Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Tu la guerra, yo la muerte. por MichaelJ2099

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

La sombría noche cae en silencio, solo se escucha el tronar de las antorchas y uno que otro suspiro de un vigía cansado. Nadie se lo espera, ni a nadie se le ocurre una idea de lo que estaba pasando dentro del castillo que se veía lejano sobre el valle de la frontera entre Alfheim y Vanaheim. La oscura mancha de un fatídico ser que engulle el último aliento de un anciano. Su cabeza cae de lleno sobre el cuenco de comida haciendo un ruido sordo mientras su mano ya sin fuerzas deja caer el brebaje de licor que se derrama por el suelo ensuciando todo de carmín. No había sangre, no había heridas, solo un muerto en medio de la cocina.


-Prepárate.-Susurró y su hermano menor asintió.


Un grito agudo y desgarrador, una criada asustada que ha dado aviso del terrible hallazgo y un guardia que con un cimbalillo hace resonar para llamar la atención y dar tan funesta noticia.


-¡El anciano Egil ha muerto!-Gritó y pronto las revestidas armaduras se removieron buscando al responsable. 


Este mismo heraldo sale del castillo, donde se ha comenzado una terrible expedición de búsqueda de respuestas. El mensajero corre por entre los bosques con antorcha en mano y en la otra, la campanilla de acero macizo. Finalmente llega a las orillas del campamento asgardiano.


-¿Qué os pasa en esta noche?-Pregunta el guardia.


-Dad aviso del terrible suceso. El anciano Egil, protector de estas tierras ha sido encontrado muerto en la víspera de su cena. 


Se miraron entre ellos por un momento, antes de que finalmente uno de ellos se echara a correr dentro del campamento.


-¡Mi señor!-Exclamaba.


Sif salió presurosa con hacha en mano, temió que el asentamiento estuviese bajo ataque. Cuando vio al hombre correr a la tienda del príncipe se giró rápidamente. En las tiendas próximas salió Fandral y Volstagg.


-Vamos.-Les dijo y los tres se echaron a correr.


-¡Mi señor!-Volvió a exclamar el soldado. Thor dentro, no reparó en saltar casi de la cama con Mjölnir en mano. Con el torso desnudo solo esperaba encontrarse de frente con el enemigo. En cambio, vio llegar a su escudero.


-Mi señor, un guardia pide una audiencia urgente con usted.


-Hazlo pasar.-Dijo colmado, a veces odiaba estas formalidades. Pronto se escucharon los pasos presurosos. El guerrero ante él apenas recobró el aliento.


-Príncipe Thor, nos ha llegado un aviso directo del castillo del teniente general Lars. El gran señor Egil, protector de estas tierras fue hallado muerto en el interior del castillo.


-¿Cómo dices?-Preguntó sobresaltado. Hacía apenas unas horas se había presentado ante el viejo elfo quien mostró arias de amabilidad y ahora le daban la noticia de que este había perecido casi de la nada.


¿Cómo era posible? ¿Dentro de su castillo? ¿Nadie pudo preverlo? ¿Dónde estaban sus guardias?


Thor se maldijo por lo bajo, cada vez los movimientos violentos tenían menos sentido. Acaso, ¿estaría presenciando una situación de alta traición? pero, ¿por parte de quién? Apenas cubriéndose con su capa de color celeste salió de la tienda y se topó de frente con sus generales. 


-Sif, guarda vigía en el campamento, Volstagg mantén alerta a los granjarl y sus caballos, no sabemos si esto podía ser una distracción y nos volvamos a topar con las huldras. Fandral, tu vendrás conmigo.


Cada uno acató las órdenes y se movieron tan pronto su príncipe dio la orden. La escolta de Thor conformada por tres huscarles le siguieron de cerca. No quisieron armar un alboroto por creencia de que se tomaría a mal una acción demasiado precipitada. Pronto llegaron a las puertas del castillo, pero en cuanto estuvieron cerca, escucharon como se tensaban las cuerdas de los arcos en los bordes y un par de elfos fuertemente armados les impidieron el paso. 


-Mi nombres es Thor, hijo de Odín y como parte de la alianza que tienen con el pueblo de Asgard debo saber que ha acontecido esta noche.-Habló pero ninguno cedió.


No fue hasta que la voz de un hombre resonó.


-¡Dejadme pasar!-Y entre algunos empujones, se abrió ligeramente la inmensa puerta saliendo de esta el hombre Lars.


-Thor, ¡ha sido terrible!


El mencionado se acercó y le tomó del hombro intentando calmarlo.


-Ha sido una de las criadas quien lo ha encontrado. Se encontraba el viejo tomando su cena como es normal pero le encontraron tumbado sobre su comida sin signos vitales.-Explicó trastabillando un poco en sus palabras.


-¿Han encontrado al responsable?


Esta vez Lars endureció el rostro, no supo si decirlo enseguida. Miró por el rabillo del ojo sintiéndose vulnerable.


-No exactamente. Lo que encontramos es aún peor que un asesino despiadado o un dragón de Surtur.-Susurró, le hizo un ademán para que se acercara un poco más. Thor así lo hizo.


-Ha sido envenenado con--


-No saque conclusiones mi señor Lars. Lo que ha ocurrido ahora también es de incumbencia para los vanir.-Resonó enseguida. Se trataba de Sven. El mismo que había ido a gritarle a Hogun en la tienda por la muerte de las huldras.


Sven descendió de la extraña nube que lo transportaba. Se acercó y miró con recelo a Lars quien se colocó esbelto ante su figura. Con una pequeña pelea de miradas se distrajeron un poco.


-Es necesario que entremos.-Habló Sven.


-Alto ahí, o nos dice que ha sucedido, o ahora mismo nos llevamos a nuestros hombres y que solo la diosa de la muerte sepa de ustedes.-Habló Thor quien estaba ya realmente fastidiado de este secretismo.


Ante la amenaza el sujeto Sven le miró.


-Príncipe Thor, ahora mismo podrá ver por sus propios ojos lo que sucedió. Sin embargo, sepa usted que ahora mismo el rey Odín esta en audiencia con el rey Vanir. Lo que aquí ocurra, será expuesto sino se respetan los tratados de paz y respeto.


Thor asintió entendiendo el mensaje. 


Los tres entraron enseguida, la escolta de Thor junto con Fandral tuvo que esperar fuera. Ondeando por los pasillos de pulcro mármol que se alzaban poderosos como rayos salidos del suelo. Caminaban en silencio, no había ni un solo sirviente.


-Los hemos desalojado debido a la gravedad del asunto.-Dijo Lars atinando los pensamientos de su príncipe asgardiano.


La gran arquitectura que poseían los elfos era difícilmente comparable con alguno otro. Especialmente estos seres eran cuidadosos, nacido de la tierra misma se sabían grandes sabios sobre el cuidado de la naturaleza. Era común ver algunos animales místicos caminar por los pasillos, algunos de estos ni siquiera tenían un techo que los cubriese, formaban ríos con las lluvias y estos alimentaban a los árboles que llevaban milenios en esas tierras. Definitivamente eran una raza cooperativa con el mundo que los rodeaba. 


Pronto todo aquello se volvió tétrico. La soledad y el silencio fue el marco para la figura de un muerto en medio del recinto. Tras una puerta de caoba se encontraba el hombre aún en su postura final. Su delgado cuerpo desparramado sobre el asiento, mientras su cabeza casi colgaba del plato de comida. El vino y su aroma regado por el sitio. 


Con cautela y silencio analizaron la escena. No había ninguna entrada forzada, no había signos de pelea, algún arma, ni siquiera había heridas sobre el cuerpo.


Thor trató de ver si sobre la mesa dispuesta había algo que se les estuviese escapando de la vista. La cena estaba bien servida, no había nada extraño a primera vista. 


Cansado de tal crucigrama suspiró, pero pronto corto el flujo de aire cuando vio en el deforme rostro del occiso algo que salía de su boca. Era de color marrón cubierto de blanco. ¿Un bocadillo?


Pronto notó que el plato donde había caído muerto estaba lleno de pequeños bocadillos de la misma forma, cubiertos de una escarcha blanca de dulce (tal vez) y rellenos de algo color café.


-¿Veneno?-Se preguntó acercando una mano al fatal bocado, pero antes de poder tocarlo Sven le detuvo el paso con un gesto.


-No lo tocaría si fuera usted.


Thor frunció el ceño ¿eso era una amenaza? Ahora entendía porque Sven no era bien visto.


-¿Qué sino quiero?-Le retó y el hombre sonrió.


-Moriría de igual manera que este hombre.-Se adelantó con petulancia.


Lars se acercó a Thor.


-Creemos que es Bellatropnier.- El vanir le miró con molestia. Thor no comprendió enseguida y cuando esto lo notó el hombre vanir, habló:


-La bellatropnier, es una mística planta que usamos los vanir en nuestra iniciación al momento de ser educados como sacerdotes o magos veteranos. 


Se acercó un poco a ver al muerto como inspeccionándolo.


-En pequeñas cantidades, (las que usamos en nuestros rituales) causa un estado de shock que es vital para poder conectar con nuestros ancestros, algunas alucinaciones y claro está: dolor, pero nada que llegue a graves casos. Si se usa en grandes cantidades, la bellatropnier se vuelve realmente tóxica y es capaz de matar en instantes a quien la consume.-Finalizó el vanir.


Thor pronto captó el hilo del asunto. El pobre Egil tieso y lejano de la vida dejó en Thor una sensación de lástima, aunque agradeció  no haber pasado la noche en su castillo, no sabía si ese letal elemento hubiese estado presente también en los alimentos que de buena manera le fueron ofrecidos al príncipe del trueno.


-¿Suicidio?


Lars enseguida negó bruscamente. Sven iba a hablar, pero Lars se le adelantó con un ademán de molestia.


-Si habremos de entrar en un debate, será mejor que yo se lo diga.-Habló.


Sven a regañadientes se giró y siguió revisando los utensilios dentro de la cocina.


-Nadie es tan tonto como para suicidarse con bellatropnier, es bastante doloroso el camino hacia la muerte. 


Thor alzó una ceja esperando que le dijese más.


-Thor, estamos en una situación muy delicada por lo siguiente: como te dijo Sven, los vanir son quienes usan estas plantas en sus herramientas para sus rituales. Sus tradiciones llevan en sus venas el uso de los recursos que provee la naturaleza, es por ello que tienen tan cercana relación con los de Alfheim. Empero... Esto se está saliendo de control. Sé que debes estar preguntando porqué razón Egil comió algo que era tóxico. Bien, eso es porque él no sabía que era bellatropnier, y eso se debe a que... 


Intentó buscar las palabras menos hostiles.


-¡Habla, hombre!-Exclamó el príncipe ya harto.


-¡La bellatropnier solo crece en los jardines del castillo de Vanir! 


La turbia situación pareció ennegrecerse aún más. Thor miró enseguida a Sven quien le ignoraba con sutil elegancia. ¿Una planta tóxica que solo crece en Vanaheim? 


Era muy claro y muy confuso lo que estaba pasando. Era posible ¿que pronto entrarían en una guerra contra los Vanir? Podía ser una posibilidad devastadora para los nueve reinos. Thor desechó la idea.


-¿Nadie más puede hacerla crecer?


-No, está prohibido y aún así, nadie la quiere, carcome todo a su paso, la vegetación y los animales. Es por ello que solo crece especialmente dentro del Magilorst, el castillo del rey Vanir.


Guardaron sepulcral silencio. 


-¿Hay algo que quiera agregar, Sven?-Preguntó el príncipe.


-Nosotros no hemos planeado semejante traición, si es lo que cree mi señor As.-Habló con calma.


Y aún así, no había seguridad ni en sus palabras ni en las acciones ocurridas. No había sentido alguno en lo que estaba pasando. ¿El Ragnarok estaba cerca? Sacudió la cabeza intentando despejar su mente.


-Debemos de--


-Deben dejar descansar a los muertos.-Habló Sven.


Pronto entró Fandral.


-¡Thor... Tu padre está aquí, está ahora mismo hablando con el rey Vanir y Freyr! ¡Te llamará enseguida!


Dicho esto, el joven emprendió el paso.


-Pronto me reuniré con ustedes, debo organizar los próximos movimientos de este que también es mi castillo.-Habló Lars y se despidió.


-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-


La noche apenas duró, dicho y hecho Thor se encontró con su padre en una zona intermedia en la frontera. Habían asentado una mesa de discusión. Entró a la tienda con un dejo de confusión. Tan pronto se vio dentro, fue fulminado con la miradas. Su padre quien ostentaba el asiento de en medio le dio la bienvenida con un gesto. En la mesa se encontraba Sven, el rey Vanir y su escolta. Thor casi tropieza cuando vio de nuevo a una mujer de negros cabellos sentada a su lado, la reconocía de las minas de Muspelheim hacía años. Después estaba el rey Freyr con su esposa y alguno de sus generales, no tenía buena pinta, era probable que fuese una discusión acalorada. 


Y así fue. Las voces de los altos mandos se alzaron en un barullo.


-¡El anciano Egil fue uno de los grandes pilares para la tregua que milenios atrás se tuvo entre los elfos oscuros y los elfos de luz! ¡No se puede ignorar lo que ha sucedido!


-Nadie ha dicho que se pasará por alto el acto tan atroz.


-Entonces, ¿qué hacemos aquí y no tomamos la justicia?


-¿Qué sugieres? 


-Rey Vanir, usted nos debe una explicación. 


-¿Estas acusando a Vanaheim?


-Freyr, cálmate.-Dijo Freyja, su esposa.


-Entiendo el gran cariño y respeto que el anciano Egil se había ganado incluso con tu padre Freyr, pero no tenemos más que decir, desconocemos el cómo llego la bellatropnier a su hogar pero no dudes que encontraremos el responsable.-Dijo Vanir con la calma que lo caracterizaba.


-¿Cómo sabemos que no están encubriendo algo?-Habló Odín esta vez, incluso Thor se sintió extrañado que su padre arrojase semejante acuse. 


Vanir permaneció en silencio unos momentos.


-Nunca hemos roto nuestras tradiciones, no somos fluctuantes en nuestra identidad Odín. No hay razón alguna para generar una enemistad con Alfheim y aún así no nos haremos indiferentes a los hechos.


Odín asintió un poco conforme.


-Entonces, ¿una promesa es lo que obtenemos a cambio? Mientras mi gente llora la pérdida de tan buen señor.-Preguntó Freyr de nuevo tajante.


Odín alzó la mano en señal de paz.


-No tenemos un inicio para este asunto, ni un final. Será mejor abstenernos de generar controversia. Por ahora, propongo que los carruajes de comercio entre Vanaheim y Alfheim sean intervenidos, cada entrada en el último mes debe ser revisada y una vez hecho, cerrar la comunicación hasta que se encuentre más información.


Vanir y Freyr se miraron con molestia pero asintieron con la propuesta, pronto las disposiciones legales y formales dieron pie, se estiraron y decretaron un par de pergaminos. Firmados con tinta indeleble casi sangre quedó el pacto sellado en completo silencio.


-Esto no es una ruptura al tratado de paz que tanto tiempo ha estado vigente. Solo es una pausa para que la tristeza y furia de nuestras naciones se merme un poco y podamos ser más razonables la próxima vez. -Dijo Odín.


-Lo que ha ocurrido en Fensalir, debe ser tratado con discreción.-Dijo Freyr.


-Estoy de acuerdo.- Respondió Vanir.


-No debemos bajar la guardia de cualquier manera, estamos en pleno verano y aún así el invierno no parece tan lejano. Antes de que lleguen las nevadas está intervención será anulada y habremos de estrechar las manos nuevamente.-Decretó el padre de todo. 


-Antes del invierno.-Respondieron todos al unísono.


El lapso que habían dispuesto sería primordial para saber qué iba a suceder entre las naciones. Asgard había quedado ahora como un extra más, sus tropas pronto fueron tomadas en total indiferencia por los elfos y los vanir. Odín no debía reflejarlo pero temía que estas debilitaciones en los pueblos trajese aún más desgracias. 


Aún así, dio por terminada la exhaustiva discusión. Todos asintieron. De pronto, cuando todos estaban por salir, entró el teniente general, Lars.


-Tardes ya.-Dijo Odín como reclamo. Lars fue directo con su rey.


-Mil disculpas mi rey, no he podido llegar. Estaba ocupado atendiendo la situación con los nietos de Egil.


Esta vez hubo nuevamente un tumulto de sonidos agolpándose alrededor del padre de todo. 


-¿Nietos has dicho? ¿Nietos de quién?


Lars parecía extrañado por la pregunta.


-¿Cómo que nietos de quién? ¡Del anciano Egil! Ambos están muy afligidos por la muerte de su abuelo, están ahora mismo refugiados en el castillo.


Freyr apareció insolente como siempre.


-Eso es un error, Egil no tuvo descendencia. Imposible que tuviera nietos.-Habló como si de un tema insulso se tratase.


-Nadie acusa de mentiroso a los hombres de mi padre.-Habló Thor con gran potencia y por un momento aguardaron la explicación del teniente general.


-¿Quienes son estas personas?-Preguntó Odín y los demás volvieron a sus asientos expectantes de lo que se iba a hablar. El teniente general Lars se alzó con seguridad bajo la mirada de todos los presentes. Aclaró su garganta.


-El difunto Egil me había confesado años atrás, que había sido privado de dejar descendencia debido a la hostil atmósfera que se vivía cuando era él muy jovencito. 


-Es cierto, tuvo que entrar enseguida a dirigir algunas cuadrillas de mi padre.-Anticipó Freyr.


-Así es, así que el hombre se marchitó sin poder nunca dejar semilla de su legado. Sin embargo, en las últimas vivencias de la guerra contra los elfos oscuros él mismo encontró el último remanente de vida en un pueblo que había sido carcomido por la matanza. Entre los escombros de un desolado lugar, encontró con vida a dos pequeños bebés. 


Freyr hizo una mueca de extrañeza.


-Nadie de los pueblos quedó vivo tras la horda de elfos oscuros.


-Excepto estos dos niños.-Apresuró Lars quien se estaba cansando de estas interrupciones.


Hubo un cuchicheo constante. Los pueblos vecinos de Vanir y Freyr no podían concebir la idea de que existiesen semejantes personajes lejanos del conocimiento de los líderes. Era algo imposible mantenerlos escondidos.


-¿Por qué hasta ahora los mencionas?-Preguntó Odín.


-El anciano me pidió que no lo dijese nunca, pero en cambio, me dejó a mi tutela el escrito donde se explicaba el encuentro con los infantes y cómo los tomó bajo su cuidado. En él se tiene expresamente escrito que no se revele sus identidades hasta después de que Egil tuviese el sagrado entierro.


Hubo un silencio incómodo. Freyr miraba a Lars como si buscara en él un rastro de mentira, de falacia. Pero no parecía, Lars estaba tan sereno como siempre, tan leal a su señor y tan transparente. 


-Necesitamos verlos entonces.-Se alzó. 


-No, un momento ¿ellos estaban en el castillo cuando ocurrió el siniestro?-Preguntó Vanir.


Lars asintió.


-Entonces son sospechosos, no solo de su extraño origen sino de posibles responsables. No es casual que de la nada aparezcan estos desconocidos descendientes ilegítimos. 


-¿Y por qué debes ser tu el que los tome bajo custodia?-Replicó Freyr con un tono de voz amenazante.


-Porque fueron ustedes los que nos acusaron primero, y hemos dado palabra de que encontraremos a los responsables. Estos 'descendientes' serán puestos en custodia temporal con mis hombres, se les interrogará y se extraerá de ellos toda información pertinente para lo sucedido. Tan pronto como terminemos y si es que son inocentes serán suyos y harán los que quieran con ellos.-Explicó el rey con extraña potencia.


-Estoy de acuerdo.- Se apresuró a decir Odín. Freyr no tenía de otra más que aceptar la propuesta. 


-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-


Una vez que todos fueron despedidos, tres ases se quedaron en la tienda.


-¿Juras mayor lealtad a un alf que a tu propio rey?-Preguntó Odín con Lars. 


Lo que había sucedido en la audiencia no debía ser tomado a la ligera. El teniente general había enmascarado algo que podía ser el fin o el inicio de un problema mayor a su mayor monarca.


Lars agachó la mirada.


-Me acuso culpable mi señor. Debía haberlo hecho antes, pero me fue imposible hacerlo.- Dijo con la mirada clavada en el suelo. 


-El acto que has cometido es de alta gravedad, ¿entiendes eso?


Lars asintió.


-Por muchos años has sido mi mano derecha junto con Niels, y sobretodo un gran amigo. Pero no puedo pasar por alto, tu comportamiento.-Habló con calma. No tenía la intención de ser demasiado severo.


-No me dejas otra opción que arrestarte temporalmente en Asgard. Dejarás tus posesiones en Alfheim y estarás a disposición de mis hombres hasta que mi ira haya cesado y estos sucesos se hayan esclarecido.


No hubo respuesta, solo un respingo ante semejante declaración. Al fondo de la tienda Thor permanecía de pie contemplando la penosa escena. 


-Mi hijo Thor, ahora te nombro temporalmente mi Teniente General. Estarás al mando de las infanterías mientras Niels lo será de la estrategias. 


El muchacho pronto hundió una rodilla en el suelo a modo de respeto y agradecimiento.


-No le fallaré, mi rey.-Respondió.


No hubo más palabras, dos einheriar entraron a la tienda y escoltaron a Lars. Pronto serían transportados por Heimdall hasta el Svadifari. En silencio salieron. 


Mientras tanto Odín se giró un poco, vio a su hijo aún en pose de reverencia.


-Levántate, hijo.-Le llamó y este lo hizo enseguida.


-¿Padre? ¿qué significa todo esto?


El asgardiano de la blanca barba le acarició la mejilla.


-Lo descubriremos muy pronto. Ten paciencia. Por ahora tengo un encargo importante que darte.


-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-


Los hechos ocurrieron tal cual se planearon. Los guerreros dispuestos de Asgard tuvieron que regresar, puesto que Lars ya no estaba al mando decidieron que era mejor disponer de esos hombres en otro lugar. Solo se quedaron Sif y Volstagg junto con el nuevo teniente general, Thor.


Hubo un extraño ambiente, los bosques parecían impávidos, ya no los colmaba la vida, las huldras no fueron vistas de nuevo, las que se tenían encerradas pronto murieron por extrañas causas. Tuvieron que abandonar la tierra sabiéndose inútiles en lo sucedido. 


También como dijo Odín los intercambios comerciales se detuvieron entre los elfos y los vanir. Las cosechas incrementaron su prioridad para poder sobrellevar el próximo invierno puesto que los intercambios comerciales eran de gran ayuda para subsistir pero sin ellas, debían extremar precauciones. Las murallas de las fronteras fueron reforzadas y un pacto de silencio se extendió por el gran valle. 


Bajo el cuidado de Freyr, Thor y compañía permaneció como comodín si ocurría algún otro problema. No les gustaba en nada la posición, pero había sido insistencia de Odín y todos ellos tuvieron que guardar silencio y acatar las órdenes. En su estadía ahí fueron colmados de atenciones y banquetes cada noche. El rey Freyr no habría querido mantener una postura hostil con los asgardianos y con sincera hospitalidad recibió a los hombres as.


Odín aclaró los próximos movimientos con el rey elfo, y este a regañadientes aceptó. No estaba en madera de poder discutir, prefirió dedicarse a las nuevas administraciones de su pueblo.


Fue así que llegó el día, en que los vanir dieron aviso de que iban a entregar a los legales herederos de Egil. Nadie supo en que qué tipo de condiciones se tuvieron al par, solo que habían sido tratados por grandes magos que no solo se iban a valer de interrogamientos. A las puertas del castillo se prepararon dos carrozas tiradas por bueyes que llevaban de cargamento valijas y demás equipajes. Probablemente de los ilegítimos. 


Por un gran ventanal, Thor contempló la escena, tan lejano de la situación. No podía sentirse calmado aún, las pesadillas habían cesado pero el descanso correcto tampoco llegó a él.


-Finalmente.-Decía Sif acomodándose la espada en la cintura. Volstagg llegó con unos buenos bocados entre manos. 


Esperaban en la sala principal donde debían llegar Freyr y su esposa. Juntos esperarían a la escolta que dejase a los sospechosos.


-Debemos ser precavidos, no por nada mi padre pidió la escolta de estas personas.-Habló el dios del trueno quien se dirigió a sus amigos.


-¿Por qué? ¿No sería mejor dejarlos aquí en Alfheim? Después de todo, es mejor que estén donde fueron acogidos ¿no?-Preguntó Volstagg.


Thor no pudo responderle en seguida.


-Tu sabes que mi padre tiene razones especiales y nosotros solo debemos acatarlas, por ahora es esto. Tratemos de estar tranquilos.


-No es fácil cuando a tu alrededor pasan cosas raras.


Guardaron silencio de pronto cuando se abrieron las puertas de par en par y una escolta le abrió paso al rey Freyr y a su reina, Freyja.


-Os damos las gracias por quedaros en nuestro hogar. Esperamos haya sido de buen agrado nuestra hospitalidad.


-Nos honra pero debemos ser nosotros quienes agradezcamos por su ayuda y asilo. No nos alcanza la gratitud.


Freyr sonrió con elegancia, muy propio de él. Conversaron un poco más, llenándose de banalidades, se revestían de rebuscadas palabras para evitar pensar en el panorama que se cernía sobre todos.


Nadie tenía ni una sola certeza y eso estaba volviendo loca a la gente que poco a poco parecía volverse paranoica. Los jötuns pasaron a ser un pensamiento a la deriva. Nadie se preocupaba más por ellos, si aparecían debían estar listos pero no ocupaban gran lugar en sus cabezas. 


O al menos eso creían. 


Finalmente un heraldo entró.


-Mis reyes. Príncipe Thor de Asgard y sus generales Sif la Valkiria y Volstagg el león de Asgard. Os traigo como fue acordado la custodia de los nietos del anciano Egil, protector de Fensalir, estandarte carnal de paz entre las naciones y gran figura de respeto entro los labradores. Esperamos que su espíritu siga protegiendo estas veredas. 


Hizo una reverencia y abrió el paso. Por un momento el sol pareció colarse aún más en la habitación y un camino dorado se abrió paso. Thor tuvo que entrecerrar un poco los ojos, le parecía que había demasiada luz.


Pronto se escucharon unos pasos y después otros más. El sonido ligero, que resonaba en el suelo pero no era estridente, se perdía en las grandes paredes del castillo real. Una figura que se abría paso poco a poco seguido de cerca. Los ojos chispeantes y los movimientos colmados de gracia. Su respiración acompasada adornó el lugar y su ser pronto se topó con los ojos de un hombre rubio que respingó en cuanto vio un par de topacios verdes.


Allí estaba.


Engalanado en ropas blancas con unas hombreras de metal dorado. Una corona de raíces plateadas posadas tiernamente en sus sienes. El cabello negro hacía atrás con porte. 


Ambos personajes hicieron una reverencia.


-Responde a tu rey, ¿quién eres?-Preguntó Freyr de pie ante el par.


El de los ojos verdes le miró y asintió.


-Mi nombre es Loki, protegido del anciano Egil quien a su vez fue santo protector de las tierras de Fensalir.


Enseguida el muchacho tras él hizo el mismo ademán.


-Mi nombre es Aren, hermano menor de Loki, también protegido del anciano Egil.


Por un momento bufaron, era gracioso que el muchacho de más corpulencia y estatura fuese el menor. Freyr volvió a hablar, esta vez hacia el heraldo que los había presentado.


-¿Qué han dictaminado los vanir y su rey?


El heraldo se acercó con prisa y habló:


-Se ha comprobado la identidad fidedigna de estos hombres ante usted, en verdad han sido criados por el muerto Egil y ahora están a la disposición de quién corresponda.


Esto extraño por lo bajo al rey elfo. Aún le era increíble pensar que el viejo elfo pudo mantener en secreto la existencia de estos dos seres. Pero no era momento de más cavilaciones. Habló de nuevo.


-Sea pues, bendita sea su cuna y pronto sea borrada la desgracia sobre ustedes.


Freyr se apartó.


-Estáis a disposición del pueblo asgardiano ahora, procuren crecer en virtud y honor. 


Loki lo miró de reojo, no escuchó decir nada sobre qué harían con ellos. Así que simplemente dieron un paso al frente donde llegaron hasta los ases.


Volvió a alzar la mirada y de nuevo reencontró su mirada con el azul del príncipe. Parecía enfermo por un momento, tenía una mueca que no sabía si era de dolor o de asco. Loki apartó la mirada. 


-Por favor, cuidad de nosotros y les devolveremos el favor.-Dijo.


Volstagg sonrió junto con Sif. Está buscó la mirada del príncipe pero lo vio absorto en sus pensamientos. 


-Thor...-Susurró.


El aludido hizo un leve brinco y abrió los ojos como espantado. Loki notó esto y quiso guardarse una sonrisa.


-Si, ahora, habremos de abrirnos paso a Asgard. En presencia del rey Freyr y su reina, hacemos anuncio de nuestras intenciones pacíficas con ustedes, permanecerán en resguardo hasta que la situación con su protector sea resuelta. Siéntanse bienvenidos y cómodos.


Todos asintieron cerrando el pacto. 


Pronto las formalidades acabaron, los guerreros y los nuevos 'visitantes' llegaron a la explanada dentro del castillo. Serían despedidos y engullidos por el rayo de Heimdall.


-Os agradezco de nuevo su atención y cuidado. Pronto estaremos en comunicación.-Dijo Thor al rey elfo y este sonrió en respuesta.


Regresó a su sitio en medio de todos. Con un cierto nerviosismo giró su cabeza un poco, y vio al hombre de nombre Loki que seguía con la vista en el suelo. 


Aclaró su garganta intentando olvidarse de eso. Tomó a Mjölnir y habló fuerte y claro.


-¡Protector de las puertas, ojo de los nueve reinos, Heimdall! ¡Arrea los caballos que nos lleven a casa! ¡En nombre de tu rey, Odín!


Y la cascada de colores los cubrió por completo. El viaje fue como cualquier otro, aunque Thor se sentía extrañado. Como si hubieran pasado años desde que viajaba en el Byfröst. Aún así, sintió una oleada de aliento cuando vio ante el la mirada penetrante de su amigo el portero.


-Bienvenido seas, príncipe Thor.


Sus centelleantes ojos recorrieron de pies a cabeza a los dos que venían con el rubio. Un corpulento hombre de cabellera negra y alborotada, ojos rasgados color verde y piel de porcelana, parecían un digno habitante de Alfheim. En cambio el que venía delante de él le llamó la atención. Levemente más delgado y menor de estatura, tenía los ojos glaucos, cabello oscuro perfectamente dispuesto hacía atrás y una gracia al caminar. 


Cuando pasaron a despedirse Heimdall no les quitó la vista de encima, literalmente. Se encontraba al tanto de su situación. Para él también era increíble sino es que imposible no haberlos 'visto' antes con su don divino. Seguidos de algunos criados que llegaron para arrear los bueyes, se abrieron paso hacia el Valaskjalf.


-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).