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No es tan súper ser súper por Verdadero98

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NO ES TAN SÚPER SER SÚPER

CAPÍTULO 6

Así pasaron tres meses, durante ese período continuamos con las clases de matemáticas, primeros auxilios, combate cuerpo a cuerpo, desastres naturales y orientación heroica; además de que todavía nos despertaban a las 4 de la madrugada para correr y nos hacían dejar el alma en un entrenamiento físico extenuante, aunque confieso que yo me sentía mejor con mi rutina cuando veía la de Shizuru, si hasta parecía que la vieja le tenía tirria, era como si quisiera hacerla pedacitos y hacer que esos pedacitos siguieran entrenando, ¿lo peor? Shizuru ni se quejaba, creo que disfrutaba ejercitarse hasta casi morirse, vaya chica.

Mi convivencia con ella y con el resto de las chicas seguía siendo una combinación explosiva, por supuesto, pero comenzaba a considerarlas mis amigas, aunque a momentos me arrepentía, como cuando…

-Plan A: Uso mi láser y derrito la cerradura. Plan B: Mai explota la puerta. Plan C: Chispitas echa toda la pared abajo-. Solo de ella escuchaba tantas tonterías juntas.

Las demás tampoco lucían muy convencida. -¿Y si mejor usamos la llave que me dieron?-. Mikoto mostró la llave.

-¡Le quita lo divertido, Mikoto!-. Una de sus miraditas láser ¡Y bum! La llave ya no existía.

Intenté, de verdad intenté no gritarle a Nao. -¿¡Tienes mermelada en la cabeza!?-. En lugar de, no sé, tal vez, pedirme que me teletransportara dentro y les abriera, la estúpida quería destrozarlo todo. -¿¡Qué te pasa!?-. Le tomé por el cuello de su uniforme.

Sonrió maliciosa. -Con que de mal humor Kuga-. Movió sus cejas de manera sugestiva. -¿Acaso Chispitas no te dio anoche?-.

-Ara-.

-¡Que solo somos amigas!-. No quería ni ver a Shizuru a los ojos, de hacerlo, el sonrojo sería inevitable. Tres meses de pura interacción diaria y según yo, todo lo que ella hacía no eran insinuaciones, sino que era mi cabeza malinterpretando todo, de todos modos me sentía avergonzada precisamente por creer que me estaba proyectando, y bien feo.

-¿Podríamos concentrarnos?-. Mai hizo que soltara a Nao. -Tenemos que entrar a ese edificio-.

-¡Haz levitar una gran roca y estréllala en la puerta!-.

-¡Serás imbécil!-. Volví a aventarme contra ella. Estaba harta de sus pésimas ideas, porque me arrastraba en ellas. -¿¡Una roca!? ¿¡En serio!?-. En lugar de proponer usar telequinesis para abrir la puerta, o pedirle a Shizuru que friera los circuitos aprovechando que era una cerradura electrónica.

-¡Natsuki cálmate!-. Mai seguía intentando ser la responsable del grupo, probablemente porque la vieja la regañaba más feo a ella aprovechándose de que era la única que no le respondía; insisto, no sé como una chica tan pura terminó queriendo ser mi amiga. -¡Shizuru haz algo!-.

-Ara, que la mate sí quiere, es más, le ayudó-.

-¡Atrás Chispitas, atrás!-.

-¡Natsuki por favor cálmate!-.

-¡No me digas que me calme!-. Me teletransporté a dos metros de ellas, masajeé mis sienes. -¡CON ESTA HEMOS HECHO ESTE EXAMEN SEIS VECES!-. Habían puesto a Nao al mando. -¡INÚTIL!-. Y las seis veces reprobamos por sus instrucciones. -¡DE LÍDER TE MUERES DE HAMBRE!-.

-¿Ah sí?-. Alzó una ceja. -¿Y por qué no lo haces tú, Kuga?-.

Me teletransporté a donde estaba la vieja. -¿Puedo cambiar lugares con Nao?-. Creo que del alivio hasta desaparecieron algunas de sus arrugas.

-Joven Kuga, se estaban tardando en pedirlo-. Caí en cuenta de que eso fue posible desde el intento número uno, a esas alturas la momia ya sabía leer mi ceño fruncido. -Creí que se darían cuenta rápido de que tener a la joven Yuuki al mando era una parte del problema-. Una especie de examen mental dentro de un examen físico.

-Usted es malévola-. Regresé con las demás. -Dice la vieja que eres una idiota-. Nao sonrió, obviamente había escuchado nuestra conversación.

De ese modo, inició el examen por séptima ocasión. Empezamos en la azotea de una casa, Garderobe había replicado una miniciudad aun cuando podía usar una simulación virtual, porque querían que viéramos la repercusión real de nuestros superpoderes.

Ni siquiera tuve que meditarlo, me quité el comunicador del oído y lo aventé lejos, Shizuru fue la única que me siguió la corriente, sin preguntar nada, destrozó el suyo. -Quítenselos-. Mikoto y Nao se vieron entre ellas, no muy convencidas. -No me hagan pedirle a Shizuru que las electrocute para descomponer esas cosas-. De super buena gana se los quitaron. -Nos espían-. La primera vez reprobamos porque interfirieron nuestros comunicadores, por lo visto, ellas no lo notaron.

-¿Cómo nos comunicaremos, Kuga?-.

-Con el plan Woki Toki-. Ninguna entendió mi idea. -Con la telepatía de Mai-. Por lo general, solo la usaba cuando le daba pereza ir a nuestras habitaciones, o cuando quería ayuda en los exámenes de matemáticas, era hora de darle un verdadero uso. -Así no habrá interferencia externa, al menos que Garderobe oculté a alguien que lee mentes-. Honestamente, creo que eso no me habría sorprendido, digo, estaban los locos de Midori y Sergey dándonos clases. Entre más lo pensaba más me cuestionaba cuantos de nosotros tenía nuestro gobierno, y el cuantos vagaban por el mundo sin que nadie lo supiera.

-Aquí va-. Nos metió a las cinco en un mismo canal telepático, lo que una dijera lo escucharían todas, y nadie podría salir hasta que la propia Mai rompiera la conexión.

Muy en el fondo, creía que ellas, olvídenlo, me gustara o no formaba parte de lo que sea que fuéramos, creía que nosotras sí éramos capaces de combinar nuestras habilidades, pero teníamos la pésima costumbre de ganar cada una por su lado.

Eso estuvo a punto de pasar, Mikoto estaba lista para irse volando. "Alto." La sostuve por su playera. "Se supone que somos un equipo, Mikoto." Sus pies volvieron a la superficie, pensé que sería más difícil convencerla.

"Nao, analiza el perímetro." La segunda vez reprobamos porque yo aparecí sobre una mina que me habría volado en pedazos si no hubiese sido de pintura, ¿lo peor? Esas minas emitían un pitido que la idiota de Nao podía detectar, todavía peor, ¡Con su visión de rayos X podía ver donde estaban enterradas!

Le echó un ojo a nuestro alrededor. "Primeros 100 m despejados." Me teletransporté al suelo, fue un alivio no estallar, solo por si acaso miré un poquito el entorno. "¡Esa desconfianza Kuga!" La ignoré, mujer prevenida valía por dos, sobre todo estando con ellas.

"Mikoto bájalas." Una a una las dejó donde yo estaba. "Vigila que nadie se caiga." La tercera vez reprobamos porque una explosión de Mai tiró a Nao de un cuarto piso, Mikoto no reaccionó, y aunque alcancé a teletransportarme para evitar que se hiciera mierda contra el suelo, atravesando mi cuerpo en medio, ambas caímos sobre una mina sonora, el ruido le afecto tanto que la dejó fuera de combate aquel día.

"Shizuru, detrás de mí." Era la única en la que tenía plena confianza de que no me mandaría a la enfermería si algo nos sorprendía y activaba otro de esos peligrosos efectos cadena de superpoderes.

"Sin quejas." Yo no pude ver la sonrisa de pervertida que se cargaba en ese momento.

"Solo quiere verle el trasero a Kuga." Nao.

"Definitivamente." Mai.

"¿Qué no lo hace siempre?" Mikoto.

"¡Ya cállense! Shizuru no haría eso." Se los dije, llegué hasta esa fecha sin aceptar que ella no me veía precisamente con ojos de amiga, todavía pensaba que todo eso estaba en mi cabeza. Dios, estaba en un profundo estado de negación.

"Si bueno, cada una se miente como quiere y… ¡CHISPITAS!" ¿Dije que amaba las descargas de Shizuru? ¿No? Pues las amaba.

"Ara…" Ok, sí, me estaba viendo el trasero, pero viniendo de ella me parecía absurdamente normal, vuelvo, el que no me molestara que lo hiciera debió ser una señal enorme, pero la ignoré por completo.

Nos movimos en fila durante tres cuadras. "Nos está yendo bien." Una torreta salió del piso, miré feo a Mai. "¿Tenías que decirlo, tetona?" Las municiones eran de pintura, pero si nos daban, podíamos dar el examen por perdido, de nuevo.

"¡Lo siento!" Sollozó.

"Mai no llores, haremos el examen de nuevo." Mikoto intentó consolarla, solo aumentó su culpa, ni la tetona quería repetir esa cosa.

La torreta nos dio 20 segundos antes de comenzar a disparar como loca, miré alrededor, me teletransporté. "¡Ya nos abandonó!" Regresé jadeando, había teletransportado un auto conmigo, y entre más materia teletransportara más esfuerzo representaba para mi cuerpo. "¡SHIZURU!" Gracias a todo lo que es bendito, ella entendió lo que quería que hiciera, cogió el auto y lo puso de costado para cubrirnos.

Tenía ganas de darle un puñetazo a la cosa esa llamada Nao. "¿¡Quién dijiste que las abandonó, idiota!?" La torreta disparaba a una velocidad aterradora pero Shizuru mantenía el auto bien firme sin mucho esfuerzo.

La cuarta vez reprobamos debido a que fue Mai quién nos cubrió de las torretas, usó su telequinesis para levantar distintos objetos, todos muy pesados, eso la dejó agotada, por consecuencia, a media huida nos quedamos sin escudo, fuimos el blanco perfecto. Como yo sí trataba de ponerles atención mientras practicábamos, comprendí que lo que a Mai le parecía una carga extenuante para levantarla con su mente, no era la gran cosa para la fuerza física de Shizuru.

¿Recuerdan que yo era algo así como una genio de las matemáticas? Bueno, en mi cabeza todas éramos como variables de una ecuación, una enorme, confusa, problemática y peligrosa ecuación, en nuestro caso, el orden de los factores sí que alteraba el producto, tenía que resolvernos de la manera más efectiva, de preferencia una que no nos hiciera explotar.

"¿Y ahora qué?" Mikoto y yo podríamos largarnos en cualquier momento, la cosa era que debíamos salir las cinco.

"Shizuru, ¿puedes correr con esa cosa?" Flexionó un poco sus brazos, tanteando el peso.

"Sí." Encajó sus dedos en el metal para asegurar su agarre.

"Uy Kuga, te va a doler."

"No es momento para eso Nao." Ya la golpearía después por su bromita. "¡Corran!" Ahí adquirió sentido que aun cuando podía teletransportarme, la vieja y Midori me obligaran a correr todas las mañanas.

Conseguimos salir del alcance de la torreta, recuperamos el aliento en un callejón. "Mikoto lleva a Nao a aquella azotea." La levantó. "¡Y que no se te caiga!"

Dos segundos después nos advirtieron. "¡Robots a sus espaldas!" Las que seguíamos abajo volteamos, las chatarras esas simulaban ser un escuadrón armado, como eran robots, lo lógico era que Shizuru los dejara fuera de combate, malamente, usamos esa lógica la quinta vez que reprobamos, ella soltó una bestial descarga que se cargó a los enemigos, pero también a los robots que fingían ser civiles y estaban cerca, la vieja nos regañó bastante esa vez, y advirtió que los tratáramos como si fuesen humanos, con la orden de que solo podíamos recurrir a ataques mortales si no arrastrábamos en ellos a los que no tenían vela en el entierro.

"¡Mai desármalos!" Usó su telequinesis para quitarles las armas. "¡Shizuru!" Sin su armamento, noquearlos debía ser una tarea sencilla.

"Kuga se cree entrenadora Pokémon." La ignoré.

Vi como Shizuru los golpeaba, era certera y efectiva, tenía en sus manos la posibilidad de destrozarlos por completo, sin embargo, mantuvo en mente que debía tratarlos como si fuesen humanos, sus puños no abollaron el metal. Dijeran lo que dijeran, a mí me constaba que ella sí sabía controlar su superfuerza.

"Nao, ¿Cómo van las cosas allá?"

"Ehh… ¿es mal momento para decir que Mikoto pelea en el aire con un dron?"

Me teletransporté con ellas. "¿¡Qué!?" Al ver arriba, vi que más que pelear, Mikoto daba giro tras giro en pleno vuelo, intentando que esa cosa dejara de seguirla. "¿¡Y no la ayudas, imbécil!?"

"¿Ves que pueda volar?" Vimos que Mikoto hacia una acrobacia de película. "¿Qué quieres que haga? ¿Decir, Dron, no te la lleves?"

"¡Solo dale con tu láser!" Jamás me hacía caso, esa vez le dio por hacerlo, cuando vi sus ojos rojos me arrepentí de inmediato, Mikoto estaba demasiado cerca del blanco, era muy posible que le dieran a ella. "¡No lo hagas!" Sabía que su láser no tenía opción de cancelación, la empujé para desviar su ataque, el láser atravesó los muros, partió un auto en dos y…

"¡Cielos! ¡Estamos aquí abajo saben!" Le pasó demasiado cerca a Mai, del susto había saltado a los brazos de Shizuru.

"Te roban el mandado Kuga" A ella no le preocuparon los destrozos, ni el que la empujé a lo bestia, con tal de decirme eso.

"Ara… Mikoto aún necesita ayuda" Seguía cargando a Mai. "¿Y si lanzo a Mai allá?" Era una posibilidad pero…

"¿¡Qué!?" A la tetona no le gustó la idea.

"Nadie lanzara a nadie." Vi su rostro de alivio. "Por ahora." Analizaría esa estrategia de la catapulta humana para otro día.

Pensé. "¡Ayudaaaa!" Ignoré a Mikoto para seguir pensando. Por un lado, con Shizuru, Mai y Nao teníamos un potencial destructivo peligroso hasta para nosotras, sobre todo para mí, porque las imbéciles parecían competir por quien me mandaba antes a la enfermería, por el otro lado, nuestra capacidad defensiva se veía bastante empobrecida, hasta llegaba a dar pena.

De las cinco, solo Mikoto y yo contábamos con una especie de contramedida de seguridad, pero la suya y la mía servían para diferentes amenazas. Así como yo podía soportar balas o las ráfagas de un tornado gracias a mi control molecular, ella era inmune a las temperaturas extremas, especialmente a las frías, también a los cambios de presión atmosférica y al aumento o disminución de oxígeno según la altura. Había lugares a los cuales yo podría llegar, pero me dejarían en total desventaja o de plano bien muerta, como la cima del Everest o el fondo del océano, sitios a los cuales, aunque en un tiempo más tardado, ella sí podía acceder sin miedo a estirar la pata.

Shizuru podía ser resistente como para golpear concreto y metal sin lastimarse, pero seguía siendo vulnerable a ataques externos, aun no entendía muy bien como funcionaba su cuerpo, necesitaba una larga charla sobre sus componentes y… ¡Agh! Debía concentrarme.

"Piensa, piensa…" En cualquier caso, de ser necesario escapar, mi huida siempre sería la más rápida, y aunque tuviese la pésima suerte de tener que quedarme, ser un fantasma o un tanque era mi carta bajo la manga. "Tanque…" Maldije al darme cuenta de la verdad que no me convenía ni un poquito.

"¡Kuga haz algo!"

Era el tanque por excelencia, y desgraciadamente, eso me convertía en la pieza kamikaze del juego. Las demás podían abrirse paso para entrar al tablero, pero solo yo podría entrar y salir en cualquier momento, que yo corriese el máximo riesgo disminuía el peligro para el equipo, maldije, lo fácil era salvarme el pellejo yo solita. "¡Mermelada!" Pero tenía que pensar como un superhéroe. "¡Sálvalos a todos!"

"¿¡Qué mosco le picó a Kuga!?"

En el momento que el dron voló más bajo, aparecí sobre él, admito que por un segundo dudé de lograrlo, sé que suena tonto cuando todo el tiempo calculaba la rotación y traslación de la tierra, pero el problema era que después de 16 años de hacer eso, prácticamente era algo automático, en fin, estando sobre el dron me tambaleé, era veloz, planeaba usar su propia velocidad contra él. "¡Churro!" Nos teletransporté casi al ras del suelo, a punto de chocar, me teletransporté al lado de Nao.

"¡Carajo Kuga!" El dron impactó con una pequeña explosión.

Unos segundos después Mikoto aterrizó a nuestro lado. "Gracias Natsuki." Miró con reproche a Nao. "Inútil."

"¿Qué querías? ¿Qué flotara sobre él y lo volara con mi rayo láser?"

Gruñí. "Mikoto, ¿por qué no lo golpeaste?" Si ella quería pelearse con todos.

"Ah sí, es que dijo que si lo derribaba yo, estábamos reprobadas." La vieja quería forzarnos a trabajar en equipo, sí o sí, simplemente malévola.

Las cinco nos reunimos en la calle. "Falta poco." En teoría, solo teníamos que llegar a cierta casa y abrir la puerta de esta. "Procuremos pasar este examen, ya." Todas asintieron.

Di dos pasos. "¡Kuga no!" Y activé una mina. "¡Seguimos en el juego!" Pero gracias a su aviso de último momento, me teletransporté antes de que esa cosa detonara.

"Ara." Aunque no sé porque me dio por aparecer en los brazos de Shizuru. "Comienza a gustarme que te teletransportes sin pensarlo." Sentí su mano en mi trasero.

"¡Shizuru!" Reaparecí a su lado. "Lo tomaré como un accidente." Sí, estaba sonrojada.

"Claro… un accidente." Sonrió traviesa, mi sonrojo se intensificó.

"Andando…"

"¡KUGA!" Nao gritó tan preocupada que terminé en brazos de Shizuru de nuevo, la muy estúpida soltó una carcajada tan fuerte que debió escucharse en una cuadra a la redonda, no, no había otra mina.

"¿¡Te crees muy graciosa!?" Caí en cuenta de que aún me cargaba Shizuru. "Lo siento." No entendía porque me teletransportaba con ella cuando no meditaba el destino, al menos no de forma consciente, era como cuando olvidaba mi cinturón al dormir y terminaba en su habitación, simplemente vergonzoso. Con toda la dignidad que me quedaba regresé al suelo.

"No te preocupes." Ella me sonrió con toda la picardía del mundo, le sonreí de regreso, fue algo automático, me guiñó. "Por otra parte…" Su mirada recayó en la imbécil que aun se reía, alzó su mano, y créanme, hasta yo que no era el blanco, pude sentir que aumentó la potencia.

Su descarga le impactó de lleno. "¡CHISPITAS!" Fue mi turno de reírme, Nao quedó con cabello de estropajo ahumado.

"Te adoro Shizuru." Siempre podía contar con ella para vengarme.

"Quizá las terapias de electrochoque te quiten lo estúpido Nao." La franqueza de Mikoto seguía siendo reconfortante.

"¡Puedo oír colores!"

"¡Ay no!" Mai miró de cerca a Nao, para ver si no le salía humo de la cabeza. "¡Ahora sí se le frieron las neuronas!"

"¡El azul suena a océano!" Parecía que deliraba.

"¿A que suena el amarillo?" Y Mikoto le dio cuerda a esa loca.

"¡A la electricidad de Chispitas!"

No quise decirles nada, éramos tan diferentes al ciudadano promedio, que quizá con sus descargas Shizuru le había desbloqueado alguna otra habilidad a esa imbécil, y ahora sí oía los colores, me encogí de hombros restándole importancia, en Garderobe todo era posible.

Continuamos avanzando, yo enfrente, Shizuru detrás, luego Mikoto, y al final Mai cuidando a Nao. "Eh… ¿le doy otra descarga para ver si la arreglo?" Nao seguía diciendo que los colores le hablaban.

"No… déjala así, creo que en unos minutos se repondrá por su cuenta." Aquí entre nosotros, no quería arriesgarme a que de verdad le fundiéramos el cerebro. "Apuesto a que se mejorara cuando surja la oportunidad de molestarme."

Shizuru puso su mano en su mentón. "Nota mental, bajar la potencia cuando la electrocute."

"En lugar de decidir no electrocutarla… ¿No les remuerde la consciencia ni un poquito, Natsuki?" No dije nada, a la tetona no le habría gustado saber que mi consciencia estaba intacta, y la de Shizuru ni se diga, creo que ella estaba muy ocupada contemplando mi retaguardia. "¿De verdad nada de nada?"

"Creo que el ejercicio está beneficiando a Natsuki."

"¡Shizuru!" Me alegré de ir hasta el frente, así no podían ver mi sonrojo.

"Ya lo comprobaré en la ducha…"

"¡SHIZURU!" La muy cínica estaba riéndose.

Cielos, al contar esto voy dándome cuenta de que ella no podía ser más obvia, ni yo más ingenua.

Unos minutos más tarde, después de enfrentarnos a otro grupo de robots, evitar un par de minas y deshacerme de un francotirador empujándolo de una azotea, finalmente llegamos a la casita.

"Mikoto, dame la llave." Extendí mi mano en su dirección, mi corazón se aceleró al verla buscando en sus bolsillos con una mueca de preocupación.

"Creo… que se cayó cuando me perseguía el dron." Su sonrisa nerviosa me pedía a gritos que no la matara.

La noticia fue suficiente para regresar a la normalidad a Nao. "Mikoto…" Y quiso agarrarla a golpes por extraviar la llave. "¡Tenías un solo trabajo, uno solo!" Mai se interpuso entre ambas.

Mikoto intentó arreglarlo "¡Pero Nao, ya se te quitó lo idiota!" Le salió el tiro por la culata.

Mikoto, Nao y Mai eran un revoltijo.

Shizuru se quedó tranquilita a mi lado.

Masajeé mis sienes, no era el momento de perder la cabeza, el final del examen estaba tan cerca que podía saborearlo.

"¡Por tu culpa esto se fue al carajo!" Nao.

"¡Lo siento, lo siento! ¡No quería que reprobáramos!" Mikoto.

"¡No quiero hacer esto de nuevo!" Mai comenzó a lloriquear.

"¡Prometo no cagarla la próxima vez!"

"¡Y UN CRUSTÁCEO LA PRÓXIMA VEZ!" Estaba completamente negada a volver a repetirlo, al demonio con la llave. "Solo me teletran..." Callé de golpe, en la puerta había un letrero que decía que si me teletransportaba ahí estábamos reprobadas, con eso, confirmé que la vieja podía ser la maldad misma. "¡MERMELADA!" Shizuru palmeó mi espalda.

"¡Reprobadas por siempre!" Mai sollozó, pero…

"Ara…" fue ese ara tan depresivo el que me llegó al corazón, no quería escucharlo de nuevo, por mi cuenta corría que no.

"¡Churro!" Releí el cartel, entonces sonreí, lo único exclusivamente prohibido era mi teletransportación.

"Oye Shizuru…" Puso toda su atención en mí. "Echa abajo la puerta." Leí en sus ojos que consideraba que yo también había perdido la cabeza. "Confía en mí."

Primero tocó la puerta con su mano, para sentir la dureza del material y así saber qué tanta fuerza usar contra él, tres segundos después, con una patada derribó la puerta.

Entramos al lugar. -Examen aprobado-. Se escuchó en los altavoces. -Examen aprobado-. Fue casi como un coro angelical. -Examen aprobado-.

-¡Sí!-. De la alegría abracé a Shizuru. -Eh… yo…-.

-¡Abrazo grupal!-. Mikoto se lanzó sobre nosotras.

-Ara-.

-¿¡Mikoto quieres morir!?-. Mai.

-¿Cuándo quitaron la telepatía?-. Nao.

Quien dijo que la tercera era la vencida, jamás hizo un examen seis veces y aprobó a la séptima.


Dejé las mancuernas en su lugar después de hacer el último ejercicio de mi rutina, sentía los brazos y las manos acalambradas. -¿Dónde está tu densidad molecular ahora, Kuga?-. Nao no perdía una.

-Termina tu rutina y me lo preguntas-. Sonreí burlona, ella estaba al borde de un colapso en las barras, su condición física había mejorado, pero igual seguía siendo la peor de las cinco a la hora de ejercitarse.

Con respecto a lo que dijo, endurecer mi cuerpo podía ayudarme a tener un mejor agarre, sin embargo, perdía cualquier tipo de ventaja al tener que realizar un buen numero de repeticiones, a la larga, entre más rígida más acalambrada terminaría.

Fui a buscar a Shizuru. -1497-. Hablaba para ella misma, tenía los ojos cerrados. -1498-. Estaba recostada en la banca inclinada, con la cabeza hacia abajo, maldición, hacia press con una barra de 1500kg -1499-. Aunque la veía haciendo cosas similares a diario, no dejaba de ser sorprendente. -1500-. Dejó la barra en el reposa barras, abrió los ojos y me atrapó viéndola. -Ara, que agradable vista-. Ignoré que desde ese ángulo veía mis pechos.

-¿Ya terminaste?-. Por el numero de repeticiones, calculaba que ese era el último o uno de sus últimos ejercicios.

-Sí-. Se levantó de la banca, admito que quizá se me fue un poquito la vista. -¿Ves algo que te guste?-. Sonrió coqueta.

-Claro que no, idiota-. Rio, definitivamente, sí era la única persona que se reía cuando le decía idiota.

-No me molesta que me veas-. Guiñó.

Gruñí. -Que no te estaba viendo-. Yo…

-¡Sí la estabas viendo!-. Me teletransporté con Nao e hice intangible el sitio donde estaban sus manos, azotó en el suelo como costal de papas. -¡Oye!-. Que reclamará lo que quisiera, ya me había regresado con Shizuru.

-Vámonos-. Vale, si la veía, pero como no iba a verla cuando entrenábamos en top, no era necesario ser gay para apreciar que Shizuru parecía diosa griega y…

-¡GAYYY!-. Gritó Nao desde el suelo.

-¡Nao!-. Agradecí que Mai entrará a defenderme. -La sexualidad de Natsuki no es asunto tuyo-. Me arrepentí.

-Los odios a todos-. Mascullé.

-¿A mí también?-.

-Casi a todos-.

Nos fuimos a los baños, con todo y su mirada intensa, era mejor entrar ahí con Shizuru, las demás tenían tanto pánico a terminar electrocutadas que preferían no molestarme mientras nos duchábamos.

-Oye Shizuru-. La verdad le daba la espalda para que no viera mis sonrojos.

-¿Al fin quieres que te talle la espalda?-. Pero ella usaba todo a su conveniencia.

-¡No!-. Mejor volteé. -¡Shizuru!-. Ojala hubiera sabido que planeaba tocar mi espalda.

-Ara… eso sí fue accidente, lo juro-. Su mano estaba en una de mis tetas. Ni siquiera podía enojarme, hubiera sido muy cínico de mi parte cuando los primeros días me teletransporté a su cuarto y me metí a su cama dormida. -Que suavecito-.

-¡SHIZURU!-. Me teletransporté a otra ducha.

Tranquilamente, como si nada, caminó hasta donde estaba. -¿Qué ibas a decirme antes de ponernos intimas?-. Fruncí el ceño.

Mientras tanto nuestras compañeras.

-¿Se imaginan que rentáramos a Chispitas como generador eléctrico?-.

-Tal vez sí debí dejar que te electrocutaran otro poquito…

-¡Mai, Mai! Creo que rompí la regadera-.

-¿¡Qué!?-. Mai vio como un chorro de agua a presión tiró al piso a Nao.

-¿¡Y yo qué culpa tenía!?-.

Mai usó su telequinesis para intentar arreglar esa cosa.

De regreso con nosotras.

-Sí… mejor te pregunto cuando salgamos de aquí-. Terminamos de asearnos, y cuando nosotras nos retiramos, ellas seguían en su combate a muerte con la regadera.


-¡La de atrás!-.

-Midori, todas nos sentamos atrás-. A ninguna le apetecía estar al frente sabiendo que en cualquier momento ella podía incendiarnos, sobre todo porque la segunda semana le quemó las cejas a Mikoto.

-Igual ni sé cual es la que no se calla-. Fruncí el ceño. -¡Ya te vi Natsuki!-. Igual a mí me daba igual que me viera. -Guarden silencio y presten atención al pizarrón-. Según ella lo señaló.

-Midori senpai… el pizarrón está al lado contrario-. Giró al lado correcto.

Miré a Mai, ella entendió lo que quería, me metió a uno de sus canales telepáticos, junto con Shizuru.

"Shizuru, no contestes si no quieres."

"Ara… ¿Natsuki me tienes una propuesta indecente?"

Volteé a mi izquierda, Mai tenía la cara roja.

"¡Shizuru, Mai escucha todo!"

"¿Y? ¿Te avergüenzas de lo nuestro? Prometiste que te harías responsable…"

Mai pegó la cara al banco para no verme a los ojos, solo ella sabía que diablos se estaba imaginando, también me puse roja.

-Natsuki, ¿estás bien?-.

-Estoy bien-. Aunque no me creyó, Midori no insistió y siguió con su clase.

"¿Si estás bien?"

"Si los sonrojos fuesen mortales ya me habrías asesinado." Sonrió. Con el paso de las semanas sus bromas habían ido subiendo de nivel. "¿Ahora si puedo preguntarte algo?"

"Por supuesto."

"¿Cómo funcionan tus superpoderes?" Entendería que no quisiera contestarme, todavía más tomando en cuenta que Mai estaba de por medio, sin embargo, entre Mai y Nao, creo que era mejor tener a la primera escuchando. "Lo siento si soy entrometida, es solo que tú me das mucha curiosidad."

Sabía que el truco de mis poderes estaba literalmente en mis moléculas, y moría por saber donde estaba el suyo, ¿de dónde provenía su electricidad?, ¿era una fuente inagotable?, ¿tenía limites?, ¿me atraía por eso?

No dudó en compartir su historia conmigo. "¿La explicación larga o la corta?" Hasta adquirió un tono más serio.

"La larga." Quería saberlo todo de ella, todo, creó que le agradó mi interés.

"Como sabes, mi superpoder principal es la electricidad. Probablemente piensas que sale a través de mis manos." Lo medité, todas las descargas que le había visto usar parecían nacer en la punta de sus dedos, ¿acaso no era así? Me sentí tonta por no prestarle suficiente atención pese a ser con quien pasaba más tiempo. "Tranquila, si lo piensas, es porque así lo hago ver." Asentí. "Mi corazón es el origen, él genera cargas eléctricas que se distribuyen por todo mi cuerpo, puedo sentir la electricidad viajado a través de mí, soy un circuito eléctrico viviente." Sonrió, me lo contaba con el mismo orgullo con el que yo hablaba de mi teletransportación, también sonreí. "Puedo tomar esa electricidad y exteriorizarla en distintos niveles. Creo que puedo compararlo con el GPS y la calculadora en tu cabeza, los cálculos se hacen automáticamente ajustándose a lo que deseo que salga." Esa habilidad debía ser la que separaba sus pequeñas bromas de un asesinato seguro. "Suelo hacerlo a través de mis manos porque así es más fácil manipularle." Su sonrisa adquirió un toque travieso. "Pero en realidad todo mi cuerpo es capaz de soltar descargas." Tal revelación le daba sentido a que su personalidad se sintiese electrizante.

"Tus ojos tienen una chispa magnifica." Caí en cuenta de lo que dije, volví a sonrojarme, no dijo nada. "Sigue por favor."

"Además de producirla y manipularla, soy un acumulador, puedo recibir electricidad ajena a la mía sin preocuparme de terminar freída, todo gracias a que mis moléculas me dotan de la resistencia necesaria, la cual por algún motivo se manifiesta como superfuerza." Con que en verdad era un efecto colateral, superfuerza para ser capaz de resistir lo que recorría su cuerpo, algo loco, que en realidad era razonable.

"Asombrosa." Era demasiado fácil que se me escaparan las palabras cuando estábamos por medio telepático. "Gracias por contármelo." Significaba bastante que me hubiese dicho eso.

"De nada." Iba a decirle a Mai que ya podía romper la comunicación. "Así qué." La miré a los ojos. "¿Una chispa magnifica?" Desconozco si lo hizo a propósito o no, fue como si su mirada relampagueara, un efecto que me dejó anonada de tan… bello que me pareció.

"Sí bueno… yo…" Una vez más, sentí una chispa entre ambas, algo que nos atraía, aunque yo no lo aceptaba por cabezota. "¡Mai corta esto!" Cumplió mi petición de inmediato.

Eso no detuvo a Shizuru. -Que linda eres Natsuki-. Fingí no escucharlo.

-Que ambiente tan gay-.

Me teletransporté a un lado de Midori. -Nao me está amenazando con su visión láser-. Regresé a mi asiento con una sonrisa.

-¡Nao que te dije de las miraditas láser en el salón!-.

-¡Pero…

-¡PERO NADA!-.

Eso se ganaba Nao por andar diciendo que…

-Ay Natsuki, por todos los cielos, ya sal del closet-. Miré a Mai sin creerme lo que decía, ¿Acaso no era ella la que andaba diciéndole a Nao que mi sexualidad era asunto mío?

Fruncí el ceño. -¿Tú también piensas que soy gay?-. Creo que tenía un tic en el ojo.

-Nat, Nat, no tienes que negarlo-.

Estallé, golpeé el banco con ambas manos. -¡Que no soy…-. Paré para pensarlo con detenimiento, en realidad, sí que tenían motivos para pensar eso, digo, no veía a las demás interactuando como lo hacíamos nosotras ¿Y si sí era un ambiente gay? Le eché un vistazo a Shizuru, ella me miraba de reojo, con esa sonrisa traviesa que solo me dedicaba a mí. ¿Y si ella sí era gay? También pensé en mis propias reacciones con ella, ¿Y si yo sí era gay?

Me teletransporté a la oficina de la vieja, estaba mirando a través de su enorme ventanal, al girar su silla. -¡Joven Kuga!-. Se llevó la mano al pecho. -Le he dicho que no haga eso, asusta-. Recuperó el aliento, menos mal que no le causé un infarto, aunque de todos modos, si parecía una momia ya estaba muerta ¿no? -¿Qué necesita?-. Mi cerebro trabajaba a mil por hora intentando formular la oración correcta.

-¿Cree que soy gay?-. Lástima que eso fue lo único que atiné a decir.

-Por supuesto, ¿Qué no tiene una relación con la joven Fujino?-.

-¡Mermelada!-. Golpeé mi frente con mi mano.

-No me diga que apenas se va dando cuenta…

Me teletransporté a mi casa, aparecí en el laboratorio del sótano, detrás de Saeko, se dio la vuelta. -¡Natsuki!-. También se llevó la mano al pecho, fruncí el ceño, a ella no se lo creía, llevaba 16 años viviendo con ella. -¡No hagas eso!-. Me dio un sape.

-Pero siempre lo hacía-. Repliqué sobándome la cabeza.

-¡Cuando vivías aquí!-. Otro sape. -¿Y ahora que hiciste?-. Esa confianza en mi era reconfortante.

-Si mamá, yo también te extraño-. Debí cerrar la boca. -¡Eso duele!-. Cada sape era más fuerte que el anterior.

-Carajos ese es el punto-.

-¡Mamá!-. Salió a echar una moneda al frasco y regresó conmigo. -¿Y bien?-. Golpeó el suelo con su pie, impaciente porque le dijera que hacía ahí en horario de clases. -Mamá… ¿Crees que soy gay?-.

Alzó una ceja. -¿Creerlo? Estoy segura de que lo eres-. La seguridad con la que lo dejo sin habla, con la boca abierta, como que algo hizo corto circuito en mi cabeza. -Ay mi niña-. Tuvo uno de sus momentos maternales, me abrazó. -Tan lista y bruta al mismo tiempo-. Maternidad modo Saeko. -Hija, puedes teletransportarte, tu sexualidad es lo menos raro aquí, tranquila-. Todos querían sacarme a patadas de un closet en el que ni siquiera sabía que estaba. -Creo que es hora de tener otra charla…

Ya sabía de que tipo de charla hablaba. -¡Adiós mamá!-. Me teletransporté de regreso al salón.

Midori seguía regañando a Nao, y Mai estaba distraída con Mikoto.

Shizuru había estado observando con mucha atención mi lugar vacío.

-Ara, sabía que volverías pronto-.

Estaba en proceso de asimilar que de hecho, sí era gay, pero aun faltaba otra parte de esa ecuación que me rompía la cabeza, la variable que llevaba su nombre, decidí resolverla toda de golpe.

Estaba determinada a hacerlo. -Oye Shizuru-. Aunque hablé bajito. -¿Tú…?-. Incluso siendo tan borde, huraña y cínica, sabía que ese era un tema privado. -Bueno, es que…-. Que originalmente no me habría incumbido si no fuese por el detalle de que ya estaba más que metida en el asunto. -¿Tú eres…-. Mi nerviosismo empeoró al verla, tenía su rostro apoyado en su mano, sus labios dibujaron una sonrisa, ella sabía perfectamente por donde iba la cosa. -¿Eres gay?-. Lo dije tan bajito que temí que ni siquiera me hubiese escuchado.

Pero sí que escuchó. -Sí-. Su sonrisa era juguetona.

Recordé el primer día que nos vimos en Garderobe, el como sentí que me escaneó completita y vi que dio un asentimiento de cabeza, y el que cuando le pregunté el motivo dijo que atar cabos no sería tan difícil.

Y de verdad que no debió ser difícil con todas las cosas que hacía a diario.

Sin embargo yo no había caído en cuenta por ser tan ingenua.

Si por cosas así Saeko decía que era una genio y una bruta a la vez.

Rio al ver mi expresión, no era una burla, muy a mi pesar le parecía tierna. -Creo que aun tienes otra pregunta-. Ahora sé que en verdad gozó ese momento.

Por unos segundos olvidé mi personalidad arrogante y cínica. Pasé saliva. -¿Yo… te gusto?-. De la vergüenza hasta cerré los ojos.

Sentí algo muy suave y cálido en mis labios, abrí los ojos, incrédula. -Sí, desde el primer día-. No me creía que Shizuru acababa de robarse mi primer beso. -Que linda-. Mi sonrojo superó a todos los anteriores, por poco me explotó la cabeza, pero con eso entendí porque me teletransportaba inconscientemente con ella. -¿Y yo te gusto Natsuki?-.

-Yo ehhh bueno…-. Los engranes de mi cabeza giraban a marcha forzada intentando que no dijese una tontería, peor aun, que siguiese negandolo. -Sí-. Su sonrisa, su sonrisa dios.

-¡LO SABÍA!-.

-¡NO ARRUINES EL MOMENTO NAO!-.

Y así fue como salí del clóset en el que ni sabía que estaba.


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