-Esa es la mejor parte de la historia… es Camus de Acuario.
-¡¿Qué?!- gritaron todos realmente impresionados.
-¿Camus de Acuario?- preguntó Shaka bastante sorprendido y no es que fuera la persona, si no que era una persona completamente contraria a Milo.
-El mismo.
-Pero ¿Cómo fue?- cuestionó Afrodita aún impactado.
-Les dije que es mi amigo de la infancia, o al menos un tiempo. Cuando nos reencontramos, hablamos poniéndonos al corriente de todo.
-¿Y cómo es en la cama?
-¡Death!- regañó Afrodita cuando su esposo habló mirando a Milo con una sonrisa haciendo que este se sonrojara.
-Sólo diré que todo ese asunto es… versátil- admitió atreviéndose a responder.
-Vaya- soltó Shaka en un susurro.
-¿Shaina lo sabe?
-No, Mu, no lo sabe- negó tomándose el puente de la nariz –Y eso está volviéndome loco, no sé qué hacer.
-¿Con él es con hablabas cuando llegamos?
-Sí.
-¿Lo amas?
-No lo sé, Shaka- negó de nuevo- Estoy confundido, pensé que amaba a Shaina y de pronto llega un chico con el que tuve mi primer beso y todo se derrumba. Mi cabeza es un lío.
-Y ¿Camus qué piensa?
-Dice que no será mi amante, que Shaina no merece eso- todos asintieron -Él es una gran persona, por eso tampoco quiero hacerle daño estando con ella y seguir con él.
-Entonces tienes que elegir amigo y cuando volvamos a Grecia tomes una decisión- dijo DeathMask tomando el tema con más seriedad mientras Milo asentía con la mirada perdida.
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Regresar a casa no era una sensación tan placentera. Era volver a la realidad, una en donde se encontraba solo, sin sus amigos, dejándole tiempo para pensar.
Un día después, el camión de la mudanza partió dejando todas las cosas en su departamento, llovía. El clima parecía coincidir con su estado de ánimo.
Despidió al chofer y entró a su viejo/nuevo departamento en donde su gato lo esperaba. Los padres de Afrodita habían cuidado al pequeño en su ausencia.
Al mirar todas las cajas hizo una mueca de molestia pensando en todo lo que tenía que guardar. Necesitaba un asistente.
-Oye, Shaka, ¿Tu prima aún quiere mudarse a Grecia?- preguntó un día al teléfono.
Por lo que el rubio le había platicado, June, su prima, había renunciado a su empleo por acoso laboral y ahora la joven no tenía trabajo.
-Sí, creo que sí ¿Por qué?
-Necesito una asistente.
-Yo puedo ayudarte, cariño.
-No es necesario, necesito organizar todo esto y no quiero ver tu cara diariamente- bromeó el pelilila haciendo reír a su amigo.
-¿Y el de mi prima sí?
-Es más soportable.
-Bien, hablaré con ella hoy mismo y, oye ¿Estás bien?- preguntó tranquilo mientras el menor suspiraba.
-Sobreviviré, eso es algo ¿No?
-Cualquier cosa que necesites, no dudes en llamar. Te quiero.
-Lo sé- Mu cortó la llamada y enseguida entró una nueva. Era Afrodita.
-Mu, cielo ¿Cómo estás?
-Sobrealimentando a mi gato para que cuando muera solo, en este lugar enorme, no se coma mi rostro- Afrodita hizo un sonido extraño -Es broma.
-No bromees con eso- rezongó el peliceleste haciendo que su amigo rodara los ojos.
-¿Qué sucede?
-¿Mañana podrías cuidar a Mani? Iré al médico.
-¿Todo bien?
-Sí, sólo es una consulta general ¿Podrías?
-¿Tengo de otra?- dijo el pelilila con una sonrisa. Afrodita sabía que adoraba a su pequeño sobrino.
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-¿Ahora qué vemos?- preguntaba el de Aries desperezándose de la cama del pequeño peliazul. Habían terminado de ver “The Exorcist”.
-Ésta- señaló el pequeño otra película de terror, “It”, ese niño era bastante extraño y todo era culpa de él. Mu asintió tomando la caja, estaba a punto de ponerla en el reproductor cuando escuchó que la puerta se abría.
-¡Papá llegó!- gritó el peliazul y saltó de su cama para ir hasta Afrodita y besar sus mejillas.
Dejaron al bebé viendo la película en lo que el peliceleste servía un poco de té. Mu lo miraba expectante, su amigo lucía nervioso.
-Oye, Dita, ¿Todo bien?
-Estoy esperando un bebé- soltó sin más con una sonrisa nerviosa y con cierta preocupación en su voz. Mu lo miró sorprendido y feliz, sabía cómo se sentía su amigo con eso.
Manigoldo había nacido con tan sólo 6 meses de un embarazo bastante complicado. Estuvo dos meses en una incubadora mientras ellos veían a su pequeño tan frágil, después de eso le habían dicho que otro embarazo sería muy riesgoso y ahora de nuevo estaba en esa situación.