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Vella por aries_orion

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Han pasado varias estaciones. Aquel árbol le da el tiempo al realizar lo que su naturaleza le dicta hacer. Ha ido a ese parque cuando no puede sostener más la máscara, la tristeza estaba ganando terreno demasiado rápido. Muchas noches recurrió a las habitaciones de Clint, se acurrucaba en el suelo, en un sofá o en la cama, no había palabras, sólo silencio, a veces canciones de cuna y otras peinaba sus cabellos.

Clint decía que esa guerra le dio un hijo gigantón. Él reía junto a Shuri y la reina.

No volvió a misiones, sólo entrenaba a los nuevos reclutas o ayudaba en lo administrativo. Al parecer Fury no dejó morir del todo a la agencia, pues con lo poco que tenía a su disposición creó otras instalaciones, con un enfoque diferente. De igual forma, Stark metió su cuchara, porque si iban a usar su tecnología, esto sería diferente.

Así que, ahí estaba, desde un punto veía a los cadetes entrenar, escuchaba las pruebas de armas o ayudaba en la logística de algunas misiones. Había días en los cuales se sumergía tanto en el trabajo que apenas tocaba una almohada o una superficie cómoda caía muerto. El sueño se volvió en su droga predilecta.

Una hoja de aquel árbol le regresó de su mundo.

Suspiro derrotado, su libreta tenía un par de gotas, posiblemente la lluvia caería sobre la ciudad, su celular comenzó a vibrar. Un mensaje entró.

Hola avecilla, espero estés comiendo correctamente. Yo estoy bien, por si te lo preguntabas. _ Lobo blanco igual. Steve, cariño… No hay resultados, seguiré buscando. Por favor, cuídate mucho.

–Maldición.

Sabía que no podía seguir así, se repetía las palabras de Anthony cuando pensaba en Vella, pero era tan difícil, su amiga no estaba muerta, sólo desaparecida, posiblemente con una nueva familia.

El nudo ya conocido se instaló en su garganta. Su vista comenzaba aguarse.

Debía parar. Debía cambiar. Debía…, debía…

Debía dejar que su corazón tomara las riendas de su vida o iba a terminar muerto.

 

 

*

No lo hizo, su corazón apenas dejaba que su razón rozara las riendas. Era demasiado difícil. Respirando hondo, recorrió el techo de su habitación esperando que las respuestas vinieran a él, pero lo único que llegó fue un brazo para jalarle contra un cuerpo. Con sumo cuidado se giró sobre su propio eje, la luz de la luna filtrándose por el ventanal le daba la claridad necesaria para ver.

Ahí, bajo sus sábanas y sobre su cama, se encontraba Anthony. Seguía sin comprender al hombre, era extraña y confusa su forma de actuar, pero no por ello le restaba encanto. Con la yema de sus dedos delineo el rostro, los labios, las mejillas, el mentón, la nariz, los ojos y la frente. Su hombre era extremadamente hermoso.

Y así como le tocó, retiró sus dedos.

Se volvió a girar, cerró un momento los ojos dejando que la respiración contraria le tranquilizara. Era una calma bonita, una brindada sólo por Anthony, sólo para él.

Desde hacía varias noches no podía dormir sin importar lo que hiciera, apenas dos o cuatro horas por noche. Era una situación un tanto horrible, pues era demasiado tiempo en el cual no podía hacer mucho para dejar de pensar. Derrotado con sus divagaciones se reincorporo suavemente, jalo la sábana para cubrirse un poco del frío y su desnudez. Anthony se removió, más no despertó.

El paisaje nocturno era hermoso, Anthony le había cedido una de las habitaciones con la mejor vista. Justo hoy se cumplían dos años de la desaparición de Vella. Volvió a ver al cuerpo sobre su cama, esto era una situación completamente loca, por las noches Anthony se introducía en su cama y él como fiel siervo le abría las piernas sin objeciones, no había palabras dulces o caricias. Le dejaba hacer a su antojo.

Al amanecer encontraba las sábanas frías y la cama vacía, otras, veía al moreno vestirse para salir sin hablarle, mirarle o tocarle. Dolía. Esas paredes se volvieron su mundo. Imagina que así se debió sentir Scheherezade, encerrada en una bonita habitación, el día para ella y las noches para él. Aunque ella contaba historias y él permitía un acto carnal. Demasiada diferencia.

Regreso su mirada a la postal nocturna tras el ventanal.

Aquel árbol ha cambiado, él apenas puede con su existencia, sin embargo, se felicitaba porque la máscara ya no pesaba y poco a poco dejaba de usarla, claro, el cambio se notó más nadie se atrevió a decir nada. Quería más de esas noches, dónde Anthony le buscaba sólo para acurrucarlo entre sus brazos, besarlo un poco en la mejilla y su oreja, mimos pequeños antes de caer en el mundo onírico. 

Tomar decisiones era difícil, pero aquello un final tendría, no podía continuar siendo el desahogo de Anthony y este el de él. Deseaba más, no sólo las noches, también el día.

No obstante, debía comenzar por un lado y ese era dejar libre el recuerdo de Vella.

–Adiós Vellabel.

Recargo su frente en el espejo, pero unos brazos le alejaron de ahí. Le llevaron de regreso a la cama para acurrucarlo. Steve se perdió en los ojos caramelo. No hubo palabras. Sólo caricias suaves y lágrimas.

Lagrimas que Steve acumulo sin darse.

Dejar ir era muy doloroso.

 

Notas finales:

Siguiente. ^_^

El que sigue, va a dolor... un poquito... creo. 


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