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Una herida obscena como el amor por hokagay

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Notas del capitulo:

diccionario para el capitulo: 

Chabako: Son unas cajas en las que se guardan los implementos que se utilizan durante la ceremonia del té

Kakemono: Es una caligrafía o dibujo en tela que se cuelga en el tekonoma, esta es una pieza destacada en la sala de té

Tekomona: Es un espacio dentro de una habitación estilo japonés donde se cuelgan los kakemono y se presenta el ikebana o bonsái.

Ikebana: el arte japonés del arreglo floral

Kabukimono: eran bandas de samuráis vagabundos, se dedicaban a robar y a la vida bohemia

Kiseru: es una pipa

Kabukicho: lo utilizare para referirme al distrito que se formó en el lugar donde se instaló el teatro kabuki. En Japón es un barrio con locales de entretenimiento enfocados al mercado de adultos que se creó donde se iba a construir un teatro kabuki, a pesar de que el teatro nunca se construyó conservo el nombre.

Ronin: Un samurái sin señor al que servir.

Tetsubin: es una tetera de hierro

Chasen: es un batidor hecho de bambú

Tebori: La técnica del tatuaje Tebori consiste en ir pinchando la piel con agujas muy finas, mientras se hace presión con la otra mano sobre la piel. Estas agujas son embebidas con la tinta y luego se punza la piel para ir perforándola e ir introduciendo la tinta.

Sumata: Es una forma de frottage en la que se frota el pene del cliente con los muslos, se ocupa mucho en el Japón moderno por el tema de la ley contra la prostitución.

Okobore: Es un pueblo en Wano.

Seiza: La forma tradicional de sentarse de rodillas en Japón, se utiliza para mostrar respeto y se utiliza en ceremonias como la del té.

{2}

Sanji pincha una bola de takoyaki y se la lleva a la boca, masticándola brevemente antes de tragarla y hacer un sonido de satisfacción debido al delicioso sabor, la masa es crujiente y la salsa con la que está cubierta es agridulce, lo que va perfecto con el centro cremoso hecho de pulpo. 

– Esto está delicioso, Shakky-san – dice Sanji, volteando a mirar a la mujer que camina junto a él. La antigua geisha necesitaba comprar algunos utensilios que se utilizan durante la ceremonia del té y como ella sola no podía cargar con el peso de dos tetsubin decidió pedirle a Sanji que la acompañara, ahora se encuentran camino al distrito de telas, pero hicieron una pequeña parada en el mercado para comprar algo de comer –

– Te dije que Hatchan hace un buen takoyaki – responde Shakky, llevándose un bocado a la boca, masticarlo y limpiarse los labios con una servilleta – Aunque me gusta aún más con la salsa dulce que Camie-chan hace

Sanji asiente mientras continúan caminando, ambos comen en silencio mientras evitan moverse por las calles atiborradas de personas y siempre manteniendo su distancia con otros al llevar una carga que puede ser quebrada con facilidad si no se carga con cuidado.

– ¿Qué necesitas comprar en el distrito de las telas, Shakky-san? – pregunta Sanji, tendiéndole el cartón vacío donde estaban los seis bocados de takoyakis para que Shakky lo bote a la basura – Creí que ya habías comprado las telas para hacer yukatas hace algunas semanas, nuevamente gracias por hacer el mío, el de Thatch me quedaba algo grande.

– No agradezcas, es algo divertido de hacer y es más barato que comprarlos – dice Shakky, cubriendo su boca al reír – Y necesito comprar algunos metros de seda blanca para hacer nuevos kakemono, los anteriores llevan algún tiempo colgados en las paredes y no es bueno que la clientela crea que no nos fijamos en los pequeños detalles

– No sabía que esos tuvieran importancia durante la ceremonia del té – dice Sanji, quien no cree realmente haberse enfocado en mirar exactamente lo que hay en la pared cuando Luffy está con algún cliente –

– La ceremonia del té es un arte para aquellos que saben apreciarlo, el ikebana y el kakemono ayudan a establecer la ambientación espiritual de la ceremonia – recita Shakky, con una sonrisa algo melancolía – aun cuando el cliente no lo aprecie y no sea eso en lo que está interesado, el kagema o la geisha seguirá haciéndolo porque es parte de su arte.

– Entiendo – dice Sanji, girando a la izquierda cuando la antigua geisha se lo señala. Se detienen afuera de una casa de gran tamaño, tiene un letrero con letras grandes en las que se anuncian algunas ofertas y hay un toldo bajo el que la gente puede refugiarse del abrasador sol – 

– Es aquí – dice Shakky – Es una de las tiendas más grandes en el país, las telas son preciosas y los precios son razonables; generalmente no compramos telas ya que uno de nuestros importantes clientes nos las trae desde los lugares más recónditos del mundo, pero ha pasado algún tiempo desde que nos visitó, así que venir aquí siempre es una buena opción

– Ya veo – dice Sanji, golpeando su hombro izquierdo que ha comenzado a doler por el peso que carga en su espalda y levanta su brazo izquierdo para señalar el lugar debajo del toldo– ¿Está bien si espero por ti ahí?

– Claro, claro – dice Shakky, moviendo su mano para quitarle importancia y entrar a la tienda. Sanji deja la caja de madera que carga con delicadeza en el piso junto a él, moviendo sus hombros y cuello que duelen por el peso que ha debido cargar. Dando un suspiro, Sanji saca el kiseru que guardaba su bolsillo derecho para ponerlo en su boca, rebusca en el bolsillo izquierdo por su encendedor y al no encontrar nada hace un sonido de molestia entre sus dientes. El joven de cabello rubio guarda nuevamente su kiseru en el bolsillo de su yukata, apoya su espalda contra la pared y cruza los brazos sobre en su pecho.

El sonido de la transitada calle comienza a disminuir y las voces de solo dos personas discutiendo comienza a elevarse, la gente asustada se aparta del camino cuando la discusión escala a algo más físico con empujones y patadas. Sanji mira con desinterés a su derecha donde los dos tipos siguen peleando, captando un poco sobre a que se debía la discusión; los kabukimono están extorsionando al dueño de la tienda por telas y dinero, el dueño tuvo el coraje de enfrentarlo y las cosas se pondrán feas si alguien no interviene. Los kabukimono son ronin que infunden miedo para conseguir lo que desean, sus espadas que antes solían servir a la nación ahora son empuñadas contra civiles que desean vivir una vida honesta.

– ¿No hay nadie que pueda hacer algo? – murmura una mujer junto a Sanji, sujetando las bolsas que trae contra su pecho – Estos forajidos ya nunca actúan solos, pronto su grupo llegara a ayudarlo.

Sanji se mantiene en silencio, poniendo una mano sobre la caja de madera que se quitó de encima hace unos minutos y mira a la entrada de la tienda, esperando que Shakky no tarde mucho más. La mujer junto a él tenía razón, otros dos hombres con katanas en sus obi se unen al primer kabukimono y Sanji aprieta los dientes cuando una mujer sale de la tienda que los forajidos intentaban robar con una escoba en mano intentando proteger a su esposo. Sanji da un paso adelante, una cosa es dejar que un hombre mantenga su orgullo peleando por lo que pertenece y otra muy distinta es no hacer nada cuando una señorita está en peligro.

– ¿Creí haber dejado claro que no quería volver a verte en mi territorio, Burgess? – dice una voz, el tono en que se ha ocupado es claro que es una advertencia y que su propietario no está para juegos – 

– Es Sabo-dono – dice alguien a la izquierda de Sanji –

– Sabo-dono regreso – dice la dama a su derecha que hace algunos minutos estaba asustada, se nota el alivio que siente con la presencia de este hombre por la sola forma en que dice su nombre –

– ¿Dime, Burgess, por qué has vuelto a mi territorio? – Pregunta Sabo, el hombre del que Sanji solo puede ver su espalda viste un kimono azul y el obi alrededor de su cintura es de color gris – Sabes que el distrito de las telas, el mercado y el kabukicho están bajo mi protección, atacar a alguien aquí es como si me atacaras a mí.

–Nosotros también necesitamos vestirnos– Dice Burgess, quien ha olvidado su discusión con dueño de la tienda y su esposa para prestarle su total atención al recién llegado; los dos sujetos que llegaron a ayudarlo también se mantienen alerta – Tu territorio – dice con sarcasmo –  ¿llamarlo así te hace sentir como un gran hombre, verdad?

– Solo cumplo con mi deber – dice Sabo, con desinterés en la manera – Esta gente está bajo mi cuidado ahora. Aun no entiendo como basura como tú pudo haber sido un soldado, no te queda nada de honor

– Esta vida es más divertida, – responde el hombre de corpulenta apariencia y llamativo kimono – pero mira que petulante se ha vuelto el niño de los suburbios de Wano, ¿ahora eres un gran héroe?

– Hablas demasiado – advierte Sabo poniendo una mano detrás de su cuello, como si toda esta situación estuviera alargándose demasiado –  

– Escuche que el otro mocoso de los suburbios ahora es muy reconocido también – dice Burgess, hay una tensión en los hombros de Sabo que Sanji reconoce como la de alguien que está a la defensiva, buscando una excusa para atacar – los rumores dicen que vive en el distrito kabukicho, abriendo sus piernas para cualquiera que pague lo suficiente para foll…-

Burges no alcanza a terminar su oración cuando Sabo se le ha abalanzado encima, sus puños caen repetidamente y con fuerza sobre el rostro del forajido, es posible escuchar como los golpes que Sabo da impactan en el rostro de Burgess y la respiración ahogada de este. El hombre parece poseído, es evidente que las palabras de Burguess lo volvieron de un hombre sereno a uno frenético, aunque este acto parece pasar por desapercibido por la gente que lo anima a seguir golpeando al bandido.

– Oh, así que ese era el escándalo que se escuchaba desde dentro – dice Shakky, sosteniendo una bolsa de papel bajo su brazo libre mientras en el otro sostiene un sofisticado Kiseru encendido –

– Shakky-san – dice Sanji, observando a la dueña de la casa de té en la que trabaja – ¿Consiguió todo lo que necesitaba?

– Si – dice Shakky, quien observa como ahora Sabo se ha puesto de pie y sostiene a un inconsciente Burgess por la cabeza, tirándolo a los pies de los dos tipos que lo acompañaban – parece ser que me perdí el espectáculo

– No duro demasiado – dice Sanji, recibiendo el kiseru que Shakky le tiende para que de una calada, respira profundamente por la nariz y bota un poco de humo por la boca –

– Era de esperarse, es Sabo-chan después de todo – menciona Shakky como si esa hubiera sido el único resultado posible y por lo que Sanji vio de la pelea, es lo más probable. Sanji observa ahora como el hombre que hace un minuto golpeaba incesantemente a un malhechor recibe avergonzado los agradecimientos de las personas que presenciaron su pelea – Hace algunos años cuando aparecieron los kabukimono solían rondar siempre nuestro distrito, hostigando las casas de té más pequeñas e intentando forzarse en las geishas o kagemas.  

Sanji frunce el ceño, pero la observa con atención y le devuelve el kiseru, no sin antes dar otra calada.

– Mis chicos siempre han sido fuertes – dice Shakky, con claro orgullo en sus ojos – así que nunca pudieron hacerles nada malo, pero las demás personas corrían riesgo. Sabo-chan quien creció en los suburbios y nunca soporto las injusticas dijo que era hora de hacer un cambio, si el emperador no hacía nada para protegernos entonces se debía formar un grupo independiente que si lo hiciera. Él y su gente cuidan de los distritos y nosotros a cambio ofrecimos dar una suma de dinero por su protección, nunca quiere aceptar el dinero, pero nosotros lo damos porque nos sentimos agradecidos; es por él que podemos vivir tranquilos.

Sanji entiende ahora porque la presencia de este hombre traía tanta paz a esta gente. Sabo parece haberse percatado de la presencia de Shakky, porque su rostro se ilumina en una sonrisa sincera cuando la ve y rápidamente se acerca a donde se encuentran.

– Shakky-san, ha pasado un tiempo – dice Sabo, inclinando su cabeza de manera respetuosa. Sanji puede ver su rostro ahora, hay una cicatriz de quemadura en su ojo izquierdo y su cabello rubio es ondulado –

– Veo que has regresado de Okobore – dice Shakky, sonriendo y sosteniendo el kiseru en su mano derecha – La gente ya te extrañaba, a pesar de que dejaste a Hack-san como encargado e hizo un excelente trabajo, no es lo mismo sin ti.

– Mis asuntos en okobore tomaron más tiempo de lo que esperaba, pero no me iré de aquí por un largo tiempo – responde Sabo, rascando su mejilla como si estuviera avergonzado –  ¿Cómo va todo en la casa de té?

– ¡Excelente! – Exclama Shakky, para con su mano desocupada golpear a Sanji en la espalda – Este es Sanji-kun, trabaja con nosotros en la casa de té desde hace dos meses.

– Un gusto conocerte, Sanji – dice Sabo de manera cortes. Sanji devuelve el saludo con una pequeña inclinación de su cabeza –

– ¿Cuándo visitaras la casa, Sabo-chan? – menciona Shakky, hay una sonrisa en su rostro que incluso hace que Sanji se sienta avergonzado –

– El sábado, a la misma hora de siempre – dice Sabo, haciendo que Sanji se voltee rápidamente a mirarlo. Sabo realmente no parece el tipo de hombre que visitaría la casa de té –

– ¿Deseas algo en especial? – cuestiona Shakky –

– Un hombre no puede imponerse sobre una expresión de arte – dice Sabo– sé que será fantástico de cualquier manera

– ¡Por supuesto! – exclama Shakky, hay una sonrisa enorme en sus labios y Sanji sabe que se debe al respeto que Sabo acaba de darle a algo que otros no toman en cuenta.

– Un gusto verte, Shakky-san y un agrado conocerte, Sanji – murmura Sabo, inclinando ligeramente su cabeza antes de voltear y comenzar a caminar – que tengan una linda tarde

Sanji ve a Shakky sonreír antes de que esta le señale que ellos también deben partir, ya no tienen nada más que hacer y pueden volver a la casa. Sanji coloca la caja de madera en su espalda una vez más y apura el paso para alcanzar a Shakky quien ya camina frente a él.  

{3}

Luffy usa el chasen para batir el té verde breves segundos, dejando el batidor sobre la mesa y sosteniendo con ambas manos la taza para tendérsela a su cliente. El cliente está sentado en una perfecta posición seiza, el abanico está cerrado delante de sus rodillas con la distancia necesaria para poner sus manos y hacer una reverencia antes de recibir la taza. Luffy está sentado frente al tekonoma, a su espalda está el kakemono que el mismo escribió y el arreglo de ikebana que armo durante la tarde. 

– Sabe muy bien, Luffy – dice Sabo, lamiendo sus labios luego de haber tomado un sorbo – el sabor es fuerte y fresco, pero agradable al paladar

Luffy sonríe y hace una reverencia en agradecimiento.

– “Quien se encuentra a sí mismo es como el sol.“– dice Sabo, leyendo el kakemono detrás de Luffy – ¿Lo escribiste para mí, verdad? El arreglo de Ikebana está muy bonito también

– Es por eso que fuiste a Okobore, te encontraste a ti mismo y querías tener una prueba de eso en tu piel – dice Luffy – o eso es lo que creo. Yo ya no conozco a Sabo como antes.

Sabo niega rápidamente con la cabeza, sosteniendo la taza con ambas manos antes de darle un último sorbo mientras observa directamente al joven kagema.

– Estas en lo cierto, Lu – Dice Sabo, tocando la cicatriz que hay en su rostro. Sabo desliza el kimono por su hombro izquierdo donde se ve el inicio de un tatuaje, es la cabeza de un dragón. – Descubrí que quiero seguir protegiendo a las personas que nadie protege, quiero ampliar el grupo y llegar a todas partes de Wano.

– Ese es un lindo sueño, Sabo – Dice Luffy, recibiendo la taza vacía que Sabo le devuelve y ocupando el agua escondida debajo de la mesa para lavarla y guardarla – Siempre has puesto el bienestar de los demás sobre ti mismo.

– Eso no es verdad – Dice Sabo, negando con la cabeza a lo que Luffy responde mirándolo fijamente y con incredulidad – Lo que más me importa es tu bienestar, Luffy, después viene el resto del mundo

Las mejillas de Luffy se tiñen de un lindo color carmín que combina con el color de su labial. Una vez ha terminado de guardar todos los utensilios que ocupo en la ceremonia los guarda en un chabako, se pone de pie rodeando la pequeña mesa para sentarse sobre el futón. Sabo lo sigue de inmediato, sentándose ahora con las piernas cruzadas de una manera más relajada sobre el futón.

– Tu kimono es muy lindo, Luffy. Shakky-san realmente es talentosa. – dice Sabo, y Luffy mira hacia abajo su propia vestimenta, un kimono rojo con diseño de amapolas blancas y un obi del mismo color. Sabo extiendo su brazo, acariciando la mejilla del joven kagema quien solo cierra los ojos ante la íntima caricia –El té estaba delicioso y la ambientación que hiciste para la ceremonia fue algo muy especial. Gracias por tu arduo trabajo.

Luffy no dice nada, solo sonríe, acercando la mano que Sabo tenía en su mejilla a sus labios para besar sus nudillos y finalizar besando el interior de su mano. Luffy desata el obi de color azul y desliza el kimono gris por los hombros de Sabo, quien saca de a uno sus brazos, acatando la petición silenciosa del kagema.

– Es lindo – dice Luffy, sus dedos trazan delicadamente las líneas del tatuaje que van desde el hombro izquierdo hasta el interior de la muñeca de Sabo. El dragón es de color negro y algunos detalles son de color rojo, la forma del tatuaje parece querer disimular una cicatriz de quemadura – Se demoraron mucho en hacerlo

– Es una técnica llamada tebori, la aguja es embebida con tinta y punzan la piel para ir perforándola e introducir la tinta. Es un proceso muy lento ya que lo hace una sola persona y varias veces creí que me iba a desmayar del dolor – dice Sabo, rascando avergonzado su mejilla –

– Eres un bebe – se burla Luffy, Sabo se abalanza sobre el haciéndole cosquillas cerca de las costillas – ¡Ah, duele!

– ¿Quién es él bebe ahora? – repite Sabo, Luffy ríe alegremente e intenta zafarse del peso que Sabo tiene sobre él. La respiración de ambos es agitada, las manos de Sabo ya no están en las costillas de Luffy sino que sostienen el rostro de este, ambos se inclinan y sus labios se tocan. Las manos de Luffy se deslizan por el cabello de Sabo, agarrándose fuerte de las rubias hebras de cabello cuando el beso se hace más intenso, su lengua delinea el labio inferior de Sabo quien también hace lo suyo y enreda su lengua con la de Luffy. El estado de desnudez de Sabo hace que sea más sencillo de ver lo mucho que lo afecta la manera en que se besan.

– ¿Puedo? – pregunta Sabo, su mano toca tentativamente el nudo del obi alrededor de la cintura de Luffy. El joven kagema asiente, ayudando a deshacer el nudo atado en su espalda y moviendo sus hombros cuando Sabo lo desviste de su kimono. La mano de Luffy descansa sobre el pecho de Sabo y la desliza lentamente hasta posarse sobre la erección que este ostenta debajo de su ropa interior, envuelve su mano alrededor de esta haciendo gemir a Sabo.

– Sabo puede tocarme también – autoriza Luffy. La mano de Sabo baja del cuello de Luffy a su pecho, estómago y termina metiendo su mano dentro de la ropa interior del kagema, prestando especial atención al glande y haciendo gemir a Luffy, quien apoya su frente contra el hombro de Sabo.  –  

– ¿Luffy, podemos…? – pregunta Sabo, su voz tiembla y es muy diferente al hombre que Sanji vio golpeando a un kabukimono hace un par de días atrás. Al parecer Sabo no necesita decir nada más porque Luffy se recuesta de lado, quitándose la última prenda de ropa que tenía y señalándole al hombre rubio que se acerque. Sabo se quita su ropa interior para rápidamente acostarse detrás de Luffy, las manos de Sabo se envuelven alrededor de la cintura de Luffy mientras empuja su pene entre los muslos de este y jadea. 

Luffy aprieta sus muslos haciendo suspirar a Sabo quien sigue moviendo sus caderas, sus dedos se entierran en el estómago de Luffy cuando el joven kagema también mueve sus caderas, siguiéndole el ritmo.

– ¿Sabo se siente bien? – pregunta Luffy, mirando hacia atrás. La frente de Sabo está cubierta en sudor y sus labios están entreabiertos, dejando escapar pequeños jadeos mientras asiente rápidamente con su cabeza. Luffy sabe que él es la única persona a la que Sabo acude de esta manera y que en su estadía en okobore nadie debe haberlo tocado, es por eso que cada movimiento que hace parece llevarlo a su clímax – Pobre Sabo, se debió haber sentido muy solo durante su viaje.

– Luffy, por favor – ruega Sabo, enterrando su nariz en el cabello de Luffy que huele a manzanilla y a las hierbas frescas del té matcha. El pulgar de Luffy frota el glande de Sabo y su otra mano aprieta sus testículos cada vez que Sabo se mueve, el hombre rubio desesperado, comienza a mover sus caderas más rápido intentando deshacer el nudo que hay en su estómago cada vez que Luffy lo toca sin el menor ápice de delicadeza. – Luffy, quiero correrme

– ¿Y? – Pregunta Luffy, hay algo en su voz que hace que Sanji se muerda el labio para no gemir en respuesta – Dime lo que quieres.  

– Quiero que te pongas de rodillas y separes tu trasero para mí – pide Sabo, en un suspiro. Luffy se voltea sobre su estómago, doblando sus rodillas y agarrando con ambas manos su trasero, su dedo índice toca alrededor de su esfínter que está cubierto de vaselina, él siempre se prepara antes de ser visitado por un cliente–

– ¿Supongo que no lo harás hoy tampoco, verdad, Sabo? – pregunta Luffy, su dedo sigue moviéndose de manera hipnotizante alrededor de su orificio. Sabo quita la mano de Luffy antes de sujetar con ambas manos el culo del kagema y frotarse entre sus glúteos con rapidez – Es una pena, y eso que me prepare especialmente para ti.

– Luffy – gime Sabo en advertencia de que deje de hablar así, sus cortas uñas se entierran en la piel del kagema mientras mueve sus caderas en un ritmo frenético, casi delirante. Es evidente que las palabras de Luffy encienden el fuego en sus entrañas, pero también lo hacen sentir avergonzado y el joven parece darse cuenta de esto para usarlo en su contra –

– ¿Quieres saber cómo lo hice, Sabo? – Pregunta Luffy, moviendo sus caderas hacia atrás y sus manos aún siguen en su trasero, separándolo para que Sabo vea a qué lugar se refiere antes de seguir hablando – ¿Cuántos dedos tuve dentro mientras pensaba en que hoy podría ser el día en que cedieras a tener sexo conmigo?

Esas palabras son todo lo que se necesita para que el cuerpo de Sabo se estremezca desde los dedos de sus pies hasta su cabeza que inclina hacia atrás, sus dedos aun enterrados en el trasero de Luffy mientras persigue los últimos segundos de su orgasmo frotando su erección contra el kagema y manchando con semen la espalda de este.

Sabo cae contra su trasero una vez ha terminado de correrse, su visión aun desorientada y la respiración agitada. Luffy se queda en la misma posición que estaba, aunque ahora envuelve su mano derecha alrededor de su erección y comienza a masturbarse con rapidez. Sanji hace lo mismo, moviendo su mano sobre su pene a la misma velocidad que Luffy para terminar mordiendo el interior de su boca para no gemir cuando eyacula.

Sanji limpia su mano contra un paño que había en su habitación, alejándose del agujero que hay en la pared y sabiendo esto ya no es algo que pueda evitar, es algo que se volverá a repetir.

Notas finales:

 

Hola, muchas gracias por leerme una vez más. En realidad este capitulo queria que fuera sobre Cora-san, Doffy y Torao, pero la idea que tuve con Sabo para este capitulo dio frutos en cuatro días y la adore. No tengo pensado profundizar mucho en el pasado de Luffy y porque decidió convertirse en kagema, pero voy a ir insinuando cosas, en este capitulo quedo claro que Luffy vivió en los suburbios con Sabo y que se conocen desde hace tiempo. Y la razón por la que Sabo no tiene sexo penetrativo con Luffy es porque se resiste a la idea, si Luffy ya tiene tanto control sobre él no quiere imaginar que pasaría si fueran más allá.

No utilice el termino yakuza en este capitulo, pero si en el titulo porque los yakuzas aun no existian como organización en el siglo 16 y esa es la época en la que esta ambientada esta historia, pero se da a entender que fue sabo quien comenzó con la organización. Se dice que los yakuzas empezaron protegiendo a la gente (granjeros y comerciantes) de los kabukimono.


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