Los algodones de azúcar regresaron.
Hay colores, risas, felicidad. Todo de un brillante y chillón rosa.
Steve ríe en todo momento, Anthony no regresó a la torre y Pepper le dejó de insistir para juntas en la empresa acostumbrada ya a sus acciones irreverentes. Vella se acostumbró al moreno.
–Anthony… esper-ah… un poco…
Apenas se habían despertado y el moreno no perdió el tiempo al meterle mano. Su bóxer ya va por medio muslo, su camisa está enrollada en su pecho. Anthony lamia o mamaba sus pezones. Una mano jugaba con su miembro y testículos, por momentos se iba un poco más abajo, buscando su entrada, pero apenas llegaba, regresaba.
–Quiero desayunar ya, mi principito.
Un gemido fue ahogado en un beso. Sus manos se fueron al cuello, debía recordar su falta de voluntad con el hombre. Su camisa y bóxer removidos completamente de su cuerpo. Anthony ya le preparaba.
–¡Ah!
–¡Joder! ¡Steve!
El soldado se había venido ante tanta estimulación.
–¡Con una mierda, Steve, quítala!
Steve tuvo que parpadear varias veces para poder esclarecer su mente por el orgasmo. Al hacerlo aguanto la risa lo mejor que pudo, pues por sus gritos Vella los interpretó como si le sucediera algo, yendo a su rescate. Quitando a su supuesto atacante.
–¡Rogers quítala!
–Vella, déjalo ya. –La risa no era contenida, la canina escucho más no lo soltó. –Está bien, suéltalo Vella.
Vella lo dejó para echarse sobre él.
–Odio a esa perra.
Steve soltó la carcajada, Vella no les dejó continuar en ningún momento después de eso.
*
No le sorprendía ver a Fury en su casa, sentado en el sofá y herido, tampoco saber que su casa estaba intervenida porque eso lo descubrió apenas puso un pie en ella. De igual manera, tampoco que su vecina del lado izquierdo sea una agente, eso también lo descubrió semanas adelante. No sólo estuvo en el campo de batalla, por dios, además, ser amigo de un Stark tenía sus ventajas.
Lo único que le sorprendía ahí, era Vella.
Sentada a unos cuantos metros del hombre sin dejar de verlo, con las orejas atentas y las patas traseras para dar impulso a las delanteras.
–No esperaba su visita señor.
–Sí, lamento la intrusión, pero he peleado con mi esposa.
Steve contuvo un suspiro de frustración y fastidio.
Por eso no estaba del todo cómodo con aceptar ser parte de SHIELD o cualquier otra cosa, porque estos daban por sentado que por ser alguien con capacidades diferentes, tu tiempo y espacio pueden ser invadidos como si nada.
–Eso es malo, señor.
Fury se levantó, le explicaba con frases cortas, pero concisas lo que realmente sucedía. Hydra había infecta a SHIELD. Genial, ¿y a él qué?, si sus advertencias fueron ignoradas. Esto, ya no le competía.
Sin embargo, la música puesta para obstruir los micrófonos no terminó ni las primeras notas cuando un misil fue disparado en su casa. Apenas reaccionó, su mente entrando en automático a modo batalla, tomó su escudo, fue tras su atacante, brinco edificios por los techos, peleó en uno y el escudo quedó perdido en algún callejón al ver aquellos ojos tormenta.