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Sueño de una noche de verano por gloomyfairy

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Notas del capitulo:

Les dejo el capítulo 3 y espero que les guste.

 

Aún podía escuchar los gritos de Hyoga en mi cabeza. "¡Nada Shun!, sólo lárgate de aquí y no vuelvas", esas palabras desgarraron mi corazón y por mi mente sólo rondaba un pensamiento "Hyoga... ¿Por qué me tratas así?". Las lágrimas habían inundado mi rostro y lo único que quería era que dejara de doler. Sentía como todas mis ilusiones de que todo volviera a ser como antes desaparecían, dejando un gran dolor en todo mi ser. Respiré profundamente y  rápidamente me dirigí a mi habitación, no quería que nadie me viera en ese estado.

Respiré aliviado cuando por fin llegué y aseguré la puerta. Por suerte no me encontré a nadie en los pasillos. "Ya no puedo seguir fingiendo que todo está bien cuando yo sé que no lo está", esto lo pensé mientras me dejaba caer al suelo, arrimándome a la puerta. Empecé a abrazar mis rodillas, ocultando mi rostro lleno de lágrimas, y saqué todo lo que traía dentro. Ya no podía más, cada día el dolor era más grande y aunque había tratado de luchar, simplemente ya no quería ni tenía fuerzas para hacerlo. Dejé que las lágrimas cayeran descontroladas y aliviaran el dolor que tenía. Cuando sentí que ya no me quedaban más lágrimas, levanté mi cabeza y la arrimé a la puerta. "Esto no me ayuda".

Me levanté y me dirigí a la bañera, creí que un baño me ayudaría a apaciguar el dolor. Abrí la llave, mientras se llenaba lentamente empecé a desvestirme. Cuando me metí, noté que el agua estaba un poco fría, esperé a que mi cuerpo se acostumbrara a la tempura y dejé que mi cabeza reposara sobre la superficie de la misma. Conforme la relajación se apoderaba de mí, lentamente me dejé resbalar hasta que mi cuerpo estaba completamente sumergido. Cerrando los ojos empecé a notar como llegaba a un estado de tranquilidad, lentamente parecía que mis problemas desaparecían. Se sentía tan bien, era una sensación liberadora. Cuando sentí que el oxígeno empezaba a escasear en mis pulmones, me reacomodé en la bañera. Me deshice de los gotas de agua que cubrían mi rostro y cuando volví a abrir mis ojos, vi que toda el agua se había convertido en sangre. Di un grito ahogado, mientras me repetía a mi mismo "Respira Shun. Esto no esto no es real. Es otra alucinación". Pero repentinamente todo se volvió oscuro y ahí fue cuando sentí que alguien me tomaba por los hombros y un beso gélido era depositado sobre mi espalda. Ese acto bastó para que mi sangre se helara y me congelara por completo.


- ¿Aún te estremeces al contacto de nuestros cuerpos? Supongo que eso significa que no me has olvidado. Eso es bueno, por que me perteneces sólo a mí y siempre serás mío. ¡No lo olvides! - Al escuchar esa lúgubre voz que recordaba tan bien, sentí como mi mundo se derrumbaba y entraba en un estado de shock.
- No me dices nada, ¿acaso no me extrañaste tanto como yo a ti? - Mi cerebro me decía huye, pero mi cuerpo no reaccionaba, estaba petrificado del miedo.
- No, esto no es real, no es real. No puede ser real. - Empecé a repetirlo en mi cabeza.
- Claro que es real, y te lo voy a demostrar. - Cuando terminó esa frase, sentí como sus uñas se clavaban en mi espalda y me arañaban profundamente. Solté un grito de dolor.
- Extrañaba escuchar tus gritos. Muy pronto volveremos a ser uno, y ya nadie nos va a separar. ¡Siempre serás mío, esa es mi promesa hacia ti!


La luz regresó de golpe y yo seguía siendo presa del miedo, sintiéndome cada vez más débil. Inspeccioné el cuarto y parecía que todo había sido una alucinación. El agua regresó a su estado normal, parecía que todo lo había imaginado. Salí de la bañera y me puse una toalla mientras me dirigía al espejo para ver mi semblante. Cada día estaba más pálido, y las ojeras eran más notorias. Me sequé el rostro y después saqué un poco de base, que tenía escondida, para ponérmela sobre las mismas. Vi mi reflejo nuevamente y mi imagen había mejorado. No era la primera vez que tenía alucinaciones, pero últimamente estas se sentían más reales y vívidas. De hecho aún podía sentir un gran dolor en la espalda, así que instintivamente empecé a inspeccionarla a través del espejo. Ahí fue cuando noté que un gran rasguño se abría espacio, dejándome con la certeza de que fue real, y no alucinación. Me sentí desfallecer y empecé a llorar nuevamente debido al dolor y la impotencia.

Cuando mi cerebro pasó de la fase de autocompasión, el miedo se empezaba a apoderar de mí y un pensamiento llegó a mi mente. "No puede ser. Él regreso y soy su presa. Esa criatura maligna me acecha desde las sombras", pude sentir como mi cuerpo se crispaba desde mi cabeza a mis pies, llenándome de pavor. Lo último que quería era quedarme solo en esa habitación, así que como pude me vestí con lo primero que encontré para empezar mi huida.

Salí tan bruscamente que tropecé con alguien en el pasillo y los dos caímos al suelo.
- Shun, ¿Qué paso?, parece que acabas de ver al mismísimo diablo.
- Hyo… Hyogaaaa... - Extendí mi mano mientras intentaba hablar, pero sentí como mi vista se debilitaba hasta que la oscuridad se apoderó de mí completamente.

***

El ocaso había llegado, mostrando los primeros indicios del anochecer. Lentamente empecé a despertar, y me di cuenta de que estaba en mi cama y las mantas me cubrían. Mi vista se posó en el techo y un pensamiento cruzó por mi cabeza. "¿Cómo llegué aquí?, ¿será que todo fue un sueño, o más bien una horrible pesadilla?". Me reincorporé lentamente y fue cuando vi a Hyoga dormido en un sillón frente a mi cama. "Hyogaa… entonces no fue un sueño", sentí como el miedo se apoderaba nuevamente de mí, pero al mismo tiempo no pude evitar quedar cautivado por la visión que tenía de él en ese momento, se veía hermoso y parecía un ángel. Intentando hacer el menor ruido, me volví a recostar y empecé a observarlo, no quería que se despertara. Su visión me dejó extasiado, sus cabellos rubios adornaban su rostro y podía observar con detenimiento sus hermoso labios.

Conforme examinaba cuidadosamente cada una de sus facciones, no pude evitar sentirme feliz de verlo, él había estaba velando mis sueños. En ese instante, me olvidé de todo y dejé que su belleza me embelesara.

- Siempre he querido probar esos labios. - Sin darme cuenta eso lo dije como un ligero susurro, pero bastó para hacer que Hyoga despertara, desvelando sus hermosos orbes celestes.
- Shun, despertaste. ¿Cómo te sientes? - Mientras decía esto, empezó a acercar a mi cama, nuestros rostros quedaron a escasos centímetros.
- Hyoga… - Sentía como me perdía en la inmensidad de sus ojos y podía sentir como mi alma era acariciada por su mirada.
- Shun, me preocupaste mucho. - Eso lo dijo, tomando mi mano entre las suyas y depositó un tierno beso sobre mi la misma.
- Lo siento, no recuerdo muy bien lo que pasó.
- No te preocupes. Tienes que seguir descansando, yo me quedaré a cuidarte. - Acarició mi mejilla y cerrando sus ojos me dio un suave beso en la frente, pintando mis mejillas de un ligero rojo carmesí. No pude aguantar más y empecé a abrazarlo, dejando que mis sentidos sean inundados por su delicioso aroma; un tanto dulce y maderoso.
- Hyoga, te extrañaba mucho. - Él me correspondió el abrazo, mientras unas lágrimas se escapaban de mis ojos. Estaba feliz de poder abrazarlo.
Cuando rompimos el abrazo, nuestras miradas se volvieron una y sentí como me besaba suavemente en los labios y cerrando mis ojos me entregué por completo a ese beso. En ese contacto pude sentir una gran pureza y amor. - Hyoga, te amo con todo mi corazón. - Lo había dicho, después de tanto tiempo de sigilo, por fin se lo dije. Pero no pude dejar de sentir una especie de deja vu, como si ya se lo hubiera dicho antes.
- Yo también, te amo Shun. - Vi como su semblante se volvía melancólico. - Tienes que descansar, yo te cuidaré. - Cuando terminó la frase volvió al sillón.
Me sentí mal al ver su melancolía y no parecía justo que tenga que dormir en el sillón, así que extendí mi mano, - Quisiera que durmieras conmigo, como antes.
Pude ver la sorpresa en sus ojos, pero luego me devolvió una sonrisa cariñosa y se acostó junto a mí. Sus fuertes brazos me protegían y me sentía a salvo. Me dio un último beso en la frente y los dos nos sumimos en un pacífico sueño.

Notas finales:

Gracias por leerlo!

Cualquier feedback es bienvenido.


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