Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

No es tan súper ser súper por Verdadero98

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

NO ES TAN SÚPER SER SÚPER


CAPÍTULO 3


AL DÍA SIGUIENTE


No recuerdo muy bien que estaba soñando, eso sí, era algo re loco, aunque eso no es lo importante, fue más loco lo que pasó al abrir los ojos, como era de esperar, cuando desperté no estaba en mi cuarto, y donde estaba apoyando la cabeza no era una almohada.


-Ara, que atrevida es Natsuki-. Eran los pechos de Shizuru, y hasta la tenía abrazada.


-¡AHHH!-. Me teletransporté fuera de la cama. -¡Yo…


Hice muchos ademanes con las manos, estaba lo que le seguía a nerviosa, por todos los cielos, ¿¡Que había hecho!?, Endurecí mi cuerpo, si esa mujer me soltaba una bofetada, que bien merecida me tenía, iba a necesitar ser de acero para soportarlo.


Mostró una expresión coqueta. -No dije que me molestara-. Para estar recién levantada, Shizuru lucía demasiado bien, todo lo contrario a mi desastrosa apariencia matutina. -Estás calientita, eres mejor que una cobija-. Se estiró, luego apuntó su propia mejilla. -Aunque babeas un poquito-. Me tallé la cara, sí tenía baba seca. ¡Que vergüenza! -Es… tierno-. Sonrió. ¡La cabeza iba a explotarme por culpa del maldito sonrojo!


-¡No fue intencional!-. Me preocupaba que fuera a pensar que era una pervertida.


-¿O sea que no quieres estar conmigo? -. Sin saber que la pervertida era otra. - Que tristeza…-. Y yo de idiota, creyéndome que sí se había puesto triste.


-Espera, espera-. Nerviosa se me hacía bolas el engrudo, además iba despertando, la vida no podía ser tan injusta como para ponerme a dar explicaciones en ese estado. -Es que… yo bueno…-. No me gustaba tener que rebelar mis defectos. -Me teletransporto sin querer mientras duermo-. Me rasqué la cabeza. -¡No pienses que soy una aprovechada!-.


-Dudo mucho que alguien con pijama de ositos en motocicletas sea una aprovechada-. ¡Maldita sea! Sabía que debí dejar ese pijama en casa, pero Saeko igual la empacó en mis cosas, porque era mi favorita. -Aunque si eso te pasa seguido-. Puso sus dedos en su mentón, en pose pensativa. -Creo que de ahora en adelante mejor duermo con ropa-. ¿Con… ropa? Abrí mucho los ojos al darme cuenta de que efectivamente, bajo las sabanas que sostenía con su otra mano… Shizuru estaba desnuda.


-¡LO SIENTO!-. Me volteé, no lo había notado porque seguía medio dormida, perdida en el limbo, el sonrojó que experimenté me llevó a pensar que sería mejor morirme en ese mismo momento.


Dejó las bromas de lado y me sonrió de modo comprensivo. -Está bien-. De ninguna manera eso podía estar bien. -Todos tenemos algún detalle al dormir, algunos roncan, otros patean, tú te teletransportas y yo a veces suelto descargas eléctricas-.


-¿¡Qué!?-. ¡Y yo durmiendo sobre sus tetas!


-Ara, pero no te he soltado ninguna, que buenas noticias-. Digo, no podía enojarme por eso, era yo quien había infringido en su privacidad, metiéndome a su cama y… manoseándole, todo mientras estaba perdida en el mundo de los sueños, ¿Con que cara iba a reclamarle algo? -Casi tan buenas como el haber despertado contigo-.


-¿¡QUÉ!?-. Volví a gritar, su risa… Demonios, ¡Había vuelto a caer!


-¡Es muy temprano para que griten, maldita sea!-. Esa fue Nao, desde su cuarto, maldita oídos biónicos.


La puerta se vino abajo. -¿¡Estás bien Shizuru!?-. Mai le había derrumbado con su telequinesis. -¿Natsuki?-. Miró la escena confundida, como si no fuese suficiente, Mikoto entró volando.


-¿¡Vamos a pelear!? ¡Pido ir contra Shizuru!-.


-Ara…-. Mai vio a Shizuru, notando de inmediato que solo la cubrían las sabanas, y no sé cómo, conmigo en mi pijama de ositos en motocicletas, pensó otra cosa.


-Mikoto… creo… que deberíamos irnos-. Le tomó del brazo. -¡Lo siento por interrumpir!-. Salió volviendo a poner la puerta en su lugar.


-Al parecer hubo un malentendido-. Mientras que yo quería morirme de la vergüenza, Shizuru estaba completamente relajada. -Tal vez… ¿Natsuki?-.


Me teletransporté a mi habitación, no tenía idea de como iba a salir y darle la cara a Shizuru después de aquella escena, pero tendría que encontrar la manera, rápido, el día apenas comenzaba, y seguía la hora de la ducha, me tentó mucho la idea de rogarle a Saeko que me dejará regresar a casa.




Aunque Garderobe tenía dinero de sobra, en lugar de hacer baños en nuestras habitaciones, hicieron uno grande para todas, sospechaba que era parte de su plan para forzarnos a convivir.


-Tú puedes Kuga-. Me auto animé, estaba decidida a fingir que no había pasado nada. -A mal paso darle prisa-. Con toda la dignidad que poseía dejé mi ropa en el área de los vestidores, no iba a admitirlo en voz alta, pero fue un alivio pasar a las regaderas y encontrarme solo con Mai, aunque ella no notó que entré por tener los ojos cerrados, viéndole como llegó al mundo solo pude pensar en una cosa, y esa sí que la dije en voz alta. -¿En serio tienes 16 años?-. Las tetas que se cargaba no parecían de alguien de nuestra edad.


-¡Ahhh!-. ¿No sé esperaba ver a alguien más o qué? Digo, a mí tampoco me entusiasmaba la idea de que me vieran en pelotas, pero era un baño compartido, obviamente íbamos a toparnos en uno u otro momento, estaba escrito en el malévolo plan de la vieja. -¿¡Natsuki!?-.


Se puso roja, no me atreví a burlarme de eso, presentía que yo y los sonrojos seríamos uno solo gracias a cierta chica de ojos rojos. -Tranquila, en distinta medida pero tenemos lo mismo-. Me metí a una de las regaderas.


Mi indiferencia fue tranquilizadora para ella, como vio que no pasaba nada, retomó su ducha. -¿Y tu amiga?-. Preguntó mientras se enjabonaba.


Repito, no me emocionaba eso de platicar, y menos desnudas, sin embargo tenía que hacer mi esfuerzo por ser un poquito menos asocial. -¿Mi amiga?-. Tomé el jabón.


-Sí, la que hace explotar las luces, Shizuru-.


Fruncí el ceño, aunque me había dado por querer hablar con ella cuando prefería ignorar a todo el mundo, y me había metido en su dormitorio involuntariamente, técnicamente apenas íbamos conociéndonos. -No tengo amigos-. Respondí.


-Parecían cercanas-. Volvió a ponerse roja, supe que estaba pensando en como nos encontró esa mañana, por consecuencia yo también me sonrojé, giré el rostro hacia el agua de la regadera para ocultarlo. -Ayer saliste de Garderobe solo para traerle comida y…


-No fue por ella-. Mentí. -Yo también tenía hambre-.


-Pero se la pasó cerca de ti todo el tiempo y… -. Le miré mal humorada. -¿De verdad no son amigas?-.


-Amigas…-. Incluso yo, con mis pésimas habilidades sociales, sabía que tirarle un estante encima y manosearle las tetas dormida, no era la forma de hacer amigos. Agité la cabeza, accidentes, habían sido solo accidentes. -Ya te dije que no tengo amigos-. Se me cayó el jabón y me agaché.


-Ara, creí que lo nuestro era especial, Natsuki-.


-¡AHHH!-. La tenía parada atrás. -¿¡Cuándo entraste!?-. Me teletransporté a otra regadera.


Mikoto entró corriendo, fue directo a Mai y la abrazó. -¡Lo hablamos ayer!-. Quería quitársela. -¡Espacio personal!-. Pero Mikoto parecía garrapata, no tenía caso llevarle la contraria.


-¿Y sí seguimos su ejemplo y nos abrazamos?-. Bromeó Shizuru.


-¡Tú quédate de ese lado!-. Le señalé la ducha en la que yo había estado.


-Pero antes de despertar parecías querer abrazarme-. Tenía una sonrisa pícara, quería hacer que me sonrojara, de nuevo.


-¡No Mikoto, no las toques!-. No quise ver de que demonios hablaba Mai, Shizuru sí que lo vio.


-Ara, y sí…


-¡Sea lo que sea, no!-. Grité.


-¡Mikoto, para, por favor!-.


En medio de los gritos, Nao entró a una de las regaderas, estaba bastante tranquila, hasta que el hámster en su cabeza comenzó a correr. -Oigan, oigan, ¿Es buena idea ducharnos con Chispitas? ¿Qué no puede electrocutarnos a todas con el agua?-. ¡Demonios! ¡No lo había pensado! Todas vimos a Shizuru con una exagerada mueca de horror, eso como que le divirtió, obviamente ella sí que lo había pensado.


Hizo un gesto despreocupado con la mano. -Cálmense, está controlado-. Las luces parpadearon, Mai hizo levitar un pedazo de piso, Nao saltó para agarrarse a el y alejarse del suelo, Mikoto voló, y yo me teletransporté arriba de una de las divisiones de las regaderas. -Les juro que esa no fui yo-. Dijo con una expresión tranquila, como si no hubiéramos estado a punto de tener un infarto. -No siento electricidad en el agua, pueden bajar-.


-¿Cómo podemos estar seguras?-. Nao le vio con los ojos entrecerrados. -Yo digo que Kuga lo compruebe-.


-¿¡Y yo por qué!?-.


-Porque eres su amiga-. Le aventé el jabón a Mai, lo detuvo en el aire.


Con un gruñido, regresé a la ducha.


Las demás también regresaron a sus regaderas, sin confiarse demasiado. -Tranquilas, no electrocutaría a Natsuki-. Esa mirada, ¡Esa mirada que me daba! ¿¡Cómo coño iba a ducharme con esa mirada encima!?




El siguiente reto del día fue el desayuno, gracias al cielo no lo fue para nosotras, sino que lo fue para el cocinero que acababa de llegar. Cuando íbamos para la cafetería, Nao le escuchó decir: Son solo cinco adolescentes, ¿Qué tanto podrían comer?


-¡Comida!-. Mikoto abrió la puerta con un golpe innecesario.


-Buenos días-. Saludó el chico, con una sonrisa, casi me compadecí de él, no tenía ni idea del trabajo que se le venía encima.


Media hora más tarde, estábamos escuchando el llanto del cocinero mientras devorábamos todo lo que iba poniendo en nuestra mesa, no importaba que tan rápido cocinara, no era suficiente, tal vez debieron contratar a un equipo, creo que el pobre estaba al borde de una crisis nerviosa. -¿¡Qué son ustedes!?-. Lloriqueaba batiendo más mezcla para los panqueques.


-¡Más comida!-. Exigió Mikoto levantando su plato.


-A estos huevos les falta algo-. Mai hizo levitar la sal desde la cocina hasta la mesa.


-¿Y mi batido de chocolate?-. Reclamó Nao, con un pedazo de tocino en la boca.


Como no, nuestra escenita atrajo al fósil de Garderobe, abrió la puerta de la cafería, topándose con la imagen de nuestra mesa llena de platos vacíos. -¡SEÑORA!-. El cocinero salió corriendo de la cocina y se echó a sus pies, abrazándole las piernas.-¡Son posos sin fondo! ¡Tienen hoyos negros, no estómagos!-.


-"Son solo cinco adolescentes, ¿Qué tanto podrían comer?"-. Arremedó Nao con una sonrisa burlona.


Aunque no fui yo, la vieja me vio feo a mí, como diciéndome: Sé que eres la manzana de la discordia. Tuve boca de profeta al pensar que llevaríamos una relación complicada. -Cada vez que me teletransporto destruyo y reconstruyo mis moléculas, haz eso y después dime si no te mueres de hambre, vieja amargada-. Le di una mordida a mis panqueques bañados en mermelada.


-¡KUGA!-.


-¿Qué?-. Hablé con la boca llena.


-¡Discúlpela, con hambre no piensa bien las cosas!-. Ay Mai, con o sin hambre no iba a respetarla.


La vieja me vio, yo le vi, me volvió a ver y suspiró. -El metabolismo de la joven Fujino es tan exigente como el de todas, y mírenla, está ahí tranquila, con su taza de té-.


Señalé con el pulgar a Shizuru. -Ella se comió los primeros 50 panqueques, medio kilo de tocino, y esa es su decima taza de té-. Por eso estaba tan tranquilita.


-…


La vieja mejor se dio la vuelta para irse. -¡No me deje aquí con esas cosas!-. El cocinero me daba pena ajena.


-Esas cosas son el futuro del país, aliméntalas-. Se fue.




Dado que prácticamente destrozamos nuestro primer salón, nos asignaron otro, uno que era exactamente igual y que estaba justo al lado. Midori aún no había llegado, no me sorprendió, dudaba mucho que la puntualidad fuese una de sus virtudes, me molestaba mucho que la gente llegará tarde, muy seguido Saeko tenía que recordarme que no todos podían teletransportarse a sus destinos, para mí era una excusa, una vez se lo dije… no volví a hacerlo, ese día me obligó a ir en el auto con ella, estuvimos 4 horas atrapadas en el tráfico, fue un infierno.


Que más daba, de igual manera, seguramente la ebria de Midori llegaría a dormirse. Pasé de largo al fondo del salón, procuré no ponerme bajo las luces, en silencio, por segunda vez Shizuru se sentó a mi derecha.


-¿De verdad, de verdad no son amigas?-. Mai se sentó frente a mí, gruñí. -Es que en serio que parecen cercanas-. Emití otro gruñido. -No eres muy comunicativa, ¿Verdad?-. Fruncí el ceño. -Nop-.


-¿No te cansa tener esa expresión todo el tiempo?-. Mikoto volaba de cabeza a mi izquierda, imitó mi gesto. -Definitivamente me cansaría estar así todo el día-. Definitivamente me la pasaría gruñendo ese día, la clase iba iniciando y ya habían conseguido estresarme, mis compañeras tenían un serio problema con el espacio personal. -¿Te estoy estresando?-. Agitó su mano frente a mí.


-Mikoto…-. Mai sí que se dio cuenta de que pensaba soltarle un puñetazo. -Creo que deberías darle un poquito más de espacio a Natsuki-.


Tan energética como era, Mikoto sacó su emoción desde temprano, dejó de verme solo para mirar hacia mi derecha. -¡Shizuru, pelea conmigo!-. La nombrada le vio con una cara que decía en letras mayúsculas: ¿Acaso quieres morir tan joven?


-No creo que sea buena idea, no aquí-. Se excusó con un tono calmado, eso no desanimó a Mikoto.


-¡Entonces tú y yo, Natsuki!-. Mi obvia expresión de: Ni lo pienses, tampoco le quitó ánimo. -¡Nao!-. Voló hacia ella. No entendía cual era su obsesión por competir.


Shizuru veía la situación con una discreta sonrisa, seguramente le divertía ver que alguien más, aunque sin ser la intención, fastidiara a Nao. Mai se percató de que ella también tenía una presencia silenciosa. -Creo que tú tampoco hablas mucho-. Caí en cuenta de que eso era cierto, solo que en lugar de gruñir y hacer malas caras como yo, Shizuru mostraba una sonrisa amable, fruncí el ceño, si a las demás les sonreía de ese modo, ¿Por qué a mí me sonreía como si fuese a hacerme una travesura?


-¡Ya cálmate Aquaman!-. Vi que Nao, sentada dos bancos a mi izquierda, enrojecía su mirada.


-¡No lo hagas Nao!-. Mai tuvo que intervenir, Shizuru y yo observamos en silencio.


Con una carcajada, finalmente Midori se dignó a entrar al salón, le temblaban las piernas y se iba de lado, aunque sin duda, se veía mejor que el día anterior. -¡Buenos días!-. Retiró lo dicho, al alzar la mano nos mostró que tenía otra botella. -¿Eh? ¿No eran cinco?-. Intentó enfocar la mirada, terminó riéndose. -Ahhh ya… -¿Quién de todas se multiplica?-.


¿En verdad ella iba a ser nuestra mentora?


-Midori senpai… ninguna se multiplica-. La botella flotó lejos de su mano, ese día comenzó el eterno reto de Mai de intentar mantener sobria a Midori.


Iba a darle un trago a su bebida. -¿Qué? Juraría que traía una botella-. Ni se había dado cuenta de que la botella flotaba sobre su cabeza.


-Está…-. Mikoto iba a revelarle la verdad.


"¡Cállate Mikoto! ¡Ninguna le diga donde está esa botella!" La voz de Mai se escuchó en mi cabeza, supongo que en la de las demás también. "¡Explotaré el banco de la que abra la boca!"


"¿Mai? ¡Mai!" Mikoto parecía emocionada. "¿Me escuchas? ¿Me oyes? ¿Me sientessss?"


"¿Si sabes que todas te oímos, no?" Nao blanqueó los ojos.


"¿Cómo apagó esta cosa?" Digo, no me apetecía ni conversar hablando en voz alta, ¿Cómo por qué querría hacerlo vía telepática?


"Ara, Natsuki se ve guapa desde aquí"


Al demonio, fue inevitable sonrojarme. "¡Shizuru, todas te escuchan!" Pegué la cabeza al banco.


Su risa sonaba igual mentalmente. "Lo sé" Quería teletransportarme lejos de ahí.


"¡Yo digo que si son amigas!"


"¡YA APAGALO MAI!"


"Ya voy, ya voy" Con eso, Mai nos devolvió nuestra privacidad.


Durante dos minutos Midori observó en distintas direcciones buscando su botella, esta flotaba a su alrededor evitándole, tuvo que rendirse. -En finnn…


-¡Pelee conmigo senpai!-. Por si aun había dudas del hecho, esa fue Mikoto.


-¿Tú eres la que vuela, verdad?-. Lo peor… es que en ese momento Mikoto estaba en el aire. -Luego, luego-. Se dejó caer sobre su escritorio, su actitud despreocupada le hacía parecer otra adolescente. -Comencemos la clase de hoy-. De un momento a otro, la condenada parecía sobria.


Encendió la pizarra electrónica, escribió una pregunta: ¿A quién debo salvar? Nos miró con una gran sonrisa. -No tienen que explicar como lo harían, solo a quien eligen. Imaginen un incendio, tenemos a un abuelito y a un niño, ¿A quién deben salvar?-.


-¿¡Y si es mi abuelito!?-. Mikoto.


-Al niño… ¿O al abuelito?-. Shizuru.


-No puedo decidir-. Mai.


-¿Y si no me interesa salvar a ninguno?-. Todas voltearon a verme. -¿Qué?-. Me encogí de hombros.


-Pero que fría eres Kuga-. Nao me vio con ojos entrecerrados. -Pero ella tiene razón, ¿Y si me da flojera salvar a cualquiera?-.


-¡Tienen que salvar a los dos! ¡Los dos!-. Definitivamente después de Mikoto, Midori era la más energética en ese salón. Escribió otra cosa en la pizarra. -Nunca podremos salvar a todos, pero debemos salvar a todo aquel que podamos-. Mostró lo que escribió. -¡Porque son las Hime Sentai!-.


Ahí sí que abrí la boca. -Ni en sueños, no nos llamaremos así-. No pensaba ser la nueva generación de power rangers. -Para nada-. Me crucé de brazos. -No-.


-Concuerdo con Natsuki-. Shizuru me hizo segunda.


-Hasta Equipo Dinamita me gusta más-. Y Nao tercera.


-¡Equipo Dinamita!-. Mikoto alzó su puño.


Midori miró con esperanza a Mai. -Lo siento senpai, pero… Hime Sentai suena ridículo-. Así pateamos su esperanza.


Bufó. -Bueno… ya pensaremos un nombre-. Aceptó borrándolo de la pizarra. -Entonces, de nuevo, tenemos a una embarazada y un paralitico, ¿A quién deben salvar?-.


-¡El paralitico!-.


-¿La embarazada cuenta como premio doble?-.


-¡Lanzo una moneda!-.


-Ara…


Yo ni respondí.


Seguimos con preguntas similares durante una hora, hasta que comenzamos a entender que la respuesta siempre era la misma: Debo salvar a los dos. No me convencía mucho ese razonamiento, pero era lo que debía meterme en la cabeza. Tenía que pensar como un superhéroe, o sea, hacer lo que estaba éticamente bien y no lo que yo haría realmente.


-Midori-. Le llamé.


-Dime Midori senpai-.


-Midori-. Hizo un puchero que ignoré por completo. -Nao no deja de mirarme, dile que pare-. Dije molesta, llevaba 15 minutos viéndome con ojos saltones.


-Como si las miradas mataran…-. Sonrió maliciosa.


-¡Deja de verme!-. Golpeé el banco.


-¡Oblígame!-.


-Vamos… no es tan malo que te vea-. Midori le restó importancia.


-¡TIENE MIRADA LÁSER!-.


-¡Nao deja de ver a Natsuki!-.


-¡Oblíguenme!-. Gruñí, entonces Nao saltó de su lugar. -¡Carajos, Chispitas!-.


-No sé de que hablas…-. Sonrió angelicalmente, casi había coros divinos y nubes a su alrededor, sí que sabía fingir demencia.


Mai volteó a verme. -Insisto en que sí que son amigas-. Blanqueé los ojos.


En mi anterior escuela era de las que pedían ir al baño y nunca regresaban, lástima que esa no podía aplicarla en Garderobe. -No te gusta estar encerrada-. No era una pregunta, estaba afirmándolo, miré a Shizuru.


-No si no es mi casa-. Acepté. -Acostumbro a ir de un sitio a otro-.


-¿Has visitado muchos lugares?-. En ese momento Midori no nos prestaba atención por estar dándole a Nao un sermón sombre no amenazar con miradas láseres a tus compañeras.


-Ya perdí la cuenta-. Respondí con sinceridad. A esas alturas de mi vida, pese a no ser tan larga, había tenido la suerte de poder conocer prácticamente todos los lugares que quería, y muy seguido descubría nuevos sitios.


-Natsuki si habla-. Mikoto se metió. -¿Pero por qué solo habla con Shizuru?-.


-Porque son amigas-. Mai me miraba acusatoriamente.


-Que no tengo amigos-. Mascullé.


-Ara, cambiaré eso-.


-¿Qué dijiste?-. No le había escuchado.


-Que Midori senpai quiere que salgamos-. Apuntó a la puerta. Negué con la cabeza, sabía que no había dicho eso, ni siquiera se parecía.




Fue un respiro para mi alma salir del salón de clases. Seguimos a Midori al gimnasio. -Ahora que ya digirieron el desayuno, es hora de algo de ejercicio. Vayan a cambiarse-. Señaló al área de los vestidores.


-¿Con que ropa?-.


-Miss Maria ya se encargó de eso-. Con que Midori le decía Miss Maria a la vieja amargada. -En sus casilleros está su ropa deportiva-.


Ni siquiera Saeko me decía como vestirme, no me apetecía quitarme mi chaqueta para ponerme lo que sea que la vieja hubiera escogido para mí, sin embargo, pensándolo bien, la situación prometía que íbamos a sudar en serio, y de ser así, prefería no apestar mi ropa. -Crustáceos-. Sí… la costumbre, escuché a Nao reírse.


El vestidor del gimnasio, al igual que el de nuestro baño, era amplio, y el orden de los casilleros era el mismo que el de nuestras habitaciones, traducción, yo quedaba en medio de Nao y Shizuru. -Mermelada-. De nuevo Nao se burló.


-¡Ya Nao!-. Era horrible que pudiera escuchar absolutamente todo.


La pequeña puerta metálica tenía una placa con mi apellido, le abrí, dentro vi siete juegos del mismo conjunto deportivo, el modelo era en su mayoría color negro, con algunos detalles en plateado, consistía en un pants y una playera de manga larga que también me cubriría la mitad del cuello, ambas prendas definitivamente iban a pegárseme al cuerpo como una segunda piel, hice una mueca, esa idea no me parecía agradable, peor tantito cuando vi que la playera en la parte trasera tenía el símbolo de Garderobe, el detalle no me sentó nada bien, sentía que estaban marcándome como a un animal en una granja.


También había unos guantes que además de cubrirme las manos por completo reafirmarían mis muñecas, y unos tenis para correr que cubrirían hasta un poco más arriba de mis tobillos.


-Se te verá bien-. Shizuru tenía su uniforme en la mano.


-Como sea-. Saqué el mío.


La situación era ridícula, porque ya nos habíamos visto desnudas en las duchas, pero me daba vergüenza cambiarme frente a Shizuru, sabía que la cabeza iba a explotarme por culpa de un sonrojo si volvía a verme como me vio allá.


-Ara, sin pena-. Ella sí que desabotonó su blusa sin problemas, viéndome a los ojos. -Tenemos lo mismo-. Me guiñó un ojo.


Yo… terminé teletransportándome a mi habitación, me cambié en tiempo récord y volví, Shizuru apenas estaba poniéndose la playera cuando aparecí. -Que veloz es Natsuki-. Sentí que su mirada era un escáner. -Te dije que te quedaría bien-. Un escáner que conseguía ponerme casi tan nerviosa como el verla con aquel uniforme. Tal como predije, aquellas prendas parecían más una segunda piel que ropa como tal.


Desvié la mirada, a ella sí que le quedaba bien, hacía que un uniforme que en mi opinión era horrible, no se viese tan feo. -Vamos-. Caminé hacía la entrada de los vestidores, Shizuru me siguió con una sonrisa.


-Y luego dice que no son amigas-. Ignoré a Mai.


Midori nos explicó que tenía que hacernos unas pruebas para evaluar nuestro estado físico y nuestras habilidades, Garderobe quería llevar un registro exacto de nuestros progresos, o en su defecto, de los retrocesos.


La primera prueba tuvo lugar en la pista de atletismo, la instrucción era sencilla, lo único que teníamos que hacer era llegar a la valla que hacía de meta, ¿Qué tan complicado podría haber sido? Se suponía que nada, se suponía…


-Mai, vas primero-. Midori mostró sus dos pulgares arriba junto con una sonrisa. -¡Así no era!-. Pero en lugar de correr… -¡Tenías que llegar a la meta, no traer la meta hacia ti!-. Usó su telequinesis para atraer la valla. -Aunque bien jugado…-. Hizo una anotación en su tableta. -Sigues Mikoto-.


La susodicha salió disparada, como una bala de cañón, demonios, era en verdad veloz, solo que… -¡No era volando!-. Ni siquiera había tocado la pista. -¡Pero que velocidad!-. Anotó algo super emocionada.


-Ahora sí, no vale atraer la valla y tienen que tocar la pista en algún momento, vas Shizuru-.


Observé con atención, Shizuru se tomó muy literal eso de "en algún momento", ya que únicamente toco la pista dos veces, usó su superfuerza para llegar a la meta de un salto. -¡Que potencia!-. Una patada suya te borraría de la faz de la tierra.


-Nat…-. No dijo mi nombre completo y me teletransporté a la meta. -¡Estupendo!-.


-Por último, Nao-. Ella ni siquiera hizo el esfuerzo de moverse.


-Bueno, bueno, en vista de que ninguna corrió como nos marcaba el ejercicio…


-Wow, wow, alto ahí-. Moví las manos con gesto acusador. -No dijiste que debíamos correr-.


-¡Pero era obvio! ¡Estamos en una pista de atletismo!-. Bueno… -En fin, 10 vueltas, CORRIENDO, a la pista, ya-.


Contrario a lo que podría aparentar por ser una ebria de primera, Midori no era manipulable, por más que nos negamos, tuvimos que comenzar a correr. Mi metabolismo impedía que engordará comiera lo que comiera, el tema de mi condición física era punto y aparte.


-¡Churro!-. Grité.


-¿Eh?-. Mikoto iba a mi lado, volando era un cometa, corriendo… no era mejor que yo.


-¡Creo que quiso decir "Coño"!-. Nao iba mucho más atrás, pero podía seguirnos la plática la maldita, gruñí. -¡Sí era coño!-.


-¡Exijo un sostén deportivo!-. De reojo vi como rebotaban las tetas de Mai, auch, eso debía doler. -¡No Mikoto, no las toques!-. Mejor centré mi atención en el hecho de que sentía que escupiría mis pulmones.


-Animo Natsuki-. Shizuru tampoco era rápida, de hecho estaba corriendo a mi izquierda, aunque a diferencia de nosotras, no parecía querer morirse. -El ejercicio puede desestresarte-.


-No estoy estresada-. Quería matar a Midori por hacerme correr, que era diferente.


-¡MUEVAN ESAS PIERNAS!-. ¿De dónde había sacado un megáfono? -¡SOLO LES FALTAN 3 VUELTAS!-.


Mi orgullo y dignidad fueron las responsables de que terminará el ejercicio, con piernas de gelatina pero lo hice, quería tirarme a dormir, desgraciadamente, Midori salió con la detestable noticia de que teníamos que hacer otro ejercicio antes de poder tomar un descanso.


En contra de mi voluntad y con unas tremendas ganas de fugarme, seguimos a Midori de regreso al gimnasio, a la zona número 2, que recién habían terminado de construir, las enormes puertas de ese lugar me dieron mala espina, si correr no me había matado, muy probablemente lo que estuviera ahí dentro sí que lo haría.


-Churro…-.


-Definitivamente eso significa coño-.


Cuando las puertas se abrieron contemplé un muro de escalada, de esos usados para los juegos extremos, pero… era la versión de Garderobe, había pedazos que sí o sí nos harían ir de cabeza, otros demasiado estrechos, también había zonas que parecían una montaña del infierno, su altura alcanzaba por lo menos, los 50 metros, mierda, ni siquiera sabía como esa monstruosidad estaba dentro del gimnasio.


Sentía que todavía no me recuperaba de las 10 vueltas corriendo, eso debía ser una broma, una muy mala. -Su segunda prueba, ¿linda, no es así?-. Midori nos sonrió. -No se vale volar, saltar, flotar sobre algo ni tampoco teletransportarse, y como sé que seguramente son muy creativas, se los digo claro, no vale otra forma que no sea escalar para llegar a la meta-. Apuntó a un sitio marcado con una bandera roja. -¡Andando!-.


-¿No hay equipo de seguridad o algo así?-. Preguntó Mai con mucha preocupación.


-¿Qué? ¡Claro que no!-. La maldita soltó una carcajada. -¡Ustedes son el equipo de seguridad! ¡Suerte!-.


-¿¡Algo más!?-. Volteé para mirar feo a Mikoto.


-¿Quieren que les escupa fuego mientras suben?-.


-¡NO!-. Gritamos las demás.


-Odio este lugar-. Mascullé mientras caminaba hacia la pared.


Bueno, la escalada iba a terminar de drenarme la fuerza, al demonio, ya si no podía teletransportarme, recurriría a mi otro superpoder, no me dijeron nada de ese, endurecí mis manos para asegurarme de no destrozarme los dedos por un ejercicio de mierda.


Los primeros 5 metros no fueron tan difíciles, solo faltaban como 45, gruñí. A los 15 metros sentí el impulso de ser suicida y regresarme a casa con Saeko, en ese mismo punto vi de reojo que Mikoto, más abajo, parecía entre enojada y feliz, lo primero por no poder volar, lo segundo por experimentar un reto extremo, no muy lejos de ella, Mai tenía la cara roja del esfuerzo.


-¡Ya mátenme!-. Nao era la que escalaba más lento. -¡No era en serio, lo digo por ti Chispitas!-.


Shizuru venía 3 metros por debajo de mí. -¿Me estás viendo el culo?-. Dije entre dientes, juro por todos los cielos que sentía que su mirada me quemaba, pero no quise voltear para comprobarlo, para que no viera mi cara de tomate.


-Ara, no…


-¡Sí lo está haciendo!-.


-¡No te metas Nao!-.


Seguí escalando, cerca de los 25 metros estaba más que segura de que Shizuru sí estaba viéndome el culo.


-¡Si no se apuran comenzaré a escupirles fuego!-. Deseé que Shizuru le lanzará un rayo a Midori.


Ya allá por el metro 45, ocurrió la desgracia de la hora, la imbécil de Nao estornudó, eso activo su mirada láser, y como no, fue derechito a mí, lo esquive por los pelos, pero…


-¡AHHH!-. Del jodido susto me solté de la pared.


-Te tengo-. Pero la mano de Shizuru me atrapó.


-Gracias-. Sí, sí, me sonrojé, mierda. -No digas nada-.


Me dedicó una de sus miraditas picaronas antes de columpiarme de vuelta al muro, fingí no darme cuenta, las señales eran muy obvias, no, lo que le seguía a obvio, sin embargo, dentro de mi cabeza, consideré que estaba viendo cosas donde no las había.


Subimos los últimos metros una al lado de la otra y fuimos las primeras en llegar, ya en la cima, la prueba podía darse por concluida, un excelente motivo para retornar al suelo con mi teletransportación, pero bueno… quería ser solidaria con esa persona que intentaba por todos los medios serlo conmigo.


-¿No te teletransportarás abajo, Natsuki?-. Dijo Shizuru con sorpresa.


-Nah… vamos, veamos quien baja primero-. Mostró otra de esas sonrisas que yo juraba eran alucinaciones mías.


Cuando las cinco estuvimos en el suelo, Midori dijo que nos diéramos una ducha rápida para irnos a almorzar.




Unos minutos después, cuando entramos a la cafetería, el llorón del cocinero nos recibió impactado. -¿¡Qué hacen aquí!? ¡Aun no es la hora de la comida!-. Se refugió en la cocina, como si fuéramos a comérnoslo.


-¿No te lo dijeron, chico?-. Midori iba a comer con nosotras. -Las Hime Sentai…


-¡Que no nos llamaremos así!-.


-Las chicas comerán 5 veces al día, a veces 6-.


Hubo un grito de esos que dan las chicas antes de ser asesinadas en las películas de terror, solo que fue él, nos sentamos en nuestra mesa mientras que nuestro cocinero entraba en otra crisis nerviosa.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).