Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Tu la guerra, yo la muerte. por MichaelJ2099

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

"Príncipe, esta será una guerra relámpago. Confíe en el joven a su lado, pues esa persona es la mitad que deberá unirse para dar paz a las naciones. El zafiro y el rubí no deben permanecer separados tanto tiempo, su unión es inminente"

Fuerte como un árbol se irguió en tenebroso silencio mientras crujía lo que a su alrededor envolvía el cuerpo de color índigo. Una vez estuvo de pie alzó el brazo y desde su codo hasta la punta de sus dedos se endureció un hielo mortal. Se escuchó cómo rompió el viento y golpeó con sonido seco los cuerpos a su lado. 

-¡Retrocedan! - gritó Fandral quien empuñando su espada rodeó al gigante hasta llegar a sus hombres, intentó reunirlos, un par de ases yacían ya sin vida en el suelo.

El gigante les miraba con el rostro serio, los terribles ojos rojos y las pupilas oscuras, como lo que eran, horripilantes bestias.

-¡JA! - gritó Thor y Sleipnir regresó sobre sus ocho patas.

-¡REGRESEN! - ordenó y las demás monturas regresaron su travesía. Los cascos trotaron con rapidez y se pusieron a la par del rey de cabellos rubios, con la vista clavada en el ataque tuvo que girar solo un momento cuando Volstagg llegó junto a él.

-Mi rey, resguarden el castillo, iré yo y dos hombres más a buscar el nacimiento del ataque.

-¡No debemos perder el tiempo con esa distracción!

-Pero señor, si logramos encararlos podremos saber a dónde se dirigen, no estarán esperando que alguien los encuentre porque saben que regresaremos al palacio.

Thor rechinó los dientes.

-Solo tácticas de exploración, no quiero ningún enfrentamiento.- Ordenó el rey.

No esperó más y Volstagg se separó con otros dos a su lado. El bridal de sleipnir resonó con más fuerza. Mjölnir pronto encontró el puño de su dueño y se batió en el aire. Un devastador trueno y finalmente un rayó calló encima del coloso azul que volvía a batir su arma. Se cubrieron los ojos. El trueno ensordecedor dejó en su impacto una gran mancha negra, algunos soldados se apartaron el antebrazo del rostro para ver lo que quedaba del enemigo.

Aren sintió un escalofrío que recorrió su espina dorsal cuando vio como el gigante se erguía de nuevo, sin rasguño alguno y se preparaba para el siguiente ataque.

-¡ATAQUEN! - ordenó el espachín y se abalanzaron sobre el terrible enemigo que deteniendo sus ataques tomó a un par de ellos para arrojarlos lejos. La armadura que lo protegía seguía impecable además.

Las largas y gruesas ballestas caían fugaces desde las ventanas pero aunque daban en el blanco no era posible derribarlo.

-Con un demonio, no le estamos haciendo nada.- Masculló Hogun quien ordenaba una siguiente ronda desde las ballestas, pronto tendrían que desplegar a los uskarles, cuando escuchó un crujido cercano. Asomándose por la gran ventana pudo ver una de las otras bolas de hielo que había impactado y había quedado incrustada en el escudo como si de goma se tratase se estaba comenzando a romper y un gran brazo salía de este, con la mano libre puso su palma sobre el escudo.

-¿Pero qué?

Comenzó a escalar, cual lagarto sobre su hábitat sacó su brazo de hielo, el gigante también estaba cubierto por aquél extraño escudo traslúcido que en ciertos ángulos de la luz brotaba un brillo rojizo.

A lo lejos, otras tres más igualmente se estaban rompiendo y brotaban como margaritas los terribles cuerpos de los que atacaban. Un golpe seco resonó, Fandral había sido golpeado en el rostro y enviado lejos por el impacto.

-¡APÁRTENSE! - fue lo último que escuchó cuando vio a una horda de magos delante de la única entrada, moviendo sus manos como un gran remolino y de sus dedos blanquecinos el calor de un fuego brotaba.

-¡AHORA! - ordenó el rey Vanir y sus hombres arrojaron en cascada aquellas lenguas de fuego sobre el enemigo. Relamieron sedientos la figura congelada, desde sus talones hasta la punta de su cabeza.

Vanir notó como el escudo se comenzaba a derretir y se tornaba de color rojo, abrió los ojos en impresión. Justo cuando se detuvieron en el ataque vieron como la parte 'derretida' regresaba a su sitio como si nada lo hubiese tocado a su estado sólido. El escudo chilló en un terrible estallido. Fandral volvió la vista, estaban prontos a romperlo. Sin embargo el polizón cayó desde la altura cuando Mjölnir chocó contra su faz y regresó a las manos de su portador. Alzó de nuevo la mítica arma e invocó lluvia de rayos, todos ellos dieron en el lugar pero ninguno se inmutó, los gigantes siguieron moviéndose y se aproximaban hacia los soldados. Incluso los ases con sus lanzas doradas retrocedieron.

Nuevamente alzaron llamas contra ellos los de Vanaheim pero no los detuvo y poderosos derribaron a uno y a otro para continuar su camino. Thor veía morir a sus soldados que intentabann mantenerse de pie pero eran arremetidos sin poder poner resistencia.

-¡Loki! - exclamó Aren tomándolo en brazos y corriendo hacia la entrada.

En eso, uno de los enemigos giró en dirección a los dos hermanos y corrió tras ellos.

-¡DETÉNGALOS! 

Vanir alzó sus manos como si en ellas tuviese piedras de inmenso tamaño y cuando sus manos brillaron se puso de pie con velocidad. Se abrió una gran zanja alrededor de la entrada principal, un par de ellos cayó. 

-Nos dará tiempo.- Explicó el anciano quien a lo lejos miraba acercarse a gran velocidad más gigantes.

-No está funcionando, necesitamos más armas.- Añadió Fandral quien tenía un pequeño río de sangre brotando desde su sien.

-¡HOGUN! - exclamó Thor y el mencionado se asomó a lo lejos.

-¡ESTÁN LISTOS! - gritó anticipando las órdenes de su rey y tras él apareció la alargada boca de lo que parecía un cañón. Thor tomó a los heridos que quedaban y los subió a las monturas.

-¡Entren todos! - ordenó y las decenas que dispersas estaban corrieron dentro cuando de pronto de la zanja abierta se asomaban de nuevo las extremidades azules, no era posible detenerlas de ninguna manera. 

-El escudo los detendrá, tenemos que atacar desde dentro.- Aseguró. Entraron los soldados, el espadachín llegó a donde Aren finalmente dejaba de correr.

-¡THOR! - le llamó. 

La gran sala estaba repleta de gente, los ases asustados, muchos de ellos, hombres de tierra y labores tomaban espadas oxidadas y tensaban los arcos listos. El rey los miró preocupado, no serviría de nada contra ellos. Aren junto con Loki lo tomaron del hombro.

-¡Tienes que escucharnos! - exclamó. El rubio claramente molesto lo miró y después a su hermano.

A lo lejos se escuchó el primer cañonazo y algunas mujeres que cuidaban a sus hijos se abrazaron a ellos temblando hasta los cabellos. 

-¡Lo que tienen a su alrededor es...!

Vanir lo tomó del cuello y lo jaló hasta que tuvo a centímetros de su rostro el de Aren.

-Cállate.

El anciano con aquella fuerza impresionante, arrastró a Aren con su hermano y al rey de Asgard a la habitación más cercana. No resultaba muy privado pero era lo único a la mano.

-Escúpelo de una vez por todas, lo que llevan como escudo es clachdearg, ¿no es así? - con la pregunta estaba presionando de la manera más violenta posible. 

¿Clachdearg? ¿el elemento líquido que yacía en las minas del Muspelheim?

-El mismo.- Contestó Loki con voz demasiado suave para la situación. Thor lo miró.

-Al parecer, Laufey se ha adelantado.- Añadió.

-¿A qué te refieres? - volvió a cuestionar Vanir y le tomó del cuello al igual que lo hizo con su hermano y lo estrelló contra un estante cercano, se abrieron todas las puertas de éste y se regaron guijarros de colores por todos lados. En lo más alto, una piedra de color negro solo se tambaleó.

-¡PADRE, BASTA! - la voz de Syn resonó en la estancia y apartó las manos de su padre sobre el joven que casi se elevaba por encima del suelo debido al agarre.

-¡No te quiero aquí! ¡Vete a resguardar! - le gritó a su hija con la misma furia de hacia un momento y la tomó del hombro con salvaje modo. Ella se apartó con una mirada de reproche.

-¡Necesitarán todo el calor posible si es que quieren derrotarlos! - añadió ella en molestia. Poniéndose de pie delante de Loki para protegerlo.

-¿Es posible de ese modo destruirlos?- se adelantó Thor.

Syn asintió:

-El clachdearg se puede derretir, ya que es su estado original.- Explicó.

-¿Cómo han podido volverlo sólido? Y sobretodo ¿cómo es posible que sea indestructible? se supone que únicamente funciona como recubrimiento de municiones como las flechas o las hojas de las hachas. No es de esa dureza.

-Eso es porque mi padre ha estado trabajando con ellas desde que las robamos hace mucho.- Aseguró Aren acercándose. Vanir encaró la ceja.

-Es cierto, ustedes robaron el clachdearg. ¿Qué fue lo que hicieron con ella?

-Laufey se encargó de mantenerlas congeladas todo este tiempo en el castillo, esperaba que el frío hiciera lo contrario que el calor y las reforzara. Además de ello, estoy seguro de que debió aplicar la fuerza del cofre de los antiguos inviernos. - Explicó el mayor de los hermanos.

-Si eso es pausible, no explicaría cómo es que ahora es 'indestructible' y se puede regenerar.- Cuestionó Vanir.

-Tengo la corazonada de que debieron utilizar magia para ello.- Dijo Thor con la ansiedad, no para de ver hacia la puerta. 

-No tienen acceso a ella por lo que sabemos, su única fuente de magia la tenemos aquí.- Señaló a Loki quien aún estaba sentado en el suelo, decidió que debía ponerse de pie, resultaba vergonzoso, pero en ello cuando su palma se apoyó se clavó una piedra de las que se habían desperdigado en el ataque de Vanir contra él, tomó el pedazo y lo sostuvo en su palma un momento más.

-No es que la tengan, pero tomaron parte de ella.- Agregó el hermano mayor y con el índice de su dedo señaló sus ojos verdes, permanecían perdidos en algún punto de la estancia.

-Mis ojos.- Dijo como si no fuese todavía obvio. 

El rostro de Thor se ensombreció y el silencio reinó por unos momentos. Claro, una pieza de alguien tan poderosos debía guardar todavía parte de su esencia.

-Cierto, necesitamos entonces atacar con todo el fuego que podamos invocar.- Aclaró Vanir la garganta y se acercó a Thor.

-Utilicemos a Mjölnir y a Gungnir para ello.- Salieron de la estancia con avidez, los bombardeos continuaban, hasta que en medio de la estancia un gran montículo de piedras inmensas casi los aplasta. Eran los escombros de un cañón desecho y parte de la arquitectura. Ahora quedaba a la vista la torre de refuerzo del ala este. 

-¿Cómo han podido atravesar el escudo? - Thor se dijo mientras tomaba el martillo y la lanza que había pertenecido a su padre. Dirigiéndose hacia el gran hoyo que había quedado vieron como el escudo se regeneraba. Al menos estaba durando mucho más de lo esperado.

-Iremos a la entrada, allí se están concentrando la mayoría. - Vanir habló y tras varias órdenes, mientras los ases eran trasladados a varias de las alas  apartadas, debían recurrir nuevamente a los túneles, ya estaban desapareciendo algunos y entrando cada vez más hombres de Vanir a la sala mayor. Se llenó rápidamente y todos apuntaban con furia a la puerta que a juzgar por las sombras colosales estaban del otro lado con toda la intención de atravesarla. 

-Concentren todo su poder en convocar fuego sagrado, haremos que se derritan dentro de esas armadura. 

Thor tomó a Vanir del hombro.

-Tus hombres ya están dispersos por mi palacio, están reforzando los escudos ya que tenemos compañía que intenta ingresar por las partes más altas.

-Quieren encerrarnos aquí para destruirnos más fácilmente.

Aren se acercó a los reyes con el rostro agitado. En el acto volvieron a ver cómo los ases del pueblo regresaban a la gran sala.

-¿Pero qué hacen aquí? ¡ve a resguardarlos cómo te ordené!- le encaró.

-¡No podemos! - aclaró Aren junto con Fandral.

-Tenemos un derrumbe en las mazmorras y están bloqueadas al igual que los túneles. Esos desgraciados también alcanzaron a destruir gran parte de la estructura subterránea en el primera ataque, no fueron únicamente lanzamientos para que atacasen sino para que debilitasen la arquitectura. Sin embargo no hay nadie ahí. 

-Todo están en el frente, quieren entrar a como dé lugar por aquí.- Dijo Thor.

-Eso sería suicidio, ¿qué estratega atacaría con toda su fuerza a un solo punto? - cuestionó Aren.

Al segundo siguiente, se escuchó el estallido presagiando lo peor; habían destruido una parte del escudo, tardaría alrededor de 15 segundos reconstruirse puede que menos gracias a la ayuda de los magos de Vanaheim.

-¡ATAQUEN!

Y otra vez el movimiento de aspas en sus manos se repitieron, los magos extendieron sus dedos y brotaban los dragones devoradores, a la par de la formación Thor estiró a Mjölnir invocando el rayo destructor y en su otra extremidad la lanza de Odín se recargaba como una gran batería. Una gran corriente de luminosidad arrasó el sitio, golpeó la entrada hacia cualquiera que osara atravesar la puerta principal.

Tenía que funcionar, debía funcionar. Thor por dentro recalculaba la situación momento a momento, Liv estaba en las cámaras de recuperación junto con los heridos, seguramente la reina Frigga estaría apoyando, Heimdall estaría ayudando a los magos para evitar que el muro cayese. Volstagg estaba a lo lejos inspeccionando, su rey esperaba que se encontrara a salvo. Fandral juntaba a los hombres al frente, Aren se le unía en la formación y Hogun preparaba la retaguardia junto con los hombres de Sif.

Tenían cada uno su papel en esta batalla, en aquél terrible ataque que había logrado derramar sangre inocente, cada uno ocupaba un lugar en ese tétrico tablero de ajedrez.

-Pero... ¿qué hago yo? - se preguntó Loki, no podía sino solo escuchar el largo zumbido de la confrontación ajena a él, estaba entremezclado con los ases, fingiendo el miedo que los ponía temblar a muchos. Escuchaba arrullos, palabras de calma, pero la realidad era que no sabían qué era lo que les esperaba del otro lado de la entrada. Era inútil intentar ayudarlos, ciego y sin poderes sería nada más que un estorbo.

Apretó contra el pecho el puño y sintió una cortada abrirse en su palma. La abrió de inmediato y pudo sentir algo atrapado en su mano, tenía la forma de un guijarro, debió tomarla por reflejo automático cuando Vanir lo había golpeado contra el estante. 

Sé que estás ciego, pero no desaproveches el flujo de estos escenarios. Debes buscar alguien que te preste sus ojos.

-¿Qué? - preguntó cuando aquella voz nuevamente resonaba en su mente. Creyó que al perder sus poderes no volvería a escucharla. Era de nuevo el recuerdo palpitante de Mimir en su cabeza, con extrañas palabras sin sentido, ¿aprovechar qué? Retomó la atención en el guijarro. ¿Buscar quién preste sus ojos? 

Apenas intentó ponerle atención cuando un golpe seco estremeció la sala. No había servido de nada los ataques de fuego, el gigante había se había apartado con un salto increíble y ahora caía en medio de los guerreros que afianzados a su arma arremetían contra él pero sin éxito de nuevo pues el enemigo girando sobre sus pies como si una liviana hoja fuese hizo brotar de sus brazos extendidos una fuerte ventisca, los pequeños copos de nieve cortaron el rostro de muchos, rayaron la armadura de todos y les hizo cerrar los ojos.

Tomó al más cercano y lo arrojó contra una tropa entera. Se escuchó resonar su risa malévola. Las espadas se acercaron hasta su coraza fría pero ni tocarlo podían. Thor asestó un golpe directo de su martillo pero el metal incluso se quedó vibrando en su mano sin hacerle el menor daño a su contrincante. Impresionado fue tomado desprevenido cuando el gigante lo tomaba por el cuello.

-Apártate de mi camino rey enclenque.- Lo estrelló contra el suelo creando así un gran cráter que hizo a algunos caer.

-Esa voz.- Susurró Aren palideciendo.

Los soldados, se apresuraron para salvar a su rey. Lograron llegar hasta él cuando vieron como el forastero Aren se arrojaba a su cuello por detrás. El gigante gimoteó y pasó sus manos por detrás de la nuca intentando apartárselo.

-¡Vayan por el rey! 

-¡No, apártense! - arremetió el rubio poniéndose de pie con el rostro todavía cayendo casi a pedazos por el golpe. Hizo girar a Mjölnir y arremetió contra la barbilla del enemigo. Apenas le hizo levantarse del suelo. El tiempo de sobra apenas alcanzó y nuevamente con el acecho de un feroz tigre esta vez tomaron las riendas los aesir armados quien buscaban por todos los medios ocupar las manos del gigante.

El rubio espadachín justo cuando dirigía a sus hombres escuchó su nombre ser repetido varias veces y contemplando al autor le gritó:

-¿¡Qué diantres haces aquí!? ¡Apártate!

Con el sonido de su voz por debajo del acero chocando llegó hasta él y lo arrastró hasta que pudo Loki decirle lo más importante al oído. 

Mientras tanto su hermano menor buscaba por todos los medios seguir retrasando el ataque invernal, en ello pudo sentir el salvaje agarre del enemigo sobre su espalda, lo había alcanzado y lo levantó por encima del hombro. Sin soltarlo lo utilizó como arma al asestar su cuerpo contra los que se aproximaban a él. Los soldados no tuvieron de otra que apartarse, usar un escudo humano era de lo más bajo. 

-Vaya valentía absurda.- Murmuraba. Dio otro salto de gran impacto y llegó hasta el balcón real por donde comúnmente los reyes se acercaban a las audiencias con el pueblo. 

-Será mejor que detengan el ataque, no tiene caso resistirse, no lograrán hacer daño alguno a ninguno de nosotros.

La injusta verdad hizo que más de uno se detuviera pero no dejara de blandir su arma. Se apresuraron, Thor a la cabeza pero con un ojo morado intentaban rescatar al príncipe fugitivo de Jötunheim.

-¡Ya que tanto insisten, sino quieren una muerte rápida esto les pasará! ¡Los congelaremos hasta que se les caigan las extremidades!

De su mano aún con la armadura nació de nuevo el mortífero frío y rodeó el cuello de Aren. Cuando hubo algunos horrorizados de la muerte que le esperaba fueron abofeteados por otra realidad completamente distinta. El agarre sin romperse cubrió en gran medida el cuello y el pecho de Aren pero este a su vez comenzó a tornarse azul, no solo eso, sus brazos comenzaron a hincharse hasta el punto en que ya llegaban hasta debajo de su rodilla, luego su cabeza igualmente llevaba el mismo proceso, sus piernas.

La confusión colmó a todos cuando la piel azul cubrió por completo la visión del joven. Hasta ese momento incluso el gigante soltó un gemido de sorpresa y lo soltó enseguida. En el suelo, cayendo de espaldas se terminó la transformación.

Ya no era Aren... Sus ojos rojos parpadearon varias veces.

-¿Býlestir? - habló el enemigo.

-¡Helblindi, detente ahora mismo hermano!

Un gran asombro quedó en todos, solo cuando los golpeteos por el anterior agujero donde los otros gigantes amenazaban con entrar. Los soldados se miraron los unos a los otros antes de correr a defender la entrada por si caía la defensa.

Sin embargo, en medio de la gran sala, el contrincante permaneció de pie viendo como Býlestir se ponía de pie y lo miraba arriba a abajo.

-Son idénticos.- Murmuró Vanir y las palabras se repetían entre la milicia y los ases. 

-¡Sabía que te encontraría aquí! - exclamó el enemigo y le tomó del hombro. Býlestir apartó el agarre.

-¡Tienes que detener este ataque! 

Helblindi no lo entendía y encaró la ceja.

-¿De qué hablas? ¡Tan solo ve a esta nación de insectos! - y los señalaba con desdén como si de basura se tratase.

-Contigo aquí es obvio que ahora podremos aniquilarlos. Además, mira, hasta dónde ha llegado la perseverancia de nuestro padre.

Alzaba los brazos y flexionando era posible ver con más detalle la armadura que se acoplaba a su cuerpo, Býlestir lo miró intentando comprender cómo se había logrado y también... buscando un punto débil. Helblindi no obtuvo respuesta. Cuando volvió su rostro a su hermano gemelo fue entonces que entrecerró los ojos con malicia.

-A menos... de que te hayas vuelto blando.- Masculló por lo bajo.

Býlestir cerró el puño. Lo vio, allí estaba... justo en medio de su pecho. Un golpe certero, empero Helblindi alzó el brazo con más rapidez y le asestó un puñetazo, su hermano gemelo apenas se movió. Era clara la balanza en la contienda entre dos gigantes. Býlestir bajó la mitad de su cuerpo cuando el segundo ataque directo venía y con su torso casi hasta el suelo giró sobre si para tirar al contrincante.

Finalmente, la balanza se ponía a favor de los asgardianos. Continuaron con el ataque.

-Rápido, renueven energía, es hora de atacar de nuevo.- Ordenó Vanir viendo la pequeña ventaja que no debían desaprovechar. 

Cada puño y patada era capaz de romper el viento aún cuando veías la diferencia de tamaño de los guerreros. Giraban sobre sus talones y se tiraban las poderosas tácticas de ataque directo, sin embargo Býlestir no podía poner en práctica su teoría, su hermano gemelo era muy cuidadoso sobre este punto.

-¿Te has dado cuenta? ¿no es así? no esperaba menos de ti.- Mascullaba entre golpe y golpe.

En eso desprevenido arremetió contra un tremendo y afilado bloque de hielo naciendo desde su brazo, la puntiaguda extremidad estaba a centímetros de su rostro.

-No te mataré.

Lo tomó de nuevo del cuello pero esta vez se aseguró de ejercer la presión necesaria para cortarle la respiración.

-Es una lástima, padre no deseaba esto para ti, pero no nos dejas de otra. 

Sus pies ya no estaban en el suelo, Helblindi lo mantenía en el aire imposibilitando el movimiento. 

-Te llevaré con él.- Murmuró casi para si. Lo miró a los ojos y de sus sangrientas orbes saco bajo la manga el siguiente ataque. Býlestir gritó en dolor, la cabeza parecía querer estallar, sin embargo no podía apartar la mirada de los ojos de su hermano.

Notó los ojos cansados, el sudor de su rostro aún dentro de aquella armadura y entonces comprendió que Laufey usaría todo en su poder para llegar hasta él. En el preciso instante en el que se sentía desmayar Helblindi sintió el reptar sobre su pierna de un extraño ser. 

El verde animal, grueso casi como un gran tronco mostró su gran boca abierta y dentro podías ver los grandes colmillos. El gemelo gritó de terror e increíblemente fue suficiente escarmiento para hacerlo dejar de ahorcar a su hermano.

La ilusión le atacó varias veces. El títere se movía conforme el titiretero mostraba su destreza en ello. La serpiente se enroscó sobre si y tintineando su cascabel mostraba su lengua bífida al contrincante.

-Tu.- Pronunció como si maldijese.

La multitud se abría paso conforme unos nuevos pasos aparecían.

-Tanto tiempo sin verte, veo que nos has dejado de ser el muñeco de Laufey.

Sus cuernos crecían con premura y su cabello negro en cascada cubría gran parte de su recorrido. Su piel azul se movía conforme la serpiente lo hacía y sus ojos siguieron su presa muy de cerca.

-Debí suponer que todavía estarías aquí.

-Mala hierba nunca muere.

Thor llegó hasta Býlestir y lo arrastró lejos. 

-¿Te encuentras bien? - preguntó por lo bajo recibiendo una respuesta afirmativa aunque cansada por parte del gigante.

-¿Ahora trabajas para ellos?- decía Helblindi caminando por la circunferencia que se había formado, mirando por encima del hombro a los guerreros. Vanir había dado la señal de esperar, era la única manera de obtener información.

-Este sindicato me respalda mejor que el anterior.- Respondió burlón Loki quien sin perderlo de vista continuaba con movimientos fluidos y la serpiente entre ambos jötuns se movía todavía.

-¿Sabes que estas cavando tu propia tumba?

-Entonces... más les vale que me entierren boca abajo, para que si quiero salir, me vaya más hacia abajo.

El brazo de su medio hermano se cubrió en hielo y saltó, evitando así al reptil y empuñando el arma motal.

-¡AHORA!- gritó Fandral y en ello, soldados, pueblo, magos se pegaron a las paredes y pilares más cercanos en perfecta sincronía.

Los brazos de Loki se alzaron ante la señal y por entre los pasillos se inundó el lustroso mármol de inmensas serpientes, como la misma marea corrieron a su alrededor y se alzaron en un brillo color verde. Se irguieron como una gran torre y en un brillo cada vez más intenso en medio de la gran sala y ocupando los espacios generados por los pasillos liberados apareció finalmente la terrible Jörmungand. Helblindi chilló de horror al verla y aún en el aire fue pescado por la inmensa presencia.

La boca del reptil ahora estaba repleto de afilados dientes, que se encajaron en su armadura.

-¡ESTA EN EL PECHO! - le gritó Býlestir desde otro extremo.

El gran Jörmungand comenzó entonces a tensar su cuerpo, de tal manera que apenas logrando caber en la estancia se enrolló lo suficiente para ejercer la presión sobre su prisionero, los dientes penetraron tanto que en un momento Helblindi gritó en un esfuerzo de sobrellevar el dolor. Había dado en el blanco.

Loki movió su pierna estirándola y bajando hasta casi hacer un split, luego se alzó y sus brazos en dos rectos perfectos, invocaron a que la serpiente arrojara a su presa lejos de allí. La herida estaba hecha, en medio de su pecho comenzó a correr la sangre dentro de la armadura. Para ese momento Helblindi comprendió lo que había pasado.

-Claro... una ilusión, bastante buena.- Decía con un poco de dificultad tocando la zona herida.

Se tambaleó hasta la entrada y los soldados le impidieron el paso. Tomó un poco de aire y saltó con gran impulso hasta llegar al techo

-¡NO DEJES QUE ESCAPE! - ordenó Thor lanzandole el poderoso Mjölnir, con el equilibrio afectado Helblindi casi cae del techo.

-No puedo retenerlo mucho tiempo, tenemos que comprar tiempo.- Dijo Loki con una cierta dificultad. Jormungand se alzó de nuevo y chocó su cabeza rápidamente contra el cuerpo del gigante herido, creando en ese momento una abertura en el escudo, la serpiente pasó sin problemas al tratarse de una ilusión. Los que estaban todavía afuera intentando hacer segundas a su general lo vieron salir volando varios kilometros dentro del pueblo.

-¡RETIRADA! - gritaron unos en ronca voz y les siguieron.

Jormungand se enroscó alrededor de la gran estructura del palacio, no dejó ningún hueco suelto y cuando la tuvo totalmente cubierta, mordió su cola. Al instante mismo las escamas se volvieron grises y lo que en realidad era la ilusión se volvió una coraza de piedra. Dentro de palacio, todo era oscuridad.

Vanir fue el primero en soplar sobre su mano e hizo aparecer una gran llama. Alzando la palma de su mano la llama se dividió en pequeñas volutas hasta llegar a cada vela cercana. La gran sala se llenó otra vez de luz.

-¿Bajas? - preguntó Vanir.

-No, solo varios heridos. Muchos huesos rotos. - Avanzó un mago a contestar. Los aesir más pequeños saltaron en alegría y se arrojaron a los brazos de sus progenitores y estos a sus vez todavía sin comprender sonreían un poco pero pronto se les acabó la emoción naciente cuando vieron un gran cimiento azul emerger.

-¡Aren! -llamó Loki una vez que la ilusión acabó y llegó hasta él. 

-Estoy bien, solo me duele mucho la cabeza.- su enorme mano se posaba en sus sienes dando masajes. Loki se apresuró a tomarlo de los costados y lo inspeccionó. Pudo ver que bajo sus párpados se estaban formando perlas de sudor y se veía agotado.

-Está intentando entrar en tu mente.

Un gruñido bajo resonó y Býlestir volvió al suelo. A su rescate llegaron varias mujeres, mojaron un gran paño y se lo pusieron en la frente del gigante.

-Necesitan llevarlo a las cámaras de recuperación.-Comentaban entre ellas.

-Tenemos hojas de laurevio, podrían quitar el malestar por mientras.- Puntualizó una de ellas.

Nuevamente Býlestir se quejó y cerró los dientes con fuerza.

-Es lo mismo que le ocurrió a tu general.- Murmuró Loki al rey quien comprendió el tortuoso camino que le esperaba al príncipe si aquello continuaba.

-¿Cómo es posible? ¿ese sujeto tenía consigo la gema?- agregó mientras más manos llegaron a tomar a Býlestir por varios costados, tenían que alzarlo entre varios hombres, pasaron debajo de él mantas y vestidos, lo suficientes para que resistiera su peso. Continuaba gimoteando de dolor.

-No, Helblindi estaba bajo los influjos de la gema e intentó que la menta de Aren cediese también.

Estaban por levantarlo del suelo cuando alzó la voz en un gruñido:

-¡EL VENDRÁ DE NUEVO!- se les heló la sangre a los que escuchaban los quejidos. Loki se percató de la batalla que su hermano estaba dando para no ser abducido por el poder ajeno, pero si todavía era capaz de hablar con ese fervor era porque aún quedaba un poco de su razocinio.

-¿Quién vendrá?

-HELBLINDI REGRESARÁ... EN DOS NOCHES.

Los aesir se miraron con preocupación.

-¿Cómo puede el saber eso? - preguntó Vanir mientras se acercaba para poner sus manos en el pecho del joven, sus manos comenzaron a brillar y recitaba por lo bajo un conjuro, algo que detuviese aquella tortura.

-Así como el está intentando entrar a su mente, Aren puede entrar a la de Helblindi. No es posible que siga así, terminará poseyéndolo y no está en mis planes pelear con mi hermano.

Dio un par de zancadas, tomó su cabeza y con sus palmas firmemente sosteniéndolo conjuró una ráfaga de volutas verdes, sus cuernos brillaron una vez más y entonces Aren cayó inconsciente, no más dolor.

Los aesirs esperaron por si acaso volviera a moverse o a gritar, pero no ocurrió. Miraron al rey de soslayo y este dio la orden de llevárselo.

-Lo he puesto a dormir. En ese estado Helblindi simplemente verá los sueños de Aren, no podrá entrar a su mente consciente, no entrará a recuerdos que le den pistas de tomar el control.

Thor contempló la escena, mientras se alejaba vio la puerta cerrarse pero notó algo nuevo, las miradas estaban sobre él, de un modo que dejaba caminos de dudas y preocupaciones, había cuchicheos miradas de arriba abajo. Ojos que se posaban en él y en el joven azulado que permanecía a su lado. 

El pueblo se daba cuenta de invitados no esperados, uno de ellos iba dormido a las cámaras de recuperación. El rey no parecía inmutarse de la presencia de ellos, había demasiadas dudas. Thor sintió que la garganta de repente se le secaba, sudaban sus manos y el dolor de su ojo adolorido ya no era de importancia alguna. Los súbditos restantes comenzaron a preguntar si había heridos, si todo estaba bien si tenían un poco de la comida rescatada en los puestos que habían sido colocados. Thor pudo ver que intentaban no prestarle atención pero era imposible. 

-Pueblo de Asgard.- Dijo en voz alta y tan potente fue que todos guardaron silencio y nuevamente todas las miradas se pusieron sobre él, incluyendo la de la milicia que sabían que el secreto había sido descubierto. Muchos de ellos lo sabían por debajo del agua, se les había prohibido hablarlo con el gremio y aun así, lo veían como un gran mentiroso. 

Loki se colocó a su lado, intentando darle ánimos. 

-Los que el día de hoy han salido a dar golpe final a este enfrentamiento han sido invitados secretos durante los últimos meses. 

El cuchicheo no continuó pero muchos rostros se encontraron y en sus miradas viajaban comentarios y mensajes perfectamente detectables.

-Sé que la cuna de ellos es cuestionable para todos, pero ahora mismo... 

Cerró los ojos con fuerza incluso su ojo morado le reprendió por el gesto.

-Ahora mismo tenemos que velar por los nuestros, más adelante serán informados de las acciones que su rey ha tomado y el por qué tuvo que mantenerse oculto. 

Las cejas inquisitivas adornaron los rostros, había un retazo de alegría aún así. 

-La confianza incuestionable no fue herencia de mi padre y lo sé, sin embargo, mi decisiones que pueden ser objetables no han dejado de lado la moralidad, la educación y el cariño con el que fui criado. Bajo el amor que le tengo a mi pueblo, he obrado lo mejor posible y aunque mi regencia aún es prematura para muchos, pronto podrán estar en total información de los hechos ocurridos a puerta cerrada del palacio. Es momento ya, de que descubra muchos velos que no supimos quitar a tiempo.

El pueblo no dijo nada, continuaron en silencio y tras varias reverencias continuaron retirándose, tomando a sus heridos, reuniéndose para la asentarse dentro del palacio. Thor pudo notar el aroma de la duda en cada uno de ellos, se sentía sucio y sabía que solo era la punta del iceberg de lo que le esperaba.

Los militantes se reunieron con él y dieron su reporte de los hechos, pérdidas materiales y los que no pudieron encontrar el refugio y perecieron en el exterior.

-Es un excelente resguardo.- Dijo Vanir junto con sus magos quienes indagaban sobre la estructura de piedra que rodeaba el palacio entero.

-Es porosa, permite la entrada de aire y humedad pero aún así...

Uno de ellos desplegó una espada alargada y la asestó con fuerza, ni un solo rasguño quedó en la superficie. 

Terminando de despachar los encargos, se giró sobre sus talones, tras de él todavía tenía al jötun. Loki se acercó mirándolo de frente y le entregó sobre su palma una pequeña piedra.

-¿Qué es esto?

-Una escama de Jörmundgander, el rey Surt debió agregarla a los obsequios que dejó tras su estadía. ¿Recuerdas las múltiples gamas de joyas y piedras? Solo fue necesario un empujón para invocar el poder que contiene.

En su mano brillaba de color verde mientras se torneaba con la luz de las antorchas.

-Creo que le debo un agradecimiento a Surt.- comentaba con la piedrecilla en su mano. Loki guardó silencio y tras unos momentos Thor tragó saliva ruidosamente. Alzó su rostro para poder hablarle.

-Yo... 

Se mojó los labios.

-Muchas gracias, Aren y tu han salvado a mi pueblo una vez más. 

Vanir hizo un ademán con su mano y sus magos hicieron una reverencia para retirarse, el rey mago se acercó con disimulo mientras escuchaba al rey.

-Sé que sin ustedes aquí, hubiese sido un final muy distinto y por ello quiero... pedirte...

Colocó sus manos sobre sus hombros, Loki abrió los ojos en asombro, puro notar el nerviosismo en sus dedos, en sus cabellos dorados. Incluso parecía haber una sombra rojiza sobre sus mejillas, o tal vez sería el dolor de su rostro mallugado, o tal vez...

-Pedirte que... ¡POR LAS BARBAS DE MI PADRE...!

Loki casi se tuvo que cubrir las orejas.

-¿¡PUEDES VER!?

El jötun parpadeó varias veces, Thor esta vez lo tomó del rostro y se acercó hasta tenerlo a pocos centímetros, examinó sus ojos abiertos de par en par.

-S-sobre eso...- Tartamudeó el jötun quien se sentía ansioso por la proximidad de sus rostros y porque podía adivinar que otros ojos más estarían sobre ellos.

Thor lo examinó, sus pupilas reaccionaban con lo que a su alrededor pasaba, podía enfocarlo. ¿Cómo? ¿se pudo curar solo? ¿había logrado encontrar la cura? Estaba al punto del éxtasis mientras sonreía hasta con la mirada. Loki estaba curado. Tenía que celebrarlo. De pronto, detuvo su júbilo. En silencio lo miró exhaustivamente, más lentamente.

-¿Desde cuando tus ojos son azules?- preguntó con voz baja sin dejar de estar cerca de él. Loki prediciendo lo siguiente, no pudo responder enseguida más que apartar las manos del rey de su rostro y escucharon los dos detrás.

-¡DETENGAN A ESE LADRÓN DE OJOS!

Vanir alzó con molestia la mirada, estando tan cerca de los dos estuvo a punto de recriminar, se les unió en la plática un soldado que venía acompañando al espadachín rubio. Sonreía. Sin embargo mantenía sus ojos cerrados. Thor no alcanzaba a comprender hasta que vio como el jötun le daba la espalda.

-¿Tienes dolor?

-No, estoy bien, solo que comienzo a desesperarme de esa perpetua oscuridad.

-Bienvenido a mi mundo.- Resopló Loki quien lo tomaba del cuello y acomodaba sus cabellos.

-Necesito que te quedes quieto, ¿de acuerdo?

Fandral asintió.

-Abre tus ojos.- Le ordenó.

Los preciosos ojos de lluvia del rubio se habían sumido en una tormenta de nubarrones grises. No había ya más el color índigo, solo las pupilas grises que adornaban sus ojos. 

-Solo tomará un momento.- Añadió el gigante y acto seguido pegó su frente con la del rubio, la proximidad que no resultó desagradable para ninguno de los dos. Un halo blanco nació de las sienes de ambos y giraba entorno sus cabezas cual corriente salina del mar. Transcurrieron unos momentos más y la unión se deshizo. Fandral abrió sus ojos y volvían a ser del color de la lluvia. Loki por su parte tenía sus ojos sumidos ahora en nubarrones.

-Muchas gracias por tu ayuda, no lo hubiera podido hacer de no ser por ti.-Decía el joven y tomaba la mano del espadachín.

-Esa debía ser mi línea y mi recompensa.- Masculló Thor por lo bajo. Dio unas zancadas pero fue detenido cuando la mano del rey Vanir estuvo en su pecho.

-Debemos discutir los siguientes pasos que deberemos dar. Mis hombres lograron obtener una muestra de la armadura de nuestro enemigo y si es cierto el vaticinio de que regresarán en dos noches tenemos el tiempo contado. Vamos, rey.- Su voz suave y tranquila daban indicativo de que debía cambiar de rumbo. Thor miró por encima de su hombro, alcanzó a ver el rostro de Loki... estaba sonriendo. Pero no era dedicada para él...

-...y entonces podremos crear un plan de contraataque pero lo mejor será encontrar algo que proteja a la gran mayoría.

-Si, lo que usted diga.- Añadió el rey intentando retomar el hilo de la conversación.

-Relájate...

Su voz susurrante hizo que Thor lo mirase.

-No necesito más pruebas de su posición en esta guerra... Empezaré el conjuro esta noche, es probable que para el amanecer logremos restablecer su vista.

Y la oración por si sola fue capaz de regresarle la vida al rostro del herido rey.  La gran motivación restablecida será suficiente para darlo todo contra los jötnar. Lo lograrán, recuperarán la paz robada.

"Loki, ya lo decidí... te voy a recuperar, no puedo rendirme sin intentarlo".

¿Y las palabras dichas en el pasado? Ya cobrarán su parte, recuerden, el gran hilo de esta historia, es el poder de lo que uno pacta con las palabras que salen (no solo de su boca) sino de tu corazón.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).