe en la boca, evitar seguir haciendo aquella escena de celos todavía más sin sentido. Si Loki estaba siendo ayudado ¿qué mas daba si era por Fandral o cualquier otro? Él no iría a tomar su lugar, no haría nada porque... porque el ya no tenía nada que ver con el joven. Así se lo replicó en el pasado, pudo palpar el momento en el que su corazón se rompía y no le importó decirlo, porque el dolor le ayudaría a olvidarlo, pero incluso ahora con una daga que se estaba hundiendo más y más por los celos no ayudaban a disminuir sus sentimientos.

No tuvo más argumentos, tenía que hacer algo pronto para las preparaciones. Sí, así debía ser. Con las uñas enterrándose en su puño cerrado salió a regañadientes. Pasó a un lado del hermano menor y la hechicera sin siquiera mirarlos. Aren lo siguió con la vista hasta que desapareció. Transcurrieron otros momentos de silencio que Syn rompió:

-No he tenido oportunidad de decírtelo pero... muchas gracias. 

-¿Por qué? - preguntó el joven mientras intentaba con todas sus fuerzas que sus pasos fuesen lo más concisos posibles para no entorpecer demasiado su traslado.

-Por protegerme en aquél momento.

El jötun no respondió. Su mirada rígida oscureció su rostro. Continuaron en total mutismo hasta que Aren por fin tocó lecho. 

-Liv debe estar por terminar sus deberes en el pueblo, le diré que en cuanto termine venga a verte. Pero...

Se mordió el labio.

-Sobre lo que pasó hoy...

El joven estaba muy cansado, pero sabía que no podía evadir aquella conversación.

-¿Me pedirás que omita la parte donde ese sujeto poseyó el cuerpo de mi hermano?

Syn asintió, pronto sus facciones que siempre se mostraban estoicas comenzaban a caerse a pedazos, como si su silueta estuviese transformándose.

-Se terminará enterando. Al igual que lo hiciste conmigo... ¿no es así?

La mujer se sentó en la orilla de su cama, dándole la espalda. Retomó aquellos recuerdos, cuando Aren todavía estaba en calidad de prisionero en las torres del palacio. Enclaustrado y temeroso de su sola imagen, Aren ahora se mostraba serio y hasta cierto punto agresivo con ella.

En aquél momento Aren le pidió que lo dejase ver a Liv, y Syn le concedió la imagen de su cuerpo por un periodo corto de tiempo. Sin embargo, aquél hechizo que lo bendijo también había una maldición de por medio.

El saber... Conocer, el oscuro plan que se había gestado hace tantos miles de años en el cual todos ellos eran peones. Sobre aquellas ilustraciones del futuro Aren se sintió usado, fúrico, incapaz de poder decir palabra porque conocía las magnitudes de los eventos venideros.

"Nos están utilizando ¿no es así?"

Fue la pregunta que él formuló tan pronto las visiones terminaron. Syn cerró los ojos, ella sabía quien era el causante de tantas desgracias, de tantos caminos rotos y reconstruidos.

-¿Por qué me lo mostraste solo a mi? 

Regresando a esa precisa habitación, la hechicera sentía un escozor en la yema de los dedos. El tiempo se estaba agotando.

-Porque tenías que saberlo, para poder actuar.

Aren escondió la lúgubre mirada.

-Loki no lo merece.

-No es tu decisión.

-¡Pero es mi hermano!

-No lo es.

Y herido por las palabras sinceras, se dejó caer en la cama.

-¿Por qué no se lo dices? así él no estaría sufriendo en estos momentos. 

Intentó incorporarse de manera brusca.

-¡Ve y dile! - exclamó señalando la puerta.

-Tu mejor que nadie sabe que todavía no es momento para ello.

-¡El tiene que saber sus orígenes! Yo sé que no eres tu la responsable, pero has dejado una inmensa carga en mis hombros y no quiero que lo hagas sentir miserable como a mi. Ayúdalo a digerir lo que esos dos desgraciados tramaron para el, ¡para todos! 

Syn guardaba silencio.

-Dile, que un huevo de cisne fue empollado en un sucio corral de gallinas.

-No es momento, Aren.

-¡Ese par lo único que han hecho ha sido condenarnos! 

-Por bien de los nueve reinos.

La voz sombría reapareció en una vil y cruel mujer delante del jötun. Era esa misma sombra que vio cuando los ayudó a escapar de Asgard la primera vez. La miró de arriba a abajo. Se tiró sobre las almohadas dándole la espalda.

-Lárgate. No le diré nada a Liv.

De pie, todavía con los ojos puestos en él solo susurró un gracias y salió, dejando a un herido y (todavía) furico jötun. Cerró los ojos que pesados, necesitaba un descanso, las extremidades perdieron su fuerza y todavía sentía un hormigueo en la planta de los pies. El sueño llegó en una barca de recuerdos sobre los sucesos anteriores.

La sangre corriendo por sus manos, la fuerza descomunal de Loki. La hemorragia que poco a poco -demasiado lento a decir verdad- iba deteniéndose, su hermano postrado apretando los ojos que no tenía. La respiración inestable y sus quejidos.

-Pronto estarás bien.- Murmuraba su hermano y le tomaba con más fuerza mientras la energía pasaba por un hilo de luminoso color. Tras varios angustiosos minutos, dejó de retorcerse y bajo las cuencas vacías comenzaba a secarse la sangre en forma de lágrimas. 

Sintió un mareo, cabeceó.

"Debo resistir" se decía mentalmente. En eso sintió la otra mano de su hermano sujetándolo.

-¿Aren?- apenas un hilo de voz salía de sus labios.

-Estoy aquí hermano, estoy junto a ti.

Apretando su mano, pegó su frente con la de Loki y rogaba porque su sufrimiento pronto acabase, por ello no se esperó las palabras que le siguieron.

-Debes irte.

Abrió los ojos confundido.

-¿Qué? 

Giró la cabeza a donde procedía su voz y todavía con las cuencas apretadas prosiguió.

-Debes irte, muy lejos. 

Aren negó con la cabeza y soltó medio bufido, estiró su mano hasta un platón dispuesto con agua y un paño, lo acercó al rostro de su hermano y le limpió los rastros de sangre.

-Estás todavía delirando, trata de calmarte, pronto te sentirás bien.- Aunque decía aquello Aren iba sintiéndose cada vez más mareado y por un momento pudo ver su piel tornarse azul también, el hechizo de disfraz estaba perdiendo su fuerza.

-No, escúchame.- Loki le tomó del cuello del ropaje.

-Tienes que irte, Laufey no sabe que estas aquí, toma eso a tu favor y escapa de aquí.

-¿Por qué me pides que me vaya? 

-Eres el próximo rey de Jötunheim, debes vivir y encontrar el apoyo de tu pueblo, solo de esa manera detendremos el reinado de terror de nuestro padre. 

Sintió el alma desgarrarse, sonrió por lo bajo.

-Estás muy cansado.- Su voz sonando casi como un arrullo, se abrazó a él.

-No, no lo estoy. Tienes que marcharte.- Intentaba empujarle con el brazo pero su agarre era tan débil, pronto caería en sueños.

-Aquí está mi mujer, mi hijo o hija pronto nacerá y...

Hasta entonces Loki pudo suavizar su rostro, cuando pudo sentir las yemas de Aren retirándole algunos cabellos negros y colocarlos detrás de la oreja.

-Y no quiero perderte. Estaré aquí para protegerte a ti también. Eso es lo que hacen los verdaderos reyes y es lo que tu hermano menor hará.

Loki seguía intentando empujarlo pero pronto su brazo cayó y Aren junto con él, ante de perder el conocimiento escuchó las voces femeninas detrás:

-¡Ha perdido el conocimiento, señora! - gritó una doncella y su voz se desvaneció, poco después había despertado lejos del convaleciente.

Abrió los ojos, el sueño aunque parecía haber durado unos minutos pudo ver que ya había anochecido pues la habitación estaba a oscuras totalmente, sintió un leve dolor de cabeza y se sentó en el lecho.

Para rematar la estela de dolor escuchó como tocaban la puerta. Parpadeó varias veces. Se reconfortó con la idea de que podría tratarse de la joven Liv.

-¡Adelante! - exclamó y sin antes terminar vio la cabellera dorada entrar pero su rostro no fue de emoción. Ya era muy tarde, estaba dentro y lo había visto despierto.

-Buenas noches, rey. ¿En qué le puedo ayudar?- su voz aunque intentando sonar cortés no podía esconder el desazón.

Las luces fueron encendidas, cuando las velas se encendieron con un soplo ligero del rey. El jötun no dijo palabra alguna. Solo esperó a que terminara de acomodarse en SU habitación. Tomó una silla y se sentó frente al joven. Primero lo miró, de arriba a abajo. Tal vez expectante.

-¿Qué pasa Thor? - la pregunta más impropia para la realeza había brotado de la molestia de verse inspeccionado como un animal salvaje.

-Aren, muchas gracias por permanecer en mi reino en estos momentos, aprecio en verdad la ayuda del futuro rey de los jötnar. - Su voz sonaba fingidamente emocionada, Aren alzó la ceja.

-Me doy cuenta que desde el principio mostraste ser un miembro de la familia real, tenías la fuerza, la inteligencia y (por parte de tu raza) la hostilidad suficiente para derrotar a cualquier que se interpusiera en tu camino. Ahora entiendo porqué de las primeras veces que te vi fue dándole una paliza a mis hombres y después recibiendo una a cambio. 

Soltó un bufido que intentó ser una risa pero le dolían las costillas. Tal vez era el estómago, podía tener hambre.

-Es bueno saber que una persona con un cargo fijo y un destino construido haya llegado a ayudarme en esta guerra.- Las palabras que pronto se oscurecieron no dejaron impasible al joven.

-Thor ¿a qué viene esta palabrería?

El rey no se inmutó por la insistencia de llegar al meollo del asunto, sostuvo en su interlocutor la mirada por más de un minuto.

-Ahora que sé que tienes un lugar y un futuro, ¿puedes decirme el de tu hermano mayor?

Solo hasta entonces le miró inquietante. Lo anteriormente dicho ya le había herido demasiado como para que ahora entrara de lleno con el único miembro de su familia al que realmente apreciaba. 

-¿Por qué tanto interés en él? ¿por qué ahora? después de todo, lo has apartado de tu lado.

La punta del alfiler que había clavado en el hermano fue ahora enterrada en el aesir.

-Laufey es objeto de mi desprecio (lo lamento, sé que es tu padre) pero no creo que sea un idiota. 

Se levantó de la silla y se acercó hasta la cama donde Aren aún descansaba.

-¿Por qué ha dado el peor de los tratos a tu hermano? fríamente calculado, él pudo haber sido la baraja que le aseguraría la victoria. Dime, ¿qué le hizo a Loki? ¿por qué lo trata así?

-Grandes errores muchas veces no tienen brillantes razones.- Respondió secamente con los ojos coloreados en rojo.

Procurando calmar su voz, Thor intentó ablandar el camino de su charla. Pero las palabras siguientes le provocaban una vergüenza que tuvo que girarse para que no le vieran el rostro.

-Loki es inmensamente preciado. Astuto, con una fuerza inconmesurable, no dudaría incluso que es más sabio que yo, pero... también ha sido herido muchas veces, lo sé. Puedo sentir su reacio comportamiento a socializar con mi gente, no solo por el motivo que los trajo aquí, él siempre parecía un felino encerrado, yendo por las esquinas sin hacer ruido. 

-Hablas como si fuese un enfermo.

-No, lo siento, no quise decir eso. Pero son claras las repercusiones de un padre que es notable que no fue tan cariñoso con él como lo fue contigo, ¿por qué?

-¿Para qué quieres saberlo?

"Porque quiero consolarlo"

-Porque el también nos está ayudando y me gusta saber las razones de todos mis aliados.- Dijo en voz alta ignorando el anterior pensamiento. 

-¿Entonces todavía desconfías?

-¡NO!- gritó y se castigó por ello.

-Solo quiero... conocerlo, escucha Aren, sé que he cometido muchos errores con él, con ambos. 

Se rascó la cabeza.

-En el pasado... sé que fui muy impetuoso, hice cosas por la emoción de lo que sentía, sin conocerlo realmente. Y no me refiero a su pasado de jötun, incluso eso, me parece más fácil de conocer a lo que ahora es Loki en realidad. Sus sueños, sus miedos, su forma de ser que en realidad no ha cambiado, pero... Sé que tenía una imagen muy distinta de él, demasiado idealizada... Quiero conocerlo en verdad. Como amigo, como aliado, como...

-¿Amante?

Las palabras se le escaparon de la boca, pero calló en silencio total.

-No sé lo que siento respecto a él. No es fácil tampoco para mi.

-Esa no es excusa, mírame, soy un gigante literalmente que se ha enamorado de tu prima. ¿Crees que no he pensando en su bienestar? Aún cuando ella tiene poderosas razones para odiarme. Si mi reino se entera de que mi hijo se gesta en su vientre, sería la perdición para ella. La felicidad que ahora inunda su rostro también puede ser su maldición y no estoy conforme pero... ella me acepta, me abrió sus brazos tan heridos que deje y su corazón roto todavía pudo ser un gran apoyo para mi alma. No por nuestro hijo, sino por nuestra decisión de saber que aunque yo me escondiese bajo las piedras, ella me seguiría extrañando y por más rey que fuera de un reino lejano yo seguiría anhelando estar a su lado. 

Los ojos azules del rey centellearon en cristal. Apartó la mirada y no quiso continuar, la fuerza que había mostrado en un inicio se desvaneció. Ante Aren, Thor sintió que era solo un chiquillo. Se puso de pie y se acercó a zancadas a la puerta.

-Mi padre no lo acepta porque aun con todo el poder que tiene, no guarda parecido con ninguno de la dinastía de Laufey. Él creía que la sangre de gigante sería tan poderosa mezclada con la de aquella mujer que tendría un guerrero implacable e idéntico.

-¿Solo por su imagen?

-Somos la raza primera que pobló los antiguos reinos después de los dioses creadores Thor, se espera mucho de nosotros como dinastía. Laufey no es un ignorante, quería usar a Loki como estandarte de un poderío legendario. 

-Espera, dijiste mezclada, si Laufey es su padre ¿quién es su madre?

Aren palideció. El cansancio y el descanso intermitente no lo estaban ayudando.

-No lo sé, te recuerdo que soy su hermano menor, vine al mundo después de él. Lo poco que sé, es que fue una pobre muchacha que secuestró de no sé donde, murió al darlo a luz. 

Una pieza estaba perdida en el mapa de lo que era el joven.

-Tomó una mujer para procrear. No pudo ser cualquier mujer, tuvo que ser alguien en quien fijó la vista, pero... no se tiene registro de la desaparición de ninguna princesa o mujer especial. Aún así, no dudo que haya sido alguien de gran poder si es de donde Loki obtuvo sus increíbles habilidades.

Era un callejón sin salida, no tenía ya caso buscar una fémina que murió en el parto en las más terribles condiciones. Nadie sabría si a esa mujer la tierra se la tragó y dejó en su piel la más funesta de las historias. 

-Si Laufey odiaba tanto esa parte de Loki, entonces se aseguró de hacerlo sentir lo más necesario pero repudiado posible. 

-Es ahí donde entra su último crimen.

-¿Último crimen?

Aren intentó levantarse pero solo pudo quedarse sentado sobre el lecho. 

-Cuando escapamos y fuimos a las tierras heladas no creerás que fuimos recibidos con un caluroso saludo.

Aren recordó el asqueroso y oscuro calabozo donde aguardaba la preciada presa del rey. Dónde su hermano pudo morir hace tiempo.

-¿Sabes tú cuál es la parte más importante de un hechicero? ¿de dónde provienen gran parte de sus poderes?

Thor negó.

-Tu extensión que ayuda a mostrar tu fuerza es el mítico martillo Mjölnir una extremidad más de tu cuerpo, es lo más normal viniendo de un Dios guerrero, al igual que nosotros una raza de contrincantes y hacedores de la tierra fértil; nuestro sentido más poderoso es el tacto. Nuestros brazos y piernas son nuestro principal eje para realizar tanto acciones de defensa como de creación, por ello de tu tierra vienen los grandes hacedores de espadas, inmensas ciudades sustentables. 

-De los elfos sería el oído, ¿no es así? - se apresuró a decir Thor. Aren asintió.

-¿Por qué crees tu que sus cantos son tan especiales? No son solo bellos artesanos, su oído les da la capacidad de dar voz sonora a toda la naturaleza.

Comprendiendo el aesir se quedó hilando los siguientes rasgos que podría existir.

-Los habitantes del Hel, del Niffleheim, los elfos oscuros, que aunque son hechiceros son maestros en la oscuridad. Su sentido más poderoso es el olfato, suena extraño pero ¿cómo se dio cuenta de Hela de dónde estábamos? Sabía que alguien estaba tras de sus acciones pasadas, pero aunque no es un dios omnisciente si que supo encontrarnos, esto se debe a que lo vivo, tiene un olor muy distinto a lo muerto. 

-El rey Surtur come piedras, es decir, es lo que más abunda en su reino; el gusto funciona en ellos como un receptor para conocer la tierra donde están parados. Y yo que creía que solo eran unos raritos que se obligaron a comer piedras porque en su reino nada crece más que lava y agua caliente.

Aren arqueó una ceja.

-El último sentido, ¿a quienes beneficia más?

No tuvo que escarbar mucho, recordó una lejana charla con un residente de Vanaheim, no recordaba su nombre, pero fue víctima de un ataque cuando Thor era un solo niño en las minas de Muspelheim. Ese altercado, el ataque del infante Loki... le dejó ciego.

-La vista es el motor de los hechiceros. Vanaheim, la reina Frigga y entre ellos Loki.- Completó Aren la idea.

-Ellos ven más dimensiones de las que comúnmente hay, no, me corrijo: no es que nosotros no podamos verlas pero en ellos hay una amplia interpretación de lo que se encuentra frente a nosotros.

Ahora era tan claro, el aesir se sintió un poco inútil de no saberse conocedor de aquella información, pero pronto su mente regresó a la charla presente. La realización del nuevo conocimiento lo estampó de frente contra la fría verdad y explicación que estaba buscando, aunque ahora no resultaba grata saberla. Tragó saliva ruidosamente.

-Laufey fue quien me lo enseñó. Tienes razón en decir que no es un idiota pero ahora está cegado por un poder que no conoce. No quería que nadie se interpusiera, por supuesto no dejaría que su propia sangre (por muy desgraciada que fuese) estuviera de lleno en las fuerzas enemigas. 

Quiso detener sus palabras pero no podía, tenía que ser valiente.

-Laufey le arrancó los ojos. 

Fue como si las palabras mismas cobrasen sonido, olfato y gusto. Quería apartar la imagen pero no pudo, una vez destapada la verdad no importa cuantas ilusas mentiras quieras poner encima siempre salen a flote. 

-Lo hizo para que su eje central fuese desestabilizado después de que se negara a cooperar con la información, ahora recordarás porqué cada que necesitaba invocar algún encantamiento pronto se veía cansado y con poca fuerza. Con la poca magia que le quedó curó sus heridas y se apoyó en mi energía para poder tener un resquicio de vista. Todo este tiempo le di parte de mi alma misma con tal de que el pudiese fingir que estaba bien, no lo sabrás pero Loki es muy orgulloso y su dignidad es algo que busca mantener a toda costa. El viaje a la mente del snjú kuttur fue demasiado para él y eso fue lo que reabrió las viejas heridas.

Su cabeza fue a parar de lleno a sus manos. ¿Cómo pudo? Se supone que es su progenitor, ¿cómo es capaz un padre de hacerle eso a uno de sus hijos? Si sintió su corazón destrozarse al verlo en la sala real, ¿cómo habría reaccionado de haberlo visto en vivo y directo cuando recién ocurrió? Se sintió culpable de pronto, si tan solo... Lo hubiera sabido antes.

Y en eso un destelló de recuerdo también se cruzó por su ventana nublada.

"Esa información, jamás salió de nuestras bocas ni de ningún otro modo. A cambio de mi cuerpo, a cambio de mi estabilidad física guardé todo lo que pudiese volverlos vulnerables."

El rubio le miraba de arriba abajo buscando aquél sacrificio, pero no lo encontró.
(Capítulo 28)

-Por las barbas de Odín.- Murmuró fracturado en su ser. Escondió el rostro, avergonzado, había llegado dispuesto a escuchar respuestas y ahora quería retirarse con lo poco que le quedaba.

-¿Recobrará la visión? Tiene que haber un modo - fue la siguiente pregunta. Aren le miraba con cierta indiferencia, no había querido decir nada más, quiso dejar al rey lidiar con la verdad. Eran dos reyes en una habitación enseñándose el uno al otro. Con la pregunta formulada, miró la noche estrellada por la ventana, en eso vio por el reflejo de la misma la silueta de una persona que entraba.

-Aren he venido a verte.- La dulce voz de Liv resonó en el cuarto.

-Los órganos tal vez podrían reconstruirse, pero la vista... no.

Antes de que pudiese saludarlo Liv se apartó cuando vio a Thor salir presuroso de la habitación, no pudo ver ni siquiera su faz.

-¿Todo está bien? - preguntó la joven. En eso Aren regresó la vista que antes fijada en la ventana era lúgubre pero le regaló la más sincera de las sonrisas a su amada.

-Ahora que estás tu aquí, todo está bien.

La joven sonrió y se apresuró a llegar al lecho con su amado.

Los pasos retumbaron por todo el palacio, los guardias no tenían tiempo de hacerle una reverencia, los pajes apenas podían apartarse de su camino y mirarse extrañados. No podía seguir evitando lo que había estado sintiendo, tenía que ser de una vez por todas sincero, cerrar sus labios y abrir su corazón.

Con la poca esperanza de que él también abriese su corazón. Si es que todavía quedaba espacio...

El galope de su caminar no lo preparó para lo siguiente, cada vez más podía darse cuenta de que siempre iba con la guardia baja y lo detestaba. Había abierto la puerta, pero la amplia habitación doblaba en una esquina, donde había una gran cama.

Mientras dos cuerpos buscaban calor el uno del otro. Tan cobardemente, se quedó en la esquina, asomando apenas un ojo.

-Tu cabello me hace cosquillas.

-Entonces deberías irte a donde no haya cabellos que puedan hacerte cosquillas.- Recriminó Loki. 

En realidad no estaban haciendo nada inadecuado, Thor agradeció que lo menos estuviesen vestidos, seguramente no había pasado nada. Fandral se pegó a la espalda del joven y sostuvo unos cabellos cerca de su nariz.

-Admito que me gustas más con el cabello de este largo. El baño te ha sentado muy bien, ¿no te lastime al tallar tu espalda?

Aspiró el aroma de los negros cabellos y en medio de la oscuridad notó el rubor que se asomaba en las mejillas del jötun nuevamente disfrazado. La mano del espadachín se asomó por debajo de la sábana y buscaba entrelazarse con la del chico.

-Creo que hemos estado demasiado tiempo juntos.

-No sería la primera vez ¿o sí? - sugirió provocativamente.

-Me refiero a que deberías darme mi espacio personal.

Fandral salió pronto de la cama y Loki se giró en su dirección levantándose un poco. Thor se escondió contra su voluntad. Prometió incluso a su padre que no volvería a las andanzas de espiar pero aquí estaba, espiando y con el corazón roto.

-¿A dónde vas?

No respondió. Loki se quedó quieto esperando respuesta pero solo podía percibir el sonido de papeles moviéndose cerca del neceser, tras una larga pausa comenzó a escuchar:

-Capítulo treinta y cuatro: Se vio inesperadamente sorprendida por el sonido de la campana de la puerta... se alteró un poco con la idea de que podría ser el propio Coronel Fitzwilliam.

El jötun sonrió y volvió a recostarse, la voz de Fandral pasaba por la dulzura característica y se oscurecía cuando el texto lo sugería. Rondaba la cama, con el libro en manos, uno que Loki había dejado inconcluso pero que el espadachín muy caballerosamente se había postulado para terminarlo por él.

Loki no volvió a replicar, dejó que la voz del rubio se colara en cada rincón, hasta sus oídos y se dejó dulzificar por él. Mientras tanto, del otro lado de la pared, con la oreja más erguida que un seto, Thor podía sentir la sangre del labio que se había mordido en remordimiento. Tenía que detener aquella galantería estúpida, pero viendo el rostro apacible del ser amado se preguntaba: ¿Cómo pudo ser que Fandral logró en unos días lo que a él le costó semanas? Aunque se mostraba como siempre hosco ante los afectos, Loki nunca le habría dejado a alguien más que le leyera un libro así fuera estando ciego. No podía olvidar la primera vez que se acercó a él en una cama, lo terminó echando de la alcoba. Bueno, Thor había sugerido que se quitara la ropa, pero ese no es el punto.

Fue entonces que concibió la idea... ¿Y si Loki se veía tan feliz con el espadachín? Significaba ¿qué había perdido su lugar? ¿en algún momento esa plaza que él creía vacía se ocupó?

Dejó el peso de la espalda en la pared y contuvo el gran suspiro de dolor que quiso brotar de su pecho. 

¿Y si lo había perdido? ¿logró hacer que Loki dejara de quererle? 

Cerró los ojos con dolor. Con un nuevo hilo de ideas corriendo por su cabeza, trató de mantenerse calmado y solo hacer lo que venía a hacer.

¡TOC, TOC!

Fandral detuvo la lectura. Loki quien tenía los ojos cerrados, los abrió aunque era inútil de una u otra forma.

-Iré a ver quién es.- Dijo.

No tardó mucho en alcanzar la puerta y al abrirla toparse con los ojos más tristes que había visto, desde hacía mucho tiempo.

-Rey Thor.- Dijo con entusiasmo un poco fingido. No podía olvidar el duelo de miradas en las cámaras de recuperación. 

-¿Puedo pasar? - preguntó con cortesía. Fandral no tardó en darse cuenta de que le estaba impidiendo el paso y se abrió para dejarle el camino libre.

-Adelante su majestad.- Thor escuchó el estrujar de las sábanas al final de la esquina. Tal vez le daría vergüenza ser visto así y se estaba acomodando.

Esperó un momento.

-Fandral, necesito que esperes afuera, tengo que hablar con Loki... a solas.

El rubio tensó la mirada. Su sonrisa se esfumó y con algo de ceño fruncido miró al rey. Thor no tardó en responder.

-Es una orden.

Fandra abrió la puerta de nuevo y  fingió una última sonrisa.

-Como ordene... mi rey.

La puerta se cerró finalmente. La primera estancia que era el recibidor estaba a medio iluminarse. Con el rostro afligido se acercó a donde estaba la luz, la sola imagen fue otro golpe bajo.

Loki llevaba el libro en manos y con los ojos puestos en cada página. Hasta el último momento era capaz de llevar acabo una puesta en escena.

-Oh, rey, que honor tenerlo aquí.- Habló sin cerrar el libro.

Thor no respondió.

-¿Cómo te encuentras? 

-¡Mucho mejor como podrás ver! Lamento mucho que hayas tenido que ver esa penosa escena, pero no hay nada más que sopesar. Las cápsulas de sanación en verdad son una maravilla.- Fingió una sonrisa y señalaba al par de ojos verdes que solo eran una ilusión más. Existían, pero no eran funcionales.

Los órganos se pueden reconstruir, el sentido...no.

Thor no dejaba de mirarle con la frialdad de quien conoce la verdad pero quiere ver hasta donde es capaz uno de llegar con la mentira.

-¿Estarás mejor por la mañana? Sé que debes estar agotado pero necesito que estés en disposición a cualquier orden mía.

La mayor parte de la oración sonó con dureza y Loki lo sintió así, su faz también se colocó con desdén en el libro mientras pasaba sus dedos por las orillas.

-Haré lo que pueda, rey, ante cualquier ataque estaré ahí para acompañarle.

-En realidad es porque voy a pedir que te revisen, quiero que te vean los ojos médicos más prodigiosos de todos los nueve reinos y quiero que no rehuyas a eso.

El joven frunció el ceño pero pronto lo relajó.

-¿Revisarme? No hay necesidad, estoy bien ya te lo he dicho, Thor.- Tutearlo de pronto sonaba a una muestra de desesperación.

-Además, hay muchas cosas más importantes que fijar tu atención en mí, debes preparar a tu ejército para lo que viene.- Le dio la espalda volviéndose a fijar en las hojas del libro.

¿Más importantes? Oh Loki, si tan solo tu supieras. Si tan solo ambos se hubiesen conocido realmente, aunque el enamoramiento fugaz inició la llama, bastó una simple ráfaga para dudar de ese amor y ahora, fingían saber todo el uno del otro con tal de no admitir que fueron un par de jóvenes estúpidos proclamando amor eterno sin haber conocido el desazón del amor perdido. Thor soltó un bufido, se acercó al neceser donde habían dispuesto un jarra de agua y una copa. Se sirvió mientras soltaba una risita. Loki no podía entender qué estaba pasando por la mente del rey.

-Lo haría... Pero sería cruel de mi parte no ayudar a un vulnerable invidente.

El golpe de asombro fue tanto que el libro cayó con un fuerte estruendo y quedando abierto. Loki se giró.

-Pero que... ¡No estoy ciego!

-¿No?

La copa en su mano se estiró con fuerza hasta llegar al rostro de Loki que quedó totalmente empapado, las gotas que corrieron por su ropaje pronto oscurecían la tela y se pegaban a su pecho. El joven con gran molestia se retiró el excedente de agua de los ojos y de frente le gritó:

-¡Idiota! ¿has perdido la poca razón que tienes? Tú...

Y una brisa de aire frío le confirmó lo que temía.

-Tú...

Supo que no había nadie delante de él. Thor aguardaba detrás suyo, en ese mísero espacio de tiempo, Loki le gritó al aire sin saber que con ello se descubría el solo. Escuchó el suspiró del rey detrás de él y no quiso girarse, sus pies congelados en el suelo y su mente perpleja viéndose atrapado en la mentira que había colgado. ¿Ahora le recriminaría su falta de honestidad? Ya tenía otra prueba para desconfiar de él, estaba listo para recibir su regaño.

En vez de eso, fue atrapado por dos brazos y sintió el gemir de Thor en su cuello.

-¡¿Por qué no me lo dijiste?! 

Su cuerpo todavía adolorido se resintió con el poderoso abrazo del Dios pero no lo apartó. Sintió su pecho alborotado, su corazón palpitando contra su espalda. El desasosiego que su llanto quedo reflejaba, ya no podía seguir mintiéndole. Los nuevos órganos oculares no cumplían su función de ayudarle a ver, pero si de expresar lo que quedaba en su doliente alma. Se llevó las manos a los ojos para esconder las lágrimas que también comenzaron a fluir.

-Haré que recobres la vista... Lo juro.

La oscuridad en ese momento no le pareció tan fría y dejó que los brazos lo envolviesen por un rato muy largo, o tal vez fue muy corto, no lo sabía a ciencia cierta. Pudo escuchar a lo lejos el mar que tanto amaba y que a veces lo atormentaba en pesadillas. La salinidad recorriendo su espalda, tenerlo de nuevo cerca era mejor que cualquier remedio.

El mar sin embargo, ahora estaba muy alborotado. ¿Qué haría él para calmarlo?

 


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