Querido diario, no tienes idea de lo terribles que han sido estos días para mi, sé que ha pasado un mes desde que no he venido a ti, pero ya no aguanto más.
Desde que llegó mi hermano, se volvió el infierno que imaginé, no sólo con respecto a que cada vez que me ve, sigue ese ambiente tenso y sus miradas de desprecio o sus insultos, sino que ahora también me atribuye el hecho que le fuera mal también en sus estudios en la otra ciudad, pero ¿Que tengo que ver yo en eso? Si ni siquiera estaba ahí, yo a él no le importo. Que él no se quiera hacer cargo de sus cosas, no es mi culpa, pero ahí anda mamá, creyéndole todo a su hijo favorito, me terminó por castigar, diciendo que no podría ir a casa de Suga a hacer mis tareas ni visitar a doña Inés, pero lo que no sabe es que me estaba prohibiendo trabajar. Yo quedé impactado, es decir, me estaba castigando por una estupidez que se había mandado mi hermano, en la que me había embarrado sin siquiera yo tener la culpa de nada. Que injusta era la vida y mi madre conmigo, ¿Por qué tenía que ser así conmigo? ¿Acaso había tenido en cuenta la realidad de las cosas? NO y estaba empezando a cansarme.
Al día siguiente de lo ocurrido le comenté a Suga lo que pasó en casa y el porque tendría que dejar de ir a casa de doña Inés, por lo que se lo ocurrió una idea, que iríamos una mañana, escaparnos de clases, no llegar, él hablaría con su madre, igual nos reclamaría por faltar a clases ya que ella quiere que estudiemos, pero ella que sabe mucho y en su juventud había sido una gran profesora, podría enseñarnos más. Así que acordamos que al día siguiente haríamos eso y que en las demás tardes, Suga vendría a mi casa a hacer los trabajos.
Pero no fue sencillo, porque mi mamá tampoco quería que él viniera a casa, no quería a nadie en casa y tenía al idiota de mi hermano vigilando que así fuera, y con ese "nadie en casa" se refería a que no fuera Suga a visitarme o la señorita Daiana a buscarme. Realmente mi madre había entrado en un estado totalmente absurdo, ya que me había hecho dejar hasta las sesiones de la psicóloga para que no le contara lo que había pasado con mi hermano ni lo que ella hizo.
En fin... Suga se filtraba por la ventana de mi habitación, como si de un ninja o un ladrón se tratara, a él le daba gracia e incluso le emocionaba aquello, a mi me aterrorizaba un poco todo, tenía demasiado miedo de que nos descubrieran... pero bueno, tampoco es como si estuviéramos haciendo algo malo, sólo estábamos charlando en voz extremadamente baja y haciendo tareas, pero por las dudas, siempre cerraba con llave la puerta de mi habitación... nunca se sabe.