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Ese demonio... Me pertenece por SebbyPhantomhive

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Esa inesperada ilnerable piel, las palabras no salían de sus labios para poder negarse así que el silencio parecía consentir que el otro siguiera besando sutil su cuello, esas manos desnudas levantaban su camisa acariciando su cintura atrayéndolo a su cuerpo. 

 

Su cuerpo y mente tiritaban deliciosamente ante los encantos de su demonio, suponía que así era el infierno lleno de tentación, una seductora invitación a pecar aquí no cabía la tonta moralidad humana de hacer lo correcto o no, solo tenía que dejarse llevar. Se dejaba seducir, que esas manos lo tocaran atrevidamente como nunca antes lo habían hecho, los murmullos en ese tono erótico inundaran de forma exquisita su oído no había necesidad de afirmar con palabras lo que su cuerpo ya había respondido. 

 

Comenzó a restregar su trasero a su entrepierna para también provocarlo no podía quedarse atrás, movimiento sensual que hizo sonreír a Sebastian siguiéndole el juego a su ya nada inocente amo.

 

—Que amo tan travieso eres... Nunca imaginé que tuvieras esas mañas. 

 

—Cállate —Susurraba con fingida molestia el joven demonio quien no detenía el vaivén lento pero firme de sus caderas que a su mayordomo le regalaba y parecía disfrutar.

 

A su mente volvía la escena de antes, su impetuoso mayordomo poseyendo a ese antipático demonio quien asumía su rol de esposo, ese quien envidió por unos momentos, entendió por donde era el asunto del sexo, ese miembro que ahora rozaba sobre el pantalón con su trasero debía "meterse" en su cavidad anal que sentía dilatarse ante el estímulo.

 

Sucumbía sin pudor alguno a sus deseos, no llevaba ni un día en el infierno y ya estaba experimentando con algo que en el mundo humano se hubiera restringido de hacer, su cuerpo se calentaba en medio de ese frio infernal. 

 

—No hagas ruido... Sino podrían oírnos. —Susurraba perverso el demonio, tomando una sabana la colocaba sobre los dos como si al hacer eso el ruido sería menos, burlón el joven sonreía ante la estupidez de su demonio.

 

Sintió como una mano que antes lo acariciaba se apartaba de su piel estremecida, prediciendo a donde iría ahora esta mano traviesa que se colaba en su pantalón desabrochándolo. 

 

Ciel se sonrojaba aún más si era posible, trataba de entrar en razón pensando lógicamente trataba de espantar sus perversos pensamientos, no podía dejarse llevar por sus bajos instintos pero se sentía tan bien. ¿No sería tomado como fácil si lo hacia ahora? Al menos podía esperar unos días más para intimar de esta forma con su demonio. Ya los deseos eran poco a poco opacados por su lógica y orgullo. 

 

—Ciel... Te he deseado tanto desde antes... —Entre jadeos Sebastian le susurraba, parecía que el realmente lo deseaba su forma de hablar amorosa y sensual lo delataba. 

 

—Yo te he deseado desde hace unas horas... 

 

Se le burlaba el joven volteando ligeramente su rostro para verlo por primera vez en ese trance lleno de deseo en que estaban atrapados, Sebastian embelesado miraba ese rostro tan hermosamente matizado en ese rubor que lo hacia verse tan adorable como deseable.

 

Sus labios rozaron muy sutil pero no por eso con menos intensidad como el de sus cuerpos rozarse. ¿Mi primer beso? Era el cuestionamiento interno del joven sintiendo los dulces labios de su demonio rozar los suyos. 

 

—Esto no está bien... —Susurraba el ex conde tratando de resistir caer en las redes de la pasión.

 

—No está bien... Porque ya deberíamos estar teniendo sexo y no hablando. 

 

Esas palabras bastaron para frenar los impetus del joven que malhumorado se apartaba. 

 

—Vete... —Dijo sin más arreglándose la ropa no se atrevía a mirarlo, que bajo había caído pensaba al creer que Sebastian sentía algo por el pero al parecer solo quería obtener el placer fisico de un cuerpo virginal, para jactarse de que el fue el primero en corromperlo.

 

—Lo siento, no quise decirlo así. 

 

Sebastian sabía que fue un error decirlo de esa manera porque si sonó superficial, se sentía estúpido por haber perdido esta oportunidad y ahora quien sabe cuando su orgulloso amo se la daría de nuevo se levantaba en medio de un suspiro resignado.

 

En silencio en medio de la oscuridad se quedaron los dos sin dirigirse la mirada, Ciel trataba de recuperar la estabilidad en su cuerpo alterado por lo ocurrido segundos atrás. 

 

—Creo que lo menos que puedo darte es mi cuerpo ya que no pude darte mi alma. Mi virginidad será tuya solo dame tiempo de asimilar todo esto.

 

El ex conde le hablaba en voz baja se notaba como le avergonzaba ofrecerse de esta manera pero era la única forma para disfrazar sus deseos y sentimientos de forma no tan humillante pensaba, su demonio sonreía ante esa provocativa promesa mientras se le acercaba por detrás para abrazarlo.

 

—Te daré todo el tiempo que quieras de todas formas tenemos una eternidad juntos puedo esperar. —Le susurraba en tono cariñoso pero en el fondo anhelaba que no tardara demasiado porque deseaba poseerlo. 

 

Ciel lo conocía tan bien que intuía que parte de lo que decía era mentira pero no era momento de refutarle, se entregaría a él cuando estuviera seguro de que no solo sería un cuerpo en el cual su ardiente demonio desfogara sus ansias. 

 

—Bueno al menos me dejarás darte un beso... —Con una sonrisa le sugería travieso el demonio mayor.

 

—Solo uno y uno pequeño. 

 

Murmuraba Ciel porque de algún modo estar así con Sebastian le aliviaba el alma, la ansiedad de antes se disipaba entre sus brazos. Un pequeño beso se dio entre los dos, sus labios casi de inmediato se separaron en ese sutil roce, el mayordomo sonreía ante su timidez decidió que se prestaría para jugar al "novio romántico" si eso era lo que su amo quería después de todo tenían todo la eternidad para enamorarse.


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