Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ese demonio... Me pertenece por SebbyPhantomhive

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Sebastian ignorando lo que sucedía en su casa en el infierno, su delgada figura se observaba cerca de la que era la mansión Phantomhive donde se prestaba a servir una taza con delicioso té al shinigami pelirrojo que al parecer tenía la información que el demonio había pedido.

—¿Sus almas fueron robadas? —Cuestionaba extrañado el demonio al escuchar la novedad dada por el shinigami quien entre sorbos contemplaba la confusión de Sebastian reflejada en los gestos que le parecían atractivos.

—Si, seguramente el mismo que provocó el incendio debe ser el demonio que anda rondando por aquí. No solo es ladrón sino un asesino.

Sebastian escuchaba atento su suposición sabiendo que ese "demonio" a quien se refería no era el mismo, el no hubiera sido capaz de robar las almas de sus ex compañeros. ¿Quién más tendría motivos para provocar este pesar a su pequeño amo? Solo su esposo pero sin una confirmación clara no podía acusarlo todavía así que quedaba con la misma incertidumbre.

—¿No tienes alguna pista de este demonio?

—No mi querido Sebas pero puedo seguir averiguando aunque será muy difícil si ya esas almas fueron consumidas.

—Bueno... Al menos tengo las pistas que sus almas tuvieron que llegar al infierno debe haber un registro de eso.

El demonio murmuraba mientras un poco ansioso se prestaba a partir al infierno ante la tristeza del shinigami que lo detenía de su mano enguantada.

—¿Volveremos a vernos? ¿Por qué te vas tan rápido? Quédate unos minutos más a mi lado.

—Tengo algunos problemitas en casa y debo regresar lo antes posible.

—Problemas con el mocosito, ¿Qué, ya sacó las garras? Ves eso te pasa por andar con un mocoso.

Con una perversa sonrisa le insinuaba, el demonio torcía la mirada al oírlo no estaba de humor para explicar su complicada situación actual, le preocupaba que Ciel estuviera bajo el mismo techo junto a su esposo del que no sabía si aparecería en cualquier momento por eso aunque no quería dejarlo solo, tuvo que hacerlo; ya que de por si su demoníaca existencia estaba siendo condicionada al cumplir este castigo impuesto por su error anterior. Sin decir nada Sebastian desaparecía de la vista del shinigami que lo llamaba con molesta insistencia porque el demonio se marchaba sin siquiera despidirse apropiadamente.

Su paso se apresuró cuando al llegar al infierno no percibía con claridad la vibrante alma de Ciel como usualmente sólo el podía sentirla al estar en el ambiente infernal. ¿Qué habrá sucedido? Una sensación de angustia agobiaba su oscuro corazón acelerando su andar, ahora se arrepentía de haberlo dejado solo. Llegando a casa casi de inmediato observó con desespero como su pequeño enamorado aún en pijamas yacía insconciente en el suelo, apegado a una de las paredes en posición fetal.

—Ciel... Ciel... —Le llamaba insistente mientras lo tomaba entre sus brazos, verlo así le llenaba en una mezcla de tristeza y enojo porque ya suponía quién se atrevió a poner una mano encima a su más valioso tesoro. Al ver que no reaccionaba lo llevaba a su habitación para que pudiera descansar cómodamente hasta que despertara, no podía evitar que su corazón pareciera detenerse al verlo dormido tan profundamente entre dulces besos no dejaba de llamarlo.

—No dejaré que nadie te vuelva a lastimar,  lo prometo... —Le hablaba mientras lo cambiaba de ropa pues ya tenía un nuevo plan, marcharse de ahí.— Te llevaré a un lugar seguro.

Con el pasar de los minutos el joven demonio no despertaba angustiando más a Sebastian que en medio de su angustia recordó a su hijo, era extraño que no estuviera cerca. Quizás no fue su esposo quién lo lastimó, tal vez fue Mathew queriendo tomar a Noah a la fuerza. Ya no sabía que pensar. Si alguien podía aclarar este asunto era su hijo así que decidió buscarlo por la casa no hallándolo, eso era aún más extraño dando un suspiro trataba de pensar claramente la situación y lo que debía hacer. Con su joven amante insconciente y su hijo embarazado desaparecido no podía ahora dejarse dominar por sus confusas emociones.

—¿Buscas a nuestro hijo? —Era el cuestionamiento en la voz del sospechoso demonio que se aparecía frente a Sebastian cuando estaba por la puerta principal de la casa. Sin pensarlo dos veces se lanzaba sobre el a manera de ataque, de forma impulsiva aún cuando antes había decidido tomar con calma el asunto.

—¿Qué le hiciste a Ciel? Estoy seguro que fuiste tú.

—Lo siento, solo lo empujé no pensé que era tan frágil y se fuera a golpear tan fuerte en la cabeza.

Con falso resentimiento le hablaba estando bajo el cuerpo de Sebastian que ante sus palabras solo sentía arder más en ira tomándolo del cuello lo apretaba con fuerza, el otro solo se retorcía sin dejar de sonreír con malicia le miraba fijamente.

—No tienes derecho a lastimarlo si quieres desquitarte con alguien es conmigo, yo soy el que te dejó, lastimame a mi.

Al hablar su voz parecía perder fuerza de  igual manera que en sus manos al apretar su cuello porque se sentía responsable de toda esta situación, por despertar sentimientos que no debía haber despertado no era que se arrepintiera por amar a Ciel pero si del sufrimiento que le ocasionaba por amarlo.

—Pero mírate... ¿Qué más sufrimiento te podría causar sino es con tu amado Ciel? A este punto patético ha llegado tu existencia, solo matándome te dejaré estar feliz con tu amor si es que llega a despertar.

Este demonio le insinuaba con evidente malicia parecía desafiarlo con la mirada, Sebastian era cegado por su coraje volvía a apretar con fuerza su cuello, le tomaría la palabra al matarlo porque eso haría. Aún cuando este demonio se quedaba sin aliento no dejaba de sonreír cínicamente, sabía que no iba a morir así de fácil.

—¡Papá! ¡No lo hagas! —Noah aparecía tratando de separar a sus padres, sabía que un acto violento de esta forma en el infierno no era permitido y menos si era dentro de un vínculo matrimonial, y sumándole a esto estaba el mal antecedente de Sebastian, sabía que no le iría bien a su padre si seguía.— ¡Piensa en Ciel! ¿Piensas dejarlo solo?

Sebastian se detenía, ciertamente de querer matarlo podría tener un castigo mayor que el de ir hacer estúpidos mandados al mundo humano, podría incluirse hasta la muerte. Obviamente no quería dejar solo a Ciel, ni a su hijo y ahora a su futuro nieto aunque quería acabar con la vida de este demonio de una vez por todas no podía. Frustrado se levantaba dejándolo en el suelo, se acercaba a su hijo.

—Debo irme de aquí, me llevaré a Ciel. Es tu decisión si quieres acompañarnos.

El demonio en el suelo se levantaba sentándose los miraba fijamente mientras se acariciaba el cuello que ardía un poco.

—Hagan lo que quieran, no me apartarán de su vida tan fácilmente.

Al murmurar aquello los veía alejarse, solo sonreía con evidente malicia porque al parecer sus planes estaban saliendo tal cual lo había pensado.

—¿Dónde estabas Noah? —Cuestionaba Sebastian cuando se dirigían a la habitación donde estaba el joven demonio insconciente.

—Es mi culpa que Ciel esté así el por querer ayudarme fue lastimado... Lo siento.

—Así es Ciel... —En un suspiro nostálgico el demonio mayor le decía— Cuando alguien le importa es muy impulsivo aunque sabe que no podrá ganar por si mismo. Mi niño...

—Lo siento papá... Pero el va a despertar pronto. —Le animaba su hijo— Yo también me desmayé, no sé cuanto tiempo estuve así cuando desperté estaba en la puerta de la casa de Mathew.

—Es tu padre... Pero es un maldito...

—Lo sé... —Murmuró Noah con pesar  cuando llegaron donde estaba Ciel, Sebastian lo tomaba en sus brazos.

Los tres demonios salían por la ventana a una dirección incierta por el momento, ya encontrarían un lugar en el cual refugiarse en el basto infierno, donde pudieran pasar tranquilos esa fría noche.

Leves sonidos de gemidos placenteros se escuchaban en la casa que era de Sebastian, dos siluetas se fundían en una sola mediante una furtiva entrega sexual.

—Tranquilo... Los idiotas esos no vendrán por aquí en un buen tiempo. —Era la aclaración que con el respirar agitado se escuchaba de la voz del que era oficialmente el esposo de Sebastian— No te detengas...

—Si tú lo dices... —Impetuoso el otro demonio se movía erráticamente en su interior para complacer a su amante que deliraba preso de placer.

Minutos después al terminar esta entrega aún extasiados se refugiaban bajo las sábanas los dos demonios en su forma humana.

—Tener sexo en estos cuerpos se siente mejor. ¿No crees? —Murmuraba en un jadeo el esposo de Sebastian en los brazos de alguien más.

—Si supongo que por eso a Sebastian le gusta tanto hacerlo con Ciel.

—Claude querido... No nombres a ese mocoso idiota ¿Me quieres poner de mal humor? —Con una siniestra sonrisa murmuraba.

—Lo siento... pero más que su cuerpo lo que atrae es su pequeña alma deliciosa.

—¿Quieres ponerme celoso de nuevo?

El otro demonio al escuchar su pregunta se acomodaba los lentes más como una extraña costumbre de su forma humana no porque los necesitara para ver, lo miraba fijamente con una menuda sonrisa se acercaba a su oído.

—Aunque admito que su cuerpo no estuvo nada mal...

Susurró perversamente aunque esto signficara enojar al otro mas no le importaba porque no podía evitar restregar en su cara la sensación de extrema satisfacción que sintió horas atrás cuando aprovechó la insconcencia de Ciel para abusar de su vulnerable cuerpo de forma cobarde. 



•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~

Muchas gracias por leer este capitulo 💖


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).