Itachi abría con las manos temblorosas la puerta, mientras que detrás de él, Kisame miraba con detenimiento cada uno de los movimientos del moreno.
Cuando por fin logro insertar la llave en la cerradura, respiro profundo y abrió la puerta tratando de aparentar normalidad. No solo era la primera vez que invitaba a alguien que le gustara a su casa, era la primera vez que invitaba a alguien, punto.
[Itachi]
_Pasa…- dije esforzándome porque mi voz no dejara en evidencia que me encontraba algo nervioso. No es que esperara que algo pasara, pero cada situación era nueva para mí a partir de ahora.
_Debo admitir que esperaba un desastre, pero veo que el gran Itachi Uchiha es perfecto en cada sentido- dijo colgando su chaqueta en el perchero.
_ ¿Lo dudaste?- dije levantando una ceja de forma divertida.
_ ¿Y que si lo hice?- dijo acercándose a mí, fingiendo una actitud amenazante, di un paso hacia atrás note como mi espalda choco contra la mesa, las manos de Kisame se apoyaron sobre ella rodeándome. -¿Qué harás al respecto Uchiha?- dijo clavando sus ojos en los míos.
_ ¿De verdad quieres enterarte Hoshigaki?- solté mientras mis manos rodeaban su cuello, de repente todos los nervios se convirtieron en deseo. Deseaba tenerlo más cerca de mí, sentir sus manos rodeándome, sus labios besándome, su cuerpo abrazándome.
_Sí, quiero- dijo al fin, deformando la cara con altanería.
Me acerque a sus labios lentamente, Kisame se esforzaba por no sonreír. Alargue cada milímetro entre nuestros rostros hasta ver algo de impaciencia en él. Roce nuestros labios, me acerque un poco más hasta sentir su aliento y el mío fundirse en uno solo. Y cuando él estuvo a punto de cerrar los ojos, sonreí con malicia y me aleje de él. Me miro confundido.
_ ¿Volverás a dudar de mí?- dije con algo de coqueteo en la voz. El rio bajo, sin dejar de rodearme aun con sus brazos.
_Nunca te creí capaz de provocar así- dijo con una amplia sonrisa, esta vez él se acercó y unió sus labios con los míos. Un beso lento, mientras nos besábamos, en mi cabeza todavía intentaba entender como fui capaz de hacer lo que hice hace solo unos segundos, era como si al estar con él, mis perfectamente afinadas emociones, se volvieran una montaña rusa fuera de control.
De pronto, mientras me encontraba perdido en mis pensamientos, me tomo con firmeza de los muslos y me levanto hasta sentarme en la mesa, se metió entre mis piernas, se pegó más a mi cuerpo y sus manos empezaron a acariciar mis muslos. El beso, se había vuelto completamente desenfrenado, nuestras bocas se devoraban con ansiedad, mis manos se aferraban a su espalda, sentía como me quedaba sin aire y aun así no quería separarme de él.
Una de sus manos intento meterse en mis pantalones, entonces mi cuerpo reacciono, lo empuje y lleve instintivamente mi mano a mi boca.
_ ¿Qué haces…?- murmure con la respiración aun agitada.
_ ¿No es obvio?- dijo mientras se incorporaba. Se acercó a mí, pero puse mi mano en su pecho para mantener algo de distancia. -¿no dijiste que me dejarías enseñarte?- dijo con seriedad.
_No me refería a eso- dije mirándolo con firmeza. Él dio un paso hacia atrás, y exhalo con algo de decepción.
_Supongo que no te gusto lo suficiente- dijo rascándose la nuca y mirando el techo.
_No es eso…- dije agachado la mirada, pero sintiendo como sus ojos se clavaron en mi interrogantes. –No es que no me gustes, es que…- pase saliva –Apenas hace unas horas dijiste que te gustaba- mi voz se atenuaba con cada palabra. –Ni siquiera estoy seguro de que estemos saliendo- la voz me temblaba –lo que quiero decir es que…- inhale y lo deje salir –No estoy listo para algo así- dije finalmente, escuche un suspiro y luego sentí la mano de Kisame acariciar mi cabello.
_Tonto- dijo de forma divertida, levante la mirada molesta, para encontrarme con su media sonrisa –creo que al final, hasta tu puedes dudar- dijo mientras dejaba salir una leve risa.
_Cállate- dije fingiendo molestia y tratando de esconder mi media sonrisa.
_ ¿Cuándo comenzó a llover?- soltó Kisame con sorpresa, mire en la misma dirección que él y efectivamente, por la ventana se podía ver una intensa lluvia cayendo, estábamos tan embelesados que ni siquiera la habíamos notado. –Creo que esa es mi excusa para quedarme esta noche- susurro a mi oído mientras estaba distraído viendo las gotas por la ventana, me sobresalte.
_No hagas eso- dije algo molesto, el sonrió divertido.
_ ¿o qué?- soltó intentando provocarme.
_O dormirás en el sofá- dije, el rio con fuerza, yo también reí.
_ ¿Realmente me haría dormir en el sofá con esta lluvia?- dijo mientras me abrazaba por la cintura y ponía cara de cachorrito regañado.
_Lo haría sin una pizca de lastima- dije fingiendo molestia, el me abrazo más.
_ ¿Te resistirás a la idea de dormir en mis brazos?- murmuro en mi oído poniendo la voz grave, delatando que ya sabía mi debilidad. -¿a qué te mime por la mañana?- continuo, sentía como mis piernas empezaban a flaquear.
_ ¿Seguro que soy yo en que no lo resiste?- solté enfrentando su mirada.
_Yo no lo hago- dijo con honestidad, besando mis labios con cuidado.
Al final, ninguno tuvo que resistir. Luego de prestarle ropa para dormir, nos acomodamos en mi cama, solo era de una plaza, pero lo tomamos como excusa para acurrucarnos aún más. Dormí toda la noche sintiendo sus posesivas manos rodear mi cintura, y escuchando los calmados latidos de su corazón.
Por la mañana sonó mi molesta alarma, estire mi brazo para apagarla, pero otro brazo llego antes que el mío. Abrí somnoliento los ojos y me encontré con la típica media sonrisa de Kisame, mirándome fijamente.
_Buenos días- murmuro, para luego besarme. Yo solo pude atinar a sonreír.
_Buenos días- respondí con timidez.
Ambos nos levantamos de la cama, yo saque mi uniforme del armario y lo deje sobre la cama.
_ ¿Te molesta si tomo un baño?- pregunto el peli azul, mientras se desperezaba.
_claro que no, pero hazlo rápido, no hay mucha agua caliente.- dije con aire de broma. Él se me acerco por detrás y me levanto por la cintura.
_Podríamos bañarnos juntos- dijo con perversión.
_Degenerado- dije con seriedad fingida. Me bajo y entro a bañarse, yo fui a preparar el desayuno. Me sentí un poco avergonzado ya que mi heladera estaba casi completamente vacía. Solo prepare té y café, por lo que recordaba, Kisame prefería el café. De alguna forma ese ambiente me gustaba, e involuntariamente el pensamiento de querer que hacia sea siempre me invadió.