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Stony Stories por Wind Girl

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Peter

Abrí la puerta del complejo de un tirón y caminé a prisa por el vestíbulo.
- Hola Peter -me saludó la secretaría viéndome pasar corriendo.
La saludé con la mano sin pararme hasta las escaleras, cuando me topé con una fila de hombres bajando con cajas. Les miré mientras subía, observando que ponía Maximoff en las cajas.
Subí más de prisa el piso que me faltaba y me quedé parado en el último escalón al ver cómo había hombres en todas las habitaciones, empacando las cosas de Sam, Natasha y Wanda. Tuve que tomar una fuerte respiración para caminar por el pasillo y me detuve en la esquina para ver como también estaban en la habitación de papá.
Les vi meter muchos de sus cuadernos de dibujo en la caja para luego cerrarla y salir con ella.
- ¿A dónde llevan eso? ¡Es de mi padre! -Pregunté deteniéndole.
- Señorito Peter, no obstaculice el trabajo.
Le quité la caja de las manos y di media vuelta sin dar explicaciones.
Fui directo al taller de pops y abrí la puerta de par en par, provocando que me mirara sobresaltado. Dejé la caja sobre la mesa y me crucé de brazos.
- ¿Por qué dejas que se lleven sus cosas?
Miró la caja y dio un suspiro antes de alzar la vista a mí.
- Solo las guardarán en el almacén, Peter.
- Me da igual, papá. Son sus cosas y tienen que estar aquí para cuando vuelva -traté de decir sin que mi voz quebrara.
- Peter hijo... -negó mientras se acercaba-. No volverá, sabes que no lo hará y sabes que le pasaría si lo hiciera.
- Ya lo sé, pero a él no le da miedo el Secretario Ross.
- No va a venir, Peter -insistió.
Mi labio tembló ante su afirmación. Parecía tan seguro de sus palabras que sabía que había algo que yo no sabía.
- ¿Por qué estás tan seguro?
Dudó bajando la mirada y dio un suspiro.
- Yo se lo prohibí.
- ¿Por qué hiciste eso, papá? -Dije dando un paso atrás.
- Sabes porqué, hijo.
- ¡Pero no es justo! Yo quiero verle, también es mi padre -le recriminé.
Le vi respirar con brusquedad y se sentó en su silla al perder la fuerza.
Me acerqué con preocupación. Olvidaba que estaba más sensible de lo habitual y probablemente no habría comido nada en todo el día.
- ¿Estás bien, papá? ¿Has comido hoy?
- Estoy bien -dijo con esfuerzo.
- ¿Aviso a Happy?
- No, estoy bien -repitió.
Le miré con pena, sin saber cómo ayudarle. Estaba realmente terco y no sabía cómo lidiar con él. Sabía que papá le había hecho daño y también me dolía a mí que hubiera actuado así con pops, pero no podía evitar extrañarle. Era mi padre, había cuidado de mí desde el primer día y sabía que él nunca quiso hacernos daño. Sin embargo pops no era capaz de verlo así. Creía que papá tan solo pensó en su amigo y no en nosotros. Yo sé que no es así, tengo fe en él. Aunque ahora debía cuidar de pops antes que su salud se viera afectada.
Le abracé sin pensarlo, sorprendiéndole. Apretó con fuerza sus ojos y vi caer varias lágrimas.
- Papá... -susurré, sujetándome más fuerte contra él-. Todo se arreglará, ya lo verás...
- No lo hará -dijo con firmeza-. No le dejaría volver a casa para hacernos más daño.
- Pero, papá...
- No -me cortó, poniéndose en pie-. No volverá a pisar nuestra casa. Quiso irse con su amigo, pues que se quede con él y sea feliz -escupió las palabras con rabia.
- Pero él nos ama -repliqué una vez más.
- Quizá deberías empezar a pensar que eso no es verdad, hijo -respondió con sequedad.
- ¡Basta, papá! -Grité para que parara.
Comprendía que tuviera rabia y le doliera todo lo que papá había hecho, pero no soportaba que dijera esas cosas. Me han cuidado juntos la mitad de mi vida y ambos me llenaron de amor, no podía desconfiar de ninguno ni dejar de amar a ninguno.
- Que actuara mal no significa que no nos ame -continué.
- Pues creo que una cosa lleva implícita la otra.
Le miré, conteniendo muchas más réplicas que querían salir. Antes de entrar en una discusión con él nuevamente opté por coger la caja de papá y salir de allí, intentando no echarme a llorar hasta llegar a mi habitación.
Entré cerrando la puerta de un golpe y dejé la caja sobre mi escritorio antes de tirarme sobre la cama y hundir mi rostro en la almohada queriendo gritar de impotencia.
No podía soportar más esta situación después de más de dos semana así. Pops estaba siendo insoportable y terco, nadie podía tratar con él. Tan solo hablaba con Rhodey porque estaba centrado en crear y mejorar un prototipo para caminar, pero esa era la poca comunicación sana que tenía con alguien. Aunque, no era muy sano el que se encerrara en el taller y se olvidara hasta de comer.
Me giré para ver al techo y di un gran suspiro pesado para apaciguar la opresión en mi pecho.
Mentiría si dijera que no sabía que estaban mal desde hacía tiempo. Había escuchado como discutían por las noches cuando yo me iba a dormir. Estaban tensos desde que supieron que era Spider-Man y les expliqué que la picadura de una araña me dio poderes. La primera reacción de ambos fue querer hacerme pruebas para curarme, cuando me negué pops se volvió loco y si no fuera por la cordura de papá no sé qué hubiera pasado. Todo aquello acrecentó cada día más sus discusiones aunque de cara a mí dijeran que me dejaban seguir siendo Spider-Man en las calles. Quizá si yo no hubiera provocado tanta tensión entre ellos durante meses no hubiera salido todo tan mal.
Aunque sepa lo que pasó no puedo evitar pensar en que quizá podría haberles ayudado a hablar. Sé que no tiene sentido porque no estaba allí, pero lo hubiera querido para poder hacerles entrar en razón. Lo peor es que siento que esto no será el final de la situación. Pops no dejará correr todo y seguir adelante fácilmente, y lo que más me temo es que quiera hacer oficial el que se separa de papá. Hasta ahora no lo ha mencionado pero le conozco lo suficiente para saber que es capaz de pedir el divorcio aun sin que papá esté aquí para firmarlo.
La peor parte es tener a la prensa cada día frente al complejo esperando por conseguir una exclusiva. Me da ira el pensar que les importa más saber dónde está papá que lo que esté ocurriendo con los nuevos acuerdos. Todos los días al volver del instituto he tenido que abrirme paso entre todos los periodistas y es irritante escuchar sus preguntas insensibles. Pops el otro día salió a gritarles y Happy y Visión tuvieron que agarrarle para hacerle entrar y no ponerse más en evidencia.
Mi teléfono comenzó a vibrar en mi bolsillo sacándome de mis pensamientos. Lo saqué y vie el nombre de Ned en la pantalla.
- ¿Qué pasa? -Pregunté al descolgar.
- Le he dicho a mi madre que me ayudarías con química para que me dejara ir y poder jugar a tu juego nuevo -dijo con emoción.
- Emm... -Tardé unos segundos en procesar sus palabras-. No estoy en casa, mi padre quiere quedarse en el complejo.
- ¿Qué juegos tienes allí?
Me senté en la cama y miré hacía el estante prácticamente vacío. Tenía casi todas mis cosas en casa y no quedaba casi ningún videojuego bueno aquí.
- ¿Sabes qué? Espérame en casa, iré para allí en media hora.
- ¡Genial!
- Nos vemos ahora -finalicé.
Después de los días que estaba teniendo la verdad es que prefería alejarme aunque fuera unas horas de toda esta tensión en el complejo. Sé que Happy está pendiente de pops y cualquier cosa me avisaría. E incluso puede que tenerme lejos le haga bien porque sé que se contiene y trata de hacerse el fuerte solo porque estoy cerca.
Recogí mi mochila y cambié los libros y cuadernos que iba a necesitar para hacer los deberes en casa. Antes de salir escondí la caja de papá en el armario para que nadie tratará de llevársela nuevamente y luego me dirigí al taller. Asomé la cabeza pero pops ya no estaba allí. Fui hacía su habitación, pero en el camino vi la puerta del despacho de papá abierta y me acerqué esperando encontrar que también se llevaban sus cosas de aquí, sin embargo era pops quién estaba.
Me quedé parado en la puerta entreabierta viendo como parecía absorto leyendo un papel. Varías lágrimas comenzaron a caer de sus ojos y sentí como mi corazón se encogía. Tomó aire al terminar de leer y limpió sus mejillas justo antes de que la voz de Friday le anunciara que tenía una llamada.
- Llamada prioritaria del Secretario Ross. Ha habido una fuga en la prisión de la balsa.
Amplíe los ojos al escucharla y me acerqué un poco más para escuchar.
- Sí, pásamelo -respondió, terminando de reponerse.
- Tony, tenemos un problema -dijo la voz de Ross.
- Oh, esperé... -contestó, pops.
- ¡No, no! -Le escuché gritar justo antes de que pusiera la llamada en espera.
Pops miró la carta y un pequeño teléfono sobre el escritorio dando un suspiro, haciendo una diminuta sonrisa.
- ¿Estás bien? -Pregunté en un susurro.
Alzó la mirada y asintió. Se levantó de la silla y se acercó a mí.
- Siento lo de antes, hijo... -comenzó a decir.
Le interrumpí dándole un abrazo y me apreté con fuerza a él. Sabía lo mal que estaba y lo último que quería era que se disculpara por sacar sus sentimientos. No me gusta lo que insinúa de papá, pero sé que en el fondo él tampoco lo cree, solo estaba rabioso por lo reciente que es todo. O al menos eso quiero creer.
- Te amo, papá -susurré.
- Te amo, Peter -dijo acariciando mi espalda-. Quisiera seguir abrazados, pero tengo una llamada importante que atender.
- Sí, lo siento -respondí separándome-. Solo venía a decirte que voy a casa a hacer los deberes y jugar con Ned. ¿Puedo quedarme allí a dormir también? -Añadí al final.
De paso aprovecharía para salir de noche sin nadie que me vigile por una vez.
- Si prometes no olvidarte de cenar.
- Cenaré, no te preocupes -sonreí- y tú también debes cenar, papá
- Lo haré.
Asintió besando mi mejilla y luego salió sacando el teléfono de su bolsillo.
Le miré irse hasta que giró por el pasillo y di un suspiro pesado volviendo a mirar al despacho.
En mi cabeza se quedó lo que Friday había dicho de la prisión de la balsa, algo me decía que pops sabía de qué iba al ver su reacción y en parte eso no me gustaba por si traía más problemas. Pero por otro lado significaba que tía Nat, tío Clint, Wanda y Sam hayan podido salir de allí. Quizá eso es lo que le haya puesto de mejor humor, aunque ya parecía algo diferente mientras leía el papel.
Me acerqué a la mesa dónde pops lo había dejado y lo cogí. Mi corazón se aceleró al segundo al ver la letra papá. Miré rápidamente hacía el pasillo para asegurarme de que no venía nadie y la leí.

•—•—•—•—•

Tony, me alegro de que hayas vuelto al complejo. No me gusta la idea de que te pasees por la casa a solas esperando por Peter todo el día, todos necesitamos una familia. Los Vengadores son tuyos, puede que más que míos, y Peter siempre fue tu pasión, por ti entró en nuestras vidas, por ti es nuestro hijo, así que supongo que es justo que él este contigo para ser tu apoyo. Yo estuve solo desde los 18 años hasta que encontré un hogar a tu lado, nunca había encajado en ninguna parte, ni siquiera en el ejército. Mi fe se basa en la gente, imagino, en los individuos, y me alegra decir que en su mayoría no me han decepcionado. Por eso yo tampoco puedo decepcionarlos. Las cerraduras pueden sustituirse, pero sería mejor no hacerlo.
Sé que te hice daño, creí que no contándote lo de tus padres te evitaba ese sufrimiento pero, ahora me doy cuenta que era a mí a quién se lo evitaba. Te pido perdón. Espero que algún día lo comprendas. Mis sentimientos siempre fueron sinceros y seguirán siéndolo siempre. Nunca cambiará mi amor ti.
Ojala coincidiéramos en lo de los acuerdos, de verdad. Sé que tu actúas según tu credo, es lo que podemos hacer, lo que debemos hacer.
Pase lo que pase, te prometo que si nos necesitas, si me necesitas, allí estaré.

Steve G. Rogers

•—•—•—•—•

Me dejé caer en la silla y tapé mi rostro con las manos dejando salir las lágrimas.
Yo sabía que él no quería hacerle daño a pops, sabía cuánto nos quería. No he dudado de él en ningún momento y esto era la prueba. Pops podía tenerle todo el rencor que quisiera, pero eso no me hará cambiar mi opinión aunque este enfadado con papá.
Miré la foto que había junto al teléfono y volví a ponerme a llorar. Salíamos los 3 junto al castillo de Disneyland en el aniversario de mi adopción. Se podía decir que aquel día se oficializó el que yo era su hijo porque fue la primera vez que nos fotografiaron en familia. Pops había anunciado que me habían adoptado cuando habían pasado unos meses de la boda y los medios ya habían comenzado a aceptar la relación de ellos. Fue extraño escuchar hablar de ellos en cualquier canal que ponía en la televisión o en la portada de cualquier revista. Les apodaron "superhusbands" y a los tres "superfamily". Realmente me encantaba, me parecía gracioso y tierno, aunque ahora ya no había "súper" nada.
Dejé la nota como estaba y me levanté limpiando mis mejillas mientras salía del despacho.

•••

Cuando llegué a casa Ned ya me estaba esperando en la puerta. Subimos rápidamente a mi habitación y él enseguida encendió la consola mientras yo sacaba las cosas de mi mochila.
- ¿Ya no vivís aquí? -Preguntó mientras empezaba la partida.
- Sí, pero con todo lo que está pasando es mejor estar en el complejo por un tiempo -respondí, sentándome en la cama y abriendo el libro de química.
- ¿Y cómo es vivir en el mismo lugar que todos los Vengadores?
- No están todos -dije, bajando la voz.
Ya no eran los Vengadores, no eran quiénes nos salvaron tantas veces. No quedaba nada de esa unidad por el bien y la justicia, ahora solo había desconfianza y remordimientos. Ya no había Vengadores, yo había vivido con ellos mucho tiempo como para poder reconocer la gran diferencia.
- ¡Pero sigue siendo la casa de los Vengadores, eso debe ser genial!
Hice un asentimiento sin ser muy convincente. No opinaba lo mismo, pero no sería yo quién acabara con su ilusión. Aunque tenía parte de razón, si era genial vivir con los Vengadores, pero no en estos momentos. Sin papá aquí para mí no eran los Vengadores.
A veces algunos habían tomado descansos, como tío Clint, tía Natasha cuando se fue con Shield, tío Bruce cuando no quería meter a Hulk en una batalla, e incluso pops había tomado un descanso, sin embargo papá siempre había estado para dirigirlos, él nunca faltaba.
- ¿No vas a jugar, Peter? -Frunció el ceño mirando mi libro.
- Tengo que acabar esto para mañana -murmuré sacando también mi cuaderno.
- No están tus padres para verte, déjalo para después.
- Precisamente porque no están lo hago -respondí con un suspiro-. No están bien y no quiero que les llamen del instituto y les preocupen más.
- ¿Tan mal están las cosas? -Puso pausa un momento para mirarme.
- Creo que mis padres se van a separar -dije en apenas un susurro.
- ¿Qué? ¿Por qué? ¡Ellos no pueden! ¡Son goals! -Exclamó alarmado.
Arrugue el ceño viendo su repentina exaltación, extrañado porque pareciera tan preocupado por ellos.
- Tuvieron diferencias, mi padre le ocultó una cosa a mi otro padre y... ¡Boom! -Bajé la mirada al libro, recordando como pops me contó todo.
- ¿Cuál padre a cuál?
- Steve -le miré de reojo y abrió la boca incrédulo-. Ahora el gobierno lo busca y a huido...
- ¿Capitán América es un fugitivo? ¡Eso no puede ser! -Se levantó dejando caer el mando de la consola al suelo.
Cerré los ojos, sintiendo como si mi pecho me oprimiera, dificultándome el respirar.
Aparté el libro y subí las piernas para presionarlas contra mí, tratando de apaciguar el dolor que sentía. Ned puso una mano sobre mi hombro tratando de tranquilizarme, pero sabía que nada lo haría, ya son demasiadas noches sintiéndome así para saber que nada ayudará. Solo el saber que papá está a salvo podría ayudarme.
- Quizá deberías volver con tu padre al complejo.
Negué repetidas veces a la vez que escondía mi rostro entre las rodillas.
Verle así me hacía deprimir más y su carácter me irritaba. Aunque quería estar con él para apoyarle en estos momentos, necesitaba unas horas para desconectar de tanta tensión.
- Ahora entiendo porque estabas así estas semanas -susurró.
- Siento amargarte la tarde -alcé la vista-. Sigue jugando.
- No, necesitas apoyo, Peter -dijo con una sonrisa.
- Estoy bien, prefiero entretener mi cabeza en otras cosas -traté de sonreír un poco-. ¿Sabes? Mejor juego contra ti.
Cogí el otro mando de la consola y me senté a su lado.
Asintió un poco dudoso, pero enseguida se le pasó todo cuando comenzamos a jugar.

•••

Varias horas después había logrado deshacerme de todo el estrés jugando, aunque tuve que dejarlo para poder terminar mis deberes de química. Ned copió casi todo de mí y luego continuó el juego mientras yo adelantaba en matemáticas.
Me sonó un mensaje en el teléfono y di un suspiro sabiendo que debía ser pops. «No te olvides de cenar.» Rodé los ojos por lo irónico que era su mensaje y le respondí. «Lo mismo digo :)»
En cuanto solté el teléfono sonó el timbre y Ned me miró extrañado.
- ¿Esperas a alguien?
Negué con la cabeza mientras me levantaba y bajaba abrir la puerta. Me puse de puntillas para mirar por la mirilla y fruncí el ceño abriendo finalmente.
- Hola, ¿Peter Rogers-Stark? -Preguntó un repartidor de correos, sosteniendo una caja.
- Sí, soy yo -dije sin dejar mi expresión de extrañeza.
- Para usted -me dio la caja y luego me extendió un bolígrafo para que firmara.
Firmé rápidamente y me despedí con un cabeceo a la vez que cerraba la puerta.
Fui a la sala a sentarme y miré la caja por todos lados por si algo me hacía saber que podía ser. Finalmente me decidí a abrirla sacándole el precinto.
Mi corazón se paró un segundo y luego se aceleró mientras mis lágrimas salían al ver un pequeño teléfono con tapa junto a una carta. No tuve que sacarlo de la caja para saber que era de papá. No tenía valor a ver lo que ponía porque sabía que me haría llorar más de lo que ya estaba llorando, tan solo me obligué porque quería saber que estaba a salvo.

•—•—•—•—•

Peter, no sé si tu padre te habrá contado lo que ha sucedido, pero si no, compréndele, y si sí, lo siento mucho. He hecho todo de la peor manera y ni tú ni tu padre merecéis eso. Apóyale más que nunca y se paciente con él, sé lo testarudo que puede ser, pero te ama más que nadie y aunque a veces se equivoque siempre busca lo mejor para ti.
Quisiera seguir a vuestro lado, a tú lado, pero en estos momentos la situación no es buena, aunque creo que eso ya lo sabes. Sin embargo aquí sigo para ti si todavía me quieres en tu vida, porque para mí siempre serás mi hijo pase lo que pase. Si me necesitas arriesgaría todo para estar a tu lado, eso no lo dudes.
Te amo más que a nada en el mundo, hijo mío.

Steve G. Rogers

•—•—•—•—•

Cerré los ojos con fuerza y aun así las lágrimas se escaparon sin control.
Nunca había dudado de él y nunca lo haré a pesar de lo que pops digas. Sigue siendo mi padre y sigo amándole por ello.
Sentía alivio de saber que de algún modo estaba bien y a salvo, pero ahora sentía unas inmensas ganas de abrazarle. Ni siquiera le reprocharía nada, tan solo quería su calor en un abrazo, al igual que hice con pops cuando supe todo lo que había pasado.
Pensar en todo lo que pasaron, especialmente pops, me hizo saber porque estaban tan tensos y alejándome de todo. No me gustó, pero ahora logro comprender por qué y quisiera haber sabido todo para evitar que terminaran discutiendo así. Lo que hizo papá seguiría estando, pero quizá no hubieran peleado entre ellos hasta hacer pedazos todos estos años. La rabia y culpabilidad se llevó todo y no pude hacer nada por ellos. Nunca pensé que esto pasaría, ellos se han amado tanto que incluso me daba vergüenza mirarles cuando se ponían cariñosos en público.
Aún recuerdo el día en el que se casaron y la gran felicidad que desprendían. Papá estaba tan feliz que no dejaba de besar a pops a cada momento. Pops me contó años después que aquello era porque papá creía que él se arrepentiría y le daría miedo llegar tan lejos, pero saber que no era así le hizo sentir tan feliz que no podía dejar de besarle. Desde entonces ellos no habían dejado de amarse y enseñar cuanto se querían, ya no tuvieron ningún miedo de contarle al mundo que estaban juntos.
Cada vez que me viene a la mente los momentos felices que hemos vivido me duele más el pensar que todo vaya acabar así. No solo porque se separen, sino porque papá ni siquiera pueda estar aquí.
Siempre había aceptado que mis padres no iban a ser como los demás, pero no pensé que si rompían no iba a ser un simple divorcio, sino que significaba que papá debía huir de la ley para no terminar encarcelado en una prisión de máxima seguridad. Parece que ni eso podía ser normal. Cada uno por un lado y la única forma de mantener contacto con papá parecía que solo podría ser por este viejo teléfono.
Sentí una mano sobre mi hombro y di un respingo sobre el sillón. Alcé la mirada y me topé con Ned.
- ¿Estás bien? -Preguntó con preocupación.
Limpie mis mejillas asintiendo, negando lo evidente. No quería hacerle sentir mal también a él con mis problemas, había venido a divertirse no a deprimirse.
- No te preocupes, solo son bajones momentáneos -dije poniéndome pie, guardado la carta de papá en mi bolsillo-. En cuanto cene seguro se me pasa.
- ¿De verdad? Si no me quedo más.
- No, estoy bien -insistí, aun sorbiendo por la nariz-. No quiero que tu madre se enfade y no te deje venir más.
- Eso es verdad -hizo una mueca-. Quizá es mejor que me vaya o me regañará.
- Vale, ya nos veremos mañana -asentí.
Me gustaba distraerme con Ned, pero ahora mismo no podía dejar de pensar en papá y pops y solo le amargaría a él también. Además estaba ansioso por usar el teléfono y comprobar si papá estaba tras él y se encontraba bien.
Ned recogió sus cosas y se marchó enseguida. En cuanto salió por la puerta corrí a por el teléfono y lo abrí. Miré la agenda y sonreí al ver "Steve Rogers" en los contactos. Renombré el contactó como "Papá" y me quedé viendo la pantalla durante unos momentos.
Una parte de mi temía hablar con él. ¿Y si no estaba bien? ¿Y si no me gustaba lo que tuviera que decirme? O peor aún, ¿y si pops se enteraba de que había hablado con papá?
Acaricié el botón de llamada tratando de imaginar todas las respuestas a esas preguntas y que terminará todo bien. Era una estupidez tener tanto miedo a una simple llamada, pero supongo que papá tampoco pensaba que un vídeo pudiera hacer tanto daño. Ni el vídeo de The Ring le hubiera asustado tanto.
Finalmente presioné la tecla y escuché los tonos, sintiendo como con cada uno mi corazón se aceleraba más.
- ¿Peter? -Preguntó la voz de papá en un susurró lleno de sorpresa.
- Papá... -dije a penas sin voz, sintiendo como mi labio temblaba.
- Hijo mío... -escuché una respiración profunda y como tragaba saliva, casi sin poder hablar-. Pensé que no querrías hablar conmigo.
Quise responder pero si abría la boca sabía que solo saldría un llanto. Con solo escuchar su voz apaciguaba tanto miedo por él. Al menos sabía que estaba en un lugar a salvo de Ross.
- Siento mucho todo, hijo, no sabes cuánto -continuó susurrando-. Quisiera volver atrás y hacer las cosas de forma distinta, pero la realidad es que debo afrontar mis errores y vivir con ello, sufrir con ello. Solo espero que no me odies como lo hace tú padre.
Las lágrimas comenzaron a salir sin ningún tipo de control mientras negaba con la cabeza una y otra vez, esperando poder articular la palabra lo más clara posible.
- No -murmuré con voz rota-. Nunca te podría odiar, papá.
Le escuché expulsar el aire de sus pulmones y luego como sorbía por la nariz.
¿También estaba llorando? Papá siempre estaba tan entero fuera la situación que fuera que escuchar que estaba llorando era extraño. No quería escucharle así, pero por otro lado me reconfortaba el saber que nos echaba de menos, no por la parte de sufrir, sino por la de que nos ama.
- Te amo, papá -dije antes de romper a llorar otra vez.
- Te amo más, hijo -respondió con un nudo en la garganta-. No llores, por favor, no merezco eso.
- No digas eso -negué limpiando mis mejillas-. Mereces todo, papá.
- Creo que tu padre discreparía con eso.
Di un suspiro pesado, sabiendo que tenía razón.
Pops estaba en una fase de rabia y dolor y creía lo peor de papá, nadie podía hacerle cambiar esa opinión.
- No tiene por qué tener la razón siempre -respondí.
- Puede ser, pero le he dado motivos para que piense así... -su voz se rompió al final y volvió a sorber por la nariz.
- Lo sé, papá -susurré.
- ¿Lo sabes? -Preguntó con sorpresa.
- Me contó todo lo que pasó.
- ¿Y cómo no me odias?
- Porque eres mi padre y sé que no querías hacerle daño a papá -contesté.
Le escuché suspirar y respirar con fuerza por casi un minuto. Su silencio reflejaba tanto dolor que no pude evitar que más lágrimas salieran.
Subí los pies al sillón y me hice tan pequeño como pude mientras esperaba.
- Ni siquiera sé cómo expresar lo inmensamente orgulloso que estoy de ti, hijo. Con los padres que tienes no sé cómo has salido así -hizo una suave risa, aunque sabía que no tenía humor.
- Tengo los mejores padres, me habéis dado todo y me habéis querido como un hijo propio -murmuré tragándome un sollozo-, por eso yo me siento vuestro aun recordando a mis padre de verdad. Os amo como a ellos.
Su respiración se entrecortó durante los segundos que quedó en silencio.
- Esas palabras significan todo para mí, porque esa era nuestra meta cuando te adoptamos -pude sentir una sonrisa en su voz-. Díselo a tú padre, sé que le alegraras el día con eso.
- Lo haré, guardaré eso para el día que más me moleste -dije tratando de bromear para que no lloráramos nuevamente.
- Buen truco -rio-. Cuídale mucho, hijo, ahora más que nunca te va a necesitar -me pidió.
Di un suspiro cansado.
Sabía que pops necesitaba apoyo, y por supuesto se lo voy a dar, pero quisiera no tener que hacerlo. Estaba demasiado susceptible, dolido y deprimido, y todo eso era cómo un cóctel explosivo viniendo de él. Sin embargo no había otra opción y nunca le iba a dejar solo por muy cansado que pueda ser.
- Lo haré, papá, pero prométeme cuidarte tú también -respondí.
- Vale, mientras tú y Tony estéis bien yo estaré bien.
Quisiera creerle, pero difícilmente íbamos a estar bien alguno de nosotros. Quizá aprendamos a vivir con esto, pero de ahí a superarlo para ser felices no creo que fuera a pasar nunca. Sabía que no se refería a eso, sino a cuidarnos y estar a salvo, pero la frase en si me parecía inverosímil.
Sin embargo el que más debía ponerse a salvo era él. Estoy seguro que el Secretario Ross va a estar detrás de él y su amigo, y también de quién haya escapado de la balsa. Sé bien que era cosa suya, papá nunca dejaría a sus amigos solos y mucho más cuando le habían apoyado arriesgándose a ser detenidos, tal y como había pasado. Yo mismo vi como lo hacían y no fue agradable ver como detuvieron a tío Clint, Sam y Wanda, incluso al hombre que se hizo grande. Él precisamente fue uno de los que más se quejó cuando les detenían, junto a tío Clint que no dejaba de maldecir. Me dolió verle así y más porque con sus palabras atacó a pops.
Ahora que sé porque pasó todo entiendo lo que les llevó a pelear. Cada uno luchaba por lo que creían correcto, solo que a papá le engañaron para poder hacerles daño. Lo peor era que lo había logrado, ahora todos desconfían de todos. Pops es incapaz de creer en nada que papá le haya dicho hasta el día hoy y tampoco sabe que creer de los demás. Es tan doloroso ver lo fácil que es quebrar la confianza de una persona aun cuando se conocen desde hace 8 años.
Ahora solo esperaba que papá pudiera estar bien aunque esté lejos, muy lejos. Después de lo de la balsa probablemente Thaddeus Ross no se contentará con solo meterle entre unas simples rejas y no soportaría ver a papá encerrado.
Como todavía seguía en silencio decidí sacar lo que tenía en mente.
- Papá -dije en apenas un susurró.
- ¿Qué pasa? -Preguntó, con un cambio en su respiración.
- Nada malo -le tranquilice-. Solo quería saber... Emm...
Dudé en como preguntarle o en si hacerlo sin rodeos. Uno no pregunta a su padre todos los días si ayudado en una fuga en una cárcel de máxima seguridad bajo el mar.
- Dime lo que quieras, hijo -trató de apremiarme.
- Está bien -suspiré-. Papá hoy a recibido una llamada del Secretario Ross... -dije dejando en el aire la pregunta sin formular.
Le escuché soltar el aire y luego contuvo una risa, tratando de ocultarla con una tos.
- ¿A sí? ¿Qué ha pasado?
- Papá... -respondí como una queja al notar que intentaba tomarme el pelo.
- No necesitas saberlo, Peter -dijo, repentinamente seco.
- Pero, papá...
- No -me cortó con firmeza-. No voy a decirte nada porque no vas a ser cómplice de mis actos.
- No hace falta que me digas nada porque ya sé que lo de la prisión has sido tú -respondí, envalentonado.
Me cansaba que me trataran siempre como a un niño que no entiende nada y deben defender mis espaldas a cada segundo. Era capaz de guardar un secreto, nunca le diría a nadie lo que él me dijera. Ni siquiera a pops, así que mucho menos a Ross.
- Peter, por favor, no hagas esto, no es un juego. Saber estas cosas te pone en peligro, tan solo el teléfono lo hace -dijo cada vez con más dureza en su voz-. He tenido que pensarme mucho el mandártelo.
- No soy estúpido, papá. Soy capaz de comprender que es una situación delicada, pero no por ello voy a dejar de preocuparme por ti -hice una pausa esperando a que él dijera algo, pero al no hacerlo continué-. Todos saben que tú has sido quién ha entrado en la balsa. Lo sé yo, lo sabe papá, y lo sabe Ross y seguro por eso llamó.
- ¿Lo sabe Tony? -Preguntó en un susurro.
- Sí, no es difícil deducirlo, papá. Solo tú harías una locura así por los demás -dije con orgullo-. Y sé que él también lo sabe aunque ande tozudo contigo ahora. También sé que aprueba eso, dejó a Ross en espera cuando él llamó -me salió una sonrisa con el recuerdo.
Estaba tan seguro que muy en el fondo pops seguía teniendo confianza en papá, solo su dolor y rabia le hace dudar.
- Oh dios, Tony... -hizo una risa-. Cuida de él, Pete, vigila que descanse, coma y no se desvele.
- Ya lo hago, pero no es fácil -me quejé.
- Lo sé, lo sé muy bien, por eso te lo pido.
- Vale, seguiré vigilándole. Happy y Pepper me ayudan también, incluso Rhodes. Aunque él ya tiene bastante ahora como para estar pendiente de papá -hice una mueca.
- Cierto... ¿Cómo esta Rhodes? Natasha me ha contado que pasó.
- Ha quedado paralítico.
Soltó el aire de golpe y le escuche suspirar varias veces.
- Pero papá está haciendo prototipos de un aparato para ayudarle a caminar -continué, al ver que le había afectado-. Los está probando y parece que ira bien.
Lo último que quería ahora era deprimir más a papá, no quería que sufriera más de lo que el ya parecía torturarse.
- Se fuerte, hijo, verás que todo mejorará con el tiempo -dijo para animarme-. Ahora come algo y ve a dormir, allí ya es tarde.
Dudaba mucho que esto fuera a mejorar en un tiempo cercano, sobre todo porque él estaba lejos de aquí.
- ¿Podré verte algún día?
- Algún día, hijo. Quizá pase tiempo hasta entonces, pero estaré contigo si me necesitas, ahora ya sabes dónde localizarme.
Asentí aunque sabía que no me veía. Sentía las lágrimas otra vez a punto de salir, nublándome la vista.
Quería que viniera a abrazarme, pero no le haría arriesgar su libertad solo por un capricho.
- Ve a descansar, Peter -continuó-. No olvides lo que te he dicho de tu padre, cuídale y cuídate tú también. Te amo, hijo.
- Te amo, papá -las lágrimas terminaron desbordándose de mis ojos al decir las palabras.
Quedó todo en silencio por unos segundos hasta que finalmente terminó la llamada. Solté el teléfono y tapé mi rostro rompiendo a llorar una vez más.
Me dolía tanto todo que me costaba respirar. Sentía como si la habitación hubiera menguado y hubiera poco aire para respirar. Comenzó a atacarme un sentimiento de claustrofobia y comencé a hiperventilar.
Me levanté rápidamente y abrí la puerta del jardín de un tirón. Salté al césped y respiré profundo varias veces tratando de volver a normalizar mi respiración. Cuando noté que me calmaba miré a mí alrededor para visualizar la amplitud del jardín y terminara de irse esta sensación.
Me paré mirando hacia la casa y solo pensar en entrar me volvía ahogar. Dentro todo me recordaba a pops y papá. Alcé la vista hacia la ventana de mi habitación y suspire acercándome a la pared.
Trepé por la pared hasta la ventana y entré a mi habitación. No lo pensé ni un segundo y saqué mi traje de la mochila. Prefería ir a cualquier lugar antes que quedarme aquí.

•••

Di un gran salto ayudándome con la telaraña y aterrice en la azotea de un edificio. Di una gran bocanada de aire y cerré los ojos unos segundos escuchando los sonidos de la noche. Los coches pasando a gran velocidad, gritos de un grupo de jóvenes que van de fiesta, una sirena de un coche de policía... Todo eso me hacía sentir libre, me decía que no habían paredes, y eso era lo que necesitaba ahora.
Abrí los ojos respirando profundamente una vez más y me senté en la cornisa.
Frente a mi tenía las grandes vistas de la noche en Manhattan. Desde aquí había la mejor vista a la torre de los Vengadores, lo suficientemente lejos para verla entera, pero lo suficientemente cerca para ver sus detalles.
Papá me contó que cuando salió del hielo lo primero que le inspiró a dibujar fue la torre cuando aún tenía las letras de Stark. Estaba sentado en un café y al ver la torre le dieron ganas de dibujarla. Decía que en aquel momento nunca hubiera imaginado que terminaría viviendo ahí y se enamoraría de pops. Pero la vida es extraña y nos trae las cosas que menos esperamos, de la misma manera que llegó su amor de sorpresa se fue.
Me saqué la máscara para limpiar mis mejillas y bajé la mirada a los pies, viendo la gran altura del edificio en el que estaba. Había salido de casa para no tener cosas que me recordarán a ellos pero parecía que ni aquí fuera podía estar a salvo porque el ego de pops hizo la torre más alta de Nueva York.
- ¿Spider boy?
Me giré instintivamente y al segundo me maldije al darme cuenta que no llevaba la máscara puesta.
- De... Deadpool... -tartamudeé, poniéndome nervioso.
Desde hacía varias semanas había topado con él en varias ocasiones. Decía que le gustaba mi estilo, aunque no sabía a qué se refería con eso o si era una burla por mi traje casero. Lo que me gustaba de él era que sabía animarme para seguir ayudando a las personas. Nunca le dije que quiénes son mis padres y porque me prohíben el hacer grandes luchas, pero si sabe que solo me permiten hacer pequeñas cosas y que eso me frustra.
Lo que me preocupaba ahora era que me había visto la cara. Si pops o papá se enteran que he quedado al descubierto frente a alguien seguro me quitarían en traje.
- ¡Esto si no lo esperaba, eres adolescente! -Dijo con sorpresa-. Ahora muchas cosas tienen sentido.
Me puse la máscara rápidamente y volví a mirar al frente, ignorándole.
No quería tener que entrar en más detalles y supiera más sobre mí. Yo no sabía quién era él y mucho menos que edad tenía, así que no podía fiarme de él a pesar de que ha sido un buen apoyo en alguna ocasión.
Se sentó a mi lado y quedó mirándome fijamente, lo cual me molestaba.
- ¿Qué quieres, Pool? No tengo ánimos para tus tonterías hoy.
- Nada -se encogió de hombros-. ¿Otra vez tus padres?
Le miré de reojo y asentí. Aunque no era el problema de siempre si era por ellos.
- ¿Por qué no pasas de ellos y haces lo que quieres? Te puedo enseñar.
Me reí con sarcasmo, negando con la cabeza.
Sabía lo que él hacía y no aprobaba sus métodos en lo más mínimo. Realmente nos conocimos cuando yo le paré cuando perseguía a un ladrón y trató de matarle. Le interrumpí en el momento justo y el ladrón huyó. Deadpool se enfadó y luego él se metió en medio cuando yo perseguía a alguien. Lo único bueno que saqué de todo esto era que había logrado que no matara en un par de ocasiones. Le convencí de llamar a la policía y, aunque no estaba de acuerdo porque decía que cuando saliera de la cárcel seguiría haciendo daño, lo hizo al final.
- No digas estupideces -le respondí.
- Entonces tendrás que seguir aguantándoles.
- Ojalá -murmuré, sintiendo como picaban las lágrimas tras mis ojos.
Desearía que así fuera, significaría que ambos están aquí.
- Eso no tiene sentido, Spidey.
- No es por lo de siempre -dije, volviéndome hacia él-. Uno de mis padres se ha ido y no volverá en mucho tiempo, si es que vuelve.
- ¿Uno de tus padres? -Pude notar la confusión en su voz.
- Sí, tengo 2 padres -aclaré.
- Parece que siempre tengo algo nuevo que aprender de ti, pequeña araña -dijo en tono divertido-. Un adolescente con padres gays... ¿Por casualidad no serás gay también?
- No, no lo soy y si lo fuera no es asunto tuyo -respondí frunciendo el ceño, más agresivo de lo que pretendía.
- Tranquilo, te veo muy a la defensiva.
- Lo siento, no es un buen día... -di un suspiro pesado.
Sé que con sus estupideces quería distraerme, pero hoy no podía sentirme bien. Estaba cansado de todo y de todos. Ahora tenía que cuidar de pops y tenía que asegurarme de que papá estuviera bien, sin embargo no había nadie que se preocupara por mí. Tenía a Ned, pero él no comprendía ni la mitad de las cosas, principalmente porque no sabía que era Spider-Man. Eso me hacía sentir tan solo, incluso aun teniendo alguien al lado.
Miré a Deadpool, que todavía me miraba, y me di cuenta que era la única persona que había venido a mí sin necesidad de buscarle. Quizá no era tan malo como intentaba parecer, es más, siempre ha sido bastante agradable conmigo y se ha preocupado que no me desanimara cuando discutía con mis padres por ser Spider-Man.
Me saqué nuevamente la máscara dando un suspiro.
- Creo mis padres se van a separar y no tengo manera de impedirlo -dije con ojos llorosos-. Es imposible hacer hablar a dos personas que no se pueden ver porque uno odia al otro, y el otro no puede entrar en el país...
Apretó mi hombro con la mano y la miré, sintiendo de verdad que era un apoyo. Aunque fuera casi un extraño me escuchaba más de lo que lo hacían los que me conocían.
- La vida es una mierda a veces.
- Qué buena forma de animar -comenté con una carcajada sin humor.
- Solo digo la verdad, Spider boy.
- Eso sí es cierto -suspiré-. Tengo tan mala suerte que hasta me has visto sin máscara para rematar el día.
- No te voy a delatar, Spidey, no sé tu nombre, aunque si me suena tu cara de algo -ladeó la cabeza para verme mejor.
Giré la cara instintivamente.
- Aun así es injusto que tú me hayas visto y yo no a ti.
- Esto no lo llevo por ocultarme, sino porque te asustaría verme.
- Excusas -murmuré.
Si no quería enseñarme que no lo hiciera, pero que no mintiera.
- Si no me quieres creer no lo hagas, pero es así.
Le miré frunciendo el ceño.
Lo dijo con tanta convicción que me hizo dudar de verdad.
- Si no lo veo no lo creeré -dije para tentarle.
- No me importa que no lo creas -se encogió de hombros.
Chasqueé la lengua por no haberlo conseguido.
- Sigo en desventaja, no es justo -me quejé-. Dime algo de ti que me dé la seguridad de que no me delatarás.
- ¿Y cómo puedes estar seguro de que te digo la verdad?
¡Agh! Tenía razón.
Resoplé asqueado. De verdad estaba siendo un día nefasto, aunque lo peor es que iba a empeorar.
- ¡El hijo de los Vengadores! -Gritó de repente.
Me caí hacía atrás, dentro de la azotea, por la sorpresa y le miré desde el suelo.
¿Cómo diablos lo sabía? No había dicho nada que diera a entender que ellos eran mis padres.
- ¿Qué? -susurré casi sin aire.
- Tu cara me sonaba de algún lado y llevo intentado recordar desde que te he visto -se giró hacía mí y extendió su mano para ayudarme a levantar-. Te vi en las noticias el otro día cuando hablaban de todo lo que estaba pasando con los Vengadores.
Tomé su mano y me levanté.
Apreté la máscara en mi mano, sabiendo que era una estupidez ponérsela ahora que ya sabía quién era, pero también era una manera de ocultar cuánto me afectaba esto.
Me la volví a poner y le di la espalda.
- Ahora entiendo bien porque estás tan preocupado por tus padres, pero son Iron Man y Capitán América, seguro sabrán arreglarse.
- Hace 3 semanas hubiera pensado lo mismo, pero ahora sé que no. Se han hecho daño y han sufrido mucho, no se olvidará fácil -contesté.
- Aun así no puedes dejar que sus problemas te arruinen a ti, ellos son quiénes tiene que arreglar sus diferencias -por una vez su voz sonó realmente tranquila, hablándome con mucha calma.
Me volví hacia él.
- ¿Cómo se supone que se van arreglar si mi padre Steve es un fugitivo?
- ¿Capitán América es un fugitivo? -Exclamó, exageradamente sorprendido.
- Sí, los últimos detalles todavía no se han filtrado a la prensa, pero sí, el gobierno va tras él.
- ¡No puede ser, es Capitán América! Seré su guardaespaldas contra el gobierno si es necesario -se puso en posición de lucha y dio golpes al aire.
Me salió una carcajada involuntaria.
Era extremadamente estúpido, pero sabía cómo hacerme reír.
- Gracias -sonreí-. Aunque no me olvido de lo injusto que eres conmigo.
Me crucé de brazos y él imitó mi postura, ignorando mis palabras. Resoplé y volvió a imitarme.
- Eres imposible, Pool -rodé los ojos-. Me largo.
Di media vuelta y me subí a la cornisa para apuntar al edificio de en frente.
- Está bien, está bien... -suspiró.
Giré la cabeza para verle de reojo y comenzó a rebuscar en sus bolsillos, sacando desde caramelos hasta.... ¿un dedo? Mejor no quería saber.
Finalmente saco algo y se acercó a mí para dármelo.
- Debo aclarar que ya no me veo como en la foto.
Le miré extrañado por sus palabras y luego miré lo que me había dado.
¡Era su identificación! Abrí los ojos asombrado y volví a mirarle sin creer que realmente me hubiera enseñado esto. Estaba su foto, nada que asustara como él quería hacerme creer. Su nombre completo, Wade Winston Wilson. Era de Canadá. Incluso aparecía su fecha de nacimiento. Era del 91 o sea que tenía 10 años más que yo. Él ya había cumplido así que debía tener 25 ya que a mí me quedaban 2 meses para los 15.
Sonreí devolviéndole su identificación.
- ¿En paz? -Preguntó.
Asentí.
No tenía nada que reprochar ahora, e incluso ase podía decir que yo sabía más de él que él de mí. Aunque sabiendo quién era podía buscar sobre mí en internet.
- Así que, ¿Wade?
- Así me dijo mi madre que me llamaba -bromeó.
Reí extendiendo la mano hacía él mientras con la otra sacaba mi máscara una vez más.
- Peter -sonreí.

Notas finales:

Aquí finaliza por completo todo el drama con Civil War, espero que hayan sufrido mucho.. okno jajaja

Seguramente ya algunos sospechaban de Wade, así que espero que les guste Spideypool!
Tan solo quiero hace runa alcaración en el cambio en la edad de Wade. Primeramente es para evitar los ataques por pedofilia que le dan a la ship, y por otro lado porque en mi mente los imagino más con la edad de Tom y a Ryan con 10 años menos, más o menos como el primer Deadpool.

Espero que os haya gustado el punto de vista de Peter porque a partir de ahora tendrá algún capítulo más.

 

 


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