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Dulce niña hipócrita, Ereri por Josuu_

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Notas del capitulo:

ADVERTENCIAS DEL FIC:

1. Levi es un chico, por si tienen dudas durante el transcurso. Esto es yaoi. Solo es trap

2. Soy libre de mente, así que en el transcurso Levi o Eren pueden tener relacion con cualquier otro personaje, si les molesta esto lo dejo advertido

3. Mucho drama, tal vez violencia, drogas, etc, para las personas que no les guste o sean mas sensibles, 

4. Mencion de otras ships

5. Tal vez algo de pedofilia xd

Y eso seria, si se me olvida alguna otra advertencia la ire añadiendo en los capitulos. 

No fui el único en enterarse de la existencia de la nueva vecina. Mis padres que siempre solían meterse en lo que no les incumbía acabaron prácticamente obligándome a llevarla en las mañanas a la escuela. Esa tarde lo discutimos bastante tiempo.

—Tienes una camioneta en perfecto estado. —dijo mi padre. — Los hombres de la familia Jaeger fuimos criados como caballeros, y los caballeros no dejan a una pobre chica  tomar el tren a esas horas frías de la mañana teniendo un vehículo a mano.

—Pero padre…

Pienso que es algo injusto pues no es culpa mía que ella no tenga más que otra opción que tomar el tren.

Y para ser sincero mi menor problema es llevar a Levi por las mañanas, es más, lo haría con gusto, con que cumpla con mi hora de salida no tengo problemas. Es una chica agradable, educada y muy mona. A diferencia de muchas chicas que conozco. No dice groserías y siempre escucha atenta cada una de las cosas que le digo.

Ella no es el problema. Si no mis viejos cuando toman el ridículo papel de dictadores, obligándome a tomar decisiones sin siquiera detenerse a escuchar mi opinión. Odio eso y siempre lo odiare. Soy lo bastante grande como para seguir recibiendo órdenes de esa manera.

Termine saliendo de la casa caminando por el jardín ignorando a esas dos personas que me dieron la vida. Quería ver si Levi se encontraba sentada en ese columpio como acostumbraba a ver. Y así era. Sobre su regazo dibujaba y dibujaba en un cuaderno meciéndose de un lado a otro. La culpable de mi pequeño conflicto sin siquiera saberlo.

Ella solía sentarse en ese columpio unas dos veces por día y se quedaba mucho rato ahí. Desde el ventanal de mi habitación podía apreciarla sin problemas, me gustaba verla, podía hacerlo bastante tiempo. Todo el tiempo en que permanecía ahí, tan tranquila y como si se riera de la vida con su imperturbabilidad.

— ¡Eren! —sonrió al notar mi presencia y por un minuto vacile.  — ¿Vamos al parque?

— ¿Qué?

— ¡Vamos al parque! Hay un sitio genial para practicar nuevos giros, pero es aburrido ir sin compañía.  ¿Vamos, si?

Esa tarde me sentía más cansado que ninguna otra. Y no hablo por la pequeña discusión con mis padres.

Pixis cambiaba por completo el método de entrenamiento cuando se acercaba un partido importante, volviéndose más insistente y severo que nunca. El próximo mes jugábamos contra los Titanes de Rose el equipo rival de las Águilas. Por lo que mis huesos se sentían realmente pesados al igual que el resto de mis articulaciones.

Fue difícil aceptar, pero lo hice, porque ella lucia más hermosa que nunca ese día.

—Me cubres el sol.

—Que mentirosa eres

—Sí, sí. Eren, me cubres el sol. —Volvió a decir— No seas así, Eren, no me lo cubras.

La vi recostada en el suelo con los pómulos enrojecidos y la respiración acelerada. Me moví de donde estaba y ella sonrió aliviada cuando el sol volvió a iluminar su cuerpo. Levi se trataba de una chica increíblemente talentosa, se deslizaba como toda una profesional por la superficie y daba saltos muy altos. Pensé que sentiría calor usando esas mallas blancas por debajo de la falda, pero ella decía que eran mallas especiales para danza. Le dije que yo usaba unas licras cada vez que jugaba o entrenaba y ella se rio, diciendo que nos parecíamos mucho.

Pienso que la danza y el futbol son cosas demasiado diferentes como para estar en una misma oración. Pero preferí guardar mis pensamientos para mí mismo. Después de todo ella se veía feliz por su nuevo descubrimiento y para mí era una ventaja que a Levi le gustaran los deportes.

 — ¿Me grabaste?

— ¿Qué? ¿Pero qué cosas dices?

— ¡Me grabaste!

— ¡Que acusación tan horrible, Levi! ¿Cómo piensas que voy a hacer algo como eso?

Me reí casi sin poder evitarlo y ella movió la cabeza negativamente, inflando sus mejillas.

— ¿Quieres verlo? —Le pregunte.

Luego de que cruzara los brazos y se arreglara el cabello con una liga, tomo asiento junto a mí en uno de los tantos escalones que habían en el parque de patinaje. Puse el video y ella se quito los patines guardándolos a un lado. En la grabación la figura de Levi se notaba muy bien gracias a la iluminación del sol. Me explico algunos nombres de las piruetas que realizaba pero yo no sabía de lo que hablaba por lo que simplemente asentía atento.

—Tu pelo se ve hermoso ahí. —le dije y ella me empujo con el hombro levemente. — ¿Qué? Dije el cabello.

— Te odio.

Me reí y Levi me ignoro llevando su vista al video nuevamente.

—Cuando era niño mi padre solía grabar cada uno de mis partidos. —Volví a decir intentando llamar su atención—  Le gustaba verlos por las tardes en sus días libres, comprábamos algo para comer y cuando los videos terminaban buscábamos entre sus viejos casetes algún buen partido de las ligas viejas.

—Suena guay.

—Eso era antes, con el tiempo las costumbres se fueron perdiendo y mis padres se ven mas preocupados por otros asuntos.

—He visto a tu madre algunas veces arreglando las flores del jardín. —conto— Luce deslumbrante, como si la vida le hubiese entregado otra nueva oportunidad. Para una mujer engendrar un milagro como lo es la vida, es una tarea realmente satisfactoria. Además de difícil.

—Las mujeres son complicadas.

—Sí, lo son. —ella sonrió despacio. — Pero es encantador, se nota que espera con ansias ese niño.

—Por supuesto, es obvio. —conteste un poco duro. —Desde hace tiempo es lo que todos esperan. Tanto la familia de mi madre como la de mi padre se ven realmente a gusto con su llegada.

Ella se recargo hacía atrás.

— ¿Y tú?

— ¿Sinceramente, Levi?  Creo que es una chorrada, una chorrada más grande que el titanic.

Se rio despacio.

— Si tu madre te escuchara se enfadaría mucho.  —me dijo—. En mi opinión, pienso que aun no estás preparado. Es normal.

—Que fastidio, odio ser normal.

Pronuncie y a ella se le iluminaron los ojos.

—Sí, sí. También yo.

Agarre de mi mochila una botella con agua y apunte a su rostro. Apretando la botella hasta que un poco de agua salió por el otro extremo.

— ¿Qué haces? —me dijo restregándose la cara con las manos. — Esta helada.

—Estas muy roja.

— ¿De verdad? —Ella se llevo las palmas a las mejillas— En mi familia somos muy sensible de piel. Más por el lado de mi madre, cuando joven era mucho peor, prácticamente debía usar bloqueador solar todo el tiempo.

—Es una mierda.

—Ajá… —respondió tímida— Pero me gusta el sol, mi sueño es ir a la costa, ver el mar, la playa, jugar en la arena.

Me imagine la enorme playa de mi antigua ciudad, era de esas playas para turistas consumida por el comercio. Pero no dejaba de ser hermosa e imaginarme a Levi entremedio de esas olas me emocionaba.

Ella me arrebato el celular de las manos y pauso el video en una parte donde hacia un movimiento que ella identifico como Ángel. Pienso que es un lindo nombre y que le queda demasiado.

—Ahí luces muy seria. ¿En qué pensabas?

—No lo sé —respondió—. Inicialmente me concentro en no caer y mantener el equilibrio. Pero luego… digo, cuando continuo mi cuerpo se deja llevar como si se controlara solo, dejo la mente en blanco y el resto es… es sentirlo.

—Vaya… —dije— Te ves muy linda cuando hablas de tus aspiraciones.

—Tengo sed. ¿Tienes sed?

—Y eres pésima evadiendo conversaciones.

—Lo sé.

Ella se puso de pie y yo me reí, viéndola columpiándose sobre sus talones y estirar el cuerpo alzando los brazos al aire. No suelo ser el tipo de chico que se dedica a complacer a la chica para después enrollarse con ella. Es muy complicado. Y tampoco Levi se mostraba como ese tipo de chicas que buscaban ser enrolladas por mí. Creo que era demasiado educada e inocente para algo así.

Tardamos en llegar a la heladería y eso que la tienda se encontraba frente al parque de patinaje. Pero Levi seguía algo cansada y le dolían las piernas. Decidí cargarla por la espalda como “caballito” ya que en serio quería un helado. Fue divertido verla abochornarse. Aun así acabo rodeando mi cuello delicadamente con sus frágiles extremidades casi como si le diera miedo caerse pero tocarme fuera el mayor desafío de todos. ¿Tal vez así se sentían los caballos de la realeza?

 Decidí pagar los helados porque esa es la opción más correcta. Porque a pesar de no pertenecer a la realeza mi padre siempre ha dicho que los hombres deben actuar como las mujeres quieren. Y que las mujeres deben de respetar todo lo que los hombres hagan por ellas.

Levi regreso a su casa y yo a la mía. Aprendí que no le gustaba estar demasiado tiempo sucia, porque no paro en ningún momento de decir lo mucho que necesitaba un baño. Antes de despedirnos le dije que la llevaría a clases por las mañanas. Ella pareció dudar bastante tiempo sin embargo acabo aceptando.

—Eres muy terca. —le dije.

Nos despedimos con un apretón de manos y ella antes de soltarme deslizo sus dedos por mi dedo meñique entrelazándolo con el suyo. Fue en poco tiempo pero lo sentí igual a la misma eternidad. Atrapado entre esas sensaciones que solo Levi sabía hacer. Me soltó y camino a su casa con tranquilidad. Al volver a la mía seguí desvariando un buen rato. Mi madre me hablo de la radiografía que le hizo al bebé esta mañana y no paraba de decirme lo mucho que se parecía a mí. 

—Es precioso, Eren. —decía— Mismo porte, mismos gestos y tampoco se quiere dejar ver, es igualito a ti en esos tiempos.  

—Genial.

Subí al desván, lance la mochila que acostumbraba a llevar a todos lados sobre la cama. Porque a Eren Jaeger de entre las cuatro habitaciones disponibles en la casa, el ático le pareció la opción más atractiva. Lejos del alcance de mis padres y el futuro mocoso, grande como lo era el resto de la casa, y con una espectacular vista desde el ventanal.

Me deje caer sobre la silla del escritorio. Encontré algunos vellos de Colosal en ella y nada me parecía más desagradable que encontrar pelo de perro entre mis cosas. Observe el cartel de Elvis Presley sobre la cabecera de mi cama. Fue un regalo de mis amigos de la ciudad cuando cumplí los catorce. Sonreí casi sin poder evitarlo e hice el gesto que él tenía en el cartel.

— ¿Quién es el rey? —pronuncio pero mi voz no sale ni parecida a la de Elvis.

Me pregunto que estarán haciendo los chicos en este momento. Armin seguramente en una cita con Annie, por lo que vi en las redes sociales Jean y Reiner jugaban videojuegos en la casa del rubio. ¿Tal vez debería pasarme por ahí? Aun quedaban varias horas para que el día acabara. Y entre mi dilema termine durmiendo con la cabeza sobre el escritorio. Pensando que las bailarinas gastan mucho tiempo en aprender nombres extraños, al igual que los jugadores de fútbol americano en aprenderse el nombre de todos los lanzamientos.

Ya no hay mucho que contar. Al amanecer me peine el pelo con gel y yo no suelo peinarme siquiera el cabello, mi madre se ha reído a penas verme, en cambio el viejo se quedo mirándome escondido detrás del periódico. Mi madre se acerco con una peineta de madera que ella siempre utiliza en su lacio cabello negro, se dedico a arreglar mi peinado paseando los dientes de la peineta con paciencia y delicadeza, como las mujeres saben hacerlo.

— ¿Quién es la chica?

— ¿Qué?

—Vamos hijo quizás estemos pasados con la edad pero no somos idiotas.

Dijo mi padre volviendo la mirada al periódico. Los hombres solían entender las actitudes extrañas de otros hombres, en especial uno muy viejo con su hijo adolescente. Mire a mi madre quien sonreía cómplice de mi padre, ella tarareaba canciones aun con la voz algo adormilada y cuestiono al tiempo después casi segura.

— ¿Es la vecina?

—Se llama Levi. —dije.

—Es un lindo nombre, extranjero. —Pronuncio el viejo—. Recuerdo que al hijo de un ex compañero lo llamaron así. No creí que fuera nombre de chica.

—Debe ser unisex. Como Ariel o Francis. —Comento mi madre—.  Me gusta Francis, ¿Qué piensan ustedes?

—Me da igual.

—Eren. —dijo él con la voz autoritaria que pone en ocasiones. — No digas cosas tan ofensivas, campeón, pon algo de tu parte.

Mi madre suavizo el movimiento de la peineta y supe que esperaba una respuesta.

—Tom.

— ¿Tom?

—Como Tom Brady.

Ellos rieron.

—Por suerte no dijiste Elvis.

—Ese esta mas chido. 

Conteste y ellos volvieron a reír.

Cuando acabe las tostadas con mantequilla el timbre de la vivienda Jaeger sonó. Di una rápida mirada a mi reloj de mano, aun quedaba bastante tiempo como para llegar a una hora prudente a la escuela. Había olvidado que las chicas suelen ser más puntuales que nosotros los hombres.  Incluso tenía pensado en pasarme a la tienda de comida rápida y comprar unas hamburguesas con queso para el almuerzo.

Bajo la entretenida y curiosa mirada de mis viejos camine a la entrada. Levi se vio algo sorprendida cuando cerré de un portazo la puerta detrás de mí.

—Te ves muy linda.

—Una chica debe lucir bien incluso al aprender matemáticas. —la vi acomodar su pequeño bolso—. Tu cabello…

—Ah, sí. —Pose una mano en mi nuca— ¿Estilo nuevo? Supongo

Fingí una sonrisa de muelas para  llamar su atención. Sin embargo en la ventana junto a la puerta, dos miradas se asomaron por detrás de de las persianas. Me abochorne y ella asintió despacio al entender la situación.

—Tranquilo. ¿Qué padres serian si no avergonzaran de vez en cuando a su hijo?

Asentí un tanto incomodo. La mayoría de las chicas con las que una vez estuve jamás conocieron a mis padres, muy pocas veces les he presentado una chica ¡Ni siquiera amigas! y entre esas pocas ocasiones siempre encuentran la manera de avergonzarme.

—Sí, sí. Suelen ser muy molestos. —dije golpeando la puerta detrás de mí con el pie —. Pero no son mala gente.

Ella enarco las cejas con diversión, «Okey, Okey, como tú digas» pronuncio entre risas. Me sentí bien por verla sonreír con sinceridad. Al menos no le molestaba la actitud entrometida de mis padres, sería una gran calamidad si se viera incomoda por ellos. A lo que sacaba la camioneta del garaje le pedí que me esperara un poco más allá en la vereda. Hacía frio pero no como los días anteriores, la mire por el retrovisor y supuse que se sentía lo bastante cómoda con esa blusa y la bufanda. Tuve que bajarme a ayudarla ya que la camioneta era demasiado grande. O tal vez Levi era demasiado bajita.

—Ya deja de reírte de mí.

— ¿Qué? Pero si no dije nada.

— Lo tienes pintado en la cara, herencia genética. —dijo ella cruzando los brazos una vez sentada en el copiloto—. Creí que eras un chico bueno.

—Lo soy, lo soy —me reí—. Lo prometo, y joder, no me llames así.

—Umm.

—De verdad.

Ella sonrió y se recostó en el asiento. Agradecí mentalmente mi obsesión por mantener la camioneta siempre impecable, gracias al agradable aroma pude oler el perfume de Levi durante todo el trayecto. Hablamos de las canciones que pasaban por la radio, mientras que yo elegí algo de Kurt, Levi se fue por la fabulosa Rihanna. No acostumbraba a oír ese tipo de música, no porque me disgustara, la morena tenía una voz demasiado poderosa como para llegar a negarlo, más bien nunca le daba la oportunidad a otros estilos cuando sonaban por la radio. ¿Probar cosas nuevas no está mal, no?

— ¿Siempre cantas de esa forma?

— ¿Te burlas de mi perfecto ingles?

—Oh, claro que no. —se rio tímida— ¿Cómo podría burlarme de ese ingles tan bien pronunciado?

—Que mala, eres muy mala —Negué la cabeza y ella dejo caer los hombros como una niña regañada por sus padres— ¿Eso en tu cabello es brillo?

—Um sí, creí que se vería lindo. —contesto mirando por la ventana.

—Que deslumbrante. —Le sonreí—. Te ves muy bien.

— ¡Sabia que dirías eso! —Exclamo con su dulce voz de niña— . Es la frase que me has repetido más veces desde que nos conocimos.

— ¿De verdad? —Me rio fingiendo sorpresa—. Oh, querida Levi, deberías sentirte muy alagada, este chico no suele ser así de cursi.

— Sí, claro… ¡Es como oír a un león decir que jamás ha probado la carne!

— ¡No puedo creer que pienses eso! —le jalone el cabello con mi mano libre y ella se rio.

—Me gusta ofender a las personas.

—Eso es más difícil de creer —digo—. Con lo mansita que te muestras.

— ¡Oye! no soy un perro.

—Y pequeñita....

—Te estás pasando, Jaeger. —Hizo un tierno puchero cruzando los brazos.

Nos reímos.

—Está bien, está bien. —Ya ni sabía muy bien de que estábamos hablando—, ¡Mira, mira! esa tienda de allá.

— ¿A cuál?

—La de pizza, según unos tíos de la escuela probar una de esas pizzas es tener un orgasmo bucal  —conté y luego carraspeo la garganta, a veces olvidaba se me hacia extraño hablar con ese vocabulario frente a Levi—. Yo… quiero ir, pero siempre ocurre algo y postergo mis planes.

—Es típico. Algún día podemos ir, si quieres.

—Seria genial —le digo complacido—, oye no cambies esa canción ¡Es un clásico de Elvis!

— ¿Te gusta? —pregunto ella, curiosa, arreglando los mechones de su cabello.

—Es el puto amo, lo escucho cada vez que voy a jugar, es como mi inspiración en cada partido.

— ¡Si, si! Verdad, eres miembro de las Águilas —Respondió ella acomodándose en el asiento—. Como olvidarlo, “el novato más codiciado por las chicas es nuestro nuevo pase a las ligas finales, el entrenador Pixis junto a su equipo dicen estar maravillados con su trabajo ¿lo veremos en una próxima temporada como capitán? Solo el tiempo lo dirá”

— ¿De qué hablas?

—Lo publicaron en el periódico el primer día que llegue. —Conto sonriendo— es difícil ignorar tú presencia.

—Ya veo… no tenía idea.

Me quede unos momentos en silencio analizando sus palabras. Mentiría con descaro si negara lo mucho que me gustaba la idea de estar en el periódico escolar. Más aun si me alababan de esa manera, digo, ¡Es genial! ya me veía correr en dirección a la chica encargada del periódico escolar y pedirle una cita solo para agradecerle. Me pregunto qué cara habrá puesto Jean al leerlo. Y si no lo ha hecho. ¿Sería tan cruel encargarme de que lo hiciera?

—Pero tienes razón…—la escucho decir rompiendo el silencio y me sobresalto, ella miraba por la ventana buscando distraerse con algo del exterior—. Elvis es grandioso.

Sonreí de lado a pesar de que ella no me miraba. Sentí la necesidad de arrancar la camioneta muy, muy lejos de la escuela. A algún lugar donde poder seguir conversando de Elvis, la música, el periódico escolar, su cabello, la tienda de pizza. Lo que sea. Solo no quera verla marchar. Mientras estacionaba la camioneta vi a Armin junto a los demás chicos en la entrada del instituto.

— ¿Sabes cuál es la capital de Liberia?

—Eh... no. —respondí extrañado por su pregunta.

—Deberías, en un par de horas tenemos examen de historia, herencia genética. —ella sonrió de lado luego de cerrar la puerta del vehículo.

— ¿Qué? ¡Levi!

Sonreí con amargura tras colocarme el bolso en el hombro. Tal vez debería sacar de mi cabeza a Levi por un minuto.

*

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Notas finales:

¡Gracias por leer! Besitos y abrazos <3

 

By; Josuu


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