DÍA 6: Cita perfecta
A pesar de no haber tenido una declaración de película o una sesión de sexo salvaje en la cama, Uchiha estaba feliz por ser correspondido. Menma y Charasuke llevaban una linda relación desde que lograron confesarse. El de ojos color obsidiana daba gracias al cielo de que Uzumaki fuera tan perspicaz como para ver a través de sus intenciones. De haber realizado más de sus planes de conquista seguramente su vergüenza habría sido aún mayor. Sin embargo, aún no habían tenido una cita como correspondía.
Con la declaración lograda finalmente, todo estaba bien, ¿cierto? Tenía que estarlo. Ese fue el pensamiento de Charasuke al intentar convencerse a sí mismo sobre la invitación que haría a Menma. Era su primer cita desde que fue correspondido. Naturalmente quería todo perfecto y a la altura de las expectativas del otro. Con el grado de exigencia típico del joven de ojos azules tenía todo un reto por delante. Consultó, investigó y estudió más que en toda su vida escolar. Cena en un restaurante costoso, paseo por un sitio al aire libre, de preferencia un parque o playa y finalmente, hotel elegante para una noche apasionada.
—¿Es en serio? —preguntó con molestia viendo la pantalla de su celular—. Internet, revistas, televisión y todo cuanto he revisado sigue esa fórmula ―bufó leyendo nuevamente la falta de originalidad.
Ciertamente el plan no le sonaba tan mal. Lo había empleado un par de veces con sus novias anteriormente, pero Menma le arrancaría la cabeza nada más ver sus planes. El bastardo del que se había enamorado tenía por costumbre poner atención a detalles. Muy útil cuando hacía sus coreografías. De esa manera nadie podía acusarlo de imitar o copiar el estilo de otro artista. Pues Menma era muy exigente consigo mismo al planear algo fresco y original. No obstante, eso lo llevó a pensar en que sus típicas tácticas al respecto de la cita perfecta serían predichas con facilidad. Si quería impresionarlo debía atacar usando el factor sorpresa. Algo espontaneo e inesperado.
—Menma —llamó dejando de lado esos pensamientos—. Tenemos que hablar —dijo firme parándose frente al otro. El menor sólo volteó a verlo dejando de lado sus papeles.
—Terminamos ―dijo Uzumaki repentinamente. El rostro de Charasuke perdió el color y temió un infarto por esa palabra.
—No, ¿qué? ¿Por qué? ―preguntó atropelladamente sin entender qué había hecho mal esta vez.
—¿No ibas a decir eso? ―cuestionó el joven de ojos azules con tono monocorde en su voz.
—No, quería tener una cita contigo ―respondió Charasuke de manera firme, pero con las cejas bajadas en expresión de molestia.
—¿Por qué? ―interrogó Menma mirando a su novio con aburrimiento.
—Somos pareja es indispensable, importante, cuestión de vida o muerte ―declaró Uchiha de manera muy melodramática para su gusto.
Aceptó con un simple movimiento de cabeza. Gesto que logró cambiarle la expresión al otro. Charasuke se mostró muy entusiasmado y feliz por su respuesta y de inmediato se fue. Tenía el tiempo contado para hacer algo sumamente especial y único para su pareja. Sin embargo, no le fue muy bien con sus planes. Para el día de su cita estaba como un papel en blanco. En su momento llegó a creer que era buena idea tachar toda idea repetida o cliché. Cuando miró su hoja de ideas todas estaban marcadas en rojo. Esa lista fue larga y muy contraria a la de “ideas originales”, pues la segunda se hallaba vacía.
―¿Y bien? ―preguntó Menma cuando llegaron a un parque.
―Podemos comer algo ―contestó de manera nerviosa mientras miraba a sus alrededores―. Dame unos momentos y encontraré un lugar único con comida que nunca antes has probado.
Sin embargo, no llegó muy lejos pues se vio detenido por la mano morena. Uzumaki fijo sus ojos azules en su persona, provocando una sensación similar a la de una descarga eléctrica. No emitía ninguna palabra. Sin embargo, sintió como si le estuviera diciendo todo sólo con ese acto de sujetarlo. ¿Cómo hacía Menma para leerlo tan bien? Lo atrajo hacia sus brazos y lo rodeo con ellos. El cuerpo de Uchiha se relajó. Todos aquellos temblores de nerviosismo cesaron casi de inmediato con aquel abrazo.
―¿Por qué estás tan nervioso? ―preguntó Uzumaki con una voz tranquila―. Pareciera que en cualquier momento vas a desmayarte.
―Es que… ―habló antes de detenerse para tomar aire―. ¿No crees que deberíamos posponer la cita? ―interrogó con una voz extrañamente apagada y carente de alegría alguna.
―¿Por qué? ―cuestionó sin más.
―No tengo un plan ―confesó decepcionado de sí mismo―. Yo intenté planear algo genial. En serio, lo intenté, pero todo es tan visto. Ya hecho por un montón de películas cursis que odias ―agregó.
―No necesitamos eso ―resolvió restándole importancia al asunto―. Pidamos comida rápida ―sugirió señalando un puesto de hotdogs en el parque.
Menma se llevó las manos a los bolsillos con total desinterés por tener algo impresionante. Estaba con Charasuke a diario. Nada hecho o pensado por él sería sorpresa. Lo conocía tanto como para saber su manera de pensar y por ello, era un libro abierto ante él. Notó sus nervios y miedo por creerlo decepcionado, su sorpresa ante su inesperada propuesta y ahora esa sonrisa relajada. Se lo veía tranquilo y despreocupado como de costumbre. Justo como le gustaba su cabeza hueca. Ambos se sentaron a comer sus hotdogs en una banca mientras miraban a la gente pasar.
—¿Puedo comer tu salchicha? ―preguntó Uchiha en un tono sugerente.
—¿Qué? ―preguntó sorprendido. Había estado divagando acerca de la actitud de su novio y no previo esa pregunta.
—La que está caliente ―señaló su comida a medio comer en su mano.
—Idiota ―reclamó por haber sido tomado por tonto.
—Este idiota querrá postre ―dijo señalándose a sí mismo con una mirada juguetona.
—No estamos en un restaurante ―le recordó fingiendo no entender sus intenciones.
—Un helado ―comentó señalando a algunas personas que pasaban frente a ellos comiendo sus conos―. Vi cierta... ¿Cómo decirlo? Historia dónde comer helado inspiraba pensamientos eróticos en el parque ―dijo jugando con un mechón de su cabello.
—¿Quién se excita con comida? ―interrogó Menma con una mueca extrañada.
—Considerando que a veces gimes "oh sí ramen" , con cara de orgasmo ―se burló Charasuke. Cuando le compraba o preparaba ramen especial solía suspirar de manera que, para él, era erótica.
—Eres un... ―quiso insultar, pero fue interrumpido por un corto beso.
―Gracias ―dijo Charasuke con las mejillas algo sonrosadas.
Uzumaki sólo sonrió antes de negar con la cabeza. Sabía cómo era el otro. Su forma de agradecer era torpe, pero sincera. La cita perfecta no necesitaba ser un cliché romántico. Sólo necesitaba a dos personas pasándola bien junto al otro. Podían ser fácilmente confundidos con dos mejores amigos, pues lo eran. ¿Quién dijo que no se podía enamorar de su mejor amigo y seguir tratándolo como eso de vez en cuando? No era necesario perder sus viejas costumbres para mostrar sus sentimientos. Mientras siguieran sintiéndose cómodos el uno con el otro, todas sus citas serían perfectas.