Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Vampiros. por Seiken

[Reviews - 46]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Saga seguía fumando con toda la calma del mundo, Shura estaba a su lado, preguntándose qué estaba pasando y porque actuaba de esa forma, como un perro guardián junto a esos niños. 
 
-Quiero que distraigas al toro menor, no dejes que me interrumpa y tal vez pueda salvar la vida de su hermano. 
 
Shura arqueo una ceja, mirándole de reojo, con una expresión sorprendida y curiosa, pero asintió, levantándose del sillón, para salir a ver al joven toro. 
 
-Todo esto debe parecerte una locura... 
 
Harbinger ni siquiera volteo a verle, estaba furioso con el mundo, con los doctores y con todo en general, mucho más con ese Saga, que actuaba como si esa persecución fuera algo cotidiano, como si comprendiera todo en el mundo.
 
-¡Tú qué sabes sobre cualquier cosa! 
 
Shura no se movió ni un centímetro, sonriendo, el comprendía mucho más de lo que Harbinger hacia, pero no sé lo diría, el tenía sentido común y no quería asustar al pequeño toro cuando ya habían pasado por demasiado. 
 
-Tienes razón, pero tal vez nunca te han dicho esto, yo puedo escucharte, si quieres, puedes decirme todo lo que te molesta. 
 
Harbinger abrió y cerró la boca varias veces, sin saber qué decirle o como actuar, desviando la mirada con un ligero tinte rojo en sus mejillas. 
 
-Que te voy a estar contando cualquier cosa, bastardo.
 
Eso si logro que Shura se riera, ofreciéndole un cigarrillo a Harbinger, recargandose en el barandal, disfrutando el paisaje de la ciudad, su belleza, encogiéndose de hombros cuando el toro moreno empezó a fumar a su lado. 
 
-La ciudad es realmente hermosa... 
 
*****
 
Saga ingreso en la habitación en donde estaba Aldebaran, con una máquina unida a su cuerpo, midiendo los latidos de su corazón, un respirador ayudándole con esa tarea, aunque se veía pacífico, como si sólo estuviera durmiendo. 
 
-Estas cosas son prácticas, pero no cuando la enfermedad no es física. 
 
Saga acarició la frente de Aldebarán, desde sus cejas hasta su cabello, suspirando, era un joven amable, tenía la imagen de un toro de Lidia, una criatura hermosa, que debería poder pastar en los prados, no ser utilizada como carne de cañón, aunque este muchacho tenía suerte de nacer en esa época, de encontrarse en otros tiempos, le obligarían a pelear en cuadriláteros, en coliseos, y eso era un acto en contra de la naturaleza.
 
-¿Quien te ha hecho esto? 
 
Pregunto entonces, llevando su mano a su pecho, a la altura de su corazón, concentrándose para sentir la energía vital de ese joven gigante. 
 
-No puedes esconderte... no te lo permitiré. 
 
Pronunció cambiando su forma por la verdadera, de su cabello nacían tentáculos, como los cabellos de medusa, a sus espaldas también había más tentáculos, todos ellos de pulpo, algunos con garras, otros con dientes, su cuerpo era humano, pero de unos colores difíciles de describir y a sus costados, una decena de ojos flotaban en pequeñas nubes, los que se abrieron para ver con sus ojos inmortales al toro moribundo en esa cama. 
 
-No te escondas, yo sé que estás ahí. 
 
Saga buscaba el parásito que se estaba llevando la vida del toro, como lo haría un médico con una enfermedad, encontrando una serpiente, una creación astral enredada en el corazón del gigante, era un hechizo antiguo, poderoso, que seguía a la víctima de generación en generación, matandola cada una de aquellas vidas. 
 
-Ya te ví maldita mierda.
 
Pronunció con su voz tranquila, sosteniendo la serpiente dorada con sus manos, la que empezó a retorcerse, con una apariencia mucho más acorde a un gusano, que a un reptil, enredándose en sus manos, de las que comenzaron a brotar más tentáculos, que iban arrancando pedazos de la criatura, hasta destruirla por completo. 
 
-Con esto será suficiente. 
 
Reviso de nuevo el aura del toro, sus tentáculos tocando su piel como si fueran sus manos, asegurándose de que ya nada estuviera dañando al menor, separándose cuando lo encontró sano y salvó. 
 
-Fuiste muy astuto Shaka, debo admitirlo, pero yo lo soy más. 
 
Saga regreso entonces a la normalidad, viendo cómo los signos vitales del toro iban recuperándose, su respiración, su fuerza, pensando que pronto despertaría, pero cuál fuera su sorpresa al ver que el joven toro ya estaba despierto, quien sabe desde que momento, observándolo con demasiada tranquilidad. 
 
-Ire por tu hermano. 
 
Aldebaran cerró los ojos, sin entender muy bien que había visto, pero no le importaba, ese desconocido los estaba protegiendo, Saga era su aliado y creía que esa imagen en ocasiones la usaba en sus espectáculos. 
 
-Gracias. 
 
Pronunció, apartando la máscara de oxígeno de su boca, estirando una mano en su dirección, la que Saga tomo por instinto, mirándole fijamente. 
 
-Eres una buena persona... 
 
No lo era, al menos, él no se sentía como una buena persona, no después de haberles dado la espalda por tanto tiempo a esos muchachos, a su antiguo amor, pero no dijo nada, únicamente se soltó con delicadeza de esa mano que sostenía la suya. 
 
-No le diré nada a nadie... sobre ti, mis labios están sellados. 
 
Pronunció de nuevo, cerrando los ojos, escuchando como Saga se marchaba, quien al salir tuvo que recuperarse de aquella impresión, de la gentileza de ese toro, usando uno de sus ojos, el que utilizaría para darle un mensaje a Shaka. 
 
*****
 
Shaka sintió cuando destruyeron su parásito, el que debía destruir al joven toro, pero en cambio, alguien más hizo lo que Mu nunca pensó realizar, curar la enfermedad, en vez de cambiarla por otra nueva. 
 
Tenía una idea de quién pudo hacer algo así, pues su maldición era poderosa como ninguna otra, y solo había un ser que haría algo así, uno que era conocido por su indiferencia, por su falta de sentido común, uno que se vestía como un payaso, una abominación. 
 
Cuyo ojo se materializó delante suyo, en una nube de pequeños tentáculos, suponía que ese era un mensaje para él, que estaba sentado en un sillón de piel, vistiendo unos pantalones ajustados como única prenda. 
 
-No te imaginaba como el tipo romántico, asesinar a la reencarnación del amante de quién te rechazó, es muy trágico.
 
Shaka podía imaginarse a la abominación riéndose de el, en alguna parte de ese mundo, en compañía de los dos toros, pensando que podía protegerlos de él.
 
-Pero esto se acaba hoy, esos toros están bajo mi protección y como ya me tienes arto, voy a matarte, como el perro rabioso que eres. 
 
Poco después desapareció, sin molestarse a escuchar su respuesta, ni siquiera le interesaba. 
 
*****
 
Saga camino hasta donde estaba Harbinger, su mirada perdida en la ciudad, Shura fumando plácidamente a su lado, con una expresión tranquila. 
 
-Tu hermano acaba de despertar.
 
Harbinger no le respondió, únicamente camino tan rápido como podía en dirección de la habitación de su hermano. 
 
-Es todo un rayo de sol... 
 
Se quejo Shura demasiado divertido de aquella actitud, encontrandola refrescante, prestándole el cigarrillo a Saga, que lo fumo con calma, recargandose en el barandal. 
 
-Son perseguidos por dos vampiros, tu cómo estarías... 
 
Aterrado, pero él no lo estaba, el estaba enojado, colérico, lleno de vida. 
 
-Me agrada...
 

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).