Los días siguentes fueron una etapa feliz que las dos parejas siempre recordaban con una sonrisa. Kisa y Yukina se dedicaron a recorrer varios sitios de Madrid y a vivir su amor tal como Kisa lo había imaginado, o mejor. Compraron varios recuerdos, hicieron fotos, vídeos e incluso Yukina dibujó a Kisa en un lugar especial.
Ryu y Kaoru empezaron a hacer planes. Ser padres conlleva mucha responsabilidad, y aunque faltaban unos ocho meses para que su bebé viniese al mundo, tenían muchísimo trabajo.
Y lo mejor fue la víspera de la vuelta a Japón, entraron en un juzgado y se casaron por lo civil, con la presencia de Kisa y Yukina como testigos. Tal vez, cuando el bebé hubiese nacido o fuese un poco mayor, harían una gran fiesta en Japón rodeados de todos sus seres queridos.
Kisa y Yukina no pensaban tener hijos. Aunque pasaban la mayor parte del día agobiados con sus respectivos trabajos, amaban su vida tal y como era, y les gustaba tener tiempo libre, tal vez para hacer otros viajes. (La verdad es que a Yukina no le importaría hacer de canguro...)
El viaje de vuelta fue completamente diferente al de ida. Nunca tantas horas en un mismo sitio pasaron tan rápido. Entre planes, historias divertidas y sueños, llegaron a Japón, donde sus amigos les esperaban con una mal disimulada curiosidad. El más curioso fue Akihiko, quería saber con detalle cómo eran los desfiles del orgullo gay.
-Es que quiero utilizarlo para una novela.
-Sí, claro, y yo me lo creo... Aunque tienes dinero de sobra, ¡vete con Chibi-tan a España unos días!
Misaki los miraba con cara de no serás capaz, pero como siempre, Akihiko lo sorprendió.
-Pues había pensado en llevármelo a las Vegas. Aunque tengo otra idea...
-Me das miedo, Akihiko. Pero por eso te quiero.
-Aléjate de mí, bestia.
¿Por qué tiene esta clase de amigos? Misaki nunca lo comprendería.
***
Mientras tanto, Twinkle y Suzuki seguían con lo suyo. Ryu y Kaoru no pasaban mucho tiempo en la oficina ya que por el embarazo tenían otra clase de obligaciones, por lo que los peluches podían verse prácticamente todos los días. Aquello era casi perfecto... Casi.
-Suzuki, estoy aburrido.
-Twinkle... ¿Es que no puedes estarte quietecito? Ahora todo está bien...
-¿Sí? Eso es lo que tú te crees. Además, sabes que te gusta cuando provoco el caos.
-Siempre me convences...
-Porque soy el conejo de la suerte. Ahora, ven conmigo. Vamos a ver a alguien...
FIN (POR AHORA)
¿A quién irán a espiar Twinkle y Suzuki-san? ¡No os perdáis la próxima entrega de EL CONEJO DE LA SUERTE!
AVISO PARA NAVEGANTES:
Voy a seguir publicando las historias de EL CONEJO DE LA SUERTE aquí, pero dejaré de publicar las otras historias. No tengo tiempo ni energía para publicar en dos o tres páginas diferentes.
¿NO LLEGO A LAS MALDITAS 500 PALABRAS AÚN?
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