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Acepto... ¿En serio? por Aranel Poli

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Notas del capitulo:

Seguimos con el drama mis amores, espero les guste...

-Oh por Dios… él no vendrá- susurró más para sí soltando el ceular dejándolo caer a sus pies así como su corazón, diciendo aquello en voz alta volviéndolo realidad. -Él no va a venir.

-¿Cómo que no vendrá?- preguntó Milo más impresionado que molesto y levantando el celular del italiano. La respiración de Mu se hizo pesada y difícil, se alzó el velo en busca de aire.

-Sáquenme de aquí- susurró tratando de contener el llanto. Los demás no sabían cómo reaccionar, no estaban preparados para esto -¡Sáquenme de aquí!

-Vayan ustedes, yo me encargaré de todo esto- dijo Shaina tratando de poner orden en toda esa pesadilla.

Los chicos salieron del lugar tomando a Mu, quien no podía creer lo que estaba sucediendo. Lo habían dejado plantado, Saga lo había abandonado el día de su boda.

Era una pesadilla y necesitaba despertar.

Subieron a la limusina rápidamente evitando las miradas de los transeúntes. Todos entraron al auto sin decir ni una palabra, no había nada qué decir.

Mu miraba por la ventanilla con lágrimas surcando sus mejillas, pero sin llanto, sin drama, estaba en shock.

El auto se movió unas calles, y él miraba y no miraba por la ventanilla, no había nada allá afuera que pudiera cambiar lo sucedido, pero entonces algo llamó su atención, un auto en sentido contrario. Era el auto de Saga.

-¡Detenga el auto!- gritó al chofer y este enseguida se detuvo. Abrió la puerta observando que el auto de Saga también se había detenido.

Ni siquiera se detuvo a mirar cómo es que lucía, sólo llegó hasta él para darle un golpe en la mejilla. De pronto, sintió que DeathMask lo tomaba por la cintura deteniéndolo -¡Te fuiste! ¡Sabía que lo harías! ¡Sabía qué harías esto!

-Mu, perdóname, me asuste, pero…- decía el griego sobando su mejilla. Su voz se escuchaba descompuesta y lucía arrepentido.

-¡Me humillaste!- continuó Mu peleando con el italiano por soltarse y golpear a Saga.

-Lo siento.

-¡Me abandonaste!

-Perdóname.

-¡Lo hiciste!- Mu le gritaba en medio del llanto, ese que no había dejado salir. Afrodita llegó hasta él para llevarlo dentro del auto y el pelilila  se abrazó a él convulsionando por el llanto.

-Mu, espera, perdón, lo…

-¡No!- gritó Afrodita al punto del llanto señalando a Saga, no permitiría que se acercara a Mu nunca más. Lo metió a la limusina dedicándole al peliazul una mirada asesina antes de entrar al auto y perderse en la carretera.

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-Creí que aún me dolería mucho, no siento nada- susurró Mu envuelto en una cobija. Sus ojos lucían inflamados, pero ya no había lágrimas. Tomó el vaso que tenía frente a él para extendérselo a Shaka, quien tenía una botella de vodka -Quiero un poco más de nada- el rubio le sirvió por tercera vez, mientras Milo y DeathMask lo miraban sin saber qué decir. Aún llevaban sus trajes.

Shaina se había encargado de terminar con la ceremonia y explicarles a los invitados que había ocurrido un problema sin dar explicaciones de más.

Afrodita salió de su habitación con ropa más cómoda, estaban en su casa, era el lugar más cercano y dónde seguro no dejarían entrar al griego si se le ocurría ir. Cuando entró a la sala, miró al pelilila con una media sonrisa.

-Sí, sigo plantado- respondió Mu alzando su vaso y vaciándolo dentro de su boca.

-¿Pero qué es lo que le sucedió? A mí no me comentó nada, se supone que soy su amigo más cercano. Estaba perfectamente bien en la cena- musitó Milo tratando de buscar algo dentro de las acciones de Saga que explicara todo eso.

-Lo sabía cuándo me llamó anoche, lo noté- susurró Mu, negando.

-¿Y por qué no dijiste nada?- preguntó DeathMask sorprendido.

-Me negaba a creerlo, no quería decirlo en voz alta- todos lo miraron con tristeza -Y ahora no tengo donde vivir.

-Quédate aquí- ofreció Afrodita con una sonrisa. Mu negó bebiendo un poco más de vodka.

-¿Para siempre?

-Tal vez debas comer algo- continuó el sueco tratando de hacer sentir mejor a su amigo.

-No tengo hambre.

-Nadie la tiene, Dita- negó Shaka, y tenía razón con todo aquello, comer ahora no estaba en sus prioridades.

-Y mi ropa- soltó llevando una de sus manos a su cabello- No puedo volver allá ¿Cómo voy a recuperar mis cosas?

-Cielo, tengo gente que puede hacer eso y más, lo que tú necesites- dijo Milo sonriéndole.

-¿Un asesino?- todos se miraron marcando una gran línea en sus bocas –Ahora sólo tengo un traje de bodas.

-Tienes la ropa de la luna de miel aquí.

-Sí, Dita, eso es algo- dijo con sarcasmo -Una luna de miel en un romántico hotel mexicano que pagué con mi tarjeta de crédito porque quería sorprender al hombre que me dejó. Gasté mis ahorros en ese viaje.

-Yo te puedo librar de eso, lo peor sucede, diré que alguien murió- dijo Milo restándole importancia.

-¿Y no fue así?- y bebió más vodka mientras sus amigos lo miraban con tristeza, porque no era lástima, había dolor en sus miradas de ver destrozado a su querido Mu.

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Afrodita fue a dormir a Manigoldo mientras los chicos dejaban a solas a Mu por unos momentos. Cuando el sueco salió de la habitación de su hijo, Shaka lo esperaba fuera.

-Dita- susurró haciéndole una seña con la mano de que se acercara. Afrodita lo miró extrañado haciéndole una pregunta muda -Creo que hice algo malo, le dije algo a Saga en la cena del ensayo.

-¿A qué te refieres?

-Fue después de que Aioria apareció. Estaba alterado, Saga se me acercó y le dije algo como “Están locos si se van a casar”, no lo pensé ¿Crees que esa sea la razón de…

-No, no- negó- Saga nunca estuvo de acuerdo con el matrimonio- dijo tranquilizando a Shaka.

-Creo que debo decírselo.

-No, es un mal momento para mencionarlo, mejor otro día.

-Claro- asintió el rubio, de pronto, Milo apareció detrás de ellos con media sonrisa.

-Bien, resulta que no puedo librarlo de la luna de miel, pero iremos todos.

-¿Qué?

-Acabo de comprar los boletos del avión, así que nos iremos a México- sonrió feliz de poder viajar con sus amigos, aunque sea en esas circunstancias.

-Yo no puedo ir a México, tengo un trabajo.

-Tampoco podemos, tenemos a Manigoldo- dijo el sueco hablando por DeathMask.

El peliazul tomó a ambos de los brazos y los hizo asomarse a la sala para que observaran a Mu, quien miraba hacia la nada hecho un ovillo en el sofá.

-De acuerdo, dejaremos al bebé con mis padres- aceptó el sueco, con sólo ver el rostro de su amigo supo que teían que sacarlo de su miseria.

Notas finales:

No olviden dejar sus comentarios.

Besos inmensos!


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