La luz del sol, se filtró nuevamente por las cortinas, logrando hacer sentir calor en los parpados. El de pelo negro, apretó fuertemente sus ojos al mismo tiempo que se tapaba con uno de sus brazos. Al fin, cuando pudo enfocar su visión, y después de unos minutos, buscando su teléfono, comprobó que ya eran las seis y media de la mañana, y un olor a huevo frito con tocino y café llegó a su nariz, asique dedujo que Martha se habrá levantado temprano para hacerle el desayuno.
Y luego ya de estar listo, bajó a desayunar, encontrándose con sus amigos, esperándolos en la mesa, ellos le sonrieron, Jack no tanto, pero Yusei sabía cómo era él de expresivo.
—¡Buenos días!, pensé que sería una buena idea que vengan antes de que te vayan — anunció la mujer mayor desde el marco de la puerta—. Los dejaré solos.
Al salir de la habitación, fue Crow quien habló:
—Asique pensabas irte, y no decirnos nada, ¿eh? — frunció el ceño, pero luego una sonrisa escapo de sus labios —. Bueno, como sea, no te libraras de nosotros.
—No es para tanto, serán unos días — declaró Yusei mientras se sentaba al lado de Jack, y empezaba a comer su desayuno.
Los otros dos lo imitaron.
—Yo, el gran Jack Atlas, debo estar informado de lo que haces, Yusei— interpeló su amigo, provocando una sonrisa en Yusei—, aunque sería interesante conocer al tal Yuki Judai...— se llevó su mano a la barbilla—. Carly dice que fue una leyenda del la Duel Academy, además de su capacidad de manipular a los espíritus.
Fudo se puso un poco tenso al escuchar cómo se refería a Judai en pasado. Supuso que esos detalles no deberían ser mencionados ante el duelista espiritual.
—¿Dices que...? —y en realidad Crow, quiso ser lo más delicado posible ante Yusei, pero de todas maneras, se entendió lo que había preguntado.
—Bueno... ella me prometió investigar, pero... — respondió Jack, luego miró a su amigo para infundirle ánimos —, mientras tanto, tú haz lo que sientas — Yusei solo asintió, a veces Jack no tenía buen tacto para expresarse.
Continuaron el desayuno con algunas palabras entremedio, aunque el pelinegro era el que menos hablaba, pues, estaba ansioso, y solo quería concentrarse.
Luego del desayuno, Martha se despidió de su hijo de corazón, le abrazó fuerte y le pidió por favor que tuviera cuidado, Yusei, Crow y Jack fueron en sus motocicletas hasta la carretera, sus amigos habían decidido acompañarlo.
Cuando llegaron hasta la ruta vacía, Fudo Yusei despidió a sus amigos.
—¡Ten cuidado, Yusei! — le advirtió Crow. Desde su moto, él lo miró con una sonrisa algo melancólica en su rostro.
—¡Buena suerte! — solo le deseo Jack, el rubio creía que no hacía falta tanto palabrerío.
Fudo asintió para tranquilizar a sus amigos. Hizo rugir su motor, y luego acelero, mientras en su mente, le pedía a su Dragón Carmesí que lo guiará a su destino una vez más, su marca de firmante brilló en respuesta, haciéndole saber a Yusei que el Dios Inca había escuchado su pedido.
Cuando cruzó el vórtice del tiempo de su tiempo al pasado, aterrizó con cautela por otra carretera más áspera, alrededor solo había campo, mucho color verde, y olor a aire puro. Yusei se detuvo por un momento. Quizá era mala idea desayunar antes de viajar así.
Cuando estuvo calmo, el chico se bajó de la moto, y miro a su alrededor, buscando alguna señal de civilización, pero no encontraba algo alentador. Torció la boca un poco confundido.
¿Lo habrá llevado al lugar indicado el dragón?
El rayo de sol era fuerte y le estaba dando de lleno en la espalda, estaba por entrar en crisis cuando algo se le fregó por la pierna y lo hizo sobresaltarse.
Miró hacia el origen de su real susto, y vio un gato gordo, de color naranja con rayas blancas. El gato le 'maulló' cariñosamente mientras se sentaba y movía su cola de un lado a otra. Yusei lo reconoció enseguida...
"El gato de Judai..." pensó. Se inclinó un poco para acariciarlo y Pharaoh se dejó.
—Tú debes ser el gatito de Judai, ¿verdad? — le preguntó mientras con sus dedos, le fregaba por la cabeza y las orejas. El gato maulló una vez más y luego se puso de pie, volteo su cuerpo, pero su cara aún miraba a Yusei, y al parecer, le estaba indicando que lo siguiera.
Asique decidió hacerlo, camino arrastrando la D-wheel y en su mente maldijo al gato por hacer esa crueldad. Alrededor de unos diez minutos, llegaron a un campamento, realmente no era notable desde dónde él había llegado, estaba tras unos frondosos árboles. Se dio cuenta al ver carpas, y se sorprendió, hacía demasiado tiempo que no veía de esas cosas en su tiempo. Pronto llegaron a una pequeña parcela donde le daba gran sombra.
El gato se adelantó corriendo, y Yusei lo siguió con la mirada, hasta que vio a quién se dirigía.
—¡Pharaoh! ¡Aquí estás! — regañó un chico de cabello castaño, con chaqueta roja y blanca, jeans negros y zapatillas haciendo juego, se arrodillo al ver llegar al felino, que éste se sentó, y abrió la boca, una bola dorada salió de su boca, y la forma del profesor Daitokuji se materializó, dejando sorprendido al chico.
—Judai, ¡tienes visitas-nya! — le dijo el hombre detrás de sus lentes cuadrados, mientras señalaba graciosamente por donde venía Yusei con su D-wheel. Al parecer, el gato lo dejo bien atrás.
El chico se puso de pie inmediatamente cuando lo vio y no dudo en ir a su encuentro.
—¡YUSEI! —le gritó mientras corría hacía él y agitaba su mano, Yusei sonrió y se detuvo a esperarlo, ya estaba cansado de llevar la pesada motocicleta, además, no era un lugar conveniente para subir y arrancarla, al conectar su mirada, algo en él se agito. Judai se detuvo delante de él y se inclinó un poco para llevar sus manos hacia sus rodillas mientras tomaba aire, luego se irguió—. ¿Qué haces por aquí?
—¡Si quieres me voy! — refutó Yusei con un tono divertido. Judai negó.
—Perdón, es que se me hace extraño — se defendió mientras se reía rascándose la nuca—. Espero que no haya peligro— dijo más como una pregunta que como afirmación.
Se posicionó del otro lado de la D-wheel para ayudarlo.
—No, por suerte no es nada de eso — le respondió Yusei mientras los dos empujaban la moto, ya quedaba poco para aparcarla.
"Judai, creo que Yusei necesitará tu ayuda..." dijo la voz de Yubel en su mente.
"¿Tú crees?" — le respondió Judai a su demonio guardián.
"Sí, creo que se siente un poco perdido... "; el tono de Yubel fue algo... ¿nostálgico?
—Tenemos todo el día para hablar, si quieres — Judai le guiñó el ojo, en ese momento llegaron al lado de una carpa roja y negra, al lado había una mesa de madera y un largo banco.
Yusei optó por esconder un poco la moto para que no fuese llamativa tras unos arbustos. Se sentó y largó todo el aire, relajándose un poco. Judai se paró frente a él.
«—¿Quieres algo de tomar? Tengo una botella de agua creo — el chico se dirigió hacia un refrigerador portátil que tenía, y como había acertado, tenía una botella de agua.
Yusei aceptó cuando Judai se lo puso frente a él. Hacia demasiado calor y el cansancio no ayudaba en absoluto, asique el más chico se sentó a su lado y espero a que Yusei se tomará su tiempo.
Extrañamente, estaba fascinado mirando su perfil, las curvas sobresalientes de su cuello, su barbilla... sus labios al tomar la botella, y sacudió la cabeza, ¿Pero que estaba pensando? y se sonrojo, y rogó porque Yusei no lo hubiera visto.
"No lo presiones", insistió Yubel nuevamente.
"No lo haré", le respondió Judai un tanto molesto por la repentina irrupción, Yubel ya sabía que Judai se ponía demasiado ansioso.
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