Capítulo 7.- Revelaciones
Seiya se levantó temprano y estaba caminando por la amplia casa de su padre, en esa casa había vivido por muchos años y al ver la cantidad de cosas que allí habían, a veces le costaba creer que él provenía de esa familia, su padre era un abogado de renombre en Londres, tenía una de las firmas legales más importantes, su hermana era abogada también pero estaba estudiando a distancia para obtener su licencia de maestra, a Seika le gustaban mucho los niños y trabajaba en una de las escuelas privadas más caras de Londres, en donde su pequeño hijo estudiaba
Al caminar por los pasillos de la casa, Seiya bajó las escaleras pero se quedó de pie mirando sin mirar varias fotografías que adornaban esa pared de las escaleras, su padre había puesto en esa pared fotos de la familia, fotos de su matrimonio con Ikky, de su hermana cuando era niña tocando el piano, de su mamá leyéndoles una historia a ellos dos cuando eran niños, del árbol de navidad lleno de regalos y Aioros sentado al pie tratando de armar el tren que le había comprado a Seiya, fotos de Sam, muchas fotos de Sam y de su mamá, eran muchos recuerdos felices plasmados en el tiempo, Seiya bajó las gradas lentamente mirando las fotografías como si no las hubiera visto antes, hasta que llegó a un espacio vacío en la pared en donde una fotografía en particular solía estar, la verdad no supo cuánto tiempo se quedó allí de pie mirando el espacio vacío, lo cierto es que sintió que una mano lo tomaba del brazo y lo jalaba suavemente hacia el piso de abajo
- Asumo que no desayunas todavía – era Aioros el que conducía a Seiya
- No, aún no – Seiya se limpió la mejilla, no se había dado cuenta que estaba llorando
- ¿Panqueques?, siempre te animaban cuando hacía panqueques – ofreció Aioros con una sonrisa
- No haces panqueques en años papá – respondió Seiya con una pequeña sonrisa, al llegar a la cocina, Seiya se agachó y tomó en brazos a su pequeño sobrino que vino corriendo hacia él
- No salgas tío Seiya, ese hombre está ahí – susurró Sam en la oreja de Seiya
- ¿Qué hombre? – preguntó Seiya y miró hacia el patio, su expresión valió más de mil palabras, en la mesita de mimbre del patio estaba su hermana charlando con aquel hombre que Seiya odiaba con pasión, el castaño se volteó e iba a caminar de vuelta a su habitación pero Aioros lo tomó del brazo para detenerlo
- Seiya por favor, te puede hacer bien – dijo su padre en tono preocupado
- No papá, yo no quiero ver a ese estúpido nunca más en mi vida – respondió Seiya con violencia, se soltó del agarre de su padre y puso a Sam en el suelo
- Hijo por favor, lo tienes que hablar, lo tienes que exteriorizar, si sigues así te vas a morir y eso no lo puedo permitir – esta conversación ya la habían tenido antes, pero Seiya se rehusaba a escucharlo nuevamente, estaba fuera de su control, solo veía al doctorcito de cuarta ese, y lo peor de él salía a relucir
- No, no lo tengo que hacer, ¿era mucho pedir tener un desayuno en paz?, ¿es mucho pedir que no me recuerdes lo que pasó todos los días de mi vida? – Seiya gritaba en este punto
- Hijo, lo tienes que superar – Aioros lo tomó de los brazos y lo sacudió suavemente, el mayor no podía tolerar ver a su hijo caminar por la vida como un zombie
- No, no tengo que hacer nada que no quiera, no quiero superarlo, no quiero olvidarlo, no quiero vivir mi vida como si nada hubiera pasado, no me quiero entregar a un poder superior para mitigar mi dolor, no… no quiero hacer nada de eso, y mucho menos quiero hablar de Max con un extraño, no me pidas que no lo quiero hacer, no lo voy a hacer
- Bien!!!, no hables con un extraño si no lo quieres hacer, habla conmigo entonces – Aioros volvió a tomar a Seiya del brazo porque el joven castaño hizo sus mejores intentos de salir de la cocina, Seika entró porque su hijo salió al patio a llamarla
- No tengo nada nuevo que decirte, esto ya lo hemos hablado, ¿qué más quieres de mí? – el dolor era palpable en cada una de las palabras del castaño
- ¿Te diste cuenta que es la primera vez en más de seis meses que lo llamas por su nombre? – Aioros bajó el tono y dijo esto con un suspiro
- ¿De qué estás hablando?
- Él era mi nieto, Max era mi nieto y tú me prohibiste hablar de él, me prohibiste mencionar su nombre, hijo… yo también lo perdí, y mi amigo Lionel no está aquí por ti exclusivamente, está aquí por mí, respeto tu manera de pensar y si crees que no necesitas ayuda profesional para superar lo que pasó con tu bebé está bien, pero yo si la necesito porque yo tampoco lo puedo entender o superar, Max era mi nieto y yo también lo perdí, no solo tu vida quedó destruida cuando él murió, no solo tu sientes su ausencia – Aioros miró a Seiya a los ojos cuando dijo esto
- Yo no te prohibí hablar de él – respondió Seiya en shock al escuchar las palabras de su padre
- Si lo hiciste, hiciste que sacáramos sus fotos de la casa, te encerraste en ti mismo y no dejaste que nadie se te acercara, alienaste a tu esposo y estás en este mismo estado desde hace meses, no te pareces en nada a quien solías ser, entonces yo no solo he perdido a mi nieto, he perdido a mi hijo también – Aioros se soltó en llanto, muy pocas veces en la vida el poderoso abogado había llorado, y esta era una de esas veces, Seiya lo abrazó con fuerza y ambos lloraron, permanecieron abrazados por mucho tiempo, y cuando se tranquilizaron un poco Seiya preguntó:
- ¿En verdad te prohibí hablar de él?
- Si… no con esas palabras pero lo hiciste, y me desespero porque si yo me siento como me siento, no quiero ni imaginar cómo te sientes tú, y eso me parte el alma porque no puedo ayudarte, no puedo llegar a ti, nadie puede y eso me asusta
- No lo voy a volver a hacer papá – aseguró Seiya asumiendo que su papá hablaba de su intento de suicidio
- Me asusta que la próxima vez que lo intentes, no falles, me asusta perderte a ti también, un padre no debe enterrar a un hijo, si tú sabes lo que eso duele, no me impongas ese dolor a mi – Aioros acarició la mejilla de Seiya que tomó su mano, la besó y dijo:
- No lo haré papá… te lo prometo, pero tampoco voy a hablar con tu amigo loquero, yo no estoy loco
- Lo sé, sé que no estás loco, pero no estás bien, sufres y eso me duele
- ¿Y qué sugieres que haga para dejarme de sentir como me siento?
- Parecías estar mejor en la universidad, vuelve allá, deja que yo me encargue de Ikky, puedo iniciar los trámites de divorcio, eso lo mantendrá alejado, no se hijo… algo de eso podríamos hacer en los próximos días, ¿no te parece? – Aioros y Seiya estaban hablando, antes ya habían hablado de esto pero las cosas usualmente se salían de control y terminaban gritándose, esta vez fue diferente, Seiya se mostró menos agresivo y realmente escuchó a su padre, que se mostró menos hermético y dejó ver sus reales sentimientos, esta conversación fue extremadamente dura para ellos, pero era lo que les hacía falta en estos momentos
- No papá, yo tengo que hablar con Ikky, lo que no sé es lo que voy a decirle, es muy doloroso y confuso, necesito tiempo… lejos de Ikky… no puedo con esto… simplemente no puedo
- Está bien, y no he dicho nada antes porque realmente no me has dado oportunidad pero lo que si quiero decirte es que… Ikky también perdió a Max, te perdió a ti, perdió su vida entera y también está sufriendo, es un buen muchacho que te ama, solo eso voy a decir – Aioros sabía que no era buena idea presionar a Seiya, pero algo tenía que decir, no solo Seiya sufría, y al parecer eso se le había hecho evidente de ellos, pero no era menos cierto que Ikky estaba pasando por lo mismo, y de él nadie se había preocupado
- ¿Estás defendiendo a Ikky?, ¿en serio papá?
- No, no lo defiendo, solo digo lo que veo
- Ok., me voy a caminar un ratito, ve a atender a tu amigo, y la próxima vez que venga por favor avísame con tiempo, es en serio que no quiero verlo
- Está bien, no te tardes, llámame anticuado pero me preocupa cuando tu hermana o tú salen de casa
- No te estreses papá, vuelvo enseguida – Seiya besó la mejilla de su padre y caminó hacia el salón, tomó su billetera y las llaves del auto, salió, se subió al auto y se perdió por el camino empedrado
Seiya manejó algún tiempo sin saber a dónde ir, se parqueó en una entrada de tierra junto a un puente de madera, se bajó del auto y caminó entre los árboles, a él siempre le gustó caminar por los árboles del bosque cercano a su casa, ese riachuelo le traía muchos recuerdos de su infancia, ese puente también, así que caminó hacia allá y sonrió al pisar las viejas tablas que sonaron bajo su peso, llegó hasta la mitad del puente, se arrimó a la baranda y miró por mucho tiempo el agua correr, el sonido de la naturaleza llenaba sus sentidos, cerró los ojos y sonrió, no había venido a este puente un mucho tiempo, acarició la baranda hasta que encontró una marquita en ella, Ikky la había tallado, este había sido un lugar muy especial para ellos, muy muy especial…
***
- ¿Estás seguro de que no nos vamos a caer?, ese puente parece que no soportaría una buena lluvia, mucho menos a ambos caminando a través de él – Seiya estaba jalando a Ikky para que lo siga, habían ido a un almuerzo organizado por Aioros para conocer al novio de su hijo, el ambiente había estado algo tenso por lo que Seiya decidió llevar a Ikky a caminar para que se le pase el susto de conocer a Aioros, pero ahora el peliazul se sentía inseguro ante la vejez del puente
- No seas quejoso Ikky, ¿en dónde quedó tu sentido de la aventura? – Seiya sonreía maravillosamente mientras jalaba al miedoso peliazul que lo seguía sin convencerse realmente de que era una buena idea
- En la casa de tu padre, en buenas palabras me dijo que me cortaría las bolas si osaba ponerte un dedo encima, tu padre me odia, y me odiaría con pasión si supiera que no solo te he puesto un dedo encima, ¿crees que me haría barbacoa si se entera?
- Probablemente… - Seiya se volteó y besó a Ikky en los labios, tomó sus dos manos y lo jaló con fuerza, ya habían llegado al puente y ambos empezaron a cruzarlo, las maderas crujían mientras caminaban, Ikky podía jurar que sentía como la estructura entera se movía mientras ellos caminaban
- Entonces para evitar que tu padre me asesine con sus propias manos, ¿me trajiste para que mi muerte parezca un accidente? – Ikky no había soltado a Seiya y ambos se besaban juguetonamente mientras caminaban, pero Seiya se detuvo y meneó la cabeza al decir:
- Este puente ha estado aquí hace más de cien años, es más fuerte de lo que parece y estás conmigo, así que estás seguro, te traje aquí porque es uno de mis lugares favoritos de los bosques cercanos a la casa, y quería hablar contigo de algo
- ¿Cómo puede ser tu sitio favorito esta trampa mortal de madera? – Ikky señaló el puente, pero Seiya tomó el mentón de su novio y lo viró hacia la derecha, la vista de los bosques era muy hermosa, se podía ver una cascada más abajo, se podían ver las copas de los árboles, y al fondo se podía ver la casa de Aioros
- La vista es hermosa, pero no te traje solo por eso, es en serio que quiero hablarte de algo – dijo Seiya entrelazando sus dedos con los de Ikky, que lo abrazó y lo besó suavemente en los labios al preguntar:
- ¿De qué quieres hablar conmigo?
- Bueno… es algo que no estábamos esperando, es algo que no planeamos y la verdad no sé cómo diablos pasó porque hemos sido muy cuidadosos pero… está en camino y… - Seiya se veía algo nervioso e incómodo, miraba a Ikky a los ojos y mientras hablaba llevó la mano de Ikky hacia su vientre, el peliazul abrió mucho los ojos cuando se dio cuenta de lo que Seiya estaba diciendo
- ¿En verdad?, ¿estás seguro? – Ikky acarició la mejilla de Seiya y lucía todo emocionado al preguntar esto
- Si, fui al médico el viernes y… estoy de 6 semanas Ikky, vamos a tener un bebé – Seiya sonrió al ver la reacción de su novio, no pensó que ocurriría así pero al ver la sonrisa de idiota en el rostro de Ikky, se sintió feliz, plenamente feliz, en especial porque Ikky lo levantó y dio vueltas con él en medio del puente, cuando lo puso en el suelo lo besó con emoción por todo el rostro para finalmente besarlo en los labios con pasión, Seiya reía y lloraba a la vez al preguntar: - ¿Estás feliz con la idea?
- Claro que si tonto, es genial, te amo Seiya, te amo tanto… tanto…
- Y yo a ti, te amo Ikky – Seiya abrazó a su novio y lo besó en los labios, Ikky dirigió su mano al vientre de su castaño y lo acarició suavemente, cuando el beso se rompió preguntó:
- ¿Crees que nos podríamos casar en este puente?
- ¿Casar?, ¿es en serio Ikky?
- Claro que si, yo te amo, tú me amas, tu padre me odia, vamos a tener un bebé, todo es perfecto, desde que te conocí yo sabía que tu serías aquel con el que yo me casaría, yo sabía que eras el hombre de mi vida, sabía que nada volvería a ser igual, tú sacas a relucir lo mejor de mí, haces que quiera ser mejor por ti y por mí, a tu lado el mundo es un lugar menos terrorífico y me haces tener menos miedo de todo, yo sabía que serías el amor de mi vida, así que… ¿quieres casarte conmigo Seiya?
- Claro que sí, quiero casarme contigo mañana mismo en este puente – Seiya saltó a los brazos de Ikky y lo besó mientras el peliazul lo abrazó y daba vueltas con él sobre el puente que crujía
***
Seiya acariciaba la marquita que Ikky había hecho en el puente esa misma tarde en la que decidieron que unirían sus vidas y formarían una familia, al verla suspiró, todos sus recuerdos parecían ser sacados de otra vida, con otras personas, hacía muchísimo tiempo, pero no… a Seiya le costaba creer que era él mismo el que había sido tan feliz, tan estúpidamente feliz, y ahora… su padre tenía razón, él se encerró en si mismo y no dejó que nadie se acercara, él perdió a Max, eso era innegable pero… no era el único que lo había perdido, Ikky… Ikky lo había perdido también y él lo dejó, simplemente se fue y lo dejó sin explicaciones, sin razones ni causas, solo se fue… se fue…