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Ese demonio... Me pertenece por SebbyPhantomhive

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Ciel sin darse cuenta se quedó dormido mientras leía su libro, así pasaron algunas horas al parecer su cuerpo necesitaba recuperar energía perdida por las ajetreadas horas anteriores; este como siempre orgulloso se rehusaba a dormir porque no quería mostrarse vulnerable frente a los demonios a su alrededor pero lo cierto era que podría compararse a un niño en pañales en cuanto a su naturaleza demoníaca y todavía tenía necesidades humanas que el aunque trataba de ignorar lo doblegaban.

Ciertamente lo que no extrañaba al dormir eran las pesadillas recurrentes que tenía cuando era humano siendo estas habían desaparecido solo era oscuridad lo que percibía al cerrar los ojos, pero su sueño era interrumpido cuando de pronto sintió que una mano lo acariciaba con firmeza.

Entre dormido sentía el roce suave de unos dedos que tocaban sus piernas ¿Quién más se atrevería a tocarlo de esa manera sino era Sebastian? Así que gustoso se dejaba tocar susurrando el nombre de su demonio amante esbozaba en sus labios una sonrisa.

—Ese Sebastian al que tu llamas no te pertenece... Nunca será tuyo. —Resonaba una voz en un siniestro susurro haciendo que Ciel se levantara en un sobresalto mirando a su alrededor notaba que estaba completamente solo pero la sensación que alguien había estado podía percibirla aunque quizás haya sido una ensoñación pensaba extrañado para si mismo.

Terminándose de despertar se estiraba con pereza en la cama aún confundido por ese sueño que parecía real, podía sentir que las horas habían pasado por el ambiente que parecía tornarse más frío con el avance del día; acurrucándose entre las sabanas pensaba en Sebastian y en cuanto lo extrañaba. ¿Su demonio lo extrañaba? Al parecer no, porque no habia una señal de que estuviera cerca, resentido hacia un puchero pensando en la triste posibilidad de que él había olvidado su cita.

—Ciel... —Le llamaba Noah al verlo entrar en la cocina donde el junto a Michael parecían esmerados preparando algo— Estábamos preparando un postre para ti.

—¿Por qué? No me convencerán con un postre para hacer un trio. —Con aparente seriedad les aclaraba.

—Parece que Ciel va entrando en confianza al hacer ese tipo de comentarios.

—Mathew murmuraba con una sonrisa— Pero no Ciel, no estamos un postre para intercambiarlo por favores sexuales, solo nos aburrimos de tener sexo y se nos ocurrió que como todavía conservas tu paladar humano queríamos prepararte algo como regalo de bienvenida.

—Que mal pensado eres Ciel, te hace mal juntarte con mi padre tanto tiempo. — Picaramente Noah le hablaba.

—Estúpido Sebastian...

Susurró el ex conde con mala cara los otros dos le miraban extrañados por su repentino cambio de actitud aunque de inmediato entendieron a que se debía el malhumor.

—No te enojes querido Ciel, quizás el está ocupado por eso todavía no ha venido a verte. —El otro joven demonio decia tratando de justificar la ausencia de su padre.

—¿Ocupado en qué? Si es un ocioso aquí en el infierno.

—Bueno... Los demonios tienen asuntos que resolver cuando están en el infierno, trabajo acumulado diría yo. —Aclaraba el demonio mayor.

—¿Estás diciendo que Sebastian tiene un trabajo aquí?

—Algo así, todos debemos colaborar cuando estamos aquí sino el infierno se volvería un desastre. ¿No te lo había contado?

Ciel negaba con su cabeza teniendo el ceño fruncido porque Sebastian no le había comentado de ello en ningún momento, dando media vuelta salia de la cocina sin decir palabra alguna aunque su actitud gruñona ya decía mucho.

—Ese Ciel si que tiene muy mal carácter, Sebastian debe tenerle mucha paciencia—Murmuraba Mathew cuando lo vio salirse de forma tan descortés.

—El está enamorado así que debe aguantarlo además creo que le gusta que sea todo gruñón. Los demonios tenemos fetiches raros. ¿O no? —Acercándose le daba un beso.

El joven demonio los escuchaba hablar tras la puerta apretando los puños se alejaba ahora si, admitía que si tenía mal carácter pero no era porque quisiera sino que lo provocaban. Cuando llegaba a su habitación sintió que alguien lo abrazaba por detrás al apretar su cintura, sintiendo un cálido aliento rozar su oído y parte de su nuca.

—¿A dónde va mi joven amo? Con esa carita malhumorada y refunfuñando solito.

Escuchaba la varonil voz de su demonio susurrarle haciendo que su cuerpo se estremeciera pero recordando su enojo anterior lo empujaba.

—Pensé que te habías olvidado de mi... ¿El trabajo o tu esposo no te dejaban venir? 
Le cuestionaba a manera de reproche mientras lo miraba mal, Sebastian sonreía burlón ante sus palabras que parecían ser resultado de sus celos.

—La verdad no diría que es trabajo, estaba arreglando unos asuntos... No quería contártelo todavía para no preocuparte.

—¿Por qué me preocuparía? ¿Estás haciendo algo indebido?

—Ven vamos a dar un paseo y te cuento, debes estar aburrido de estar encerrado. —Sugería el demonio, el otro sin más opción aceptaba además sentía curiosidad por la excusa que daría— ¿Estás muy enojado para darme un besito?

—Te lo daré cuando me expliques en que andas. —Respondió el conde a la vez que le daba una pequeña bofetada, Sebastian sonreía un poco complacido al menos pudo sentir su cálida mano tocar su mejilla aunque era en un golpe.

Ambos salieron de la residencia sin avisar a nadie emprendiendo su camino por uno de los tantos senderos semioscuros del infierno, el frío ambiente los acogía a cada paso que daban.

—¿Vas a contarme lo que hacías? ¿O comenzaremos a ocultarnos cosas?

—Oh querido mío —Lo abrazaba Sebastian al oír nuevamente sus reproches— No es eso, es que no quería preocuparte prometo que te lo iba a contar en cuanto lo resolviera.

—Yo nunca he tenido algún tipo de relación amorosa real... Tenía una con Lizzy pero esa era mas falsa que mi nombre. —Dijo lo último en un tono casi burlón— Pero lo que creo es que cualquier relación debe basarse en la confianza, sino confías en mi para contarme lo que te ocurre entonces... ¿Nuestra relacion es banal para ti? Quiero pensar que no, porque incluso siendo amo y mayordomo teníamos plena confianza uno del otro. ¿Cambiaremos ahora?

—Ciel, cariño... Las cosas cambiarán entre nosotros debes saberlo, ya no somos amo y mayordomo ahora somos algo más y por ende más complicado, confio en ti pero no quiero que te preocupes en vano. Antes te decía las cosas porque intuía que no te importaba, te daba igual, pero ahora es diferente... No quiero que te preocupes por mi y ver tu carita triste...

Le susurraba sobre los labios robándole de forma atrevida un pequeño beso que
a pesar de su ceño fruncido sutilmente le correspondía, Ciel lo entendía aunque creía que no era correcto si querían tener una relación firme, abrazándolo daba a entender que lo perdonaba. Después de todo tenían toda la eternidad para corregir aquello poco a poco.

—Se suponía que Noah no debía decirte o insinuar el tema, ese niño me las pagará.

—Fue Mathew quien lo dijo —Le aclaraba Ciel.

—¿Quien es Mathew?

—Es el novio maestro de Noah, le puse ese nombre.

—Así que ¿Te vas a dedicar a poner nombre a los demonios? Buen trabajo para ti... —Cuestionaba con burla al joven que se sonrojaba y le miraba con fastidio por burlarse.

—No trates de desviar el tema y cuenta de una vez. —En un puchero parecía regañarlo, Sebastian aclaraba su garganta para responderle pensando en las palabras precisas para que no sonara tan serio lo que diría.

—El asunto es que... Aquí en el infierno a veces pueden ser un poco estrictos con las reglas, yo falté a una de ellas al incumplir nuestro pacto, este haya sido o no mi culpa así que ahora estoy pagando un leve castigo por eso.

—¿Un castigo? —Cuestionó Ciel preocupado mirándolo fijamente, se sentía culpable por ello aunque en si no era su culpa tampoco pero aún así se sentía responsable.

—No te preocupes no es nada serio, solo debo hacer unos pedidos al que era tu mundo y ya. vi Sebastian le aclaraba con tranquilidad para no preocuparlo en un abrazo lo acercaba a su cuerpo para animarlo, ahí estaba esa carita preocupada que no quería ver.

—¿No me mientes? No quisiera que te lastimaran por mi causa.

—No lo hacen... Lo juro... —Entre besos le hablaba recostándolo en el frío suelo quedando un poco encima de su delgado cuerpo no dejaba de besarlo a la vez que embelesado contemplaba su hermoso rostro sonrojado— Además debo saldar mis cuentas si quiero pronto mi divorcio para poder casarme contigo después.

—¿Casarnos?

—Si, casarnos... Nuestro pacto anterior fue desechado así que hay que hacer uno nuevo y mejorado, llamado matrimonio. —Le decía con una sonrisa— Pero sino quieres dilo de una vez para no seguir ilusionándome.

Con falso dramatismo le decía pero no dejaba de acariciarlo y besarlo dulcemente en ese páramo de flores azul oscuro donde se habían detenido, el cielo vacío sin algún tipo de luz que destellara era mudo testigo de su amor.

Mientras tanto en un rincón del basto infierno se veía deambular a una silueta por un camino oscuro, cuando de repente se detuvo en una especie de cueva.

—Hasta que por fin te encontré... —Con cierta emoción esa silueta expresaba.

—¿Quién eres tú? ¿Por qué me buscabas? —Otra voz que parecía opacarse con cada sílaba pronunciada se escuchaba, se percibía la debilidad de esta otra presencia.

—Porque creo que te interesará saber que Ciel Phantomhive está aquí.

—¿El está aquí? ¿Es un demonio?

—Si un demonio débil que con facilidad podrías hacer tuyo... ¿Te interesa Claude? Así te hacías llamar en el mundo humano ¿No? —Cuestionaba esa silueta que aún entre las sombras se notaba su filosa sonrisa— Porque yo puedo ayudarte a que sea tuyo. 



Muchas gracias por leer este capitulo 















 


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