Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Los lazos que nos unen. por Seiken

[Reviews - 46]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

-Apártate de mi hermano.

 

Saga negó eso con una sonrisa desagradable, que claramente le hacía ver que deseaba darle una lección, apartarlo usando su fuerza, sin darle una sola oportunidad, escuchando las sombras en su ser, aquel que escuchó los consejos de Kanon e intentó matar a la diosa Athena cuando apenas era una recién nacida.

 

-No puedes apartarme de mi omega, ni tu, ni nadie más.

 

Ni Aioria ni esa bestia podrían quitarle a su amado, que murió sin necesidad en las manos de Shura, quien desobedeció sus órdenes, porque le ordenó traerlo a su lado, después de matar a la pequeña Athena.

 

-Yo solo quiero protegerlo Aioria, no te interpongas en mi camino, no te conviene hacerlo.

 

No matarlo y apartarlo de sus brazos, que se sintieron muy solos sin su arquero a su lado, a quien amaba más que a nada, el santo dorado daría su vida por él, su oscuridad lo deseaba de forma absoluta.

 

-No te conviene actuar como el hermano sobreprotector, porque te mataré si te atreves a dañarlo.

 

Aioros colocó una mano en el brazo de Saga, no quería que peleara con su hermano, pero tampoco deseaba apartarse de su alfa, así que esperaba el menor comprendiera que no le daría la espalda, sin importar lo que pasara.

 

-Aioria, estoy cansado de discutir contigo, no lo tolero más, así que mientras no aceptes mi decisión, mi amor por Saga, no quiero verte, tampoco hablar contigo.

 

Aioria negó eso con una expresión molesta, de furia contenida, no muy bien, porque en su cuerpo podían verse algunos relámpagos de cosmos, que le atravesaban como una corriente eléctrica, sus ojos brillaban con ese tinte rojizo.

 

-Lo prefieres a él, antes que a mi, antes que a tu hermano…

 

No era una pregunta, porque sabia que asi era, el preferia a su alfa antes que a él, si seguía actuando como su carcelero, más que como su hermano, odiando a Saga, solo porque le amaba, solo porque le dejó morder su cuello sin dudarlo, porque compartían su lecho, porque perdonaba su crimen, uno que él no realizó.

 

-¿Me estas haciendo decidir entre tu y Saga?

 

Le pregunto a Aioria, sin entender muy bien qué era lo que deseaba su hermano menor con esa actitud, con esa posesividad, sintiendo los brazos de Saga rodear su cintura, al mismo tiempo que recargaba su barbilla en su hombro.

 

-Si lo quieres ver de esa forma, así será Aioros, tu hermano menor, al que abandonaste por muchos años o Saga, quien te asesino, sin importar que fueras su omega o que le amaras lo suficiente para no pelear con él cuando intentó asesinar a nuestra diosa.

 

Saga no sintió ninguna duda, sabía que su amado lo elegiría a él sin importar lo que pasará, pero, Aioros guardó silencio, sin comprender la actitud de Aioria, quien hablaba con la verdad, le había abandonado varios años, demasiados, porque su alfa intentó lastimar a su diosa, pero, no fue su amado quien le hizo daño, fue Shura.

 

-¿Que será Aioros? ¿A quién eliges?

 

Aioros cerró los ojos por un momento, para abrirlos poco después, sosteniendo las muñecas de Saga con sus manos, manteniendo su abrazo, decidido, aunque le dolía tener que apartarse de su hermano, su amado era mucho más importante para él y algun dia, Aioria lo entendería, cuando conociera a su pareja, en ese momento sabría porque no abandonó a su compañero elegido por los dioses.

 

-Saga… elijo a Saga…

 

Fue su respuesta, observando la furia de su hermano germinando en su corazón, su odio, así como su cosmos estallando en silencio, observando a Saga y después a él con demasiado desprecio, como si fuera el peor de los traidores.

 

-¿A Saga?

 

El dolor en su voz era casi tan grande como el que él sentía al haber elegido a alguno de los dos, siguiendo la petición de Aioria, que pensaba que el seria al que elegiría, pero no podía hacer eso, no después de la segunda oportunidad que le habían otorgado.

 

-Tu me has hecho tomar una decisión, nadie más, Aioria, porque no dejaré que me aparten de Saga, yo lo amo, siempre lo hice, siempre lo he hecho y siempre lo hare.

 

Aioria negó eso, apretando el puño a su costado, sus lágrimas recorriendo sus mejillas, primero Milo le había dado la espalda por ese bastardo sin sentimientos, no solo eso, le había dicho que tendrían un hijo, en su proximo celo.

 

Y ahora su hermano le daba la espalda, por un alfa, por el falso patriarca, a él que tenía su propia sangre, que tuvo que soportar las burlas, el dolor de su muerte en carne propia, golpizas, desprecios, humillaciones, que tuvo que esconderse para no recibir el odio de sus semejantes.

 

Todo por una mordida, porque un alfa había sido el primero en morder su cuello, marcarlo, como si fueran vacas o simples animales y ellos obedecerian, porque no entendían que eso estaba mal, que no debían obedecer a su alfa, solo porque era el primero en prestarles atención, porque usaba su celo, su debilidad y unico defecto en su contra.

 

-¡No! ¡No lo acepto!

 

Grito furioso, atacando a Saga con un fuerte golpe en el costado, ya que el traicionero patriarca apartó a su hermano de su cuerpo, cubriéndolo con el suyo, para responder con un puñetazo, que esquivo con demasiada facilidad, el era un prodigio, era el león dorado y era por mucho, más fuerte, que el falso patriarca.

 

-¡No dejare que ni tu ni Milo se sacrifiquen con alfas que no valen nada!

 

Saga sonrió al escuchar esas palabras, al darse cuenta que Aioria pensaba que podía competir con el, o separar a Camus de Milo, quien prefirió vivir en Siberia, antes de enfrentarse con su compañero, porque recordaba bien que como Arles le dio una advertencia, todos los traidores debian morir.

 

-¿Y quien si vale la pena? ¿Tu?

 

Arles pensaba mandar a Milo para que matara a Camus, que sospechaba de momentos de su verdadera identidad, sin embargo, la mera idea de matar a su omega, de pelear con él, era demasiado para ese guerrero que muchos alegaban carecía de sentimientos y se marchó, entrenando al cisne, que no pudo realizar su tarea, pero aun así el santo de acuario realizó su deber como un buen santo de Athena haría, pero en especial, como un buen alfa que no levantaría una sola mano en contra de su omega haría.

 

-Yo soy un mejor alfa, mucho mejor que tu y mucho mejor que Camus.

 

Kanon utilizando la otra dimensión acudió en ayuda de su hermano, sosteniendo los brazos de Aioros, para que no se interpusiera en esa batalla, esperando una orden de su hermano mayor, que limpio la sangre de su labio, para lanzarse al combate.

 

-Lo dices por Hasgard, Camus únicamente hizo lo necesario para proteger a Milo, eso es todo y si lo dices por mi, yo soy su compañero elegido por los dioses, tú eres su hermano Aioria…

 

Al ver la furia de Aioria en aumento, Saga volteo en dirección de su hermano, que aun sostenía el cuerpo de Aioros, que no se atrevía a realizar ningún movimiento, pero pronto les pediría que se detuvieran.

 

-Llévate a mi omega contigo, Kanon, esta batalla durará lo que tenga que durar.

 

*****

 

Kanon asintió, llevándose a Aioros al templo de géminis en donde su extraña dimensión le mantendría encerrado y seguro el tiempo que le tardará a Saga barrer el suelo con su enemigo, un templo, a donde había llevado a su compañero, allí los dioses no podrían ingresar si ellos no se lo permitían.

 

-¿Qué has hecho?

 

Kanon recibió un puñetazo de ese omega, pero no dijo nada, porque era más que obvio lo que había hecho, evitar que Aioros terminará por proteger a su hermano de la ira del suyo, que solo actuaba como era correcto.

 

-Tomaste una decisión, esa fue Saga, solo les estoy ayudando a mantenerla.

 

Lo que pasara con el santo dorado de leo no le importaba en lo absoluto, mucho menos en ese santuario, su única meta era proteger a su familia, a su dragón y a sus huevitos, eso era todo.

 

-Estoy protegiendo al compañero de mi hermano, su omega y tal vez también a la vida que vendrá pronto.

 

Aioros se sonrojo inmediatamente, comprendiendo a que se refería, habian pasado ese celo juntos, amándose sin limitaciones, sin usar protección alguna, era muy probable que pronto tendrían descendencia.

 

-Y aunque tu y yo nunca hemos sido cercanos, Aioros, porque se que aun me culpas por envenenar la mente de Saga con mis sueños, tengo un omega, una niña de brazos y un bebé viene en camino, no hagas nada que los ponga en peligro, por favor.

 

Aioros despreciaba demasiado a Kanon, porque sabía que fueron sus planes aquellos que le hicieron a Saga actuar como lo hizo, pero aun así, la información que acababa de compartir con él, hacía que le viera de otra forma.

 

-¿Una niña y un bebé? ¿Ya lo sabe Saga?

 

Kanon negó eso, su hermano aún no sabía lo de sus bendiciones, tres de ellas, dos huevos y un dragón, todas nacidas del Inframundo, desde la llegada de los dioses no había logrado verle, ni hablarle y Saga se marchó antes de que pudiera decirle que la pequeña en los brazos de su omega era suya, carne de su carne, sangre de su sangre, cosmos de su cosmos.

 

-De todas formas, qué hay de mi hermano, no puedo dejar que Saga lo lastime.

 

La expresión de Kanon era una muy difícil de describir, porque le decía claramente que comprendía sus temores, pero también, que no lo dejaría hacer nada para evitar que mataran a Aioria, o lo lastimaran, llegado el momento.

 

-Es un hombre adulto que conoce las consecuencias de sus actos y dejame decirte, que sus intenciones, son unas que no podemos perdonar, que no aceptaremos.

 

Aioros lo sabía muy bien, que después de ser aceptados por ellos, al recibirlos en sus brazos, los gemelos no se marcharian, ni siquiera, si su amor se extinguía por completo y deseaban apartarse, cuando recibieron su mordida, cuando unieron sus vidas a las suyas, había sido para siempre.

 

-Tu eres de Saga como Radamanthys es mío y aunque llegaran a vernos como unos monstruos, estos seres, lo único que desean es protegerlos.

 

*****

 

El enfrentamiento seguía adelante, Aioria y Saga destruyendo el templo de sagitario, el león sosteniendo sus costillas, sangre manando de su boca, Saga sonriendo, ensangrentado, pero sus ojos con un tono rojo, aquel que tenía Arles.

 

-No debiste apartarme de mi omega león de oro, Aioros es mio, mi arquero, el futuro padre de mis hijos…

 

Aioria negó eso, no dejaría a su hermano en las manos de ese bastardo, del verdadero Saga, de Arles, que tenía el cabello azul, pero con unos mechones grises, dándole una apariencia mucho más madura, su sonrisa una mueca aterradora.

 

-Y de no haber sido asesinado, habría sido el consorte del patriarca, ahora lo será del santo dorado de géminis.

 

Saga volvió a atacarle, lanzándolo lejos con su explosión de galaxias, caminando en su dirección lentamente, suponiendo que pronto Shion, Shaka o el anciano maestro se acercarían para saber qué estaba pasando.

 

-¡Maldita sea Saga! ¡No lo mates!

 

Fue el tercero quien se interpuso entre ambos, abriendo los brazos, para que no le diera el golpe final a Saga, escuchando los movimientos de Aioria a sus espaldas, quien de nuevo trataría de pelear, pero, fue encerrado en un cubo de hielo por otro más, que al sentir la batalla, supo que debían hacer algo con Aioria, encontrando gracioso que esa fuera también una forma de evitar que el semidiós matara a su enemigo.

 

-No se metan en mi camino.

 

Dohko pudo ver los mechones de cabello gris entre el azul, sus ojos rojos, antes de volverse aquellos del color del cielo, sonriendo, porque no diria nada, suponiendo que Camus no los había visto y que una vez que Aioria estuviera encerrado, su locura generada por el vino, se disiparía un poco más.

 

-Si matas a Aioria, su hermano jamás te lo perdonara y no quieres que tu amado te odie, no quieres perderlo.

 

Saga dejó de elevar su cosmos, porque tenía razón, no deseaba que su omega le odiara, todo por matar a su enemigo.

 

-Aioria permanecera encerrado en ese cubo hasta que se le pase la locura, yo no lo liberare y Camus tampoco, asi que porque no vas con tu arquero, seguramente debe estar muy enojado contigo.

 

Saga asintió, recuperándose de la influencia de Arles en su cuerpo, para buscar a su omega, desapareciendo de ese templo usando la otra dimensión, justo en el momento en que Shion llegaba, observando a Aioria en el ataúd de cristal.

 

-¿Que ocurrio aqui?

 

Camus estuvo a punto de responderle, pero no lo hizo, debía ver si su escorpión se había dado cuenta de su ausencia, ya que después de sus prácticas, le dejo plácidamente dormido, sin embargo, podían seguir probando nuevas formas de dejarle embarazado.

 

-Limpie este desastre antes de que se nos fuera de las manos, lo mejor en estos casos es siempre aceptar el deseo del omega disputado…

 

Shion sabia de que le estaba hablando, pero no dijo nada, observando a Aioria en el ataúd.

 

--¿No lo crees así?

 

*****

 

-¡Aioros!

 

Saga empezó a buscar a su omega, que le recibió con un fuerte puñetazo en el rostro, pensando en lo peor, cuando el cosmos de su hermano simplemente se desvaneció.

 

-No lo mate…


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).