Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Stony Stories por Wind Girl

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Steve

Sentí un beso sobre mi hombro y gemí adormecido.
– Arriba, soldado, se te pegaron las sabanas –susurró Tony en mi oído.
Abrí los ojos, sonriendo al ver su rostro frente al mío.
– ¿Me pregunto de quién será la culpa? –Dije con ironía, rodeándole con el brazo.
– ¿Pero dime si no disfrutaste?
Sonreí más ampliamente y besé sus labios.
Disfrutar sería decir poco probablemente. No teníamos una noche así desde hacía muchos años, o incluso mejor diría porqué ya hasta había olvidado por completo la última vez que me había emborrachado. Tony me había convencido de pedirle licor Asgardiano a Thor, podía ser muy persuasivo cuando quería. Aunque supongo que yo le había dado motivos para ello por mi estado de ánimo.
Esta semana se habían cumplido 3 meses del desastre que dejó Thanos a su paso y no podía dejar de recordar ese día, lo bueno y lo malo. Aunque de no haberle parado podría haber sido mucho peor, hubo muchas bajas en la lucha de Wakanda, pero logramos defender lo verdaderamente importante.
T’Challa hace dos meses hizo un homenaje a todas las vidas perdidas y todos los Vengadores viajamos a Wakanda. Aunque aún los tres lugares atacados estaban recomponiéndose, especialmente Nueva York que era el lugar que veíamos cada día como reconstruían edificios y partes de las calles.
Todas estas cosas venían a mi mente cada mes, pero especialmente las partes que incluían a Tony. El primer momento en el que le vi después de dos años él a penas me dirigió la palabra, si no fuera por haber vuelto abrazar a Peter no podría recordar nada bueno. No tuvimos tiempo de más y hubo que dividirnos para proteger las gemas. La siguiente vez que nos vimos Peter estaba con mil tubos y Tony me perdonó. Eso último es lo que me llevó a beber, por raro que pueda parecer.
Tony sabía que me seguía culpando y que el recuerdo de su perdón me hace sentir más culpable. Así qué cansado de ver mi mala cara llamó a Thor y después mandó a Peter con su amigo. Ambos nos pusimos a beber para luego perder la cuenta de cuantas veces hicimos el amor.
Volver a sentirle mío cada día, no por acostarnos, sino por un simple beso, hace que cualquier mal se cure. Mi culpabilidad sigue ahí, pero la única manera de perdonarme a mí mismo el ocultarle lo de sus padres es haciéndole feliz cada día. Él me elige a mí sobre todos y no voy a dejar que se arrepienta otra vez, aceptaré el reto de ser cada día mejor para él.
Tony besó mi barbilla y luego se levantó. Le miré extrañado al verle vestido.
– ¿Qué hora es?
– Casi las 11, Capitán, por eso te estoy despertando –tiró de las sábanas para sacármelas de encima–. Hasta Peter ha llamado para decir que llegará en breve.
Ladeó la cabeza viendo mi cuerpo desnudo y le asomó una sonrisa pícara.
Conocía bien esa expresión, si no salía rápido de la cama y me vestía llegaríamos tarde para ir al complejo.
Me levanté rápidamente y corrí al baño, escuchando un ronroneo de Tony.
– Eres muy sutil, Anthony –bromeé con sarcasmo.
– No trataba de ocultarlo, Steven –respondió, asomando la cabeza por la puerta.
Continuó mirando mientras usaba el baño y me sonrojé al ver como se mordía el labio.
– Tony, basta –me quejé, avergonzado.
– Sé que debería decir algo como "después de 10 años te pones pudoroso", pero la verdad es que me encanta, te hace más dulce y eso me abre el apetito. Ya sabes... –me giñó el ojo.
Me sonrojé más, pero no pude evitar reír.
– Yo debería decir "eres imposible, Tony" pero diré... Eres imposible, Tony.
Empujé su cabeza fuera del baño y cerré la puerta mientras le escuchaba reír.
Me metí en la ducha rápidamente y me duché tan deprisa como pude.
A las 12 debíamos estar en el complejo y a Tony parecía que no le importaba llegar tarde, sin embargo eso es algo que yo odiaba.
Hoy los Guardianes iban a irse para volver a sus vidas después de ayudar aquí y debíamos estar ahí para despedirles y dar gracias por su ayuda. Además de eso ya era momento de volver con el grupo y hablar de si oficialmente los Vengadores volvían. Aunque ese no era el tema más importante que teníamos sobre la mesa, el principal era que teníamos las 6 gemas del infinito y aun no habíamos tomado una decisión de qué hacer con ellas.
Quise que Wanda acabara con ellas sin embargo el Doctor Strange se negó en rotundo a destruir la gema del tiempo. Al no querer entrar en discusión por la prisa que tenía de que me llevara con Tony y Peter dejé que custodiara las gemas hasta que decidiéramos que hacer.
Cuando salí del baño Tony continuaba ahí, ahora más tranquilo mientras miraba su tablet y sacaba los hologramas para ver los prototipos en los que estaba trabajando.
– ¿Ya estás trabajando? –Pregunté, comenzando a vestirme.
– Lo siento, pero mi cabeza tiene ganas de volver a trabajar en serio después de tantos meses de relajación –me enseñó una armadura nueva en el que trabajaba–. Con la nanotecnología ya no puedo avanzar mucho más porque es lo mejor que hay, pero estoy probando diseños diferentes, como para ti –sonrió ampliando otro diseño, esta vez con un traje para mí.
– ¿Qué tiene de malo el anterior? –Dije terminando de abotonar mi camisa.
– Que esta anticuado, hay que modernizar.
– En ese caso deberías cambiarme por uno más moderno porqué también estoy anticuado –bromeé.
Besé su cabeza mientras reía y salí de la habitación dejándole atrás.
– Lo estoy pensando –gritó para que le oyera.
Reí bajando las escaleras y fui directo a la cocina.
Preparé dos boles de leche con cereales y los puse en la mesa, esperando a que Tony bajara. Sin embargo quién llego antes fue Peter, que entró por la puerta con una gran sonrisa.
– Buenos días, papá –se acercó y besó mi mejilla.
– Buenos días, hijo –sonreí ante su felicidad–. ¿Pasaste buena noche?
– Sí, estuvo muy bien. ¿Y la vuestra? Pero sin detalles por favor –fingió cara de espanto.
– Bien –reí.
– Más que bien –añadió, Tony, uniéndose a nosotros en la cocina.
– Eso ya no lo necesitaba, pops –su cara de espanto se volvió real–. Aunque no lo creas esas palabras de más dicen demasiado.
Tony río y tomó su cara para darle un beso sonoro en la mejilla.
– Me has dejado babas –se frotó la mejilla.
– ¿Quieres más?
Sacó la lengua e intentó lamerle mientras Peter le empujaba.
– ¡Pops, para! ¡Qué asco! –Se quejó.
Me reí viendo como Peter trataba de apartarle con cuidado, pero Tony insistía. Sé bien que Peter podría apartarle con facilidad, solo que inconscientemente le gustaba poder divertirse así y tener buenos momentos en familia, aunque sean extraños.
– Es como si tuviera dos niños –bromeé, levantándome a preparar otro bol más–. Parar y desayunar.
– No soy un niño –respondió, Peter, rodando lo ojos.
Finalmente se sentaron a la mesa y le puse el bol delante a Peter y le acerqué la leche y los cereales.
– Siempre lo serás para mí –miré a Tony y sonreí–, y él también.
– Eso te convierte en pederasta.
Reí negando ante su comentario y comencé a desayunar. Ya se estaba haciendo demasiado tarde y deberíamos correr para llegar a tiempo, por suerte terminamos rápido el desayuno.
Si no hubiera sido porque Tony esperó hasta el último momento para decidir darles algo de su tecnología a los Guardianes ya estaríamos a medio camino. Sin embargo seguíamos en casa y yo comenzaba a quedarme sin paciencia esperando dentro del coche con Peter. No dejaba de golpear con el pie con nerviosismo y eso me alteraba más a mí.
– Pete... –Le advertí para que parara.
Cesó su movimiento dando un suspiro y me miró a través del espejo retrovisor.
– Lo siento –susurró, apartando la vista cuando le miré.
Se mordió el labio mirando por la ventana a ver si Tony venía, pero al no ser así volvió a mirarme.
– ¿Papá, puedo decirte algo? –Preguntó dudoso.
Pude notar en su expresión la inseguridad que tenía y eso lo demostraban más sus nervios, lo cual me preocupó.
– Claro, lo que quieras –contesté.
Bajó la mirada a su regazo y tomó aire antes de volver a hablar.
– Quería decir algo antes, pero me da miedo la reacción de pops –murmuró, tratando de sonar lo más calmado que sus nervios le permitían–. No quiero que volváis a pelear por mi culpa.
Me giré para verle y alargué la mano para tocar su pierna.
– ¿Por qué dices eso? ¿Qué pasa? –Pregunté preocupado por sus palabras.
– Cuando tu no estabas y pasó aquello con el padre de Liz pops aceptó que quizá podía ser bueno para los Vengadores –alzó la mirada a la mía–, y cuando nos quedamos atrapados en la nave que iba a Titán dijo que era un Vengador... –Quedó de repente callado y tragó saliva.
– ¿Dónde quieres ir a parar con eso, Peter?
Dio un suspiro, echando una rápida mirada hacía la casa por si Tony venía y luego volvió a mí.
– Quiero de verdad serlo, papá –dijo en apenas un susurro–, pero sé que pops a pesar de lo que dijo no va a querer por lo que me pasó la última vez.
Cerré los ojos unos segundos dando un suspiro pesado.
No podía decir que me emocionara la idea de que Peter fuera un Vengador, había muchísimos riesgos y eso me aterraba. Pero por otra parte él ya era adulto, le quedaban tan solo unos meses para cumplir los 18. Además sabía de primera mano que tenía coraje y valentía de sobras para ser un gran héroe. Eso me enorgullecía enormemente.
– No, a tu padre no le va a gustar nada, pero tendrá que aceptarlo –hice una pequeña sonrisa para él–. Aunque aún no sabemos qué va a pasar con los Vengadores.
– No podéis disolverlos nuevamente, Thanos por poco nos mata por no estar preparados.
– No me lo recuerdes, hijo –dije sintiendo un escalofrío.
Al largo de mi vida he luchado muchas batallas, pero en ninguna sentí el miedo que sentí en está. Lo más irónico es que sufría por la batalla que yo no luchaba, tan solo podía pensar en Peter y Tony que habían desaparecido. Me aterraba el no saber dónde estaban o si estaban bien, y ese miedo se magnífico cuando vimos aparecer a Thanos en Wakanda ya que eso significaba que nadie había logrado pararle y eso podía implicar la muerte de los rivales.
Por suerte no fue a tanto, aunque casi me sentí morir por Peter. Él sin duda se llevó la peor parte de todos, Tony tenía muchas magulladuras y su herida del costado gracias a la nanotecnología no fue grave y curo rápido, y yo tuve muchas contusiones y una pequeña concusión por el golpe que me dio en la cara, pero no fue nada que no hubiéramos sufrido antes.
– Pero tenéis que salvar al mundo, papá. Recuerda lo que tanto me decías cuando era pequeño y me quejaba de tus misiones, "todo en este mundo es frágil...".
– "...por eso debemos usar nuestra fuerza para mantenerlo vivo" –terminé la frase–. Sigo pensando lo mismo, ahora más que nunca, pero no depende de mí.
– Sí depende de ti, todos te seguían a ti y seguro muchos lo seguirán haciendo.
– Sabes que no es tan fácil como eso, Peter.
– Pero puedes intentarlo –insistió esperanzado.
Sabía que su insistencia se debía realmente a que quería formar parte de algo más grande, de hacer misiones de verdad y luchar por salvar el mundo. Me enorgullecía su tenacidad, aunque a la vez me asustaba porque algo malo le pasara. Todos tendrían un ojo sobre él, especialmente Tony y yo, pero no sé por cuanto tiempo sería eso ya que no sabemos en qué momento puede llegar la adopción.
Tony decía que se tomaría el tiempo necesario para cuidarla, pero no iba a dejarle solo y perderme toda la infancia de nuestra hija. Había propuesto ir solo en casos importantes y turnarnos de vez en cuando. Quizá el que Peter entrara en los Vengadores también sería de ayuda para suplir una de nuestras ausencias hasta que entre en confianza y Tony se sienta más tranquilo. Aunque para eso primero debía convencerle.
– De acuerdo, pero solo si tú tienes el valor de decirle a tu padre que quieres ser un Vengador.
– ¿Qué? No, tienes que convencerle tú, a mí no... –se tragó las últimas palabras cuando Tony cerró la puerta de casa y nos sobre saltó.
Corrió hasta el coche y nos miró extrañado al ver nuestras caras de sorpresa.
– ¿Pasa algo?
– No, solo estábamos cansados de esperar –respondí.
Miré a Peter una última vez y cabeceé hacía Tony para que le dijera. Peter negó y rodé los ojos volviéndome hacia el frente.
– Vamos... –dije arrancando el coche.

•••

Antes de llegar al complejo pudimos advertir lo que nos esperaba a la llegada al ver la entrada llena de furgonetas con logotipos de televisión, radio y revistas.
Hacía mucho que no veía esta muchedumbre de periodistas, por suerte me libré de verla cuando volví a casa pero no iba a tener suerte dos veces. Esta vez se reunían por el anuncio de que los Guardianes se iban y seguro querían sacar imágenes que lo verificaran. Lo que nos esperaba no iba a ser bueno.
Escuché a Peter chasquear la lengua en cuanto vio la ola de personas paradas frente a las puertas del complejo, tantas que nos impedían avanzar con el coche.
– Déjalo aquí o lo golpearán todo –dijo Tony quitándose el cinturón de seguridad.
Asentí viéndole bajar y tomé aire antes de hacerlo yo.
Tony y Peter me esperaron y cerré el coche antes de ir a su lado y comenzar a escuchar miles de preguntas.
– ¿Capitán Rogers cómo se siente después de haber sido fugitivo de la justicia? –Preguntó alguien, provocando que todos pusieran un micrófono frente a mí.
Traté de ignorar la pregunta, abriéndome paso entre los periodistas y seguir tras Tony, pero las preguntas continuaron. A cada cual me iba recordando más todo lo que había ocurrido hace dos años.
– ¿Han vuelto juntos?
– ¿Finalmente se van a divorciar o arreglaron sus diferencias?
– ¿Stark, ha perdonado todo el daño que le hizo el Capitán Rogers?
– ¿Cómo está su hijo con su vuelta, Capitán?
Todas las preguntas nos atacaron sin cesar hasta llegar a la puerta, dónde Tony se giró y miró de frente a todas las cámaras.
– Creo que todas esas preguntas absurdas quedan respondidas con el hecho de que Steve camine a mi lado, así que si nos disculpan llegamos tarde –finalizó, tirando de la puerta para dejarnos pasar.
– No era necesario que hicieras eso –murmuré una vez se cerró la puerta.
– Sí lo era –respondió encarándome–. Sabes que no iban a parar si no obtenían respuesta, seguirían malmetiendo en nuestra vida con el que fueras fugitivo y el divorcio.
En eso tenía razón, los medios nunca se cansan de meterse en las vidas ajenas e insinuar las peores cosas de cualquiera. Incluso cerca de un año después de que nos separáramos se llegó a decir que nos habíamos divorciado oficialmente, lo cual Tony salió a desmentir diciendo que de ser así yo debería estar en la cárcel al haber pisado suelo Estadounidense.
Tony se puso de puntillas y besó mis labios suavemente para luego tomar mi mano y hacerme caminar con él tras Peter, que esperaba impaciente en las escaleras.

Tony

Después de todas esas preguntas me sentía bastante irritado. Había pasado toda la noche tratando de hacer que Steve olvidara todo lo que pasó y esto sabía que iba hacerlo volver. No tenía ya el cuerpo para otra borrachera hoy.
Llegamos a la sala y todos ya estaban ahí, incluidos Strange, Wong, Lang, Van Dyne, T’Challa y Shuri. Esta última en seguida se acercó a Peter y ambos se pusieron a hablar en murmullos. En la visita a Wakanda de hace unas semanas parece que congeniaron bien y Peter había comenzado a hablar más a menudo con ella.
Steve por su lado fue directo a saludar a Bucky. En otro momento me hubiera molestado bastante, pero después de haber solucionado las cosas con Barnes me sentía mucho más tranquilo respecto a él. Otra razón era porque Steve se estaba esforzando en no llamar a Bucky o venir a verle tan solo por mis celos.
Desde su vuelta se notaba cuanto procuraba no hacer algo que pudiera molestarme. Una parte de mi estaba feliz de ver cuánto valoraba nuestro matrimonio, pero la otra estaba triste de ver lo que Steve se veía obligado a hacer tan solo por contentarme. Ya no sabía cómo hacerle ver que no importaba ya lo que pasó y que solo quiero estar con él y seguir adelante. Su repentina inseguridad me hacía sentir a mí más inseguro y así iba a ser difícil empezar de nuevo con un bebé. Necesitaba hablar con él muy seriamente otra vez, e incluso con ayuda de otra persona para que no trate de disuadirme. Quizá la mejor opción es precisamente Bucky, es alguien que también le conoce bien para poder hacerle ver.
– ¡Al fin! Ya creíamos que no saldríais de vuestra burbuja de amor –bromeó, Romanoff.
– No es que tuviera ganas, pero Steve me ha obligado –respondí.
Steve hizo una risa, sabiendo que no era verdad ya que he sido yo quien ha tenido que despertarle, pero como era lo habitual en nosotros que fuera al revés sabía que lo creerían. Es estúpido mentir, pero tenía una reputación que mantener. No me gustaba demostrar cuanto me ha hecho madurar Steve.
– Sí, ha tardado casi 10 minutos en subirse al coche –comentó, Peter.
– La edad ya te afecta que te cuesta caminar, Stark –se burló, Barton.
Rodé los ojos acercándome donde estaba para quitar sus pies del sillón contiguo para sentarme.
– Realmente estaba terminando algo para Quill –dije sacando una pequeña caja del bolsillo y dejándola sobre la mesita.
– ¿Para mí? –Preguntó dudoso.
Asentí y él se acercó a coger la caja mientras todos miraban expectantes.
Steve se sentó en el reposabrazos del sillón sin dejar de mirar a Quill cuando sacaba de la caja un reproductor del tamaño de una moneda.
– He oído por ahí que te gusta la música de los 80 –miré de soslayo a Gamora, quién me sonrió–. Puedes ponerlo en altavoz o conectar todo tipo de auricular, aunque yo te puse unos inalámbricos que diseñé con mi hijo.
– Van muy bien, yo los utilizo siempre –añadió, Peter.
– Sigo sin entender porque me das esto –dijo extrañado.
– Se le llama agradecer, no sé si en el espacio estáis familiarizados con ese término.
– Tony –me reprendió, Steve–, se más amable.
Rodé los ojos.
Me salía solo, el sarcasmo era automático en mí y más cuando parecían juzgar un regalo que hacía. Era tan fácil aceptarlo y agradecer que no entendía porque trataba de buscar un porqué. Tan solo quería agradecer lo mucho que habían ayudado todos, tanto en la lucha como después. Para todos ya había hecho traer algunas mejoras para los jet pack de Rocket, pero para Quill sabía que esto iba a ser especial porque era lo poco que le unía a su madre.
– ¿Y volveréis de visita alguna vez? –Preguntó, Steve.
– Espero que sí... –respondió, Gamora.
– Nuestra prioridad debe ser encontrar a Thanos –interrumpió, Nebula–. Ahora está débil y casi sin aliados, no podemos desperdiciar el momento con visitas.
Todos la miraron en un silencio tenso.
Tenía toda la razón, pero ahora mismo lo último en lo que queríamos pensar era en Thanos y todo lo que causó. Estuvimos a punto de perder la batalla, pero por suerte Thor y Wanda son suficientemente poderosos y lograron detenerle el tiempo justo para conseguir lo que nosotros no logramos, sacarle el guantelete. No pude estar ahí para verlo y tuvieron que explicarme lo ocurrido después, ya que cuando Peter se desmayó hice que Strange nos llevara rápidamente al complejo y después el resto fue a Wakanda. Esperaban poder atrapar a Thanos después de quitarle el guantelete, pero logró escapar en una de sus naves antes de poder reaccionar.
Después de aquello el guantelete está en nuestro poder, más concretamente en el de Strange ya que nos toma a todos por locos solo porque Quill lo utilizó para devolver a Gamora y tuvo un pago por ello. En su brazo izquierdo sufre de dolor crónico y sus venas se han vuelto de un tono negruzco. Banner y la Doctora Cho le han examinado pero no saben cómo remitirlo. Por suerte Quill lo toma con positivismo y le parece un precio muy bajo a pagar por la vida de Gamora, y en esta ocasión le doy la razón ya que haría lo mismo por Steve y Peter.
– Si necesitan ayuda no tienen nada más que pedirme e iré –dijo, Thor, dando un paso al frente.
– También con nosotros –continuó, Romanoff.
– Aquí tendréis siempre unos aliados –terminó añadiendo, Steve.
– Gracias a todos –respondió, Gamora.
La sala se llenó de silencio, con pequeños asentimientos y sonrisas sin rastro de felicidad. Si volvíamos a ser aliados algún día sería porque algo no va bien, así que de algún modo no podía ser algo bueno si nos veíamos de nuevo.
– Antes de irnos queremos saber que pasara con las gemas –inquirió saber, Nebula.
– Lo más sensato será destruirlas, no podemos correr el riesgo de que alguien pueda tenerlas nuevamente –respondió, Steve.
Esa respuesta pareció agradarles y quedaron todos más tranquilos, exceptuando por la cara de desagrado de Strange.
– Será mejor que nos vayamos ya, tenemos un largo viaje por delante –comentó, Rocket.
Se formó una fila hacia el hangar, dónde terminaron las despedidas y quedó la promesa de volvernos a ver.
Ahora estaríamos en contacto con el comunicador en el que trabajé con Rocket. Había sido divertido trabajar con él, es de las pocas personas que entienden mi trabajo y no debo explicarle cómo hacerlo. Tan solo Peter se le acerca, pero a él todavía le falta por aprender, pero me gusta cómo se esfuerza y las ganas que tiene de que le enseñe más. Aunque creo que eso se debe a su nueva amiga, algo me dice que quiere intentar hacerle la competencia a Shuri. Es un alivio saber que el futuro está en buenas manos si Peter y Shuri se encargan de la tecnología de los Vengadores cuando yo me retire. Aunque nada supera el presente, Rocket y yo hemos hecho un gran trabajo estos días para actualizarnos y aprender del otro, me hubiera gustado haber aprovechado el tiempo que ha estado aquí, pero preferí pasar el máximo tiempo en casa y recuperarnos de todo lo que pesaba sobre nosotros.
Ha sido muy reconfortante tener tiempo en familia y ver que podemos volver a ser lo que fuimos, o todavía mejor con la emoción de pensar en agrandar la familia. Steve un día sacó los álbumes de fotos de Peter cuando era pequeño y nos llenó de nostalgia y con ganas de volver a pasar por eso otra vez. Sabemos que esta vez sería mucho más complicado porqué sería un bebé, pero aunque me daba algo de miedo también me emocionaba por verla crecer desde el primer día.
Lo único que me preocupaba era lo que fuera a pasar ahora. Tenemos que aclarar que pasará con los Vengadores y eso afectará a nuestra vida nuevamente, aunque espero poder seguir compaginándolo bien con ser padres, como hicimos con Peter. La ventaja ahora era que éramos más y eso nos proporcionaba algo más de libertad, así que tenía esperanzas con que funcionara.
Finalmente los Guardianes enteraron en su nave y esperamos hasta verles despegar. Realmente iba a extrañar los momentos divertidos con ellos.
Cuando fuimos a Wakanda pasamos toda la noche allí y en la cena no faltaron bromas. Al parecer Mantis tiene un don peculiar al que nadie se escapa y avergonzó casi al 100% de nosotros. El que más disfruté fue saber que Barton sentía envidia de lo empalagosos que éramos Steve y yo. Aunque también estaba la otra cara de la moneda, Steve parecía sentir una mezcla de culpabilidad, miedo y amor. Eso me hizo sentir francamente mal, aunque en estos dos meses desde aquello Mantis me ha dicho que la culpabilidad y el miedo ya no son tan fuerte y que es por la seguridad que le estoy dando. Me enorgullece saber que le calmo, él siempre me había calmado a mí y por una vez era al revés.
Sin embargo aquello no fue lo más triste que Mantis sintió. La fiesta se hundió cuando tocó a Thor. El dolor con el que carga ni si quiera se puede calificar. A perdido tanto que prácticamente ya no puede perder más, tan solo queda la mitad de su pueblo y ni siquiera sabe dónde están. Por eso dijo que después de la marcha de los Guardianes él también lo haría para encontrarles. Le diseñé un quinjet más grande y en cuanto esté terminado partirá en su búsqueda. Después de lo que ha sufrido es lo poco que puedo hacer para ayudarle.
Steve pasó el brazo por mis hombros y me atrajo a él, dándome un beso en la sien.
– Ha sido un detalle muy bonito el regalo de Quill –murmuró con una sonrisa.
– No me costaba nada y a él le iba hacer ilusión –dije como si nada.
– Aja... –ensanchó su sonrisa.
Sé que intentaba indagar para saber por qué había decidido hacer un regalo a Star-Lord. Hubiera dicho que eran celos si no fuera porque su sonrisa parecía más bien curiosa.
– Solo trataba de ser amable como tú siempre me dices. Gamora me dijo que esa música le recordaba a su madre y me pareció una buena idea, nada más –me encogí de hombros.
La sonrisa de Steve cambió, ahora viéndome con ternura.
– Eres adorable –susurró besándome–. Ese corazón tuyo cada día me enamora más.
– No es nada del otro mundo, Steve –dije casi como una queja.
Odiaba a veces que tratara de sacar de contexto un simple gesto de agradecimiento y volverlo algo sensiblero. Nada que ver una cosa con la otra. Solo me parecía un regalo apropiado que no me costaba ningún esfuerzo. ¿Qué si sabía que le iba a encantar? Sí, por supuesto, podrá mantener vivo el recuerdo de su madre aun estando lejos, conozco bien esa sensación y sé que va a encontrar alivio en esa música y... Mierda, sí... Tiene razón. El recuerdo de mi madre me ha llevado a comprender su sentimiento y tratar de apaciguar a uno de los dos.
– Di lo que quieras, Tony, te amo así –sonrió.
– Te amo, idiota –sonreí rodando los ojos.
Todos comenzamos a volver a dentro y Peter corrió hacía nosotros para atraparnos en el pasillo.
– ¿Vais hablar de los Vengadores? –Preguntó mirando a Steve de soslayo.
– Sí, ¿por qué lo preguntas? –Dije mirando de él a Steve.
Con una mirada me bastó para saber que había algo que no me estaban diciendo y no me gustaba como se miraban. Tras esas miradas sé que habían palabras que no me iban a gustar y en el interior de mi cabeza saltó una alarma.
– ¿Qué pasa? –Pregunté viendo a Steve.
– Peter tiene algo que decirte.
Miré a Peter y agachó la mirada automáticamente removiéndose nervioso.
– Peter Benjamin habla ahora. ¿Qué has hecho?
– No he hecho nada –se defendió.
– Más bien es lo que no ha hecho –comentó, Steve.
Le miré brevemente de reojo y luego me quedé fijo en Peter cruzándome de brazos.
– Vamos, Peter, no es el fin del mundo –le animó.
– Pero se va a enfadar y luego discutiréis por mi culpa... No quiero eso otra vez –negó una y otra vez.
– Discutiré porqué le digas a él y conmigo no te atrevas.
– Es que sé que me dirás que no –bajó la cabeza y dio un suspiro pesado.
– No lo sabrás si no me lo dices, Peter –le hice levantar la cabeza para que me mirara.
– Quiero ser parte del equipo, quiero ser un Vengador –dijo casi en un susurro.
Cerré los ojos, tratando de no alterarme como ellos esperaban.
Sabía que este momento iba a llegar, Peter siempre ha querido ser más y sé que puede hacerlo, pero es inevitable que me asuste el pensar que vuelva a pasarle algo. Steve dice que es improbable que vuelva a pasarle algo así, y tiene razón, sin embargo podría pasarle cosas peores. Nosotros lo hemos comprobado en carne propia. Tengo una gran cicatriz en mi estómago que me lo recuerda cada día y si no hubiera sido por la nanotecnología hoy estaría muerto, y Peter también porque nadie le hubiera llevado de vuelta al complejo. Solo pensar en ello siento que me dará un ataque de ansiedad y de no ser por el agarré firme de Steve ya hubiera comenzado a temblar.
– No, no quiero ni pensar en esa idea –respondí finalmente–. Siento que moriré yo si te pasa algo.
– Papá... –murmuró, Peter, como una queja, casi suplicando a Steve.
– Tony, piénsalo un poco más. No te centres en la parte mala, piensa en el bien que hará –trató de convencerme, Steve, mientras no dejaba de negarle con la cabeza.
Peter me miró, primero con tristeza y pena, pero rápidamente si mirada se endureció y dio media vuelta para salir corriendo enfadado.
– ¡Peter! –le llamó, Steve. Se volvió hacía mí y me miró mal–. ¿Por qué le tratas así, Tony?
¿Qué estúpida pregunta era esa? Es mi hijo y no quiero que muera. ¿Tan difícil era de entender eso?
Me quité su brazo de encima y me separé de él.
– Tan solo intento mantenerle vivo, Steven, pero parece que a ti te da igual, siempre te ha dado igual.
– No vayas por ahí, Tony –respondió, tensando la mandíbula.
– ¿Por dónde, Steve? ¿Por tu indiferencia?
– Lo que tu llamas indiferencia yo le llamo respeto.
– ¿Respeto? ¿Qué tiene que ver el respeto aquí?
– Un día alguien me dijo que si de verdad respetas a alguien aceptas las decisiones que toma.
– ¿Quién te dijo tal estupidez?
– Peggy –respondió con total seriedad–. Eso fue lo que me dijo cuándo me culpe por la muerte de Bucky, y lo que le hice entender a ella cuando yo me precipitaba al océano.
Sus ojos se volvieron vidriosos y supe que estaba hablando con el corazón porque esta situación también le dolía a él. Ahora comprendía porque aceptaba las decisiones de Peter aunque no le gustaran, él ha luchado toda su vida por el bien y ha tenido que tomar decisiones que ni a él mismo le gustaban, pero las hacía porque era lo correcto.
– Tony –tomó mi mano, mirándome a los ojos–, recuerda aquel día en el que formamos los Vengadores para luchar contra el ejército alienígena de Loki. Tú tomaste una decisión al llevar aquél misil dentro del portal y es como la que yo tomé, a nadie le gustaba pero era lo que debíamos hacer por el bien de los demás. No prives a Peter de poder ayudar al mundo a ser mejor haciendo lo mismo –hizo una pausa para tomar aire mientras apretaba mis manos–. Hay que dejarle vivir, que sea feliz haciendo lo que quiere hacer, puede correr muchos riesgos, pero su felicidad va por encima de ello.
Odiaba cuando tenía razón, le odiaba completamente. No poder rebatir sus palabras me hacía sentir impotente.
No quería ver a Peter tomando riesgos, pero Steve tenía razón, prohibirle tan solo terminaría haciéndole infeliz y tampoco quería eso.
– Piénsalo, Tony –me atrajo a él al verme traspuesto y besó mi frente–. Además nunca estará solo, nosotros también estaremos ahí.
Me apreté contra su pecho y contuve las ganas de llorar con todos los recuerdos de Peter luchando contra Thanos. No quería volver a verle en esa situación, sin embargo supongo que debía ver la parte buena como hacía Steve. No mirar los riesgos sino los beneficios, y aunque no me guste admitirlo, Peter sabe hacerlo muy bien. Sus locas ideas nos han salvado en más de una ocasión. Aun me parece increíble que funcionara su idea de agujerear la nave para deshacernos de Calamardo. Supongo que realmente puede ser un buen Vengador y ahora que todos saben que Peter es Spider-Man no le faltaran respaldos.
Steve acarició mi espalda y me abracé a él dándole un beso en el cuello.
No sé cómo se mantiene tan fuerte a mi lado con lo que he llegado a insinuar de él por culpa del enfado, de haber sido al revés sé que hubiera perdido los papeles y golpearle hubiera sido lo menos que le hubiera hecho. Doy gracias porque él tenga la paciencia que yo no tengo, creo que eso ha sido algo vital para haber aguantado juntos tantos años. Sabe cuándo mis palabras salen de mi enfado y no debe tomarlas en serio, aunque eso nunca quita que las haya dicho y le hayan dolido. Tiene que amarme demasiado para aguantar todo el caos que soy, aunque eso hace que yo le ame de la misma manera.
Le miré poniéndome de puntillas y besé sus labios.
– Gracias por siempre hacerme entrar en razón –le sonreí y él me devolvió la sonrisa.
– Si no lo hiciera sería un mal marido.
Sonrió devolviéndome el beso y luego tomó mi mano para ir con los demás que ya esperaban en la sala de conferencias.
– Ya era hora, tórtolos –se quejó, Strange con impaciencia.
– No es mi culpa que tengas envidia –respondí.
– Más bien pena por el pobre Capitán.
– ¿Qué has querido decir con eso? –Dije dando un paso instintivamente.
Steve agarró mi brazo y me devolvió a su lado.
– Nada de "pobre" soy muy feliz con él, pero creo que ese no es el caso del que debemos hablar ahora –trató de calmar el ambiente, Steve.
– Sí y creo que debería ser cuanto antes –dijo, Fury, parado en el umbral de la puerta.
Todos nos volvimos a la vez y entró para recorrer el largo de la sala hasta nuestro lado.
– Es bueno verle –murmuró, Steve, dándole la mano.
– Diría lo mismo si no fuera porque la última vez casi matan a mi marido por ayudarle.
– Tony –me reprendió, Steve.
– Nunca me dejas quejarme de nada, Rogers.
Rodó los ojos riendo, atrayéndome a él.
– No empecéis otra vez –nos advirtió, Barton, echándose hacia atrás en la silla para subir los pies en la mesa.
– Está bien, ahora ya no interrumpan –continuó, Steve–. Tenemos que decidir que vamos hacer ahora. El Estado no puede replicar después de los daños que ha causado Thanos y tan solo nosotros hemos podido parar –observó a todos en la sala y prosiguió–. Las amenazas cada vez son más fuertes y creo que eso ha quedado demostrado. Los Vengadores son más necesarios que nunca y si todos los aquí presentes se unen seremos más fuertes. Así que, ¿quién se une?
Thor, Romanoff, Banner, Sam, Rhodey, Wanda y Visión ya habían dicho de antemano que seguirían en los Vengadores, así que faltaban poco por confirmar.
– Yo paso –dijo, Barton–. Bastante pagué la última vez que salí de mi retiro.
– Lo siento –respondió, Steve.
– Está bien, Capitán –le sonrió–. Solo si se va acabar el mundo avisarme
Steve asintió hacia él y luego miró al resto.
– ¿Los demás?
– A mí no me entusiasma la idea –comentó, Strange–, pero cuando necesitéis ayuda de verdad estaré en el Santuario para salvaros.
Lang y Van Dyne se miraron entre si y luego asintieron hacia nosotros.
– Nos gustaría entrar –afirmó, Hope.
T'Challa también accedió, al igual que su hermana en ayudar en lo que pudiera. Tan solo faltaban dos por hablar, Bucky y Peter.
– ¿Bucky? –Le preguntó, Steve.
– No sé si sea lo mejor.
– Todos aquí te apoyamos, Bucks, el pasado ya no importa –le sonrió.
Barnes miró a todos a su alrededor, indeciso, y todos le respondieron con una sonrisa.
– Está bien –asintió.
Steve apretó su hombro, feliz de integrar a su amigo.
Las miradas fueron rápidamente hacia Peter, quién se encogió en su asiento sin decir nada.
– ¿Peter? ¿Qué dices tú? –Le pregunté.
Me miró ampliando sus ojos y luego miro a Steve que le asintió con una gran sonrisa.
El rostro de Peter cambió por completo y sonrió ampliamente.
– Me uno –dijo sin poder contener su gran felicidad.
Ver su extrema alegría ya me hacía comprender lo que Steve trataba de decirme. Tan solo ver su expresión radiante de felicidad me llenaba completamente el corazón.
– Entonces aclarado esto, ¿qué va a pasar con las gemas? –Preguntó, Fury, sin rodeos.
– Creo que lo mejor sería destruirlas –respondió, Steve.
– Discrepo –intervino, Strange.
Todos le miraron en el acto.
– ¿Por qué?
– La gema del tiempo nadie la va tocar.
– Doctor, entiendo que se le encomendó esa tarea, pero esa gema expone todo –replicó nuevamente, Steve–. Destruir todas dejando esa no es una opción porque podrían volver en el tiempo para conseguir las demás.
– El Capitán tiene razón, hechicero –apoyó, Thor–. He visto el poder de varias gemas por separado y solo una tiene un poder impredecible. No podemos dejar opción a que alguien las consiga. A Thanos tan solo le faltó la de Visión y de haberlo logrado podría haber acabado con toda vida de un simple chasquido.
– ¿Estarías dispuesto a cargar con esa culpa, Houdini? –Le pregunté.
– Tienen razón, Strange –le presionó, Wong.
Strange dio un gran suspiro pesado y abrió un portal sobre la mesa de dónde cayó un baúl, haciendo temblar toda la mesa.
– Suerte encontrando algo que pueda destruirlas.
– Algo no, pero alguien sí –contesté señalando a Wanda.
Dio un soplido asqueado y rápidamente abrió un portal para atravesarlo, seguido por Wong.
– Que se diviertan con las gemas –dijo antes de cerrarlo.
Todos quedamos en silencio mirando por donde acababa de irse, hasta que Fury interrumpió.
– ¿A alguien más le recuerda al ego de Stark?
Casi todos en la sala murmuraron un "sí" al unísono excepto uno.
– No –dijo, Steve.
– ¡Y por eso estoy casado con él! –Exclamé.
– Aunque si hablamos del de hace 10 años, sí, se le parece.
– Quiero el divorcio –dije cruzándome de brazos.
– ¡Oh, vamos, Tony! Sabes bien que podías ser insoportable –me rodeó con sus brazos y trate de apartarle, aunque fue inútil–. Luego te conocí de verdad y todo cambió.
– No sigas, Steve, nos harás vomitar azúcar –dijo, Sam, con cara de asco.
– Cállate, Wilson –le señalé.
– Él tiene razón, Stark –admitió, Fury–. Además hay que seguir con esto –señaló el baúl.
Rodé los ojos y me saqué el brazo de Steve de encima para acercarme a abrir el baúl.
Dentro estaba el guantelete de Thanos con 5 de las gemas. La sexta estaba en una caja más pequeña que diseñé con Shuri para que soportara el poder dentro, y una vez se la sacó a Visión se la entregamos a Strange para que las guardara con las demás.
– No las toques, Tony –me susurró, Steve, con un atisbo de miedo en su voz.
– Thor, tú y Wanda encargaros de las gemas –dije separándome.
Thor asintió y agarró el baúl mientras Wanda le sujetaba la puerta.
– Me gustaría ayudarles –dijo, Visión poniéndose en pie.
– Claro –respondió, Steve.
Cuántos menos estuviéramos cerca mejor, no sabíamos cuál sería el radio de expansión y toda precaución era poca. Thor era un Dios por lo tanto era el único que podía soportar tocar una gema sin morir y Wanda era la única que podía destruirlas. Eran los Vengadores más fuertes sin ninguna duda.
Visión no era necesario pero no podríamos separarle de Wanda aunque quisiéramos, además de que él había estado ligados a las gemas hasta hace apenas unas semanas.
– Vamos –dijo, Steve.
Todos se levantaron de sus sillas y pusieron camino al extremo sur del complejo dónde podríamos verles.
– Capitán, Stark –nos llamó, Fury, antes de que saliéramos de la sala–. Me alegra tenerles de vuelta, el mundo ya les necesitaba. Es un nuevo comienzo –dio una palmada en el hombro de Steve y luego siguió el camino de los demás.
Steve y yo nos miramos y me salió una sonrisa. Apreté su mano y él alzó mi barbilla para besarme.
El teléfono de Steve interrumpió el momento y maldije internamente. Él lo notó y se disculpó dándome un beso más mientras sacaba el teléfono.
– Espérame con el resto, ahora voy.
Asentí y comencé a recorrer el pasillo. Giré en la esquina y pude ver a todos en el balcón gritando como si animaran en un partido.
– ¡Tony! –me gritó la voz de Steve.
Me giré repentinamente alterado y corrí de vuelta, casi chocando con él al llegar a la esquina. Steve me atrapó ente sus brazos y comenzó a llenarme de besos dejándome desconcertado.
– ¡Vamos a tener una niña! ¡Vamos a tener un bebé! –Comenzó a gritar.
– ¿Qué? –Dije atónito.
– Era la agencia de adopción, dice que hay una chica que nos ha elegido.
Mis ojos se llenaron de lágrimas automáticamente y me abracé con fuerza a él.
No esperaba que fuera tan rápido, creí que nadie querría darle un hijo a una pareja de superhéroes. Me sentía inmensamente feliz, aunque una parte de mí también estaba asustada. Un bebé iba a ser muchísimo más complicado que un niño de 8 años, sin embargo sé que Steve no me dejaría hacerlo mal. Él es mi salvavidas.
– ¡Pops, Papá! ¡Os lo vais a perder! –Nos llamó, Peter.
– Pete, vas a ser hermano mayor –le dijo emocionado, Steve.
– ¿Qué?
Peter abrió la boca de la sorpresa y luego corrió hacía nosotros.
Le atrapamos entre nuestros brazos y le dimos besos hasta que se quejó.
– ¡Basta! –Rio apartándose.
Esto era algo que nos encantaba hacerle cuando era pequeño y no podía dormir después de una pesadilla. Ahora era imposible darle un beso sin que se quejara. Odiaba que fuera adolescente, pero no podía estar más orgulloso de él.
Steve tomó mi mano y pasó el otro brazo por los hombros de Peter y fuimos con los demás.
Cuando llegamos pudimos ver a lo lejos a Thor y Wanda preparados con la primera gema. Visión estaba a pocos metros del complejo, pero pendiente de lo que ocurría.
Miré a todos junto a nosotros y sonreí involuntariamente. Creí que nunca volvería a sentirme en un hogar. Hace unos meses atrás aún estaba perdido y sin saber que sentía dentro de mí. Un día era dolor, al otro rabia y al otro tan solo quería perdonar a Steve. Ahora volvía a estar todo en su lugar, la familia que fuimos volvía a estar unida y no podía sentirme más feliz.
La familia de los Vengadores estaba creciendo y también lo iba hacer la nuestra propia. Aun teníamos que hablar con la madre para que nos diera total confirmación y saber cuándo daría a luz, pero yo ya podía sentirlo todo tan cerca que no podía contener mi felicidad. Y aunque sé que iba a ser muy complicado compaginar todo los primeros años no me importaba, tanto Steve como yo estábamos dispuestos a tomarnos el tiempo necesario para que esto funcione. Además contábamos con el apoyo de todos, íbamos a ser una gran familia entre todos, como lo fueron para Peter.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).