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Yugo-Synchro [STARSHIPPING] por Yuki Lunar

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Habían ayudado a levantar los platos, lavarlos, luego servir el postre para los más niños. A veces conversaban, pero a veces se acordaban de esa pregunta incomoda que había hecho esa niña. Solo se sonrojaban y dejaban de mirarse.

Martha fue quien más se dio cuenta sobre esto, y sonreía divertida. No sabía sobre los gustos de su hijo, tampoco era que podía opinar sobre eso, siempre pensó que a él le gustaba Aki Izayoi, sin embargo, se dio cuenta que Yusei siempre miraba a Judai con otros ojos, como si el de pelo castaño fuera su luz entre toda la oscuridad. Sus azules cobaltos tenían un brillo de nueva esperanza, como si hubiera descubierto una oportunidad de ser feliz con alguien a su lado, finalmente y en paz, sin tener que arriesgar su vida o la de los demás. Como si Judai fuera todo su mundo, y lo notó además cuando ella le encaró y le pregunto si todo andaba bien. La sonrisa de Yusei respondía a todo.

Judai, aunque sin conocerlo, podía darse cuenta que ese chico se perdía en sus pensamientos cuando Yusei le daba algo para que acomodará y limpiará, y simplemente el de pelo azabache terminaba llamándole la atención cuando el chico de chaqueta roja negaba con la cabeza y le sonreía dulcemente.

Arqueó las cejas cuando Judai comenzó a toser, no una, ni dos, sino más de tres veces seguidas. Yusei también se preocupó cuando se empezó a ahogar con su propia saliva.

Eso no le gustó.

—Tengo un jarabe para la tos — Martha se dirigió directamente a Yusei, se notaba que era el más estricto de aquellos dos. Años trabajando con niños y sabía que Judai era más terco.

—¡No hace falta! Me pondré bien — intentó fingir, pero ahogo otra tos, y tosió de nuevo.

—Te lo traeré — decidió la matrona, se dirigió a una alacena donde guardaba medicamentos, y sacó una caja, luego volvió a la cocina y Yusei la recibió mientras la miró, la abrió y agitó el pote—. Dale cada 8 horas — fulminó con la mirada al de cabellos castaños —. Y hasta que no se recupere del todo, no dejes de hacerlo, ¿me oíste, Yusei? — el chico de cabellos azabache asintió y Martha sonrió y se marchó.

—¡De verdad Yusei!, estoy bien, es solo una tos — otro "cof cof" más revelo que estaba mintiendo vilmente, asique se rindió y revoleo los ojos para volver a mirar a los ojos azules de Yusei —. Pero tomaré eso cuando lleguemos a tu casa — Yusei no estaba convencido con la idea, también era que Yuki estaba evadiendo la situación.

—Judai-san, deja de fingir, ¡vamos! Es solo una cuchara— Fudo abrió la tapita, sacó una cuchara y lo vertió. Como si fuera un niño pequeño, se lo mostró. Judai hizo una especie de arqueada, y Yusei quería reírse de lo infantil que se veía, pero tenía que ser serio.

—¡Tú primero! — le señaló la cuchara. Yusei hizo un gesto tipo "¿En serio, Judai?"

—Yo no tengo tos.

—No lo haré si tú no lo haces — se cruzó de brazos, pero otra tos lo invadió, y el de chaqueta azul se puso algo nervioso ante la evasiva.

—Mira, toma esto, y yo lo tomó atrás tuyo, ¿vale?

Judai apretó sus labios, hizo un pequeño puchero al mismo tiempo que se sonrojó, Yusei acercó su cuchara a la boca del peli castaño, y éste apenas sorbio pensando que era suficiente, pero el de pelo azabache entrecerró sus ojos, asique tuvo que sorber un poco más dejándole la mitad, ahora era él quien se sonrojaba, y sorbió el restante de la cuchara. Judai lo miró demasiado entretenido, varias ideas pasaron por su cabeza también que enseguida despejo porque sus pensamientos no se veían muy pulcros para lo que era Yusei.

—¿Satisfecho? — dijo Yusei, sacándole de sus pensamientos cochinos, mientras se pasaba el torso de la mano por la boca y limpiaba parte de ese líquido. Hizo un gesto de irritación por el gusto a jarabe, y luego se acercó a la cocina para limpiarla y ponerla en su lugar.

Entonces el ex-Osiris red decidió salir de la cocina antes de seguir pensando peores cosas, pero la manga de su chaqueta fue tironeada, para darse vuelta y encontrar los dedos de Yusei tomando con suavidad, se volteo a verlo.

—¿Yusei?

—¡Vayamos a casa! — le dijo con ¿timidez? —. Además, no estoy seguro de tu tos, y necesito hacer algunos llamados para hacerte legal. No estaría muy feliz si tengo que llevarte al hospital.

No le estaba prestando mucha atención, pero Judai respondería como él solo sabía.

—Recuerda que me recupero rápidamente... —no quería decirlo ahí, pero se refería más a sus poderes espirituales.

—Pero solo de manera física — refutó su interlocutor, escrutándolo severamente con la mirada —. No es excusa. Si llegas a tener un bronco-espamo o un catarro más severo, será mi culpa porque yo te traje, necesitas ser legal en ésta ciudad.

Judai se tuvo que rendir de nuevo, Yusei era demasiado exigente, y sentía que no podía negarse a él, hacía mucho tiempo que nadie se preocupaba por su bienestar. No era que se iba a morir tampoco, por ahí lo veía exagerado. Resopló y se cruzó de brazos.

—De acuerdo... vayamos.

***

La pava de agua hirvió, y Yusei preparó un té con limón para aliviar la molestia que Judai sentía en su pecho de tanto toser, lo había mandado a ducharse mientras estuvo tipeando y llamando a varias personas importantes de Neo Domino, pero antes de que el otro chico fuera a asearse, le armo una especie de curriculum, sin querer, se dio cuenta que Judai le llevaba unos 15 años de diferencia, actualmente, tendría unos 35 años, y se sonrojo por eso, sin embargo, él no podía poner en sus datos que Judai era más grande de lo que aparentaba físicamente.

Estuvo pensando en eso mientras el otro chico estaba en la ducha, no le quedaba otra que adaptar su edad, como fecha y año de nacimiento, el 31 de agosto de 2002 seria finalmente un dato real, conservando sus 19 años actualmente.

Ahora Judai era más chico que él. Cortó la llamada con su contacto, y envió todos los datos del chico por e-mail. Se relajó cuando terminó. El de cabellos castaños salió del baño con una camiseta larga, unos shorts cortos, de color negros, se secó el pelo con su toalla y se sentó frente a él. Yusei decidió bajar la tapa de su laptop y mirarlo. Ya le había dejado su taza de té lista y preparada.

Judai no pudo evitar mirar los musculosos brazos del otro chico.

—¿Te sientes mejor? — le preguntó, viendo que el de cabellos castaños estaba algo colorado de rostro, aunque sus mejillas lo traicionaban por la vista que tenía en frente, pero lo notó con la vista cansada.

—En realidad, estoy somnoliento — tomó su taza y empezó a sorberlo.

Yusei ladeo su boca.

—Deben ser los efectos del jarabe — y observó el reloj de pared—. Hace dos horas lo tomaste, sería lógico. Pondré la alarma para que recuerdes tomarla de nuevo.

—Tomemos — le corrigió el chico, a lo que Yusei se sobre salto por eso, decidió ignorar ese comentario.

—Termina tu té, y ve a dormir.

—Yusei... — Judai tamborileo en la taza unas cuantas veces, mientras la observaba, y luego, su mirada se encontró con la de él —, ¿Cómo fue... tu duelo final?

Yusei no esperaba esa pregunta, muchos recuerdos de esos días invadieron de golpe su mente. Quizá Judai se sintió culpable de preguntar eso, él sabía más que nadie lo que se sentía recordar esas cosas de mierda. Pero la actitud del de pelo azabache cambió repentinamente, suavizando sus facciones, sus ojos se opacaron un poco, y algunas lágrimas se agolparon. El nudo en la garganta que tenía en ese momento, lo hizo sentirse un idiota, y cuando se estaba por retractar, Yusei se le adelanto.

—En realidad, creo que fue un duelo formidable. Mi enemigo a la final, también era el de ustedes... — Judai continuó tomando su té, mientras le prestaba atención, siempre había sido él, el foco del asunto, quería conocer más a Yusei—, me refiero a que Paradox, peleo por los mismos ideales que Zone— apretó sus manos, su mirada se desvió a la mesa, no había una sonrisa en su rostro, y eso lo estremeció.

Judai terminó su taza, y la corrió a un lado para escucharle, seguramente, Yusei necesitaba descargar todo eso.

Y Yusei, no se abría con nadie de esta manera, pero extrañamente, sentía que Judai podía entenderle.

Los recuerdos de Bruno golpeando su D-wheel desde atrás para salvarlo seguían frescos, y maldijo mentalmente por darse cuenta que Judai había sido su escape mientras no recordará eso, sin embargo, él tampoco podía escapar de sus pesadillas, y se preguntó tantas veces si su amigo lo había escuchado alguna vez.

La mano del chico de ojos cafés agarró su mano, él levantó su mirada, y abrió grande los ojos cuando Yuki Judai le regalo una mirada comprensiva, y asintió a él, al no tener su mano enguantada, su tacto se sentía suave y mejor, correspondió a ese agarre, apretándolo con fuerza, con su dedo pulgar, acarició el dorso de la mano, tuvo sensaciones de cosquilleo en todo su cuerpo.

—Perdí a alguien— dijo de repente, el lugar estaba en silencio, Judai sintió un vuelco en su estómago, un límite entre el sentimiento mutuo que alguna vez tuvo con respecto a Johan, y los celos... ¿quizá? —, él..., es decir, Bruno, fue alguien que llego antes de conocernos contigo y Yugi-san — comentó a Yusei, más como una aclaración—. Él no recordaba nada, y nosotros nos hicimos cargo de él, se adaptó enseguida a nosotros, fue de gran ayuda para el Grand Prix.

Judai había escuchado sobre el torneo en otras charlas que había tenido con Yusei, pero nunca le había contado que había pasado con su último duelo para salvar a la ciudad, pues, el de ojos azules a veces le esquivaba el tema.

Suspiró antes de proseguir.

«—Pues, Bruno era Antinomy, él, junto con Paradox, Aphoria y Zone, quería destruir Neo Domino y el pasado para salvar su futuro — Judai se sorprendió, y entendió cuando Yusei le dijo que Zone era enemigo de todos ellos. Trago duro y se sintió culpable al saber que Yusei batallo solo en esto. Quería disculparse con él. Pero el otro fue más astuto al leerlo abiertamente con su mirada, y le sonrió—. Pero no te preocupes, eso es algo que estoy seguro que debemos cambiar con el paso del tiempo. De todas maneras, entendí los motivos de Paradox y los demás, estaban desesperados seguramente.

«—No tenían manera de enfrentar ese futuro en ruinas. Pero — miró hacia la nada, perdido en sus recuerdos—, no pensaba que alguien que se hizo querer mucho, fuera el enemigo, y al final él... — algunas lágrimas finalmente se decidieron a salir —, él arriesgo su vida por la mía —con su mano libre, se limpió rápidamente, y cuando quiso darse cuenta, Judai le soltó su mano, dejándolo sorprendido, el de cabellos castaños se puso de pie y corrió quedando delante de él, se inclinó y le abrazo por la cintura fuertemente.

Yusei se quedó sin reacción al principio, y entendió el gesto de Judai. Se negaba a entenderlo al principio, pero necesitaba un abrazo así. Devolvió su abrazo pasando sus brazos por su espalda, intentando no apretarle fuertemente, y Judai le permitió llorar, él dejo que fuera su consuelo.

Porque Judai también lo entendía, y Yusei estaba acostumbrado a llevar esa carga para él solo. Ahora sí..., ahora podía confiar en alguien más, sin importar quien tuviera la espalda más pesada, alguien como él lo comprendía y le prestaría su hombro para llorar.

También tenía miedo que a Judai le pasase algo, y se aferró a su ropa fuertemente. Cuando su compañero se separó solo un poco de él, se puso en cuclillas, tomó su rostro, acelerando las palpitaciones de su corazón al tener tan cerca a Judai, sentir su respiración por encima.

—Yo estaré para ti, siempre, Yusei. Nunca más estarás solo — eso fue una promesa por parte de Judai, acarició su mejilla, y acercó su boca a la suya, dándole un beso suave, un beso con miedos impresos, un beso que pedía permiso para dárselo.

Yusei... simplemente acepto, porque él también lo quería, cerró sus ojos, se bajó de la silla para quedar a la misma altura, y envolvió el cuerpo de Judai entre sus brazos para sentir su calidez.

Era inexplicable la manera en que se robaban el aire, no había manera de explicar esa sensación agradable que tenían al estar entre sus brazos, y sentir sus bocas húmedas, sentir el aliento encima de sus bocas, escuchar sus jadeos profundos, logrando un estremecimiento corporal en ellos.

Se separaron un poco para verse a los ojos, los dos tenían lágrimas en los ojos, había miedo mutuo en los dos.

«—Me gustas, Yusei — confesó finalmente Judai, tirándose a la pileta.

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