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Ese demonio... Me pertenece por SebbyPhantomhive

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El frío del infierno se mitigaba en el calor de su profundo afecto.

Sus desnudos cuerpos eran enlazados en un abrazo, así estaban los demonios amantes entre las sabanas de la cama, Cielo sonrojaba se dejaba consentir por su ex mayordomo quien empalagoso no dejaba de saborear en besos su suave y cálida piel.

-Me haces cosquillas... No beses ahí... -Con fingida molestia le regañaba el joven aunque amaba que su ser se estremeciera al sentir sus labios rozar cerca de su ombligo sabiendo a donde se dirigía ese camino de besos.

Sebastian esbozaba una pícara sonrisa solo para contradecir su orden humedecía su ombligo con su lengua escuchar sus jadeos y gemidos eran el mayor deleite para sus oidos haciéndolo con más firmeza.

-Cuando nuestro bebé esté creciendo dentro tuyo, cuando haga esto podré sentir su corazón latir... Eso sería adorable ¿No crees? -Hablaba este con un acogedor destello en su mirada carmesí.

-¿Quien dijo que me embarazaré? Después me sale un Noah... Eso no... -Le decía en un tono burlón mientras sentía la mirada de Sebastian.

-No será un Noah seguro saldrá más bonito por ti...

-Si Noah nos escuchara ya estuviera resentido reclamándonos. 

A

mbos sonreían al imaginarse la situación, el demonio volvía a lo que hacia pero ahora bajando un poco sus labios besaba su miembro que estaba un poco despierto.

-Ngh... Sebastian ¿Quieres un bebé?

-¿Qué? -Sorprendido este le preguntaba sobre su miembro haciendo que la escena sonrojara más a Ciel- Yo quiero... Si tu quieres.

-¿Quieres o no? Y no hables sobre mi...

-¿Pene? - Se le burlaba Sebastian que a propósito daba pequeñas lamidas notando como su pequeño amante lo miraba mal-No debes apenarte por llamar a las partes de tu cuerpo por su nombre y si te apena pues llámale cosita o caramelo porque a tu demonio le encanta lamerlo.

Le daba una lamida con firmeza por toda la extensión de su miembro solo para provocarlo más sintiendo como se estremecía.

-No respondiste a mi pregunta ¿Quieres o no?

Sebastian ante su leve insistencia intuía que tal vez su amo quería darle un hijo, eso le parecía adorable aunque le parecía muy pronto todavía.

-Si quiero pero aún tu cuerpo no está listo para eso pero apenas puedas te hago uno con mucho gusto, hasta gemelos te hago.

-Ah, ya veo... -Murmuraba en un disimulado gesto triste.

-No te sientas mal tenemos todo el tiempo para formar nuestra familia con todos los hijos que el destino nos tiene preparados.

-¿Y si no puedo tenerlos?

-Si los tendremos puedo percibirlo cuando estamos juntos...

Sebastian al notar su gesto dejaba su perversión a un lado para acercarse a su rostro y darle un pequeño beso en los labios para así animarlo.

-¿He dicho lo hermoso que eres? ¿He dicho esta noche cuanto te amo? Nunca pensé que un mocoso con quien pacté por su alma le diera vida a mi muerto corazón.

Ciel sentía que sus mejillas ardían ante esas inesperadas palabras de sincero amor, parecía que solo su demonio sabía que decir en el momento preciso, en un beso se unían nuevamente sus labios pensándolo mejor estaban bien como estaban ahora sin la responsabilidad de un hijo, no había necesidad de apresurar ese hecho pensaba el joven siendo consentido en dulces besos.

-Feliz primer mes juntos... -Susurraba Sebastian entre besos se acomodaba entre sus piernas para dar vida a una celebración bien merecida.

Casi en un parpadeo habían transcurrido algunas semanas desde la primera vez que confesaron sus sentimientos, la situación que al principio no fue fácil iba mejorando con el pasar de los días. El dichoso esposo de su demonio dejó de ser una molestia porque estaba cumpliendo un contrato y muy poco se lo veia en el infierno a pesar que era extraño no se detuvieron a cuestionarlo sino a aprovechar esa ausencia.

-Me alegra que estés tan feliz Ciel... Se te 
ve tan lindo cuando estás de buen humor y no con la cara larga. -Le halagaba extrañamente Noah al día siguiente cuando estaban en sus clases- Supongo que fue una hermosa velada iban a celebrar su primer mes juntos ¿No?

-Ya sabes como es Sebastian con sus ridiculeces. -Con fingida molestia le respondía aunque estaba emocionado por ese suceso pero si lo pensaba bien un mes no significaba nada en la eternidad, apenas era el inicio.

-Bueno todos nos ponemos ridículos al estar enamorados. -Dijo en un suspiro mezclado con una sonrisa.

-Noah... Es raro oírte expresar así.

-¿Oirme enamorado? Creo que ustedes con su romanticismo me han contagiado. 
Se expresaba en ese mismo tono de antes el otro joven demonio, de pronto Mathew frunciendo el ceño al entrar interrumpía esa conversación.

-Los dejé haciendo una tarea no conversando. -Les regañaba sentándose en su sillón.

Ciel lo miraba de reojo por esa actitud extraña, usualmente el no era tan malhumorado pero sin querer discutir solo continuaba con la tarea de leer que le había enconmedado su ahora gruñón maestro.

Mientras tanto Sebastian también a la distancia se prestaba a realizar sus tareas como penitencia por su error cometido.

-Debes ir a recoger estas almas antes que esos shinigamis inútiles lleguen. 
Era la orden que daba una misteriosa silueta oscura que destacaba en las penumbras a la vez que entregaba en sus manos una especie de lista.

-Si... -Resignado el demonio aceptaba, cuan molesto era cumplir ordenes que no provenían de su pequeño y sensual amo.

Caminaba rumbo al mundo humano donde alguna vez se sintió parte, a veces pasaba a visitar la antigua mansión en la que sirvió a Ciel por años, esto lo hacia sin que los sirvientes notaran su presencia. 
Por momentos pensaba en decirles la verdad para que ellos no siguieran esperándolos, hicieran sus vidas sin aferrarse a la inútil

Por momentos pensaba en decirles la verdad para que ellos no siguieran esperándolos, hicieran sus vidas sin aferrarse a la inútil esperanza que su joven amo regresara porque no lo haría, no al menos hasta que pasara un tiempo prudencial en el infierno.

Los espiaba en secreto, ahora con su ser más presto a desarrollar emociones y sentimientos podía admitir que los extrañaba un poco, le parecía triste como ellos aún esperaban su regreso.

Ese día los visitaría ya que un alma a recoger estaba cerca de ahí además quería llevarle como regalo a Ciel algún detalle que estaba en su habitación pero cuando llegaba a la mansión una gran sorpresa le causó notar como estaba reducida en gran parte en cenizas haciéndole recordar como la vio la primera vez.

-¿Qué sucedió aqui? -Se cuestionaba incrédulo así mismo mientras se acercaba a cada paso eso no parecía ser obra de Bard con una de sus explosiones.

Los buscó dentro de los escombros, aunque dudaba que estuvieran muertos porque ninguna alma le fue encargada de robar ahí.

-¡Sebas chan! Tanto tiempo sin verte... -Era el grito emocionado de alguien que el demonio reconoció enseguida a la vez que esquivaba su abrazo lo hacia caer al suelo, ese molesto shinigami obsesionado con el rojo se aparecía frente suyo.

-Sabes ¿Qué pasó aquí?

-Ni me saludas y quieres que de respuesta a tus preguntas. -Grell resentido le reprochaba desde el suelo lleno de ceniza al notar su seriedad decidió responderle.

-Yo puedo darte información, pero sabes como debes obtenerla.

-Yo no haré eso contigo. -Con mala cara se negaba a su atrevida y coqueta insinuación.

-Pues no te diré... Además tengo trabajo hay un demonio en esta zona que anda robando las almas, no sé cómo consigue llegar antes que yo, ya me he ganado algunas reprimendas por su culpa. 
Malhumorado se quejaba el shinigami.

-Dime lo que pasó y te doy información sobre el demonio que buscas

-¿Qué tanto te preocupan estos humanos si tu y tu amo los dejaron abandonados?

Sebastian desviaba la mirada, se sentía estúpido al dejar que un shinigami notara su vulnerabilidad.

-Solo quiero saber para informarle a Ciel.

-¿fiel? ¿Tanta confianza le tienes para llamarlo por su nombre?

-Eso no te interesa ya dime de una vez. 
Grell suspiraba haciendo un gesto como que lo estaba pensando exasperando más al demonio a lado suyo.

-¿Que crees que pasó? Esta mansión la quemaron hace dos días y ninguno de los que estaban dentro sobrevivió pero no creo que eso te afecte sé muy bien como ellos te fastidiaban.

Ante su respuesta Sebastian se sorprendía ahora como daria la triste noticia a su amo y lo más importante ¿Quién había sido capaz de tal vileza? Se cuestionaba con pesar para si mismo. 

..
Muchas gracias por seguir atentxs a esta historia (—'∀`—)





 


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