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Ese demonio... Me pertenece por SebbyPhantomhive

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La amorosa pareja minutos después trataba de acompasar su respirar agitado entre suspiros a la vez que fijaban sus ojos uno en el otro, miradas que destellaban en un tono carmesí que reflejaban el amor y deseo que ambos sentían. Sentado sobre su demonio el joven se abrazaba al cuello de este restregándose sutilmente sus genitales entre si después de esa casi fugaz pero fogosa entrega.

—¿Debes irte? —Con aparente timidez Ciel cuestionaba a su demonio que no dejaba de besar su piel mientras seguían abrazados apegando aún más sus cuerpos humedecidos.

—Si, debo irme... Pero no quiero...

—Bueno si no hay más opción supongo que así es la vida de un amante. —Murmuraba resignado el ex conde en medio de un suspiro separándose de él.

—Lo siento... Pronto esto cambiará lo prometo, ya después no vas a saber como deshacerte de mi.

Con una sonrisa el mayor le hablaba tratando de animarlo atrayéndolo de nuevo para si, quedando juntos de nuevo.

—¿Te puedo preguntar algo pero no te vayas a burlar?

—Yo nunca me burlo de nada y menos de ti...

—Si claro... —Le dijo en un susurro mientras lo miraba mal— Mejor ya no te pregunto.

—Vamos... Pregunta, prometo no burlarme.

Ciel se quedó pensativo por unos segundos y sus mejillas parecían teñirse un poco más al ordenar en su mente la pregunta que haría.

—Lo... ¿Lo hago bien?

—¿Qué cosa? —Sebastian le cuestionaba solo para molestarlo ya que sabía muy bien a que se estaba refiriendo.

Entonces solo sintió la sutil bofetada del pequeño demonio que mirándolo con fastidio se levantaba para salir de la tina.

—Sabía que te burlarías... Idiota...

—¡No te enojes Ciel, era broma! —Le hablaba con aparente arrepentimiento aunque amaba hacerlo enojar asi que no lamentaba su enojo con tal de ver esos adorables gestos que hacia.

A los pocos minutos, Ciel con su pijama ya aseado se refugiaba bajo las sábanas, le era un poco triste ver que su demonio lo dejara después de esa primera noche juntos así que escondiéndose trataba de disimular este sentir.

—No estés triste, volveré más tarde y saldremos a caminar ¿Qué te parece? —Sebastian con ternura le hablaba abrazándolo sobre las sabanas, esas palabras de animo que también le servían así mismo porque le era difícil el marcharse.

—Yo no estoy triste... No digas idioteces.

—Diré una última idiotez y me voy... —Murmuraba el demonio— Lo haces muy bien, eres una pequeña y deliciosa máquina de placer.

—¡No digas esas cosas! ¡No lo digas asi! ¡Perver...!

Avergonzado le regañaba saliendo de su escondite pero no terminaba de hablar cuando solo sintió como los labios de su demonio atrapaban los suyos en un profundo beso que duró solo unos segundos.

—Eres perfecto y maravilloso, te amo... Vendré luego.

El demonio salía con prisa por la ventana, como huyendo de caer de nuevo en la dulce tentación de ese pequeño demonio con matices de humanidad que ahora era su mayor obsesión y delicia, Ciel solo lo vio alejarse llenándose de tristeza se abrazaba a la almohada.

—¡Ahhh Ciel! Hasta que mi padre se fue... Ya me estaba cansando de esperar afuera.

—¿Estuviste escuchando todo? —Apenado el ex conde le cuestionaba a este atrevido joven que parecía deleitarse de la relación prohibida que tenía con su padre.

—En parte... Aunque fue inevitable no escuchar cuando gemiste alto al llegar al orgasmo, retumbó por toda la casa deberías ser más silencioso.

Ciel solo se escondía bajo las sabanas de nuevo al oír lo que su amigo le decía, era tan vergonzoso que lo hayan oído aunque el no sintió que gimió tan alto, pero era probable porque en el preciso erótico momento en que su cuerpo se estremecía de placer olvidó todo a su alrededor.

—No te preocupes, supongo que es inevitable contenerse en un momento así, mi papá también estaba algo bullicioso hoy siempre que lo hace con mi padre no se lo escucha casi gemir y contigo si... ¿Sabes que significa eso?

Noah sabía que no habría respuesta a su pregunta por lo tímido de Ciel al hablar de estos temas, al menos todavía guardaba la esperanza de que los dos se convirtieran en confidentes.

—Eso quiere decir que lo haces bien porque a mi papá le encantas, pensé que no te adaptarías tan rápido a la demoniaca vida sexual y mira en una sola noche llegaste al placer ¿dos veces o tres veces? ¿Cuenta la masturbación que te hiciste?

—¿Tu no puedes callarte? Hablas y hablas... —Le regañaba entre molesto y avergonzado Ciel aún escondido.

—Ah si quizás ese sea mi defecto pero es que tu tampoco hablas, alguien debe hablar sino un sepulcral silencio nos invadiría y eso sería aburrido.

—Te pareces a Sebastian en eso... Los dos no se callan.

—Owww te recuerdo a mi papá, que tierno, supongo que a los hablantines nos agradan los callados. —Le decía con una sonrisa acariciándolo sobre la sabana.

—Y también te pareces en lo odioso... —Ciel lo empujaba mientras se descubría frente a él.

—Pues si tanto nos parecemos entonces tengamos sexo... También podría parecerme en eso ¿Que tal si probamos? —Se le insinuaba con malicia.

—¡Claro que no...! Yo le seré fiel a Sebastian aunque el no lo sea conmigo.

Noah se conmovió al notar la tristeza reflejada en esa última frase por parte de su enamorado amigo, quedándose callado por unos segundos.

—Vaya hasta que por fin te callaste. —Con una sonrisa Ciel le hablaba tratando de disimular su anterior emoción evidenciada, le enojaba un poco consigo mismo el mostrarse vulnerable.

—Ya me pusiste triste también, los rastros de humanidad que tienes puede ser contagiosa y eso es un tanto cautivador. Nunca había conocido a alguien como tú— Hablaba embelesado el demonio tomando la mano de Ciel le daba apoyo— Y con lo último que dijiste, estoy seguro que mi papá respetará lo que tiene ahora contigo y no se revolcará con mi padre.

—No lo tomes a mal... pero ¿Por qué me apoyas a mi en lugar de tu padre? deberías odiarme por irrumpir en la paz de tu familia, en la relación de tus padres.

Noah sonreía mientras pensaba su respuesta al menos ya su amigo empezaba a hablarle y eso le alegraba.

—Porque al que tu llamas Sebastian lo trajiste de vuelta... —Murmuraba Noah con una pequeña sonrisa algo nostálgica— Te lo explico, el se ausentaba mucho del infierno y creo que el motivo era mi padre, el no lo hace feliz así que supongo que eso lo mantenía lejos del infierno... Y de mi... Ahora el está aqui y creo que no piensa marcharse.

—Oh ya veo... ¿Y ahora crees que Sebastian se nota feliz?

—Claro que si... Lo noté desde que lo vi a tu lado cuando nos conocimos y ahora está más feliz porque ya son uno solo.

—De todas formas me siento mal por tu padre pero soy un poco egoísta debo admitirlo y quiero a Sebastian solo para mi. —Confesaba el ex conde un poco apenado al admitir ese hecho.

—No es ser egoísta es estar enamorado... Aunque en este caso vendría a ser lo mismo ¿No?

Los dos jóvenes sonreían, Ciel de alguna manera sentía tener un aliado en él, aunque era un poco extraño dada las cirscuntancias pero no tenía más opciones de entablar amistades asi que estaba bien si comenzaba a confiar en Noah. ¿Verdad? Pensaba en silencio mirándolo de reojo.


 


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