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Cajón desastre por Sh1m1

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#Drarry

 

 

Draco iba todos los atardeceres al mismo lugar, contra todo lo que sabía que era lógico y prudente, corriendo un peligro que si su padre lo supiera estaría encerrado hasta que se hubiera olvidado del color del sol.

 

Pero allí estaba oculto tras unas rocas donde el agua casi no le cubría, y aún así no tan cerca como le hubiera gustado. 

 

Todas las tardes, con la caída del sol, el barco llegaba a aquel pequeño puerto de pescadores. Veía bajar a los tripulantes, pero él solo tenía ojos para uno. Alto, moreno, con unos preciosos ojos verdes y de una sonrisa bondadosa como pocas había podido ver.

 

Su piel se estaba secando rápidamente, no tenía mucho tiempo. Pero quería mirarlo un poco más.

 

Sabía que se llamaba Harry, porque lo había escuchado nombrar por otros. Paladeaba el nombre cuando estaba a solas.

 

Harry, Harry, Harry.

 

Necesitaba sumergirse, sus pulmones eran muy débiles y solo le dejaban respirar fuera del agua pocos minutos cada vez. Pero Draco siempre lo alargaba hasta que el momento llegaba. Hoy estaba tardando más de lo usual, inquieto, su aleta se arremolinaba a su alrededor. Pero finalmente lo hizo, se giró mirando al mar, casi hacia donde él estaba. 

 

 

—Hasta mañana—le decía el moreno al mar. 

 

—Hasta mañana—contestaba Draco, como si esas palabras fueran para él.

 

Un último vistazo a su sonrisa, pero el tiempo se le acababa. 

 

Se sumergió pudiendo respirar con normalidad, emprendiendo el camino a su hogar marino tan lejos y tan distinto al mundo en el que Harry vivía.

 

 

Pero volvería, al día siguiente, y al otro, y al otro.

 

 

Al atardecer siguiente, Draco ocupaba su roca esperando la llegada de Harry pero su barco no llegaba, esperó y esperó entrando y saliendo del agua para poder mantenerse unos minutos más.

 

El barco no estaba, y lo supo, algo había pasado. El mar lo tenía prisionero.

 

Sabía que aquello podía ser realmente peligroso, los de su especie tenían completamente prohibido ir a esas zonas donde los humanos pescaban. Pero Harry estaba allí, y le necesitaba.

 

Nadó a toda velocidad, sus músculos tensos y endurecidos hasta que llegó al lugar que su pueblo más temía. La noche era oscura y el fuego se veía con claridad.

 

Harry.

 

Nadó buscando a los pescadores hundidos encontrándose con los cuerpos flotando de los demás pescadores. Ninguno era Harry.

 

Lleno de miedo gritó, su voz fuera del mar era aguda y difícilmente humana, pero él había pronunciado su nombre incontables veces. 

 

Escuchó un ruido, un chapoteo y lo vio, agarrado escasamente a un bidón de pescado. Era él, estaba seguro. Nadó entre los restos hasta que llegó a él.

 

Le sostuvo buscando su respiración, y  suspiró aliviado, respiraba. Completamente exhausto pero vivo.

 

Lo abrazó con fuerza y le besó, dándole el escaso oxígeno de sus pulmones. 

 

Parecía reaccionar, se separó un poco y lo notó moverse contra su cuerpo. Tenía que llevárselo de allí, estaban muy lejos. Se sumergió sosteniéndolo con sus brazos en el exterior. Y le volvió a pasar todo el oxígenos posible. Esta vez abrió los ojos. 

 

Sus bonitos ojos verdes le estaban mirando desenfocados.

 

—Hubo una explosión, todo saliendo ardiendo.—Le costaba hablar, miró al rededor, y vio los cuerpos flotando—Los chicos, los chicos.

 

Pero Draco le retuvo cuando quiso ir hacia ellos.

 

—Déjame, tengo que ayudarles.—Draco negaba con la cabeza, pero Harry quería ir.

 

—Harry—dijo con su voz marina.

 

El moreno lo miró fijamente dándose cuenta de que él no era humano. Pero Draco no le dio tiempo de reaccionar.

 

—Harry...—repitió dejando embobado al humano. Señaló el horizonte, más allá donde estaba el puerto y su pueblo humano, allí es donde tenía que ir. El mar solo lo devoraría.

 

—No...

 

—Harry.—Volvió a señalar hacia más allá.

 

Lo arrastró unos metros, y otros más, hasta que notó como el moreno no oponía resistencia.

 

El camino fue duro, porque Harry no podía respirar bajo el agua y Draco no podía aguantar mucho tiempo fuera de ella.

 

Pero finalmente llegaron a la costa, ambos completamente exhausto.

 

Le dejó en el puerto, pero Harry le agarró de la mano antes de que se fuera.

 

—Gracias, me has salvado la vida.—Su bonita sonrisa cansada era para él, solo para él y Draco también sonrió—¿Cómo te llamas?—Pero Draco tenía que irse, cuando llegara iba a ser duramente castigado—Dime tu nombre, por favor.

 

—Draco—dijo lo más suavemente que pudo.

 

—Draco—repitió Harry—. Gracias, Draco.

 

 

Draco no pudo ver la luz del sol ni de la luna hasta mucho tiempo después, pero en su mente Harry repetía su nombre y él soñaba con el suyo.

 

Volvió el primer día que fue libre, oculto pero mirando al puerto. Pasó mucho tiempo pero una figura oscura apareció en el mismo lugar que él le había dejado aquella noche.

 

Miraba al horizonte, y supo que era él, era Harry. Miraba más allá como si buscara algo, y Draco temblaba de emoción por poderle ver de nuevo. 

 

—Hasta mañana, Draco—escuchó que decía Harry y se despedía del mar por ese día.

 

—Hasta mañana, Harry—sonrió sumergiéndose lleno de emoción.

Notas finales:

Siempre quise escribir algo sobre sirenas.


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