Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Los lazos que nos unen. por Seiken

[Reviews - 46]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Milo caminaba a lado de su amigo de la infancia, que siempre le había acompañado a todas partes, Camus era un alfa y era su compañero, su esposo, de algunos años para esa fecha.
 
-Hyoga y Shun están en el Santuario, seguramente desean hablar contigo sobre algo importante. 
 
Camus no deseaba conversar sobre su alumno en ese momento, cuando el celo de su compañero estaba cerca y cuando esperaba que Milo por fin pudiera quedar embarazado, ya que se encontraban en una agradable época de paz.
 
-Y yo deseo hablar contigo, sobre mi amor por ti... tal vez de unas pequeñas personitas caminando en mi templo. 
 
Milo sonrió con una hermosa sonrisa, negando eso, relamiendo sus labios, rodeando su cuello con delicadeza, para besar sus labios, gimiendo al sentir su sabor tan natural, tan propio de su alfa.
 
-Ya hemos hablado de esto Camus, y llegamos a un acuerdo. 
 
Camus negó eso, porque no habían llegado a un acuerdo, el no aceptaba las excusas de Milo, deseaba mucho más que sus celos, quería una vida a su lado, hijos propios, lo que cualquier alfa enamorado llegaba a pensar al conocer al omega ideal. 
 
-Tu hablaste y tú tomaste una decisión, yo solo te escuché, pero no estoy de acuerdo en ser ignorado por quien amo, ni deseo perder más tiempo en tener un hijo propio, al paso que vamos tú buen amigo Kanon, tendrá descendientes antes que nosotros, hasta nietos... 
 
Milo estuvo a punto de negarse, de decirle que no deseaba tener hijos todavía, no estaba preparado para eso, sin embargo, en ese momento, escucharon unos pasos a sus espaldas, era el cisne, que se acercaba a ellos. 
 
-Maestro Camus, necesito hablar con usted... 
 
Camus suspiro, Milo siempre tenía la razón, generalmente cuando su intuición le decía que ocurriría algún suceso, este pasaba, el pensaba que tenía un don especial, su escorpión le decía sentido común, del que carecía cuando el intentaba hacerle ver que debían tener pequeños niños propios.
 
-Sigueme Hyoga... 
 
Milo suspiro, con una expresión que claramente decía que había sido salvado por la campana, regresando todo el camino que habían transitado, para visitar a un buen amigo suyo, otro omega, que escuchaba sus quejas constantes. 
 
-Yo no soy muy maternal que digamos...
 
Pero se detuvo al ver a Shun algo nervioso, observarles desde lejos, haciendole recordar un tiempo en el que su Camus trato de seguirlo, sin demostrar sus sentimientos abiertamente. 
 
-¿Porque te escondes? 
 
Shun jadeo al ser descubierto e intento esconderse mucho mejor, pero ya era tarde, lo mejor era salir de su escondite. 
 
-¿Es por Hyoga y lo que le dirá a su maestro? 
 
Shun asintió, caminando algunos pasos más en dirección de Milo, estaba nervioso, como si Camus fuera un ogro, como si pensara que Hyoga sería reprendido por alguna acción en conjunto. 
 
-¿Qué puede ser tan malo? 
 
Milo rodeo los hombros del santo de bronce que cumpliría unos dieciocho años, igual que Hyoga, quien sabía era un omega, a diferencia de Isaac, que era un alfa. 
 
-¿No es como si hubieran formado un vínculo y esperarán un bebé?
 
Eso lo pregunto en juego, desechando esa noción inmediatamente, riéndose por esa idea tan graciosa, porque Hyoga tuvo una educación muy estricta, el siempre le dijo que pateara muy duro al alfa que quisiera poseerle sin su permiso, y Camus, que los lazos eran sagrados. 
 
-Yo... el maestro Albiore me dijo que debíamos acudir con Camus, para traerle la gran noticia.
 
Milo inmediatamente sonrió, quería ver la expresión de Camus cuando le dijera que estaba pasando. 
 
-Sigueme, rápido, tenemos que ver esto. 
 
*****
 
A Minos comenzaba a dolerle la cabeza, necesitaba un poco de paz y tranquilidad, algo que pudiera ayudarle a controlar su creciente molestia, porque Radamanthys actuaba como un adolescente, o como un hombre de su edad, que de todas formas, perseguía a un muchacho menor de treinta, ese era Kanon. 
 
-Ya estamos muy viejos para esto... 
 
Se quejaba sosteniendo el tarro de cerveza, masajeando su sien, estaba solo en esa barra y deseaba seguir estando sólo, para no tener que hablar con nadie más, únicamente el, como un tío preocupado de la salud, seguridad y paz mental de un bebé de un año con dos idiotas como padres. 
 
-Yo ya estoy muy viejo para esto... 
 
Volvió a quejarse, percibiendo un perfume demasiado agradable para él, un aroma que le recordaba una batalla que tuvo en el pasado, con el hombre más hermoso que jamás había visto. 
 
-Yo te veo joven y hermoso, tan hermoso como la diosa del amor, y creeme, yo sé de qué hablo. 
 
Minos suspirando observó el techo, antes de ver al santo dorado que vestía una fea camisa rosa, con pantalones blancos. 
 
-Si es el santo de piscis de esta época... 
 
Afrodita se sentó a su lado recargado en sus nudillos, admirandolo de pies a cabeza, relamiendo sus labios. 
 
-Soy seme... 
 
Minos volteo a verle con una expresión de extrañeza, tratando de pensar en lo que se le decía y porque se le decía eso en particular.
 
-Te lo digo para que cuando lleguemos al templo de piscis no te sorprendas, aunque, se muy bien lo que hago, como darle placer a un amante. 
 
Minos desvió la mirada, bebiendo un poco más de cerveza, suponiendo que ya debía retirarse, no le gustaba en lo absoluto la actitud de este santo, que daba por hecho, que por un poco de belleza, comería de su mano. 
 
-Albafica de piscis era el hombre más hermoso que he conocido y el a diferencia tuya, no sufría de esa enfermedad que tú tienes, ese orgullo, que pudre tu belleza, haciéndote una flor de pantano, mucho más agradable a una mosca, que a un grifo. 
 
Minos se levantó de la barra e intento marcharse, siendo sostenido por el santo de piscis, que únicamente sonreía al verle, con una expresión que decía claramente que siempre obtenía lo que deseaba. 
 
-Me gusta cuando se hacen los difíciles Minos... y tal vez no estés acostumbrado a que un omega sea agresivo con un alfa, como tú, pero sé que te tratas de un hombre al que le gustan los placeres, por lo tanto, cuando al fin aceptes nuestro deseo mutuo, conocerás el paraíso.
 
Minos negó eso, riéndose en voz baja, para apartarse del santo de piscis, retirándose a sus habitaciones, en donde el gran patriarca del santuario le dijo que podía descansar, si deseaba permanecer en ese sitio. 
 
-El orgullo es el pecado que más odio... 
 
Shura y Angelo observaban ese intercambio en silencio, Angelo recargado en el hombro del español, con una sonrisa de oreja a oreja, amplia, encontrando ese rechazo como algo muy divertido.
 
-Te mandaron a volar, y yo que pensaba que nunca vería a alguien que pudiera resistirte. 
 
Shura comenzó a reírse también, porque ese no era el Afrodita que conocían, que era mucho más sutil, en esta ocasión actuaba como un alfa en celo, marcando su territorio, aunque fuera un omega.
 
-Esa sutileza fue conmovedora, simplemente increíble... 
 
Angelo se rió un poco más fuerte, colocando una mano en la rodilla de Shura, quien bebió su cerveza de un solo trago. 
 
-Poco te faltó para golpear su cabeza con un mazo y llevártelo a tus espaldas... 
 
Afrodita se encogió de hombros, deseaba ser sincero, claro, había algo que le hacía desearle con el y no detenerse hasta tenerlo. 
 
-Ese alfa será mío... 
 
Fue su única respuesta, con una decisión parecida a la que sólo tenía durante las guerras, en esa conquista usaria todo su poder, su intelecto y su belleza, para apoderarse de ese alfa, que aparentaba estar enamorado del antiguo santo de Piscis. 
 
-Antes de que abandone el santuario, lo tendré comiendo de la palma de mi mano, eso se los juro. 
 
*****
 
Shion cargaba a la pequeña en sus brazos, que reía al verle, sosteniendo su cabello, el que llevo a su boca, con esa inocencia que tienen todos lados niños pequeños, que tuvo su padre, cuando los encontró en el templo de géminis. 
 
-Esta niña es idéntica a ti, Kanon, es hermosa... 
 
Kanon sonreía al verlos, recargado en sus codos, sus manos en su barbilla, con una expresión casi infantil que siempre tenía cuando les enseñaba algo nuevo, o tal vez, como si fuera un gato, ya que Shion podía imaginarse una cola moviéndose de un lado a otro, en especial al escuchar que era hermosa, idéntica a él. 
 
-Yo elegí su nombre, se llama Leviathan, porque es lo que nace de dos dragones al tener un huevo... queremos otros más. 
 
Shion asintió, sin prestarle mucha atención a Kanon, que veía a su padre adoptivo cargando a su pequeña, jugando con ella, Radamanthys los veía un poco más lejos. 
 
-Tiene las hermosas cejas de su madre y el color de su cabello. 
 
Le informo, como si no pudiera descubrirlo por si mismo, acariciando el centro de sus cejas, recibiendo una risa escandalosa. 
 
-Es una linda princesa, no es verdad, no es verdad. 
 
Radamanthys se acercó a ellos, tomando un asiento junto a Kanon, ofreciéndole una mamila a Shion, para que le alimentará. 
 
-Ya es su hora de comer y quería que usted nos haga el favor de alimentarla. 
 
Era toda una señal de amistad del espectro, así que sujeto la mamila, para alimentar a la pequeña en sus brazos, que al ver la botella se emociono demasiado, casi brillaron sus ojos, para aceptar su alimento. 
 
-Tambien come como tú, como si quisiera alimentarse con el mundo...
 
Comento con los ojos llenos del ayer, recordando la niñez de los gemelos, que estuvieron a su cuidado todo el tiempo, ya que Dohko pensaba que debían asesinarlos, podían ser un mal presagio, pero él nunca quiso hacerles daño, eran dos niños pequeños y tuvo razón, de no ser por ellos, su victoria nunca hubiera ocurrido como pasó.
 
-Saga era mucho más tranquilo, el siempre era el más serio, el más silencioso, en cambio, tu... tú siempre fuiste un muchacho muy alegre. 
 
Sus ojos brillaban con el pasado, al recordar a todos los niños que crío, pensando que nunca tendría familia, ni hijos propios, pero aquí estaba el, cargando de nuevo un bebé, pero esta vez, era un niño nacido de un bebé que el también cargo, como si fuera su nieto.
 
-Quiero que sea su padrino, o lo que se parezca a eso, patriarca, Radamanthys también está de acuerdo, así que si algo nos llegará a pasar, sabremos que está en buenas manos. 
 
Shion se sorprendió demasiado al escucharlo, mirándoles fijamente, a los dos, que le sonreían esperando su respuesta, que fue un si, el se encargaría de esa niña de faltar ellos. 
 
-Yo la cuidare, y si están de acuerdo, también me gustaría entrenarla llegado el momento... 
 
*****
 
Pan caminaba en el templo derruido de Dionisio, quien estaba sentado en lo que fuera el asiento principal del cuarto de banquetes, donde una mesa larga, cubierta de polvo, telarañas y platos viejos, con algo solidificado en su interior, adornaban los manteles cubiertos de manchas, en un templo que ya no era más que despojos del pasado, como si hubiera habido una fiesta fastuosa que nadie se molestó en limpiar una vez finalizada, la que se quedó a medias, como el poder de los dioses que habían sido olvidados.
 
-Pensé que te encontrarias con ese omega en tus brazos, fabricando ese bebé que tanto necesitas para darle nueva vida a tu templo, con sus llantos provenientes del hermoso toro de Falaris.
 
Al mismo tiempo, el dios Pan, golpeaba una imponente pieza de cobre con forma de toro, que tenía una puerta en sus costillas, donde en otros tiempos, le hacían sacrificios en su nombre al introducirlos en el toro, para que esté mugiera alimentado de sus gritos, al ser quemados vivos, mujeres, niños, omegas, todos ellos embrutecidos por el licor que les hacían beber, pero al final, el dolor despertaba a cualquiera. 
 
-Uno de los guerreros que poseen el cosmos de las galaxias, los gemelos de géminis, vino por el, pero logré poseerlo, seguramente logré embarazar a ese omega fértil.
 
Eso quería decir que en un año, podrían resucitar ese templo, el poder de su bien amigo. 
 
-¿Y no te sirve cualquier clase de sacrificio? ¿Tiene que nacer de ese omega en particular? 
 
Dionisio negó eso, no tenía porque ser nacido de su sangre, o de ese omega, pero deseaba quebrarlo, destruirlo y demostrarle que los dioses gobernaban su destino. 
 
-El sacrificio debe ser realizado por alguien, que confíe y crea en mí de forma ciega. 
 
*****
 
Esta es la primera vez que escribiré alguna pareja de bronce, en este caso Shun y Hyoga, espero les guste mi interpretación de ellos. 
 

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).