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IDUS DE MARZO DEL ODIO AL AMOR por MCAMILA

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  CAPITULO 3

 - “Siempre estaré a tu lado”

Alex se despertó violentamente, empapada en sudor producto del sueño que había tenido con Valentina. Seis meses habian pasado desde su muerte y ella no podía abandonar su recuerdo. Después de su sepelio Alex simplemente se desplomo; Le era muy difícil dormir, no estaba comiendo lo suficiente y los ataques de pánico que no tenía desde hace muchos años volvieron aparecer con más intensidad.

Se levantó de la cama intentado no despertar a la mujer que dormía a su lado, otro de los efectos colaterales. Ahora más que nunca buscaba la compañía de mujeres solo para una noche o quizás dos porque no quería sentirse sola

-          ¿Qué haces? ¿A dónde vas? Vuelve a la cama, mira que aún no sale el sol

Dijo Carolina adormecida viéndola con solo uno de sus ojos abiertos. Desde ese fatídico día, ella intentaba por todos los medios ser el único consuelo de Alex. Desde hace mucho tiempo estaba enamorada de aquella mujer de ojos color ámbar intenso, era tan hermosa; De rostro muy expresivo, con labios sensuales, un pelo castaño claro y ni hablar de su maravilloso cuerpo tonificado o su actitud rebelde, pero ni siquiera la muerte de la doctora Valentina logro que se fijara sentimentalmente en ella     

 

-          A bañarme tengo que estar en la comisaria a las siete

 

-          ¿De nuevo? ayer tuviste turno en la noche y hoy tienes que llegar casi de madrugada. Esa maldita de Martí te va a terminar matando

 

-          Ojalá – Dijo para sí misma mientras entraba al baño

Era cierto. Helena Marti no había desaprovechado un solo día para desquitarse con ella después de la muerte de su esposa. Todos en la comisaria se habian dado cuenta de esa circunstancia y sin embargo a nadie parecía importarle, de hecho, la mayoría se había puesto del lado de la teniente y todo por chismes mal intencionados de la otra mujer que más la odiaba, Daniela Dosantos una analista de sistema a quien Alex conocía muy bien

Daniela había esparcido el rumor infundado de que Alex había preferido salvar su vida antes que ayudar a Valentina cuando se dio cuenta que existía una bomba justo en uno de los cubículos de los baños de mujeres, aunque Alex tampoco quiso sacar a nadie de su error ¿para qué? Si las personas que la querían sabían perfectamente como habian pasado las cosas y ellas eran las únicas que importaban. 

Helena estaba sentada en su oficina acariciando por milésima vez el retrato de Valentina. Ella no estaba viviendo simplemente estaba existiendo a la vez que se desquitaba con la persona que más odiaba en ese momento. No podía sacarse de la cabeza que Alexis Santana era la única culpable de la muerte de su esposa, si tan solo la hubiera sacado antes de que la bomba explotara ahora estarían juntas

-          Buenos días jefa – La saludo alegremente Nicolás un agente de operaciones especiales quien además era su hermano

 

-          Si tú lo dices – Suspiro - ¿Trajiste los informes que te pedí?

 

-          Sí, Tenemos a un sospecho. Santino Rizzo, Este tipo llego tan solo hace tres meses al país desde Italia y no solo tiene ya un club nocturno en plena zona T, además tiene dos condominios en las afueras de la ciudad. Muy raro para un simple profesor de química

 

-          ¿Antecedentes?

 

-          Ninguno. Si es que el tipo está más limpio que una patena. Tiene un título en ingeniería química y un master en la misma modalidad.  A trabajado en dos multinacionales entre ellas Bayer y los últimos cuatro años ha ejercido como profesor de diferentes universidades en Sicilia

 

-          ¿Esposa, hijos?

 

-          No, el hombre es abiertamente gay, sin pareja estable que se le conozca

 

-          Un europeo exitoso, experto en química y sin pareja ¿Que tendría que estar haciendo en un país como este?

 

-          Aparte de ayudar a los traficantes a buscar nuevos mecanismos para ocultar o rendir las drogas, creo que nada mas

 

-          Bien. Entonces enviare a alguien que investigue a este sujeto un poco más ¿Me imagino que aquí está la dirección de su vivienda y del club? – Dijo mientras escrudiñaba más afondo el informe que su hermano le había traído

 

-          Pero por supuesto ¿Quién te crees que soy? No solo esta las direcciones, hay una copia de todos sus documentos de identidad e incluso un pequeño informe de las personas con las que sea contactado en los últimos meses, pero… - Nicolás se sentó frente a su hermana - ¿A quién enviaras?

 

-          A Santana

 

-          Helena no crees que estas… - Nicolás no alcanzo a reprochar a su hermana por el evidente abuso que estaba a punto de cometer, porque justo en ese momento entro Alex a la oficina. Entendía que su hermana estuviera atravesando por la peor tragedia de su vida, lo que no entendía era porque se encarnizaba con Alex. La propia Helena le conto como habian sucedido las cosas y el no veía ningún pecado en el accionar de la detective, por el contrario, le pareció un acto muy heroico

 

-          ¿Me necesitabas? – Dijo fríamente la detective. Incluso Helena había notado su completo cambio de personalidad desde la muerte de Valentina, por una fría y distante casi como ella y por alguna razón inexplicable a Helena era a la que menos le gustaba ese cambio de actitud

 

-          ¿Es que no sabes tocar la puerta acaso? Es un concepto fácil que hasta tu puedes entender – Recrimino Helena, pero Alex no se alteró solo se quedó viéndola fríamente en silencio, esperando lo que tuviera que decir para largarse rápidamente de ahí – Necesito que le hagas vigilancia permanente durante 48 horas a este sujeto – Le paso el informe de Nicolás - Necesito saber su rutina diaria; a qué horas se despierta, a qué horas sale de su casa, si vive solo, con quien habla, cuantas veces usa el celular, si va a comer solo o acompañado incluso que consume

Alex estaba exhausta, acaba de infiltrarse en un caso de extorsión y por lo general a los agentes se les daba un tiempo de descaso en trabajos de escritorio antes de volver a campo y esta nueva misión implicaba demasiado desgaste mental y físico. La única solución era seguir tomando pastillas de modafilino para mantenerse despierta las cuales conseguía de forma ilegal. Era una ironía que tuviera que recurrir a traficantes para conseguir esa droga mientras vigilaba a otro de ellos.

-          ¿No entendiste lo que tienes que hacer?

 

-          Si – Dijo firmemente mirándola de forma indiferente. Sabía que Helena solo se estaba aprovechando, pero no tenía fuerzas para pelear ni siquiera para renunciar. Por lo menos el trabajo le daba algo más en que pensar a parte de la perdida de Valentina

 

-          Entonces qué esperas ¿una invitación?

Alex no dijo nada solo giro sobre sus pasos dirigiéndose hacia la salida. Estaba completamente segura que en algún momento iba a estallar por tanta presión y esperaba que cuando sucedería tuviera de frente a Helena para romperle la cara, ni siquiera le importaba que la despidieran, después de la muerte de Valentina todo le daba igual

-          ¿Qué pretendes con todo esto Helena? Te estás pasando dos pueblos y una reserva forestal con Santana. ¿Es que acaso no ves cómo está de vuelta nada al igual que tú? ¿O es que quieres verla muerta? – Le recrimino Nicolás después de ver a Alex salir. Esa chica podía ser lo que su hermana quisiera, pero sin duda tenía la nobleza de un guerrero

 

-          Tal vez. Tal vez eso es lo que quiero. Ella pudo salvarla y no lo hizo

 

-          Por Dios, ya ni sabes que es lo que estás diciendo. Alex no escogió la vida del señor Zanetti sobre la de Valentina, quería salvarlos a los dos y decidió sacar primero al que estaba más mal herido. Si se hubiera devuelto unos minutos antes ella también estaría muerta

Helena dio un golpe fuerte sobre su escritorio como siempre hacia cada vez que se sentía frustrada o malhumorada. Estaba completamente consiente que era injusta con aquella mujer, pero algo en su interior la hacía revolverse por dentro cada vez que la veía, tal vez el hecho de que Valentina hablara siempre con tanto cariño de ella que la simple presencia de Alex le recordaba que su esposa la había amado más y el universo no le dio tiempo de cambiar las cosas     

-          Lo sé. Sé que ella no tiene la culpa, pero es que es tan injusto tener que verla todos los días en vez de a Val.

 

-          Lo dice como si la vida de Alex valiera menos

 

-          ¿Y no es así? – Dijo al tiempo que se levantaba empujando violentamente su silla hacia atrás – Valentina era una persona responsable, dedicada, siempre dispuesta a obedecer las órdenes de sus superiores, en cambio “esta” – Recalco despectivamente - Todo quiere hacerlo a las patadas y ni siquiera es capaz de seguir un puto plan

 

-          Helena. Existe mucho más en la vida que las cosas que están a simple vista. Puede que esa chica no esté llena de talentos o virtudes, pero algo muy especial ha de tener como para que alguien tan maravilloso como lo era Valentina se enamorara de ella ¿No te parece?

 

-          Eso es algo que nunca entendí ¿Que le pudo ver? – “¿Que tiene ella que no tenga yo?” pensó.

 

-          No sé, pero Tal vez deberías empezar a buscar la respuesta

Alex estaba cabizbaja sentada frente a su escritorio intentado leer el informe que Helena le había dado, sin embargo, estaba tan cansada y triste que las palabras parecían saltar de un lado a otro como si estuvieran jugando con sus nervios. Necesitaba conseguir las malditas pastillas, sino, no podría seguir de pie en ese día 

-          ¿Qué te pasa? ¿La jefecita te volvió a regañar? – Dijo sardónicamente Daniela, tratando nuevamente de llamar su atención, aunque solo fuera para que la insultaran   

 

-          No es tu asunto Dosantos. Porque no mejor te dedicas a esparcir más chismes en el corredor – Dijo sin ni siquiera mirarla, solo se levantó, se puso su cazadora y se dirigió con pasos seguros al elevador, pero Daniela la detuvo tomándola del brazo

 

-          Enserio Alex, no te ves bien. Deberías pedir unos días de descanso – Esta vez lo dijo sinceramente. Era evidente que Alex no estaba nada bien, había bajado mucho de peso, estaba pálida y tenía unas pronunciadas ojeras   

 

-          No me digas y ¿Me quieres hacer creer que te importa alguien más aparte de ti? No sé qué buscas, pero no voy a caer en tu trampa, no de nuevo

Se deshizo con un movimiento violento de su agarra y siguió su camino hacia el ascensor. Era verdad, Alex y Daniela tenían un oscuro y triste pasado en común y a diferencia de lo que cualquiera pudiera pensar fue Daniela la causante de ese dolor y de las miles de lágrimas que Alex derramo por culpa de su desamor. Una historia tan dolorosa que decidió olvidarla incluso ocultándosela a Valentina    

Alex estaba en su Mustang dirigiéndose al exclusivo sector conocido como la zona T. Un lugar de comercio y bares para gente pudiente por así decirlo, cuando observo el cementerio donde habian sepultado a Valentina. Fue inevitable para ella no desviarse de su camino y visitarla como lo hacía al menos una vez al mes para desahogarse frente a la tumba de su amor, a pesar de que su querida abuela le había advertido que contarles sus tormentos a los muertos los mantendría pegados al mundo terrenal, impidiéndoles su elevación y por consiguiente su evolución espiritual.

-          Hola mi amor – Sonrió tristemente mientras se sentaba al lado de la tumba de Valentina – Yo sé que no debería decirte mi amor, pero es que me nace del corazón a pesar de que hayas escogido a la bestia de Helena – Volvió a sonreír – Esta más insoportable que nunca, pero supongo que perderte ha sido lo peor que le ha pasado en la vida y la entiendo, porque es lo peor que ha pasado en la mía – Suspiro – Es difícil llegar a la comisaria y no verte, no escuchar tus carcajadas por los chistes tontos de nuestros compañeros, u observarte de un lado a otro como una hormiguita recogiendo la información que recolectábamos todos, dándonos las gracias por un buen trabajo – Sus ojos se empezaron a humedecer – Es tanto el vacío que siento, como si me faltara el aire para respirar. Te amo y lo hare por siempre

Alex se echó a llorar libremente, agradecida de que nadie pudiera verla. Unos de los pocos recuerdos que tenia de su padre, fue uno de los consejos que le dio cuando era niña de jamás permitir que alguien la viera llorar, porque eso era demostrar debilidad. Solo una persona la había visto hacerlo y era la misma que yacía en la tumba

-          ¿Porque te fuiste Val? ¿Porque me dejaste? – Reprochaba recostada sobre la fría loza de mármol que cubría la tumba de Valentina, cuando sintió que alguien tocaba su hombro - Señor Zanneti discúlpeme – Dijo parándose rápidamente mientras secaba sus lágrimas con el dorso de su mano. Alex imaginaba que al igual que Helena el padre de Valentina también le iba a recriminar por no haber salvado a su amada hija en vez de a él

 

-          No te ves nada bien Alex – Le sorprendió oír el diminutivo de su nombre, no recordaba habérselo escuchado decir jamás - El dolor te está matando ¿cierto? – sencillamente no pudo responder, sus ojos se volvieron a llenar de lágrimas y sintió que se le hacía un nudo en la garganta que le impedía respirar - Creo que tú y yo necesitamos hablar. Vamos acompáñame – La abrazo por sus hombros e iniciaron el recorrido hasta el auto del maduro hombre

El señor Zanetti y Alex no pronunciaron una sola palabra durante el breve recorrido de apenas unos tres Kilómetros hacia el Pub más cercano. Ambos tomaron asiento en una de las mesas. El padre de Valentina pidió el plato de la casa y envista de que Alex se negó a comer pidió lo mismo para ella

-          No es bueno que dejes de comer. Ya es suficiente con lo que tu alma está sufriendo como para que también lo haga tu cuerpo – Dijo en tono paternal

 

-          Lo sé, pero es que de verdad no siento apetito.

 

-          Alex, no creo que mi hija quisiera verte así. Tu sabes mejor que nadie lo mucho que amaba la vida y estaría muy molesta si te viera desperdiciarla sumergiéndote en el dolor. Debemos encarar que ella ya no está y preocuparnos por los que siguen a nuestro lado incluyendo a nosotros mismo. Apuesto a que tus tíos, primos y amigos están muy preocupados por ti

Así era. Todas las personas que la amaban habian mostrado su preocupación por su actuar errático. Hace varios meses no había ido a ver a su familia y siempre evitaba interactuar con sus amigos, porque quería evitarles un mal rato, a pesar de que todos la buscaban con insistencia. Ella siempre había sido el alma de la fiesta y suponía tontamente que todo el mundo esperaba verla feliz y contenta. Otra de las inseguridades que le había provocado el abandono de su padre después de la muerte de su madre. Lo odiaba tanto           

-          Señor Zanetti… Yo… Lamento profundamente no haber salvado a Valentina. Es mi culpa, debí sacarla de allí. Perdóneme  

 

-          Por favor llámame Samuel a secas – sonrió el hombre de mediana edad mientras acariciaba afectuosamente la mano de Alex  - Yo escuche cuando Val te suplico que me sacaras a mi primero y como siempre tu solo hiciste lo que te pidió sin rechistar, además tu no podías saber que había una bomba en el baño. Sería el ser más injusto en este mundo si te señalara en vez de agradársete por haberme salvado – Esas palabras fueron como un valsamos para el alma de Alex, saber que por lo menos el padre del Valentina no la culpaba -  Mi hija siempre dijo que eras una persona extraordinaria y ahora sé que no mentía. Algo más que lamentare en mi vida es no haberme tomado el tiempo de conocerte mientras fuiste su novia ¿Te hice las cosas difíciles no? – Alex solo levanto los hombros y ofreció una triste sonrisa como respuesta – Hija, no te dejes morir estoy seguro que ella no lo soportaría

El señor Samuel la abrazo con mucho afecto. Gracias a sus contactos que incluían a Helena, el sabia de lo mal que la estaba pasando en la comisaria por culpa de chismes mal intencionados. También estaba informado de lo injusta que estaba siendo la teniente con Alex y por más que le insistía que ella no tenía la culpa, Helena se ensañaba buscando escusas para seguir acusándola injustamente. Así que simplemente se limitó a no hablar más del asunto con la joven teniente y prefirió buscar a Alex para ofrecerle su apoyo y amistad, lo que nunca espero fue que se encontraría con ella justo ese día

Pasaron más de cuatro horas almorzando y compartiendo diversos recuerdos que cada uno tenía de Valentina. Hace cinco años eso habría sido impensable, debido a que Zanetti siempre la califico como una mujer egoísta e irresponsable, pero después de haber sido testigo del trato tan amoroso hacia su hija en su último día de vida, tuvo que reconocer que había cometido un craso error y había juzgado muy mal a aquella dulce chica que se equivocaba debes en cuanto como cualquier persona. 

-          Antes de irme Alex quisiera pedirte un favor – Ambos ya estaban de nuevo dentro de las instalaciones del cementerio

 

-          Lo que diga señor Samuel

 

-          Ve a visitarme siempre que puedas. Mis otros hijos han estado muy pendientes de mí, pero me hacen falta las conversaciones sobre los casos de la comisaria que siempre teníamos con Val.

 

-          Se lo prometo. Voy a ir a verlo las veces que pueda tanto que temo que se va a arrepentir de habérmelo pedido – Alex se despidió con un beso en la mejilla y un abrazo fraternal del hombre

Ese encuentro con su ex suegro le sirvió para reconciliarse un poco con la vida y decidió que ese día no obedecería a su odiosa Jefa y en cambio se iría a unos de los clubs preferidos por Edrian y donde esa noche celebraría su cumpleaños. Su amigo llevaba casi tres meses insistiéndole para que salieran y ella siempre se excusaba con el trabajo, pero esa noche recuperaría a su amigo. Ya repondría el tiempo perdido en el caso que le Helena le había asignado, en los siguiente dos días, al fin y al cabo, llevaba prácticamente seis meses matándose en el trabajo 

Notas finales:

Por favor si les ha gustado comenten.

Gracias por leer :)


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