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Reversión Yoonmin por mochipervertsan

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Notas del capitulo:

Aqui esta el capitulo, despues de muucho de no escribir

-hay algo ahí – ciertamente YoonGi no esperaba que fuera algo así, esperaba algo más, tal vez, ¿grave? Pero con ver la expresión de miedo de Jimin decidió ir a ver pero se había olvidado de un pequeño detalle

-emh, Jiminie – le llamó suavemente y el pequeño omega respondió con un bajo -¿sí? – si no me sueltas no podré ir a ver – colocó suavemente sus grandes manos en las caderas del omega solo para intentar separarse, cosa que le fue totalmente imposible ya que Jimin se enganchó a él como una garrapata

-no, no se vaya – susurró contra su cuello, eso le provocó un ligero escalofrío pero le dio ternura a la vez

-no te preocupes precioso – otra vez le dijo así, ¿cuántas veces más lo llamaría de esas formas?, por suerte a Jimin no parecía molestarle – regreso rápido – solo así consiguió que lo dejara ir a registrar en esa esquina

Se acercó con tranquilidad, movió un par de cajas y bolsas pláticas, hasta que encontró lo que Jimin había escuchado, no pudo contener una risa al ver de qué se trataba

-¿YoonGi-Hyung, q-qué es? – preguntó Jimin intentando mirar lo que su hyung tenía en manos

-pues, un gato – el omega pensó que el mayor le estaba jugando una broma pero cuando volteó tenía en sus manos un pequeño gato gris con algunas rayas negras, tenía la cola muy corta y era una bolita de pelos. Jimin de un salto bajó del asiento y se acercó rápidamente al alfa, lo miró con ojos brillantes en súplica - ¿quieres…cargarlo?

-por supuesto – dijo emocionado extendiendo sus manos, el mayor le entregó con cuidado al felino, Jimin al tenerlo en sus manos notó como el pequeño animalito se acurrucaba escondiendo la cabecita contra su pecho, el omega no pudo evitar soltar un gemidito enternecido – YoonGi-Hyung, ¿no es lindo? – le preguntó mirándolo a los ojos con un tierno eye-smile que captó la atención del alfa castaño

-sí, hermoso – Jimin se sonrojó, ¿qué le pasaba?, YoonGi se había referido al gatito, no a él, entonces por qué su omega saltaba de alegría, al igual que cuando abrazó al mayor minutos antes

-¿p-puedo llevarlo? – preguntó desviando la mirada de los gatunos ojos del alfa, por alguna razón mientras más los observaba más le gustaban y ni hablar del agradable olor a menta. Una gran mano acarició sus cabellos, él cerró los ojos disfrutando el toque y sus mejillas adquirieron un suave color rosa

-claro, todo lo que el príncipe desee – dijo en tono divertido con una sonrisita pintada en los labios

-¡Hyung! – El omega alzó la vista con los mofletes inflados y las cejas fruncidas – le he dicho que deje de decirme así – a YoonGi en algún momento le comenzó a gustar molestar al omega, es que sus reacciones eran tan lindas e infantiles que era imposible resistirse; su sonrisa se amplió, ¿hace cuánto no sonreía? ¿Hace cuánto no se sentía a gusto con alguien más? ¿Tal vez Jimin era…?

Su sonrisa fue decayendo poco a poco hasta transformarse en una expresión seria, la mano que estaba en los rubios cabellos se trasladó a la suave mejilla

-¿Hyung? – dijo extrañado el joven omega pero YoonGi solo podía ver como esos hermosos y brillantes labios se movían

Su pulgar hizo un recorrido desde su mejilla hasta su labio inferior, el cual presionó un poco para luego acariciarlo horizontalmente, su mirada estaba fija en cómo ese labio inferior se balanceaba bajo su dedo

Hazlo, vamos hazlo

Suga tenía casi el control absoluto sobre YoonGi por lo que su cuerpo fue acortando el espacio entre él y Jimin. Por un pequeño momento, muy pequeño pudo distinguir un leve olor. Melocotón. Mientras más cerca estaba más intenso se volvía, fue entonces cuando sintió tensarse el cuerpo de Jimin, alzó su vista nublada por el deseo y lo vio, vio las mejillas totalmente rojas del omega y sus ojos abiertos de par en par aunque no había miedo en ellos, solo sorpresa. Volvió a sentir ese dulce aroma y se desvió hacia donde más fuerte era

-¿YoonGi-Hyung? – dijo con sorpresa al sentir la cabeza del mayor sobre su hombro

-lo siento, Jiminie – dijo ladeando un poco la cabeza dejando que su respiración chocase con el cuello del menor, este se estremeció por la sensación – será solo un momento – dicho esto pegó su nariz a la unión del cuello y el hombro…y aspiró, definitivamente pudo sentirla, despues de tanto tiempo pudo percibirla otra vez, la esencia, el olor característico de la especie, ¿tal vez haya recuperado su olfato? – hueles a melocotón, ¿cierto?

-n-ngh… - la mente de Jimin se había quedado en blanco, ¿qué debía hacer? ¿Empujarlo? ¿Responder? ¿Correr? No lo sabía y siendo sinceros no tenía deseos de alejarlo, tanto él como su omega se sentían a gusto en ese momento, el mayor seguía olfateándolo pausadamente como grabándose su olor; había comenzado en su hombro pero justo ahora estaba cerca de su oreja, otro escalofrío le recorrió la espina dorsal y apegó al gatito a su pecho, por poco lo olvidaba y agarraba la camisa de su hyung, otra vez.

Sintió la boca del alfa abrirse y dejar escapar un suspiro satisfecho chocando su cálido aliento contra su cuello y mandíbula

-por favor cachorro, respóndeme – era casi una súplica, la forma y tono en que pronunció hizo que su lobo aullara y su elfo gritara eufórico; YoonGi se sentía cada vez más hipnotizado por el olor dulzón, su tigre quería… ¿qué era lo que exactamente quería?

-Hyung, y-yo…- se sentía débil, su cabeza fue a parar en el hombro del mayor, al instante sus fosas nasales fueron invadidas por el olor mentolado pero mucho más fuerte, esta vez acompañado por una pequeña pizca de café, la mezcla hacía volar su cabeza pero no en mal sentido, sino todo lo contrario – ~ha – un suave y bajo jadeo se deslizó por los labios semiabiertos del menor al sentir una suavidad rozarle en la yugular, los labios del castaño le acariciaron pausadamente

-huele delicioso – volvió a hablar con la voz un poco ronca, Jimin no pudo contener las ganas de restregar su mejilla contra la tela del hombro ajeno - ¿eres tú, verdad? – Dejándose envolver por las sensaciones y el olor del alfa asintió cortamente

-Agust, Jimin, camino despeja…do – Nam había entrado de repente a la habitación encontrándose con la escena de su amigo olisqueando el cuello del rubio omega y este dejándose hacer apoyado en el hombro ajeno. Al instante que ambos escucharon la voz de Namjoon se alejaron con rapidez, YoonGi con una expresión asesina y Jimin rojo como hasta el cuello abrazando a una bola de pelos, no quería hacerlo pero las palabras se le escaparon – sí que eres rápido YoonGi y Jimin nunca pensé que fueras tan lanzado

-n-no!! – Exclamó Jimin alzando la vista hacia el beta con la palabra vergüenza escrita en toda su cara – no e-es…

-no es lo que parece – completó el alfa mirando desafiante a su amigo

-¿ah sí? ¿y qué es lo que parecía? – ambos, alfa y omega no se atrevían a responder, ellos claramente sabían cómo lucían segundos antes, Jimin dirigió disimuladamente sus ojos hacia el alfa pero al hacerlo conectó miradas con su hyung, algo había cambiado en la mirada de YoonGi, algo que lo ruborizó aún más; sin poder aguantar mucho más la intensa mirada fijó un punto en el suelo justo al frente de sus zapatos. YoonGi era consciente de cómo estaba incomodando a Jimin pero no era algo que pudiera evitar, sin percatarse sus ojos buscaban su figura, Suga se lo exigía, su tigre estaba demasiado inquieto desde que pudieron percibir el olor de Jimin, ya de por sí eso era bastante extraño, no el hecho de que Jimin le inquietara sino el poder distinguir olores, después debían hablarlo. Al estar los dos callados, Nam decidió hablar – bueno, bueno, par de tórtolos, ya todo está listo para irnos de aquí

Fueron sus últimas palabras antes de desaparecer por la puerta, dejándolos solos otra vez. La atmosfera estaba cargada de tensión, ninguno se atrevía a decir palabra alguna y mucho menos a mirarse

YoonGi fue el primero en dirigirle la mirada, Jimin jugaba nerviosamente con una de las patitas delanteras del pequeño felino, el cual seguía dormido en las manos del omega. Pasaron alrededor de un minuto en total silencio, el minuto más largo en la vida de ambos; al alfa esto no le gustaba nada, él no era así, si tenía algo que decir lo decía sin rodeos, ¿dónde quedó ese Agust?

Tomando una respiración no tan sonora decidió romper el incómodo silencio

-Jimin – dijo firme y el mencionado dio un pequeño salto

-¿SÍ? – elevó la voz sin querer

-lo siento si…si te asusté – comenzó diciendo el mayor – es solo que yo…yo quería comprobar algo – el rubio omega alzó solo un poco su cabeza mirándole por debajo del flequillo

-¿p-puedo preguntar q-qué es? – dijo algo cohibido y apenado por la anterior situación

-bueno, solo te lo diré a ti – se acercó un poco a Jimin haciendo que este por acto reflejo retrocediera un poco – no, no me temas – intentó acercarse de nuevo obteniendo el mismo resultado, eso le dolió un poco – lo de antes n-no fue con dobles intenciones – con cada palabra que salía de su boca el alfa sentía su cara adquirir un poco más de calor

-¿u…uh? – aún se podía ver que el omega no estaba muy confiado de las palabras de YoonGi pero esta vez cuando el alfa se acercó, el menor no se movió, se quedó quieto hasta que el mayor estuvo frente a él una vez más – h-hable enton…ces – Jimin pudo ver como la nuez del mayor se movía, tragando en seco y la expresión seria que hizo antes de abrir la boca para hablar

-verás…yo pude distinguir tu olor – dijo con tono entre serio y sorprendido, Jimin no pudo evitar fruncir su rostro ante las palabras de YoonGi, eso era algo sin sentido; el alfa notó la expresión del menor y no era para menos, cualquiera reaccionaría así si le dijeran algo tan normal que todo alfa puede hacer, era natural que el omega no le creyera, explicar su situación iba a ser más dificil de lo que había esperado

- Hyung, ¿me quiere tomar el pelo? – dijo el rubio con duda colocando al gatito en una silla acolchonada para luego mirar interrogante al alfa

-por supuesto que no, bonito – al decir esto Jimin arrugó un poco más las cejas pero sus mejillas se colorearon de un leve rosa; YoonGi tuvo ganas de reír pero se contuvo, alzó la mano derecha y colocó el dorso frente a la nariz de Jimin, al instante el olor a menta, rocío y algo de café lo llenó – ¿a qué huelo? – Jimin se volvía a dejar enganchar por el olor y sus labios se movieron solos para pronunciar la respuesta que su omega interior deseaba decir

-menta suave, rocío y… - cerró sus ojos aspirando – café recién hecho

-el último es nuevo – dijo sacando al omega de su ensoñación – eres el primero en decir ese aroma en mí, bueno no es como si yo lo pudiera distinguir – el menor se alejó un poco mirando con las mejillas sonrosadas al alfa, este le brindó una sonrisa floja

-…- la cabeza de Jimin comenzó a trabajar, hasta que el bombillo prendió, YoonGi lo miraba fijamente – no tiene olfato – casi lo susurró pero el mayor asintió desviando la mirada, ahora todo tenía un poco más de sentido; esa era la razón por la cual cuando estaba encerrado el mayor no se dio cuenta que él era un omega, por la que no enloquecía cuando estaban demasiado cerca y lo que acababa de suceder fue un acto desesperado por intentar recuperar lo que había perdido; Jimin sintió lastima por el alfa, era algo muy triste no poder encontrar al “alma gemela” por algo como eso

Según los libros que Jimin amaba leer, un alfa encontraba a su omega por medio del sentido del olfato, por su olor. Un alfa podía gustar del físico de un omega, un beta e incluso de otro alfa pero su animal interior podía no estar de acuerdo, debido a eso era necesario y en muchas otras situaciones.

A YoonGi no le gustaba demasiado haber revelado voluntariamente su secreto, se sentía vulnerable y ese sentimiento no era algo muy agradable para él, odiaba mostrar debilidad ante los demas sin mencionar que detestaba que le miraran con lastima. Muchos fueron los que le miraron por encima del hombro y lo despreciaron, tanto alfas como omegas

Flashback

 Un chico pálido, de cabello castaño y ropa vieja caminaba a paso rápido por las calles de Daegu. Lo habían expulsado de su cuarto trabajo, todos decían lo mismo “no eres apto”, “solo causas problemas”. Su padre era un alcohólico de toda la vida, su madre los había abandonado por la conducta de su esposo llevándose a su hermano menor, nunca más supo de ellos. Gracias a esta situación su progenitor se dejó absorber por el vicio, el juego y cada que robaba dinero conseguía a una mujerzuela para divertirse, esta conducta se había hecho costumbre en los últimos dos años

No quería llegar a su pocilga, sabía que nada más su padre lo viera tan temprano se daría cuenta que lo habían despedido otra vez y sinceramente no quería tener que discutir con ese hombre. Pero igual, tarde o temprano el alfa mayor daría cualquier excusa para golpearlo, se podría decir que ya no sentía dolor alguno, su cuerpo se había acostumbrado a ese trato.

«Unas cuadras más y llegaré» - ya se podía visualizar la vieja y deteriorada casa, varios sacos estaban en la parte de afuera, frente a la puerta: basura, como siempre.

De su sudadera sacó las llaves para ingresar lo más silencioso que pudo, para su sorpresa la puerta estaba abierta, era algo raro, nunca antes había pasado. Al entrar cerró la puerta tras él, la sala estaba hecha un desastre, todo revuelto, las pocas decoraciones que existían estaban destrozadas, los muebles rasgados, etcétera.

No había rastros de su padre, no le dio mucha importancia, tal vez llegó muy borracho y en un ataque de rabia destruyó lo que estaba en frente. Se dispuso a subir a su cuarto, con cada paso veía las cosas más destruidas y sucias. La puerta del cuatro de su padre estaba entreabierta y se escuchaban quejidos, pensó que estaba con una de sus putas y siguió de largo, ya en su cuarto se cambió de sudadera y bajó a comer algo, para su sorpresa la puerta seguía igual, entreabierta y quejidos más entrecortados salían por ella.

Al final decidió echar un vistazo, no era como si viera algo a lo que no estuviera acostumbrado. Pero no habían mujeres, solo botellas rotas, manchas extrañas en el suelo y el cuerpo de su padre, inerte en el suelo sobre un charco rojizo. Su primer instinto fue llamar a la policía pero su cuerpo se movió hasta donde se encontraba el cuerpo, con el corazón bombeándole frenéticamente volteó el cuerpo, tal y como temía había varias puñaladas en toda la caja torácica y abdomen del hombre mayor, la ropa estaba manchada de sangre, la cual no paraba de brotar sobre la que ya estaba cuajada, parecían no muy recientes. Si tan solo hubiera entrado la primera vez que lo escuchó, ese hombre era un jodido abusador de mierda pero seguía siendo su padre y un ser humano, no le quería pero tampoco deseaba que muriera. Tomó el móvil ensangrentado del bolsillo de su progenitor y llamó a urgencias, en menos de quince minutos ya la casa estaba llena de policías y una ambulancia, su padre fue llevado al hospital y él a la unidad de policía. Fue interrogado, YoonGi había dicho todo lo que sabía pero los guardias no parecían muy convencidos, le pidieron que aguardara un poco más y así lo hizo, él no tenía nada que ver con el homicidio, no tenía de qué preocuparse. Pero no todo es como planeamos y la vida es cruel y despiadada, al volver los policías YoonGi fue esposado sin ninguna delicadeza, preguntó de qué iba eso pero ninguno le respondió, no entendía, él no había hecho nunca nada ilegal, fue llevado a una celda y lo aventaron al interior. A como pudo se incorporó y volvió a exigir una explicación y la respuesta que recibió no supo si le causaba asombro, rabia o gracia, las palabras de uno de los hombres fue insólita para el joven alfa: está acusado de matar a Min Deong.

Se dejó caer contra la fría y húmeda pared, sintió impotencia, rabia, dolor, todo mesclado. Su animal rugió, Suga estaba molesto «no nos merecemos esto», YoonGi se dejó dominar por Suga y al pasar de los minutos se había transformado en un tigre albino. Aunque Suga tuviera ahora la mayor parte del control de su cuerpo, estaba consciente; notaba como se trasladaban de un lado al otro en el interior de la celda, de vez en cuando se acercaba a los barrotes y los mordía con fuerza, el sabor a oxido impregnaba su paladar pero al alfa no parecía molestarle ya que siguió haciéndolo.   

Pasaron así una semana, muy pocas veces le llevaban comida y cuando lo hacían era una basura, el tigre estaba hambriento tanto que masacró todos los roedores que entraban de noche a la celda, el sabor era espantoso pero al menos cinco ratas saciaban un poco su apetito. YoonGi no se quejaba, ya que se había acostumbrado poco a poco al sabor de la sangre y carne cruda. Una noche el fuerte sonido de la puerta de barrotes los despertaron, dos hombres robustos estaban frente a él, Suga en un ataque saltó a atacarlos pero todo dio vueltas y para cuando lo notó estaba tumbado en el sucio suelo. La sensación de adormecimiento lo recorrió totalmente, sintiéndose incapaz de levantarse nuevamente, el tigre fue quedando dormido hasta que YoonGi volvió a emerger, fue entonces cuando los hombres se acercaron desechando las pequeñas jeringas vacías y tomaron a YoonGi por los hombros arrastrándolo fuera de la celda. Estaba consciente pero demasiado débil como para hacer algo, al menos la mayor parte de lo que fuera que les inyectaron lo absorbió Suga y su lado humano no estaba fuera de sí. Sus párpados comenzaron a pesar cada vez más, todo a su alrededor se volvía más nublado y opaco, lo último que pudo alcanzar a ver fue un auto negro con el maletero abierto y luego todo oscuridad.

El fuerte dolor en su cabeza lo despertó, sus ojos fueron enfocando las cosas a su alrededor hasta que vio con claridad donde se encontraba. Su cabeza estaba el suelo, sus brazos amarrados a la espalda y las piernas inmovilizadas, esto último lo descubrió al intentas moverse, una risa llego a sus oídos y era increíblemente molesta e irritante, llevó su vista a dónde provenía y vio a un hombre alto vestido de negro, su piel era algo bronceada y estaba casi calvo ya que en el centro de la cabeza no poseía absolutamente nada de cabello. El hombre se acercó a él aun sonriendo macabramente

-bienvenido a Inferno, Agust – YoonGi no pudo evitar mirarlo con rareza, ese no era su nombre, el sujeto pareció notar sus pensamientos – así te llamarás aquí como jugador – ahora estaba más confundido, ¿ese viejo estaba loco? ¿y qué demonios era Inferno?, justo cuando fue a gritarle que dejara las tonterías el hombre volvió a hablar – ya que tienes tu nombre…– rapidamente entró otro hombre, este era por mucho más joven, en sus manos traía un cauterizador con letras al rojo vivo, listo para usarse, la sangre se le heló, su camisa fue levantada más bien rasgada por el joven chico que lo miraba triste, el viejo le arrebató el cauterizador –lo llevarás siempre, Agust – sin ningún remordimiento enterró el ardiente cauterizador en la piel blanquecina de YoonGi, justamente sobre el hueso de la cadera, un grito desgarrador salió desde lo profundo de sus pulmones. Dolía, ardía, parecía como si le derritieran la piel pero ni aunque el aire comenzó a oler a carne quemada aquel hombre no se detuvo. Solo cuando los gritos del joven alfa fueron callados y el rojo del metal desapareció aquel cauterizador fue quitado dejando como evidencia una horrible e hinchada marca roja con sangre. Así fue como comenzó la vida de Min YoonGi en Inferno, ni siquiera pasaron treinta minutos cuando fue obligado a pelear con otro alfa frente a miles de personas, claramente en su forma animal y como él no pudo hacerlo le inyectaron una extraña sustancia que a los pocos minutos le obligó a cambiar de forma justo como antes, luego de lograrlo fue empujado al pequeño ring, donde esperaba su contrincante. Suga aún estaba débil pero luchó por vivir, esto conmovió mucho a YoonGi, su tigre era un guerrero digno. Su lazo se fortaleció y las peleas se repitieron casi diariamente, cada vez le era más fácil vencer hasta que un día llegó otro alfa, al parecer muy conocido ya que todos los espectadores gritaban a su favor: T.O.P, así le llamaban, una pantera negra. Fue jodidamente dificil luchar contra él, esa fue la primera vez en meses que Agust perdió una pelea. T.O.P perdió la visión de un ojo gracias a las fuertes garras de Suga pero YoonGi perdió algo esencial, algo que hirió su orgullo como alfa, Suga gruñó molesto pero ya era tarde. Desde ese día, YoonGi no pudo distinguir el olor de las cosas, ni siquiera el suyo. Había perdido el sentido del olfato por un golpe contundente en su cabeza. No le costaría mucho fingir que nada pasaba, ya estaba acostumbrado y así comenzó el verdadero Inferno para el joven tigre.

Pero después de la tormenta viene la calma y esta fue para YoonGi la aparición de aquella persona, aquel que le hizo ver luz entre tanta oscuridad, el que se convirtió en su sol, su persona especial: Jung Hoseok, aquel extraño pero divertido beta que conoció en medio de aquel desastroso lugar, él fue quien le dio algo de consuelo por la pérdida de su olfato


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