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Vella por aries_orion

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–¡No puede llevársela!

–No lo hará teniente, esto es zona federal, estatal no tiene jurisdicción aquí.

Todos ahí seguían discutiendo, Steve estaba completamente mudo, era imposible lo que veía. Era inverosímil, han pasado casi tres años. Veía al can, quien sucio, parecía un lobo, con varias heridas sangrantes, una pata doblada y la cola en movimientos frenéticos, estaba echada en la hierba, posiblemente sin fuerzas para continuar de pie, pero si las suficiente para llamarle entre gemidos y ladridos.

–Ve-vella… –La voz le temblaba, las piernas apenas le respondían, se sentía en un sueño. –Oh Vella. –Se hincó ante ella, la canina continuó meneando la cola frenéticamente mientras lloraba para él. –Vella.

No podía pronunciar otra palabra. Su amiga estaba ahí, lastimada, sucia y con los ojos más hermosos que nunca hubiera visto jamás; para esos ojos no había más salvo él. Steve, el hombre, su amigo. La acarició y ella le respondió con lamidas y ladridos suaves, su cuerpo temblaba igual que él.

Sin importar nada, la tomo en brazos, Steve murió de ternura, Vella se dejó hacer. Le lamia lo que alcanzaba de su piel, su cola quieta. Agradece que se hubiera habilitado una unidad canina, por lo cual contaba con un ala médica para los perros.

–Estás en casa. –La beso en el rostro. –Bienvenida a casa Vella.

El alboroto quedó tras su espalda.

 

 

*

Steve se encontraba acostado en los sillones de espera, su cabeza sobre las piernas de James y sus pies sobre los de Amanda. A estado ahí por más de cinco horas, las revisiones, radiografías y demás lanzaron el diagnóstico de cirugía de emergencia. No se ha movido de ahí. Por momentos cae en el sopor del sueño por causa de las caricias en su cabello de parte de James y de las líneas que traza Amanda en sus piernas.

–¿Cómo está?

–¿Por quién preguntas Stark?

Steve no abrió los ojos, pero la voz del dueño de su corazón cortó su caída al mundo onírico.

–Por ambos.

–En cirugía, él está mal.

El soldado antiguo oyó las pisadas de más gente, suponiendo quienes eran continuo con su interpretación.

–Barnes, ¿han dicho algo de la perra? –Sam preguntó, agitado, sospechando, venía corriendo.

–Su nombre es Vella, Wilson, no perra y no, no han dicho nada.

Los demás hicieron algunas preguntas más, James no contestó, Amanda continuó con sus movimientos sobre su pierna, pero estos cambiaron la secuencia, entendiendo el mensaje respiro profundo acomodando un poco mejor su cabeza en los muslos contrarios.

–Cállense. –El mandato en la voz de su hermano les hizo saber porque ostentaba el cargo militar y fue líder del equipo más peligroso de Hydra. –No sé qué pintan ustedes aquí, amigos de Steve no son, por lo que sé y he visto, le han dado la espalda en la búsqueda de Vella. Si lo conocieran como se jactan de serlo ahora, no harían tanta pregunta estúpida.

Steve quiso reír. Su  hermano era único.

–Ahora, Clint, haz el favor de desalojar a tanto soldado de esta sala y por favor, avisa de esto a sus majestades, deben estar preocupados, sobre todo Shuri.

James daba golpes certeros sin necesidad de mover un músculo y el silencio que aconteció se lo confirmó. Le deberá una cena por ello.

–James, sabes cómo está Vella. –El sonido de un beso se escuchó por el lugar. –Hill se quedó con el perrero y los estatales, al parecer Vella hizo un poco de alboroto. –La voz de Rumlow se escuchaba fastidiada y un tanto pesada.

–No esperaba menos de la mascota del vándalo. ¿Y ustedes qué? Largo. –Las pisadas  alejándose con pequeños murmullos le dejó respirar. –¿Y tú qué Stark?

No hubo respuesta. Steve supuso que Anthony se habría ido, sin embargo, una respiración chocando contra su oído le dijeron lo contrario.

–Sé que estás despierto, mi principito.

El beso en su mejilla le calentó el rostro y aceleró su corazón, hacía mucho no escuchaba aquel mote. ¿Eso significaba que Anthony les daría otra oportunidad? Dios, Vella no llevaba ni unas horas con él y ya hacía milagros. Importando poco su actuación, se levantó apenas escuchó los pasos del moreno alejarse, su mano alcanzó el brazo contrario. Anthony se giró ante su acción, observando su pequeña sonrisa en los labios, perdiéndose en esos pozos miel.

–No te vayas.

Anthony le observó por varios segundos inmóvil, su mirada era pesada. Steve quería retirarla, ver hacia otro lado o enterrar la cabeza en la panza de James. La mirada de Anthony era fuerte y muy abrumadora. Se ahogaba.

El beso en su frente le desconcertó.

–No me voy.

La sonrisa del contrario le dio esperanza de una galaxia llena de amor.

 

Notas finales:

Uno más y acabamos con este hermoso escrito. ^_^


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