Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

A ti mi amor por muad_did

[Reviews - 10]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bueno, aquí va el segundo capitulo. He quitado las faltas que había, los puntos inconexos y revisado el estilo. Espero que sea de vuestro agrado.

"Una relación que apenas ha dado su primer paso se verá obligada a afrontar una nueva e inesperada situación que les pondre a prueba "

Pase la noche en vela. ¡Como dormir con este temor que me oprimía el alma! Después de aquel beso me sentí lleno de esperanza, capaz de vencer al mayor monstruo di podía repetir ese beso,  pero las palabras de tu hermano habían sembrado mi corazón de dudas. ¿Qué sabia él que yo desconocía? Que podía ser lo que nos sepárese. En mi mente busque alguna respuestas pero solo conseguí confundirme aún mas y sumergirme en un mar de temores y especulaciones.

 

Transcurrieron los días. Con la práctica ibas cogiendo cada vez más soltura con las muletas y dejamos de llegar tarde a clase. Durante el transcurso de ellas nos sentábamos juntos hablando e intimando cada vez más. Esos días fueron para mi un sueño, aunque con palabras no me dijiste lo que quería oír, tus ojos me contaron tantas cosas.

 

Cierto que no me confirmabas nada, pero ¿por que no creer que tu silencio era una promesa?

 

Una día más a la salida,  nos esperaba tu hermano, pero hoy no estaba solo. Junto al auto una figura altanera y pelirroja se perfilaba contra el horizonte. Nada mas verme, sus ojos me dirigieron una mirada asesina, cargada de entendimiento y prejuicio,  que cambio inmediatamente al posarse en ti para convertirse en una angelical mirada de amor.

 

-¡¡Yoa!! -Grito la joven lanzándose a tus brazos y casi haciéndote soltar las muletas- Cuando te echaba de menos.

 

-¿Qué haces fuera del internado?- preguntaste con evidente sorpresa- ¿no deberías estar en clase?

 

-Hoy no tenia clase y pedí a Eri que me recogiese, tonto… ¿No te alegras de verme?- comento con voz melosa la joven mientras se acerba a ti con infantiles saltos.

 

Entonces en ese instante me partiste el corazón en mil pedazos, pues dejaste caer las muletas y alzaste a esa chica presuntuosa para darle un profundo beso. Desee huir, correr, estar lo más lejos de aquella estampa que me había deparado el cruel destino.

 

-Te lo había advertido -me dijo Eri que se había acercado a mi en silencio y ahora me hablaba a mi oído, apoyándose en mi hombro- ¿Ves? ella siempre estará entre vosotros- comentó sin crueldad- Conozco a mi hermano… no merece la pena.

 

-¿Quién es ella? -Musite mientras Yoa y la desconocida continuaban besándose.

 

-Se llama Yura, y yo no puedo decirte nada mas -dijo Eri antes de dirigirse a la pareja y gritar- ¡Vamos!

 

-Adiós Ren, nos vemos mañana -dijiste mientras me dirigías una mirada que decía claramente “Lo siento”.

 

Los tres os subisteis al coche y desaparecisteis de mi vista, solo quedo una nube de humo y un corazón desgarrado. Al llegar a mi casa, entré a mi cuarto y me acosté a llorar en silencio. Era tal el dolor que embargaba mi alma. Pensaba que no podía culparte, aunque me habías dado esperanzas con aquel beso jamás me dijiste nada, en mi mente había formado un castillo en aire. Un castillo que se derrumbaba bajo el peso de la evidencia. ¿Debía ser tan egoísta de querer tenerte solo para mí?, estaba seguro que las chicas también te encontraban atractivo, ¿por que entonces me torturaba tanto que hubiese una chica en tu vida?  No... En verdad no me hería que fuese una mujer, no me importaba en realidad, me era más importante el hecho de que había otra persona en tu vida, una persona que por desgracia no era yo. No se como, sumido en estas cavilaciones, me quede dormido con las mejillas húmedas por las lágrimas vertidas en honor de un amor que daba ya perdido.

 

Quizás había pasado una o dos horas cuando un mensaje me saco del sueño. Era tuyo, el pulso me tembló cuando reconocí tu número, me pedías que fuese a un parque cercano para hablar conmigo. Mil preguntas surgieron en mi mente, mil preguntas sin respuesta. Sin dudarlo me levanté, tome las primeras ropas que tenia al alcance de la mano y salí corriendo con el parque como destino y mi corazón en la mano.

 

Llegue en pocos minutos jadeante. Me apoyé en la verja del parque y te busqué con la mirada. El parque no era grande, pero en cambio tenía numerosos árboles que a falta de una oportuna poda hacia años cubrían con sus ramas gran parte del camino. Estabas ahí, sentado frente a la fuente burbujeante en un banco piedra tallada, sobre tí una vieja encina parecía querer inclinarse sobre ti para darte su sombra. Me acerque despacio, sin hacer ruido y me senté a tu lado.

 

Nos quedamos allí, quietos, bajo la sombra del viejo árbol. Era tal la quietud que juraría que nuestros corazones latían acompasados. Finalmente mi deseos de saber pudieron mas que mi decoro y te pregunte sin miramientos. Sin ni siquiera mirarte a la cara.

 

-Podías habérmelo contado –le confesé mientras observaba la fuente- ¡Dime!, teniendo novia, teniendo ya una pareja como has sido tan insensible Yoa -tome aire- ¿Por qué has dejado que me enamore de ti?- grite furioso.

 

Me miraste unos instantes sorprendido. Pero pareciste pensarlo y bajaste la mirada con un brillo extraño en ella. Abriste las manos silencioso.

 

-Lo siento- musitaste sin casi mover los labios- Nunca fue mi intención hacerte daño. Te lo juro. Hay algo que debes comprender Ren, ella no es nada para mí.

 

-No daba esa impresión cuando la besabas, cuando la alzaste al aire sin miramientos- conteste enfadado sin poder quedarme callado al oír esto - ¡Si vas a decirme algo, dímelo ya!

 

-Ren no es tan fácil- contestaste.

 

-¿No lo es? … ¿era ilusión el beso que le diste?- te interrogué manteniendo la mirada de tus ojos- ahora lo comprendo, comprendo tu juego Yoa, te gusta ser el centro del mundo, te encanta que los demás te adoren. Eres el mejor en los deportes, el mas hermoso no te importa nada mas que tu vanidad. No te importa romper corazones si tu ansia de adulación esta surtida…-

 

Enfadado, molesto. Pero sobre todo con el corazón en puño, sangrante de impotencia. Me levante del banco y me dispuse a irme, a perderte de mi vista. Varias lágrimas corrían ya por mis mejillas. Entonces sentí tus brazos a mí alrededor, abarcando mi pecho. Tus cálidas manos se entrelazaron frente mi rostro. Me quede allí quieto sintiendo tu cuerpo contra el mío. Me abrazaste por lo que fueron horas para mi

 

-Ren tu sabes a quien quiero, tu corazón lo sabe, sabes bien por quien sonrió y por quien vivo desde que te conozco -Susurraste a mi oído- pero la vida no es tan sencilla. Hay veces no podemos expresar nuestro amor por intenso y sincero que sea.

 

-No lo comprendo Yoa -conteste llorando- No entiendo nada ¿es por que los dos somos hombres? -dije a la tentativa- sino es eso… ¿que te ata a Yura?

 

Dejaste de abrazarme y te volviste a sentar en el banco. Me senté a tu lado sin entender nada.

 

-Yura es una sombra de mi pasado a la vez es mi futuro.. -dijiste mirando al infinito- ella es mi novia desde hace años es cierto, pero cuando descubrí mi autentica naturaleza no quise aceptarla, me daba miedo a mi mismo. Terror, pánico. No creía posible que mi corazón fuese así. No he sido capaz de decirselo… no he sido capaz de hacerle daño además no puedo dejarla.

 

-Pero no la amas -contesté atónito tras estas revelaciones.

 

-No me di cuenta hasta cuando te conocí –reveló con una extraña sonrisa- entonces se confirmaron todos mis temores…

 

Me ruborice ante tus palabras

 

-Nom no amo a Yura, ya no, pero comprende que no quiero hacerle daño quizás llegue a amarla, pero eso se ha acabado. Ahora solo amo a una persona y la tengo ante mí llorando como una niña…- musitó con una sonrisa que me desarmó-

 

Me quede paralizado, pensaba a toda velocidad si realmente querías decir lo que creía. Nos quedamos unos instantes mirándonos a los ojos, durante un momento me perdí en el azul de tu mirada. Pero entonces me cogiste la mejilla igual que lo habías hecho hace lo que parecía ya tanto tiempo y te acercaste a mi.

 

Mientras nuestros labios se acercaban mi mente estaba en blanco, solo era un espectador. Con infinita delicadeza me besaste tiernamente. Cerré los ojos para disfrutar de aquel beso. Mi primer beso. Y realmente se lo había dado a alguien que amaba. No podía ser mas feliz que en aquel instante. Desee que ese momento durase para siempre, eternamente. Besándote en aquel frió banco del olvidado parque.

 

-Yoa- musite.

 

-Ren, no digas nada -dijiste mientras acariciabas mi rostro tiernamente.

 

-Ejem Ejem - carraspeo una ajada voz a nuestras espaldas- ¡Debería daros vergüenza degenerados!

 

Quien gritaba era una anciana vestida de negro que nos amenazaba con un vetusto bastón. La anciana tenia la venas del cuello henchidas y enrojecido el rostro. Parecía, fielmente, que le fuese a estallar la cabeza en cualquier momento. A la vez; atraído sin duda por los gritos, un policía se acerco a nosotros.

 

-¿pasa algo señora? -Pregunto el uniformado mientras se ajustaba la gorra a una cabeza a la que le faltaba el pelo de antaño.

 

-Estos dos desaprensivos estaban dando una espectáculo bochornoso, ¡aquí mismo!, donde cualquier inocente niño podría contaminarse con el ejemplo, ¡detengales inmediatamente!- Dijo efusiva la señora sabedora de la verdad absoluta.

 

-Pero espere un instante…señora ¿Qué han hecho estos muchachos? -Pregunto extrañado el policía rascándose la frente con la gorra y observándoles de nuevo.

 

-¿Es que no lo ha visto? Estos dos truhanes… ¡estos sodomitas! se estaban besando a plena luz del día, ¡deténgales!- Grito la señora con aspecto de cuervo.

 

-Pero señora… -contesto el policía suspirando- Besarse no es ningún delito.

 

-Pero esta usted ciego, ¿o que? -le increpó amenazando con golpearle con el bolso- No ve que son dos… Dos ¡dos chicos! ¡Hombres!.

 

-Señora. Aquí solo veo a una pareja de enamorados que tienen perfecto derecho a usar este parque, espacio público,  como mejor les convenga -contesto el policía con evidente enfado- pero si usted sigue gritando me la tendré que llevar por escándalo publico y cualquiera de estos chicos podrá demandarla por infamia.

 

Nos quedamos mirándonos a la vez que aguantábamos la risa mientras la anciana señora se ponía aun mas colorada y se marchaba con la cabeza baja refunfuñando maldiciones para todos nuestrs ancestros. El policía nos guiño un ojo y continúo con su ronda a lo largo del parque.

 

Cuando se hubo marchado comenzamos a reírnos dando palmadas felicitando al policía que tan bien había hecho su trabajo, cuando dejamos de reírnos casi sin aliento volvimos a mirarnos. Debiste mirar tu reloj y tras disculparte tuviste que irte pero no sin antes compartir un último beso en esa tarde tan llena de tensiones y magia. Me quede en ese banco una hora más, disfrutando del recuerdo, del placer de tus besos. Sentí que algo dentro de mí estallaba, crecía y se expandía por todo mí ser.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).