Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

I find peace in your violence. por Ulala

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

Cuenta hasta diez cuando algo te moleste, te ayudará a enfriar la cabeza. Eso me dijo mi madre alguna vez. Y extrañamente, a pesar de que puede sonar como algo estúpido, funciona. Sin embargo a partir de la décima vez, simplemente dejó de hacerlo. Cerré los ojos.

 

 

Uno, dos, tres, cuatro.

Papeles, folletos, bocetos, tirados sobre el escritorio.

Cuatro, cinco, seis, siete.

Tacones resonando por el suelo de un lado para otro.

Qué ganas de fumar un cigarrillo.

Ocho, nueve, diez.

Apreté los párpados. Definitivamente dejó de surgir efecto.

Miré disimuladamente el reloj en mi muñeca izquierda: 12:54 p.m



—¡Ay! Realmente no lo sé —se dejó caer en el sillón suspirando—. Amo estos dos. Pero es difícil elegir cuál.

 

 

—No hay ningún problema, puedes tomarte tu tiempo —sonreí—. Es mi trabajo que estés completamente conforme.



¡No! Sólo elige un maldito arreglo. Llevo aquí dos horas. Debería estar almorzando hace treinta minutos. Tengo hambre, sueño, cansancio y no quiero ver tu maldita cara por un sólo segundo más. Intenté no suspirar. Miré alrededor una vez más ¿quién diablos va a limpiar todo esto? Pues el idiota. Apoyé mi espalda contra el ventanal. ¿Por qué carajo me dediqué a esto? La gente me estresa. Fingir ser amable todo el tiempo reduce mi expectativa de vida.



—¡Por eso te amo tanto, Noah! —sólo cállate.



Observé la puerta. ¿Él estará ahí esperando?

Tal vez.

No te ilusiones, Noah. No es como si pudieras culparlo por irse.

Sólo apresúrate. Piensa en algo.




—¿Qué te parece, Madison, si combinamos ambos? —me acerqué a ella—. Para pasado mañana podría hacer otros bocetos —tomé la fotografía de sus manos—, pongamos los liliums blancos y las calas rojas. Quizá en forma de cascada. Así tendremos las dos que más te gustan.



—¿Te he dicho que eres el mejor del mundo cuando se trata de flores?



—No aún —¿eso fue suficiente para que se vaya?



—Vendré en estos días, entonces. ¡Gracias, querido!



La puerta se cerró y pude respirar. Corrí mis cabellos hacia atrás y relajé mi rostro finalmente. Junté todo el papelerío de la mesa. Dibujos, bocetos que he hecho. Siempre me gustó dibujar, es una excelente forma de abstraerse de todo. Pasé la punta de mis dedos por las fotografías de mis anteriores trabajos. Las flores... son realmente hermosas. Miré el reloj: 1:05 p.m.



Apenas abrí la puerta, ahí estaba él, apoyado contra una pared mirando su celular. Levantó su mirada y me sonrió.



—Hey.



Dime, ¿es normal que arregles mi día tan fácilmente?



—Lo siento, tardé un poco más —me coloqué mi bufanda alrededor del cuello.



—No hay problema. Esperaré años sólo para almorzar contigo —tocó mi entrecejo fruncido ya de manera natural, con la punta de sus dedos.



 

Lo miré a los ojos. Nudo. Fruncí mi estómago.

Esa sensación. Esa maldita sensación.

Normal. Estoico. Él está bromeando.

Sonríe, Noah. Sonríele como haces con los demás.

Sé hipócrita, falso. No dejes que vea lo que hay debajo.



 

—Morirás de hambre para entonces —salí por la puerta.

 

 

—Tengo una sorpresa —venía detrás mío, sonriendo con sus manos en los bolsillos—. Iremos a comer pasta.



—No me agrada mucho —lo observé de perfil, sin dejar de caminar.



—Ya lo sé. Pero espera. Juro que si ésta pasta no te gusta, comeré tierra —completamente confiado de sus palabras, su sonrisa se agrandó aún más.



—¿Qué? Sabes que tranquilamente podría negarlo, aún si me gustara y tendrías que hacerlo, ¿no? Eres idiota.



—No serías capaz de hacer algo tan cruel.




 

Cada vez que ríe, algo se encoge dentro de mí.

¿Cuánto tiempo ha pasado desde la primera vez?

¿Tres semanas?

Veo tu rostro todos los días, a la misma hora, en el mismo lugar.

Una necesidad.

Después de todo, no soy más que un adicto y él no es más que una droga, ¿verdad?




 

—Espera, espera —dejé la copa que sostenía entre mis dedos, riendo—. Tengo que resolver una duda existencial: ¿cómo compras ropa?




—Bueno… —colocó los dedos en su barbilla—. Por lo general le pregunto a alguien que trabaja allí —se encogió de hombros.




—¡Jajaja! ¡no me jodas! Vas a un lugar, te gusta algo y dices “oye, discúlpame, ¿qué color es esto? ¿amarillo patito o violeta?




Mi estómago duele a causa de las carcajadas.

Quité las lágrimas que comenzaban a asomarse.

Bastardo gracioso.




—Que no es tan así, idiota —hizo una mueca con su boca. Se veía como un niño—. Generalmente es por gama de colores. Algunos ya los deduzco, aunque tiene su margen de error. Como los calcetines —sonrió.




—Qué triste. Nunca me había dado cuenta ¿sabes? Hubiera sido gracioso. Tan sólo imagina la cantidad de memes que podría haber inventado sobre daltonismo todos estos años —lo miré directo a los ojos sonriendo.




No estoy pensando.

Una parte de mí quiere extender mi brazo y acariciar tu mejilla.

Una parte de mí quiere demostrarte, lo mucho que me salvas día a día.



—Puedes hacerlo ahora.



¿Hasta cuándo?

Después de todo, somos efímeros.

Tú vas a casarte. Yo seguiré estando igual, con Jason.

Quizá en algún momento podamos ser felices.

Quizá en el futuro, almorcemos alguna vez; sólo para saber si seguimos con vida.



Sentí su mirada en mi nuca. ¿Quieres echarme en cara que tenías razón, Nathan? Sonreí levemente, mientras metía otro bocado en mi boca. Deliciosa. Pero sé que sabe que jamás voy a admitirlo.



—Ese tatuaje se ve tan doloroso —comentó apoyando su cabeza en la palma de su mano izquierda—. Dolió bastante el coloreado, ¿verdad? —las yemas de sus dedos derechos sobre mi antebrazo, que se erizó por completo. Fui testigo de su sonrisa al notarlo. Estoico. Noah, no la cagues—. ¿Por qué un búho? ¿qué significa?



—Estás haciendo las clásicas preguntas cliché —le tomé el pelo. No tartamudees —. Dolió y no tiene absolutamente ningún significado. Sólo me gustó. ¿Tú no tienes ninguno? —respiré cuando alejó su mano.



—Sí tengo, pero están en zonas prohibidas —se burló riendo.



—¿Te tatuaste el culo o qué? Idiota.




Reíamos, como siempre lo hicimos. Esa sensación muy parecida a la felicidad me recorre por completo. Pero ¿sólo es casualidad de que hablemos de cosas tribales? Dime, ¿así éramos antes? No, ahora sé que no. Si alguien me preguntara quién eres ahora, qué haces en tus tiempos libres; no sabría qué responder. Ríes, bromeas, me tocas, me abrazas porque sí y a simple vista, todo parecería ser como cinco años atrás. Pero no es así ¿verdad? ¿qué hace tu prometida? Háblame de ella. Cuéntame cómo la conociste, muéstrame que la amas, quiero verte emocionado por tu boda, quítame de una maldita vez las falsas esperanzas. No sabemos nada. Acerca del pasado, del presente, de nuestra vida. Hablamos de películas, de comida, como si no importara, como si el tiempo fuera una falacia. Quedamos atrapados en el tiempo, quizá para resguardar nuestra salud mental. 

 

 

 

—Noah —me giré, con las manos en los bolsillos del abrigo. Sentí la nariz fría y escondí mi cuello aún más en la bufanda—. Realmente extrañaba todo esto.



Abrí mis ojos con sorpresa.

¿Por qué?

¿Por qué dices cosas así?

¿Por qué no dejas de brillar ni un solo segundo?

Cálido. Eres tan cálido, Nathan.

Pero ya es demasiado tarde para todo.



—Sí. Yo también.



Seguí caminando unos pasos delante de él.

De repente, siento que es verano.

 

___

 

 

Netflix. Estúpidos recomendados de netflix. Jamás en mi vida he mirado una comedia romántica, sin embargo, insisten en recomendarlas. Suspiré. Mi celular vibró una y otra vez a mi lado.

 

 

Oye

N

o

a

h

 

¿Qué quieres? ¿por qué escribes todo separado?

 

Nada. Sólo pensé en escribirte.

 

Qué molesto eres.

 

 

 

Su respuesta fue una foto de su rostro haciendo puchero. Tenía unos lentes de descanso puestos. Maldición. Compostura, tranquilidad, recato… sinónimos. Piensa más sinónimos. Golpeé mi frente con la palma de la mano y eché la cabeza hacia atrás.

 

 

—Ah, estoy tan cansado.



Podía ver su clavícula. Sus cabellos rojos cayendo desordenadamente sobre sus ojos.



—¿Si?



Respuesta automática.

Tecleé en la pantalla.



—¿Qué tanto miras en tu celular?

 

 

Me sobresalté. Rápidamente lo dejé en mi bolsillo.



—¿Uh? Disculpa. Había un vídeo de un gatito con un cosplay de salchicha ¿puedes creer? —solté unas carcajadas sonriendo.

 

 

Mañana quiero comer carne.

 

 

—Noah —se sentó a mi lado, temblé ante su voz profunda. Él tenía su mirada fija en sus manos entrelazadas.

 

 

—¿Si? —sonreí.

 

 

Sonríe, Noah. Recuerda que eres feliz.

 

 

—¿Tú me amas?



 

Sentí que mi corazón dejó de latir. Un escalofrío me recorrió la columna vertebral. ¿Amar? Dices, ¿amarte? Su rostro estaba escondido entre los cabellos negros.



El Jason que sonríe, siempre se despierta despeinado; adora cuidar sus plantas y siempre quiso un gran jardín. Sólo es gentil conmigo, me cuida cuando estoy enfermo y cuando tiene tiempo cocina para mí. Mira las películas que me gustan, a veces se duerme pero intenta disimularlo; ya que se preocupa de no dejarme solo mucho tiempo. No da por sentada nuestra relación, por eso tiene pequeños, quizá insignificantes detalles que para mí, son importantes. Amo a ese Jason. Pasaría mi vida con él.



Me fundí en su mirada azabache. ¿Tú eres él? Estás diferente. Tus ojos se han vuelto más oscuros ¿o sólo es mi impresión? ¿por qué tu rostro se ven tan demacrado? Pasé la punta de mis dedos por su mejilla.



Éramos tan felices.

Éramos… tan malditamente felices.  



—Sí.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).