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No es tan súper ser súper por Verdadero98

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NO ES TAN SÚPER SER SÚPER

CAPÍTULO 5

A lo largo de mis 16 años, por uno u otro motivo, siempre desperté con los gritos de Saeko, nunca creí que fuera a extrañarlos, sin embargo, descubrí que había cosas mucho peores, y todas esas estaban reunidas en Garderobe.

Estaba en mi cama, en mi habitación, lo especifico por esa maña que tenía a veces, de irme con mi cama incluida cuando me teletransportaba dormida, en fin, estaba soñando de lo lindo con la maravilla de no estar atrapada en Garderobe, cuando una extraña voz me regresó a la cruda realidad.

"Psss, Natsuki"

Me cubrí hasta la cabeza con las sabanas. "Aun no son las 4" Gruñí somnolienta.

"Por dios, son las 3:59"

Caí en cuenta de que esa voz era la de Mai, pero su voz telepática que no podía ignorar porque sonaba directo en mi mente, aun así, usé la almohada para taparme los oídos. "Oh vamos Natsuki, sé que estás escuchándome" Entre los super oídos y ojos de Nao, y la capacidad de Mai para meterse a mi cabeza, una de las cosas que más extrañaba en Garderobe, era tener privacidad. "Natsuki"

Gruñendo me levanté de la cama para cambiarme, tenía el presentimiento de que Shizuru terminaría viéndola, pero no quería que las demás vieran mi pijama de dinosaurios vaqueros, ya tenía suficiente con que conocieran la de ositos en motocicletas y la de gatitos astronautas. "¿Qué quieres?" Pregunté con mi peor tono, en un intento de motivarle a que mejor no me pidiera nada.

"Necesitamos tu teletransportación en mi cuarto…"

-¿Necesitamos?-. Aparecí en su habitación, con el ceño fruncido y los brazos cruzados. -¿Quién…-. Algo húmedo cayó en mi hombro derecho. -¡Ay pero que asco!-. Era saliva.

-Buenos días Natsuki-. Mai me sonrió nerviosa.

-Buenos días mis…

-Ayúdame a bajar a Mikoto, por favor-. Sí, la baba que me había caído era de Mikoto, misma que balbuceaba dormida algo acerca de luchar contra Cocinero-Kun. Al parecer, Shizuru y yo no éramos las únicas que teníamos conflictos con nuestros superpoderes al dormir. Probablemente mi mirada le dijo lo que pensaba: ¿Y por qué demonios no la despiertas en lugar de fastidiarme a mí? -Es que Mikoto es sonámbula-.

Miré como Mikoto estaba muy ocupada pegándole al techo, definitivamente era sonámbula, pero…

-¿Y qué?-. ¿Yo qué vela tenía en el entierro?

-No puedes despertar a los…-. Y un carajo, yo tuve episodios de sonambulismo de niña, y Saeko me los quitó a base de madrazos. Cogí lo primero que estaba a la mano. -¡No Natsuki, no!-. Mai vio a través de mis intenciones, y usó su telequinesis para quitarme el florero que planeaba arrojarle a Mikoto. -Solo bájala, por favor-. Gruñí. -Por favor-. Volví a gruñir. -Sé que en el fondo eres una buena persona-. Puso cara de cachorrito atropellado, le di la espalda. -¡Ayúdame y te deberé dos favores!-.

Me teletransporté en el aire, tomé el brazo de Mikoto, y al regresar al suelo se lo di a Mai. -Sabía que sí había bondad en tu corazón-. Mikoto me dio una patada voladora. -¡No Natsuki, no!-. Y Mai impidió que le regresara el favorcito.

-Oye Natsuki-. Gruñí. -Un gruñido significa sí, y dos también, ¿Puedo ser tu amiga?-. Me quedé callada. -Lo tomaré como un sí-.

-¿Entonces para que crustáceos preguntas?-. Ni sabía porque seguía en ese lugar. -A todo esto, ¿Qué hace Mikoto aquí?-. Pero debí irme.

-Amiga mía…

-Que no tengo amigos, churro-. ¿Qué parte de que era un ser asocial no entendían?

-Estimada mejor amiga-. Le miré feo. -¿Acaso yo te pregunté lo que hacías en el cuarto de Shizuru cuando las encontramos?-. Me puse roja.

-Yo…

-Y dos veces-. Más roja. -Que yo sepa-. Super mega roja. -Ahora que lo pienso, no quiero que ella me maté, largo, shu, shu-.

-¡Oye!-. Me ofendió que me tratase como a un perro callejero cuando fue ella la que me llamó en primer lugar. -¿Y por qué Shizuru te mataría por tenerme aquí?-.

-Porque es obvio que le gus…

-¡MALDITA SEA, YA…

Nao no soportaba que gritáramos tan temprano.

-¡Sí, sí, ya nos callamos!-.

Regresé a mi habitación.

Lo sorprendente de la situación, es que Mikoto no despertó, de las cinco, era la que tenía el sueño más pesado.


Esa mañana, después del ejercicio matutino, Shizuru y yo fuimos las últimas en entrar al baño, al ver a las demás… -Tiene que ser broma-. Vi que traían botas de hule mientras se duchaban. -No jodan, ¿es en serio?-.

Nao usó un tono serio. -Mujer prevenida vale por dos-. Pero no podía tomármela en serio cuando estaba usando esas horribles botas amarillo patito mientras estaba en pelotas.

-Ara…-. Miré de reojo a Shizuru, su expresión decía claramente que la medida le parecía ridícula y algo ofensiva, eso como que me hizo sentir entre incomoda y molesta.

Aun no terminaba de asimilar eso cuando. -Creo que hemos dejado impactada a Pikachu-. Nao abrió la boca.

-Ara ara…-.

-¡No le digas así a Shizuru!-. Era muy temprano para comenzar con sus jirafas, digo, jodidas referencias.

-Ara ara ara…-. Creo que ella no se creía que yo la estuviera defendiendo.

-Mai, ¿Acabamos de descomponer a Shizuru? ¿Tuvo un corto circuito?-.

-Shhh Mikoto, ¿quieres morir?-.

Gruñí. -Quítense esas cosas-. Era absurdo que hicieran eso, ya ni yo lo hacía, y eso que estaba justo al lado de Shizuru.

-Mira Kuga, no me apetece recibir un impactrueno-.

-¡Que no le digas Pikachu!-.

-Pero Mai… No le dijo Pikachu-.

-Fue una referencia de la referencia-.

Entonces Shizuru salió de su impacto. -No electrocutaré a nadie, relájense-. Pasó de largo a una de las duchas, ya allá, miró fijamente a Nao. -No por accidente-. Sonrió de manera angelical.

-¿¡Lo escucharon!?-. Nao se alejó lo más que le permitían las regaderas, sí que podía ser dramática cuando quería. -¡Díganme que alguien grabó eso!-.

Me encogí de hombros. -Yo no escuché nada-. Y también entré a una de las duchas, fingiendo no saber que Shizuru me observaba completita.

-¿Segura, segura, segurita que no nos electrocuta?-. Mai nos veía con desconfianza.

-Me estoy duchando a su lado…

-Ara, ¿te tallo la espalda…

Giré hacia Shizuru. -¡Ni se te ocurra!-. Ella rio y yo volví la vista a Mai. -Como decía, estoy a su lado, ¿Qué más seguridad quieres?-.

-Bueno…-. Se quitó las botas y le dijo a Mikoto que hiciera lo mismo.

-¡Pero si Kuga puede teletransportarse!-. ¿Y acaso ella creía que yo podía ser más veloz que la electricidad? -No pienso quitarme las botas-. Se cruzó de brazos.

Sonreí con malicia. -Mai… creo que te cobraré uno de los favores ahora-.

-Creo que esto no me va a gustar-. Mai.

-¡Atrás tetona, atrás!-. Nao.

-Tú que tienes telekinesis, quítale las botas a Nao-. No muy convencida, Mai hizo lo que le pedí, solo que en el acto Nao terminó cayéndose, su cabeza golpeó de lleno contra el piso, pero bueno, como estaba hueca el aire amortiguó la caída.

-¡ME LAS PAGARAN!-. Todas la ignoramos.


Dentro del salón de clases, en el que por cierto estábamos a medio oscuras porque Nao estornudó y su mirada láser le dio a una de las luces, Midori nos veía con una expectativa que honestamente no sé como conseguía mantener viva. -Bueno, nadie es perfecto-. Le salía humo del cabello, porque Mai había causado una pequeña explosión accidental tras de ella, al querer quitarle su botella. -En vista de que no pudieron contestar al último "¿A quién deben salvar?"-.

Nao tenía los pies sobre el banco de enfrente. -Las opciones eran demasiado extremistas-. Y me la pasaba empujando sus pies porque yo era la que estaba sentada enfrente de ella. -¿Cómo iba a escoger? Ya ni yo, es más, ya ni Kuga-. Gruñí, pero tenía razón, ya ni yo era tan descorazonada.

-No era tan difícil…-. Refunfuñó Midori.

-¡Era un gatito sin un pata y un perrito ciego! ¿¡Qué demonios te pasa?-.

-¡Solo tenían que responder que "A los dos" ¡A LOS DOS!-.

Ver a Nao y a Midori discutiendo se hizo algo demasiado común para mi gusto, el poco sentido común de cada una chocaba entre sí.

-Ara, ¿Seguras que su verdadero superpoder no es desquiciar a los demás?-.

-¿Hablas de Nao o de Midori?-. Dije, aunque para mí ambas eran unas escandalosas.

-¡Que me digas Midori senpai!-. Obvio la ignoré, como siempre.

-¡Pelee conmigo Midori senpai!-. Mikoto no se cansaba de buscar pelea con quien fuese.

-Al demonio-. Se dejó caer en su silla. -Pasemos a la siguiente clase-. Borró de la pizarra electrónica todos los "¿A quién deben salvar?", y escribió el nombre de la nueva materia.

-¿Quién hace el plan de estudios de este lugar?-.

-¿Ah, era un plan?-. Carraspeó. -Ah, sí, sí, un plan de estudios, por supuesto-. Se rascó la cabeza, a veces como que nuestra instructora estaba más perdida que nosotras. -Obvio que yo no, todo es obra de Miss María-.

-¡Ahí viene la vieja!-. Gritó Nao.

-¿¡Dónde!?-. Midori volteó paranoicamente en todas direcciones. -¡Era una bromita Miss María, una bromita!-. Nao reía a carcajadas, no, la vieja no venía a nuestro salón.

Golpeteé mis dedos contra el banco, ellas parecían competir por quien me irritaba primero. -¿Clase de "Primeros auxilios"?-. Primero la clase de matemáticas, y luego eso. -Tenemos que ser superhéroes, no médicos-.

-Es que en lugar de ser lo X-Men, seremos el elenco de Greys Anatomy-. Gruñí. -Aunque con tu actitud, tú deberías ser el Doctor House, Kuga-. Saltó de su banco. -¡Chispitas!-.

-Ara, solo me estaba estirando-.

-¿Estirando? ¿¡Estirando!?-.

-Estirando mis electrones-.

Dejé de lado un momento la discusión de Nao y Shizuru.

-A ver Midori…

-¡Que soy Midori senpai!-.

-A ver MIDORI, ¿Desde cuándo los superhéroes andan repartiendo paracetamol? ¿Por qué debemos…

-¡POR QUE SUPERHÉROE PREVENIDO VALE POR DOS!-. Entendí el mensaje, lo que no entendí, fue porque le dio por subirse al escritorio.

-¿O sea que contaremos como 10?-. Creo que sobrevaloré la inteligencia de Nao.

-¿En serio crees que podríamos ser prevenidas?-. No culpaba a Mai por dudarlo.

A la ebria esa le pagaban por darnos clases, así que intentó retomar el tema. -Imaginemos que durante una misión, Natsuki se encuentra con un herido…

Obvio la interrumpí. -No puedo teletransportar seres vivos-. Me crucé de brazos.

-¡EXACTO!-. Seguía sin bajarse del escritorio, deseé que se cayera. -No puedes llevarlo al médico, ni llevar el médico a él-. De todas maneras, no planeaba hacerlo. -¿Entonces que haces?-.

Alcé una ceja, fastidiada. -¿Dejar que la selección natural haga su trabajo?-. Capaz que el hombre quería morirse y yo entrometiéndome donde no me llamaban.

Su mueca de horror me dijo que sino me reprobaba, era solo para no tener que dar la materia de nuevo. -¡No!-. Se pasó la mano por el cabello. -Tú debes ser el paramédico de emergencia-.

-Pero…-. Ok lo acepto, tal vez estaba en modo de negación total.

-¡JODER NATSUKI, TIENES QUE EVITAR QUE LA PALME!-. Ese grito fue más fuerte que los demás, y como me lo dedicó a mí, sospeché que a cierta personita no le había gustado.

-Ara…-. Ese ara vino acompaño por el sonido de las trompetas del apocalipsis.

-Que vaya diciendo sus últimas palabras-. Nao.

-¡Electricidad VS Fuego!-. Por si lo dudaban, Mikoto.

-¡Por favor no, no!-. Y Mai.

Midori o en verdad no creía un peligro mortal a Shizuru, o estaba más ebria de lo que habíamos creído. -Oye Shizuru-. Pero yo no quería formar parte de un homicidio. -Ella solo estaba bromeando-.

-¿¡Bromeando!?-. La muy estúpida le dio una patada al escritorio. -¿¡Quién está…

Un banco voló desde la parte de atrás, impactó contra Midori y le tiró al suelo, quedó inconsciente. Todas miramos a Mai, hasta el coraje se le pasó a Shizuru después de ver como la más pura de nosotras le metió tal madrazo a la "senpai".

-¡Ay diosito! ¿¡La maté!?-. Se jaló el cabello tan fuerte que creí que se quedaría calva. -¡Quería evitar que Shizuru la matará! ¡No matarla yo!-.

La verdad, la verdad, pensé en huir de la escena del crimen, pero sentí pena ajena por ella. No fui la única que pensó en darse a la fuga. -Díganme que no contamos como cómplices de homicidio… ¡Chispitas!-. A ese ritmo, Shizuru iba a freírle sus poquitas neuronas.

Me teletransporté a un lado de Midori, tomé su muñeca, había visto un video en YouTube sobre como tomar el pulso. -¿Ya está tiesa?-. Miré feo a Nao. -¿Qué? Quiero saber si tendremos que enterrarla en el patio-. Negué con la cabeza. Garderobe planeaba hacer crecer a cinco "superhéroes", cuando más bien éramos cinco criminales en potencia. -Entonces, ¿se petateó?-.

-Efectivamente-. Mai lloró a moco tendido sin saber que hablaba para mi misma. -En efecto, no sé tomar el pulso-. Vaya estafa de tutorial. -Pero sigue respirando-. Su apestoso aliento alcohólico me lo confirmaba. Me teletransporté de regreso a mi banco. -Mala hierva nunca muere-.

-Ara-. En serio, escuchaba esa muletilla en todos lados todo el día. -¿La dejaste en el piso?-. Midori seguía desparramada en el suelo.

Totalmente despreocupada me encogí de hombros. -Tampoco me pidan tanto-. Yo bien dije desde el inicio que estaba lejos de ser una ciudadana ejemplar.

-Mai, Mai-. Mikoto volaba sobre ella, sonriendo. -Natsuki dice que no te cargaste a la senpai, ya no llores-.

-Lo más irónico es que pasó durante la clase de primeros auxilios y… -. Nao calló de golpe. Vi como sus orejas hacían un leve movimiento, un gesto que tenía cuando lo que sea que escuchaba estaba en un rango más lejano. -Chicas, la vieja amargada viene para acá-.

Las cuatro voltearon a verme, sus intenciones eran claras, gruñí, ni que fuera la única capaz de inventar excusas. -Yo inventé la última-. Consideré hacerle una visita a Saeko, ella era mejor que la vieja amargada, o sea, me regañaba mucho peor pero al menos me daba comida mientras me gritaba; descarté la idea porque no quería dejar a Shizuru en la escena del crimen.

-Yo podría decirle la verdad y aun así no me creería-. Ella tenía la culpa por mentir más de la cuenta. -Y como tú y yo somos las mentirosas…

-Pues a Mai la creíamos santa y mira-. Señalé a Midori, me arrepentí poco después cuando Mai volvió a llorar. -Ya ok, ok, esto es lo que haremos-.

Aproveché que nuestra siguiente clase era en el gimnasio, cuando la vieja entró, nosotras íbamos de salida, creí que nos saldríamos con la nuestra. -Joven Tokiha, ¿está llorando?-. Maldije internamente.

-Ehhh… es que… -. Para terminarla de joder, ella se quedó en blanco.

-Es que se le metió un casi homicidio al ojo-. Contestó Mikoto, peor aún, al hacerlo estaba sonriendo.

-¡Mikoto!-. Me teletransporté tras ella para callarla. -No le haga caso, ya tiene hambre y así no piensa-.

-Joven Kuga…

-Ara, Midori senpai se quedó dormida en clase-. Toda la atención de la vieja se volcó sobre Midori, suspiré aliviada y le mostré mi pulgar arriba a Shizuru por esa salvada, a las otras les miré con el ceño fruncido por ser tan inútiles.

Antes de irme eché una ojeada al salón. -¡Agente Midori!-. La habíamos sentado de nuevo en su escritorio. -¿¡De nuevo durmiendo en horas de trabajo!?-.

Vaya, había sido nuestra culpa pero… entre ella y nosotras, nosotras, definitivamente. Eso le serviría de lección para no provocar al equipo dinamita, si es que lo recordaba al despertar.


Les juro que quería usar los vestidores como cualquier persona normal, sabía que era ridículo ir a mi habitación a cambiarme cuando ya me duchaba frente a ellas, pero por todos los cielos, en mi vida había visto pocas cosas tan intensas como la mirada de Shizuru. -Ehhh… ¿Podrías voltearte?-. Sonrió.

-¿Estoy incomodando a Natsuki?-. Obviamente sí, pero su sonrisa por poco me hizo decir lo contrario.

-¡Obvio!-. Aunque Nao se metió en el asunto. -Solo no la desnudas con la mirada porque ya se está desnudando-.

Volteé hacia la maldita pelirroja metiche. -¿Y a ti quien te pregunto?-.

-Nadie, pero no quiero ver una escena de violación-.

-Shizuru no… -. Sentí una alarma interior, la miré. -No serías capaz, ¿verdad?-.

-Me ofende la pregunta-. Suspiré aliviada. -Claro que sí-.

-¡Shizuru!-. La sangre se me subió hasta las orejas.

-Ara, era broma-. Terminó de cambiarse. -O quizá no…-. Esa última parte yo no la escuché muy bien.

-Yo que tú me cuido, Kuga-. Nao también se vistió. -Que uniformes tan feos-. Y salió del lugar.

-Mai, ¿Natsuki no era blanca?-. Intentaba por todos los medios bajarme el sonrojo, ese comentario no me ayudó nada.

-Ay Mikoto, es que Shizuru le dijo "ese tipo de cositas"-.

-¿¡Qué!?-. Como volteé enojada, Mai salió corriendo de los vestidores, llevándose a Mikoto consigo. -¡Dímelo a la cara, Mai!-. Claro, no regresó.

Me quedé a solas con Shizuru. -¿Y tú no te irás?-. Alcé una ceja.

-Te estoy esperando-. Sonrió como ángel, como el ángel que yo comenzaba a entender que no era para nada. Me crucé de brazos, no sabía cuales eran sus intenciones, sin embargo, debía ponerle limites, o por lo menos intentarlo. -Bueno, bueno-. Cedió y se dio la vuelta.

Con la poquita privacidad que tenía, me cambié, tuve que fingir que no me daba cuenta de que ella me echaba miraditas de reojo.


Ingresamos a la cuarta zona del gimnasio, Sergey estaba esperándonos con su tonta sonrisa pretensiosa, el solo verlo me irritaba, me prometí a mi misma soltarle un buen golpe a la primera oportunidad que tuviera.

-Hoy probaremos su fuerza-. Inevitablemente todas volteamos a ver a Shizuru, nadie, NADIE, creo que ni Mikoto, quería medirse en fuerza con ella.

-¡YO PRIMERO!-. Olvídenlo, Mikoto sí que quería hacerlo.

Pensé en saltarme esa clase, para mi desgracia, siendo solo cinco iba a ser super obvio que una faltara.

-No es por combate-. Mai y Nao suspiraron aliviadas.

Una vez más, Garderobe nos restregó en la cara su monstruoso presupuesto, Sergey presionó un botón, el piso se abrió. -¿En serio a nadie le preocupa que alguien se caiga ahí?-. Ignoramos la pregunta de Mai. -¿De verdad todos me ignoraran?-. Solo faltó el sonido de un grillo. En fin, de la abertura en el suelo, salió una plataforma negra, media unos 10m x 10m, el piso se cerró, no entendí cual era la idea, la plataforma estaba vacía.

-Hey Flash-.

-¡Sergey! ¡SERGEY!-.

-Rayo McQueen, ¿seguro que no es otro de tus combates a muerte?-. Un escalofrío me pasó por la espalda al imaginarnos en algo estilo Mortal Kombat, con su fuerza y electricidad Shizuru podría hacer unos fatalities bestiales.

En respuesta, Sergey presionó otro botón, unos pequeños robots salieron a la superficie, lucían inofensivos, los observé con desconfianza, de algo estaba segura, yo no iría primero, primero quería saber cual era la trampa.

-¿Alguien más tiene un mal presentimiento?-. Mai.

-Yo-. Nao alzó la mano. -Espero que esto no sea el inicio de Terminator-.

Gruñí. -Más les vale no enviarme a enfermería de nuevo-. Siendo honesta, sabía que era muy probable que sí lo hicieran.

-Estos pequeños estarán moviéndose a través de la plataforma. El objetivo es que golpeen a cinco de ellos-. Eran como 50. -En la pantalla de allá-. Presionó otro botón, en la pared apareció una pantalla gigante. -Aparecerán cinco casillas, cada una se pintara con el color que dicte con cuanta fuera le pegaron a ese robot-.

-Si lo que quieren es medir nuestra fuerza, ¿no bastaría con golpear uno?- Mai.

-También queremos ver si son capaces de mantener esa fuerza en más de un golpe-.

-¿Cuáles son los colores?-. Mikoto crujió sus nudillos, era la única emocionada.

-Blanco para bajo, amarillo para medio, naranja para alto y rojo para bruto-. Fruncí el ceño por esa última clasificación.

De reojo vi que Nao sonrió, Sergey lo notó. -No valen miraditas láser-. La sonrisa se le fue. -Tienen que golpearlos-.

Si bueno, no me apetecía repartir golpes a lo idiota. En un intento para ver cuanta atención me ponía el rubio pretensioso, di un disimulado paso hacia atrás, en segundos lo tenía a un lado. -¡Fruta, que crustáceos!-. No era divertido cuando yo no era la que aparecía de la nada.

-¿A dónde vas, Kuga?-. Me teletransporté unos metros atrás, me alcanzó en un santiamén. -¿Y bien?-. Acercó demasiado su rostro al mío, gruñí, ¿acaso no conocía el espacio personal? Una vez más aparecí lejos y él corrió a mí.

-¿Con que muy rápido, Rayo McQueen?-. Admito que me lo tomé personal, si él quería perseguirme le mostraría que ni siquiera tenía que irme del gimnasio para ganarle. -Anda, ven por mí-. Reaparecí sobre una de las lamparás del techo, observé con satisfacción que su rostro se ponía rojo del coraje. -Oh sí, no puedes correr en el aire-. No le gustó mi sonrisa altanera.

-¡Pelea!-. Nao gritó. -¡Pelea, pelea, pelea!-. Y Mikoto le siguió la corriente.

-¿¡Me estás retando, Kuga!?-. Ese día descubrí que además de pretensioso, cierto rubio tenía problemas de ira, o tal vez simplemente lo desquiciaba.

-Bueno… técnicamente usted empezó-. Le lanzó una mirada asesina a Mai.

-¡KUGA!-.

-No le aconsejó gritarle a Natsuki-. Mai estaba nerviosa, no era para menos, tenía a Shizuru al lado.

-¡No me digas que hacer, Tokiha!-. Regresó su mirada a mi persona. -¡BAJA Y PELEA, KUGA!-.

-Ara…-. Desde mi lugar, me percaté de como Shizuru se preparaba para soltar una descarga.

Antes de que tuviéramos una fiesta electrizante, la vieja entró al gimnasio, su cara de pocos amigos le bajó los humos al rubio, me alegré. -Joven Kuga-. Igual de rápido se esfumó mi alegría. -¿Podría regresar al suelo?-. Me teletransporté a un lado de Shizuru, su mano rozó la mía, sentí una chispa entre ambas.

-Él-. Lo señalé. -No tiene idea de lo que es el espacio personal-.

-¡Y tú no conoces el respeto!-. Saltó cual perro rabioso.

-¿Respetarte? ¡Mírate, peleas con adolescentes!-.

-¡TÚ…

-¡AGENTE SERGEY!-. De algo tenía que servirle existir desde la época de los dinosaurios, los años y las canas no eran en vano, la vieja sí que sabía imponerse, lo dejó calladito. -Y joven Kuga, él la estaba siguiendo de cerca porque sabemos esa tendencia que tenía de saltarse sus clases-. Gruñí, aun no me caía en gracia que hubieran investigado hasta el día en el que me hizo Saeko.

-¿En serio quieren retener a alguien que se teletransporta?-. Cuestionó Shizuru, con la misma incredulidad con la cual me dijeron que no creían que Saeko pudiese mantenerme en Garderobe.

-Es que están medio idiotas-.

-¡Joven Yuuki!-.

-¡Lo dijo Fujino!-.

-Pero Nao… sí lo dijiste tú-. Le tapó la boca a Mikoto.

Formando parte de esa escena, tuve serías dudas de que algún día fuéramos un equipo funcional. No nos dimos cuenta de en que momento se fue la vieja. -O también tiene superpoderes o es bruja… -. Dije entre dientes.

Retomamos la clase.

El primer turno le tocó a Nao. Cuando subió a la plataforma, se colocó en el centro, aun sin tener su supervisión podía ver que eso no le gustaba, probablemente porque a pesar de tener aspecto de ruda su condición física era la peor del grupo. -Empecemos esta mierda-. Sergey presionó un botón, los robots comenzaron a moverse, todo lucía muy tranquilo hasta que…

-¡NO DIJISTE QUE ELLOS TAMBIÉN GOLPEABAN!-. Solté una carcajada, las hojalatas esas estaban dándole una buena golpiza. -¡NO TE RÍAS, KUGA!-. La tiraron al suelo, no la pateaban porque no tenían piernas.

No fui la única riéndose, Shizuru lo hacía, de una manera más discreta. -¡YA TE OÍ, CHISPITAS!-. Discreta para alguien sin super oído.

Pese a tener todo en contra, la desgraciada consiguió ponerse en pie. Su enojo fue motivación suficiente para acertar los cinco golpes seguiditos, entendible, en su lugar también habría querido salir de ahí rápido, no, esperen, yo ni siquiera quería entrar.

Sus cinco casillas se pintaron de amarillo. -Vaya, creí que ni siquiera se encenderían-. Me mostró el dedo medio. Salió de la plataforma y se acostó en el suelo.

La siguiente fue Mikoto, estaba tan emocionada que en lugar de ir volando, subió dando brinquitos en los peldaños de la plataforma.

"Mikoto, tranquilízate" Shizuru y yo miramos extrañadas a Mai. "Jeje, lo siento, canal equivocado."

Los WALL E no pudieron hacerle montón a Mikoto, gracias a que ella flotaba sobre ellos, me percaté de que sus goles eran fuertes, sin embargo, pensaba que de no haber podido volar, le estarían dando en la madre bien feo, resaltaba mucho que no era la mejor esquivando, y lo comprobamos en el instante que uno de los robots sacó un brazo retráctil que le atrapó y jaló al suelo, ahí sí se le subieron encima como hormigas.

Bajó de la plataforma con cinco casillas naranjas.

Nao miró maliciosamente a Mai. -Te llegó la hora tetona-.

-¿¡Y sí por casi matar a Midori el karma me mata!?-. Mikoto tuvo que empujarla hacia la plataforma. -¡No Mikoto, no!-.

-Tranquila Mai-. Después de su paliza aun sonreía emocionada. -A mí solo me tiraron un diente-.

CINCO MINUTOS DESPUÉS

-Y yo que creía que la más débil sería Nao-.

-¡OYE!-.

Mai tuvo puras luces blancas.

Era mi turno. -Buena suerte-. Shizuru me sonrió.

Me teletransporté al centro de la plataforma.

-¡Denle con la si…-. Nao se lo pensó mejor tras sentir una mirada carmín sobre ella. -Era broma-.

Yo no planeaba dejar que esos robots me atraparan, es más, pequé de arrogante y dije en voz alta que ni siquiera lograrían darme un solo golpe, lo sé, se me subieron mis superpoderes a la cabeza.

Comenzó.

Esquivarlos me era muy sencillo, un segundo estaba acá y al otro por allá, reí al ver a Sergey rabiando, desde el inicio vi venir que intentarían algo similar a lo que hicieron con Mikoto, los brazos retractiles me atravesaron. -¡MALDIGO TU DENSIDAD MOLECULAR, KUGA!-. Joder, jamás había escuchado un insulto tan raro.

En dos minutos completé el ejercicio, con todas mis casillas en rojo.

-Ara…-.

-Lo que sea que sea eso x2-. Nao.

-¡Natsuki es fuerte!-. Mikoto.

-¿A nadie le espanta que hiciera eso sin ser la superfuerte de aquí?- Mai.

Cabe aclarar que mis músculos no tenían nada de especial y tampoco tenía una fuerza del otro mundo, pero… cuando tus manos son como el acero, tus golpes tienen lo suyo, endurecer mi cuerpo tenía más de un uso útil.

Solo quedaba pendiente Shizuru. -Lo harás genial-. Le dije sonriendo.

Cuando estuvo en la plataforma, me llegó un mal presentimiento, empeoró por eso de que Sergey tenía una expresión sádica en su rostro, presionó otro botón, mierda, empezaba a odiar los botones. -¡Con Fujino estamos a otra escala!-. Los pequeños robots fueron reemplazados por unos que triplicaban su tamaño.

-¡Oye pero eso no es justo!-. Lo tomé por el cuello de la playera. -¿¡Crustáceos, acaso quieres matarla!?-.

En la pantalla se agregó una nueva clasificación, quedando bajo, medio, alto, brutal y "BESTIAL".

Lo zarandeé como muñeca de trapo. -¡Puede hacernos mermelada a todos pero no dejaré que la hagas mermelada!-.

-Ara, ara-.

-Mai, ¿Shizuru está teniendo un corto circuito de nuevo?-.

Iba a soltarle un puñetazo.

-Natsuki-. Pero ella lo evitó.

Me teletransporté a su lado. -¿Sí?-.

-Puedo con esto-. Me guiñó, asentí atondada y regresé a donde estaba antes de estar ahorcando a Sergey.

-Pero que escena más gay-. Nao.

-¿A quien le dices gay?-. Gruñí.

Los robots fueron a por Shizuru con todo desde el inicio, pero ella tampoco se anduvo con tonterías, esas cosas era una mole de metal, bajita la mano pesaban unos 200 Kg, con su primer puñetazo sacó a uno de la plataforma, mandándolo hasta la pared, mas bien a través de la pared, llegó a la tercera zona del gimnasio.

La observe con la boca abierta. -Se te cae la baba, Kuga-. Ignore a la idiota de Nao. ¡Era una suerte que Shizuru no me hubiera abofeteado cuando le manoseé las tetas! Capaz que me mandaba hasta mi casa, si no me deformaba y mataba del golpe.

Al segundo robot lo estrelló contra el piso, le dijimos adiós a ¼ de la plataforma, creí que sus golpes no podían ser más potentes, demostró que sí haciendo mierda a los tres robots que le faltaban para acabar, no dejó más que uno pedacitos de chatarra.

Bajó de la plataforma completamente tranquila, con su sonrisa de no rompo ni un plato. Sus cinco casillas parecían luces de antro, parpadeando como locas, su fuerza averió el sistema.

-Magnifica… - Susurré.


Estábamos en la cafetería, en plena comida. -Trabaja más rápido esclavo-. Nao molestaba a Cocinero-kun mientras yo saboreaba unas costillitas bañadas en salsa.

Mi celular sonó, como tenía las manos manchadas y Mikoto se había terminado las servilletas, no podía tomarlo, estaba segura de que la llamada era de Saeko, miré a Shizuru, para casos desesperados medidas desesperadas. -Hey Shizuru, ¿me haces un favor?-.

Bajó su taza de té. -A ti te hago lo que quieras-. Usó un tono de voz que me puso nerviosa, sobre todo por lo que quería pedirle.

-Ehhh, necesito que saques mi celular de mi bolsillo-. Maldije por haberlo puesto en el bolsillo trasero.

Hice todo lo humanamente posible por no verla a los ojos mientras metía su mano a mi bolsillo, sentí como que una manoseadita innecesaria, negué con la cabeza, yo de idiota diciéndome que solo eran imaginaciones mías.

-Chispitas no volverá a lavarse la mano-.

-Nao, no seas envidiosa-. Mai.

Las ignoré. -¿Puedes aceptar la llamada y acercarlo a mi oreja?-. Lo hizo.

-¡Natsuki Kuga! ¡A mí me respondes al primer tono!-. Le hice señas a Shizuru de que alejara un poco el celular.

-Sa… Mamá, estaba comiendo-.

-¿Comiendo? ¿Comiendo dices? ¡Yo estaba comiendo cuando ibas a nacer e igual fui al hospital!-.

-Mamá… -.

-Diez horas de parto, ¿para qué? ¡Para que no me contestes el celular, carajo!

-¡Mamá, el frasco!-.

-¡Churro!-. Escuché que echó una moneda.

-Ahora sí, ¿qué necesitabas mamá?-.

-Te quiero en la sala ahora mismo-. Me teletransporté. -¿Hola? ¡Natsuki!-. Le gritó al teléfono, mi celular seguía con Shizuru en Garderobe.

-Estoy atrás-. Le toqué el hombro, al girarse vi que estaba enojada. -¡Lo que sea que te dijeron no es cierto!-. Luego noté que no estaba enojada conmigo.

-Es la hora de mi novela y la antena se cayó-. Estaba segura de que fue uno de sus experimentos lo que la tumbó del techo.

-¿Y me llamaste por que…

-¡Hay Natsuki, eres una genio y una bruta al mismo tiempo!-.

-¡Oye!-. Cabía la posibilidad de que fuese cierto, pero que mi madre me lo dijera dolía y… nah, la verdad no, pero no iba a quedarme sin replicar.

-¡Devuelve la antena al techo!-.

Fui a la cocina a lavarme las manos. -Y límpiate la boca también, que la tienes llena de salsa-. Gruñí. -¡No me gruñas jovencita!-.

Me teletransporté al patio, cogí la antena y reaparecí en el techo, la puse en su lugar, volví a la sala.

-¿Ya?-.

Solo había estática en la pantalla. -Uy sí, la novela está bien buena-. Con que de ahí saqué mi sarcasmo. -Gírala 60°-.

Regresé al techo, hice lo que pidió y para la sala de nuevo.

-Listo-.

-¿No la giraste 70°?-. Golpeó el suelo con su pie.

-Dijiste 60°…

-¡Dije 70°!-.

-Pero…

-¡Soy tu madre y digo que dije 70°!-.

Por tercera vez al techo. -Dijiste 60°-. Refunfuñé, la porquería esa estaba atascada. -¡60°!-. Con un jalón lo logré. -¡AHHH!-. Pero el impulso me tiró del techo, antes de llegar al suelo me teletransporté con Saeko.

-¿Ahora sí?-. Tenía el don de teletransportarme y ella lo usaba para arreglar la antena.

-Gracias Natsuki-. Se veía feliz viendo su telenovela, sonreí. -¡Ahora regresa a Garderobe!-.

Dicho y hecho, retomé mi asiento en la cafetería. -Gracias-. Shizuru me devolvió mi celular.

-¿Todo bien en casa?-. Dio un sorbo a su té.

-Mi mamá quería que arreglara la antena-. Suspiré. -Me caí del techo y ni cuenta se dio-.

-Ara, si te hace sentir mejor, mis padres me usaron como pararrayos-. Tenía intención de preguntarle sobre eso, pero una alita picante casi me golpeó en la cara.

-¿Qué mermelada?-.

-Nao pelea con Mikoto porque ella se comió sus papas fritas-.

-¿Y Mai?-. Me pareció extraño que no intentara separarlas.

-Está intentando que Cocinero-kun dejé de llorar-.

Ignoré a nuestras compañeras matándose sobre la mesa. -¿Me cuentas la historia del pararrayos?-.


Eran cerca de las diez de la noche, estaba recostada en mi cama, de repente un corto circuito asesinó a la red eléctrica, las luces no me importaban mucho, el aire acondicionado era punto y aparte, lo necesitaba.

-¡MALDICIÓN CHISPITAS!-. Nao sintió la misma desesperación, nuestros cuartos no tenían ventanas.

-¡No fui yo!-. Respondió Shizuru.

-¿¡COMO QUE NO!?-. A veces era odioso estar entre ambos cuartos. Me puse la almohada encima, pésima idea, casi me asfixió por el calor. -¡CHISPITAS!-

"¿Fue Shizuru?" Para acabarla, Mai con su mensajería. "No me ignores Natsuki."

"Nao está de gritona." Gruñí.

"Deja las meto a la conversación."

"¡NO!" Muy tarde.

"¡DIGANLE A CHISPITAS QUE NO JODA!"

"¿Entonces si fue Shizuru?"

"¡RAYOS! ¡QUE NO FUI YO!"

No había manera de ignorar eso.

"Sáquenme de aquí" Era como un chat grupal que no podía dejar por mi cuenta, una tortura. "¡Mai, déjame en paz!" Pataleé mentalmente, sin embargo no me dejó salirme. Envidiaba a Mikoto, ella dormía como si estuviera muerta, bendito sueño pesado.

"¡TE ACUSARÉ CON LA VIEJA, CHISPITAS!"

Harta, hasta los ovarios de sus estupideces, me teletransporté al cuarto de Nao. -¡Shizuru dijo que no fue ella! ¡Ya cállate!-. Ganas de agarrarla a trancazos no me faltaban.

-¡Ahh! ¿No conoces la privacidad?-.

-¿Privacidad? ¿¡Tú me hablas de privacidad!?-. Cuanta doble moral debía tener para decirme eso. -¡Te enseñaré privacidad a madrazos!-. Endurecí mis puños.

-¡Inténtalo Kuga, inténtalo!-. Se enrojeció su mirada.

La electricidad volvió.

"Ya tenemos luz de nuevo, dejen de actuar como cavernícolas"

Se escuchó un mensaje en los altavoces del pasillo. -Los generadores tuvieron una falla, repito, lo generadores tuvieron una falla-.

"Ara, les dije que no era yo" Miré feo a Nao.

-Ay bueno, cualquiera se equivoca-.

Mejor me fui a dormir antes de que pasará otra cosa.


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