Parpadeó varias veces antes de conseguir ver con nitidez. Se encontraba en su cama, tapado con la sábana y una gasa cubriéndole el brazo derecho, de donde sentía emanar un dolor constante –Lógico cuando alguien se autolesiona, por otra parte–. Supuso que su madre le habría vendado y dejado dormir, pero no recuerda nada de aquello, lo que le hizo fruncir el ceño extrañado por unos momentos, pero se limitó a encogerse de hombros, resignado. Visionó rápidamente la habitación: El cuchillo no estaba allí. Recordó los ruegos de la voz de Baekhyun en su cabeza, aún difusos, pero tan reales que sintió un escalofrío. Y seguramente fuera una idea descabellada, pero no dejaba de pensar en cómo podría volver a escucharle de nuevo. Ya que su vida ahora carecía de sentido, si al menos conseguía tenerle algo más cerca, habría merecido la pena. Dirigió la vista a su reloj de pared. Su madre seguía aún trabajando. “Perfecto” pensó. Se dirigió escaleras abajo, hasta la cocina, sin mucha velocidad ya que aún se resentía por el corte. Una vez allí, abrió con decisión uno de los cajones de la encimera principal, sabiendo lo que encontraría allí.
Pastillas
De todo tipo: Antiinflamatorias, antihistamínicas, antidepresivas, laxantes... Tomó todos los botes que pudo entre sus dedos. Los abrió con destreza, desperdigando las píldoras en la mesa. Llenó un vaso de agua y lo balanceó, tomando aire:
–Veamos... – Cogió cuatro pastillas y las sostuvo en su mano por unos segundos. Las tragó sin pensar demasiado, y en su estómago comenzó un festín de pinchazos que provocaron que se apoyara en la encimera, ladeando la cabeza. Como aún no conseguía llamar a la voz, cogió otro puñado de pastillas, y tomó dos de ellas, masticándolas y esparciendo su sabor por la garganta al tragarlas, haciendo que comenzara a sudar a los pocos minutos y a no distinguir la realidad y la ficción. Alzó la cabeza para encontrarse con un preocupado Baekhyun sentado sobre la fría tabla de mármol:
“Por qué, Channie? Vas a conseguir que te dé una sobredosis. Suéltalas” – Señaló las pastillas que aún sostenía entre sus manos – No entiendo qué es lo que pretendes.
–Baek...- Baekhyunnie... Estás aquí... – Se llevó una mano a la frente, descendiendo luego por el costado de su semblante - Debo de estar ya muy tocado con esta mierda, porque ahora incluso puedo verte…
“Me… ves?” Preguntó el bajito algo sorprendido, saltando de su lugar para acariciar la cabeza del moreno, que llevó una de sus manos junto a la de Baekhyun sin sentir nada, pero sonriendo igualmente, afirmando mentalmente que sería imposible que sus visiones llegaran a un nivel de viveza tal que pudiera tocarle.
–Y estás tan precioso como siempre… – El bajito observó consternado las píldoras, para luego volver la mirada a Chanyeol, que no tenía para nada un buen aspecto.
“Channie, tienes que dejar de hacerte esto” El moreno negó con la cabeza, manteniendo su particular sonrisa en la cara.
–No cuando con ello consigo verte, mi amor – Este consiguió atisbar que su pequeño empezaba a llorar, mirándole desesperado.
“Tienes que luchar por seguir en este mundo” –Inútilmente, pretendió secarle las lágrimas al tiempo que le respondía:
–No tengo razón para seguir aquí ahora que tú no estás – Baekhyun hizo el amago de apretar su mano, atravesándola en el intento.
“Pero… No puedo soportar ver cómo te destrozas por dentro y por fuera” –Ni siquiera supo cómo, pero Chanyeol consiguió aportar seriedad a su voz.
–No se compara con el hecho de que ya no estás aquí. De que ya no pueda besarte, delinear con mis dedos cada centímetro de tu piel. Sentirme dentro de ti. Escucharte decir que me amas. Todo eso ya no va a volver, entonces, ¿qué importa si me hago daño para intentar recuperar una milésima parte? Merece la pena, de todas formas.
“No, no merece la pena. Me niego a seguir viendo esto” Se dirigió hacia las pastillas, intentando guardarlas en sus respectivos recipientes, sin conseguir absolutamente nada “Joder, ¿por qué no puedo impedirlo?” Fue interrumpido por Chanyeol, que se acercó hasta su posición, parpadeando varias veces antes de responder:
–Porque no eres real. Estás en mi cabeza y las alucinaciones no consiguen nada fuera de mi imaginación– Tragó las pastillas que le quedaban en la mano, llevándose consigo una mirada decepcionada de su amante.
“No seré del todo real, pero conseguiré parar esto” Intentó rozar en vano su pecho con los dedos, cuando de repente, Chanyeol abrió los ojos exageradamente mientras miraba al suelo.
-No me… Encuentro… Bien… - Se llevó una mano a la boca, convulsionando ante la atónita mirada de Baekhyun, que gritó desesperado “Ve al baño, ¡ahora!” Y desapareció para cuando Chanyeol quiso volver la vista a él, vomitando en el suelo después.
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Chanyeol era un esclavo del trastorno. Ahora se levantaba todos los días, buscando la manera de encontrarse con Baekhyun de nuevo. Ese día se dirigió al baño, desvistiéndose una vez estuvo dentro. Llenó la bañera hasta el borde, sumergiéndose hasta la altura del cuello. Sabía perfectamente lo que iba a hacer: Cerró los ojos lentamente y, tras inspirar hondo, metió la cabeza bajo el agua. Se mantenía una temperatura tibia, por lo que era agradable al contacto. Tras unos momentos, Chanyeol empezó a notar presión en los pulmones, pero contuvo sus ganas de respirar. Pasaron varios segundos más, y la cabeza le palpitaba, su corazón latía más fuerte, advirtiéndole la falta de oxígeno, pero siguió manteniendo la cabeza dentro, aguardando a su pequeño. “Ya queda poco” se repetía, y era lo único que conseguía mantenerle bajo el agua. Y estaba en lo cierto, porque en su mente comenzó a escuchar de nuevo aquella voz, aunque no sería por mucho tiempo.
“Chanyeol, me niego a seguir presenciando esto. Esta será la última vez que me escuches. Pienso aferrarme al limbo en el que me encuentro. Veremos si así dejas esta locura” Y desapareció de su cabeza nada más pronunciar la última palabra, haciendo que el moreno saliera repentinamente a la superficie, tosiendo con dificultad, e inhalando grandes bocanadas de aire.
Y así fue.
En los siguientes intentos de verle, Chanyeol falló estrepitosamente, acabando por postrarse en la cama, viendo las horas pasar, pensando si acabar con todo sería la mejor solución.