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Como enamorar a un idiota por Kuzuryuu-chan

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Seduciéndolo

 

 

 

Narra Tsukishima:

Después de ser bruscamente interrumpidos por el estúpido rey. ≪Oh, sorpresa.≫ Noten el sarcasmo. Volví al salón encontrándome con Yamaguchi en la puerta. Parecía esperarme porque al verme se acercó y sin ser muy metido me pregunto cómo me fue con Hinata. Él me ayuda, pero me relaja que no me exija respuestas.

De igual manera le conté todo lo que paso y él me dijo que quizás ese mismo día podría pasar al siguiente paso: seducirlo.

Aunque había un problema, ¿cómo podría seducir a Hinata? Muchas chicas se me han declarado por muchas cosas, pero Hinata es un chico, no creo que sea demasiado fácil. Sobre todo, con lo cabezota que es.

Me quede pensando en ello un largo rato durante las clases y antes de darme cuenta ya era hora del entrenamiento.

 

 

Camine pensativo hasta el salón del club. Salude al entrar y para mi sorpresa me encontré con la mirada de Hinata apenas llegar. Al verme pude notar como sus mejillas se volvían de un bonito carmín. ≪¿Qué es esa reacción tan linda?≫ Quiero molestarlo, pero los sempais también están aquí.

Frío, por ahora, simplemente debo ser como siempre. Ignore mis pensamientos, me dirigí a mi casillero y comencé a cambiarme.

Estaba quitándome la camisa, cuando sentí una mirada sobre mí. Fruncí el entrecejo. ¿Quién de todos estos tipos se me quedaría viendo a mí de entre todas las cosas? Me di cuenta de lo estúpido que sonaba y lo ignore. ≪Tal vez solo sea mi imaginación.≫ Hice como si nada, pero la verdad, no solo por eso cambio algo. La mirada era tan persistente.

Me gire, ya no aguantaba las ganas de buscar al culpable de mi incomodidad. Sin embargo, cuando me voltee vaya la sorpresa que me lleve, al parecer, el dueño de esa intensa mirada no era otro que el pequeño Hinata. Él al notar que lo atrape en el acto se puso completamente rojo e intento fingir inocencia, silbando y mirando a otros lados que no fueran yo.

Vaya, al parecer no me va a ser tan difícil eso de seducirlo.

Sorprendentemente, lo que sucedió en el salón no se detuvo, sino que se repitió en las prácticas. Hinata estaba tan distraído mirándome que el estúpido de Kageyama tuvo que golpearlo para que se concentrara.

Creo que tengo una idea de que hacer, pero eso me supone una "reunión" a solas con cierto pelirrojo.

 

 

Las prácticas terminaron con normalidad y era hora de elegir quienes ordenarían, con rapidez tome la mano de Hinata mientras alzaba la mía antes de que siquiera al capitán se le ocurriera mencionar a alguien.

Hinata me miro sorprendido y Daichi-sempai también, sin embargo, no se opuso ni pregunto solo asintió dejándonos las llaves para cerrar cuando termináramos de limpiar. Yamaguchi cuando me vio se fue a los vestidores mientras me guiñaba un ojo deseándome suerte y Kageyama parecía que quería matarme con la mirada, pero a quien le importa ese tipo, lo único importante es que tendré una oportunidad para poder estar junto a Hinata solos sin que nadie nos interrumpiera.

Espere pacientemente hasta que al final todos se fueron dejando el lugar en el sumo silencio.

Hinata se notaba bastante nervioso, miro alrededor como buscando excusas y empezó a recoger los balones que estaban dispersados en el suelo. Su cuerpo temblaba tanto que apenas los hubo recogido se le comenzaron a caer, me acerque para ayudarlo, tomando unos cuantos balones de sus brazos. Sus ojos castaños me miraron con timidez en ese rostro ahora realmente rojo, enserio...

≪¿Acaso él me está seduciendo?≫ Mordí mi labio. Tengo que contener mis impulsos, al menos hasta que termináramos de limpiar.

 

 

Había pasado media hora. Ni siquiera nos habíamos detenido a mirarnos o hablar, simplemente nos enfocamos en nuestra tarea como si no quisiéramos nada con el otro. Aunque ciertamente, eso era totalmente falso.

≪¡Quiero acabar ya!≫ Conteniéndome, mire el lugar buscando cosas que estuvieran desordenadas, solo faltaba la net. La quitamos y entre los dos la guardamos en el almacén.

— Hinata —Lo llame, por fin acabando con el silencio.

— ¿Q-Qué pasa? —Dijo, mientras intentaba salir del almacén evitando mi mirada. Parecía sorprendido de oírme hablar.

— No te vayas. —Lo tome del brazo antes de que siquiera pudiera tocar la puerta.

— Pero yo, esto... llegare tarde a mi casa —Me dio una sonrisa nerviosa, claramente quería escaparse.

— Hinata —Lo mire serio mientras mantenía el agarre. No estaba de humor para jueguitos. — Vienes aquí o te secuestro, escoge.

— Yo...

Ambos intercambiamos miradas, creo que pensaba que estaba de broma así que no cambie mi semblante. Eso logro que al menos se percatara de que no había escapatoria o mínimo no le dejaría irse tan fácilmente.

— Ya voy. —Murmuro derrotado.

— Buen chico. —Le sonreí mientras caminaba hacia a mí, se detuvo cuando ambos quedamos uno frente al otro. — Entonces, iré al punto. Hay una cosa que me ha estado molestando toda la tarde, por eso, necesitaba tu presencia. Quizás tú puedas ayudarme.

— ¿Q-Qué sucede?

— Pues verás, hoy me he sentido repentinamente observado. —Cuando mencione esto se sobresaltó. — Al principio creí que fue mi imaginación, pero hasta ahora no me puedo quitar esa sensación de la cabeza, ¿sabes?

— ¿E-Enserio? ¡Pero qué cosas! —Río fingidamente y se rascó la cabeza en nerviosismo. — A lo mejor era alguna de tus fans, Tsukishima.

— ¿Tú crees?

— ¡Por supuesto! ¡¿Q-Quién más puede ser?!

— ¿Enserio? —Lo mire fijamente y el giro la cabeza asustado.

— Si...

Acerque mi rostro al suyo de tal manera que me pudiera sentir mucho más cerca. Eso provoco que soltara un chillido ahogado de nervios. Hinata quizás no se dé cuenta, pero es como un libro abierto, está totalmente bañado en sudor.

— Hinata. —Le susurre con una sonrisa en el oído. — ¿Por qué me estabas mirando?

— N-No sé de qué estás hablando, jaja, que ideas tan raras tienes, Tsukishima. —Fingió demencia, pero no me miraba para nada. Su vista estaba clavada en un punto lejano a mí. — ¡Por supuesto que no haría eso!

— ¿Así que así quieres jugar? —Mantuve mi sonrisa mientras que con mis dedos colocaba los cabellos de Hinata tras su oreja. — Bien, si no quisiste por las buenas. Entonces, hare que me respondas por las malas.

Me aleje de él un rato mientras aún estaba petrificado en su lugar, parece que no se esperaba eso. Cerré la puerta del almacén, creo que al oír la puerta cerrarse se alarmo porque volvió a moverse, pero no le di oportunidad y lo tome de la cintura mientras me sentaba en una colchoneta; ambos caímos juntos en ella.

Su cara seguía de ese tono rojizo, enserio hace rato que me está tentando con esto. Bese su frente para que se relajara mientras mis manos iban bajo su camiseta, lo acaricie con suavidad. Quería disfrutar un poco de esa suave piel, antes de juguetear con sus pequeños pezones. Aspire su aroma sobre su hombro, por más que supiera que estaba sudado, podía sentir una pizca frutal dentro de su perfume. Quizás fuera natural en él.

Roce mis dedos sobre esos pequeños bultitos rosa, se habían puesto duros. Este chico en verdad era muy sensible porque apenas estaba rozándolos, soltó un lindo gemido. Sus ojos se llenaron de lágrimas y sus manos fueron a su boca con una expresión de sorpresa.

Mierda, eso sí me prendió.

Sin poder evitarlo, lamí su cuello dejando un fino hilo de saliva desde su cuello hasta su barbilla, mis manos pellizcaban y masajeaban sus pezones haciendo que su cuerpo temblara y se retorciera entre mis brazos. Succione su cuello con un poco de fuerza dejándole unos cuantos chupetones en ese lugar. Sé que se enojara conmigo mañana por hacerle esto, pero no importa, valdrá la pena.

Quite su polo y me aleje un poco. Tenía una grandiosa vista. Hinata temblando abajo de mi era suficiente como para excitarme al punto de enloquecer.

Me pegué a su cuerpo nuevamente, lamiendo uno de sus pezones mientras mi mano se encargaba del otro. Sus gemidos eran bajitos, ahogados y tímidos, estaba conteniéndose de soltarlos con una mano, pero eso solo lo hacía mucho más adorable.

Volví a repasar mi mirada sobre él, al parecer no era el único excitado por esto, Hinata también estaba duro. Creo que podre divertirme un rato, baje una de mis manos y toque su erección sobre la ropa haciendo que se sobresaltara.

— ¿Qué es esto? —Sonreí divertido mientras me relamía. — Parece que lo estas disfrutando.

— ¡N-No mires! —Trato de cubrirse con sus manos, pero no se lo permití. — D-Déjalo, yo me encargare de eso solo.

— ¿No quieres que te toque? —Lo mire intensamente y sin hacerle caso empecé a masajear con mi mano aquel bulto en su short.

— P-Para, no lo frotes, yo... mm... —Se agarró de la colchoneta mientras intentaba no dejar salir sus gemidos. Mordió sus labios con una mirada de súplica.

Así de dócil en verdad es súper tierno, literalmente sus reacciones no me dejaban parar. Baje su short y su calzoncillo de un jalón, haciendo que se alarmara, pero no pudo hacer nada pues apenas lo toque sus gemidos empezaron a salir.

— ¡Ahhh! T-Tsuki.. shima... pa... ra —La espalda de Hinata se arqueo al sentir el contacto de mi mano en su miembro. Pude notar como lágrimas salían de sus ojos. Este chico en verdad es muy débil al placer.

— ¿Enserio quieres que pare? —No hice caso a lo que decía. Moví mi mano más rápido y me acerque a su pecho, volviendo a chupar y lamer su pezón.

Hinata no pudo hacer nada más que soltar un gemido placentero. Pude notar como sus pies se retorcían en la colchoneta y quizás él no se percatara, pero su cadera estaba moviéndose.

— Hinata, ¿quieres que me detenga? —Suspire sobre ese botón de su pecho que se había vuelto de un tono rojizo. Se estaba hinchando de tanto jugar con él. No lo libere, solo lo mordí provocando en él un escalofrío.

Ambos nos miramos, parecía no querer decirlo. Sin embargo, quiero esa respuesta. Le lancé una mirada feroz instándole a responder, Hinata se estremeció. Suprimiendo la urgencia de su voz, empezó a hilar palabras:

— Yo... ah... n-no... no pares —Al fin se rindió y fue más sincero conmigo, eso me gusto. Apreté su miembro como recompensa a su respuesta logrando sacarle un gritito ahogado.

— Tsuki... n-no lo apret...es... —Dijo eso, pero su cara me estaba diciendo otra cosa.

— Dices eso, pero sé que te gusta. —No pude evitar sonreír maliciosamente y mordí una de sus orejas. — Y con esto, estoy seguro de que te gustara aún más, ¿cierto?

— ¡Hyaa! No... pa-para... yo.. —Sus orejas eran su zona sensible, me percate de ello por lo que hicimos la otra vez. Su miembro empezó a pulsar y temblar en mi mano, creo que está a punto de correrse. — Tsuki...shi... ma ... me voy a venir... mm... t-tu...mano.

— Entiendo. —Tal como lo planee, aquí es donde empiezo yo. En medio de su urgencia agarre la punta del pene de Hinata evitando que se corriera, sin querer se me escapo un risita. — Ahora, ¿me dirás porque me mirabas?

 

 

Narra Hinata:

No sé cómo termine en esta situación, creo que tengo un don para estas cosas, hace un rato estaba limpiando, y ahora... Tsukishima, bueno, él me está ayudando a masturbarme. Ni yo sé cómo me meto en estos líos.

Estaba a punto de correrme, pero ahora él me está preguntando porque lo mire todo el día. ¡Qué idiota! ¡No me di cuenta que él me noto!

— D-Déjame ir... —Mi parte baja sentía un extraño dolor al no poder correrme y el tonto de Tsukishima no me estaba ayudando mientras me lamia y mordía la oreja.

— No quiero~ —Me sonrió de forma maliciosa mientras se relamía los labios. Dios, se veía tan bien. No, no, no. ≪¡Mátenme por pensar eso!≫— Respóndeme, ¿porque me mirabas?

—Y-Yo... —Él continuaba pidiendo una respuesta con voz demandante. Su aliento cosquilleaba mi oreja y no hacía más que prenderme a su vez que me daba escalofríos. Mi cuerpo se sentía tan raro, no puedo más, me rindo. Necesito correrme. — T-Te veías muy atractivo. M-Me parecías, t-tan nnhg... guapo, así que yo... n-no pude evitar verte...

≪¡Ahí está! ¡Ya tienes tu respuesta, libérame idiota!≫ Mire a Tsukishima entre suspiros para pedirle que continuara, sin embargo una gran sonrisa estaba en su rostro y me hizo detenerme. Es mi idea, ¿o está feliz?

— Buen chico, —dijo en mi distracción— aquí está tu recompensa. —Lamio mi oreja y libero mi miembro. Pude sentir como su agarre me presionaba más, volviéndose más rápido.

Sentí un cosquilleo en mi estómago, estaba caliente, mis manos se aferraron a la espalda de Tsukishima en desesperación.

—N-No puedo más... ¡Ahhh! —Estaba en mi límite así que no pude contenerme más y me corrí en su mano.

Mi cuerpo cayo rendido en la colchoneta, era la primera vez que sentía ese tipo de placer. Mi cabeza se sentía pérdida, como si no fuera capaz de pensar. Esto en verdad se sintió mucho mejor que cuando me imagine a Tsukishima para masturbarme. El real era mejor.

Si...

Me quede medio dormido unos momentos antes de reaccionar. Mi rostro se puso rojo y no pude evitar ahogar un grito cuando me golpee con la realidad. ≪¡Acabo de hacer cosas pervertidas con Tsukishima!≫

— Te corriste demasiado —Tsukishima vio su mano durante unos segundos y la lamio como si no fuera nada.

— ¡¿Q-Qué haces?! —≪¡Eso no es comida, grandísimo tonto!≫

— Solo limpio mi mano. —Me miro con soberbia mientras la lamia. Era claro que lo hacía apropósito. Su lengua se deslizaba por lo largo de sus dedos, desapareciendo los rastros de mi esencia que deje en su mano.

Esa escena solo me apeno más. ≪¡Es realmente sexy! ¿Qué se supone que es este tipo?≫

— ¡N-No hagas eso! ¡Idiota! —Sintiendo vergüenza, tome un pañuelo que tenía en los bolsillos de mi remera y de igual manera aunque a él no le molestara, le limpie la mano.

— Eso dices, pero te gusto lo que te hizo este idiota, ¿no? —Bromeo Tsukishima con una sonrisa satisfecha.

— Bueno... fue mejor que en mi imaginación... —Murmure medio ido antes de percatarme de lo que había dicho. No, no, ¡por favor díganme que no le dije lo de la masturbación!

Medio asustado mire hacia Tsukishima, él tenía toda la impresión de no esperarse eso escrito en la cara. ≪¡Hinata Shouyo desde de hoy te bautizo el idiota de entre todos los idiotas!≫

— ¡N-No es lo que parece!

— Eh~ ¿Cómo era en tu imaginación? —En su cara se mostró otra sonrisa satisfecha. — Me sorprende que pensaras en mí mientras lo hacías.

— ¡P-Para tu información fue tu culpa! ¡M-Me susurraste de esa forma en mi oreja! Y por eso yo... yo... —Creo que estoy como un tomate, no puedo decir más, como siempre, ¡mi bocota y yo!— ¡P-Por eso escape esa vez en el salón del club!

— Eso es bueno, ahora sé que al menos no corriste porque lo odiaras. —Asintió a mi respuesta y se levantó de su lugar. — Vámonos, se hace tarde.

Vi como Tsukishima se levantaba e iba hacia la puerta. Pensé que me dejaría, pero no. Se quedó allí mirándome, creo que me está esperando. Un poco adormilado sacudí la cabeza, me puse rápido mi ropa y corrí hacia él.

Cerramos las puertas para finalmente salir de la escuela. Ambos caminamos en silencio y ninguno de los dos decía parecía querer decir nada así que simplemente seguimos nuestro camino hasta el punto donde nosotros nos separábamos.

Pensé que simplemente sería un adiós silencioso, pero Tsukishima fue en el camino que yo solía ir.

— Tsukishima, ¿tú no te vas por allá? —Señale el camino algo sorprendido, no creo que haya olvidado por dónde ir.

— Hoy te acompaño, ven apúrate. —No me miro, solo siguió su paso adelantándose a mí. Una sonrisa contenta se me escapo sin querer.

Lo alcance para caminar juntos el largo trecho hasta mi casa. Aun sin decir nada, de algún modo, me gustaba estar junto a Tsukishima, era tranquilo pero no pesado. Aunque me gustaba hablar, estar de este modo a veces era agradable.

Sin embargo, ahora me entra la duda. ≪¿Qué piensa Tsukishima de mí?≫ Hemos hecho bastantes cosas juntos, pero hasta ahora no lo entiendo. ≪¿Qué soy para él? ¡Tonto Hinata, lo primero que debes preguntar y lo último que haces!≫

Fije la vista al frente y trote unos pasos hasta quedar delante de mi casa, mire a Tsukishima.

— Aquí es mi casa.

— Muy bien, entonces me voy yendo. —Giro en otra dirección para irse. ≪¿Tan rápido?≫

— ¡Tsukishima! —Llame su atención haciendo que volviera su vista hacia mí. Me puse un poco nervioso. — Bueno, y-yo, verás, hay algo muy importante que tengo que preguntarte. Eso es... Ah, ¿q-qué soy realmen—

Iba a terminar de preguntar, hasta que una niña pequeña pelirroja corrió hacia mí y me abrazo, esa pequeña era Natsu, mi hermanita menor que vino a recibirme. Debió haberme visto por la ventana.

— ¡Onii-chan bienvenido! —Me saludo con una gran sonrisa y la cargue.

— Estoy en casa, Natsu. —Correspondí su gesto, acariciándole los despeinados cabellos.

— ¿Es tu hermana? —Tsukishima nos miro con una sonrisa divertida. — ¡Parece un clon tuyo en versión pequeña!

— Bueno, muchos dicen que nos parecemos... —Suspire, ya perdí mi oportunidad de preguntarle. No puedo hacerlo frente a Natsu.

— ¿Quién es él? —Pregunto Natsu curiosa.

— Es un compañero del club del voleibol, se llama Tsukishima.

La baje con cuidado en el suelo. Ella se acercó a él y se presentó sola.

— ¡Me llamo Natsu! ¡Un gusto! —Le sonrió felizmente mientras le mostraba su mano.

Tsukishima se quedó viéndola un rato, pero luego sonrió de una forma amable haciendo que me sonroje. ≪¡Es un delito que sonría de esa manera!≫

— Un gusto conocerte —Estrecho su mano con la de Natsu.

Debido a que ya era tarde Tsukishima se tenía que ir, así que se despidió de Natsu y de mí justo después de eso. Mientras caminaba, me quede a verlo hasta que su figura desapareció de mi vista.

Aun me he quedado con la duda, tengo que preguntárselo mañana, no puedo quedarme con estas cosas más, ¡hadas ayúdenme a tener fuerzas mañana!

Mi hermana siempre me dice que las hadas te ayudan cuando estás en problemas, así que no está mal pedirles su ayuda aunque no crea que existan, tome aire y me llene de ánimos.

¡Vamos Hinata! ¡Si o si mañana le preguntare!


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