Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Los lazos que nos unen. por Seiken

[Reviews - 46]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Dohko cerró los ojos, tratando de controlar su estremecimiento, para abrirlos de nuevo, observando a Shion en silencio, como si no lo hubiera escuchado, aspirando y expirando tres veces, antes de negar eso, esas palabras que hubiera amado escuchar hace unas décadas, tal vez durante la guerra con Hades, pero ya no, ya no las necesitaba.

 

-No me has olvidado… lo que hubiera hecho por escuchar esas palabras…

 

Mu no supo qué decir, porque no sabía que ellos estaban unidos de ninguna forma e inmediatamente pensó en su toro, como debía ser para él comprender que nadie sabía que era amado por alguien más.

 

-Yo no te he olvidado…

 

Pero su maestro rompió las paredes de cristal que lo rodeaban, para intentar acercarse a Dohko, quien elevó una mano en su dirección, con la palma extendida, deteniendo su caminar, cuando se posó en su pecho.

 

-Pero han llegado demasiado tarde... yo ya no las quiero, tampoco las necesito.

 

Manteniéndose firme cuando sostuvo su muñeca, con una expresión que parecía sumamente dolida, como si sufriera el peor de los dolores, la peor de las dolencias, una que Mu reconoció, porque se parecía a lo que él sentía en ese momento, al pensar que su toro le abandonaría.

 

-Ya no significan nada para mi.

 

Shion como si no pudiera comprenderlo negó eso, llevando su mano a su mejilla, para recargarse contra esta, sus lagrimas aun fluyendo libres, como si fueran un torrente que reflejaba su tristeza.

 

-Tus lágrimas no limpian las que yo derramé por ti, tampoco borran tus mentiras ni tu traicion.

 

Eso ultimo lo dijo desviando su mirada en dirección de Mu, que era la prueba viviente de que su amor no había sido suficiente para él, sin embargo, cómo podía culparlo con la apariencia que tuvo alguna vez.

 

-Pero te perdono, el afecto que te tuve me impide odiarte a ti, o a Mu, pero no es suficiente para seguir soñando contigo.

 

Dohko aun seguía llorando, sintiendo como sus mejillas estaban mojadas, su desesperación incrementando con cada sílaba, pero, no podía dar marcha atrás, no lo haría, ya había pasado el tiempo de perdonar, ya solo existía el olvido.

 

-Al final seremos lo que siempre hemos sido, estamos solos y no podemos regresar al pasado.

 

Shion negó eso, porque no quería creerlo, se habían prometido estar juntos cuando pudiera dejar el manto del patriarca, sin importar la apariencia de su amado, él pasaría sus últimos años con él, pero eran jóvenes, tenían una oportunidad de vivir como lo deseaban, sin tener que ocultarse, porque ya no era un crimen o un pecado amar a otro alfa, amar a su igual, lo habia visto omegas, betas, alfas, podian estar con quien lo deseaban.

 

-No puedes hablar en serio, no cuando estamos libres, cuando somos jóvenes y se bien que no amas al toro, tu me amas a mi.

 

Tenía razón, no amaba al toro y jamás podría amar a nadie que no fuera Shion, suponía que era como con Aldebarán, pero como él, tenían que seguir adelante, olvidarse de esa ilusión, como el patriarca se olvidó de él, en el momento en que tomó a un omega para engendrar a Mu, una noticia que le dolió como nada le había dolido antes, pero era un anciano, una cosa que apenas parecía humana, como podía culparlo por ello.

 

-Yo mantuve nuestras promesas, pero tu no lo hiciste, buscaste al omega de Mu, después de todo el santuario es como un pueblo pequeño, las noticias corren rápido y llegaron a los cinco picos, no puedo culparte por ello pero no pienso perdonarte, ni seguir con esto y si tu me quisiste un poco, deberias respetar mi decisión.

 

Era como una pesadilla para Shion, que aun sostenía la mano de Dohko, que intentó apartarse, pero no se lo permitió, sosteniendo su cintura, para apoderarse de sus labios, probar que aun seguía amándolo, sintiendo el estremecimiento de su amado, que respondió al beso primero, para después liberarse con fuerza.

 

--Mi corazón ha muerto, ha cambiado sus esperanzas como los árboles dejan caer sus hojas en el invierno y culpo a los dioses por regresarme de nuevo a este mundo, pero soy un santo de Athena, comprendo porque se nos tenía prohibido amar y solo por el afecto que siento por el muchacho que camina por mis pasos, es que estoy dispuesto a intentar amar de nuevo, no como un amante, sino como un padre o un amigo, evitar que pase por lo mismo que yo pase.

 

Dohko en ese momento le dio la espalda a Shion, que ya no supo qué decirle, permitiendo que se fuera, cayendo lentamente de rodillas, para cubrir su rostro, porque era cierto, él había buscado un omega en sus últimos años de vida, había recibido el regalo de la vida de su cuerpo, sin embargo, no lo amaba y él tampoco lo hacía, fue un acuerdo de amigos, de aliados, un esfuerzo por no perder la sangre de lemuria, porque el amaba a Dohko, que ya no lo amaba a él.

 

-No tienes corazón.

 

Mu pronunció con furia contenida, observando a su padre, como dejaba que Dohko se marchara, comprendiendo que el anciano maestro no amaba a su toro como lo hacía un amante, no lo deseaba, pero quería evitar que pasara por lo mismo que él pasó.

 

-No entiendo como puedes dejarlo ir, asi de facil, como si no valiera nada, como si su amor no te importara, como si fuera algo que puedes utilizar y tirar…

 

Shion le observo entonces, preguntandose a qué se refería, acaso no había escuchado que Dohko deseaba la soledad, que ya no lo deseaba a su lado, que debía respetar su decisión, por el afecto, el amor que le tenía.

 

-Dohko piensa que yo actuare como tu, por eso quiere proteger a mi toro, pero a diferencia tuya, yo peleare por el, porque se que me ama, él me ama, como yo lo amo y no me detendré hasta que me perdone.

 

Mu perseguiría a su toro hasta el fin del mundo, le demostraria que lo amaba, que estaba orgulloso de ser su amado, su amante, su compañero, que nunca podría olvidarlo, porque nunca le dejaría olvidarlo.

 

-Kanon y Saga piensan que tu eres un excelente padre, que eres cariñoso, afectivo, pero a ese alguien yo no lo conozco, tampoco Dohko, al parecer, la verdad, yo creo que no es más que un espejismo.

 

Shion le había enseñado a cerrar su corazón, a mantenerse apartado de sus seres queridos, pues eso era lo que se esperaba de un patriarca, nunca había sido cariñoso, jamás le había tratado como si fuera su hijo, tal vez por eso el era tan duro con Kiki, porque su padre fue más su líder, su maestro, que su progenitor.

 

-Yo peleare por el amor de Aldebarán, como tu nunca peleaste por el amor de Dohko, le demostrare que no soy como tu, que yo si tengo corazon, que puedo hacerlo feliz, porque lo amo, porque yo sí puedo amar, no soy como tu, jamas sere como tu.

 

Poco después se marchó, tratando de seguir el cosmos de Aldebarán, para pedirle perdón de nuevo, siendo detenido por Shion, con una pared de cristal, por su maestro que se recuperaba de su dolor, limpiando sus lágrimas con el dorso de la mano.

 

-Dohko y yo siempre estuvimos juntos, desde que éramos niños, éramos como tu y Aldebarán, pero a mi me ordenaron prepararnos para la próxima guerra, a el vigilar la montaña de cinco picos, creyendo que mis días se terminaban, tuve un omega, no lo mordí, el me entrego al niño que dio a luz, eramos amigos, aliados, pero no amantes, debes saberlo, porque nunca te he hablado de él.

 

Mu no dijo nada, porque era cierto, jamás escuchó de ese omega, aunque Dohko decía que le había usado, que le había traicionado, solo para dejar un descendiente, Shion le había escuchado decir esas palabras, pero en donde se equivocaba, era en donde pensaba que esperaba estar a su lado, porque desde un principio le dijo que amaba a otro que no podía darle descendencia, porque los dos eran alfas.

 

-Por eso yo me quede contigo y deseaba que tú fueras el patriarca, por eso te enseñe a cerrar tu corazón, aunque no fue justo, porque te estaba separando de tu amor, tienes razón, quise convertirte en una mejor versión de mi, porque mi amor por Dohko me hacía dudar, no pude matarlo en la guerra con Hades, aunque era mi deber.

 

Aunque los dioses si se apiadaron de él, tomando un poco del cosmos de su amado, para unirlo al cuerpo de su primogénito, un secreto que no había logrado compartir, porque no había pisado los cinco picos en más de doscientos años, que pensó podría decirle a su amado cuando fue a conversar con él, quien en cambio, le pidió la mano del toro y como decirle que no le daría la mano del toro, porque él deseaba su mano, porque deseaba vivir la vida que soñaron.

 

-Pero tuve un sueño, en el que la diosa Athena me decia que tomaria una parte de su cosmos, de su ser, para crearte a ti, para que los dos pudiéramos tener un descendiente.

 

Mu no dijo nada, porque todo eso le parecía una locura, no obstante, suponía que para Shion debía ser tan doloroso como lo era para él, saber que perdería a su amado compañero, así que, se apiado de él, tomando una decisión.

 

-Podemos atacar juntos, yo no abandonaré a mi toro, tú no deberías abandonar a tu tigre y si alguno de los dos triunfa, detendremos esta locura, esta unión sin amor que Dohko cree, es una mejor opción, que seguir esperando por nosotros, por ti.

 

Shion al principio no entendió lo que Mu pronunciaba, mirándole perplejo.

 

-Los recuperaremos… tu deber como mi padre es ayudarme a eso, porque es lo único que te pido.

 

Ayudarle a recuperar a su toro, cuando no sabía cómo recuperar a Dohko.

 

-Ayudarte…

 

*****

 

Shun recordaba el primer celo que tuvieron juntos, como Hyoga trataba de actuar frío, lejano, como si no le importará absolutamente nada, pero él sabía que era una buena persona, un buen amigo y un omega.

 

Su celo estaba cerca, lo podía sentir en el aire, por lo que quiso mantenerse cerca, solo por si acaso.

 

Ikki también estaba en la casa que Saori les había rentado, estaba molesto, algo distante, como distraído, su hermano también era un alfa, pero estaba seguro que no estaba interesado en Hyoga, en el hermoso cisne de hielo.

 

El poseía una motocicleta, una máquina vieja y poderosa, la que utilizo para salir a dar una vuelta, tenía que despejar su mente, su cabeza, o eso había dicho.

 

Estaban solos en esa enorme casa, una mansión de paredes blancas, cuyas habitaciones eran más grandes que una casa pequeña, en donde inició el celo de Hyoga.

 

Shun le llevaba un té que su maestro decía era muy útil cuando los omegas tenían su celo, él era uno de ellos, pero no estaba interesado en una pareja, por lo que sabía cómo tratar las molestias que sentía durante un celo.

 

Al abrir la puerta, casi pierde la razón, era el aroma de su omega, su cisne, su amado compañero de armas, pero no sabía si él correspondía a su cariño, su amor.

 

-¡Lárgate Shun!

 

Casi le gritó, sudando, sosteniendo su cuerpo, como si sintiera demasiado dolor, estremeciéndose cuando tocó su piel.

 

-¡No me toques!

 

Shun retrocedió unos pasos, era demasiado tarde para el té y el hermoso cisne parecía sufrir demasiado, como si su cuerpo se estuviera quemando.

 

-Te… te traeré medicina…

 

Hyoga negó eso, abrazando su cuerpo con mucha más fuerza, relamiendo sus labios, que ya estaban algo lastimados, parecían como si se los hubiera mordido.

 

-¡No quiero medicina! ¡No me servirá de nada!

 

Hyoga trato de levantarse, con algo de torpeza, observando su rostro fijamente, relamiendo sus labios, haciendo que Shun se estremeciera.

 

-Quiero… deseo a mi alfa…

 

Shun sintió en ese momento como su corazón daba un vuelco, desviando su mirada, tratando de pensar en quién podría ser, escuchando los pasos de Hyoga, que se detuvo a su lado.

 

-Dime su nombre y yo iré por él…

 

Hyoga negó eso, relamiendo sus labios, para besar su mejilla, lamer su cuello y sostener su cintura.

 

-Si no me ayudarás con mi celo, es mejor que te vayas, Shun… no deseo a nadie más, si no eres tú.

 

Después de eso hicieron el amor como unos dementes, su cisne tomó el control, no quería asustarlo, de ninguna forma.

 

-Te amo tanto…

 

Shun beso la frente de Hyoga, sus mejillas, sus labios, pero se detuvo cuando escuchó la puerta abrirse, era su hermano mayor, que se sonrojo al verlos, desviando la mirada con prisa.

 

-¡Hermano!

 

Shun cubrió el cuerpo de Hyoga, sentándose en la cama para buscar una bata con la cual cubrirse, para salir de ese cuarto, porque sabía que su cisne no apreciaría que su hermano les observará en su intimidad.

 

-¿Qué estás haciendo aquí?

 

Shun colocó un mano en el brazo de Ikki, para guiarlo, ayudándole a salir, sin darse cuenta que la mirada de su hermano se posaba en el cuerpo de Hyoga por más tiempo del que debería.

 

-Vine a disculparme, por cómo reaccioné…

 

*****

 

Cuando Shaka sintió el cosmos agresivo del fénix se distrajo unos instantes, preguntándose porque estaba tan molesto, si acaso estaba afectado por lo que fuera que enloquecía a los alfas.

 

-Ikki…

 

Una distracción que Kiki utilizo para buscar a sus padres, a Aldebaran y Mu, necesitaba respuestas, pero necesitaba decirles que lo sabía, que ya no tenían que ocultarse.

 

-Al fin...

 

Sin darse cuenta que una criatura, mitad cabra y mitad humano, lo seguía, porque había esperado esa oportunidad desde que lo vio.

 

-¡Maldito mocoso!

 

Atacandolo por la espalda, cuando estuvo lo suficiente lejos de su guardián improvisado, cargando su pequeño cuerpo en sus hombros, para llevarlo a su lugar favorito del santuario.

 

-Te daré una lección que nunca olvidarás.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).