El cubo.
El jodido cubo ha sido robado, Fury le quiere para dirigir a un grupo de personas sobresalientes para recuperarlo y, de paso, enfrentarse a un idiota que se cree el dios de la mentira y el engaño. No le mandó a la mierda porque su máscara de educación está puesta. Natasha le observa desde un rincón, le han pedido traer a cierta persona.
Ha golpeado cuanto saco de boxea a colgado del gancho.
–Solado, ¿alguna idea de cómo tratar al cubo?
No le sintió aproximarse, tampoco llegar. Golpea y la arena se riega por el piso. Deshace sus vendajes en las manos para tomar sus cosas.
–Debieron dejarlo en el fondo del mar.
No espera respuesta.
Camina. Llega a casa y la bribona le salta, ladra y hace el amago de sentarse sobre sus pies. Sonríe, le acaricia. Se tira en la cama y ella viene sobre de él.
–Vella.
Le observa con el hocico abierto. No puede enojarse con ella. Es increíble el tiempo, ella ha dado su último estirón, su cuerpo es largo, grande y fuerte… como el de Anthony.
Ríe negando, el hombre realmente le había tenido paciencia cuando le preguntaba sobre determinados temas o el significado de algunas palabras nuevas. Le atrae, pero no sabe en qué forma. Hace a un lado el cuerpo calientito para bañarse. Pizza y cerveza será esa noche.
Mañana conocerá a su equipo.
**
–¡Es un hijo de puta mentiroso!
La puerta ha sido azotada, prácticamente a soldado. Vella no se le ha acercado. Chica lista.
–Mentiroso, debió reírse de mí desde el centro comercial. Es un- un… ¡puto mentiroso!
Steve en su casa no lleva máscaras, estas se quedan colgando fuera de casa. Vella se ha subido al sofá, sentada sobre sus patas traseras. Steve maldice en los cinco idiomas que sabe, se ha quitado la ropa a tirones. La camisa sufrió más.
–Puedes creerlo Vella, cuatro meses, ¡cuatro! Y el idiota no fue capaz de decirme quién era. ¡Agh maldito!
Esta vez, Vella no le sigue, se queda en el sofá, se ha vuelto su guarida cuando Steve pierde los papeles. Rogers no sabe cómo sentirse, está furioso, dolido y resentido. Anthony Collins no es más que Anthony Stark. ¡Stark, por dios! Es hijo de uno de sus mejores amigos, es el heredero del emporio armamentista Stark. Es un playboy de primera, su vida son excesos y no sabe seguir órdenes.
Natasha tuvo que golpearle apenas le vio entrar con su ropa desaliñada, jugando con sus manos, esa sonrisa de dentífrico y barba de candado. No le miro, sólo le retó con su sarcasmo y preguntas fuera de lugar, hasta el doctor Banner le segundo.
No se quedó después del ataque de Loki por liberarse de su prisión, no escucho el posible discurso motivacional configurado para unirlos. Simplemente se fue a casa, sobrepasado por la situación de Anthony, porque para él era Anthony. Su hombre paciente y tranquilo, el que le ayuda con la ropa, le escucha e intenta reír de sus patéticos intentos de chistes.
–Me mintió Vella. –Se dejó caer a su lado, hundió su rostro en su lomo. –Me mintió.
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Repito, culpa del límite de la página.
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El cubo.
El jodido cubo ha sido robado, Fury le quiere para dirigir a un grupo de personas sobresalientes para recuperarlo y, de paso, enfrentarse a un idiota que se cree el dios de la mentira y el engaño. No le mandó a la mierda porque su máscara de educación está puesta. Natasha le observa desde un rincón, le han pedido traer a cierta persona.
Ha golpeado cuanto saco de boxea a colgado del gancho.
–Solado, ¿alguna idea de cómo tratar al cubo?
No le sintió aproximarse, tampoco llegar. Golpea y la arena se riega por el piso. Deshace sus vendajes en las manos para tomar sus cosas.
–Debieron dejarlo en el fondo del mar.
No espera respuesta.
Camina. Llega a casa y la bribona le salta, ladra y hace el amago de sentarse sobre sus pies. Sonríe, le acaricia. Se tira en la cama y ella viene sobre de él.
–Vella.
Le observa con el hocico abierto. No puede enojarse con ella. Es increíble el tiempo, ella ha dado su último estirón, su cuerpo es largo, grande y fuerte… como el de Anthony.
Ríe negando, el hombre realmente le había tenido paciencia cuando le preguntaba sobre determinados temas o el significado de algunas palabras nuevas. Le atrae, pero no sabe en qué forma. Hace a un lado el cuerpo calientito para bañarse. Pizza y cerveza será esa noche.
Mañana conocerá a su equipo.