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Cancion de un pajaro enjaulado por diclonius

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Notas del capitulo:

Capítulo 2 espero que lo disfruten~

La clase siguió su curso sin otra interrupción, aunque para Itachi era casi imposible acostumbrarse a tener a alguien sentado a su lado.

Kisame había sido su compañero en la secundaria, no podía decir que habían sido amigos, pero habían hablado unas cuantas veces. El moreno recordaba que Kisame vivía con su madre y eran una familia de clase media-baja, verlo en esa escuela era algo realmente inesperado, si bien tenían un nivel académico aceptable para la prestigiosa institución, no tenía los recursos para asistir y modestia aparte, no creía que hubiera entrado con una beca. Entonces ¿Cómo habrá llegado el peli azul allí?

[Itachi]

Realmente no le daba demasiadas vueltas, pero debía admitir que me daba cierta curiosidad.

La clase finalizó, el profesor Hashirama recogió sus cosas y se fue con un simple gesto de mano, en forma de despedida.

_Así que los rumores eran ciertos- dijo Kisame, mientras se estiraba en su asiento como un gato recién levantado.

_ ¿Rumores?- dije volteando ligeramente y encontrándome con la mirada de reojo del peli azul.

_El gran Itachi Uchiha consiguió la legendaria beca en la universidad SM- dijo con burla –Eso decían todos cuando terminamos la secundaria- dijo sin apartar la vista de mí.

_Ja así que aun después de irme seguían hablado de mí- dije con un dejo de altanería, Kisame sonrió ladino.

_Realmente no has cambiado Itachi- dijo golpeando suavemente mi hombro.

_Por lo que veo tu tampoco Kisame- dije con una sutil sonrisa.

Las demás clases siguieron como una aburrida película que ya había visto. Tomaba apuntes más por complacer al profesor que porque realmente los necesitara. Y casi como si el tiempo se apiadara de mí, llego la hora del almuerzo. Junte mis cosas y camine de forma lenta hacia el salón de música. De alguna forma en este lugar lleno de reglas y paredes grises, el enorme piano jade que descansaba en una de las opacas esquinas del gran salón de música, parecía ser el único vestigio de vida que aún se esforzaba por prevalecer.

Entre al salón con familiaridad, deje mi mochila a un lado del piano, me senté en la banca y levante con cuidado la tapa. Inhale profundamente y deje que mis dedos acariciaran las teclas con libertad, sin partituras, ni instrucciones, solo yo y las notas que flotaban en el aire. Comencé a cantar, improvisando la letra en mi mente, seguí unos breves minutos hasta que simplemente me quede sin palabras que cantar, en cuanto toque las ultimas notas en el piano, unos suaves aplausos llamaron mi atención.

Voltee y me encontré con Kisame, ahí de pie viéndome con una media sonrisa. No me molestaba que estuviera ahí, no es como si mi gusto por la música fuera un secreto, pero no esperaba verlo precisamente a él.

_No recordaba que cantabas- dijo acercándose a donde estaba sentado.

_No creo haberlo comentado- respondí, sentándome en su dirección. -¿Qué haces aquí?-dije intentado suavizar la voz, para que no sonara como una queja.

_Solo quería fumar- dijo enseñándome la cajetilla de cigarrillos –Y supuse que aquí no habría nadie, pero no te molesta ¿o sí?- dijo mientras se ponía uno en la boca.

_Para nada- de hecho, me desagradaba bastante el olor del tabaco, pero estaba acostumbrado a él.

Kisame abrió una ventana, se sentó en el marco y encendió su cigarro. Me miro como si quisiera preguntarme algo.

_Itachi, ¿Estas triste?- me pregunto de repente dejándome atónito.

_ ¿Por qué lo estaría?- dije sin recordar haber hecho nada que le diera un motivo para pensar así.

_La canción que cantabas, sonaba bastante triste- dijo, la canción que cantaba en realidad solo hablaba de cosas aleatorias, así que no comprendía lo que él decía. –Bueno, no triste, más bien sonaba como solitaria, como si estuvieras atrapado y cantaras para ser libre- de pronto, sentí como si algo dentro de mi golpeara.

Nunca me había sentido tan leído por alguien, él había descripto a la perfección lo que sentía en ese momento, casi como si pudiera ver a través de mí. Agache la mirada.

_Quizás o quizás solo eres muy dramático- dije a modo de broma, el rio un poco, yo también reí. Y ese pesado ambiente que se había creado, se desvaneció en un instante.

_ ¿No almorzaras?- pregunto mientras sacaba de su mochila su caja de almuerzo.

_No, no tuve tiempo de prepáralo esta mañana- dije para no admitir que ese mes habían subido el alquiler y me pagarían recién la otra semana.

_Ten- dijo ofreciéndome un onigiri de su caja. –Si sigues perdiendo peso, vas a desaparecer- dijo mientras señalaba como mi Gakuran me quedaba ancho en la cintura.

_Gracias- dije mientras aceptaba la bola de arroz, cuando le di un mordisco se me hizo agua la boca, eran de tomate y estaban exquisitas. –Están muy buenas- dije aun con un poco de arroz en la boca.

_Lo sé, yo las hice después de todo- dijo con orgullo, nunca imagine que el supiera lo que era una olla, mucho menos que cocinaba así de bien. Fue una grata sorpresa.

Almorzamos en silencio, uno de esos silencios cómodos, en los que simplemente disfrutas la compañía del otro. Era extraño, nunca nos llevamos particularmente bien en la escuela secundaria, pero se sentía como si fuéramos amigos. Me alegraba poder sentirme así con alguien además de Shisui.

*O al menos hasta que escuche los rumores sobre mí y me trate como todos los demás* ese pensamiento me desanimo bastante, creo que Kisame lo notó pero no dijo nada, y lo agradezco mucho.

Terminamos de almorzar y volvimos a clases, esta vez él se sentó junto a un grupo de chicos en la última fila, por un instante envidie un poco su capacidad de socializar, luego recordé que ninguno de ellos merecía el esfuerzo de hacerlo y cualquier resto de envidia se esfumo.  

Terminaron las tediosas horas de clases y fui el primero en salir, tenía solo una hora para llegar a mi casa, cambiarme y llegar al trabajo. Cuando estaba por cruzar la entrada una voz me detuvo.

_Itachi- la grave voz del peli azul me detuvo – ¿Vas a la estación?- pregunto con camaradería.

_Si- murmure algo extrañado.

_Vamos juntos- afirmo mientras pasa su brazo por mis hombros. Sonreí de lado y ambos caminamos hacia la estación. No me di cuente de que ese era el inicio de mi caos.

Notas finales:

Gracias por leer, espero que les haya gustado, nos leemos pronto~


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