Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Stony Stories por Wind Girl

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Tony

Di un trago largo a mi café, golpeando con el pie con nerviosismo.
– No deberías beber más café, Tony –dijo, Steve, mientras buscaba lugar en el aparcamiento.
– No he dormido así que lo necesito.
– Yo tampoco he dormido, amor –me miró de reojo–, pero tomar café solo te pondrá más nervioso y tenemos que dar buena imagen.
Estacionó el coche y se giró hacia mí con una sonrisa.
– Lo sé, lo sé... –murmuré, sin poder evitar sonreír también.
– Vamos a convencer de que queremos esa niña –besó mi mejilla.
Salimos del coche con una gran sonrisa y nos adentramos en el edificio del centro de adopciones.
Hoy daríamos el último paso para adoptar a la bebé y si esto salía bien tan solo deberíamos esperar a que diera a luz para tenerla en nuestros brazos. Realmente me sentía muy emocionado, tanto que aparte de no dormir tampoco había podido desayunar nada. Esto era peor que cuando Peter, con él tan solo teníamos que cumplir los requisitos porque con la aprobación de los Parker y que vieran las ganas de Peter de seguir con nosotros hicieron que no necesitaran pensarlo mucho más. Sin embargo en este caso no conocíamos a los padres y ellos tenían la última palabra, por mucho que cumpliéramos los requisito y les gustara nuestros informes puede que al vernos cambien de opinión.
Nos sentamos en la sala de espera y Steve tomó mi mano para tratar de tranquilizarme.
– Todo irá bien –murmuró besando mi mejilla.
– El temblor de tú mano dice lo contrario –respondí dándole un apretón.
Sonrió negando y luego cogió aire.
Me parecía muy dulce ver a Steve igual de nervioso y emocionado, hace que de verdad no tenga dudas de adentrarnos en esta nueva experiencia juntos. Aunque muchos dijeran que ya empezábamos a estar mayores para ponernos ahora a cuidar de un bebé, la verdad es que a mí me entusiasmaba. Pensar en cargar algo tan pequeño me hacía sentir enamorado de un bebé al que ni conozco y ni sé si vaya a tener. Por no decir de imaginar a Steve cargarla, solo de pensarlo se me encogía el corazón de felicidad.
Me apoyé contra su hombro y pasó su brazo a mí alrededor para abrazarme. Me escondí en su cuello y sentí los pinchazos de su barba que comenzaba a crecer nuevamente.
Desde el día que volvió a casa siempre se había mantenido afeitado, cada mañana lo hacía como si fuera un ritual aunque todavía no se viera ni un pelo. Sin embargo esta última semana había dejado de hacerlo porque mencioné que con barba tenía aspecto duro y sexy y eso me gustaba. Era lo opuesto a como él se deja ver siempre y me encanta lo salvaje que parece. Quizá sea una tontería, pero me gusta.
- Señor Stark, Capitán Rogers, por aquí por favor –la mujer nos indicó el camino hasta una sala.
Apreté la mano de Steve hasta llegar a la puerta y mi corazón se aceleró al ver la sala llena de personas, a la que tan solo reconocí fue a Alvord, la asistenta social que llevó la adopción de Peter.
– Un gusto volverlos a ver –sonrió.
– Lo mismo digo –respondió, Steve, dándole la mano.
– Hola, Capitán Rogers, señor Stark. Soy Luke Jones, hablamos por teléfono –dijo el hombre junto a ella.
– Sí, gracias por todo –murmuré, tratando de mantener la voz serena.
– Ellos son la familia Lambert –señaló a una joven embarazada junto los que parecían ser sus padres– y el señor Grimes –señaló a un joven sentado más apartado del resto.
– Hola –saludamos Steve y yo casi al unísono.
Nos sentamos, sin soltarnos la mano en ningún momento, y respiré hondo.
Sentía que había algún tipo de tensión entre los jóvenes por como los padres de la chica la rodeaban y él parecía excluido, quizá esa fuera la causa de que dieran en adopción a la bebé. Aunque realmente la razón no me importaba, tan solo importaba el que lo hicieran porque quería a ese bebé en casa con Steve y conmigo.
– Como el expediente dice, no es la primera vez que adoptan y eso le gusta a Cloe –sonrió a la joven–. ¿No es así?
– Sí –contestó la madre–, pero a nosotros nos sigue sin convencer –dijo mirándonos del uno al otro.
– ¿Qué es lo que no le convence? –Preguntó, Steve, quitándome las palabras de la boca.
– Es evidente –señaló la luz que salía del pecho de Tony–. No queremos que esta niña sufra.
– Y no lo hará –respondí–. Llevo esto para hacer del mundo un lugar mejor para el futuro –señalé el vientre de la joven– y tenemos un hijo que demuestra que se puede vivir perfectamente con unos padres como nosotros.
– Apoyo totalmente eso –añadió Alvord–. El primer año se le hizo un seguimiento a su hijo para comprobar que se adaptara a su nueva vida y créanme que superó cualquier expectativa. Su estado de ánimo y sus notas mejoraron desde entonces.
– No decimos que no sean buenos padres, pero comprendan que tengamos miedo de que esta niña vaya a estar rodeada de esas cosas que llegan de fuera –replicó el padre.
Era entendible su miedo porque era exactamente el mismo que el nuestro. Sabemos que tenemos enemigos al acecho, pero por ello hacemos lo que hacemos y nos defendemos. Nunca le ha pasado nada a Peter antes de ser Spider-Man y ahora se arriesga por ayudar por su propia voluntad, muy a mi pesar.
– Comprendemos bien eso –dijo, Steve, apretando mi mano–, vivimos con ese mismo miedo siempre, pero no podemos dejar que el miedo nos venza porque la falta de convicción es lo que hace perder batallas. Lo que en este caso significa es que aunque tengamos miedo seguimos adelante con nuestra vida y protegeremos a esa niña hasta la muerte si es necesario.
– Nunca dejaríamos que nada le pasara y créame que aun sin nacer y sin saber si la tendremos ya amamos a esa niña –añadí.
El padre continuó negando con la cabeza y eso hizo que la joven al fin hablara.
– Me da igual lo que opinéis, yo ya he tomado mi decisión, les quiero a ellos. No estará más segura en ningún otro lugar que con ellos.
– Hija, dijiste que lo pensarías después de hablar con ellos.
– No, dije que hablaría con ellos para que vosotros lo pensarais, yo ya estoy segura.
Ambos padres se miraron dando un suspiro resignados, lo cual me alivió en gran medida.
– ¿Jake, algo que decir? –Le preguntó Jones al chico.
– No, si Cloe les ha elegido será por algo –se encogió de hombros.
¿Eso era todo lo que tenía que decir? Aunque eso nos beneficie realmente me parecía muy triste, incluso me enfadaba un poco. ¿Está dando a su hija a unos extraños y no quiere saber nada? Ahora comprendo por qué la dan en adopción y porqué están sus padres rodeándola en vez de él. Parecía que la única sensata aquí era ella, Cloe.
– ¿Entonces ya está decidido? –Les preguntó.
Ambos padres negaron con la cabeza, pero no dijeron nada.
– ¿Después de lo que han dicho y continuáis así? –Respondió, Cloe.
– Hija, entiéndenos, hasta hace unos meses el Capitán era un fugitivo. Imagina que cosas tan graves pasan en ese mundo de héroes.
¿Así que era eso lo que les preocupaba? ¿Qué Steve hubiera estado fuera de la ley?
El mundo nunca ha sabido que pasó exactamente. Como es obvio el Estado se las ingenió para que todo lo que le mundo pensara era que Steve y los demás habían delinquido negándose a los acuerdos, nunca mencionaron nada de sus buena intenciones al intentar parar a Zemo y que ellos se equivocaron al ir a por Barnes. Al igual que no anunciaron lo bueno que estuvieron haciendo estos dos años Steve, Sam y Romanoff al recuperar armas Chitauri en Siria. Thaddeus Ross y el Estado siempre han escondido lo que no les favorecía y han tergiversado hechos para que las personas piensen lo que ellos quieren para que así se llenen los medios de rumores falsos, que desgraciadamente hay personas que llegan a creer. Esa era la manera que tenía Ross de que nadie confiara en ellos y así asegurarse de que cualquiera diera la alarma si les veía.
En aquel momento todo esto me daba igual porque estaba dolido, pero con el tiempo me di cuenta del tipo de manejo que tiene el Estado y que no todo lo que reluce es oro, pero ya era muy tarde para retractarse y debía cumplir las órdenes. No era lo que quería hacer muchas veces, sin embargo no podía hacer otra cosa ya que negarme no solo me perjudicaría a mí, no podía dar problemas teniendo que vigilar que Peter no cometiera ninguna locura que le hiciera tener que meterse también en los acuerdos. Lo último que quería en aquel momento era que descubrieran que Spider-Man era Peter.
Sin embargo ahora todo era totalmente diferente y Steve ya no era ningún fugitivo de la justicia y ya había quedado demostrado que él siempre ha querido hacer lo correcto y salvar al mundo.
Vi de reojo como Steve daba un suspiro y agachaba la mirada. No podía dejar que también se culpara por esto ahora.
– Ese fugitivo ha salvado la vida de todos nosotros en innumerables veces. Si no sabe de lo que habla mejor no lo haga –dije, sin poder evitar sonar ofendido.
– ¿Disculpa? –Respondió sorprendido.
– Tony, no –me reprendió, Steve.
– No voy a dejar que insinúen cosas que no son, Steve.
– Le recuerdo que usted mismo quiso divorciarse de él –atacó la madre.
– Eso es irrelevante, no tuvo que ver con que fuera fugitivo.
– Señores, por favor, mantengan la calma –trató de tranquilizarnos Jones.
–Sí, por favor, Tony –dijo, Steve, en apenas un susurro.
Al ver su mirada triste me vine abajo con él. Podía sentir su miedo a que esto saliera mal ahora que estábamos tan cerca de conseguirlo. Solo nos quedaba un paso para tener al bebé pero parecía que no iba tan bien como esperábamos que fuera.
– De acuerdo, siento haberme alterado, pero entiendan la desesperación que se puede llegar a sentir en nuestro lugar –dije mucho más calmado–. No tenemos la facilidad de tener hijos propios como una pareja común y debemos recurrir a la adopción para poder tener una familia. Y este hombre de aquí –puse una mano sobre la pierna de Steve, mirándole con orgullo–, él merece esa familia porque siempre ha luchado por lo justo y ha sido un buen hombre sobre todas las cosas –le sonreí, consiguiendo que él también lo hiciera–. Gracias a él soy mejor persona cada día, porque de todos es sabido cuál era mi vida antes de los Vengadores y si no fuera por su buen pasado quizá ni hubiéramos conseguido a Peter.
Steve tomó mi mano, apretándola suavemente, sonriendo con los ojos vidriosos.
Me gustaba verle emocionado, era muy dulce ver que tenía una parte frágil detrás de toda su fortaleza moral y muscular.
– Él merece esa familia que yo por mi mismo no le puedo dar, porque siempre ha luchado por la paz y felicidad de la humanidad, y eso le hace merecedor de poder ser feliz también –continué, exponiendo lo maravilloso que era Steve.
– Tú también lo mereces –respondió él–. Eres todo un ejemplo de superación, a pesar de todos los golpes que la vida te dio has seguido luchando hasta conseguir reponerte. Enseñaste a nuestro hijo qué camino tomar para que no cayera en tus errores y le amaste desde el primer instante en el que supiste que te necesitaba.
– Creo que yo le necesitaba más de lo que él me necesitaba a mí –sonreí con lágrimas en los ojos por el recuerdo.
Steve rio suavemente, igual de emocionado que yo, y luego se volvió hacia los padres.
– Sé que buscan lo mejor para esa niña y no sé si nosotros somos los mejores padres, pero sí sé que jamás le faltara amor y apoyo incondicional.
Mi pecho se hinchó de orgullo al escucharle. Su forma tan tranquila pero a la vez firme de decirlo hacia que las palabras entraran con más fuerza, espero que esta vez con la suficiente fuerza para convencerles.
– Está es la razón por la que les quiero a ellos –sonrió, Cloe, limpiando varías lágrimas de sus mejillas.
Miró a su madre primero, quién parecía contener también sus emociones, y asintió. Sin embargo el padre continuaba bastante serio, pero después de un largo suspiro y a regañadientes, también asintió.
Automáticamente se dibujó una gran sonrisa en mi rostro y apreté con fuerza la mano de Steve.
– ¿Finalmente está decidido? –Preguntó por última vez, Jones.
– Sí, totalmente –respondió la joven.
– Entonces, Señor Stark y Capitán Rogers, les quedan entre 8 y 9 semanas para ser padres –anunció, Jones, con mucha emoción.
¿8 o 9 semanas? ¡Eso es tan solo dos meses! Está más cerca de lo que esperaba y no sé si asustarme o emocionarme. No tenemos nada para un bebé todavía, pero ya no puedo esperar a sostenerla en mis brazos.
– ¡Eso es tan pronto! –Exclamó con emoción, Steve, mirándome.
Su mirada vidriosa me llenó el corazón al ver lo inmensamente emocionado que estaba. Sé que ambos queríamos esto, pero siempre una pequeña parte de mí teme por dar el paso incorrecto y algo vaya mal. Sin embargo no es así, Steve lo hace tan sencillo todo, igual que era todo en un inicio. Espero dure por mucho tiempo.
– Tengo esto para ustedes –murmuró, Cloe, extendiendo su mano hacía nosotros.
Steve tomó lo que nos mostraba y al momento se puso a llorar.
Me pasó el pequeño papel y el corazón se me encogió al instante, llenándome los ojos de lágrimas al ver la ecografía de la bebé. Era tan pequeña que tan solo pensar en cómo sería tenerla en mis brazos me daba miedo de que le hiciera daño al sujetarla. Sé que siempre dicen que los bebés no son tan frágiles como parecen, pero me era difícil de creer y aun ni siquiera había nacido para saberlo.
– Esta ecografía es de la semana pasada, pero también he traído las anteriores por si quieren tenerlas –sonrió, sacando las demás.
– ¿Son para nosotros? –Pregunté alzando la vista rápidamente.
– Creo que es más justo que lo tengan los padres –respondió, sonriendo tristemente.
Era evidente que de algún modo hubiera querido quedarse al bebé, pero algo o alguien se lo impedía. Quizá no sea asunto mío, sin embargo me picaba mucho la curiosidad.
Steve cogió el resto de ecografías y las miró con una sonrisa, que ahora no podía borrar de su rostro.
La entrevista no duró mucho más tiempo y lo agradecí para qué a los padres de la joven no les diera tiempo a cambiar de opinión.
Al volver al coche por fin respiré aliviado y conseguí relajarme de tanta tensión que había acumulado en mi cuerpo desde que faltaba un día para la entrevista. Tanto mal estar había tenido recompensa y no podía quitarme de la cabeza el que íbamos a tener una preciosa bebé en apenas dos meses. Teníamos este tiempo para comprar todo y decorar una habitación para ella. Realmente me emocionaba completamente.
Sin embargo algo en mí me hacía sentir estúpido. Parte de mi antiguo yo estaba riéndose de mí porque ahora me gustara una vida familiar llena de compromisos diarios y todos los sacrificios que conlleva el cuidar un bebé. Siendo sincero ni yo mismo sé en qué momento sucedió este cambio en mí, con Peter todo había sido bastante sencillo al ser un niño tan tranquilo e inteligente, y ayudó mucho el adoptarle con edad avanzada. Pero un bebé era todo un reto para mí, sin embargo no me daba miedo el intentarlo. Sé que no voy a estar solo y me emocionaba el pensar en vivir esta experiencia junto a Steve.
– ¿Estás bien? –Preguntó, mirándome de reojo al parar en un semáforo–. Estás muy callado.
– Perfectamente. Solo pensaba en que queda poco para que tengamos una hija –sonreí.
– Lo sé, parece una locura que todo vaya a cambiar tan rápido –volvió la vista al frente para conducir–. No puedo creer que al final todo haya ido bien, he pasado mucho miedo –terminó con un suspiro, pero sin borrar su sonrisa.
– Lo siento por eso, no quería causar una escena, solo que no iba a dejar que te hiciera ver como lo que no eres –respondí casi en un susurro.
– Pero tenía razón, he sido un fugitivo de la ley y para muchos un criminal...
– Steve, no volvamos a eso, ¿sí? Saca de tu cabeza toda esa mierda que pasó, porque como le he dicho a ellos has hecho muchas cosas buenas por el mundo –acaricié su pierna y me miró de reojo–. Aun ni puedo quitar de mi cabeza lo que me dijo Romanoff de que fuiste tan idiota de intentar parar a Thanos y te golpeó la cabeza. No todos harían algo tan estúpido por salvar el mundo.
Steve hizo una suave risa rodando los ojos.
– Gracias por tú forma especial de "alagar" mi valentía –rió–. Aunque te recuerdo que tú hiciste lo mismo, y por mucho que me digas que te curaste enseguida, no quita que ahora tengas una gran cicatriz en el estómago.
– Está bien, está bien... –levante las manos a modo de rendición sonriendo–. Somos igual de imprudentes para salvar el universo, pero creo que eso es lo que nos hace merecer también tener algo bueno en la vida.
– En eso tienes mucha razón –sonrió enormemente–. Tenemos que agradecer a esa joven por su gran insistencia para darnos a nosotros a su hija.
Asentí, completamente de acuerdo con él.
Gracias a ella cumpliríamos un sueño más y tendríamos una hija. Su gran decisión porque fuéramos nosotros me sorprendió, pero no voy a cuestionarlo porque nos beneficia, sin embargo no puedo dejar de preguntarme porque da al bebé. Aunque eso también nos beneficia mi curiosidad en ese tema es más grande.
Saqué sin pensar el teléfono del bolsillo e hice que Friday recopilara todo lo que encontrara sobre Cloe Lambert. En seguida tuve toda la información que encontró de ella y me sorprendí al ver que había ganado muchos premios en los decatlones académicos y se graduó en el instituto con una de las mejores calificaciones, sin embargo a pesar de eso no había ido a la universidad. Según la información que Friday ha sacado de sus redes sociales parece que tenía una beca para Oxford, pero renunció a ella cuándo se quedó embarazada. Los adolescentes y los descuidos no suelen traer nada bueno... Aunque en este caso a nosotros sí, pero no creo que ella opine lo mismo.
– Dime que no estás haciendo lo que creo que haciendo –dijo, mirando la pantalla.
Alcé la mirada, viendo que ya estábamos en casa, y luego miré hacía él.
– Necesitaba saber más.
– Tony no es bueno que sepamos cosas de esa familia y crear empatía hacia ellos cuando nos quedaremos con su hija.
– Ya lo sé, era simple curiosidad –suspiré.
– La curiosidad mató al gato, Tony –respondió.
– Suenas como un abuelo diciendo frases hechas –alcé una ceja con diversión.
– Literalmente podría ser tu abuelo.
– Y un abuelo muy sexy, la verdad –sonreí de lado mordiendo mi labio.
Soltó una carcajada y me dio un beso rápido antes de salir del coche.

Peter

Cerré el libro de química y pasé las manos por mi cara, estresado de tanto estudiar. Tenía que recuperar mis buenas calificaciones después de lo justo que acabé el curso pasado por culpa de las clases que perdí por recuperarme de las costillas. Este era el último curso y no podía fallar ya que necesito una buena media para poder elegir universidad.
Escuché el timbre y fruncí el ceño extrañado. Al no estar mis padres no esperaba que nadie viniera hoy.
Bajé rápidamente a abrir y me quedé paralizado cuando vi a Wade plantado en la puerta vestido como Deadpool pero sin su máscara.
– ¿Qué diablos haces aquí?
– Hola a ti también –dijo con sarcasmo–. Ya que parece que no tienes tiempo para ir juntos pues he venido yo a buscar el tiempo.
– Tengo mucho que estudiar, ya lo sabes.
Hizo como si no me escuchara y entró sin más, directo hacia la sala.
– ¡Mis padres llegarán en cualquier momento, no pueden verte aquí!
– Así que esta es la casa de Capitán América y Iron Man –miró a su alrededor, haciendo caso omiso a mis palabras–. No sé si indignarme de que la casa no sea futurística o anticuada. Me siento estafado, siendo ellos esperaba algo más.
– Son personas normales –dije en tono de cansancio.
– Me quejaría si no fuera porque se nota que es por la gran influencia humilde de Capitán América.
– Deja de llamarles Capitán América y Iron Man, son mis padres y es raro.
– Pero lo son, ¡mira!
Señaló una foto enmarcada dónde salían papá y pops trabajando en el laboratorio.
– Sí, lo son y si te ven aquí te matarán, así que más vale que te vayas antes de que vuelvan a casa.
– ¿Ya no solo no vienes conmigo que también me echas? –Respondió, tratando de hacerse el ofendido.
– No es eso, pero ya sabes que no les caes a mis padres.
– Pues me escondo arriba –sonrió yendo hacia las escaleras.
¿A caso no me está escuchando? Me irrita que ignore lo que digo.
Le seguí rápidamente y le encontré con una enorme sonrisa en mi habitación.
– Wade, debes irte antes de que vuelvan y no debe quedar mucho para eso.
– Tú me dijiste que no me colara en tú habitación, por eso he llamado a la puerta, ¿ahora también está mal eso?
– No, pero no quiero problemas con mis padres ahora que están bien. Por favor vete –dije casi como una súplica.
– ¿Qué me das a cambio? –Se apoyó junto a la ventana, mirándome con una sonrisa pícara.
– Lo que quieras.
– ¿Lo que quiera?
Su sonrisa se torció y comencé a arrepentirme al segundo.
Wade se acercó, quedando a escasos centímetros frente a mí sin borrar esa sonrisa. Su cercanía me provoco un nudo en el estómago que me acelero el pulso y me hizo poner nervioso.
Todavía no podía entender cómo podía gustarme alguien como Wade. Era todo lo que me irritaba y a la vez me gustaba esa manera de ser tan peculiar que tenía. Era capaz de alegrar el peor de mis días con sus estupideces y sin él los dos años sin papá hubieran sido mucho peor. ¿Pero qué posibilidad había que él sintiera lo mismo? O más bien, ¿si le gustara de verdad querría estar con alguien que da tantos problemas?
Papá siempre decía que lo diferente que era pops de él fue lo que realmente le atraía. Decía que era como su complemento, y aunque a veces pueda parecer molesto luego esa misma parte es la que le da los buenos momentos. Me gustaría pensar que así es con todo el mundo, pero entre pops y Wade no hay ni punto de comparación como para creer que también sirva en su caso. Sin embargo, papá también dijo que aunque no sabía si su relación podría salir bien por arriesgarse no perdía nada y en todo caso ganaba tener una vida juntos.
Teniendo a Wade tan cerca realmente también quería arriesgarme como papá decía, pero irónicamente él y pops era lo que más me frenaba.
– Wade… –colocó un dedo sobre mis labios para callarme.
– ¿A caso tienes miedo de mí, Spidey boy? –Susurró.
– De ti no –respondí.
No tenía miedo de él, sino de lo que pudiera pasar si me arriesgaba.
– Eso me gusta –su sonrisa se ensancho volviéndose cálida.
Abrió la boca para continuar hablando pero el sonido de las escaleras nos alarmó y mi corazón se saltó un latido por la sorpresa.
– ¡Peter ya estamos aquí! –Gritó, pops, por el pasillo.
– Mierda... –murmuré poniéndome nervioso.
Como acto reflejo empuje a Wade hasta la ventana y aunque sabía que se iba a molestar no había otra salida. Le empujé por la ventana y escuché el golpe seco que se dio contra el suelo. En mi cabeza dije un "lo siento", pero le había avisado de que llegarían así que en parte era culpa suya.
– ¡Pete! –Dijo, pops, al entrar en mi habitación, causando que diera un respingo–. ¡Todo sigue adelante!
Su emoción se me contagió enseguida al entender lo que sus palabras significaban y fui a abrazarle.
Me emocionaba mucho el pensar en ser un hermano mayor y tener una hermanita pequeña a la que cuidar y proteger. Después de tantos años siendo hijo único la verdad es que iba a ser extraño, pero también iba a ser divertido compartir la culpa o tener una pequeña cómplice cuando algo se rompiera en casa cuando vaya creciendo.
– ¿Entonces si nos dan a la bebé? –Pregunté con una gran sonrisa.
– Sí, baja con papá que tiene ecografías.
– Ahora voy –dije, mirando hacia la ventana–. Déjame guardar mis libros y enseguida bajo.
– De acuerdo, no tardes que tú padre está muy emocionado por contarte todo –sonrió.
Asentí con ímpetu y se fue hacia la sala, donde rápidamente le escuché hablar con papá.
Di media vuelta y corrí a la ventana, saltando por ella para caer junto a Wade, que todavía seguía en el suelo.
Se sentó cruzando los brazos y me miró.
– Au –dijo remarcando la palabra.
– Lo siento. ¿Estás bien?
– Se me ha roto la columna, ¿tú que crees?
– Lo siento, lo siento mucho –me agaché junto a él–, pero te avise que estaban a punto de volver.
– ¿Tan malo sería que me vieran?
– No les caes bien, Wade. Ya te dije que no le gusta tu forma de actuar en las calles, y eso que no saben ni la mitad.
Resopló poniéndose la máscara y comenzó a mover la cintura para comprobar su movilidad.
– ¿Entonces por qué te dejan venir conmigo?
– Porqué les dije que cuando vas conmigo no eres malo.
Realmente se enfadaron muchísimo cuando supieron que iba con él, decían que era una muy mala influencia para mí. Yo les dije que podía ser al revés y yo fuera una buena influencia para él. Y era así de verdad, desde que salíamos seguido juntos por las calles había evitado que fuera tan violento. Era realmente difícil para él contenerse en muchas ocasiones pero lo lograba y eso me enorgullecía. Eso era la prueba de que tenía un gran corazón detrás de toda esa estupidez que sacaba para hacerse el duro.
– ¿Tratas de convertirme en un santo? –Ladeó la cabeza.
– Ni haciéndote cura serías santo –bromeé.
Hizo una suave risa, tratando de ponerse de pie y le sostuve para ayudarle a levantar. Me sentía mal por haberle empujado así y hacerle daño. Sé perfectamente que se regenera pero igual le duele y eso me hace sentir mal por él.
– He sentido un gran deja vu, aunque doy gracias que esta vez la caída ha sido mucho más corta.
Solté el aire agachando la mirada al recordar.
Casi olvido que cuando papá se fue y pasamos el último tiempo en la torre antes de que pops la vendiera, al estar en el hangar con Wade también le empujé cuando Happy apareció de la nada. Aquella vez no pude ir a verle después y Wade se enfadó un poco porque cayó en la azotea del edificio de al lado y se rompió muchos huesos por lo que tuvo que esperar varias horas hasta que pudo volver a mover su piernas. No lo hago queriendo, es un acto reflejo y realmente me sentí extremadamente culpable porque lo último que quiero es hacerle daño. Pero no negaré que es una gran ventaja el que se regenere.
– Esta manía tuya de lanzarme ya no tiene gracia, voy a pagarme esta vez –pude sentir la sonrisa tras su máscara.
– ¿Pagarte?
Hizo una risa acercándose mucho más que antes.
– Sí, Spidey boy, pagarme en carne.
– ¿En car…?
No me dio tiempo a terminar la pregunta y sus manos  me rodearon la cintura y bajaron para apretarme el trasero.
– ¡Wade!
Al segundo tapé mi boca al darme cuenta que lo había gritado muy alto.
Aparté sus manos pero volvió a ponerlas.
– Esto no es gracioso, Wade.
– Para mí tampoco es gracioso que me rompas los huesos, y puesto que la opinión de tus padres es más importante y ya no nos veremos es mejor que me despida con algo que me he retenido a hacer desde que llevas ese traje tan ceñido –su tono reflejó verdadera pena
Sentí un revoltijo de sentimientos en el estómago con sus palabras.
Quizá era una forma peculiar de demostrar cariño, pero sé que de verdad se sentía mal de pensar en no vernos más. E incluso su manoseo me ponía nervioso porque cada vez sentía más el que podía gustarle, en varias ocasiones lo parecía, pero siempre me he dicho que es cosa de mi imaginación, sin embargo esta vez lo sentía de verdad por su tono de tristeza.
– No tenemos que dejar de vernos, no me importa lo que digan mis padres o si tengo compromisos con los Vengadores –dije en apenas un susurro–, puedo buscar tiempo para seguir en las calles juntos.
– ¿De verdad? –Preguntó algo incrédulo.
– Quita las manos de mi trasero y dalo por hecho –respondí.
Apartó rápidamente las manos y las levanto de forma inocente provocándome una risa.
No sé porque me dio tanta ternura su reacción, pero de verdad me revolvía todo por dentro y cada vez me asustaba más tener sentimientos tan fuertes. Sin embargo ahora que siento que de verdad puedo gustarle no siento el mismo miedo a arriesgarme como dice papá y quizá era el momento de hacerlo.
Aproveché su cercanía para levantar un poco su máscara y me puse de puntillas para poder llegar a sus labios. Los presione suavemente con los míos y pude escuchar una fuerte respiración en su pecho.
Me separé enseguida para no tentar a la suerte, pero el que no se hubiera apartado era un gran alivio para mí.
– Siempre sabes cómo sorprenderme, Peter.
Que pronunciara mi nombre y no uno de mis apodos me provoco un fuerte cosquilleo en el estómago. Creo que podía contar con los dedos de una mano las veces que lo había hecho.
– Eres un idiota, Wilson –sonreí.
Rió tomando mi rostro y besó mis labios. Lo hizo con fuerza y decisión, haciendo que mi mente se quedara totalmente en blanco, dejándose llevar por el roce de sus labios. Tuve que hacer mi mayor esfuerzo para recordar que tenía que volver con pops y papá antes de que decidieran venir a ver porque tardaba tanto.
Me separé despacio, recobrando el aliento.
– Tengo que irme ya –dije apenado–, pero recuerda que tenemos una salida pendiente.
– Te llamo más tarde, mi Spidey –sonrió.
– Suena muy posesivo –bromeé alzando un ceja.
– Lo soy –respondió, dándome un beso rápido–. Nos vemos.
Giro sobre sí mismo y salto para trepar el muro del jardín, y se sentó arriba para verme una última vez antes de dejarse caer hacia atrás. Escuché el golpe que se dio al caer y un leve “au” y reí bajo por lo estúpido que podía ser. Aunque más estúpido debía estar yo por enamorarme de él.

Steve

Miré nuevamente las ecografías sin poder aun creer que en tan poco tiempo la tendríamos con nosotros. Solo de pensarlo me sentía ansioso y con ganas de tenerla en mis brazos.
Después de todos lo malo de los dos últimos años era tan extraño volver a sentir esta felicidad y emoción, de verdad volvía a sentirme en un hogar. Gracias a Tony es la vida más perfecta que podría tener, sin yo mismo saber todo lo que quería en mi vida para ser feliz él me lo ha dado.
– Voy hacer café, ¿quieres uno? –Me preguntó al volver a la cocina después de llamar a Peter.
– Ya no más café por hoy, Tony –respondí levantando la vista–. Mejor echemos una siesta para reponer el sueño.
Alzó una ceja viniendo hasta donde estaba sentado y abrió mis piernas para pegarse a mi cuerpo, pasando sus brazos sobre mis hombros.
– Suena tentador –susurró en mis labios.
– Esa era la intención –sonreí de lado.
– Hmm... Me gusta tú picardía, Rogers.
– Y a mí me gustas tú, Stark.
Besé sus labios, sujetándole de la cintura para acercarle más. Con tan solo sus suaves labios hizo remover todo en mi interior. Estos últimos meses todas las sensaciones eran tan intensas, después de tanto extrañarle el sentirle mío nuevamente me hacía absorber hasta el más mínimo roce.
– ¿Peter no baja? –Pregunté entre besos.
– Quería guardar los libros, estaba estudiando.
– Ha salido tan listo como tú –sonreí.
– La inteligencia no se enseña –negó, conteniendo la risa.
– Pero eres una gran motivación.
– Tú también –besó suavemente mis labios una vez más.
– Espero que siga ese camino también la pequeña que llegue.
– Bueno, su madre parece inteligente, así que quizá salga otra cerebrito en la familia.
– Hablando de eso, Tony –dije volviéndome más serio–. No sigas por ese camino. Involucrarnos con esa familia más de lo necesario no es bueno.
– Ya lo sé, Steve, no me lo repitas más –respondió a la defensiva, separándose de mí–. Solo es curiosidad por saber de dónde viene, nada más.
– Lo entiendo, me pasa exactamente igual, pero piensa en si mantuvieras contacto con esa familia. Poco a poco se acercarían para saber de la bebé y podría llegar a sentirla como su hija pero no podría tenerla porque nos la dio... –di un suspiro pesado–. No sería bueno para ninguno.
– Lo sé, pero me es inevitable pensar en cuáles eran los motivos de que la diera en adopción porque se veía claramente los problemas que había entre ellos –murmuró.
Me levanté del taburete yendo hasta él y le rodee con mis brazos dándole un beso en la frente.
– Me enfadaría si no fuera porque sé que es por tu gran corazón que te preocupas hasta de lo que no te incumbe –acaricié su mejilla, mirándole a los ojos–. Por eso te amo tanto.
– Y yo te amo a ti aunque seas un idiota.
– Gracias por el alago –dije con ironía, dándole un beso.
– Uh... Decirme que no estáis haciendo cochinadas en la cocina... –dijo la voz de Peter desde el umbral.
– Solo estamos hablando –respondí volviendo a mi lugar–. Ven a ver esto.
La emoción volvió a mí y sonreí enormemente pasándole las ecografías. Las tomó con una gran sonrisa, viéndolas con curiosidad.
– Está muy grande ya, se ve bien al feto –murmuró extrañado.
– Es porque tan solo le faltan dos meses –aclaró, Tony.
– ¿Qué? ¿Dos meses?
Su emoción se hizo visible en el acto cuando levantó la vista y sus ojos brillaron.
– Sí, queda muy poco para que tengas una hermana –sonreí, con lágrimas en los ojos.
Tony me abrazó por la espalda y me apoyé contra su pecho.
Todos estábamos tan emocionados por lo rápido que iba todo. Esperábamos que fuera todo más lento y difícil, pero al parecer hemos tenido suerte. Probablemente eso fuera por ser conocidos, aunque eso mismo casi nos hace perder a la bebé. Sin embargo todo había salido bien finalmente y tan solo nos quedaba esperar y preparar todo para cuando ella llegara.
– ¿Cómo la llamaremos? –Preguntó, Peter.
Tony y yo nos miramos al darnos cuenta de que debíamos buscar un nombre.
La verdad es que por mucho tiempo había tenido uno en mente, incluso antes de mencionar el adoptar ya había imaginado en ocasiones como sería tener más hijos con Tony y siempre que imaginaba una niña le poníamos el mismo nombre: Maria. Así se llamaba la madre de Tony y sé cuánto podría emocionarle llamarla así. Sin embargo después de todo lo que pasó no sé si soy digno de proponer ese nombre.
– Debemos buscar uno bonito –respondió, Tony, con una sonrisa mirándome–. Sarah.
Mi mirada se fijó en la suya al escuchar ese nombre. No podía creer que ambos pensáramos tan similar como para que él escogiera el nombre de mi madre.
– Yo tenía en mente Maria.
A Tony se le iluminaron los ojos al llenarse de lágrimas.
Le abracé dándole un beso y él sonrió devolviéndome el abrazo.
– También me gusta.
– ¿Y si le ponemos los dos? Sarah Maria o Maria Sarah –Propuso, Peter.
Sonreí mirando a Tony y él me miró igual. No hacía falta que lo dijera para saber que le gustaba la idea.
– ¿Cual crees que suena mejor? –Pregunté.
– Creo que Sarah Maria.
– Yo también –dijo, Peter.
– Me encanta –sonreí abrazando a Tony.
Apoyó su cabeza en mi hombro, presionándose con fuerza contra mí. Noté con la rapidez que respiraba por la emoción y besé su sien al sentir lo feliz que estaba. Era tan gratificante saber lo feliz que estaba, e incluso diría que somos más felices que antes. No queda ningún rastro de los problemas que tuvimos con los acuerdos y ni los de antes con las discusiones por Peter. Todo ahora era perfecto, al ser más Vengadores no teníamos tanta presión y podíamos tener tiempo para nosotros y también para la familia. Eso nos vendría muy bien en dos meses porque no pienso despegarme de esa bebé ni de Tony, quiero vivir esta experiencia juntos, y a menos que el planeta vuelva a estar en peligro no me separaré de ellos.

Notas finales:

Espero les haya gustado! La bebé esta más cerca que nunca y al fin tenemos Spideypool!

Quiero anunciar algo y es que en un par de capítulos Stony estará anunciando a todos que están juntos, para ello tendrán una entrevista y se me ocurrió la idea de que las preguntas podéis hacerlas vosotros! Si van a mi página en facebook tienen la publicación marcada dónde explico mejor:
https://www.facebook.com/avengerwindgirl/

Gracias por leer! ?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).