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Cancion de un pajaro enjaulado por diclonius

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Notas del fanfic:

Despues de un descanso ya estoy lista para volver!

Notas del capitulo:

Primer capítulo espero que lo disfruten

[Itachi]

Desperté removiéndome entre las sabanas, no me costaba levantarme temprano, pero que me gustara hacerlo era algo muy diferente.

Finalmente me levante y me metí  a bañar, el calor del final del verano y la humedad del inicio del otoño, eran una combinación muy indeseable y lograban que mis ganas de ir a pasar mi día, metido en una escuela rebosante de pretensión e hipocresía mal disimulada, se volvían una molestia más grande de lo que eran usualmente.

Iba a la Universidad SM, una de las más prestigiosas, con programas completos y un nivel académico casi inhumano. Yo estaba becado en esa escuela, ya que sus honorarios eran casi tan altos que su prestigio. Recibir una beca en dicha institución era casi una leyenda, pero nunca había tenido problemas en lo que a nivel académico se refiere, de hecho, incluso recibí una carta de recomendación para esta escuela. Pero una vez dentro a pesar de que mis estudios van sin problemas y mantengo el promedio más alto de mi clase, los rumores sobre como logre lo imposible no tardaron en esparcirse como los piojos en un jardín de niños.

Salí del baño con el monótono uniforme ya puesto, solo un Gakuran negro. Desayune nada más que un tazón de cereales con fruta, me colgué mi morral en el hombro y camine hasta la estación de tren. Llegue, tome el primer tren de la mañana y llegué a la escuela una hora antes de que a los demás se les ocurriera siquiera aparecerse por allí. Fui sin ganas hasta el salón, me senté exactamente en el mismo lugar de siempre, junto a la ventana, y coloque mi mochila a mi lado evitando que a algún alma distraída por el sueño tuviera el infortunio de sentarse al lado de la zorra número uno de la academia SM.

Así era, los rumores no fueron algo original y creativo como “Itachi es un doble espía ruso/americano que se infiltro en nuestra escuela como un prodigio para obtener información de un posible terrorista” o “Es un chico genio de la DEA  y ahora está en medio de una misión encubierta para desenmascarar una franquicia de drogas”, no, el rumor era el viejo y trillado argumento que todos los mediocres usaban para no sentirse como tales y justificar de forma denigrante el éxito de los demás “Itachi le abrió las piernas a los directivos de la Academia y por eso entro…” sabía que muchos de ellos eran niños ricos, con buenos promedios y la creatividad de un escarabajo aplastado. Sabían de memoria los primeros 30 dígitos de pi, recitaban sin problema los textos de Foucault, sabían todo lo relacionado con las leyes de la física reales y teóricas, sabían describir en detalle cada método de pintura que existía, pero pedirles una idea original y fuera de lo usual, algo creativo, espontaneo o simplemente una frase sin pensarla y sus programados cerebros se apagaban como una vela en una ventisca, demostrando que no era más que lindos y bien calibrados robotitos, esperando ansiosos por ocupar el lugar asignado que sus padres les reservaron desde que nacieron con una vida completamente monótona bañada en oro. A veces envidiaba lo fácil que tenían las cosas, pero cuando pensaba que para tenerlo tendría que renunciar a ser una persona y pasar a ser un elegante y funcional adorno, mi envida se convertía en una mezcla de lastima y alegría. Alegría porque no estaba en su lugar, lástima porque mi único amigo estaba en la misma situación. Shisui Uchiha, él era de una de las ramas inferiores de la famosa familia Uchiha, ya que no nació del heredero directo su talento fue ignorado y ahora a pesar de que invierten en que venga a esta prestigiosa escuela, no obtendrá más que un puesto de supervisor en la renombradas Uchiha Inc. La familia Uchiha era mucho más grande de lo que se veía en los medios, y la mayoría éramos personas inteligentes, aunque algo vanidosas. Y si me incluyo, porque yo Itachi Uchiha, formaba parte de esa familia.

Al parecer esta gran familia, tenía la tradición de ignorar a su sangre de forma regular. Pero la verdad hacía mucho tiempo que había dejado de importarme, incluso negaba mi parentesco con ellos cuando alguien notaba que portaba el renombrado apellido.

Mis errantes pensamientos fueron interrumpidos por alguien que se sentó de forma brusca a mi lado. Voltee aturdido, solo para encontrarme a la única persona a la que no me daba asco ver.

_Shisui- dije con una sonrisa ladina – ¿No deberías estar en tu clase?- dije mientras él se recostaba sobre mí con la misma sonrisa ladina. Creo que es algo de familia.

_Debería, pero cuando el coeficiente intelectual y conocimientos del tema de tu profesor son muy inferiores, la clase se vuelve aburrida- dijo con bravuconería fingida, el actuaba altanero y algo bravucón pero la verdad es que era muy noble y odiaba a los hostigadores,  no sé si era una especie de armadura o solamente lo hacía para verse genial.

_Si tú lo dices- dije recostando mi cabeza sobre la de él. Shisui cursaba su tercer año en ingeniería electrónica, yo cursaba mi segundo año en administración de empresas. Nos conocimos durante mi primer año ya que ambos solíamos usar el salón de música en el almuerzo cuando está vacío. No tardamos en deducir que éramos parientes y con el tiempo nos volvimos amigos, además de que  aun antes de conocerme, también consideraba que los rumores sobre mí, eran un cliché muy estúpido.

A penas el reloj marco diez minutos para la hora de entrada, entro el enorme grupo de estudiantes que, como bien adiestradas hormigas, se distribuyeron simétrica y parejamente en los asientos, evitando sin disimulo voltear a verme o sentarse en los asientos a mi lado. Esa hora también fue la señal de Shisui de salir, quien me despidió con un abrazo, casi como queriendo ver la reacción de los demás, y salió caminando con las manos en los bolsillos con esa expresión tan característica que pone cuando, en sus palabras, “ve bailar a los monos”.

Cuando la hora fue exacta, el profesor Hashirama entro con la solemnidad que siempre desprendía, dio un formal saludo y comenzó su clase sin desperdiciar ni un segundo. Pasados 13 minutos de la hora de entrada, alguien abrió la puerta. Todos volteamos a ver a ese chico con cabello azul y dientes puntiagudos. El profesor Hashirama lo siguió con la mirada molesta y el ceño fruncido, pero no dijo ni una palabra, una vez que dio un paso dentro, mi vista volvió al pizarrón y comencé a ignorarlo, hasta que tuve un enorme deja vú, sentí como se sentaban dejándose caer a mí lado.  Pero esta vez no era Shisui, voltee a ver a ese peculiar muchacho con la sensación de ya haberlo visto antes…

_ ¿Kisame?- dije para mí mismo en un hilo de voz.

Notas finales:

Gracias por leer, espero que les haya gustado, nos leemos pronto~


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