Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ese demonio... Me pertenece por SebbyPhantomhive

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Ciel se apenaba ante esa inesperada aclaración por parte de sus nuevos amigos, aunque ya una vaga idea había pasado por su cabeza al cuestionarse el hecho de que el esposo de Sebastian pudo darle un hijo, lo pensó en su momento pero no prestó mayor atención al tema para no parecer demasiado interesado en ello. Al parecer en el infierno había una casi diferente forma de reproducción como en los humanos, al menos en lo del género se refería porque en el acto sexual era similar.

—Creo que es mucha información para mi por hoy... —Ciel murmuraba con sus mejillas teñidas en un adorable carmesí que embelesaba a los demonios frente a él.

—¿Verdad qué es lindo? —Cuestionaba Noah con una sonrisa sin apartar su mirada del joven que se sentía un poco intimidado ante ellos.

—Si... Es muy lindo. —El demonio mayor le respondía con la misma tonta sonrisa— Te imaginas los bellos hijos que dará, tu padre es muy afortunado.

—De alguna forma me dijiste que no soy muy lindo. —Resentido este le reprochaba haciendo un puchero.

Ciel solo los escuchaba discutir mientras se acomodaba sus guantes, no entendía el por qué lo veían tan lindo si ni siquiera hacia el esfuerzo por ser adorable es más siempre andaba con el ceño fruncido para que lo pensaran pero al parecer esto no funcionaba. ¿Acaso a los demonios les gustan los gruñones que los traten mal? Se cuestionaba internamente mientras se disponía a marcharse.

—¡Espérame Ciel...! —Le llamaba el otro joven apartándose de su amante.

—Noah... No estoy lejos de casa puedo irme solo —le decía con una pequeña y casi dulce sonrisa para convencerlo— Quiero caminar solo y pensar las cosas.

—Pero...

—Déjalo Noah... Le hará bien despejar la mente mientras camina solo. No siento la presencia de nadie peligroso cerca, estará bien.

Noah no estaba muy convencido de esa decisión, si algo le pasaba al novato demonio su padre jamás se lo perdonaría pensaba mientras veía como Ciel le daba la espalda y se marchaba.

—Estaré preocupado hasta saber que llegó bien a casa.

—Oh pequeño... Pero el no estará solo, alguien lo espera afuera. —El mayor le susurraba en confidencia al oído mientras sus manos lo acariciaban con firmeza.

—¿Mi padre está afuera?

—Puede ser... Si te desnudas te confirmo o niego tu pregunta.

—¿Me intentas manipular? —Coqueto el joven le cuestionaba, ciertamente Ciel le atraía pero mucho más fuerte era la atracción que sentía por su maestro, era una especie de delirio pensaba que si podía describir en una palabra lo que este demonio removía en su interior, era amor.

Como el que su padre sentía por Ciel, aunque presentía que el sentimiento entre los dos escalaba a otro nivel, esa simple pero a la vez profunda palabra transcendía la fria naturaleza demoníaca.

Ciel suspiraba al estar en la puerta de esa lujosa residencia, aunque pretendía hacerse el valiente embargaba dentro suyo un poco de miedo al enfrentar solo por primera vez el infierno, armándose de valor salía. Sus pies resbalaron un poco

perdiendo el equilibrio caía a la entrada de la residencia, echando todo el valor que segundos antes había adquirido al suelo como el había caído.

—Rayos... Ya empecé mal mi supuesta travesía solo. —Refunfuñaba para si mismo poniéndose de pie lentamente, tratando de no caer de nuevo.

—Debes ser más cuidadoso joven amo.

Ante esa voz que reconocía a la perfección se sonrojaba aun más, que bochornoso era que lo viera caer, frunciendo el ceño lo miraba con fastidio encontrándose con esa idiota sonrisa frente suyo.

—No sea tan orgulloso y tome mi mano para que se levante ¿O piensa quedarse a vivir en el suelo?

—Maldito deja de burlarte...

—Vamos, tome mi mano. —Le pedía su demonio con su sonrisa habitual.

A regañadientes el joven tomaba su mano para levantarse era más vergonzoso estar en el suelo que darle la mano, ya de pie torcía la boca como su manera de agradecer.

—Ciel... Quiero enseñarte un lugar...

—¿Una cama? ¿Una habitación oscura?

—¿Por qué sería un lugar algo así? —Con fingida inocencia cuestionaba el demonio, haciéndose el ofendido ante las acusaciones de su amo.

—¿Por qué será? Demonio libidinoso.

—No voy a negar que me gustaría poseerte de esa manera pero yo no haré nada que tu no me permitas... —Le hablaba el demonio con seriedad— los acercamientos que hemos tenido han sido porque tu los has deseado también. ¿O yo te obligué a corresponderme?

—Solo cállate... Deja el drama y vamos al lugar que dices, después de todo no eres tan irresistible para mi... Si me da la gana te sigo el jueguito o lo detengo cuando yo quiera. —Con ese aire orgulloso de siempre casi lo desafiaba.

El demonio no podía evitar sonreír porque ese tipo de comportamiento era el que le gustaba de su joven amo, que le hablara con tanta jactancia le hacia sentir que él seguía teniendo esa esencia humana que lo cautivó desde un principio. La calidez de su mal caracter lo deleitaba, podía casi saborear esa alma que ya no tenía, relamiéndose los labios lo miraba fijamente.

—¿Estás teniendo pensamientos libidinosos de mi? ¿Por qué me miras y te relames los labios de esa forma? Es incómodo.

—Lo siento... Me dejé llevar por unos segundos pero igual algo así no provoca nada en ti... ¿No?

—Claro que no... —El joven apenas terminaba de hablar cuando sintió como era tomado en sus brazos— Sueltame, puedo caminar.

—Yo lo sé querido... —Con una sonrisa el demonio caminaba con prisa por uno de los senderos oscuros del infierno— Pero ahora no podemos darnos el lujo de caminar a tu paso de tortuga.

—¿Por qué no?

—¿Quieres la verdad o una reconfortante mentira?

—Odio que me respondas con una pregunta mi pregunta. —Malhumorado Ciel le regañaba sintiendo como una brisa fría los rozaba a cada paso presuroso que daban— Dime la verdad, aun se mantiene nuestro trato de no mentiras.

—Siendo asi... Es que como usted ya sabe soy un demonio casado así que si quiero verme con mi amante a solas y no ser descubierto debemos alejarnos antes de que mi esposo note nuestra presencia juntos.

—Oh ya veo... ¿Desde cuando me convertí en tu amante? Porque yo no me he enterado —Con sarcasmo el joven hablaba.

—Desde que nuestros labios se juntaron así...

Sebastian al terminar de hablar juntaba sus labios a los de su amo en un beso tierno al principio que poco a poco fue adquiriendo fuerza tornándolo apasionado; todo mientras caminaban. Ciel quería y trató de resistirse los primeros segundos pero de alguna forma los besos de su demonio se habían convertido en una especie de dulce adicción, tal vez era un poco tonto su pensamiento mientras sentía esos labios devorar los suyos. Comparar esos besos como un delicioso postre que ya no podía saborear ahora que era demonio, era un poco lo que su lógica de enamorado le dictaba a pensar, aunque ningún postre que hubiera probado se comparaba al excitante sabor que la boca de su demonio le regalaba.

Así el frío camino infernal que recorrían antes con prisa se tornaba lento porque lo único en que podían concentrarse era en deleitarse mutuamente en ese beso que ya necesitaban para sentirse un poco vivos

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).